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⋅ ⋯ ୨ último suspiro ୧ ⋯ ⋅
💓 . ꦿꦶ 🅴🅼🅼🅴🆃🆃 llevó a Willow cargada en su espalda. El recorrido no fue particularmente agradable, sobre todo porque el vampiro aprovechó para jugarle varias bromas, fingiendo en repetidas ocasiones que iba a dejarla caer a mitad del trayecto. A pesar de los sustos y las risas nerviosas de la rubia, Emmett jamás aflojó su agarre ni permitió que estuviera en peligro.
Después de aproximadamente quince minutos de travesía, finalmente llegaron a su destino.
━Puedes bajarte de mi espalda, garrapata ━murmuró Emmett con una sonrisa divertida, al notar cómo la joven seguía aferrándose con fuerza a él.
━Gracias, taxi. ¿Cuánto te debo? ━bromeó Willow, soltándose con cuidado.
━Mmm, veamos... considerando que casi me ahorcas en el camino, ¿unos siete dólares? ━respondió Emmett antes de añadir con picardía━. No te preocupes, corre por mi cuenta.
━¡Qué considerado! ━replicó Willow, exagerando su tono mientras le daba una palmada en el hombro━. Bueno, me voy.
Antes de retirarse, Emmett se aseguró de que el olor en la casa no representara ninguna amenaza para Willow y confirmó que el único olor dentro era el rastro de sangre de la madre de Willow. Una vez que estuvo convencido de que la joven estaría segura, la observó entrar en la casa y, con velocidad vampírica, desapareció en la misma dirección por la que fueron.
Willow cerró la puerta detrás de ella, y al instante algo la inquietó. La casa estaba completamente a oscuras, lo cual era inusual. El aire dentro era frío y pesado, como si nadie hubiese encendido la calefacción en todo el día. Frunció el ceño. Su madre siempre encendía las luces y calentaba la casa apenas llegaba del trabajo, y solía estar ocupada en la cocina preparando algo, su pasatiempo favorito.
Un escalofrío recorrió a Willow cuando avanzó por el pasillo, quitándose las zapatillas en la entrada. Al alzar la vista, su corazón casi se detuvo del susto. Allí, en medio de la oscuridad y a mitad de la escalera, su madre estaba de pie, inmóvil y en silencio, con una expresión inescrutable en el rostro.
━¡Dios, mamá! Casi me matas del susto ━dijo Willow, exhalando un suspiro aliviado mientras se llevaba una mano al pecho.
━Lo siento ━respondió Belinda en un tono pausado, descendiendo lentamente los escalones.
Aprovechando la situación, Willow encendió las luces y, de manera casi automática, se quitó el abrigo y la gorra de Rosalie, asegurándose de que su madre no notara de quién eran. Belinda parecía de buen humor, algo que no quería arruinar.
━¿Cómo estuvo tu día? ━preguntó su madre mientras se dirigía a la cocina con renovada naturalidad.
Willow se quedó un momento en silencio, sorprendida. Por lo general, su madre evitaba cualquier conversación que pudiera conducir a los Cullen, pero esta vez parecía genuinamente interesada. Aunque la situación le resultaba extraña, también la llenaba de esperanza. Quizás su madre estaba dispuesta a aceptar ciertos cambios después de todo.
━Estuvo bien... fueron todos. ¡Bella estaba allí también! ━recordó Willow mientras seguía a su madre hacia la cocina y tomaba asiento en la mesa━. No pude jugar mucho, en general los Cullen son demasiado buenos jugando, así que solo observé. De vez en cuando ayudaba a arbitrar ━explicó, comenzando a parlotear para llenar el silencio━. ¿Qué tal tu día en el hospital?
━Bueno, estuve trabajando desde ayer, pero hoy me tomé el día para salir contigo.
Willow sintió un revoltijo extraño en el estómago. Más allá de la emoción superficial de que su madre le dedicara tiempo tras un periodo de distancia, le resultaba raro que Belinda hubiera cambiado de humor tan repentinamente. No era propio de ella actuar de esa manera, tan impulsiva.
━¿Lo dices en serio? ━preguntó, sorprendida━. Creí que hoy debías volver al hospital y no regresarías hasta mañana. Eso fue lo que me dijiste ayer.
