━━ 𝟏𝟏: ron y realeza





𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐎𝐍𝐂𝐄
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𝐌𝐀𝐋𝐘𝐄𝐍 𝐎𝐑𝐄𝐓𝐒𝐄𝐕 𝐄𝐑𝐀 𝐏É𝐒𝐈𝐌𝐎 𝐄𝐍 𝐋𝐀𝐒 𝐈𝐍𝐕𝐄𝐒𝐓𝐈𝐆𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒. Lo cual no ayudaba, ya que Morana parecía no ser mejor en ello. Ella gimió, dejando caer su cabeza sobre el libro mientras los dos estaban sentados en la biblioteca, buscando cualquier libro que pudiera explicar su conexión y cómo romperla para poder salir de Ravka. 

─ Es un callejón sin salida ─murmuró Mal─. No encontraremos nada. 

─ Bueno, entonces tendrás que venir conmigo. Dejaremos atrás Ravka y nos uniremos a una tripulación pirata, tengo contactos. 

─ No puedo dejar a Alina ─dijo Mal, pasándose una mano por la cara, y Morana rodó los ojos. 

─ Ella es tu nación, lo sé. Me lo dijiste. 

─ No te lo dije para que me lo restregaras en la cara. 

─ Entonces no deberías habérmelo dicho. 

Ahora lo sé. 

Morana soltó una risa y Mal cerró el libro al que apenas prestaba atención. Suspiró mientras se levantaba. 

─ Necesito prepararme para la cena...

─ ¿Te refieres al anuncio? ─bromeó Morana, y Mal asintió a regañadientes. 

El anuncio. Del compromiso de Nikolai y Alina. Morana agarró el vaso de ron de encima de la mesa y se bebió el resto de la bebida. Deseaba poder enfadarse por el anuncio, pero no podía, en realidad, no cuando se aseguró de que ocurriera, solo para alejar a Nikolai. 

Él había ido a su habitación por la mañana, con una disculpa saliendo de sus labios. Le dijo que se le olvidó decirle que no tenía la intención de ocultárselo y Morana simplemente lo observó balbucear con una mirada inexpresiva en su rostro. 

─ No tenemos que seguir adelante con esto ─le había dicho─. No lo hemos hecho público para nadie más; puedo decirle a Alina...

─ ¿Por qué harías eso? ─preguntó Morana fríamente, y las cejas de Nikolai se fruncieron confundidas. 

─ Morana, no quiero casarme con ella...

─ Está bien, supongamos que lo cancelas. ¿Cuánto tiempo pasará antes de que te cases con otra persona? ─Morana había negado con la cabeza, levantando la mano para detener sus palabras, cuando su rostro mostró dolor y trató de discutir con ella─. Es una alianza política para Ravka, Nikolai. Alina es tu mejor opción para reunir el país. Es tu deber servir a la nación. 

─ ¿Desde cuándo eres patriota?

─ Desde que descubrí que eras un Príncipe ─respondió honestamente─. Moi tsarevich, haz lo que sea mejor para tu país. No debería ser un factor involucrado. No más. 

─ Mora...

─ Haz el anuncio, Nikolai ─y cerró la puerta en su cara, aturdido por la sorpresa, antes de derrumbarse al ver la angustia en sus ojos. 

Y luego encontró a Mal y lo arrastró a la biblioteca para que trabajaran juntos en encontrar una forma de romper su vínculo. Para poder irse. Y no lamentar ni un solo detalle. 

─ Seguiremos investigando, Mora, encontraremos una forma de romper el vínculo ─aseguró Mal, y Morana luchó por no mostrarle su incredulidad. El rastreador no podía saber si realmente lograrían romper el molesto vínculo entre ellos. 

