O16. if i could never give you peace

capítulo dieciséis !

sería suficiente si nunca pudiera darte paz?

Omnisciente

―¡DALE, CAMILA! ―exclamó Julián al ver como la morocha se acercaba a la cocina ya preparada―. Nunca te levantas temprano y cuando me quiero hacer el romántico me cagas la sorpresa.

―Bue Julián, hacete el romántico más temprano entonces ―se sentó en la banqueta, resignada a volver a la cama y fingir sorpresa por el desayuno que Julián le iba a llevar―. ¿Queres ayuda? ―rió al verlo batallar con las tostadas.

―No, ya me enojé con vos ―se rindió con el dorado perfecto de las tostadas y se las entregó más negras que otra cosa.

Camila lo miró con cara de orto a él y a sus tostadas quemadas.

―Yo también estoy enojada, encima que me pongo linda para que me digas algo y ni buen día me dijiste... ―suspiró teatrera mientras se acomodaba el pelo haciéndose la linda.

Como le encantaba esa mujer.

Se acercó a ella abrazándola por los hombros, aspirando su típico aroma que siempre lo embeselaba y admirando la belleza de su cara de principio a fin que nunca se cansaría de admirar. Eran esos los momentos en que se preguntaba que tipo de trato con el diablo había hecho para tener tremenda mujer esperando un beso suyo, queriéndolo de esa manera y estando enamorada de él, tanto como él lo estaba de ella.

―Perdón, mi vida ―sonrió al ver como sus ojos brillaron ante el apodo―. Buen día, estas más hermosa que ayer y menos que mañana.

―Bueeena romántico ―le dejó un corto beso en los labios riéndose. Una vez se les pasó el falso enojo se sentaron en la mesa para desayunar.

Su convivencia era rara, no necesariamente en un mal sentido. Rara en el sentido que convivían como nunca pensaron que lo harían. Quizás ese miedo de estar juntos los había hecho creer que jamás podrían estarlo. Pero ahí estaban, juntos sin ser novios. Y eso, por alguna extraña razón, se sentía bien.

Hace mucho tiempo que Camila había perdido esa esperanza de encontrar ese compañero que siempre había buscado. No muy en el fondo tenía que admitir que Thomas y su compañía ni se igualaba a lo que ella quería y anhelaba. Sinceramente le encantaba la manera como podía ser amada por quien era y no por ser la figura argentina que todos conocían. No sentía esa obligación de subir fotos a redes sociales ni de afirmar cuanto amaba a su pareja cuando tenía la oportunidad. Vivir su vida privada como cualquiera era algo que recién ahora descubrió que le fascinaba.

Si había algo que era verdad era que siempre se especuló sobre las relaciones de Camila Bardel. En sus tiempos de soltería, nunca faltaban los rumores de nuevas relaciones y hasta un punto llegaba a ser chistoso como tenía un novio nuevo todas las semanas. De más joven solía tener sus deslices de una noche, porque todavía era joven y no le rendía cuentas a nadie, y aunque a veces los rumores que se inventaba la gente eran muy rebuscados, habían algunos que terminaban siendo verdad y al final Camila terminó dándose cuenta de que los chongos no era algo que le funcionaban porque siempre la terminaban quemando.

Apenas se filtraba una foto o algo twitter colapsaba diciendo que no podía estar con este porque era infiel, con el otro tampoco porque estuvo con tal y con el de allá menos porque era transa.

Con el tiempo Camila aprendió a reírse de ello, de adolescente juraba que los únicos cuida que había en su vida eran sus hermanos y su papá. Después de su primera relación publica, gran parte de la población Argentina vivía preocupada por su estado emocional, sus relaciones y las personas que la rodeaba. Algunos comentando con una real buena intención, y otros... no tanto.

Pero era como todo, al principio le causaba gracia la situación pero después al ver como los comentarios escalaban demasiado y llegaban a tocar lo personal de su vida, sentía que tenía que parar todo eso, al menos con lo que estaba a su alcance. Desde la primera vez que entró a esa pequeña habitación, con esperanza de conseguir ese papel de sus sueños, supo que su vida cambiaría para siempre. La farándula tenía sus cosas buenas y sus cosas malas, con el tiempo aprendías que mayormente eran cosas malas.

