Dilema 30
Las frías puertas del elevador se habían cerrado, llevándose a Jungkook y a ese extraño lobo Alfa junto a él. Sería poco decir que Taehyung y Jimin se sentían inquietos por ese hecho, siendo que lo que menos deseaban era separarse del chico, pero él parecía tener prisa por huir del lugar con esa extraña compañía.
─Deberíamos ir detrás de él─ la ansiedad en la voz de Taehyung resultaba contagiosa─ ¿Viste a ese tipo? No me da confianza.
Un escalofrío recorre la columna vertebral de Jimin.
─Hay que confiar en él─ son las palabras con las que solapa la idea de Taehyung─. Jungkook no quiere que vayamos, así que solo nos queda respetar su privacidad.
Las comisuras de los labios de Taehyung se caen, sus ojos brillando en mil dudas mientras Jimin intentaba sonreírle para brindarle un poco de confianza y consuelo.
─Mamá hizo comida para los tres, ¿piensas desperdiciarla?─ tomando su mano, Jimin lo lleva de vuelta al interior del apartamento, cerrando la puerta con suavidad detrás de él.
─Solo si pruebas lo mío, no sea que ella quiere envenenarme para que no le robe a su hijo─ bromea, intentando calmarse.
Los ojos de Jimin se cierran cuando una tierna sonrisa tira de sus labios.
─Tengo algo importante que hablar contigo, TaeTae.
Esa capa de hielo que había cubierto los ojos del Alfa en menos de un segundo se encontraba derritiéndose, llenándolos de saladas lágrimas.
─Lo siento mucho, Jungkook─ su temblorosa voz rompe toda la imagen de un Alfa fuerte e imponente─. No sabes cuanto siento no haber conseguido protegerte.
Y caen, mojando el rostro de Yugyeom.
─Está bien─ Jungkook suaviza su voz mientras levanta las manos para secar las mejillas del chico─. Estoy bien, Yugyeom, todo está bien. Estamos lejos de ese lugar, nadie va a lastimarnos.
Era sencillo decirlo, pero Jungkook se permite pensar que él, en ocasiones, aún temía que las personas de su pueblo viajaran solo para encontrarlo y asesinarlo por entrometerse. Ellos seguro continuaban muriendo de ganas por colocarlo en su lugar.
Las puertas del elevador se abren para darles paso al pasillo de la salida, como un rayo de salvación al que ambos chicos deben de aferrarse para sobrevivir. El Beta toma su mano, guiándolo fuera de ese lugar y de las tinieblas que les perseguían.
Las entrañas del bosque eran oscuras, enmarañadas, cada una de las extensiones de los árboles parecía mecerse con la intención de protegerlos a simple vista de miradas indeseadas. Sus pasos emitían débiles sonidos provocados por el crujido de las hojas bajo sus pies, estos se entremezclaban con el ulular de los búhos y el graznido de los cuervos curiosos, algunas cuantas luciérnagas que iluminaban efímeramente su camino.
Tenían frío, pero no podían expresarlo, intentando mantener la atmósfera tranquila entre ambos, porque esos encuentros fructíferos les pasarían cuenta algún día.
Algún día.
Él tomó su mano, sabiéndose resguardado por la oscuridad y sintiendo que, a lo mejor, era dueño de su futuro. Él era el guía, le llenaba de orgullo saber cuánta confianza depositaba en su instinto el pequeño lobo que le seguía.
Suyo, era suyo, los sentimientos que compartían le dejaban en claro que no se negaría a ser suyo lo que les quedase de vida dentro de ese pueblo... Más precisamente, dentro del Bosque Sagrado, donde muchos lobos se habían sacrificado por honor a la manada.
─Yugyeom─ su nombre pronunciado en su susurro le apetecía ligeramente siniestro─, creo que ya fuimos muy lejos.
─Hace falta un poco más, Kookie─ le recuerda, halando con suavidad de él.