Mal se marchó y Morana volvió a tomar la botella de ron que había tomado de la cocina y se sirvió otra copa, mirando por encima del libro que tenía frente a ella, pero su cerebro no podía procesar las palabras después de horas de intentar leer la misma frase. Dio un sorbo al ron y por unos segundos volvió al mar, donde se sentía segura, donde era alguien, donde todo su corazón deseaba a un corsario, no a un Príncipe. 

Su cabeza se levantó al escuchar el sonido de unos tacones golpeando el suelo y sus ojos se encontraron con los de una hermosa Squaller con el ceño fruncido. Levantó una ceja hacia la chica mientras esta tomaba una silla y agarraba el vaso de Mal, sirviéndose el ron. 

─ ¿Puedo ayudarte en algo? ─dijo Morana, y la chica sonrió con malicia. 

Ella inclinó la cabeza, evaluando el rostro de Morana, y negó con asombro. 

─ Realmente eres su hija. 

Las cejas de Morana se elevaron al aire, cuestionando, se aseguró de no reaccionar más y revelar respuestas, y preguntó: 

─ ¿Quién diablos eres?

─ Soy Zoya ─dijo la chica, aun mirando el rostro de Morana como si estuviera estudiando cada cicatriz y peca, como si fuera una pintura colgada en un museo para que la gente la admire y escrutine, porque Zoya no la estaba admirando, la estaba descomponiendo─. Y tú no eres Yelena Zoreslava. 

─ ¿Quién? ─Morana fingió confusión.

Zoya la ignoró mientras tomaba un sorbo de su ron y hacía una mueca. 

─ Solo a los piratas les podría gustar tal cosa. 

─ No te lo bebas, entonces ─dijo Morana, arrebatándole la botella y sirviéndose a sí misma un trago más grande. ¿Quién diablos era esta chica?

─ No es obvio ─dijo Zoya con seguridad y eso no hizo absolutamente nada para tranquilizar a Morana─. Calea me habló de haber visto a Yelena Zoreslava aquí y no pude evitar pensar en lo que eso significaría. Nunca la he conocido, pero el General la buscó durante años, incluso la llamó traidora. Tenía una foto de ella, una que envió a sus espías para que la buscaran... te pareces mucho a ella. 

─ Qué maravillosa coincidencia, me alegra que tengas tanta creatividad en la cabeza, preciosa. Ahora, ¿es eso todo?

Nuevamente, Zoya la ignoró e inclinó la cabeza. 

─ No es una coincidencia. Lo veo en tus ojos. Se parecen a los suyos; oscuros y sin luz. 

─ ¿Qué quieres? ─preguntó Morana entre dientes apretados y Zoya frunció los labios. 

─ Nada. Solo necesito saber cuánto lo odias. 

¿Necesitas?

─ Si no lo odias, no tendré más opción que arrestarte, podrías ser una espía. La fraternidad es un sesgo bastante fuerte. 

Zoya tarareó mientras dejaba que su dedo se deslizara por el borde de su vaso, y Morana estaba tratando realmente de no lanzar su propio vaso a la cabeza de la Squaller; en cambio, decidió beber otro trago, dejando que el líquido le quemara la ira. 

─ Llegaste con el Príncipe y la Invocadora del Sol. Eso debería contar para algo, hacerte digna de confianza. Pero, de nuevo, ellos no saben quién eres, ¿verdad? 

─ No tienes ni idea de lo que estás diciendo ─dijo Morana peligrosamente, y sintió algo revolverse dentro de ella, algo que se sentía como una fuerza bruta esperando estallar, algo que se sentía como lo que había sucedido en la Sombra. Tomó una respiración profunda para calmarse. 

─ Sí, lo sé ─respondió Zoya en voz baja, acercándose más a Morana, como si la amenazara─. Tu padre es un monstruo y si no te alejas mucho, mucho del árbol, estarás poniendo a todos en peligro y yo misma te arrastraré fuera de aquí por tu lindo cabello. 

