✿┋𝟐𝟏. 𝐈𝐧𝐭𝐞𝐫𝐯𝐞𝐧𝐭𝐢𝐨𝐧.
⥁𝕮𝖔𝖒𝖕𝖑𝖎𝖈𝖆𝖙𝖊𝖉
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La pelirubia salió de la casa Moskowitz y se montó en su motocicleta dispuesta a no tener que volver allí, su cambio repentino de parecer no se debía a unos celos irracionales y mucho menos a la falta de cariño, se debía; a la competencia que habría dentro de dos semanas. Su concentración en el Dojo era prácticamente nula desde que salía con él.
Eli Moskowitz ocupaba la mayor parte de sus pensamientos, además de tener que pagar la renta y cuidar a su familia. No podía sacarse al pelirubio de su mente, estaba intentando hacer todo lo posible para no confundir sus sentimientos.
La realidad era que jamás se había sentido así de querida por nadie, y eso la asustaba por completo. Por lo tanto, decidió alejarse de él y concentrarse en sí misma. Aquello le sonó bastante egoísta de su parte, no podía quererlo tanto, ansiar estar con él y a su vez buscar la manera de que jamás volvieran a relacionarse, todo por la culpa de lo que les dictaminaban las personas de su entorno.
Tory se colocó el casco y con sus ojos aún cristalizados, decidió no mirar hacia atrás y poner rumbo hacía su hogar. Por más de que Eli le gritase para que no partiera, ella sabía que debía hacerlo, o de lo contrario, las cosas comenzarían a empeorar.
──¡Nichols!──le gritaba una y otra vez el pelirubio intentando encontrar alguna pizca de remordimiento en el accionar de ella.
Pero no fue así, ella no volteó y él tampoco la siguió. A pesar de haberle admitido que si de él dependiera, la seguiría hasta el fin del mundo.
Eli entró nuevamente a su casa, un hogar vacío de sonidos y repleto de soledad. Allí reinaba el silencio, un silencio que sólo Tory podía romper con una simple sonrisa al pasearse por la cocina, el living o incluso al intentar animarlo a él.
Luego de aquel suceso, los días de Eli comenzaron a empeorar, ya no iba a entrenar tan seguido al Dojo y sólo vestía colores apagados, durante las clases fingia prestar atención y le sonreía a la mayoría de sus amigos. Pero, cuando Tory entraba por la puerta del salón, sus ojos incomprendidos no podían evitar mirarla y contemplarla. Él aún intentaba buscar la forma de saber que era lo que había sucedido, sus pensamientos negativos eran reiterativos y lo único que ansiaba era poder estar a solas con ella.
Eli respetaba su decisión a pesar de todo, si Tory no quería volver a verlo ni relacionarse con él, de alguna forma se lo merecía. Era cierto finalmente que el karma regresaba de las formas menos esperadas.
──¿Qué hay?──inquirió Miguel intentando sacarle un tema de conversación al desganado de su amigo.
──Ya sabes.. he estado pasando tiempo con la banda de motociclistas de Los Ángeles──contó con la vista perdida──Son bastante agradables, arreglaron mi motocicleta por sólo veinte dólares.
──¿A eso se debe tu nuevo tatuaje? Espero que no sea como la luna que decidiste hacerte hace dos años, el cual tuviste que tapar con la muerte o algo así──se burló el moreno observando el tatuaje que Eli llevaba en el lado interno de su brazo izquierdo──¿Qué se supone que es?
──Es una fogata──murmuró señalandola.
──Y.. ¿qué representa?──elevó una ceja confundido.
──Que la vida es como una fogata, debes mantenerla encendida para que cobre un sentido──inventó rápidamente──Al menos es en lo que creo.
──No crei que fueras tan del tipo.. romántico──se burló Miguel con una clara risa──¿Quién te cambió así? Dime su nombre porque debo felicitarla personalmente.
──La conoces bien──se burló Eli ganándose un empujón por parte de su amigo.
──Tienes suerte de que no crea que tú y Sam son compatibles──rodó los ojos divertido.
──Hey, ¿quién habló de Sam?──volvió a burlarse, esta vez con menos risa y más verdad, aunque Miguel no lo supiese.
──¿Hablas de..?──giró su cabeza en dirección a la pelirubia que copiaba atentamente el mapa conceptual del pizarrón. Al instante se giró a ver a su amigo──¿Sabes que no te lo perdonaría jamás, verdad?──rió el moreno generandole una extraña sensación en el pecho al pelirubio.
Ambos dispusieron su atención al pizarrón que se encontraba en frente. Aquellas palabras de Miguel dejaron atónito a Eli, quien precisamente se había tatuado una fogata en representación a ella, en representación a Tory.
