66 |El deceso de las brujas|
La familia Mikaelson no tardó en partir hacia el encuentro con Dahlia en aquel lugar de New Orleans que poseía una historia nada agradable. Era un lugar que recordaba a la muerte debido a la cantidad de personas fallecidas en este.
—Hace dos siglos, esta ciudad colgaba a sus traidores justo aquí. Me pareció apropiado que fuera el lugar de tu sacrificio —Escucharon que le decía a Freya, a quien había raptado mientras Skylar y Elijah acomodaban a su madre en la parte de arriba luego de viajar en el tiempo. Luego de eso, oyeron un ruido extravagante.
—Durante el paso de nuestra vida juntas, ví que estás muy herida. Creía que era mi culpa, pero con el tiempo aprendí que tú habilidad de amar murió hace mucho.
—La oscuridad no nace, se crea cuando la luz se apaga. Si creíste que podías ayudarme, lamento decir que no podías porque cada vez que miro a tus ojos, veo a tu madre: la hermana que convirtió mi corazón en piedra. Y con esa piedra aplastare a todos sus hijos.
—¿Conoces el dicho sobre piedras y casas de cristal? —interrogó Klaus al estar lo suficientemente cerca de ella, y su tía lo miró con ira. Mientras que Freya suspiraba aliviada porque pensaba que no iban a llegar a tiempo para salvarla.
—Por si no entiendes la analogía: creo que mi hermano te dijo "bruja hipócrita" —afirmó Rebekah con seriedad.
—Traer vampiros a una guerra de brujas, creo que alguien no aprendió la lección.
—Puedo ser algo terco a veces.
—¿Solo a veces? —interrogó Sky haciendo sonreír a Elijah y Rebekah.
—Aunque en esta oportunidad, creo que aprendí la lección. —Elijah apareció arrastrando a su madre luego de oír esa frase. La castaña observó a su hermana con dolor en sus ojos. Mientras que Esther la miraba incrédula, no comprendía como un momento estaba tratando de matar a sus hijos en Mystic Falls y ahora estaba dos años en el futuro en una guerra contra su hermana.
—Mi hermana encadenada... —Pronunció intentando retener las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos antes de soltar una fuerte carcajada—... ¿Es un obsequio para ganarse su libertad? Porque traje algo —Sacó la estaca de roble blanco que tenía escondida, la cual era su arma maestra.
—Una estaca, somos tres originales y una Trihibrida —dijo con obviedad Klaus—. Aunque actúes, los otros tres te matarán.
—No lo creo, que mal has pensado —Dahlia levanta su mano con la estaca de roble blanco, haciendo que está estalle en miles de pedazos. Luego extendió su misma mano para hacer que las cuatro personas que podían morir por la madera aspiraran aquel polvo mortífero que comenzó a matarlos lentamente.
—¡Los estás matando! —chilló aterrada Freya, que se encontraba en medio de un círculo de sal de rodillas ante su tía.
—Ahora, hermana, miremos juntas como quemo a tus hijos desde adentro.
—Aun tienes esa rabia por mi, después de todos estos años.
—Rompiste la promesa. Debíamos estar juntas por siempre y para siempre, y te fuiste para casarte con ese bruto vikingo y ellos fueron el resultado —Furiosa, alzó sus manos hacia el cielo, haciendo que comenzarán a gritar de dolor.
—¿A esto le llamas mi culpa? Me obligaste a entregarte a mi primogénita... ¡Mi hija! —dijo con tristeza viendo a Freya sufrir por la magia que su tía estaba ejerciendo en ella.
—No solo tu primera hija, sino a todo primogénito. ¡Y encontraste la forma de negarme lo que es mío! —Klaus intenta atacarla, al ver a su novia sufriendo más que todos ellos por ser originales, pero Dahlia lo lanza lejos haciéndolo gritar de dolor—¿Cómo crees que me sentí? Ahora, Esther... Dile adiós a tus hijos.
—¡Hermana, espera! Tu ganaste, Dahlia: tienes todo lo que siempre quisiste, incluyendo a la primogénita de esta generación. Tu nos ganaste a todos.