─ Créeme, lo último que quiero es estar aquí ─Morana se sirvió otra copa─. Y amenazarme no es inteligente. Puedo odiar a ese desgraciado más de lo que me odio a mí misma, y eso dice mucho, pero eso no significa que no pueda acabar contigo dónde estás parada. 

─ ¿Y eso supone que mis preocupaciones deberían calmarse?

─ Se supone que eso te hará retroceder de una maldita vez, Zoya ─respondió Morana y vio cómo los labios de Zoya se curvaban. 

Morana respiró profundamente, mirando hacia abajo a su mano que no sostenía la copa y que había estado cerrada en un puño debajo de la mesa, y notó destellos de sombras y luz absorbiéndose de nuevo en su piel. Frunció el ceño, pero volvió a mirar a Zoya. 

─ No soy una amenaza para tu preciado y pequeño país. Estoy aquí por razones que el Príncipe conoce y estoy tratando de irme lo más rápido posible. Haz lo que quieras con esa información. 

Zoya asintió y tomó otro sorbo de su ron antes de hacer una mueca y dejar la copa sobre la mesa. 

─ Te creo. 

─ Gracias ─dijo Morana sarcásticamente y los labios de Zoya se curvaron mientras se recostaba en su silla─. Soy Morana. 

─ ¿Morana Zoreslava o usas su nombre?

─ Te juro que te estrellaré la botella en la cabeza. 

─ Veo que es un tema delicado ─asintió Zoya─. Seremos buenas amigas. 

─ No tienes muchos amigos, ¿verdad?

─ ¿A diferencia de ti? ─Zoya miró alrededor de la habitación vacía─. Ya veo. Estás repleta de compañeros. 

─ No quieres ser mi amiga. Quieres mantener al enemigo cerca. Así que, una vez más, vete a la mierda ─Morana dio un sorbo a su vaso, sus labios se curvaron en una sonrisa y Zoya soltó una risa. 

─ ¿Ves? Nos llevaremos muy bien, Morana. 

Al menos estamos de acuerdo en algo, tu vida estaba bien, resonó la voz de Nikolai en su cabeza, y Morana apartó el recuerdo, el sabor de sus labios, la sensación de caer. Se tomó otro vaso de ron de un solo trago. 

─ Bebes como una pirata ─dijo Zoya y Morana soltó un bufido, el ron estaba afectando su cabeza más rápido de lo esperado, alejando los sentimientos que bullían bajo su piel y el monstruo que intentaba salir, o al menos hacerle olvidar que estaba ahí. 

─ Soy una pirata, Zoya, querida ─se inclinó dramáticamente, una sonrisa sarcástica en su rostro─. Espejismo Carmesí, a tu servicio. 

Zoya extendió la mano para tomar la botella de ron y la apartó fuera de su alcance. 

─ Sobria, pirata... la cena es en una hora. 

─ Exactamente ─dijo Morana. Pero Zoya no le devolvió la botella, Morana se hundió en su silla con un resoplido─. Eres aburrida. 

─ Estás intoxicada. 

─ Has robado mi ron. 

─ Antes de que robe tu dignidad, sí ─respondió Zoya con una sonrisa socarrona─. Tu padre estaría muy decepcionado si causaras un escándalo. 

Morana resopló, pero luego entrecerró los ojos hacia la chica. 

─ Eso es un secreto, Zoya, mantenlo así. 

─ No tengo interés en compartir tus secretos, pero dime ─Zoya se acercó, hablando en voz baja─. ¿Nikolai Lantsov lo sabe?

─ Ve y pregúntaselo tú misma si tienes curiosidad. Escuché que le gustan las morenas. 

─ ¿Hablas por experiencia propia? ─Zoya sonrió con malicia y Morana hizo una mueca, inclinándose sobre la mesa y finalmente arrebatándole la botella, sirviéndose un poco en su vaso y bebiéndolo de un trago. 

─ Sí, de hecho. Está comprometido. 