Amaba su trabajo, la actuación la cautivó de una manera increíble y ninguna otra profesión le llenaba tanto el alma y la hacía tan feliz como el trabajo que empeñaba. Eran pocos los momentos en los que Camila deseaba desaparecer del mundo permanentemente, pero existían.

Salir a comer en familia sin que alguien le pidiera una foto, enamorarse perdidamente sin que la gente opinara o expresarse como ella quisiera en el público eran deseos que se instalaban en su cabeza por un tiempo prolongado cada vez que se sentía agobiada por la gente a su alrededor. Pero no era una desagradecida, así que jamás lo manifestaba ni mucho menos lo comentaba en voz alta, a lo mucho lo habrá comentado con sus primas en alguna borrachera, donde la respuesta que recibía siempre era la misma: Es el precio de la fama.

Camila sabía que el propósito de sus proyectos iba más allá de cumplir sus sueños. Su familia estaba detrás de todo ese propósito. No es una sorpresa para nadie que el sostén económico de los Bardel era liderado en gran parte por Ramiro y Camila. Los gastos empezaban a ser divididos cuando cumplieron la mayoría de edad, y así pudieron comprarle una casa más grande a sus padres, ayudar con la mercadería del negocio de su papá y por supuesto, cubrir gastos esenciales en caso de emergencias.

Por lo que cada vez que una pregunta de mal gusto llegaba a sus oídos, Camila se sentía obligada a morderse la lengua, poner la sonrisa más falsa en su cara y recordar inmediatamente que detrás de esa pregunta, había un sueldo que apenas llegara a sus manos se derivaría para cualquier necesidad de su familia.

Algo que tenía bastante claro, era que si alguien quería estar en su vida, debía saber sobrellevar esa parte de su vida y esas cosas que no puede evitar que sucedan.

Es que sos tan complicada. Respuesta vaga, cobarde y terriblemente dolorosa que estaba cansada de escuchar. Nadie entendía que no podía evitar recibir comentarios sobre ella y su entorno en las redes sociales. Nadie entendía que no podía evitar que haya un grupo de personas a pasos de distancia con una cámara tomándole fotografías. O que simplemente automáticamente la gente denomine a cualquiera que la acompañe como "el novio de" o "el/la amiga de". Nadie entendía que ese tipo de cosas simplemente no puede evitar que sucedan.

Con Julián quizás sería diferente, esperaba que lo sea. Le aterraba el hecho de que sus diferencias sociales podrían llegar a afectar. Julián no estaba en la boca de todos por su ex relaciones, no todo mundo hablaba de él por ser un trepador, nadie asumía que tenía una novia nueva cada mes ni mucho menos alguien sentía que tenía el poder de decidir si estaba avanzando muy rápido o no. Imagino que sabrán a quien sí le suceden esas cosas.

Pero no podía negar que Julián le hacía sentir cosas nuevas todos los días. Cada vez que lo abrazaba su ritmo cardíaco descendía y sus pensamientos alborotados y las preocupaciones que la atormentaban desaparecían con tan sólo mirarlo a los ojos. Era como poner una pausa a su vida y detener el tiempo solo para disfrutar la compañía del futbolista.

Era raro, pero no de una mala manera. Camila sentía que Julián había aparecido justamente en el momento que más lo necesitaba, sin saberlo. Últimamente, sentía que su vida era una tormenta interminable, y, por alguna razón, el sol dejó de esconderse y salió de golpe con la llegada de Álvarez. Camila no era neutral, o sentía demasiado o no sentía nada, y los sentimientos que le transmitía Julián la hacían sentir a flor de piel, la atravesaban como un terremoto que la encontró cara a cara.

―Dale que tengo que levantar la pala ―le dijo ella, al ver las intenciones de Julián para hacer que ambos se quedaran acurrucados en el sofá después del desayuno.

