Dilema 7
Fauces inmensas se abrían frente a sus ojos, un pestilente aroma danzando entre la dentadura afilada de la bestia hasta golpear contra su rostro, el corazón dio un brinco hasta sus oídos, tornándose insoportable el no mover un solo músculo de su cuerpo, encontrándose tensado, rígido, no podría pestañear, aunque sus ojos se secaran.
Impactado por la intensidad de los sucesos, Yoongi ni siquiera recordaba su rango, ¿qué más daba si era un Alfa? No podía cambiar con tan poco tiempo y menos con otro lobo que ya se encontraba en posición de ataque. Recordó las palabras de su padre tan pronto el descomunal lobo de pelaje rojizo dio un paso más cerca de él.
Ríndete o pelea, pero decide lo más rápido que puedas. Evitó preguntarse qué pensaría su padre si encontrara a su primogénito tan dócil y dispuesto a morir.
Se permitió cerrar los ojos e inhalar profundamente, despidiéndose del mundo de la única forma que podría hacerlo, intentando calmarse, los dedos de sus manos terminaron hundiéndose con fuerza en la tierra debajo de su cuerpo. Eludiría pelear porque no tenía un motivo para continuar con su aparatosa tragedia, solo deseaba brindarle un merecido descanso a su adolorido corazón. Sería un cobarde, pero esa era la única ruta factible que encontraba.
Haría cualquier cosa por ti, Hobi, pensó, su mirada clavándose en los resplandecientes ojos rojos del Alfa sediento de muerte, las ventanas del alma destilando odio y algo de extraño dolor.
─¡Yoongi!─ el grito repentino le obligó a mover la cabeza, buscando la fuente de aquel desesperado sonido.
Su nombre fue vociferado de nuevo, el sonido volando a través de los inmensos árboles que formaban el bosque dentro del cual se encontraba atrapado con ese lobo. La misma voz pareció distraer al Alfa, posiblemente encantado de poseer una segunda víctima esa noche.
En ese momento Yoongi lo vio, Jeon Jungkook corría en su dirección, avanzando entre los árboles con el pánico cerniéndose en cada uno de sus pasos, su expresión atormentada al deparar en el inmenso lobo que pareció perder todo el interés en el otro Alfa para observar con curiosidad a quien se acercaba.
Min Yoongi no dudó en incorporarse velozmente, dispuesto a tomar una de las patas del lobo para frenarlo, lo que fuera para que volviese a centrar su atención en él. Lo que fuera para que Jungkook consiguiera escapar. Sudor álgido cubriendo su cuerpo al notar como la bestia eludía su toque, impulsándose con las patas traseras para llegar al lado del chico Beta.
Sin lobo, Jungkook no tiene lobo, Jungkook no...
De un salto se encontró sobre sus pies, la adrenalina bombeando sangre a una velocidad alucinante hasta sus piernas para conseguir darle algo de impulso en esa carrera que ahora emprendían por quién alcanzaba antes a Jungkook.
Su cuerpo entero se sacudía, temblaba con fuerza por el intenso sentimiento de terror que le embargaba el solo pensar en ese lobo abriendo sus fauces en dirección al desprotegido muchacho. Si quería ayudarlo en algo debía forzar a la conversión, un acto casi imposible si se tomaba en cuenta que para ello todos los huesos del cuerpo debían romperse y deformarse hasta alcanzar la apariencia de licántropo.
Era imposible siquiera pensarlo. Pero los imposibles no tenían cavidad en situaciones como aquellas, cuando otro de su especie podría acabar con la vida de un chico que no había hecho nada malo en el mundo.
Por más que Jungkook corriera lo más veloz que sus piernas se lo permitieran, el Alfa lo alcanzaría en cuestión de unos pocos segundos más. Con la mente centrada en un solo objetivo, Yoongi avanzó por el bosque detrás de ambos, el dolor más profundo y agudo arremetiendo contra su cuerpo, cada pequeña sección pareciéndole que ardía en llamas, sus huesos siendo engullidos por la transformación a la que él mismo se sometió a voluntad.
Las fauces del lobo se encontraban a unos pocos centímetros de tocar el hombro de Jungkook cuando Yoongi consiguió finalizar la transmutación, su lobo saltando sobre aquel que perseguía al muchacho al mismo tiempo que sus hileras dentadas se clavaban en su cuello, consiguiendo impulsarlo junto a él en la dirección opuesta al Beta.
Enormes lobos rodaron fuera del camino que se dibujaba bajos los pasos de Jungkook, vueltos enteramente mordiscos y aullidos desesperados. Lo mantuvo en la lucha pensar en que, si se dejaba vencer como él deseaba en un inicio, le dejaría el camino libre para ir de nuevo detrás de Jungkook.
No permitiría que dañaran al chico con ojos de cervatillo.
Un aullido lastimero se alzó en dirección al cielo, dirigido a la madre Luna que observaba a sus hijos luchar, incapaz de actuar para frenar aquel bestial acto.
Protégelo.
─¿Yoongi? Madre Luna, Yoongi, respóndeme.
