62 |Conspiraciones y dagas|

Skylar se encontraba en el cementerio observando a la distancia a Freya preparar una tumba para su padre. Tomó valor y se acercó con una sonrisa sincera porque si bien necesitaba apaciguar su ira, le había tomado algo de cariño y había tenido algunas visiones de ellas en un futuro siendo grandes amigas.

—Hola, Freya —dijo sentándose a su lado—. Lo siento mucho.

—¿Por qué? Seguro no por mi padre —dijo a la defensiva—. Solo yo lo lloré y solo yo lo amé, pero ahora gracias a Klaus fue arrebatado de mi nuevamente.

—No conocimos al mismo hombre. Te mostró más ternura ayer de la que le mostró a tus hermanos durante mil años —murmuró intentando encontrar las palabras adecuadas para no ofenderla—. No es mi intención hablar mal de tu padre, pero me cortó la garganta cuando tenía trece para evitar que siguiera haciendo feliz a tu hermano. Todo lo que recuerdo era su temperamento terrible y su crueldad que dirigía hacia todos sus hijos, específicamente a Klaus.

—Eso no es excusa.

—¿No lo es? Se que Klaus puede ser irritante e incluso un poco cruel, pero no hay nadie mejor para tener de aliado contra alguien como Dahlia. —Freya la miró molesta antes de levantarse, acción que Skylar imitó—. Klaus y yo queremos proteger a Hope tanto como tú quieres tu libertad. Debemos trabajar juntos.

—¿Cómo puedes defenderlo? —Se volteó a verla con lágrimas en los ojos, sin poder comprender sus sentimientos hacia su hermano menor—. Dahlia me mantuvo años bajo su control y él cree que soy su enemiga. Les he dado motivos para confiar en mí y aún así, Klaus me rechaza. Si te soy sincera, no puedo entender como pudiste enamorarte de él cuándo sabes que estabas destinada a matarlo.

—Cuando viajé en el tiempo el ni siquiera era un vampiro, era solo un humano con un alma pura que estaba siendo machaca por su padre.

—Muéstrame, quiero verlo con mis propios ojos.

—Lo quieres, lo tienes.

Y la Trihibrida le concedió su deseo. Se acercó a paso firme y colocó ambas manos con suavidad sobre sus mejillas para poder adentrarse en su mente y mostrarle uno de sus recuerdos:

Skylar estaba sentada en un bosque de tonos brillantes, junto a ella estaba Klaus que sonreía cada vez que la veía hablar de las cosas más simples. Miraban hacia el río, "su lugar seguro", como solían llamarle.

—¿Alguna vez has pensado en que te gustaría huir y comenzar de nuevo en otro lugar? —interrogó el chico de repente, sorprendiendola.

—Si, muchas veces. —Lo miró con incomodidad, sin entender su pregunta.

—¿Y has pensado en mi? —Volvió a interrogar, pero se arrepintió de como sonaron sus palabras, por lo que añadió: —¿Huirías conmigo?

—¿Cómo dices, Nik? ¿Me preguntas si huiría contigo? —Lo observó incrédula por un momento, interrogandose a si misma si estaría dispuesta a algo así.

—Te amo, Skylar Jones. —Klaus le sonrió antes de acariciar su rostro con dulzura—. Tanto que no puedo respirar... Tanto que cada vez que cierro los ojos pienso en ti, en que quiero que estés conmigo para siempre y que nadie te aleje de mi nunca.

—Yo también te amo, Niklaus Mikaelson tanto que duele. —Y claro que le dolía, porque sabía que no pertenecía a ese tiempo y tarde o temprano tendría que volver con y Liz. Pero no tenía la fuerza suficiente para alejarse de aquel chico que había robado su corazón, ya que no quería abandonarlo porque eso significaría dejarlo desprotegido.

—El amor no debería doler.

—Si, he pensado en huir contigo y... quiero hacerlo —Estaba segura de que no quería verlo sufrir más a manos de Mikael y que Liz y Caroline no la extrañarían.

El rubio sonrió y dejó un corto beso en sus labios, haciéndola sentir mariposas en sus estómago.

Ellos no notaron que alguien había escuchado y visto todo hasta que un Mikael de cabellos rubios y largos apareció frente a ellos con dos espadas en su mano. La pareja de niños se miraron aterrados.

