𓄸 10. 𝐬𝐚𝐟𝐞 𝐩𝐥𝐚𝐜𝐞
De ninguna puta manera había tomado una decisión, y la conclusión era que de ninguna manera permitiría que lo considerara un cobarde. Así que ahí estaba. Caminando por el pasillo hasta aterrizar frente a cierto dormitorio al que juró que nunca volvería a llamar.
Mintió, por supuesto; aquellas palabras de Bakugo Katsuki estaban llenas de mentiras.
El joven dudó un momento, reacio a hacer ruido. El pasillo estaba en completo silencio, ya que era casi la hora de apagar las luces.
Habían pasado tres semanas, y lo único que Katsuki había estado haciendo hasta ahora era pasearse por su habitación, incapaz de dormir, con pensamientos de ella nublándole la mente.
Ella había hecho lo mismo, pero él nunca lo sabría.
Finalmente, unos suaves golpes se oyeron al otro lado de la puerta de su habitación.
─¿Se te ha olvidado algo, Izuku?─ Dijo ella, y él se quedó helado, como el tiempo.
¿Izuku? ¿Qué demonios hacía ese maldito nerd en su habitación?.
─No es Izuku─ Murmuró él, con una clara agitación en el tono.
Ella abrió la puerta de un tirón y vislumbró al de puntiagudo pelo rubio, que le trajo dolorosos recuerdos y, en ese momento, sintió que se le doblarían las rodillas.
─¿Qué haces aquí?─ Consiguió exhalar, con los ojos clavados en el suelo.
─¿Puedo... entrar?─
Tenía tantas ganas de negarse, pero le dejó entrar de todos modos.
─Das asco, ¿lo sabías?─
No es un buen comienzo, Katsuki; pero bueno... sigues siendo como siempre... supongo. Pensó ella.
─¿Me estás tomando el pelo?─ Susurró con miedo a despertar a la gente de los dormitorios contiguos. ─Es enserio ¿doy asco? Eres increíble, Bakugo─ Se burló, ahogando una risa sarcástica. ─¿Sabes que? ¡Te odio tanto! Odio no poder explicar cómo me haces sentir. ¡Odio lo contundente que eres con tus respuestas! Odio que odies los pockys de matcha cuando es el mejor sabor. Odio lo que hicimos juntos en tu habitación aquella noche. Yo solo- No sé...─ Habló la chica.
─¿Has terminado?─ Llevaba divagando al menos cinco minutos y empezaba a ponerle nervioso.
─¿Q-qué?─ Ella se quedó atónita ante su reacción, sintiendo que un líquido caliente se derramaba por sus ojos.
─Porque si es así, me gustaría aprovechar este momento para decirte cuánto te odio─ Dijo él, respirando profundamente para luego continuar: ─¡Te odio demasiado! Odio tanto la forma en que me haces sentir que ni te lo puedes imaginar. Y, ¿sabes que es lo peor? que ni siquiera eres mía─
─Odio estar tan jodidamente enamorada de ti que te desprecio─
Él no se dio cuenta, pero una lágrima se había derramado por sus ojos en mitad de la bronca. Parecía tan vulnerable en ese momento, y ella no sabía qué pensar de ello.
─Maldita sea, no se si me valla a arrepentir de esto...─ Susurró lo suficientemente alto como para que ambos lo oyeran, pasándose rápidamente la mano por el pelo revuelto mientras se dirigía hacia la chica que tenía delante.
Y pronto, ella se sintió abrumada por la misma sensación que recorrió su cuerpo la primera vez que sus labios se tocaron.
Podía saborear sus saladas lágrimas en su boca mientras el beso se hacía más profundo.
Ese era su su lugar seguro, Bakugo Katsuki.
─Te amo, Jim.─
𝐓 𝐡 𝐞 𝐄 𝐧 𝐝
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