―Te quiero tener así para siempre ―respondió Julián apretandose contra su cuerpo, haciendo que las mejillas de la morocha tomaran un pequeño color rojizo―. ¿Te quedas un ratito?

―Nop ―Camila formuló un pequeño puchero―. Vos no me queres mantener así que tengo que laburar.

―Sos re mentirosa ―el futbolista le hizo montoncito―. Yo te dejo mis tarjetas, las llaves de mí casa, de mi auto...

―¿La llave de tu corazón?

―Esa te la di la primera vez que te vi en Calchin, flaqui.

Camila sonrió ampliamente, Julián nunca se cansaba de ser romántico y eso  le encantaba.

―¿Te busco cuando salga?

La morocha negó: ―. Vas a llegar cansado, Ju. Yo me vengo en Uber.

―Pero...

Julián frunció el ceño, listo para protestar ante su comentario, pero Camila negó y le depositó un beso en los labios.

―El que me busca al laburo es de Boca.

El riverplatense puso los ojos en blanco.

―Pero te voy a llevar igual ―determinó con seguridad―. La que no me deja llevarla al trabajo es fan de Kim Kardashian.

Camila no pudo reprochar.

(...)

Aquella mañana, después de dejar a Camila en el trabajo, Julián se sintió completamente diferente.

Fue después de despedirla con un beso intenso y verla bajar del auto agitada cuando cayó en cuenta de lo le estaba pasando. Se le había dado, por fin se les había dado. Después de imaginarse aquellas situaciones y pedirle al cielo innumerables veces que se volvieran realidad, por fin tenía a la mujer de su sueños a su lado. Por fin Camila lo amaba como tanto lo había ansiado desde que la conoció.

Ahí también cayó en cuenta que después de haberla sufrido tanto para que Camila le diera por fin una oportunidad, que definitivamente valió la pena la espera. Y supo que tuvo razón de un principio; no se iba a arrepentir de la oportunidad que obtuvo, porque ni siquiera cuando Camila seguía insistiendo que ella no era para él, dejó de insistir. ¿Cómo era posible que Camila no era lo que estaba buscando, si sentía que encontraba las respuestas a cada una de sus dudas cada vez que la miraba a los ojos? ¿Cómo no iba a quererla, si sentía que su corazón iba a salir de su pecho cada vez que la veía reír?

¿Cómo no sería Camila el amor de su vida, si quería pasar el resto de su vida con ella? Conectaban en todo sentido. El proceso de recuperar el tiempo perdido estaba recién comenzando, disfrutaban tanto el tiempo juntos que sentían que se olvidaban de todo lo demás. Solo importaban ellos dos.

Julián se encargó de besar y amar de la manera más preciada sus cicatrices, la ayudó a sanar hasta hacerla olvidar de todo. Gracias a él, Camila descubrió que se merecía más de lo que ella siquiera se había imaginado, que es posible tener algo sano, que se merecía estar con alguien que quiere, alguien a quien respeta y que la respeta a ella. Gracias a ella, Julián supo descifrar que hasta lo que más deseaba en el mundo, tarde o temprano, sucede; el tiempo lo termina reparando todo, y, recompensando a las personas que más se lo merecen.

Parecía casi imposible que los dos pudieran amarse sin ataduras, sin dramas que se interpongan en su camino y sin más batallas por luchar. Aunque Julián era capaz de ir a defender a Camila a capa y espada a la guerra mundial más grande, con tal de seguir despertando con la persona que más quería a su lado.

Con una sonrisa tatuada en su cara, Julián llegó al Monumental para su entrenamiento algo atontado, pero tratando de rescatarse para que el descanso sea más o menos leve, ya suficiente tenía con Enzo reemplazando el apodo araña por pollera, y ni hablar de las mujeres de sus amigos, quienes le taladreaban la cabeza todo el día insistiendo volver a ver a Camila.

Cuando el nueve de River se dirigió al predio, al paso se encontró con dos de sus compañeros; Santi Simón y Lucad Beltra. Quienes parecían tener una conversación muy interesante que se detuvo al momento que Simon le hizo una seña a Lucas, indicando que Julián estaba entrando.