Levantante, niña —ordenó serio y Skylar obedeció fulminandolo con la mirada. El hombre le entregó la espada y ella la tomó algo confundida—. Te crees muy fuerte y valiente, ¿No es así?

—Ante ti, cualquier persona es fuerte —dijo molesta—, ¿quieres que te vuelva a vencer?

—Quiero que desaparezcas. —Mikael trató de atacarla, pero ella movió con rapidez su espada y evitó ser rebanada.

Ambos comenzaron a pelear y a tratar de ganar la batalla sin lograr hacerlo porque desviaban todo intento de ataque. De un momento a otro, la de Skylar salió volando al otro lado del bosque por su culpa, dejándola totalmente indefensa ante el y su espada. El hombre la miró de una forma aterradora antes de posicionar el arma en su cuello.

—Ganaste, por favor no me lastimes —suplicó con la voz entrecortada por el temor de que la enterrara en su cuello, cosa que podía hacer en cualquier momento.

—¡Padre, por favor! —exclamó asustado Nik intentando acercarse hacia la niña de la que estaba enamorado.

—¡Quedate ahí, Niklaus, o no volverás a ver a tu amiga! —El nombrado se quedó en su lugar con temor de perder a Skylar, sin saber que hacer en aquella situación—. No es personal, pero lo haces feliz y no puedo permitir eso —Le susurró para luego deslizar la espada por su cuello, haciendola sentir un terrible dolor.

—¡No! —gritó desesperado Klaus al verla caer al suelo llevando sus manos a la herida para evitar que la sangre siguiera saliendo de a chorros. La miraba horrorizado mientras las lágrimas caian por su rostro.

—Niklaus, ¡Ni se te ocurra acercarte a ella!

—No te mueras por favor —suplicó ignorando la orden de su padre para arrodillarse a su lado cubriendo las manos de la castaña con las suyas. La herida ya había sanado, pero no podía decirle nada—. Te necesito.

—No tiene caso que trates de ayudarla, morirá en poco tiempo. —Mikael lo tomó del brazo con fuerza arrastrándolo fuera del bosque, lejos de Skylar.

La Trihibrida sollozó en silencio mientras los veía caminar y quitó las manos de su cuello.

—Te amo, Nik —susurró a la nada, debido a que ambos habían desaparecido de su campo visual—, pero no puedo quedarme contigo. Ahora más que nunca debo volver a mi tiempo o la próxima vez tu padre podría matarme de verdad.

Skylar cerró sus ojos mientras lloraba desconsoladamente y un portal azul apareció frente a ella, el cuál cruzó sintiendo cómo su corazón se rompia en el proceso.

De vuelta en la realidad, la castaña dejó escapar lágrimas de sus ojos al revivir aquel momento antes de apartarse bruscamente de la bruja y alejarse para limpiar su rostro, fingiendo que nada había pasado.

—Skylar... Lo siento tanto. —Freya la miraba con lastima. Ya no estaba tan molesta con Klaus, pero si con su padre por haber sido tan cruel con una niña de trece años. Le daba asco pensar que sus padres habían sido tan malos.

—No es tu culpa, solo necesitaba que vieras mi parte de la historia. Mi padre también fue un monstruo, y aún así lo amo. —Le dedicó una sonrisa sincera y compasiva, haciendo que Freya la observara atentamente—. Está bien amar a tu familia, sin importar sus defectos.

—Gracias por estar aquí y ser amable conmigo aunque odiabas a mi padre y no nos conocemos lo suficiente.

La bruja sonrió ampliamente e hizo algo que no había hecho en siglos: la abrazó con fuerza, disfrutando de su compañía. Sky se sorprendió, pero no tardó en rodearla con sus brazos y corresponder la demostración de afecto.

—Es lo que hace la familia, ¿no? —La Trihibrida no lo supo, pero acababa de decirle a la rubia lo más lindo que le habían dicho jamás. Se separaron y sonrieron dulcemente hasta que añadió: —Debo irme, tengo que hacer algo importante.

—Está bien, gracias por venir.

La castaña utilizó su velocidad vampírica para desplazarse hacia el complejo. Una vez allí caminó hacia la sala de arte, dónde se encontraba el híbrido pintando cuadros con las cenizas de su falso padre.

