𝗢𝗢𝟱. 𝗄𝗂𝗌𝗌

CAPITULO
CINCO

❝ BESO ❞


• • •


Estaba sumida en mis pensamientos mientras mis mejillas ahora en tono carmesí se iban apagando pensando un poco de lo que fue mi pasado hasta que cierta voz me sacó de mi mundo de pensamientos. 

──Ann. ─escuche la leve voz de Luffy, gire mi cabeza mirando sus ojitos cerrados del sueño. ──. T-tengo sueño...

──Ven duerme aquí mientras te dejo en la casa. ─lo cargue y enseguida se acurruco en mi pecho. 

Le di suaves golpecitos en su espalda meciendo mis brazos para que comenzara a dormir. Resultó en segundos, ya estaba en sus dulces sueños.

──Enseguida regreso iré a dejar a Luffy a casa. ─dije levantándome de la silla mirando a la peliverde.

──Claro, no te preocupes. Mientras te haré algo de cenar, debes de tener hambre. ─habló Makino limpiando donde Luffy comió. 

──¿Quieres que te acompañe? ─preguntó el pelirrojo con una pequeña sonrisa. 

──No quiero molestar. 

──Jamás molestarías. ─se levantó de su lugar. ──. Regreso en unos minutos, no necesitan preocuparse si no regreso más de la cuenta. ─le dijo a sus hombres.

Como si sus palabras tuvieran otro sentido, unas inmensas sonrisas se plasmaron en sus rostros.

──¡Usted puede capitán! ─gritaron todos con una sonrisa en sus labios para seguir con su fiesta.

──Ellos y sus inmensas energías. ─susurré por lo bajo.

──Solo ignoralos. ─aconsejó el hombre a mi lado. ──. Ya están pasados de copas. 

Negué con mi cabeza sin borrar mi sonrisa y junto con el pelirrojo a mi lado salimos de la taberna. Me sentía feliz y a la vez protegida de sentir al hombre caminar a un lado mío. 

──Si quieres puedo cargar a Luffy para que no se te duerman los brazos. ─se ofreció.  

──No te preocupes por eso, mi casa está cerca y Luffy no está tan pesado. ─aclaré levantando mi cabeza para mirar sus ojos.

La diferencia de edad era muy notoria, él medía casi dos metros mientras que yo solo 1.60 cm. No era muy alta, pero no significaba que mi fuerza lo fuera.

──Quién diría que ni dormido parece angelito. ─dijo divertido al escuchar los fuertes ronquidos. 

──Pero es mejor que esté durmiendo a que esté despierto. 

──Eso sí es cierto. ─estuvo de acuerdo conmigo. ──. Cuando no estás es un completo diablo. 

Solté una pequeña risa.

──Ya he escuchado eso antes. ─comenté mirando al azabache. ──. Luffy no es precisamente un niño tranquilo. 

──Lo único que lo calma es la carne. 

──Gracias al cielo. ─murmuré divertida notando que ya estaba en la casa. ──. Aquí es. ─me pare enfrente de la puerta, el pelirrojo imitó mi acción. ──. Puedes sacar las llaves, por favor. Están en mi bolsillo derecho detrás de mi pantalón. 

──Claro. 

Sentí su mano dentro de el bolsillo sacando las llaves, no tuve que pedir que abriera porque lo hizo encendiendo las luces de paso.

──Gracias. ─agradecí pasando primero. ──. Puedes entrar sin preocupaciones. Mi casa es la tuya. ─lo miré por unos segundos.

Me adentré más a la casa llegando a la habitación donde dormía Luffy. Al abrir la puerta, encendí la luz para acercarme a la cama donde lo acosté con cuidado de no ser brusca para no despertarlo, eso era lo último que deseaba. Le quité sus sandalias para taparlo con una sábana y terminé por depositar un pequeño beso en su frente. 

──Descansa. ─susurré.

Salí de la habitación apagando la luz y dejando la puerta semiabierta para que notara un poco de la luz que entraba.

Giré mi cabeza notando al pelirrojo estar recargado en el marco de la puerta que estaba a unos pasos de la habitación de Luffy, era la mía. Entre sintiendo su mirada en mí, deje a Murasame en su lugar en una repisa. 

──¿Está es tu habitación? ─preguntó sentándose en mi cama mientras me miraba. ──. Es linda y huele a ti. ─solté una pequeña risa al ver hundir su cabeza en una de mis almohadas.

──No te importa esperar mientras me doy un baño rápido, ¿cierto? 

Pregunte mientras me quitaba mi chaqueta que me llegaba a medio estómago dejando ver mi crop top negro de cuello de tortuga, manga larga y un escote entre mis pechos. 

──Claro que no. ─dijo sin quitar su vista de mi. ──. Yo te espero aquí acostado. 

──Espero y no termines dormido. ─dije. ──. No quiero que los chicos derriben mi puerta pensando que secuestre a su capitán. 

──Puedes estar tranquila de que ellos no van hacer eso. ─aclaró. ──. Así que puedes secuestrarme sin preocupación.

Solté una leve risa mientras me deshacía de mis botas y el cinturón de mi pantalón, tomé mi ropa interior junto a mi ropa envuelta en mi toalla. 