Sabía que jamás podría volver a tenerla y que estar con ella se sentía como si la piel se le estuviese quemando, cada beso, cada tacto y cada sentimiento brindado lo sentía arder en el fondo de su corazón. Y de alguna forma debía expresarlo, tal vez no era lo mejor, e incluso tal vez a ella no le agradaría en lo absoluto, pero el significado que Tory le había dado a su vida y las sonrisas que había recibido de su parte, no se comparaban con nada de lo que había vivido antes.
Ella lo había elegido a él, y él sólo lograba empeorar las cosas a cada paso que daba. No supo como, ni por qué pero se levantó de su asiento y se retiró del salón mientras la profesora explicaba un tema que entraría en la próxima evaluación.
Caminó en dirección al parque de la institución y sin importarle el clima tomó asiento en una de las bancas, necesitaba estar solo y pensar en todo lo que había ocurrido con anterioridad. Necesitaba asumir el hecho de que tal vez, Miguel se enterase de lo suyo con Tory. Y en que tal vez, no quisiera volver a verlo jamás.
¿Estaba preparado para aceptar el hecho de tener que perder su amistad?
Ya había perdido a la única chica por la que había logrado sentir mucho más de lo que alguna vez había imaginado. No podía perder a su amigo también.
──Moskowitz──llamó su atención una voz masculina que acabó sentándose a su lado──¿Está todo bien?──acomodó su cabello castaño mirando hacía ambos lados.
──¿Qué quieres, Robby?──indago molesto manteniendo su ceño fruncido──¿Piensas cortarme alguna otra extremidad? Te recuerdo que cabello ya no tengo.
──En serio, aún no entiendo porqué le gustas a Tory──murmuró para sus adentros y centró su vista en el pelirubio──Va a ser la última vez que te pregunte esto, ¿Pasó algo entre ustedes? Ocasionalmente Tory hubiese comenzado a sentir ansiedad y te hubiera seguido hasta donde sea que fueras. Además ella está actuando de forma extraña, desde ayer. Así que claramente como mi intuición no falla, supuse que se trataba de ti.
──¿De qué estás hablando?──inquirió sintiéndose fastidiado.
──¿Realmente vamos a hacer esto? Creí que sería más fácil──suspiró Robby levantándose del banco en el que estaba──El recreo terminará pronto y me llevó años luz encontrarte sin que Tory sospeche algo. ¿Piensas darme un indicio?
──¿Qué acaso no están juntos? Lo dejaron muy en claro el otro día en la cafetería──se levantó cruzando ambos brazos debajo de su pecho.
──Si tuviese la oportunidad de salir con Tory, lo haría, créeme. Pero esto va más allá, ella siente algo por ti──aclaró metiendo las manos en los bolsillos de su chaqueta──Lo noté en sus ojos, ella no sólo cambia cuando está contigo, ella es un poco más feliz cada vez que te tiene cerca y a pesar de que eso me destruya a mi, no quiero no enterarme de lo que está sucediendo en la vida de Tory.
──¿Por qué confiaría en alguien que acaba de confesar ampliamente que está enamorado de mi chica?──tensó su mandíbula──¿Cómo sé que esto no es el típico jueguito sucio que hacen en las películas de Hollywood?
──¿Podrías dejar de ser un idiota por sólo cinco minutos?──pidió sintiéndose frustrado──Veo que es imposible hablar contigo.
──Tú tampoco eres del todo colaborativo──lo miró de arriba a abajo──"Aunque esto me lastime, quiero saber"──se burló imitandole la voz──Con que.. los sentimientos no te impiden ser chismoso ¿eh?
──Es imposible hablar contigo──el castaño se dió media vuelta y comenzó a caminar en dirección a la entrada.
Eli rodó los ojos y trotó hacía él para alcanzarlo, una vez que estuvo a su lado y verificó que no había ningún conocido cerca, habló.
──¿Qué fue exactamente lo que Tory te dijo sobre mi?──inquirió apoyándose en el marco de la puerta.
──Pues.. ella habló sobre-
──¿Por qué mejor no se lo preguntas tú a Tory?──indago Sam metiéndose en la conversación con un café entre sus manos──No tiene porqué hablar de ti, no que la conocieras tanto──soltó una risa.
──Si me disculpas Sam, estamos intentando tener una conversación──habló Robby.
──¿Por qué quieres que me vaya? ¿Temes que las cosas terminen como la última vez?──enarcó una ceja colocándose a un lado de Eli.
──¿Eso sería completamente favorecedor para ti, verdad?──rió atónito el castaño.
──La realidad es que disfruto ver el sufrimiento en la cara de Tory, cada mañana cuando escucha mis pasos llegar──relató con superioridad.
Robby no contuvo su carcajada y Eli tuvo que dirigir su mirada hacía otro lado para no quedar mal.