━Lo cambié. Creo que es mejor que pasemos tiempo juntas después de lo distante que he estado contigo últimamente ━admitió Belinda mientras terminaba de guardar los platos que había dejado escurriendo en el fregadero.
━Oh, bueno... no sé qué decir ━Willow se quedó sin palabras. Nunca se habría imaginado que su madre intentara remediar esa distancia. En su familia no solían hablar mucho de los conflictos, y si había algún problema entre Rosemary y su madre, era raro que esta última pidiera disculpas o intentara reconciliarse.
Belinda suspiró y se sentó frente a Willow con una expresión serena, aunque en sus ojos se notaba cierta carga.
━Sé que, desde que nos mudamos aquí, tú y Rosemary han tenido mucha curiosidad sobre su padre. Han querido saber su paradero, qué pasó desde la última vez que lo vieron. Hasta ahora no había considerado necesario hablar de él, pero, después de tantas discusiones con Rosemary, creo que es momento de hacerlo... y me parece justo comenzar contigo, porque eres la mayor.
Un nuevo nudo se formó en el estómago de Willow. Las palabras se le atascaban en la garganta. ¿Por qué su madre escogía precisamente ese momento para hablar del tema? No es que fuera del todo inesperado, sabía que tarde o temprano la conversación llegaría, especialmente porque Rosemary no ocultaba su interés en encontrar a su padre. Sin embargo, que lo abordara justo ese día se le hacía extraño, casi inoportuno.
Por su parte, Willow hacía tiempo que había dejado de interesarse por su padre. Si estaba muerto, vivo, si era vampiro o no, realmente ya no le importaba. Los recuerdos que tenía de él eran vagos y dolorosos; la única memoria clara era el día en que las había abandonado, prácticamente vendiéndolas a un vampiro para experimentos.
━Si realmente deseas saberlo... lamento decirte que él murió hace mucho tiempo ━dijo Belinda, mirando por la ventana junto a la mesa, como si buscara consuelo en la vista del exterior.
Willow levantó la mirada, confundida. No estaba del todo convencida. Si su padre se había convertido en vampiro, cabía la posibilidad de que su muerte hubiera sido fingida para que nadie lo buscara. Pero, si realmente había fallecido, tampoco le afectaba demasiado. Lo que sí la llenaba de vacío era pensar que todos los esfuerzos que había hecho con Rosemary para encontrarlo a él y a Eva habían sido en vano.
━¿Y Eva? ━murmuró apenas, temiendo la respuesta.
━Nunca la encontraron. Lo siento, Wills. Lo siento por no habértelo dicho antes, pero sentía que eras demasiado joven para soportarlo ━respondió su madre con un deje de remordimiento, extendiendo una mano para acariciarle el rostro. Su toque era tan frío que Willow se apartó instintivamente.
━Estás congelada, mamá.
━Sí, olvidé encender la calefacción. Pero dime, ¿cómo te sientes respecto a todo esto?
Willow bajó la mirada, pensando en las palabras de su madre.
━Pues... nunca volviste a nombrarlos después del secuestro, y si Rosemary lo hacía, el ambiente se volvía tenso. Supuse que ambos estaban muertos. No tengo recuerdos buenos de papá, pero sí de Eva. Lamento que las cosas terminaran así. Aunque entiendo por qué no quisiste hablarnos de esto antes... debió dolerte mucho, especialmente porque Eva también era tu hija.
Belinda asintió, visiblemente conmovida, y tomó las manos de Willow entre las suyas. Las apretó con suavidad, y, al ver la empatía en los ojos de su hija, una pequeña sonrisa reemplazó la seriedad en su rostro.
━Ahora que lo hablamos... ¿te gustaría acompañarme al cementerio? Sé que es mucho pedir, pero cada cierto tiempo visito la tumba de tu padre. Si quieres, podrías venir conmigo.
Willow dudó un momento, pero en los ojos de su madre había un rastro de vulnerabilidad que pocas veces veía. Finalmente, asintió con lentitud.
━Está bien. Creo que me gustaría acompañarte, si eso es lo que quieres. Me iré a cambiar entonces.
Willow se levantó de su asiento, pero apenas dio un paso, su madre la detuvo sujetándola suavemente del brazo.
━Gracias, Wills ━dijo con una mirada profunda que parecía cargada de sentimientos.
━No es nada… en serio ━respondió la rubia con una sonrisa, aunque sentía un leve temblor en su voz.
