Capítulo 2: Forastero.
El sol de la mañana se colaba insistentemente por la ventana, sus rayos iluminando el pequeño y desordenado cuarto donde Tn yacía en la cama. La luz acariciaba suavemente su rostro, forzándolo a abrir los ojos. Al principio, el mundo era una mezcla borrosa de sombras y luces, pero poco a poco, sus pensamientos comenzaron a ordenarse, nublados por el sueño y el dolor persistente que recorría su cuerpo.
Tn parpadeó, sintiendo el peso de las vendas que cubrían sus heridas, cada movimiento recordándole el enfrentamiento reciente. La imagen de Colmillo Blanco, su fiel dragón albino, resplandecía en su mente, seguido por el recuerdo vívido de la feroz batalla con el otro jinete. Podía revivir el momento exacto en que el otro había caído, y luego él mismo se desplomó, su cuerpo cediendo al agotamiento y las heridas.
Tn: ¿Cómo sobreviví? -se preguntó, dejando que la pregunta flotara en el aire, sin esperar realmente una respuesta. Las imágenes de la pelea revoloteaban en su mente como sombras danzantes, persiguiéndose una a otra mientras trataba de encontrarle sentido a lo ocurrido.
De repente, un ruido suave interrumpió su ensimismamiento. Tn ladeó ligeramente su rostro, su mirada encontrándose con un grupo de desconocidos al pie de la cama. Una chica rubia con una expresión decidida lo observaba con interés; junto a ella, un chico con ojos curiosos, y otros tres jóvenes que parecían compartir una mezcla de nerviosismo y excitación. Rieron nerviosamente al darse cuenta de que Tn los había descubierto.
Él frunció el ceño, sin reconocerlos. Ninguno de ellos se parecía a alguien de su aldea, y mucho menos a personas interesadas en dragones. Sin embargo, algo en sus miradas, una chispa de fascinación y asombro, le hizo entender que quizá él no era el único con preguntas. ¿Quiénes eran? ¿Por qué estaban interesados en él? La curiosidad y el desconcierto se entrelazaban en su mente mientras la rubia dio un paso adelante, rompiendo el incómodo silencio que se había instalado en la habitación.
Astrid: Eh... Hola -comenzó ella, su voz un poco titubeante pero amistosa-. Nosotros... bueno, vimos lo que hiciste allá afuera. Nunca habíamos visto a nadie montar un dragón como tú. ¿Cómo te llamas?
Tn los observó, intentando decidir si debía confiar en esos extraños que parecían tan fascinados por su habilidad. Pero algo en sus ojos, una mezcla de admiración y camaradería, lo convenció de que al menos merecían una oportunidad para explicar su presencia. Con voz ronca y pausada, respondió:
Tn: Soy Tn. ¿Y ustedes... quiénes son?
Apariencia de Tn: Si, son Griffith :)
Pero sin lo violador y daddy issues.
Astrid fue la primera en dar un paso adelante, sus ojos azules brillando con una mezcla de curiosidad y admiración mientras observaba a Tn. Había algo en él, en esa determinación silenciosa y en la forma en que había manejado a su dragón, que la intrigaba profundamente.
Astrid: Soy Astrid -dijo con una sonrisa que reflejaba tanto confianza como un interés genuino-. Y estos son mis amigos: Hipo, Brutilda, Brutacio y Patapez -añadió, señalando a cada uno a medida que los nombraba. Cada uno de ellos asintió con la cabeza, saludando a Tn con expresiones amables y un poco de admiración.
Mientras hablaba, Astrid no apartaba la mirada de Tn, como si intentara descifrar los secretos que guardaba detrás de esos ojos. No era habitual ver a alguien de su edad con tanta habilidad para montar un dragón, y menos aún a un albino, una rareza que sólo añadía más misterio al joven frente a ella.
Astrid: Nunca hemos visto a nadie montar un dragón como lo hiciste tú -continuó Astrid, su voz cargada de un respeto que raramente otorgaba a desconocidos-. Fue... impresionante. ¿Cómo lo lograste?
Tn, sintiendo la intensidad de su mirada, respondió con sinceridad:
Tn: He estado entrenando con Colmillo Blanco desde que era un crío -dijo, el nombre de su dragón saliendo de sus labios con un cariño palpable.
Astrid alzó una ceja, intrigada por lo inusual del nombre.
Astrid: ¿Colmillo Blanco? -preguntó, inclinando ligeramente la cabeza-. ¿Por qué lo llamaste así?
Tn sonrió ante su curiosidad.
Tn: Cuando lo encontré, era pequeño y tenía un colmillo que destacaba, completamente blanco. Me pareció que el nombre le encajaba -explicó, recordando con nostalgia el primer encuentro con su compañero.
