Dilema 18

Todo pareció detenerse mientras Jeon Jungkook tomaba aliento, respirando hondamente. No pasó desapercibido para Yoongi la forma en que sus manos buscaron apoyo, enredados sus dedos en el enmarañado pelaje del lobo.

─Esa noche había salido con Yugyeom del pueblo ─comenzó su relato─. Nos habíamos escapado un poco pasada la medianoche para internarnos dentro del Bosque Sagrado...

«Esperaba que la espesura del bosque los cubriera como un manto verde y gentil para separarlos de la manada. En su mente le imploraba a la Luna que les brindara unos cuantos minutos más, el sería feliz con tener solo unos segundo más al lado del Alfa que le sostenía entre sus brazos, uniéndolo a él, desbordando todo el amor que se contenía dentro de su corazón.

La Luna, desde su trono en el inmenso cielo despejado, secundado por algunas estrellas curiosas, se dedicó a observarlos con los ojos grises llenándose de lágrimas. No podría advertirles sobre nada de lo que el destino tenía preparado para ellos dos.

Un segundo más, suplicaba, uno más.

Su codicia les había cegado totalmente, bajando tanto las defensas de los lobos que ni siquiera fueron capaces de percibir a los otros lobos hasta que los tuvieron sobre ellos. Manos frías y agresivas lo alejaron de los brazos de Yugyeom, sacándolo de su lugar seguro, de su único hogar.»

─El papá y los hermanos mayores de Yugyeom nos encontraron en el bosque.

Yoongi deseó hacer algo en ese momento, mientras sentía cómo el cuerpo del chico se estremecía con solo recordarlo. El pequeño descanso tomado por el Beta fue tiempo suficiente para que el lobo moviese su cabeza contra la mano del chico, reconfortándolo al mismo tiempo en que Jimin y Taehyung se levantaban, acercándose a Jungkook.

Como si todo eso pudiese detener lo que el chico estaba a punto de narrar, como si eso frenara el tiempo lo suficiente para salvarlo de aquel destino.

─Era más que obvio que no estaban muy felices de vernos. Recuerdo muy bien las expresiones, los aromas, la ira que irradiaban sus ojos...

«─¡¿Qué demonios?!─ la voz del padre de Yugyeom llegó hasta sus oídos, reconociéndolo como la persona que se encontraba arrastrándolo lejos del chico.

Hielo cubrió su columna vertebral, extendiéndose por todo su cuerpo en conjunto con un golpe seco de lleno a uno de sus costados, la explosión repentina de dolor creando un coctel de sentimientos dentro de él. Se encontró recostado sobre su vientre al minuto siguiente, el pasto y la tierra brindándole un poco de compasión con su tímido aroma.

Todos sus instintos gritaban que alejara lo más rápido que sus piernas soportaran de ese lugar. Su sentido de la estimativa activándose y encendiendo alarmas por todos los rincones de su mente, cambiando su deseo vehemente de permanecer al lado de un Alfa que no le pertenecía.

Una de sus piernas de dobló con la intención de hacer de soporte suficiente para impulsarse y correr, cuando otro golpe asestó contra su espalda baja, manteniéndolo con firmeza contra la tierra húmeda por sus lágrimas y el rocío.

Palabras disonantes acompañaron a la brisa nocturna mientras el dolor le recorría de pies a cabeza, sus terminaciones nerviosas activándose con el más mínimo roce.

Reconoció manos, aromas, la falta de aliento, el césped meciéndose frente a él y el dolor por cada espacio desnudo de su cuerpo. Palabras y más palabras, voces distorsionadas por el terror, por los golpes irascibles que tenían como objetivo su cabeza. Se mantuvo callado mientras el abuso fue consumado, mientras los lobos que les habían descubierto terminaban de derramar su rabia sobre él.

Mientras el veneno de su manada terminaba de ser absorbido por su débil cuerpo de 16 años.

Cuando las voces cesaron, se dejó caer de nuevo contra el césped, la extraña sensación de retazos de su ropa y la fría tierra pegándose a su cuerpo. Temblaba, no sabría explicar el motivo principal por el cual lo hacía, pero no podía dejar de temblar, su primer instinto ordenándole que adoptara la posición fetal sobre él mismo, demasiado tarde para cubrirse de los golpes y...

─...─ un insulto que no podía distinguir, aunque los sonidos comenzaban a definirse─... Esto es lo que hacen los Omegas por nosotros, niño Beta.

¿Alguien estaba llorando cerca de él?

¿Él estaba sollozando tan fuerte?»

Una solitaria lágrima cayó por el ojo del lobo, escabulléndose de la vista de los otros tres muchachos, aunque dos de ellos lloriqueaban sin intenciones de ser silenciosos. Resultaba un poco irónica la forma en que Jungkook los consolaba a ellos, tomando en cuenta que él había vivido lo peor.

A Yoongi le sorprendió un poco, también, que ninguno de esos dos muchachos pudiese soltar una sola palabra. Se veían tan destrozados, tan desolados. En parte lo comprendía, ellos no sabían nada, no contaron con tiempo de preparación para digerir esa historia tan rápidamente como el Alfa, todo gracias a Hoseok.