Subió las escaleras rápidamente, pero a cada paso un escalofrío recorría su cuerpo. Algo no estaba bien. Todo parecía normal, como si su madre fuera exactamente la misma de siempre: sus palabras, su voz, incluso la manera en que la miraba. Pero había algo que no encajaba, algo que se le escapaba. "¿Estoy exagerando?", pensó, intentando calmarse. "¿Por qué sospecharía de mi propia madre?"
Se mordió el labio inferior, tratando de descartar esa sensación. Pero no era fácil. Todo estaba sucediendo demasiado rápido. Hacía solo unas horas, estaba en casa de los Cullen, riendo y olvidándose del peso de las últimas semanas. Ahora, de golpe, tenía que enfrentarse a disculpas repentinas, la noticia de que su padre estaba muerto, la confirmación sobre la desaparición de Eva, y el plan inesperado de visitar un cementerio lejos de Forks para ver la tumba de su progenitor. Era demasiado. No lograba procesarlo, y esa sensación de vacío en el pecho le recordaba que algo no cuadraba.
Al llegar al baño, cerró la puerta tras de sí y apoyó ambas manos en el lavamanos, dejando escapar un suspiro largo y pesado. Se mojó el rostro con agua fría, esperando que el contacto la despejara. Mientras miraba su reflejo en el espejo, trató de convencerse de que estaba exagerando, de que sus sospechas no tenían fundamento. "Es solo estrés," pensó, "todo esto es demasiado para cualquiera".
Tomó otro suspiro profundo, dejando que el agua resbalara por su cuello antes de secarse con una toalla. Decidió distraerse y no darle más vueltas al asunto. Abrió su armario y eligió una camiseta verde sencilla y su jardinero de mezclilla con manchas de pintura. Se lo puso apresuradamente, tratando de enfocarse en el presente.
Cuando bajó las escaleras, su madre ya la esperaba. Willow apretó los labios con fuerza, obligándose a sonreír. "No importa lo que sienta, todo estará bien", se dijo a sí misma, aunque una pequeña parte de su mente seguía alerta, incapaz de relajarse por completo.
El trayecto en el auto transcurría en un silencio tenso, con solo la música de fondo que Willow había puesto como compañía. Era su manera de llenar el ambiente, un intento por ignorar el peso de lo que no se decía. Aunque le agradaba la idea de reconectar con su madre, no podía negar que había algo extraño en el aire. Una sensación opresiva. Willow decidió ignorarlo, prefiriendo pretender que todo estaba bien, aunque sabía que no lo estaba del todo.
Su celular comenzó a vibrar sin cesar, interrumpiendo sus pensamientos. Varias llamadas y mensajes inundaban la pantalla, y cuando finalmente lo tomó entre sus manos, mordió su labio al ver el nombre que aparecía: Rosalie. Dudó un momento. Quería responder, pero la presencia de su madre a su lado la hacía titubear. Sabía cuánto le desagradaba Rosalie y, por ende, no quería empeorar la situación.
━Puedes contestar, si quieres ━sugirió su madre, pero su tono estaba lejos de ser amable. Belinda le lanzó una mirada rápida antes de volver la vista al camino, y el leve disgusto en su expresión fue suficiente para que Willow negara con la cabeza, optando por guardar el celular en su bolso.
━No es nada importante. Además, estuve con Rosie todo el día... y sé cuánto te molesta ━dijo Willow con un intento de ligereza en su voz, aunque el ambiente seguía tenso.
━Estoy... aprendiendo a aceptarlo ━respondió Belinda, con una rigidez que traicionaba sus palabras━. Es todo muy nuevo para mí, sobre todo porque sabes cuánto... odio a los Cullen.
El agarre de Belinda en el volante se tensó, sus nudillos blanqueando mientras sus manos apretaban con más fuerza de la necesaria. Willow se sorprendió por la reacción, aunque su madre pareció darse cuenta y rápidamente suavizó su expresión, devolviendo la mirada al camino con una sonrisa forzada. Sin embargo, cada tanto, la rubia notaba cómo su madre la miraba de reojo, como si quisiera asegurarse de algo que Willow no lograba entender.
━¿Estás bien, mamá? ━preguntó finalmente, con cierto nerviosismo━. Sé que hablar de papá y Eva es complicado, y sé que puede ser raro ir juntas al cementerio a verlo... Si prefieres no hacerlo, lo entenderé completamente.