—Te tengo, pequeña brujita —Kol apareció a su lado, ayudándola a levantarse porque aunque estaba muerto y en algún punto de su vida había odiado a sus hermanos, siempre serían su familia y no deseaba verlos morir—. Destruyela, ahora.
Skylar observó a las personas a su alrededor: Klaus, Rebekah y Elijah estaban muriendo de una forma completamente dolorosa al igual que ella y Freya estaba siendo ahorcada mágicamente por su tía. Su humanidad estaba saliendo a flote y no porque estaba muriendo, sino porque se dió cuenta que después de tanto tiempo sin sentir y evitando hacerlo, los amaba y lo haría por siempre y para siempre.
—¿Kol? —interrogó Esther confundida y todos sus hermanos se voltearon a verlo porque no entendían como estaba allí parado. Pero Sky era su puente para poder proyectarse hacia la vida.
Esther no lo dudó más y corrió a ahorcar a su hermana con las cadenas mientras se metía en su mente para dedicarle unas últimas palabras antes de verla partir.
—¿Dónde estamos? —Skylar veía a una joven Dahlia junto a su hermana en un hermoso lugar que parecía muy pacífico—. ¿Que estás haciendo?
—Lo que debí hacer hace mil años, quedarme a tu lado —afirmó entre lágrimas—. Cuándo ví a mis hijos dispuestos para protegerse, hermana, fue cuando me di cuenta de mi mayor pecado: no quedarme a tu lado. Por favor, perdóname.
—Por supuesto que te perdono.
Se levantó con dificultad y, escupiendo las astillas de la madera hizo brillar sus ojos color azul eléctrico. Posteriormente detuvo la llovizna de roble blanco e hizo que este saliera del sistema de todos los presentes, para luego romper el círculo que protegía a Dahlia y liberar a Freya de su magia.
—Tu puedes con esto —Kol la sostenía de la mano como cuando ella tenía 15 y estaba asustada.
Supo que podía matar a la bruja cuando miró a Klaus a los ojos y dejó salir todo su poder como cuando había asesinado a Mikael la primera vez: Una energía del mismo color que sus poderes se disperso por todo el lugar.
Todos los vampiros originales vivos comenzaron a sujetarse la cabeza, sintiéndose realmente mal. Pero Skylar ya no podía parar y todo comenzó a convertirse en cenizas comenzando por Dahlia y el lugar completo en el que estaban. La ciudad completa comenzó a temblar y el cielo que se había vuelto negro, nuevamente era celeste porque la Trihibrida había recuperado sus emociones.
Sonrió al darse cuenta que lo había logrado y cayó al suelo siendo sujetada por Kol.
—Hermano —dijo Klaus acercándose junto a Elijah y Rebekah—, ¿Estas...?
—Muerto, pero ella está conectada a mi hace posible que me vean —afirmó con una de sus sonrisas ladeadas—. Ya deja de hacerlos sufrir, Nik. Es horrible ver esto del otro lado y no poder intervenir.
—Te traeremos de vuelta, Kol. Te lo prometo —aseguró la rubia, que estaba feliz de al menos poder verlo unos minutos.
—Lo se, Bekah. Se que no te rendiras.
—Te extrañamos —comentó Elijah mientras Freya se acercaba.
—Me extrañaría si no lo hicieran —dijo divertido antes de voltear a ver a la desconocida—. Un placer, hermana mayor.
La Trihibrida se levantó intentando recuperarse al mismo tiempo que Kol desaparecía de la vista de todos sus hermanos. Miró a todos los hermanos y las emociones de ella casi matando a Elijah algunas veces comenzaron a aparecer en su cabeza, junto a todas las cosas horribles que había dicho y las personas que había matado.
—Tenemos que devolverla a su tiempo. —Rompió el hielo antes de acercarse hacia la rubia que lloraba por su hermana, arrepentida de todo lo que había hecho.
Se levantó del suelo guardando sus emociones y creó un portal azul eléctrico directo al lugar y momento al que necesitaba ir.
—¡Espera! No quiero olvidar esto... —dijo desesperada—. En Mystic Falls, hace al menos una hora estaba dispuesta a matarlos. Pero ahora se que hay más en ustedes que solo las muertes que han provocado a lo largo de los siglos. Tienen humanidad bajo esa capa de frialdad, se defienden y luchan todos juntos para proteger lo más importante que tienen: La familia. Y quiero que sepan que lamento todo el daño que les causé.