─Pasé un tiempo creyendo que Yugyeom me había dejado tirado, que él no quería ayudarme por no contradecir a su familia. Estaba muy equivocado ─confiesa el Beta, mientras intenta limpiar algunas de las lágrimas de sus amigos─. Yugyeom me contó hace poco que sus hermanos lo retuvieron y le inyectaron algún tipo de veneno inmovilizante. Mientras ellos me castigaban por amarlo, él no podía más que verme, inmóvil a unos cuantos metros.

«Su lobo se encontraba rendido en su interior, sin un solo gramo de energía restante para luchar en un plan de huida. Algo estaba roto en su interior también, podía sentirlo repiqueteando con cada dificultosa respiración.

El pánico se hizo notar de nuevo cuando las grandes manos frías del Alfa mayor comenzaron a tocarlo de nuevo, enroscándose en sus muñecas y halando de él hacia arriba, arrastrándolo sobre el césped, perdiendo los últimos retazos de tela que cubrían su cuerpo en el proceso. Tres lobos más se sumaron a la siniestra marcha, caminando detrás de su verdugo.

Su lobo quiso aullar, un llanto doloroso comenzando a resonar en su pecho, siendo silenciado por un golpe propinado por el hermano mayor.

─Sigan, muchachos, él tendrá que aprender por las malas que no debe ofrecerse a un Alfa que ya está tomado.

En un intento desesperado por pedir ayuda, Jungkook busca sus vínculos familiares, deseando encontrar a sus padres para que lo sacaran de ese problema. Solo encontró vacío del otro lado de su mente, apenas un hilo en la conexión con su hermana pequeña.»

─Si se lo preguntan ─haciendo una pequeña elipsis en su relato, Jungkook agregó─: Todos mis lazos familiares se rompieron esa noche, incluso creo que obligaron a mi hermana para dejarme ir. Estoy muerto para mi familia, lo estuve desde el momento en que entré siendo arrastrado al pueblo.

«Para ese momento ya se encontraban fuera del bosque, caminando por el prado en dirección a la aldea, cosa que solo hizo aumentar la fuerza con que sus muñecas eran sostenidas, el dolor insoportable royendo su cuerpo entero. Allí pudo ver a sus padres, uno al lado del otro, con sus hermanos pequeños tomados de las manos de su madre, las miradas llenas de odio y repulsión.

El Beta se retorció en su interior, percibiendo la ausencia de su familia en el vínculo ahora que recuperaba sus sentidos. Aulló con fuerza, sacudiéndose en un intento por disminuir el dolor. Jungkook sintió la forma en que las lágrimas le nublaron la vista, impidiéndole ver a sus progenitores entregarlo a la horda del pueblo.

─Lo encontramos ofreciéndose a un Alfa que estaba de paso en el bosque ─escucha que el padre de Yugyeom les cuenta a todas las personas─. Yugyeom lo encontró a punto de relacionarse con ese Alfa, pero ha huido nada más vernos.

Continúan arrastrándolo mientras personas del pueblo que él considero familia antiguamente le lanzaban objetos, la mayoría pesados y punzantes, provocando cortes por la piel desnuda. Sus abuelos, tíos, primos y demás familia siguiéndolos en silencio, podía sentir la pesada mirada de cada uno de ellos colocada sobre él.

Pánico, pánico, pánico, gritaba la voz del lobo en su interior.

Su lobo Beta se encontraba inclusive más aterrado que él, sin poder transmutar, sin fuerzas para continuar, dejando que la vacía carcasa de su cuerpo continuara el trayecto.

Deseó morir.

Solo pudo sentir alivio cuando los golpes cesaron, sus muñecas siendo liberadas y su espalda tomando un respiro de arrastrarse por el pasto y la tierra húmeda.

─Alfa Kim ─los cinco ancianos de las familias más importantes ya se encontraban frente a ellos, irguiéndose como buitres frente la carroña─. Infórmenos qué es lo que ocurrió fuera de la aldea.

─Este sucio Beta ─escupió con asco─ se encontraba escondido en el bosque sagrado y a punto de consumar un acto impuro un Alfa nómada.

Los ancianos retrocedieron al escucharlo, mostrándole su desaprobación ante Jungkook.

─¿Quién lo encontró?

─Mi hijo menor, Yugyeom ─la voz tan fría como su tacto, apretada en ira─. No puedo creer que mi hijo tuvo que presenciar algo así.

─Y lo lamentamos.

Diosa Luna, yo...

─Castigo─ una de las personas dentro de la horda articuló, rompiendo el silencio. A ella la siguieron más y más voces, hasta que todos se encontraban exigiendo lo mismo.

Castigo.

Diosa Luna, yo en verdad...

─¡No! ─un grito desesperado que destrozaba la sincronía en la petición de un castigo─ ¡Es solo un niño! ¡No pueden hacerle esto!

Otro golpe fue asestado, esta vez, en el centro de su vientre, todo el dolor centrándose en ese punto, dejándole sin siquiera poder quejarse del dolor. No podía respirar y el mundo comenzaba a dar vueltas a su alrededor.