Se saludaron, incómodos, y Julián siguió su camino, fingiendo que no se había dado cuenta que, probablemente, hablaban de él.

No es que haya una mala convivencia entre ellos, al contrario, Marcelo siempre les recalcaba que los problemas personales quedaban afuera y adentro de la cancha eran una familia, y eso lo tenían clarisimo. Pero Julián todavía sentía esa molestia en la panza cuando su mente lo traicionaba, y le hacía recordar que algo había pasado entre Camila y Lucas.

Nunca supo con exactitud qué fue exactamente lo que pasó entre ellos, y prefería no hacerlo nunca. Aunque una parte de él lo hacía querer saber si algo más había pasado entre ellos además de compartir un mate. Sabía que eso sería para pelea, así que prefería quedarse con la duda eterna. Además, siendo sincero, estaba orgulloso de decir que le importaba poco y nada.

Al final, Camila lo había elegido él. Y uno de sus placeres de la vida, era ver a Lucas odiándolo por eso.

Enzo le había enseñado a ser cizañero, no por nada la conversación se formaba en torno a Camila y su relación cuando Lucas pasaba cerca de ellos. Julián junto a Agustín y Enzo se dedicaban a aguantar la risa cada vez que Lucas se le transformaba la cara apenas escuchaba "Camila y yo".

Quien lo manda a ser un buitre de mierda. Decía Enzo, cada vez que Lucas lo empujaba a Julián a propósito en el entrenamiento.

―¿Qué onda? ―Bruno Zuculini fue el primero en saludarlo, rodeado de sus demás compañeros.

―¿Cómo anda el gordo pollera? ―Enzo apareció enseguida, rodeando su brazo por los hombros de su amigo.

―¿Cómo que pollera? ―Carrascal se alarmó―. ¿Se nos casó la araña que pica?

―Casi ―Julián sonrió contento.

―Bueno, vamos apurando el tramite, ¿no? ―le dijo Pala.

―Sí, mal, medio lento el Juli.

El ambiente que venía cargado de risas y felicidad, decayó por completo cuando Beltran se metió, sin ser llamado básicamente. La mayoría se miró entre sí, fue bastante obvio la manera en que Lucas no se había unido a la conversación con buenas intenciones.

Julián le dedicó su mejor cara de orto, y antes de que le pudiera contestar, saltó Enzo en su lugar: ―. Eh, ¿mate?

Lucas le arrebató el mate, sin temblar ante la mirada fulminante que le estaba mandado Julián, y, sin miedo a nada, volvió a tirar un comentario venenoso.

―Estaría piola que no la confundas más y seas honesto a la primera, para que Camila no la pase peor ―comentó Beltran, más calmado imposible―. Primero la presionas para que este con vos y cuando ella te da una oportunidad la haces larguisima.

―¿Y qué carajo te metes vos, fantasma? ―le respondió el cordobes, cada vez más enojado―. ¿Qué te andas metiendo en relaciones ajenas?

―Peor que mina sos, vikingo ―comentó Agustín para calmar las aguas, pero Lucas tenía pocas ganas de quedarse callado.

―Yo no me meto en nada ―Lucas se encogió de hombros―. Te digo las cosas como son. Para que la cuides.

―¿De quién? ¿De pelotudos como vos? ―Julián soltó una risa irónica.

―No, de vos, que te las mandas y después te cagas arrepintiendo.

El delantero se acercó a Beltran amenazadoramente. Ahí fue cuando sus demás compañeros decidieron intervenir, para evitar que se arme un problema grande.

Lucas ni se inmutó ante las amenazas de Julián, nunca le tuvo miedo ni mucho menos ahora. No se le movía un pelo si se trataba de defender a esa morocha de la cual estaba enamorado, como si Julián fuera algún tipo de amenaza para ella.

―Eh, eh, bueno, basta ―Zuculini intervino, temiendo que en cualquier momento empezaran a las piñas.

―Yo nunca lastimaría a Camila ―aseguró Julián con la mandíbula apretada―. Que te entre en la cabeza.

―Mostralo en vez de decirlo.