━Estoy bien ━negó Belinda casi de inmediato, demasiado rápido para resultar convincente━. Pero tú necesitas ver esto ━añadió, con un tono que Willow no supo interpretar.
El celular volvió a sonar varias veces mientras avanzaban por la carretera, interrumpiendo el incómodo silencio que se había asentado entre ambas.
━¿Vas a contestar? ━preguntó Belinda finalmente, mirando el bolso en la parte trasera del auto, donde estaba el celular, a través del retrovisor con un leve destello de irritación en su mirada.
━Creo que solo le mandaré un mensaje a Rosie para que sepa que estoy bien ━respondió Willow con cautela, inclinándose hacia el asiento trasero para alcanzar su bolso. Antes de que pudiera hacerlo, la mano de su madre la detuvo, firme pero sin brusquedad.
━No es necesario. Ella no tiene que saber siempre dónde estás ━dijo Belinda, su tono era demasiado casual, casi despreocupado, pero escondía algo más.
Willow soltó una risa nerviosa, intentando desviar la incomodidad que sentía. Confundida, tomó su celular y volvió a su asiento, escribiendo rápidamente un mensaje para tranquilizar a Rosalie.
━Sabía que no te agradaba, pero no pensé que llegara a este extremo... ━murmuró Willow, con una mezcla de incredulidad y desconcierto. Mientras miraba por la ventana, la carretera parecía alargarse infinitamente, como si el camino no tuviera fin. El silencio se hizo absoluto, salvo por el leve ronroneo del motor.
Otra notificación interrumpió el ambiente, pero esta vez Willow no pudo ocultar la reacción en su rostro al leer de quien se trataba la notificacion. Era un mensaje de su verdadera madre. Miles de notificaciones se acumulaban, desesperadas, diciéndole que todos la estaban buscando: Rosemary, Rosalie, y varios miembros de los Cullen. Principalmente su madre preguntando por su paradero.
Sus manos comenzaron a temblar mientras leía, su corazón golpeando violentamente contra su pecho. Miró el celular, luego al asiento del conductor. Algo no cuadraba. Nada tenía sentido. Su mente trataba de encontrar respuestas, pero solo se llenaba de un miedo abrumador. Si su madre verdadera estaba buscándola… ¿quién estaba realmente conduciendo junto a ella?
La mujer a su lado negó lentamente con la cabeza y una sonrisa satisfecha se dibujó en su rostro, fría y burlona, como si disfrutara de la confusión y el miedo de Willow.
━No quería que te dieras cuenta tan pronto, pequeña Willow ━la voz de la mujer se volvió más grave, oscura y amenazante, mientras sus facciones empezaban a cambiar.
Willow pestañeó repetidamente, intentando procesar lo que veía frente a ella. No podía ser cierto, pero lo era. En el lugar donde debería estar su madre, ahora estaba ella. La mismísima Elena. Aquella sonrisa perversa que había poblado sus pesadillas durante tantas noches, aquella figura que representaba todo su dolor, su miedo y su desesperación. Frente a Willow estaba el vampiro que había torturado a su hermana y a ella misma, la causante de la ruptura de su familia.
━¿Qué...? ━musitó Willow, su voz temblando al igual que sus manos. Tragó saliva con fuerza, sintiendo cómo su garganta parecía cerrarse de puro terror. Apretó el celular en su mano con tanta fuerza que por un momento creyó que lo rompería. Una ola de miedo la envolvió por completo, paralizándola. Sus piernas se sentían como de plomo, incapaces de responder.
━Fingir ser tu madre fue bastante fácil debido a mi don... pero mantener a los Cullen distraídos de ti me costó un poco más ━dijo Elena con una calma escalofriante, sus ojos rojos clavados en Willow como si fuera un animal acorralado. No miraba la carretera, y aun así, conducía como si no necesitara prestar atención━... pero para lograr aquello envíe otros vampiros, de forma que hicieran el trabajo sucio por mi.
Willow apenas pudo articular una palabra.
━Elena...
El nombre salió de sus labios como un susurro cargado de horror. Aquella mujer no era su madre. Era el monstruo que había destruido su vida. Era la vampiro que había utilizado su sangre como si fuera un experimento, la que había separado a su padre, la que había desaparecido a Eva. La que había roto a su hermana. Y ahora, esa misma figura se había hecho pasar por su madre.