Vaya que se sentía completo cuando estaban juntos, su corazón latiendo desbocado y cada terminación nerviosa de su cuerpo alerta, deleitándose con los pequeños roces que podían compartir frente a todos sin ser juzgados. En cuestión de minutos llegarían al lugar del bosque donde podría romper esa distancia tortuosa.
Los jóvenes enamorados poco a poco comienzan a dejar de lado todo lo que les rodea, siendo apenas conscientes de los sonidos a su alrededor, existiendo solo ellos en los brazos del otro, deshaciéndose en caricias y robándose tramos del aliento.
Se lamentó no haberse encontrado más atento, los sentidos sensibles más despiertos, porque cuando menos lo creyó posible ya los tenía sobre él.
─Podríamos comer aquí, déjame buscar una mesa apartada del resto para que podamos hablar con tranquilidad─ Jungkook se había decidido por una pequeña cafetería cerca de su hogar, Taehyung y él ya habían pasado a comer allí en unas cuantas ocasiones cuando no deseaban cocinar.
Intentó alejarse, pero la mano de Yugyeom no le soltó, llevándolo con él. Lo había notado un tanto ido por el camino, pero ahora le sonreía radiante. La comodidad le inundó en conjunto con la nostalgia.
Nunca podrían haber hecho eso mismo en su adolescencia, pero ahora estaban mostrándose tomados de las manos frente a todos sin que se escandalizaran. La euforia del pensamiento fue compartida sin pronunciar una sola palabra, lo que le hizo recordar a Jungkook por qué ellos habían sido tan buenos amigos... Y por qué se había terminado enamorado de él.
─¿Te sientes mejor?─ le pregunta mientras navegan entre las mesas, sonriéndose como si fuesen niños pequeños llevando a cabo una travesura.
Adiós lágrimas e incomodidad.
Adiós noche tortuosa en el bosque.
─Eres un catalizador, Kookie─ y escuchar de nuevo su apodo pronunciado por esa voz le provoca un escalofrío placentero.
─Deja de decir sinsentidos─ intenta callarlo mientras se deja caer sobre una silla.
El lugar se encontraba casi vacío, pero aun así Jungkook los había llevado a la mesa más apartada de todas en la segunda planta de la cafetería, sentados al lado de una ventana con vista a la tranquila calle. Una mesera les seguía en silencio, pero sonriendo mientras pensaba en la ternura que rodeaba a la pareja.
Ordenaron lo primero que vieron dentro del menú, impacientes por tener privacidad y comenzar a hablar.
Casi olvidaban el agrio tema que debían tocar mientras tomaban el almuerzo.
─Necesito contarte qué pasó esa noche─ Yugyeom suplica, sabiendo que se trataba de algo terrible para ambos.
Aunque una capa de hielo intenta cubrirle el corazón, Jungkook se deshace del sentimiento, prometiéndose que ambos se encontraban a salvo. Él podía cuidarse solo ahora.
La dulce sonrisa de Jungkook descontroló totalmente el corazón adolorido del chico frente a él.
─No te preocupes por el pasado, dime lo que tengas que decir.
Ahogando un quejido, Yugyeom comenzó a hablar, conteniéndose apenas cuando las lágrimas le anegaron los ojos.
Un lobo enorme atentando contra su primer amor, el que en ese entonces creía que sería el amor de su vida, mientras otros tres se cernían sobre él, magullándolo a golpes y haciéndole sangrar a mordidas. Luchó con todas sus fuerzas contra los seres que les retenían, apenas consiguiendo derribar a uno y ganando que las sacudidas a su cuerpo aumentaran.
El llanto del pequeño lobo al que se había jurado proteger lo estaba consumiendo en desesperación. Deseó más fuerza, más poder, un lobo más entrenado para luchar, pero era solo un cachorro. Sus dieciséis años de experiencia siendo destruidos por la maldad y ceguera de su propia familia.
─¿Eres en verdad tan estúpido, Yugyeom?
No ganaría y los matarían a ambos.