Julián estaba a nada de mandarlo a dormir de una piña. Él era el primero en saber la suerte que tenía y venía este boludo a quien Camila miró una vez y se ponía en papel de su mayor defensor. Sabía que Lucas se moría por estar en su lugar, por eso no se rebajaba a su nivel, ni mucho menos lo escucharía, no necesitaba nada viniendo de alguien como él.

―¿Qué te gusta la jermu del Juli que tanto la defendes?

Enzo estaba encarnizado en que Julián se haga valer así que decidió meterle más picante al asunto. Eso, y que Lucas le caía bastante mal, así que alentaría a Juli en cada momento para que el delantero le arranque hasta el último diente.

Marcelo Gallardo dio un aplauso en el vestuario, haciéndolos sobresaltar a todos. Rápidamente, ambos jugadores tomaron distancia y fingieron como si absolutamente nada estaba sucediendo.

―¿Que están esperando? A la cancha ―decretó el DT haciendo que todos tomen sus pertenencias y comiencen a caminar en silencio.

De camino al pasillo, Julián seguía con bronca. Él sabía perfectamente que Lucas tenía sentimientos por Camila, pero una parte de él no pudo evitar sentirse traicionado, porque al final, Lucas era alguien quien conocía hace mucho y consideraba su amigo de siempre.

Lucas siempre sintió celos de Julián, no solo con respecto a su vida personal, sabía que le faltaba mucho para llegar a ser como él, incluso en la cancha. Le desbordaba el odio al ver lo tibio que era, al ver como se estaba relajando por haber conseguido lo que quería. Él no sería así con ella, él ni siquiera desistiría si Camila le correspondiera, se la ganaría todos los días de su vida si era posible.

Sabía que el la trataría mejor, la manera en que él veía como Julián ya no se esforzaba por ella era una clara demostración de ello.

―Yo no me quiero meter en ninguna parte ―aclaró Lucas, mientras Julián seguía dándole la espalda―. No tenes idea la suerte que tenes.

―Yo tengo clarito la suerte que tengo que Camila me quiera a mí ―Julián se dio la vuelta, mirándolo seriamente―. No necesito que ni vos ni nadie me lo venga a decir, mucho menos que me vengan a aconsejar.

―Yo sé que Camila te quiere a vos ―murmuró a lo último, con un poco de bronca―. Pasa que...

Miró al piso. Un poco culpable se sentía, era la novia de su amigo, Juli era su amigo. Pero no podía evitar sentirse así.

Julián suspiró, dejando un poco el enojo de lado. Una parte de él lo entendía, él también quiere cuidarla de esa manera, así que no lo culpaba del todo. No sabía hasta que punto conocía a Camila, pero él también habría peleado y se habría enojado con alguien que, en su punto de vista, estaba desperdiciando su oportunidad. Al menos, así se sentía cuando veía al Innombrable.

Pero él no la estaba desperdiciando, Lucas no tenía idea de nada, por eso también estaba lejos de disculpar las actitudes de su supuesto amigo.

―No hay minas como ella, Juli ―volvió a decir Lucas―. No seas boludo y no la lastimes.

―Es lo último que voy a hacer, Lucas ―le aseguró, un poco más tranquilo―. Vos quédate tranquilo y no te metas, es lo único que te voy a pedir.

El vikingo le sonrió forzadamente y siguió su camino. Haciendo su mayor esfuerzo para no demostrar las ganas que tenía de gritarle a Julián que no merecía todo lo que tenía, que él merecía estar en su lugar. ¿De verdad había sido tan pelotudo al creer que Camila también sentiría algo por él?

Julián rodó los ojos y también se encaminó a la cancha. Él también se estaba aguantando las ganas de cagar a palos a Lucas, pero al menos estaba siendo profesional.

Al pisar el césped, lo primero que hizo fue saludar a Enzo Perez, quien conversaba con Rafa Santos Borre, a quien, obviamente, también saludó.

El capi lo miró de una manera extraña, para después decir: ―. Araña, ¿cómo está Camila?

Julián se extrañó por la preocupación, no fue una pregunta casual, fue con la intención de saber si estaba bien después de que algo grave le hubiera sucedido. Lejos de suceder, según Julián.