Comenzó a llorar desconsoladamente bajo la mirada sorprendida de todos sus hijos porque jamás se había mostrado tan amorosa. Esther se acercó hacia la Trihibrida y le sonrió ampliamente mientras la tomaba de las manos.
—Esther... —Skylar se sentía mal por ella y no supo cómo reaccionar a la forma en que la miraba, como si le debiera la vida.
—Gracias por todo lo que has hecho por mis hijos: trajiste a su vida esperanza y luz. Has sido la redención de todos ellos, no solo de Niklaus. Sacaste lo mejor de cada uno, les diste un motivo para luchar y para vivir—Esther se soltó de las cadenas porque había estado fingiendo todo el tiempo que eso podía retener su magia, y comenzó a recitar un hechizo—. Y por eso te concedo lo que yo deseaba, pero está vez de forma completamente gratuita. Lo único que debes hacer para poder vivir la vida que quieres es encontrar un artefacto y absorber su poder. Es difícil de encontrar, pero me perteneció por siglos hasta que se lo di a mi hijo Finn...
—Kol me lo dió —comentó observando en la cabeza de la bruja lo que el original le había pedido que guardara. Pero no lograba ver más allá de eso porque Esther la bloqueaba—. ¿De que hablas? ¿Para que sirve?
—Si no confías en mí, al menos confía en mí hijo: encuentra la forma de absorber su poder.
—Ella tiene razón, pequeña brujita —aseguró el moreno
El artefacto del que hablaba la bruja original era lo que había utilizado Dahlia para darle la habilidad de poder tener hijos y también lo que cierta hereje usó para hacer infeliz a su hija. Kol había descubierto eso cuando fingía trabajar para ella, se lo robó a Finn porque sabía lo que Elise le había hecho y eso le costó la vida porque su hermano lo había maldito.
Kol Mikaelson no se arrepentía porque las dos veces que había fallecido fue por Skylar aunque ella no lo supiera. La primera vez fue para evitar que Elena Gilbert la lastimara y la segunda para que fuera feliz. Su amor por ella era tan puro que no dudó en ningún momento de hacer algo así por ella y lo volvería a hacer.
—Gracias, creo —murmuró con pena—. Tengo que borrarte la memoria y devolverte a tu tiempo...
—Lo se, así que... Me despido de ustedes. —Comenzó a hablar mirando a todos uno por uno—. Mi adorada Freya, la primera persona que me hizo sentir lo que significaba el amor. Elijah, mi hombrecito, recuerdo cuando me pateabas y te cantaba. Niklaus, el hijo que fue castigado y dañado por haber sido engendrado con el verdadero amor de mi vida. Kol, mi pequeño travieso que disfrutaba hacer bromas a sus hermanos para llamar su atención. Y mi hermosa Rebekah, la niña de mis ojos a la que deseaba ver crecer para asegurarme de que encontrará el amor y construyera la familia que tanto deseaba... Lo lamento tanto, mis hijos.
—Te perdonamos, tu no nos volviste estos monstruos. Eso lo hicimos nosotros —aseguró Elijah entre lágrimas.
—No son monstruos y ahora lo se: son personas muy dañadas que se mantienen juntas por el amor que los une. —Los miró a todos una última vez antes de asentir con la cabeza en dirección a la Trihibrida para que borre su memoria—. Ya es hora.
—Vas a olvidar todo desde el momento en que nos viste a Elijah y a mí ingresar en esa habitación juntos. No recordarás nada acerca de Dahlia, de la bondad de tus hijos y seguirás con tu misión de destruirlos hasta que des tu último respiro. —Pronunció mientras la miraba fijamente a los ojos y utilizaba sus poderes para abrir aún más su mente y que la compulsión funcionará con ella.
Skylar cruzó el portal junto con Esther y la dejó en el momento exacto en que había desaparecido para luego volver a su tiempo, dónde todos los Mikaelson la miraban con tristeza.
—Supongo que ahora somos oficialmente huérfanos —susurró Klaus haciendo sonreír brevemente a sus hermanos.
[...]