El instinto de supervivencia tomó el control antes de que su mente pudiera detenerla. Sin pensarlo dos veces, abrió la puerta del auto y se lanzó al vacío.
El impacto fue instantáneo. Apenas tocó el suelo, el dolor la atravesó como mil cuchillos. Rodó por el asfalto sin control, sintiendo cómo su cuerpo chocaba contra el suelo con cada giro. Cuando cayó sobre su brazo, el dolor agudo fue tan insoportable que un grito desgarrador escapó de sus labios. Sentía sus piernas ardiendo por las raspaduras, y un escozor punzante le recorrió la mejilla izquierda, donde una profunda herida dejaba la carne expuesta. Su rodilla sangraba sin descando, dejando un rastro carmesí a lo largo del camino.
Willow temblaba. Quería llorar. No solo por el dolor físico, sino porque su plan había fracasado. Había esperado que tirarse del auto significara escapar, pero ahora estaba en el suelo, herida, vulnerable, y todavía consciente. El miedo la invadió de nuevo, un terror paralizante al imaginar lo que Elena podría hacerle si la alcanzaba.
Las lágrimas comenzaron a rodar por su rostro. Intentó no mirar su brazo, porque el dolor era tan abrumador que temía encontrarlo en una posición antinatural o completamente roto. No podía moverse. Por más que lo intentara, su cuerpo no respondía. Su respiración era un jadeo entrecortado, y sus ojos, nublados por las lágrimas, apenas lograron enfocar lo que estaba frente a ella: el borde del bosque.
Con toda la fuerza que pudo reunir, empezó a arrastrarse. Cada movimiento le arrancaba un gemido de dolor, pero no se detuvo. Su mano sana se aferró al asfalto, y con un enorme esfuerzo, logró empujar su cuerpo hacia adelante. Su sangre dejaba un rastro oscuro en el suelo, pero no le importaba. Finalmente, sus dedos tocaron la hierba fría del borde del bosque. Ese contacto fue como un bálsamo, un recordatorio de que aún estaba viva.
Se dejó caer de espaldas sobre el pasto, respirando con dificultad. El mundo giraba a su alrededor, pero al menos estaba fuera del alcance inmediato de Elena. O eso quería creer. Cerró los ojos, intentando calmar su corazón desbocado, aunque sabía que su salvación dependía de algo más grande que ella: un milagro.
Y en el fondo, supo que, si la muerte llegaba, era un destino que prefería antes que volver a caer en las manos de Elena.
Como un sonido sordo que rompía la quietud de la naturaleza, Willow podía escuchar los pasos lentos y calculados de Elena acercándose. Cada pisada retumbaba en el suelo como si anunciara la inevitable llegada de un depredador. Los pájaros, conscientes de la amenaza, habían enmudecido, creando un silencio sepulcral que intensificaba la tensión. La risa sádica y grotesca de Elena parecía resonar en la ausencia de sonido.
Era evidente que había disfrutado el espectáculo desde el principio. Detener el auto con elegancia, bajar con una lentitud cruel y observar cómo Willow se arrastraba hacia el bosque, herida y desorientada. Cada movimiento de la humana había sido un acto desesperado que solo se concretó porque Elena lo permitió, como un gato jugando con su presa. El rastro de sangre que Willow había dejado en el asfalto era para Elena casi una obra de arte, una invitación a deleitarse. Su hambre crecía con cada paso, y sus labios se relamieron.
Willow, en contraste, sentía que el retumbar de su corazón ahogaba todos los demás sonidos, resonando con fuerza en sus oídos. El dolor desgarrador que la atravesaba no dejaba espacio para pensamientos coherentes, pero el miedo que sentía era aún más grande que todo lo demás. Más grande que el de su pie torcido, que el martilleo constante de su brazo roto o que el latido pulsante en su cabeza. El aire frío y húmedo de Forks, junto con el contacto áspero del pasto mojado en sus heridas, le recordaban de forma cruel que todavía estaba viva.
Intentó aferrarse a un pensamiento positivo, a algo que le ofreciera consuelo. Pero ¿cómo pensar en algo bueno en una situación así? En el mejor de los casos, Elena la mataría drenando cada gota de su sangre, y en el peor, la convertiría en su juguete, como lo había hecho antes. Ningún destino era deseable, pero la muerte al menos parecía un sufrimiento breve.