―Bien, ¿por?

―No debe estarlo después de que hablen así de ella en todas partes ―comentó Rafa, Julián no podía estar más confundido.

Y Enzo Perez lo notó.

―Araña, ¿Vos viste las noticias? ―Julián negó, aún confundido.

Rafa y el capi se miraron entre sí, apenados. Antes largarse a correr por la cancha cuando Marcelo los llamó, Enzo agarró su celular y le mostró a Julián la captura que su señora le acababa de mandar.

Julián palideció.

(...)

―No me contesta, Ame, ¿la voy a buscar?

Julián movía su pierna
con rapidez, esperando que su amiga le dé la respuesta que él estaba esperando.

―Pero tomate un tilo, hijo ―la morocha rodó los ojos ante su desesperación―. No la busques, en cualquier momento va a llegar.

―Debe estar mal ―aseguró Julián―. No debe saber donde meterse. ¿Por qué no llega?

―Julián, debe querer estar sola un rato ―insistió Amelia de la misma manera―. No es fácil para ella, acordate que pasó la última vez que tuvo una relación publica.

―Es diferente ahora ―le dijo Julián rápidamente―. Yo no le voy a hacer lo mismo.

―Más te vale, boludito ―amenazó la morocha―. Y no lo digo por vos, lo digo por la gente, y bue... por el gusano.

Creo que no hace falta aclarar que Rusher/Thomas son malas palabras.

Justo antes de que Julián replique sus palabras, se escuchó la puerta principal abrirse y los ladridos desenfrenados de Ñoqui en el living. Sin dar mucha explicación, Julián cortó la videollamada y caminó a paso enérgico hacia donde llegó Camila.

Su cara de preocupación y desesperación se notaba a kilómetros. Acariciaba a Ñoqui fríamente con la vista en el piso, el rimel corrido y los costados de sus uñas destrozados. La vio intentar demostrarse tranquila, pero la verdad que ni la situación ni las redes sociales le daban paz. Lo único que pensaba era que quizás no disfrutó lo suficiente sus últimos momentos cuando la gente no pensaba que era una trepadora.

El corazón de él se destruía al verla perdida en sus desgarradores pensamientos.

Ambos sabían que no era una situación de vida o muerte. No iban a esconderse toda la vida, y además estaban en el medio de la calle, cualquiera los pudo ver y haber tomado esa foto. Pero Camila no quería anunciarlo de esa manera, ni siquiera sabía si quería anunciarlo.

Quería amar a Julián en silencio, quería poder disfrutar de su privacidad lo mayor posible. Sin tener que darle explicaciones a nadie. Sin tener que soportar comparaciones absurdas y dolorosas. No quería que esa historia se repita otra vez, no quería vivir lo mismo. No quería tener que soportar con esa carga sobre sus hombros otra ves, no quería que todo el mundo la odiara de nuevo. No lo soportaría, simplemente no podría.

Camila no hizo más que enviarle una mirada corta a Julián, para luego lanzarse a sus brazos con rapidez. Agradecía eternamente que él la abrazara con la misma fuerza, que no la rechazara, que no pensara que era una trola que solo quería enriquecerse con su sueldo, que no creía todas esas cosas que decían en twitter.

La morocha lloraba en sus brazos, recordando cada palabra, cada mención que hacían sobre ella. Pero a la vez se sentía culpable, Julián estaba dispuesto a hacer todo por ella, pero ella no. No se sentía lo suficientemente valiente para salir a la calle y enfrentar sus miedos. Se sentía insuficiente, en deuda con él, nunca nada igualaría al sacrificio que hacía Julián por ella; amarla.

Le aterraba pensar que Julián se de cuenta que era una cobarde, que se diera cuenta que le aterraba salir a la calle con esa foto circulando por todos lados. Que ahora le temblaría hasta la mano para prender la televisión y ver su nombre en cualquier canal de noticias la hacía querer vómitar. ¿Cómo lo miraría a los ojos ahora? Por su culpa, ahora todo el mundo hablaba de ellos, de él, criticando su carrera, su rendimiento, su familia, comparándolo con quien la lastimó tanto en el pasado. ¿Cómo aguantaría vivir con el peso de saber que defraudó a Julián, y que ahora no podrían vivir en paz nunca?

