Dilema 2

Decidió que lo mejor sería dar dos golpes a la puerta, nada muy brusco, pero tampoco demasiado vacilantes. Yoongi, algo azareado por los recuerdos de la última vez que se encontró en el apartamento 205 del edificio Vandruya, debió recordarse a él mismo el motivo por el cual atendía al llamado: Kim Taehyung era su colega, su amigo, su mano derecha, aquel que cumplía con todas sus locuras dentro de la empresa.

Mientras la puerta se abría, él recordó al pobre muchacho asustado al que Hoseok había tenido que atender luego del hurto del Alfa. Jeon Jungkook, compañero de piso de Tae, un Beta extraño sin esencia de lobo. Lo recordaba del primer encuentro, cuando debió rescatarlo de que Taehyung, enloquecido por las feromonas de Jimin, casi lo atacaba por primera vez.

Sintió algo de lástima por la situación del muchacho, ahora que la pensaba bien.

─¡Yoongi! ¡Gracias a la Madre Luna!─ Namjoon lo recibió con una sonrisa que destacaba sus hoyuelos, demasiado adorables para un hombre mayor como él era─. Karrell me llamó, parece que las cosas se están complicando en el hotel, todo por la falta de educación de algunos clientes, no saben que deben de respetar a los Gammas de la misma forma que a todos los demás.

Gamma, un rango extravagante si se constataba la única forma de serlo. Yoongi se sentía lo suficientemente mal con él mismo como para pensar en la pésima situación de alguien más.

─Volveré mañana a las... 5 de la mañana, para no quitarte mucho tiempo en el trabajo─ promete, tomando al otro Alfa por los hombros para que ingresara al lugar, tardo poco en colocarse un abrigo marrón que le llegaba a las rodillas, alzando también un pequeño bolso negro mientras se apuraba a la puerta─. Los supresores están sobre la encimera, muchas gracias, muchacho.

Como un huracán, Kim Namjoon salió por la puerta, cerrando con un suave golpe contra el marco.

Cuando comenzó a sentirse abrumado por la cantidad de emociones a las que se había visto sometido durante ese día, Yoongi termina optando por apagar la flama de su dolor buscando uno diferente.

Inhaló profundamente, llenando sus pulmones de la esencia de otro Alfa, lo que sería como millones de diminutos cristales incrustándose en las paredes de su tráquea, un nuevo dolor sentenciando al anterior acompañado de un quejido lastimero.

Probando el aire una y otra vez, Yoongi se interna en la búsqueda de los supresores. Sus párpados comenzaban a pesarle como una clara señal de cansancio. Intentó animarse con la idea de que, mientras más rápido le suministrara el medicamento a Taehyung, antes se encontraría durmiendo incómodamente sobre el sofá de la sala sin el calor de Hobi.

Apretando el embalaje plástico de las pastillas, Yoongi contuvo la oleada de dolor que embargó su corazón por los segundos siguientes.

¿Qué se suponía que debía hacer él ahora?

Prefirió dejarlo ir, no porque no lo amara o porque se sintiese celoso, sino porque lo que menos deseaba en ese mundo terrenal era ver sufrir al que representaba la felicidad de todos días, el único chico que le haría sonreír con solo una mirada, aquel que le llenaba de energía durante las mañanas que compartían juntos, mientras aún se encontraban enredados bajo las sábanas.

Lo correcto era eso, ¿cierto?

Sus pensamientos fueron frenados al colocar un pie dentro del pasillo en dirección a la habitación en la que se concentraban todos los aromas. No se esperaba en absoluto la hostilidad que lo acechaba, un inmenso lobo agazapado en la oscuridad interrumpida solamente por la lumbre de aquella hermosa mirada rojiza, brasas ardiendo con furia incontenible.

Tomando con precaución su celular, apenas debió mover los dedos para que la luz amarillenta bañara a su amigo medio convertido, su hocico alargado, los labios estirados hacia arriba para mostrarle aquellos colmillos que bien podría comparar con cuchillos blancos, si bajaba un poco más la vista se toparía entonces con las patas de un lobo, descomunales garras afilándose contra la duela.

─Taehyung─ murmura el muchacho, acercándose al feroz lobo con la misma soltura de siempre para mostrar quién debía tener el control de la situación en ese momento─. Basta de tonterías, levántate, es hora del supresor. Tengo que madrugar mañana, así que agradecería que fueras el manso cachorro de siempre, ¿bien?

Solo consiguió unos gruñidos bajos por respuesta, los instintos de su Alfa comenzando a bajar del punto racional al animal para encontrarse acorde a los del Alfa en celo. Sabía el peligro al que se exponía si actuaba demasiado dominante en el territorio de otro Alfa, un solo paso en falso representaría un baño de sangre innecesario.

─No estoy de humor, Taehyung─ cede en un susurro que sabe más bien a derrota, sus sentimientos adueñándose de él ahora que su lobo se encontraba más cerca de la superficie─. Acabo de dejar que Hobi vaya a cumplir con su deber de hijo único y tú solo me gruñe. Merezco algo de apoyo en este momento, imbécil.

Con un crujido que se complementaba del sabor a hierro, Yoongi se permitió por primera vez en todo ese tiempo experimentar el fenómeno del corazón roto, trozo a trozo desplazándose por su interior como cubos de hielo.

Tomó la decisión en menos de un instante, cayendo de rodillas frente al otro Alfa, pensando en que lo mejor sería ofrecerle su blanquecino cuello a aquel muchacho desquiciado. Si Taehyung lo mataba no se vería en la necesidad de asistir a una ceremonia de enlace donde terminaría de entregar a su Hoseok. Suyo. Su sol.

─Esto no tiene sentido─ sentencia mientras una solitaria lágrima se escurre, trazando un sendero mejilla abajo.

Comprende que el Alfa frente a él, irracional y dominado por sus instintos, un ser contrario a Taehyung, no quisiera más que arrancarle un trozo de carne, asesinarlo por atreverse a cruzar la fina línea imaginaria que delimitaba su territorio.

Cerrando los ojos, Yoongi gira su cabeza a un costado, dejando al descubierto su delgado cuello impoluto, otorgándole a Taehyung un poder del que solo Jung Hoseok era propietario. O eso antes de dejarlo ir.

Primero fue el sonido de las garras del lobo tintineando contra el suelo mientras se acercaba a él, luego le siguió el aliento fétido que acarició la piel de su cuello con delicadeza. Al momento en que algo frío rozó contra su piel, Yoongi estuvo seguro de que ese sería su final, esperando los tortuosos segundos que transcurrieron hasta que la peluda cabeza de su amigo se posó sobre su cuello, restregándose contra él con dulzura.

Con una dulzura que le recordaba terriblemente al cariño que Hoseok le ofrecía.

Se permitió llorar sin tapujos en ese momento, sus delgados brazos levantándose para aferrarse al cuerpo del lobo sobre él, sus emociones esparciéndose y golpeándolo por todos los bordes de su cuerpo. Las lágrimas trazaron caminos salados hasta su barbilla mientras los pequeños trozos de su corazón se mecían dentro de su pecho.

Parecía que no lo dejarían morir de forma tan sencilla, por lo menos no esa noche.

¡Aquí un Clearke luego de mi corta semana de descanso luego de Dilemas de un Beta!

No sé quién se encuentre leyendo Dilemas de un Alfa en este momento pero, ¿qué les pareció el segundo Dilema de esta historia? Seguimos con nuestro pequeño Yoongi deprimido por Hobi♥ ¿Adivinan en qué Dilema aparece por fin Jungkook?

♥¡Gracias por leer!♥

ΔClearke Al PoderΔ

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