—Amor, ¿que haces aquí? —Se volteó a verla solo un momento, antes de continuar con su labor—. Cómo probé ser desagradable, asumo que Elijah te pidió que vinieras a hablar con la bestia salvaje.

—Primero, ninguna de mis acciones suele estar relacionada con tu hermano y segundo, yo no veo a ninguna bestia salvaje aquí. —Se acercó a abrazarlo por la espalda y eso hizo que dejara de pintar tan solo un instante—. Ambos necesitamos un descanso de todo, ¿que te parecería salir de aquí un rato?

—No creo que...

—¿Podrías pasar tan solo cinco minutos sin que te obsesiones en quien confiar y a quien matar luego?

—Disfruto mis obsesiones, amor, pero muchas gracias. —Y volvió a continuar su pintura, haciéndola suspirar y alejarse unos escasos centímetros—. No te preocupes, le diré a Elijah que viniste como te pidió.

—Klaus, háblame —pidió posicionandose frente al cuadro para obligarlo a verla y luego acarició sus mejillas con suavidad—. No tienes que luchar con esto solo, me tienes a mi. Así que, ¿por qué no vamos a una cafetería y charlamos?

—Si me lo pides así, ¿cómo podría negarme? —susurró contra sus labios antes de besarla de forma suave y delicada.

La pareja partió de la mansión tomados de la mano y caminaron por el barrio francés hasta que encontraron una linda cafetería en una esquina. Klaus pidió un café negro y sin azúcar, en cambio su novia ordenó una malteada de mantequilla de mani con crema batida. Cuando sus pedidos les fueron entregados, comenzaron a hablar de diversos temas sin tocar el más importante.

—¿Has pensado en lo duro que debe haber sido para Freya crecer con esa mujer? —La pregunta lo tomó por sorpresa porque no tenía intenciones de hablar de su hermana mayor—. Creo que al menos deberías intentar entenderla por eso.

—Si, si, pobre Freya. —Se llevo la taza a la boca rodando los ojos. No iba a ceder sobre la rubia—. Ese es mi punto, exactamente. Yo sé que cuando un padre te cría, te ame o te odié, sigue siendo parte de quién eres. Después de todo este tiempo, ¿no soy el hijo de Mikael? ¿o tú la hija de Elise? Y por lo tanto, ¿Freya no es igual de peligrosa que la mismísima Dahlia?

—Despues de media hora, es la primera vez que los mencionas.

—No hay que afligirse por los muertos, amor.

—No lo hago, pero hiciste una alianza con Mikael, peleaste junto a él y luego lo asesinaste.

—Tu le hiciste lo mismo en Mystic Falls —acusó y ella suspiró sabiendo que tenía razón: le había hecho creer a todos que estaba dispuesta a matar a Klaus, los traicionó y luego asesinó a Mikael sin piedad—. ¿Cuál es tu punto?

—¿No tienes ningún problema con cómo se dieron las cosas? Porque yo si. —A la chica no se le ocurria que hacer para que se abriera con ella, así que decidió probar un viejo truco psicológico: compartir algo propio para hacer que la otra persona también lo haga—. Obviamente no me arrepiento de haber encerrado a mi madre en el mundo prisión porque era un riesgo para Hope, pero siento que este deseo interminable de venganza me hace igual a ella y eso me lastima.

—No eres como ella, jamás lo serás. Y no deberías sentirte de ese modo. Mi único problema es la sensación constante de molestia porque no se quedó muerto en primer lugar.

—No te creo, Mikael te crío.

—Y yo lo asesiné —dijo con seriedad levantandose de su lugar para comenzar a caminar hacia su hogar seguido de su novia—. Después del primer buen día que tuvimos. De hecho, éramos un buen equipo. Y cuando parecía que seríamos aliados le clave una estaca en el corazón.

—¿Por qué dijo que amaba a Freya? —Se atrevió a preguntar, porque ese era uno de los motivos por el que quería asesinar a su madre: el amor que le tenía a su hermana, Cassie.

—O tal vez es lo que hago: asesino a mis enemigos y a veces a mis amigos. Esto podría ser una sorpresa para ti, Skylar, pero no soy una buena persona.

—Si lo eres, pero eres muy testarudo para admitir algo así. Jamás me hubiera enamorado de ti si no hubiera bondad en tu corazón. —Klaus solo la miró conmocionado por sus palabras antes de desaparecer con su velocidad vampírica, tratando de escapar de su humanidad.