Arruinó todo, justo cuando Julián pensaba que ahora podrían estar en paz, felices y enamorados. Pero no podrían, nunca. Camila Bardel era un imán de problemas.

Debe ser muy difícil estar con alguien como vos.

Mi amor... ―Julián le acarició el pelo, haciendo que Camila se quiebre más.

―Me odian, Juli ―dijo ella, como pudo, a Julián se le partió aún más el corazón―. Todos me odian.

―Cami, no es así...

―¡Si, es así! ―se exaltó, separándose de él―. ¿Cómo no te das cuenta? ¿Vez todas las cosas que dicen de mí? ¿Qué te quiero sacar toda la plata, que me metí con vos estando con Thomas, que te voy a arruinar la vida?


Su cabeza recordaba cada una de las cosas que había leído, poniéndolas en su contra, tratando de, alguna forma, describirse. Intentando encontrar cualquier defecto suficiente para que Julián finalmente se de cuenta de la clase de persona que era.

Pero claro, ella no sabía que Julián era su alma gemela, dispuesto a luchar contra cada uno de sus miedos y barreras.

―No valgo la pena, Julián ―el nudo se atascó en su garganta, pero continuó hablando―. Están todos en mi contra.

―No todos ―dijo él, con suavidad―. Camila, hay gente que te ama.

―¿Y donde está toda esa gente? ―Camila rió, irónica.

―Acá estoy yo ―habló, nunca tan seguro.

―¿Por qué no te das cuenta como son las cosas? ―insistió la morocha, secando las lágrimas que caían por su cara―. Julián, no nos van a dejar en paz nunca.

―¿Te pensas que a mí me importa todo eso? ―le dijo él, acercándose―. Que manden amenazas de muerte si quieren, me chupa un huevo. Yo se lo que quiero, sabemos lo que queremos, y ni los comentarios ni nadie van a hacerme cambiar de opinión.

Camila lo miró en silencio, aún con lágrimas en sus ojos.

―Ya sabes que por vos me voy a cualquier guerra, Cami, no me importa ―explicó, abrazándola con fuerza―. Que se nos venga el mundo encima, me banco la que venga, con tal de estar al lado tuyo. Sabes que no me voy a ir a ningún lado, voy a estar acá siempre.

Decía Julián a la nada, ya que Camila lo escuchaba, todavía llorando, escondida en su hombro.

―Yo te amo. Pase lo que pase, voy a estar con vos para siempre.

―Yo también te amo, Juli ―todavía sollozando, le confesó ella―. ¿Me perdonas?

―Sácate esa culpa de encima, no hiciste nada, Cami ―Julián acarició su espalda.

―¿En serio te soy suficiente?

―Con tu amor me alcanza y me sobra, amor. Sos incluso más de lo que alguna vez imaginé, no necesito nada más si te tengo a vos ―decía él, mientras ella lo miraba con tristeza―. Sos mí sueño hecho realidad.

―¿Incluso aunque nunca vamos a poder estar en paz?

Julián suspiró, negando con la cabeza.

―Camila ―formuló mirándola con ternura, mientras secaba cada una de las lágrimas que rodaban por sus mejillas―. No es que nunca vamos a poder estar en paz, así es la farándula, nos van a dar con todo, mucho más viniendo de una racha complicada, pero no va a ser así toda la vida.

Camila, quien siempre había creído en sus promesas, exhaló. Sintiendo como la paz que Julián emanaba la llenaba de a poco.

―Te prometo que algún día vamos a estar en paz.

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aparezcoooo

esto es tan taylor y joe en la rep era 😭😭. calenta lover q entras

feliz navidad, feliz año nuevo, felices reyes. feliz tooooodo gracias por aguantarme 💖💖💖

30 votitos, 20 comentarios y sigo 🤭 no se los pido yo se los pide juli navideño

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