──No tardaré mucho. ─avise antes de salir de la habitación. 

La habitación del baño era la última puerta del pasillo, así que cuando llegué entré deshaciendo toda mi ropa, antes de meterme a la regadera hice mis necesidades. Esperé a que el agua saliera caliente, una vez así, me metí por completo sintiendo las gotas caer y recorrer mi cuerpo sin perder ningún pedazo de piel. Enjabone mi cuerpo junto al cabello con su respectivo jabón y acondicionador liberando todo rastro de sudor y suciedad que había.

Después de quitar toda la tierra y el jabón cerré la llave tomando mi toalla con la cual seque mi larga cabellera azabache envolviendo esta en la tela. Con otra sequé mi cuerpo para colocar mi ropa interior y por último un vestido color rosa palo que siempre uso cuando no tengo que irme de la villa a otras. Cuando terminé, salí del baño no sin antes secarlo y dejar la ropa sucia en el cesto para lavar. 

Llegué a mi habitación encontrando a el pelirrojo mirando una foto de Luffy de bebé, en cuanto me vio se quedó embobado mirándome de pies a cabeza. 

──¿Tan mal me veo? ─pregunte divertida mientras me quitaba la toalla de la cabeza y secaba más el cabello azabache. 

──Para nada. Es solo que te miras hermosa con ese vestido. ─deje la toalla en su lugar llegando al frente suyo, justamente en el peinador tomando mi cepillo para el cabello.

──Gracias. ─le sonreí cepillando mi cabello dejando este suelto. ──. Ya casi estoy para irnos. ─tome crema pasándola por mis manos, brazos, cara y piernas para terminar por echarme desodorante y perfume. 

──Antes de ir a la taberna, ¿no quieres ir a dar un paseo por el muelle? ─preguntó mirándome colocar mis zapatillas.

──Me encanta la idea. ─lo tomé de la mano cuando terminé de arreglarme. ──. Andando, siento que algo bueno va a pasar. 

Ante mi comentario él sonrió entrelazando nuestros dedos, no aparté mi mano, al contrario entrelace los míos, me sentía tan bien con él a mi lado. Salimos de la casa y durante el trayecto al muelle fue de un silencio acogedor con nuestras manos todavía entrelazadas. 

Cuando llegamos al muelle nos quedamos mirando las olas golpeando las rocas creando un leve sonido. Aspire el dulce aroma que el agua nos brindaba alzando mi cabeza mirando la luna que nos iluminaba en esta dulce noche. Era una hermosa noche y no solo por como se miraba, sino porque siento que lo es.   

──Sabes... ─rompió el silencio que había entre nosotros. Gire mi cabeza mirando su sonrisa nerviosa mientras se rascaba su cabeza. ──quiero que seas mi mujer. 

Parpadeé muchas veces sintiendo mi rostro arder ante tales palabras. Definitivamente él no pensaba en lo absoluto al decir o pedir las cosas, pero sabía cómo era su personalidad y con ellos sabía que sus palabras eran sinceras aunque sonaron a la ligera. Sé que él no es para nada bueno expresando lo que siente y eso es lo que más me atrae de su persona. Me gusta como es, puede llegar a bromear cuando es una situación tensa con la persona que tiene a su lado, mientras que al girar mata con la mirada a quien haya creado dicha atmósfera.

Mi silencio pareció torturarlo.

Su mirada cada vez era más cómica, pasó de nervioso a una de asustado por completo. Solo me miraba sudando y debatiendo en su mente lo que ha hecho mal. En cambio yo estaba que me moría de la risa por su expresión, no iba a negar que el pelirrojo me llamó demasiado la atención desde el primer momento que lo mire. Hace cuatro meses para ser exactos, desde que lo vi algo en mi pecho se sintió cálido como si quisiera que estuviera con él.

──La cague, ¿cierto? ─dijo mientras me miraba asustado. ──. No debí de haber dicho eso... ─se dijo a sí mismo. 

Rodé mis ojos divertida al verlo así y sin que lo esperara mis manos lo tomarón de sus mejillas poniéndome de puntillas, sin poner fuerza hice que se inclinará para tener su rostro cerca del mío y sin previo aviso juntar sus labios con los míos. Dure unos segundos moviendo mis labios esperando a que saliera de su sorpresa para sentir como los suyos se iban moviendo al compás tímidamente. 

Pase ambas manos por su pecho al cansarme de estar en putillas, no tardé en sentir sus manos abrazar mi cintura lentamente como si fuera la primera vez que hacía tal acción. Aunque no lo parezca y suene imposible de creer, él se había ganado el privilegio de darle mi primer beso, y no se de su parte, pero siento que para él es la misma situación. 

Podía escuchar mi corazón latiendo como nunca antes y puedo asegurar que el suyo está igual, no necesitaba usar mi sonido animal para comprobarlo. Mis dedos se enterraban ahora en sus cabellos rojos tratando de pegar más sus labios con los míos profundizando el beso.   

Un hermoso y tan esperado beso que cada vez me hacía pedir más y más. Un beso que solo la luna era testigo, del comienzo de nuestro amor.

Un amor que estaba destinado desde que nacimos.

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