Skylar suspiró repasando su lista de tareas mentales para ese día: hizo sentir mejor a Freya, hizo a Klaus salir del estudio de arte y ahora solo le quedaba ir a cuidar a su hija mientras su hermana y cuñado salían un rato.

Rápidamente se desplazó hacia el bar que se encontraba su bebita y luego saludó a la pareja que se fué rápidamente de una forma un poco extraña.

Se sentó en el suelo a jugar con Hope por al menos media hora hasta que dalias negras comenzaron a florecer por todo el lugar. Tomó a la niña en brazos con temor y ordenó a uno de los lobos que pidiera ayuda mientras intentaba llamar a todos los Mikaelson, sin poder comunicarse.

Una horrorosa melodía que alguien tarareaba resonó en aquel lugar. Hope empezó a ponerse muy nerviosa al sentir a su madre alterarse cuando apareció frente a ellas aquella mujer que inspiraba temor.

—¡Que hermosura! Se parece a tí, pero tiene los ojos de su padre —comentó la bruja antes de intentar entrar, cosa que no hizo porque notó inmediatamente lo que pasaría si lo hacía—. Esperaba una charla más íntima, pero siento que al entrar me tendrías una considerable desventaja.

—¿Por qué no pasas? Me encantaría mostrarte la hospitalidad Trihibrida. —Skylar hizo brillar sus ojos color azul eléctrico mientras resaltaba las venas bajo sus ojos como tenían los vampiros. Ella intentaba amenazarla, pero solo la maravilló e hizo que deseara llevársela también.

—Solo quería ver a la pequeña que se me prometió. No tardará mucho... Seguro habrás notado que el hechizo que la protege se debilita.

—Si pones un dedo sobre ella te haré sufrir de modos que ni tu maldita mente podría imaginar.

—No tengo problemas contigo, Esther hizo este trato hace mucho. Es muy desafortunado que te arrastraran.

—Hablas como si no tuvieras opción, pero tú lo provocaste.

—Cuando doy mi palabra, la cumplo y espero que otros hagan lo mismo. Esther y yo hicimos un trato hace muchos años, así que verás, esa niña me pertenece. La única pregunta que puedes hacerte es: ¿Me la negaras, sabiendo que significará tu muerte?

—No vas a llevarte a mi hija lejos de mí.

—Sientes temor por tu hija —aseguró observando esa emoción en los ojos de la chica y como se aferraba a su bebé—. Te aseguro que lo que Freya pudo haberte dicho sobre nuestra vida juntas es mentira, siempre le gustó lo dramático.

—Creo que es de familia. —A todos los Mikaelson les encantaba hacer apariciones dramáticas, eso era de público conocimiento.

—Bueno, por supuesto muchos de mis problemas con Freya resultan del hecho de que fui por ella muy tarde. Tenía un recuerdo muy fuerte de la familia de la que la arrebaté, pero Hope es aún muy joven, no se aferrará a tu recuerdo ni llorará por las noches. Puedes tener consuelo en el hecho de que será como si no hubieras existido.

—Acercate, veamos lo que puede hacer una bruja sin magia contra mi. —Su amenaza no la asustó, la hizo sonreír.

—No me dejaste terminar. Hope jamás sabrá que tuvo una madre a menos... —Se calló y la observó con admiración, para darle más intriga a la situación.

—¿A menos? —Estaba perdiendo la paciencia y odiaba estar teniendo aquella conversación.

—A menos que vengas conmigo —soltó con simpleza, ganándose una mirada incrédula de la castaña—. Podría protegerte de mis sobrinos y sus múltiples enemigos, viviríamos juntas y tú hija tendría una gran vida en un lugar lejos del caos de esta ciudad. A cambio solo espero una pequeña fracción de tu magia.

—Estas loca si piensas que vas a engañarme de ese modo. Los Mikaelson son mi familia y jamás los abandonaría, así que te informo que nada de lo que me ofrezcas me interesa. Yo los voy a proteger a todos, incluso a Freya.

—Freya me pertenece al igual que Hope. —La había hecho perder la compostura por un momento al mencionar a la rubia—. No podrás salvarlas a ninguna de las dos.