No ganaría y lo matarían a él.
Debía intentarlo, con las últimas fuerzas.
Un crujido le hizo gritar.
─Eso será suficiente para que dejes de gritar, imbécil─ la voz de su hermano mayor rozó apenas sus sentidos─. Alszik.
La crueldad formaba parte de la naturaleza humana, lo supo desde ese momento, la crueldad se llevaba en las venas, corriendo por todo su cuerpo sin poder detenerla.
─Jungkook...─ su voz maltrecha, ronca, algo de sangre escapó de entre sus labios.
La comida caliente fue servida en silencio, la mesera Omega un poco preocupada por verlos a ambos llorando en silencio.
─¿Se encuentra todo en orden?─ pregunta la chica, dispuesta a ayudarlos en lo que fuese posible.
─No se preocupe─ Yugyeom respondió por ambos, regalando una sonrisa tranquila que desentonaba demasiado con los ojos rojos y el rostro empapado─, solo nos pusimos algo sentimentales, ¿verdad, Kookie?
Jungkook asiente quedo, tomando una servilleta para limpiarse ahora que debían comenzar a comer.
─Solo un segundo─ la chica pidió, corriendo hacia un extremo de la planta y regresando con una bandeja que cargaba dos vasos y una jarra de agua─. No es bueno comer después de llorar, tomen un poco de agua para calmarse.
─Muchas gracias─ el Beta se siente un poco avergonzado─. Es una escena bastante extraña, discúlpenos.
Con las bebidas servidas, la muchacha se endereza, comenzando a avanzar a las escaleras.
─Es bastante agradable ver a parejas tan felices mostrándose con libertad─ les dice, antes de dar una vuelta y bajar las escaleras.
El rubor cubre las mejillas de ambos, Jungkook teniendo el momento para tomar un largo trago de su vaso, abochornado en totalidad. Esa Omega sabía que él era un simple Beta, pero también adjudicaba que era pareja de un Alfa. Seguía siendo extraña la naturalidad con la que se tomaban ese tema, siendo que ellos habían sido torturados por esa misma situación.
Casi parecía un mundo paralelo.
─Seguimos pareciendo una pareja─ se ríe Yugyeom, tosiendo a un costado para quitarle peso─. La cultura es bastante diferente aquí.
─Llevo 7 años viviendo aquí y aún no me acostumbro, supongo que lo aprendido en la manada no se borra tan fácil.
─A los ancianos les daría un ataque de ver cómo es la sociedad fuera de los límites del bosque─ se burla el Alfa, recordando la última parte de su historia mientras la presión en su pecho aumentaba con la información que debía darle al Beta─. Mi hermano terminó rompiéndome una pierna e inyectándome algo extraño para que dejara de gritar.
Cuando recuperó la consciencia a duras penas consiguió rodar sobre sí mismo, contemplando con el corazón destrozado la cruel forma en que el pequeño cuerpo de su amante era arrastrado, despojado de vestiduras y golpeado por sus hermanos de sangre.
Él también se arrastró unos cuantos metros, sin sentir las piernas, con los brazos hormigueando en un dolor que lamía los músculos de todo su cuerpo. ¿Si se levantaba y los alcanzaba podría sacarlo de allí? ¿Tendrían la oportunidad de huir?
Se levantó haciendo todo el uso de su voluntad, su cuerpo quejándose a cada paso que daba por el dolor que le atravesaba, como si miles de pequeños trozos de cristal lo cubrieran y fuesen apretados contra su piel sensible debajo de los retazos de tela.
Debía cubrir el cuerpo de Jungkook.
Quería centrarse en esa misión, pero nadie se encontraba esperando por él, nadie le tendía una mano para ayudarlo a caminar y su cuerpo envenenado solo conseguía moverse un tanto manejado por la desesperación.
─¿Qué deberíamos decirles?─ le sorprendió escuchar la voz de su hermano hablar─ ¿Que nuestro hermanito esta descarrilado? Hundirá a la familia entera.