──¡Keene! Te estaba buscando──se escuchó una voz femenina que se acercaba a paso rápido──Te compré el jugo que te gusta──se lo entregó una vez que llegó a su lado.
──Gracias, Nichols──le sonrió dejándole luego un beso en la mejilla, molestando por completo a Eli──Sinceramente, me encantaría quedarme discutiendo con ustedes pero tengo cosas más importantes que hacer──tomó la mano de la pelirubia para luego alejarse de Sam y Eli.
La castaña y el pelirubio caminaron en dirección a su grupo, la primera completamente enfurecida y el segundo con una notoria decepción, él si quería saber lo que Robby tenía para decir. Por eso mismo, una vez terminado el horario de clases, Eli esperó al castaño a las afueras de las canchas de rugby.
──¿Y bien? ¿Vas a decirme lo que tienes para decir o piensas dar más vueltas?──soltó el pelirubio caminando de forma relajada.
──Hablé con Tory en el receso y en el aula, dijo algo así como que ya no confiaba en ti. Pero no le creo ni una palabra, esto nos sobrepasa a ambos──comunicó Robby caminando a la par de Eli──¿Tú que crees?
──Todo es extraño, creí que estaríamos bien.. pero ella vino a mi casa a devolverme la copia de la llave que le hice-
──¡¿Le hiciste una copia de las llaves de tu casa?!──exclamó sorprendido.
──Han pasado casi dos años en los que siempre que nos veíamos, Tory se escabullia por mi ventana. Las veces que ha usado la puerta principal creo que han sido menos de seis──contó Eli soltando una risa, a su vez el castaño también rió.
──Ósea.. ves a Tory desde hace tiempo, esto que ocurre no es reciente──chasqueo la lengua contra su paladar──¿Ya se han besado? No he tenido el privilegio de preguntarle a Miguel, cómo fue──se burló sintiendo la mirada amenazante de Eli sobre él.
──Y jamás tendrás la oportunidad de saberlo──aclaró haciéndolo reír.
──¿Si se besaron entonces?──festejó ampliamente──Lo importante aquí es, ¿qué sientes tú?──preguntó interesado──Aunque con lo de la copia de la llave de tu casa me lo has dicho todo.
──Quiero hablar con Tory, no es que no la necesite, pero entiendo si no quiere verme y respeto su decisión.
Robby frenó en seco y lo miró atónito, no se creía que el mismísimo Eli Moskowitz, considerado en los últimos tiempos como el mejor motociclista de Los Ángeles, acababa de decir que estaba prácticamente entregado al amor de Tory, pero que si ella se alejaba, él no haría absolutamente nada.
──No puedes admitir que te gusta y no hacer nada por decírselo, es como comenzar una pelea y no terminarla, o como pelar una mandarina y no comertela. ¿Para qué haces el sacrificio si no quieres ver el final?──explicaba molesto el castaño.
──Hablaré con ella en la semana, pero si no quiere que coincidamos para vernos, no insistiré demasiado.
──Estoy seguro de que mi padre no te enseñó eso──negaba con la cabeza el ojiverde.
──Buena charla, Keene. Ahora volvemos a ser enemigos de Dojo de nuevo──sentenció con animosidad el pelirubio alejándose de Robby y saludandolo con la mano.
──Más te vale cuidarte la espalda, no te tendré piedad en el torneo──avisó caminando para el lado contrario luego de saludarlo.
──Como si tuvieses oportunidad alguna──murmuró Eli riendo por lo bajo.
Tiempo más tarde, en el Dojo de Cobra Kai, se encontraban entrenando una pelirubia y un castaño, practicaban las defensas utilizadas por Miyagi-do.
──¿Que harás para el baile de promoción?──inquirió Tory.
──¿Nada? Supongo que no asistiré──se encogió de hombros──¿Por qué?
──Estaba pensando en que.. podríamos ir juntos.
──¿Tory, me estás invitando al baile?──rió burlón el ojiverde.
──Sería una estrategia.. ya sabes, para fastidiar a Sam y a Miguel──explicó ella mientras esquivaba los golpes.
──¿Desde cuando te importa fastidiarlos? Creí que era la menor de tus preocupaciones──objetó Robby.
──Yo creo que la idea de Tory es bastante buena──añadió Silver a la conversación.
──¿Usted cree eso?──fruncio el ceño Tory, quien sólo estaba bromeando.
──Así es, y de hecho. Tengo una idea que les puede servir mucho──les sonrió a ambos jóvenes con sus perfectos dientes blanquecinos.
La pelirubia y el castaño se miraron entre sí con disimulo. ¿Qué plan maquiavélico se estaba conformando en la mente de Terry Silver?
Tory y Robby, sólo tenían que esperar hasta el sábado para averiguarlo.
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Espero que les haya gustado!
Perdón por la demora
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