—Yo soy la Trihibrida y mientras yo viva nadie va a lograr lastimar a mi familia, si quieres hacerlo será sobre mi cadaver.

—Piensa en lo que te dije, ¿Si? Tienes hasta la medianoche de mañana. —La ignoró completamente—. Si los rumores acerca de lo honorable y leal que eres son ciertos, vas a entregarme lo que me pertenece.

Dahlia se fue caminando lentamente, Skylar observó el lugar vacío hasta que una sombra negra apareció en ese mismo lugar. Preparada para atacar, vió a Elijah acercarse y le explicó rápidamente la situación.

—¿Y no se te ocurrió llamarme? —cuestionó alterado mientras Sky dejaba a la bebé en la cuna.

—Claro que trate de llamarte, Elijah, pero tú queridísima tía lo evitó con su magia.

—¿Y también asesinó a los lobos que vigilaban? —La chica asintió con tristeza mientras Elijah se acercaba a abrazarla, sabía que estaba muy asustada.

—Es todo, volverán conmigo al recinto —dijo Klaus a sus espaldas, haciendo que se separaran para verlo.

—¿Donde Dahlia envió a Josephine esta mañana? —interrogó irónica—. Estás loco, Hope estaría aún más indefensa.

—Hayley quiere que ustedes dos vayan al pantano, dijo que espera que Jackson consiga provisiones para irse con los lobos. Así que te pregunto, amor, ¿tienes algo que ver con eso? —cuestionó molesto el rubio—. Mientras ustedes veneran a Freya y piensan como huir con la cola entre las patas, yo forjé un nuevo camino: se lo que planea y como matar a Dahlia.

—¿Y cuál se supone que es, Klaus? Me estoy cansando de tenerte paciencia y esperar que nos digas lo que se supone que descubriste.

—Freya objetó a que crearamos un arma porque arruina su plan, el cual es...

—¡Klaus! —El grito de Jackson los hizo caminar hacia la entrada, dónde vieron al hombre lobo colocar el cuerpo muerto de Aiden sobre una de las mesas.

—¡Por Dios! —exclamó la Trihibrida acercandose hacia los lobos, más específicamente a su hermana que fulminaba al híbrido con la mirada—. ¿Que fue lo que pasó, Jack?

—Klaus lo obligó a espiarnos, pero nos contó todo así que lo asesinó.

Skylar dirigió su mirada hacia el hibrido que se sentía dolido por tal acusación porque, al fin y al cabo, no era un monstruo. No había matado a ese chico inocente que planeaba dejar la ciudad con su novio y tampoco lo hubiera hecho.

—¿Por qué asesinaste a uno de los lobos que juró proteger a Hope? —cuestionó dolida la híbrida.

«Se que no lo hiciste, solo díselo.» pidió Sky mirándolo fijamente

«¿Cómo sabes que no lo hice?»

«Porque no eres una mala persona.»

«No digas nada acerca de que yo no lo maté. Tengo un plan para salvar a Hope.»

—¿Que si lo hice? ¡Esto es lo que le pasa a quien se atreve a traicionarme! —Su voz fría hizo a Skylar suspirar con frustración porque estaba empeñado en hacer que todos le teman.

—Solo da la orden, Jackson —dijo firme uno de los licántropos.

—Si, ¡Vengan por más! Pero pondrán su vida en riesgo por alguien dispuesto a traicionarlos. Tal vez esto no habría pasado si tuvieran un alfa real.

Jackson, furioso por las palabras del híbrido, impactó su puño en su rostro. Klaus lo empujó lejos y Hayley se metió para golpear al híbrido, siendo empujada suavemente lejos de él.

Elijah decidió intervenir antes de que el hombre lobo se avalanchara nuevamente sobre su hermano y dijo:

—¿Quieres morir? —Rapidamente Hayley se levantó del suelo furiosa y lo empujó lejos de su marido.

—¿Vas a matarme a mi también, Elijah? —Ella sabía que no le haría daño porque la amaba y se aprovechó de eso para luego acercarse molesta a Klaus e intentar atacarlo, cosa que no logró porque Skylar intervino lanzandola lejos.

—Si quieren atacarlo, deberán pasar a través de mi —aseguró con firmeza, ganandose una mirada dolida de su hermana y cuñado.

—Y a través de mi —agregó el castaño.