La inconsciencia se apoderó de él, sin poder llegar a observar quién había sido esa única persona dentro de la mana que quería salvarlo.

La única persona que mostró piedad por él.

Cuando despertó ya se encontraba tendido sobre un manto de tierra, alineado a la luna. No tenía idea de lo que sucedería a continuación, pero estaba seguro de que el dolor que había vivido ya no sería nada en comparación con el que le esperaba.

Recuperando poco a poco sus sentidos externos, el chico pudo observar a las figuras de los ancianos sentados a su alrededor, capuchas oscuras cubriendo sus rostros envejecidos, sus manos colocadas sobre la base de una fría redoma posicionada por encima de su pecho.

Una redoma.

Jungkook intentó moverse, descubriéndose atado de manos y pies, apenas alcanzando a respirar, notando por primera vez que también se encuentra amordazado con sogas gruesas que solo dejaban el espacio suficiente para la boca de la redoma.

Sus ojos llorosos se dirigieron a la luna, con una súplica muda hacia ella.

Entonces comenzaron los cantos.

─A farkashoz kapcsolt lélek és test elhallgattatni akarja, el akar elnyomni (El alma y el cuerpo que se encuentran unidos al lobo desean callarlo), hamuvá forgatja (desean oprimirlo), a holdistennő ma este elmossa a lelkét, bezárva körülötte (convertirlo en cenizas, la diosa Luna baña su alma esta noche, cerrándose a su alrededor), és megpróbálja megtisztítani a sok gonoszt okozó farkast, és eljuttatja a mélységbe. ahol soha többé nem szabad felszíni (buscando purificar al lobo que tanto mal ha provocado, enviándolo al final del abismo donde nunca más podrá salir a la superficie) ─rezaban los ancianos.

Lopja el a farkas hangját, aludjon örökre (roba la voz del lobo, duérmelo eternamente) le seguían cantando todas las personas que conformaban la manada.

Con cada palabra pronunciada, Jungkook podía sentir como algo rascaba en su interior, intentando abrirlo en canal, dirigiéndose a la boca de la vieja redoma de barro. El dolor de antes se condensó alrededor de ese lugar, por primera vez consiguiendo aullar del dolor más fuerte que jamás creyó llegar a experimentar.

Su lobo se sentía débil, desconcertado, como si se encontraran drenando toda su vitalidad para llenar la vasija de los ancianos.

La Luna le observó desde su trono y él le devolvió la mirada, los pálidos ojos grises dejaron caer sobre él gotas saladas que quemaron sobre la piel desnuda y temblorosa.

El dolor no hacía más que incrementar, siguiendo la pauta de los cantos y los rezos. Jungkook creyó escucharse suplicar por ayuda con la voz rota y ronca, un claro demostrativo del dolor inhumano que le atravesaba el pecho en esos momentos.

Lopja el a farkas hangját, aludjon örökre (roba la voz del lobo, duérmelo eternamente) como un rayo, el dolor impactó de nuevo por un costado, brindándole la claridad necesaria para descubrir a su familia de pie detrás de los ancianos, cantando en sincronía con la manada.

Un grito cruzó el cielo, siendo seguido por un ruido seco y liquido derramándose.

Jungkook parpadeó, encontrándose al segundo siguiente cubierto de una pegajosa capa de líquido rojo sobre él. No podía reconocerla, entre el dolor y los destellos que se escondían detrás de sus párpados, creía haber perdido el olfato.

Su lobo se enfadaría por ello, pensó, en el momento en que los ancianos lanzaron la redoma hacia arriba algo se quebrantó dentro del pecho de Jungkook, como si quisieran enviárselo a la luna.

El chico vio como la vasija desaparecía en el cielo antes de desmayarse.»

El relato finalizó con Jeon Jungkook poniéndose de pie frente a los 3 chicos. Su silueta se encontraba rodeada por un halo de luz, pero el Beta se veía tan pequeño, tan frágil, tan roto. Lo que llevaba sobre los hombros era algo que no se olvidaría ni curaría fácilmente.

Desde allí abajo, Yoongi incluso podía vislumbrar cada uno de los golpes que le había proporcionado aquella retorcida manada. Y, a pesar de aquello, la sonrisa del muchacho resplandecía, falta de odio o resentimiento.

Protégelo, gruñó el lobo en su interior.

─Es por eso que no tengo lobo interior, chicos.

¡Hey hey hey! ¡Un Clearke aquí otra vez! Seguro más de alguien pensó que me tomaría otro milenio para publicar el Dilema 18, perdón por eso.

¿Qué les pareció este Dilema? ¿Alguien recordaba la historia de Jungkook(si vienen de DDUB)? ¿Alguna teoría de qué pasará con el lobo de Jungkook? ¿Qué opinan del Alfa de Yoongi siendo tan protector con Kook?

Nos vemos la próxima semana con el Dilema 18, espero tenerlo listo entre el viernes en la tarde o bien durante la madrugada del sábado. Se vienen algunos cambios a más a la línea original que sigue Dilemas de un Beta.

Muchas gracias por leer ♥

ΔClearke Al PoderΔ

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