Finalizada una de las guerras más importantes que habían llevado a cabo a lo largo de su vida, la familia Mikaelson se había dividido por completo.
Elijah junto con Marcel a hacerle un funeral a Gia que había fallecido misteriosamente sin ninguna causa lógica para ninguno, se creía que había peleado contra un vampiro que la asesinó. Lo que ellos no sabían era que las personas del Duayda se habían encargado de asesinarla porque Skylar intervino en su muerte, la habia aplazado evitando una guerra entre los hermanos, pero ya era hora de partir para la morena.
Rebekah deseaba volver a su cuerpo de bruja para que cumplir su sueño de tener una vida humana al menos por un tiempo y poder irse de la ciudad para alejarse del drama de su familia por un tiempo y encontrar una forma de revivir a Kol. Ya que el intento de Davina de revivirlo siendo regente se había frustrado gracias a Klaus y Dahlia porque en su plan, no entraba tener que luchar contra otro de sus sobrinos e intercambió las cenizas por las de una persona random que había encontrado, a la que la bruja adolescente luego asesinó en un ataque de ira.
Freya tuvo sus primeros días llenos de paz luego de más de mil años siendo prisionera. Vivía en la misma casa que Klaus y disfrutaba cuidar y ver crecer a su sobrina. Salía de fiesta, disfrutaba de la cultura de New Orleans y de tener una familia, que aunque estaba separada, era lo mejor que le había pasado.
Skylar se enfrascó en si misma: de día estaba en la mansión Mikaelson cuidando a su hija y charlando de diversos temas con Freya mientras ignoraba a Klaus y a Elijah. En la noche se la pasaba intentando recuperar a su hermana, pero le era imposible porque Dahlia había canalizado uno de los collares que anulaban sus poderes para realizar el hechizo.
Y Klaus se sentía más solo que nunca antes porque el amor de su vida no lo miraba a los ojos y no le dirigía la palabra. Sin contar que la única de sus hermanos que estaba a su lado era la persona a la que quiso asesinar, su hermana mayor. Kol estaba muerto y estaba seguro de que si vivía lo habría ignorado, Elijah había dejado un vacío extrañamente grande en él cuando se alejó al igual que Rebekah, ya que ellos siempre habían estado a su lado luchando juntos. Haciendo valer la promesa que se habían hecho que ahora estaba rota.
Dos días después de la muerte de su tía, el híbrido original que lidiaba con las consecuencias de sus actos se encontraba sentado en la mesa completamente solo hasta que Skylar y Rebekah aparecieron a sentarse a su lado. La Trihibrida se había pasado toda la noche intentando traer de vuelta a la manada, pero no pudo porque Dahlia había canalizado el collar que anulaba sus poderes al realizar el hechizo.
—Estragos de la guerra, ¿No? —interrogó la rubia con seriedad.
—Tradicion familiar.
—Pero sin la familia —murmuró la chica que había vuelto a ser castaña.
—Ustedes están aquí.
—En el cuerpo que tú elegiste.
—Y sin mi hermana, que aunque sea una traidora está atrapada en el cuerpo de una bestia.
—En primer lugar, tu cuerpo no está tan mal. Y con respecto a tu hermana, amor, la vamos a recuperar —aseguró con sinceridad—. Mientras tanto, el resto de la familia disfruta los frutos de mi labor: Freya es libre y Marcel me perdonará cuando le entregué la ciudad, ya no me interesa.
—¿Entregaras tu corona? ¿Y ahora que harás? —preguntó sorprendida la ojiazul.
—Cuidare a mi hija con ayuda de mis hermanas y mi novia. —Skylar se tensó al oír la forma en que la llamó porque no sabía si deseaba ser eso para el en ese momento—. Una gran familia feliz.
—Eso suena bien, exceptuando el gran vacío que dejó Elijah en la sala. Y mientras tú disfrutas de tener a tus hermanas alrededor, ¿Que pasa con la mía?
—Asi, querido hermano, no es la felicidad —negó la vampira con desagrado.
—Ven conmigo, Bekah —pidió la Trihibrida dejando el bolso en la silla, siendo seguida por su amiga hasta el sótano donde estaba un ataúd que preservaba el antiguo cuerpo de Eva Sinclair.
—¿De que se trata esto?