Hipo, que había estado escuchando con creciente asombro, se adelantó, su expresión una mezcla de incredulidad y fascinación.
Hipo: ¿Dices que has estado con él desde que eras un crío? -preguntó Hipo, sus ojos muy abiertos-. ¿Es posible... domar a un dragón?
La pregunta de Hipo resonó en el aire, cargada de la incredulidad de alguien que sólo había conocido a los dragones como criaturas peligrosas y destructivas. Para ellos, los dragones eran sinónimo de destrucción, y la idea de que alguien pudiera no solo convivir, sino también montar uno, era casi inconcebible.
Tn asintió, consciente de lo radical que debía parecer su declaración.
Tn: No se trata de domar, realmente -aclaró, eligiendo cuidadosamente sus palabras-. Es más bien como... entendernos mutuamente. Colmillo Blanco y yo hemos aprendido a confiar el uno en el otro. No es fácil, pero tampoco imposible.
Las palabras de Tn cayeron como una revelación sobre el grupo. Astrid lo miró con renovada admiración, mientras Hipo y los demás parecían estar procesando lo que aquello significaba para el mundo que conocían. Tal vez, pensaron, había más que aprender sobre los dragones de lo que jamás habían imaginado.
En las sombras del pasillo, Estoico el Vasto caminaba con pasos firmes y decididos, su expresión grave mientras se dirigía a la habitación donde los curanderos habían dejado a Tn para que reposara. A su lado, Bocón lo seguía, su semblante reflejando una mezcla de curiosidad y escepticismo. La noticia de que el joven había despertado había llegado a ellos a través de Hipo, quien parecía fascinado por todo lo que Tn representaba.
Bocón: ¿Realmente crees lo que dice Hipo? -preguntó Bocón, rompiendo el silencio y expresando la duda que ambos compartían-. ¿Que ese tal Tn logró domar a un dragón?
Estoico frunció el ceño, mostrando su típica reticencia ante lo que consideraba rumores sin fundamento. Durante toda su vida, había aprendido a ver a los dragones como enemigos, no como compañeros potenciales.
Estoico: Quizás Hipo solo exageró las cosas -respondió Estoico, con un tono que sugería tanto incredulidad como la necesidad de proteger a su hijo de lo que consideraba fantasías peligrosas.
Bocón, sin embargo, mantuvo su postura.
Bocón: Hipo nunca ha mentido -insistió, su voz grave resonando con la certeza de alguien que conocía bien al joven.
Justo cuando estaban por llegar a la habitación, la figura de Tn apareció en el umbral. Se apoyaba en la pequeña Astrid, quien, a pesar de su tamaño, parecía decidida a ayudar al joven albino. La situación hizo que Astrid se pusiera visiblemente nerviosa, consciente de la mirada protectora de Estoico sobre ella.
Estoico: Aléjate de ella -declaró Estoico de inmediato, su voz resonante y defensiva, mientras daba un paso hacia adelante.
Bocón, siguiendo la instrucción tácita de su líder, se movió rápidamente para apartar a Astrid de Tn, aunque la chica se mantenía tensa, claramente queriendo seguir ayudando al extraño que ahora parecía estar en el centro de una tormenta de atención.
Tn, sintiendo el cambio en el ambiente, se apoyó con esfuerzo en el marco de la puerta. Su mirada era serena pero mordaz, y sus palabras salieron con una calma que contrastaba con la tensión en el aire.
Tn: Solo quería tomar aire -dijo, su tono sereno pero con un toque de desafío-. La niña solo quería ayudarme.
Había una defensa implícita en sus palabras, un intento de proteger a Astrid de cualquier problema posible por su amabilidad hacia él, un desconocido. A pesar de la situación, Tn no quería que ella pagara el precio por su simple deseo de ayudar.
Estoico, con la mirada fija en Tn, asintió lentamente, reconociendo la firmeza en aquellas palabras. Sabía que había llegado el momento de hablar, de entender qué estaba ocurriendo realmente con este joven y su dragón.
Estoico: Tenemos que hablar -dijo Estoico, su voz firme pero sin la dureza de antes, como si aquel breve intercambio hubiera abierto una puerta a la posibilidad de diálogo.
Tn simplemente asintió, consciente de que aquel encuentro podría cambiar no solo su destino, sino también el de aquellos que, hasta ahora, lo habían considerado un simple extraño.
CONTINUARÁ.
¿No habías publicado este capítulo ya?
Si, lo hice.
¿Que paso?
Bueno... Me vi las tres películas de "Como Entrenar a tu Dragón" y cambie mis planes de como llevar el Lore xD
¿Cómo seguiré?
Tomando en cuenta la cronología de películas, sus tramas siendo secundarías en esta historia que planeo centrar en la trama principal de Tn.
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