Con un sobresalto, el mencionado abre los ojos de par en par, su boca ligeramente abierta mientras intentaba atrapar algo del aliento perdido por causa del susto. Su mano aferrándose a la muñeca de Jungkook como un acto reflejo mientras el Beta lo sostenía de la misma forma.
Poco a poco la habitación fue tomando forma en medio de la penumbra en la que se encontraban, su vista de lobo acoplándose fácilmente, el rostro preocupado de Jungkook dibujándose frente a él. En silencio, Yoongi intentó normalizar su respiración, tomando lago de aire y reteniéndolo para expulsarlo lentamente.
Solo había sido una pesadilla.
Solo una jodida pesadilla que se había sentido demasiado real.
─¿Te encuentras bien? Estabas removiéndote mucho─ sentado sobre la cama, el chico le examinó de pies a cabeza con la mirada, aunque probablemente él no podía distinguir muchas de las figuras que le ocultaba la oscuridad─. Vine porque te escuché... te escuché aullar.
─Estoy bien─ consiguió articular poco a poco, su mano soltando la muñeca de Jungkook cuando fue plenamente consciente de que el chico no corría peligro.
En el mundo real Jungkook se encontraba intacto, a salvo de cualquier estúpido Alfa enloquecido por la sed de sangre. Solo le relajó saber que se encontraba a unos pocos centímetros de él, nadie le haría daño si se quedaba a su lado.
─Solo fue una pesadilla─ comentó luego de un largo silencio roto por su respiración superficial─. Una de esas que se sienten muy reales.
Le sentaba bien que, al despertar de tan cruel ensoñación, el primero en recibirlo fuera él, de otro modo se hubiese encontrado buscándolo por todos lados en el apartamento.
─Cálmate, estoy contigo, todo va a estar bien─ le prometió inocentemente mientras una dulce sonrisa le estiraba los labios.
Sus ojos resplandecían, justo como en el sueño, pero ausentes de cualquier tipo de temor, lo que fue suficiente para que Yoongi suspirase aliviado.
─¿Vienes a dormir ya o vas a seguir trabajando?─ suelta la pregunta, deseando que fuese lo primero.
Entonces Jungkook se alejó de su lado, levantándose de la cama sin contestar su pregunta. Salió de la habitación de forma silenciosa, dejando la puerta abierta para que algo de la luz de la sala se colara, otorgándole color a pocas de las cosas sobre las cuales se posaba. Escuchó algunos aparatos suspirar antes de finalmente dejar de trabajar hasta que, por fin, el click característico de un interruptos siendo apagado, la cálida luz desvaneciéndose, oscuridad engullendo su alrededor de nuevo. Jungkook cerró la puerta detrás de él, tomándose un poco de tiempo para dirigirse al armario, Yoongi evitó verlo cambiarse a la ropa cómoda que utilizaba para dormir.
Sus ojos se abrieron de nuevo cuando la cama se hundió debajo del peso de otra persona, la calidez humana haciéndose presente al momento en que Jungkook se deslizó debajo de las sábanas junto a él.
Con cuidado, el chico pasó uno de sus brazos debajo de la almohada, el otro cayendo despreocupadamente sobre el torso de Yoongi, acercándolo a él de una forma que resultaba familiar. Era esa misma posición en la que solía dormitar junto a Hoseok los fines de semana, esas noches en las que podían desvelarse hablando de cada pequeño y absurdo detalle de su día.
Sobrecogido por la emoción y los recuerdos, Yoongi se dejó hacer, acercándose él mismo los pocos centímetros que restaban al cuerpo de Jungkook, como si eso fuese a devolverle al amor de su vida. Por lo menos mantenía vivos los recuerdos agridulces.
Sin esperarlo, Jungkook soltó una corta risita a sus espaldas antes de comenzar a tararear una canción desconocida para él, el murmullo que intentaba consolarlo perdiéndose en el silencio al momento en que el chico se dejó mecer por el sueño.
Yoongi se encontraba en el limbo entre dormitar y mantenerse alerta al momento en que la puerta principal fue abierta, voces que, aún susurrando, sonaban divertidas. Ya no podía distinguir lo que fuera que Taehyung y Jimin se encontraban diciendo, y apenas fue capaz de notar cuando estos mismos abrieron con cuidado la puerta de la habitación para echarles un vistazo.
─Creo que es demasiado tarde para un postre─ murmuró el Alfa mientras cerraba la puerta.
─No para nosotros─ contradijo el Omega, sus pasos ligeros llevándolo hasta la sala del hogar.
¡Hey, hey, hey! Un Clearke aquí con el Dilema 7 a una hora nada decente TuT lo siento por eso, inspiración repentina vino hacia mí y no pude esperar más para publicarlo.
¿Qué les pareció este Dilema? Puede que sea muy pronto aún para tener alguna teoría pero ¿Qué les dice el sueño de Yoongi? ¿Creen que podría ser algo relacionado con la Madre Luna? Además, en serio necesitaba escribir una pequeña escena del YoonKook acurrucándose♥
En fin, espero publicar un nuevo Dilema este viernes o sábado, tanto de esta historia como de Dilemas de un Delta (por si les interesa). También espero responder los comentarios pronto T_T perdón por no hacerlo tan rápido.
¡Cuídense mucho y gracias por leer!♥
ΔClearke Al PoderΔ
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