—Creo que mereces ser feliz y tener la posibilidad de elegir tu destino —Rebekah abrió el ataúd con "M" de Mikaelson y observó lo que había dentro con asombro—. Curé este cuerpo y lo conserve con magia para que puedas usarlo de nuevo. Puedes elegir lo que quieras ser: Vampiro o bruja. Es tu elección.
—¿Por qué lo hiciste? —interrogó mientras una lágrima rodaba por su mejilla.
—Porque eres mi mejor amiga y creó que mereces obtener todo lo que deseas. Cuidaste a todos tanto tiempo que mereces que alguien te cuide ahora —La vampira se acercó a abrazarla con fuerza, acción que Skylar correspondió con una sonrisa—. Lamento mi comportamiento de estos días, espero poder compensarte al menos con esto. No eres irritante, eres asombrosa y te amo. Se libre, Bekah.
—Tambien te amo, Sky —dijo separandose para verla a los ojos—. Por ahora prefiero no decidir. Disfrutaré de ser humana por un tiempo, y luego decidiré.
Skylar colocó a Rebekah en su nuevo cuerpo, quien se despidió de todos sus hermanos y de Marcel antes de partir de la ciudad para poder encontrar su felicidad. Luego de que su amiga fuera libre, la morena subió a su habitación a colocarse una vestimenta apropiada para ir a la boda de su antiguo profesor al que había matado y que la perdono cuando revivió.
Cuando ya estuvo lista se fue hacia la habitación de su hija y se quedó recargada en el marco de la puerta al ver a Klaus con Hope entre sus brazos sentado en la silla mecedora contándole un cuento.
—"Había una vez, un rey lobo que luchó en una guerra por el tesoro mas valioso de todo su reino: su inocente princesa y su hermosa reina. Pero la victoria vino con un precio: se perdieron aliados y se ganaron enemigos. Y así, el rey lobo se quedó solo, sin su reina ni su familia. No tuvo un final feliz. Pero a veces, hasta los peores finales no son finales en lo absoluto y debes saber, mi pequeña lobita, que aunque todo parezca haber terminado en cenizas, en nuestra historia siempre hay otro capítulo para ser contado."
Skylar se adentró en la habitación, de repente había tomado la decisión de no ir a esa boda y quedarse con su familia. Todos seguirían ahí en Mystic Falls, no importaba si no iba.
—Hola... ¿Podemos hablar? —murmuró con nerviosismo sin saber muy bien que decir o como reaccionar. El rubio la observó con una pequeña sonrisa antes de dejar a la niña en su cuna. Ambos caminaron hacia la sala de estar en completo silencio.
—Te ves hermosa, amor —soltó sin siquiera pensar en sus palabras al verla con ese vestido rosado ajustado a su cuerpo. Ella no solía usar ese color porque le recordaba a la inocencia, pero deseaba probar cosas nuevas.
El se tomó el tiempo de detallarla, había vuelto a ser la misma físicamente: su cabello era nuevamente castaño claro, casi rojizo si lo mirabas al sola. Sus ojos ya no eran negros, si no se un tono amarronado claro y tenían nuevamente luz. Pero ella había cambiado demasiado y eso lo asustaba, estaba más sería y callada. Su humanidad había regresado y con ello las consecuencias de sus acciones, pero aún así no sentía todo como antes.
—No hagas eso, por favor —suplicó al notar como la veía—. Necesito que hablemos, Nik. Se que las cosas no han estado bien entre nosotros, y también que no es justo lo que he estado haciendo. Pero necesito que sepas que...
—¿Estas pensando en abandonarme como el resto de mis hermanos, no es así? —El dolor en su voz era notorio, y ella no dijo nada pensando seriamente en como decirle todo lo que había planeado—. ¿Te irás? ¿Planeas llevarte a nuestra hija también?
—No voy a irme muy lejos, solo necesito unos dias lejos de...
—De mi. —Finalizó su oración, y nuevamente ella se quedó callada. Ella iba a decir "De todos", pero no pudo ni quiso corregirlo porque si el se alejaba de ella iba a ser más fácil—. Lo que pasó con Hayley...