─ ¿Comprometido? ─las cejas de Zoya se alzaron un poco y Morana la ignoró. 

─ Lo descubrirás todo en la cena ─dijo─. Hasta entonces, toma algo. Es muy deprimente beber sola. 

Zoya suspiró, pero permitió que Morana le sirviera más ron en su vaso medio lleno. 

─ Mantener cerca al enemigo pasó de ser atractivo a ser exasperante en un segundo. 

─ Como todo en la vida, Zoya. 



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𝐌𝐎𝐑𝐀𝐍𝐀 𝐍𝐎 𝐄𝐒𝐓𝐀𝐁𝐀 𝐄𝐗𝐀𝐂𝐓𝐀𝐌𝐄𝐍𝐓𝐄 𝐒𝐎𝐁𝐑𝐈𝐀 𝐏𝐀𝐑𝐀 𝐋𝐀 𝐂𝐄𝐍𝐀, pero había dejado de beber una vez que Zoya la arrastró fuera de la biblioteca y la obligó a vestirse con ropa adecuada que no pareciera de pirata, y también a beber agua para no oler como un pirata. Ser amigas, enemigas o lo que sea que fueran con Zoya estaba borrando su identidad como pirata y Morana no iba a permitirlo. 

Así que sí, tal vez todavía estaba un poco ebria y no podía formar pensamientos completos y coherentes, pero al menos se estaba comportando. Morana había rechazado la oferta de Mal de sentarse con él, ya que el rastreador quería estar más cerca de la mesa real; así que se sentó junto a Zoya y Adrik, frente a Nadia, Tamar y Tolya. Había conocido a Nadia y Adrik en la cena y no les tenía una especial antipatía.

Pero luego vio de reojo cómo Nikolai se levantaba. Su mano se extendió hacia la copa de vino frente a ella, pero Tamar se la arrebató antes de que pudiera alcanzarla. Morana la miró con furia. 

─ Hoy se marca el comienzo de una nueva era de cooperación entre los Lantsov y los Grisha ─la voz de Nikolai resonó en la habitación mientras la gente se callaba, sus palabras comandando a los presentes y, en contra de su voluntad, Morana se encontró mirándolo. Sus ojos se encontraron y él titubeó, su brazo se debilitó ligeramente. Carraspeó─. Me complace anunciar mi compromiso con Alina Starkov, la Invocadora del Sol y la nueva líder del Segundo Ejército. Juntos, construiremos un futuro mejor para Ravka. 

Nikolai se volvió a sentar, sus ojos sin apartarse de ella, mientras intentaba evaluar su reacción. Morana apartó la mirada. 

─ Es mucho para asumir ─murmuró Adrik mientras Nadia le hacía un gesto. 

─ Ella puede asumirlo. 

Zoya resopló. 

─ Invocar luz no califica a alguien para dirigir una campaña militar. Ha sido Grisha durante menos de un año. 

Tamar frunció el ceño hacia ella y Morana aprovechó la oportunidad para robarle su vino de vuelta. 

─ Los Grisha nacen, no se hacen. 

─ Entonces, ¿no la seguirás? ─probó Nadia, mirando significativamente a Zoya. 

Morana soltó una risa. 

─ Por supuesto que lo hará ─respondió, dando un sorbo a su vino─. A menos que quiera estar asociada con el Oscuro y ser repudiada como una traidora. 

─ Preferiría verlo fracasar ─asintió Zoya. 

─ Como todos ─dijo Morana antes de fruncir el ceño al ver su vaso vacío─. ¿Escondiste mi ron de nuevo, Zoya?

Las cejas de Tolya se levantaron hasta su frente y soltó una risita. 

─ Suficiente alcohol para ti, Mora. ¿Quieres dar un paseo?

─ ¿Salir de aquí? ─la cabeza de Morana se levantó hacia él y Tolya resopló─. Sí, por favor. Fue un placer conocerlos a todos, queridos... pero Tolya y yo nos tenemos que ir. 