─Diremos la verdad─ una leve risa escapó de la boca de su padre─, Yugyeom lo encontró en el bosque a punto de ofrecerse a un Alfa nómada que se acercó lo suficiente. Nada más, regalen esa historia a todo el pueblo.
Los bellos ojos del lobo Beta lo encontraron entre las penumbras, comenzando a formular un aullido lastimero antes de que un golpe le hiciera callar. La rabia inundó su cuerpo, abriendo la boca para gritarles que pararan y le dejaran ir, encontrándose con que no podía siquiera soltar un quejido.
No encontraba su propia voz.
─Sigan, muchachos, él tendrá que aprender por las malas que no debe ofrecerse a un Alfa que ya está tomado─ esas espantosas palabras le dejaron frío y también consiguieron que su cuerpo se estremeciera, cayendo de rodillas al no soportar el dolor.
─No pude volver a levantarme después de eso─ confesó Yugyeom─. Mi madre y sus hermanas me me llevaron a casa cuando todos se alejaban a la plaza. Pasé por lo menos tres meses sin poder levantarme, dijeron que era porque la cantidad de veneno había sido demasiada.
Sin poder decir nada Jungkook tomó sus manos sobre la mesa, brindándole un poco de apoyo y calidez al Alfa. Estaban rotos internamente gracias a su pueblo, pero seguían respirando.
─Cuando por fin pude salir de casa tú ya no estabas en el pueblo, nadie quiso decirme nada.
─¿Cómo supiste que estaba aquí entonces?─ no pudo evitar preguntar.
─Busqué en todas las ciudades cerca de Rattsga. Debía decírtelo, tenía que disculparme por haberte puesto en peligro, por causar que robaran a tu lobo.
Diosa Luna, yo solo puedo suplicarte que me lleven a mí.
El aullido de un lobo rendido a su ira y desesperación cruzó el manto de la noche mientras la pequeña redoma cumplía con un ritual injusto.
─Jungkook, yo sé donde está la redoma de tu Beta.
─¡Eso es maravilloso, JimJim... Minie!─ el Alfa se mecía de un lado al otro con el Omega apretado entre sus brazos.
─Te dije, te lo dije─ entre hipidos, Jimin habla, guiándolos a girar sobre el mismo punto mientras bailaban sin coordinación─. Jungkookie será mío.
─No, él ya es mío, no lo comparto─ Taehyung mordía las palabras mientras ellas salían de sus labios, dejando ver lo borracho que se encontraba en ese momento junto a Jimin─. Contesta el teléfono, me molesta esa canción.
─Es tu teléfono, idiota─ Jimin le empuja, perdiendo el equilibrio y cayendo de espaldas sobre el sofá mientras Taehyung tomaba ambos celulares, tocando las pantallas sin poder predecir de donde provenía el sonido.
─TaeTae al habla─ canturreó cuando el teléfono dejó de sonar, maniobrando para colocar el que fuera en altavoz.
─¡Mierda! ¿En serio se tomaron eso?─ la desesperada voz de Namjoon aulló por la bocina─. Karrell va a matarme.
Con una boba sonrisa, Taehyung se lanza al sillón, cayendo parcialmente sobre el Omega.
─¡Saluda a mi suegra!
─Taehyung voy en cami...─ Jimin había tomado el teléfono para colgar antes de que el Alfa mayor terminara su oración.
¡Tintintintin! ¡Clearke aquí!
Por fin vengo a publicar uno de los capítulos que más emoción me provocan.
¿Qué les pareció? ¿Qué opinan de Yugyeom ahora? ¿Creen que él y Jungkook regresen? ¿Jungkook regresando a Rattsga? ¡Oh! También ¿Cómo ven a Jimin y Taehyung borrachos por culpa de Nam?
¡Muchas gracias por el apoyo a este fic! Sus comentarios siempre me dan ánimos para continuar escribiendo~
∆Clearke Al Poder∆
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