𝗢𝟭𝟴. 𝗍𝗁𝗋𝖾𝖾 𝗅𝗂𝗍𝗍𝗅𝖾 𝗈𝗇𝖾𝗌

CAPITULO
DIECIOCHO

TRES PEQUEÑOS ❞

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Aterricé en una de tantas islas que se encontraban en mi vuelo. Llevaba alrededor de un día entero volando sin detenerme a descansar y sinceramente merecía un descanso y comer que era lo más importante. 

Miraba a mi alrededor y todo era muy pacifico, algo que sin duda me alegraba, una pequeña sonrisa salió de mis labios al recordar a cierta persona.

──Usopp. Ese era el nombre del hijo de Yasopp. ─mire los árboles que estaban a mi alrededor. ──. No creo que conocerlo sea malo, ¿o sí? Después de todo he tenido que soportar sus constantes palabras sobre su hijo. Además, prometí echarle un ojo.

Tome el primer camino que mire y sin perder tiempo camine, entre más caminaba podía visualizar a lo lejos algunas casas separadas de una con las otras, otra cosa que me gustaba.

──¡¡¡Peligro!!! ¡¡Vienen los piratas!! ─escuche el gritó de un niño. ──. ¡Huir mientras puedan! ¡Vienen los piratas!

Y para cuando reaccione sentí algo chocar con mis piernas ocasionado que cayera al suelo. 

──Oh, cuánto lo siento pequeño. ─me incline al ver a un niño sobar su cabeza, era el mismo que gritaba. ──. ¿Te hice daño? ─pregunté. 

──No, descuida estoy bien. ─me miró de reojo.

──Habías dicho que los piratas se acercaban, ¿no? ─sonreí. ──. Si es así, déjame lo a mí. Soy una gran cazadora. ─él abrió sus ojos sorprendido de ver mi espada.

──E-e-eso es una... ¡¡espada real!! ─sus ojos se abrieron a más no poder. 

──Sí lo es. Su nombre es Murasame. ─me crucé de brazos. ──. Y bien, me dirás dónde están los supuestos piratas. ─él comenzó a temblar sudando frío. 

──E-e-ellos se... ¡fueron! ─dijo de repente dudando un poco. ──. ¡¡Sí, se fueron!!

──¿Se fueron? ─alcé una ceja ante eso.

──¡¡Sí!! ¡Tuvieron miedo del gran poder que tiene el capitán Usopp! ─ladeé mi cabeza ante el nombre.

──Así que sobrepasando a tu padre, ¿eh? ─él me miró curioso de mis palabras. ──. En lugar de ser el francotirador como Yasopp, serás el capitán. Qué interesante. ─él pestañeó varias veces. 

──¿Conoces a mi papá? 

──Claro, que sí. Después de todo es el nakama de mi pareja. ─me reí al verlo abrir su boca grande.

──Eres... ¡¡La novia de Akagami no Shanks!! ¡¿De verdad?! 

──No lo parezco, ¿verdad? ─él negó con la cabeza. ──. Eso es bueno... ¿creo?

──¿Y qué haces aquí? 

──Pasaba por aquí y me dio intriga saber como sería el hijo de Yasopp. Además tenía que conocerlo por todas las historias que tanto contaba. ─le di un golpecito en su nariz la cual era larga. ──. Y me doy cuenta que es un pequeño mentiroso.

Él rascó su cabeza soltando una pequeña risa nerviosa. 

──¿Papá hablaba de mi? ─preguntó con una pequeña sonrisa.

──¡Claro! ¡No había forma posible para callarlo! ─solté un ligera risa al igual que él. ──. Pero bueno. Me dirás donde hay un lugar para comer, muero de hambre. ─él dejó de lado su risa. ──. Y te pagaré invitandoté a comer, ¿qué dices? 

──¿De verdad? ─cerré mis ojos afirmando eso. ──. ¡Entonces sígueme!

Sonreí en cuanto le tomó de la mano para guiarme al restaurante más cercano. A simple vista, el pequeño de Yasopp era una ternura. 

Al pequeño que decidí cuidar viniendo una vez cada dos semanas.

──Así que admiras a tu padre por seguir su sueño de ser pirata. ─dije mirando al pequeño comer su comida.

──Sí. ¡Mamá siempre dijo que papá soñaba con algún día zarpar al mar y convertirse en un gran pirata! ─comentó entusiasmado.

──Eso es muy lindo. Yasopp tiene mucha suerte al tener una familia que lo apoye en su deseo. ─solté un leve suspiró comiendo una manzana. ──. Y qué hay de ti, pequeño. ¿Tienes algún sueño como el de tu padre? ─cuestioné con curiosidad.

──La verdad. No tengo uno como tal. ─sinceró mirando su comida. ──. En ocasiones sueño con convertirme en un admirable guerrero del mar.