“Al menos he tenido una buena vida… o eso quiero creer”, pensó Willow, con un intento desesperado de calmarse. Se preguntó por qué no había muerto o perdido la consciencia cuando se lanzó del auto. Ahora, en esos últimos segundos que creía tener, solo podía reflexionar sobre el destino que la había llevado hasta allí. “Tal vez esto era lo que me esperaba desde el principio, algo que tenía que pagar. Hasta aquí llegué”, pensó, resignada.
Las lágrimas comenzaron a rodar silenciosas por sus mejillas, humedeciendo la suciedad y la sangre que cubrían su rostro. Su vista, borrosa, se enfocó en el cielo apenas visible entre las copas de los árboles. Las nubes grises, cargadas de lluvia como era habitual en Forks, le parecieron apropiadas, un reflejo de su patética situación.
“Al menos tuve lo más cercano a una novia”, pensó con tristeza, y un jadeo de dolor se escapó de sus labios al considerar la idea de no volver a ver a su Rosalie. Recordó su mirada suave, esos ojos dorados que brillaban de ternura cada vez que la veía. Sus besos ligeros en la mejilla al despedirse o encontrarse, el aroma dulce de su perfume, su risa cuando bromeaba con sus hermanos. No deseaba perderla.
“Descubrí quién soy… encontré nuevos amigos. Nunca supe qué fue de mi padre o de Eva, pero al menos arreglé las cosas con Rosemary. Mamá parecía aceptarme un poco más en estos últimos días. Me voy en paz, sin peleas, sin arrepentimientos”. Sus labios temblaron mientras exhalaba un suspiro cargado de emociones ante ese último pensamiento.
Pero el efímero consuelo que encontró en la tranquilidad del bosque no duró mucho. Minutos después de su aceptación, Elena apareció frente a ella, cubriendo su campo de visión como una sombra macabra. Su sonrisa, una mezcla de diversión y crueldad, revelaba un disfrute perturbador por el sufrimiento ajeno. Los ojos rojos de Elena parecían perforarla, llenándola de un miedo paralizante que no le permitió moverse, aun si hubiera sido capaz.
━Me recuerdas muy bien, ¿no, Willow? ━susurró Elena con un tono burlón que solo intensificó la desesperación de la humana.
A pesar de que sus labios temblaban por el frío, el dolor y el terror, Willow logró hablar. Su voz era débil y quebrada.
━Con todo lo que me hiciste… a mí y a Mary… jamás podría olvidarte ━dijo, y una risa nerviosa escapó de sus labios, como si intentara convencerse de su propia valentía. Esa reacción inesperada llenó de curiosidad a Elena, quien inclinó la cabeza con una sonrisa aún más amplia━. Al menos confirmé que no todos los vampiros son basura como tú…
Las palabras de Willow fueron interrumpidas por la carcajada estridente de Elena, un sonido agudo y molesto que pareció atravesarle los oídos. Ese eco perturbador hizo que un escalofrío recorriera el cuerpo de Willow, dejándola más vulnerable que antes.
━Lo gracioso es que, al menos, estoy segura de que al ser la compañera de Rose, ella no descansará hasta encontrarte y hacerte la vida un infierno luego de que me mates ━aseguró Willow, con ojos llenos de determinación. Su voz temblaba ligeramente, delatando el miedo que trataba de ocultar, consciente de cómo terminarían las cosas. Aun así, reunió el valor suficiente para desafiar a Elena. Pero la vampira solo soltó otra carcajada, esta vez más fuerte, más cruel.
━Por favor... no me hagas reír, Willow ━replicó Elena con una sonrisa sádica mientras fingía secarse una lágrima inexistente. Agachándose junto a la humana, alargó una mano fría para acariciar su rostro, pero Willow, inmóvil en el suelo, giró la cara con un gesto de asco━. ¿De verdad crees que voy a matarte? ━continuó Elena con un tono divertido y despreocupado, como si estuviera hablando del clima. Su expresión, sin embargo, se tornó más oscura cuando añadió━... Primero necesito comprobar si, al igual que Rosemary, tu sangre sigue siendo inmune a la transformación. Y cuando termine contigo, te llevaré conmigo para seguir experimentando.