—Deberian utilizar mejor su tiempo, sugiero que entierren a su muerto —se burló Klaus.

—¡Vete de aquí! —ordenó la ojiverde levantándose del suelo con fastidio.

—Niklaus mencionaste algo de un plan, recomiendo que comiences. Me aseguraré de que Skylar y Hope esten a salvo aquí.

Luego de la pequeña disputa, Jackson se llevó a todos los lobos junto al cuerpo de Aiden para poder calmarlos mientras que Elijah fue a la barra y Hayley arrastró a su hermana lejos del vampiro.

—Buen trabajo hoy. Primero Klaus mata a Aiden, ¿y luego lo defiendes? —cuestionó molesta

—Estaba protegiendo a mi familia, Hayley.

—Si, ¿y ahora que pasará? Presiento que Klaus no podrá protegernos ni a su hija.

—El nos ama, y necesito que Hope esté a salvo.

—Entonces ven con nosotros. Estaremos más a salvo todos juntos en el pantano.

—No voy a huir, Hayley. Dahlia nos encontraría y Klaus también.

—Encontramos una forma de evitar que Hope haga magia y sea rastreada. Jackson conoce cada centímetro del pantano, puede protegernos y se que Marcel nos ayudará a salir de la ciudad.

—Jackson no puede protegerse ni a sí mismo —aseguró irritada—. Tomé mi decision, lo mejor para Hope es permanecer con su familia.

—Lo siento mucho, esperaba poder hacerte entrar en razón.

—¿Lo sientes por qué? —Hayley se acercó con rapidez, sacando de su bolsillo la daga que había conseguido hecha por Finn Mikaelson con uno de los collares que surprimia sus poderes para poder dormir el cuerpo Trihibrido de Skylar—. Hayley, ¿que es eso?

La miró con tristeza antes de tomarla de los hombros mientras le lanzaba la daga a alguien que estaba parado tras su hermana.
Skylar sintió un dolor terrible recorrer su cuerpo mientras. Se volteó con dificultad para ver con tristeza a Elijah que acababa de hacer tal horrible acción en su contra. El color grisaseo tomó su cuerpo y las venas se marcaron completamente como cuando un vampiro estaba muerto, solo que ella no lo estaba.

—¿Que hiciste? —La híbrida se aterrorizó al oír la voz de cierto rubio tras suyo y al voltear lo vió completamente furioso.

Klaus corrió a intentar atacarla, pero Elijah fue más rápido y lo lanzó lejos, haciendo que rompiera varias mesas y sillas en el proceso. Hayley tomó un pedazo de madera del suelo y lo incrustó en la pierna del híbrido mientras aún estaba en el suelo.

—¡Elijah ahora! —Su grito fue la señal que hizo que el moreno corriera a velocidad vampírica y, mientras la chica retenía a su hermano en el suelo, clavara la daga hecha por Kol y Davina en su corazón. El ojiazul los miró dolido mientras caía en un sueño profundo.

El hibrido y la Trihibrida original habían sido eliminados del plan para salvar a su hija por sus propios hermanos, que decidieron clavarles una daga en el corazón antes de dejarlos actuar a su modo. Y todo lo que sucediera a continuación sería culpa suya porque Klaus tenía un plan y ellos arruinaron todo.

Algunos minutos después, la Trihibrida despertó por tercera vez en el Duayda sin comprender del todo lo que había sucedido y allí sé si encontró a su mejor amigo junto con el pelinegro de ojos azules que le explicaron rápidamente lo sucedido.

Repitanmelo otra vez. —La chica estaba completamente furiosa, no podía creer que estaba nuevamente en aquel lugar cuando debería estar junto a su bebita.

—Estas muerta, bonita —susurró con simpleza Duncan, ganándose una muy mala mirada, antes de soltar una gran carcajada.

—Te está mintiendo, pequeña brujita. —Se acercó Kol con una sonrisa divertida—. No estás muerta, estás dormida. Tu hermana se está comportando como una idiota: robó los dos collares que anulan los poderes de una Trihibrida, se los colocó a mi sobrina para poder llevársela lejos de New Orleans, te clavó una daga en el corazón y luego entregó tu cuerpo a Elijah para escapar de tu ira cuando despiertes.