—No es solo lo que le hiciste a mi hermana, es todo. Estuviste dispuesto a dejar el mundo arder para proteger a nuestra hija y como madre no hay nada que me ponga más feliz que la ames y quieras protegerla. Pero es mucho para mí y no mereces que te haga la ley del hielo como hacen todos.
—¿Y a dónde irás? —interrogó con pesar.
Nadie comprendía que era la única forma que encontró de salvar no solo a Hope, sino también a su novia a la que su tía planeaba dormir por siempre para quitarle toda su magia. Si, había lastimado a Elijah intentando asesinar a su distracción y clavándole la daga de Papá Tunde, eligiendo el cuerpo de Rebekah, pero no quería ver su familia destruida a manos de esa bruja. Estaba dispuesto a pagar el precio y lo haría de nuevo si hiciera falta. Porque su hija y su novia eran su vida entera y estaba dispuesto a dejar el mundo arder para salvarlas las veces que fuera necesario.
—No es importante ahora —decidió decir en lugar de "a vivir con tu hermano el que te clavó una daga hace unos días"—. No voy a llevarme a Hope, jamás lo haría porque ella es una Mikaelson y ustedes siempre serán su familia. El lugar más seguro para ella siempre será aquí con ustedes. Ella va a estar aquí todos los días y noches para que ambos podamos disfritarla, pero yo no puedo seguir durmiendo bajo este techo contigo.
—¿Estás terminando conmigo? —preguntó mientras una lágrima rodaba por su mejilla, y ella bajó la mirada—. Responde, Skylar.
—Necesito un tiempo, pensé que lo había dejado claro.
—Me estás dejando —dijo con obviedad, le molestaba que no fuera franca—. Deja de poner excusas, ¿Estás terminando conmigo si o no?
—Klaus...
—¡¿Si o no?! —exclamó molesto acercandose a ella hasta quedar justo frente a su rostro.
—No te atrevas a gritarme, yo no soy Tatia ni ninguna de las otras. —Utilizó ese nombre porque sabía que le generaría algo.
—¿Es por lo que viste en el río? ¡Sucedió hace mil años! Y sabes bien que ella nos manipulaba a ambos. Sin contar que fuiste mi primer amor, y quiero que seas la única por toda la eternidad.
—No me molesta lo de Tatia, ella está muerta y no va a volver, Klaus —aseguró con obviedad—Pero necesito un tiempo para mi misma y para encontrar la forma de salvar a mi hermana. Y si vamos al caso... Si no hubiera viajado en el tiempo nunca nos hubiéramos conocido en primer lugar. Tal vez nos odiariamos y alguno hubiera matado al otro.
—No vuelvas a decir eso otra vez, porque yo te hubiera encontrado. No sé cómo o en dónde, tal vez en Mystic Falls cuando buscaba romper mi maldición. Pero eres lo que me hace más feliz, a la persona que más amo y la que me dió una esperanza. Hice lo mejor que pude para salvar a nuestra hija y lo logré.
—Lo se, Nik. Ella siempre nos unirá y nos veremos cuando sea necesario. Haremos que funcione.
—Si quieres un tiempo, bien. Puedes irte y venir a visitarla todos los días si lo deseas o llevártela y yo iré a verla —decretó con frialdad—. Nuestra relación se acabó, así que vete antes de que haga algo que me arrepienta y de lo que puedas no perdonarme jamás.
—El lugar más seguro para es aquí y vendré a verla siempre que pueda.
—Que sea en un momento en el que no esté, y si decides comenzar una relación con alguien más: te advierto que si lo veo cerca de mi hija lo mataré.
—¿Cómo puedes pensar en eso? No tengo interés en estar con nadie más.
—¿Entonces por qué me alejas?
—Porque te voy a lastimar más si te mantengo conmigo. El destino nunca quiso esto.
—Di lo que quieras, pero no te atrevas a utilizar la excusa del destino para dejarme —dijo furioso tomándola de los brazos con desesperación—. Nadie nos quiso juntos y se suponía que esto no debía pasar, pero me enamore de ti y espero que en tu tiempo alejada sepas que me estás hiriendo más manteniendome alejado porque te amare por siempre.
—Adios, Nik —susurró soltándose de su agarre para luego salir corriendo lejos de su hogar con el corazón roto.
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