El tono natural con el que Elena explicó su plan hizo que Willow se sintiera como una hormiga insignificante frente a un titán despiadado. Apenas escuchó la palabra "experimentar", un escalofrío recorrió su cuerpo, y sus ojos se llenaron de lágrimas casi de inmediato. Deseó que todo terminara rápido, que Elena simplemente la matara sin más. Era injusto. Todo aquello era injusto.
La impotencia se clavó en su pecho como un cuchillo. No podía defenderse, ni siquiera pelear por su vida. ¿Qué sentido tenía todo? Una ola de arrepentimiento la invadió al recordar el momento en que decidió regresar a casa. Si se hubiera quedado con los Cullen, tal vez estaría a salvo. Tal vez seguiría jugando con ellos en el campo, bromeando con Emmett, molestando a su hermana sobre el libro que estaba leyendo, y sintiendo la calidez de los brazos protectores de Rosalie rodeándola
━¡Por favor, no! ¡Solo máteme! —rogó Willow entre sollozos, las lágrimas corriendo sin control por su rostro. Su voz era desesperada, rota━. Podrías probar mi sangre... pero cualquier cosa sería mejor que esto. ¡Te lo ruego!
━¡Cállate! ━gritó Elena con furia, cerrando los ojos con fuerza. Se levantó de un salto, como si necesitara apartarse para recuperar la compostura━. No tienes idea de lo difícil que es para mí, Willow. Que seas mi tua cantante... es una tortura. Que me pidas esto y no poder probar tu sangre como debería... ━confesó entre dientes, sus ojos hambrientos centelleando peligrosamente.
Las palabras de Elena encendieron una chispa de esperanza en Willow, un plan desesperado que parecía su única salida. Si realmente era su tua cantante, tal vez podría usar eso a su favor. Si el olor de su sangre era tan irresistible, entonces quizás, solo quizás, podría hacer que Elena perdiera el control por completo. Si Edward había confesado cuánto le costaba resistir la sangre de Bella, entonces Elena, bajo el frenesí de una herida más profunda, tal vez tampoco podría resistirse.
Con el corazón latiendo frenéticamente, Willow tanteó con su brazo sano detrás de su cabeza, buscando algo, cualquier cosa que pudiera usar. Sus dedos tocaron una piedra afilada que había lastimado su cabeza momentos antes. Tomó una profunda respiración, reuniendo toda la valentía que le quedaba, la alzó con determinación.
El golpe fue inmediato. La piedra se estrelló contra su cabeza, provocando un dolor punzante, mareo y una ola de náuseas que casi la hizo desmayar. La sangre comenzó a fluir con mayor rapidez, llenando el aire con su aroma embriagador.
━Si tienes que matarme, Elena, hazlo ahora ━dijo Willow con un hilo de voz, mientras su cuerpo se debilitaba aún más. Sentía como si todo su ser se moviera por pura inercia.
━¡Niña estúpida! ━gruñó Elena, visiblemente alterada. Sus ojos estaban oscuros, el hambre brillando como una llama incontrolable━. ¡No puedo convertirte! Tu sangre... tu maldita sangre es inmune. Por eso experimentaba contigo y con tu hermana.
━Eso... no me importa... ━murmuró con las pocas fuerzas que le quedaban━. Solo... hazlo... quiero que acabes... conmigo. Matame.
Los colmillos de Elena brillaron bajo la tenue luz antes de que se hundieran en el cuello de Willow con una urgencia salvaje. El dolor fue desgarrador, como si le estuvieran arrancando la vida a tirones. Un escalofrío helado recorrió todo el cuerpo de la humana mientras sentía cómo la sangre se escapaba de ella.
En medio de la conciencia y la inconsciencia, Willow sintió cómo el mundo se desvanecía. Su respiración se hizo cada vez más débil, sus ojos comenzaron a cerrarse, y todo se volvió un vacío silencioso.
Con un último suspiro, Willow se dejó llevar, sintiendo cómo la vida la abandonaba, dejando tras de sí solo un vacío oscuro lleno de dolor.
con esto finaliza
el primer acto !!
habrá una pausa, mientras
construyo el siguiente
acto. Déjenme saber que
esperan para el próximo
así actualizo más
activamente <33.
¡ comenten y
voten, besos !
by Tori 💓.
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