—¿Por qué haría algo así? —La verdad era que le dolía mucho que su hermana confiara en ella tan poco como para decidir algo así—. Y otra pregunta más importante: ¿De dónde sacó la daga y por qué funcionó en mi? ¿No debería estar muerta?

—La daga la hizo Finn Mikaelson derritiendo el collar que anula tus poderes. Era la única forma de ponerte a dormir sin asesinarte.

—Cuando despierte Hayley la voy a torturar por casi matarme y secuestrar a mi hija. Se quejaba de que Klaus encerraba a sus hermanos en ataúdes y luego me hizo lo mismo.

—Creo que deberías hacerla sufrir muchísimo —concordó Kol antes de dirigir su mirada al pelinegro—. ¿Por qué ella siempre es atacada o bueno casi asesinada cuando está a tu cargo? ¿No sé supone que vigiles que nada le suceda?

—Ayden y Danna volverán pronto de hacer lo que sea que hagan, yo tampoco entiendo por qué siempre le sucede algo cuando estoy al mando. Pero no te preocupes, bonita, alguien te sacará la daga pronto.

—Si Klaus no está y Elijah no tiene intención de ayudarte, ¿cómo saldrás de aquí? —interrogó preocupado el original, ya que sabía que el plan de sus hermanos no funcionaría y Duncan le había dejado ver una parte del futuro a escondidas.

—Duncan, ¿podrías ser tan amable de ayudarme a salir de aquí? —preguntó suplicante mientras lo veía hacer aparecer un pergamino larguísimo y comenzaba a leer.

—No hay tal puerta en el Duayda, pero... No, no querrás ir allí.

—¿Pero que? —insistieron al unisono los amigos

—Pero si hay una puerta así en el infierno. Si entras ahí y llegas hacia la fuente maldita, podrás volver a tu hogar —dijo con precaución y pareció agradarle el plan a la Trihibrida, que casi comienza a caminar hacia allí—. No quieres ir a ese lugar, Skylar, es un tormento sin fin al que serás arrastrada. Si cruzas ese estanque reviviras todos y cada uno de tus peores momentos multiplicados por mil: cada tortura de Elise, cada rechazo de tu padre, etcétera. Tardarás cinco minutos en volver a la vida, pero para ti habrán pasado quinientos años sufriendo. Ya no serás la misma persona.

—Si debo pasar por ese sufrimiento para salvar a mi hija, que así sea.

—No mereces pasar por algo así por los caprichos de tu hermana, pequeña brujita. —Kol se había aparecido frente a ella y la sujetaba de los hombros para impedir su paso.

—¿Y si nunca me sacan la daga porque están esperando para poder matar a Dahlia? ¿Y si se la lleva a Hope para criarla a su imagen? No puedo dejar que eso pase, Kol.

—Y yo no puedo dejarte vivir esa tortura, solo siéntate y espera al menos un rato.

—Bien.

Duncan hizo aparecer una mesa redonda que tenía encima bourbon y un juego de cartas junto con tres sillas. Tomaron asiento y comenzaron a jugar al uno, pero Sky y Kol intentaban perjudicar al ojiazul haciéndose señas para obligarlo a agarrar más cartas.

—¡Traidora! Éramos equipo —chilló al verla lanzar una carta que cambiaba la ronda hacia su amiga, seguida de un +4.

—Uno —Los miró con una sonrisa presumida sabiendo que su siguiente carta era otro +4 y que jamás podrían vencerla.

Kol tiró un uno verde, Duncan la bloqueo para que vaya el original nuevamente que tiró un nueve también verde y por último el vampiro sacrificado tiró un un +2 que la hizo sonrr porque sabía que había ganado.

Sky hizo una mueca de falsa tristeza antes de empezar a colocar la carta lentamente, la cual nunca llegó porque desapareció junto con la chica. Los dos vampiros observaron confundidos el lugar en el que estaba la morena antes de salir corriendo hacia el monitor que les permitía ver que sucedía en la vida real y vieron a una Skylar furiosa ser despertada por Elijah.

—¡Olvidé decirle algo muy importante! —exclamó Duncan con preocupación—. Danna y Ayden van a matarme.

—Eres un idiota, ¿que te olvidaste?

—No importa, lo descubrirá en algunos minutos.

Duncan hizo aparecer palomitas de maíz y ambos disfrutaron del momento que se avecinaba.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top