──Eso suena increíble. ─dije sonriendo. ──. Tal vez algún día lo logres zarpando al mar.

──¿En serio lo crees? ─preguntó ilusionado.

──¡Claro! Pero para ello tendrás que entrenar y volverte en alguien fuerte y valiente. ─aclare tocando la punta de su nariz.

──¿Y cómo entrenaré? ─interrogó sin conocer sobre el tema. ──. No tengo un arma.

──¿Por qué no pruebas con tu puntería? ─cuestioné. ──. Tal vez seas bueno con ello.

──No tengo nada que me ayude a entrenar mi puntería.

──Hace poco creí ver en una tienda una hulera, puedo comprarla para que comiences a practicar. ─dije sin importar gastar dinero. ──. Recuerda que la practica hace al maestro.

──Pero, no quiero que gaste su dinero en mi. ─soltó por lo bajo.

──No digas tonterías. ─él me miró. ──. No me importa gastarlo. Para eso es el dinero, ¿no? Además, cuando seas alguien famoso espero y recuerdes que yo te apoye desde el inició.

Sonreí levemente haciendo sonrojar sus mejillas.

──Gracias, Ann-oneesan.

Cerré mis ojos al escucharme decir hermana.









[ • • • ]








Por fin. 

Ya había llegado a la cabaña. 

Después de haber estado volando por dos días y tres noches desde la base de la Marine hasta aquí, por fin llegué. Pero preferí quedarme afuera en cuanto escuche los gritos de Dadan.

Recién llego y ella no tiene fin ante sus tremendos gritos.

──¡¿Sabo?! ¡Ya he oído ese nombre! ¡Dicen que eres un mocoso de mierda!

──¡¿Ah, sí...?! ¡Pues a mi me han dicho que tú eres una viejucha de mierda! ─estaba a unos metros de la puerta y sin contenerlo me reí un poco ante las palabras del chico.

──¡¡No hace falta que reúnas información que no necesitas, joder!! ─y con ese gritó mire a tres niños salir de la cabaña. ──. ¡Malditos gusanos! ¡Les estoy dando un sitio para dormir, así que más vale que trabajen un poco! ─gritó sin embargo ellos la ignoraron.  

──¿Para dónde con tanta prisa? ─pregunte en cuanto los tres chocaron conmigo haciendo que cayeran al suelo. ──. No me darán la bienvenida, Ace, Luffy. ─entre cerré mis ojos la ver un tercero, este era un pequeño rubio con un sombre de copa color negro y una tubería como Ace. ──. Vaya, otro pequeño que tengo que cuidar, ¿no? ─él se levantó mirándome.

──Tú debes de ser, Ann. La hermana mayor de Ace y Luffy. ─tomo mi mano depositando un leve beso. ──. Es un placer conocerla, mi nombre es Sabo. Ace me ha hablado mucho de ti y ahora me doy cuenta de que eres más hermosa en persona. 

──No me molestaría adoptar a un pequeño tan educado además de apuesto. ─él sonrió dejando ver la falta de un diente. 

──Escucharon, dice que soy apuesto. ─murmuró mirando a los dos azabaches. 

──Es obvio que miente. ─dijo Ace mirando a otro lado.

──Ace tiene razón. ─esta vez hablo Luffy. 

──¡¡Luffy!! ─mis ojos casi salen de mi rostro al ver su cuerpo todo vendado. ──. ¡¿Qué demonios te pasó?! 

──Unos pira–... ─no terminó de hablar porque Ace y Sabo le taparon la boca.

──Ya sabes, Ann. La historia de todos los días. ─mire a Ace caminar de a poco junto a Sabo sosteniendo a Luffy todavía. ──. Me siguió y se cayó. ─dijo nervioso.

──Así es. Ahora vamos los tres juntos vamos a... ¡jugar! ¡¡Sí, a jugar!! ─alcé una ceja al verlos irse cada vez más.

──Si ustedes lo dicen. ─me crucé de brazos mirando sospechosamente a los dos mientras que Luffy intentaba soltarse. ──. Solo no hagan nada peligroso. Ahorrénmen su castigo, ¿quieren? 

──¡Si! ¡Nos vamos, tú descansa! ─sonreí de medio lado al escuchar a los dos hablar a la vez mientras corrían llevando a Luffy a rastras.

──Al parecer ya se llevan bien. ─sonreí mirando a los tres perderse entre las hojas. ──. Ahora tres, ¿eh? Es un cuento de nunca acabar.

Y desde ese momento esos tres se convirtieron en grandes amigos y me atrevo a decir que se tratan más como hermanos.

Solo son tres niños disfrutando se su infancia, tres pequeños hermanos.

Corrección, mis tres pequeños hermanos.

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