Con eso, se levantó, rodeó la mesa y se encontró con Tolya junto a la puerta. Abandonaron el salón y caminaron por los pasillos de la Rueda Giratoria. La piel de Morana estaba en llamas, la mezcla del alcohol y todas sus emociones reprimidas la hizo tomar una respiración profunda. 

─ ¿No tienes algún poema para recitar? ─preguntó Morana mientras se apoyaba en Tolya, tambaleándose un poco, tratando de reorientarse cuando algo se sentía extrañamente fuera de lugar. Y estaba segura de que no se trataba solo del alcohol o de Nikolai. Tolya pasó su brazo sobre su hombro mientras la ayudaba a caminar. 

─ ¿Te gustan mis sonetos?

─ Depende del vino. 

Tolya soltó una risita mientras entraba al centro de entrenamiento de la Rueda Giratoria. 

Hay barcos navegando hacia muchos puertos, pero ninguno va donde la vida no es dolorosa. 

─ Una tragedia ─murmuró Morana mientras se alejaba de él, tratando de recobrar el equilibrio, pero la sensación en su pecho presionaba más fuerte contra su corazón, y ella lo sentía. 

El poder dentro de ella se sentía desequilibrado. Sentía cómo la oscuridad intentaba superar el equilibrio, a través del estado vulnerable en el que el alcohol la había dejado, a través del estado vulnerable de sus emociones. 

─ Mora, ¿qué...?

─ Algo está mal, Tolya ─susurró interrumpiéndolo, y luego el zumbido en sus oídos estalló. 

La oscuridad dentro de ella intentaba salir, unirse a cualquier cosa, a quién fuera que la llamaba. Su cabeza cayó hacia atrás y un jadeo escapó de sus labios mientras sentía el poder en sus dedos, anhelando ir a algún lugar. Sentía la atracción que su padre ejercía sobre ella. Sentía la luz dentro de ella intentar superar las sombras abrumadoras y descontroladas. 

Nunca antes había invocado nada, pero vio cómo la habitación se volvía sombría, las luces se atenuaban. No le dolía como en Jelka, se sentía liberador y venenoso al mismo tiempo. Era más parecido a la Sombra, un poder crudo e innatural. No parecía que estuviera invocando algo, más bien sentía que estaba liberando lo que había dentro de ella. Por un instante fugaz hubo equilibrio, pero luego las sombras ganaron. 

Su cabeza estalló en llamas y...

El zumbido se detuvo. La conexión se rompió. Monstruos, poder y Santos, todos de vuelta en sus jaulas. Más rápido que nunca. 

Sus rodillas cedieron y Mora cayó contra Tolya, quién la estaba sacudiendo por los hombros como un loco. La luz de las lámparas de aceite volvió como si nada hubiera sucedido, y Morana cerró los ojos, jadeando. Lo único que la mantenía en pie eran los brazos de Tolya, abrazándola. 

─ ¿Morana? ─llamó Tolya, pero su conciencia se desvanecía, su cabeza se volvía pesada y comenzaba a aflojarse en sus brazos. 

─ ¡Mora! ¿Qué ha pasado? ─escuchó la voz de Nikolai y frunció el ceño mientras el brazo de Tolya alcanzaba sus piernas, levantándola en el aire, su cabeza se inclinaba hacia un lado, sus ojos estaban cerrados. 

─ Ella ha invocado ─escuchó a Tolya decirle a Nikolai. 

Estoy aquí mismo, maldito poeta, pensó para sí misma, sin tener la energía suficiente para hablar en voz alta, dile al Príncipe que se pierda. 

─ ¿Qué invocó?

Tolya balbuceó en busca de palabras, mientras la oscuridad comenzaba a envolverla, mientras todo empezaba a desvanecerse, y lo último que escuchó fue el susurro de Tolya. 

─ Invocó el amanecer. 





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