II. The Killer
CAPÍTULO DOS
EL ASESINO
Taylor sentía las miradas de todos puestas en ella. Cisco fruncía el ceño y compartía miradas con Caitlin al escuchar su historia, mientras que Ralph hacía muecas raras. Jay por su parte se limitó a agarrar la mano de Tessa, mientras ella se mantenía concentrada en escuchar cada una de las palabras que Taylor decía. Barry podía notar cada sentimiento y emoción que aparecía en ella con solo mirarla a los ojos. Decir que en ese momento Tessa era una batidora de emociones era decir poco. Y Taylor no se quedaba lejos.
—Entonces, ¿no estás atrapada aquí?—Jay es el primero en hablar tras escuchar toda la historia de Taylor—
—No. No lo estoy—niega ella, llevando su mirada hacia él—
—¿Y los taquiones negativos de tu cuerpo?—cuestiona Caitlin, confusa—
—Me los puse yo misma.
—¿Es broma?—se queja Cisco, atrayendo la atención de todos, excepto la de Tessa, quien aún no sabía cómo reaccionar—¿Sabes cuantos puntos de mi tarjeta me he pulido para librarte de esos taquiones? Me he comprado un taquiometro espectral cuando podría haberme marchado a Fiji. Aunque... no tengo con quien ir a ninguna parte—Ralph abre la boca para hablar—No pienso llevarte a Fiji, Ralph.
Decepcionado, vuelve a acomodarse contra el respaldo del sofá.
—¿Por qué no nos lo contaste antes?—Tessa levanta su mirada hasta conectarla con la de su hija—
Taylor suspira, trazando un pequeño dibujo sobre su brazalete para activarlo y mostrarles el periódico del futuro. Aquel que decía cuanto tiempo llevaba Flash desaparecido.
—Dios mío—Caitlin se lleva una mano a la boca—
—¿Barry no vuelve nunca?—Jay frunce el ceño, apretando el agarra en la mano de Tessa—
Taylor niega.
—Por eso has venido—asume Joe, atrayendo su atención—Para ver a tu padre. Porque te criaste sin él.
Taylor asiente, bajando la mirada al suelo. Sus manos jugando de forma nerviosa con los anillos en sus dedos.
—¿Y qué?—cuestiona Tessa entonces, atrayendo la atención de todos—
—Tessa...—Barry la observa con pena—
—No. En serio. ¿Qué más da lo que ese artículo diga?—inquiere, posando su mirada en él—Esos periódicos futuros ya han cambiado antes. Hemos hecho que cambien. Así que, sea lo que sea lo que pase en el futuro, nos enfrentaremos a ello y lo cambiaremos.
—Tiene razón—declara Cisco—Si algo se le da bien al equipo Flash es poner al futuro en su sitio.
Tessa asiente, feliz por tener su apoyo. Sin embrago, la mirada que Taylor le dedicaba atrajo su atención de nuevo a ella.
—Pasa algo más, ¿no es cierto?—le pregunta entonces. Taylor traga con nerviosismo—
—Taylor no vino hasta aquí ella sola—Barry decide hablar por ella, cosa que la joven agradeció internamente—
—¿Qué quieres decir?—Ralph apoya sus codos sobre sus rodillas, inclinándose hacia adelante—
—Yo... No soy vuestra única hija—explica Taylor, mirando a su madre—Tengo un hermano mellizo. Thomas.
—De acuerdo. ¿Dónde está?—pregunta Tessa sin mas—
Tras todo lo que había escuchado esos dos días ya nada le sorprendía. Ni si quiera tener otro hijo más que también había viajado al pasado.
—Eso es lo que tenemos que averiguar—declara Barry, confundiéndola—
—¿Lo has perdido?—los ojos de Tessa vuelven a posarse en Taylor—
—No lo he perdido. Se ha pedido él solo, ¿vale? ¡No todo es mi culpa!—declara la joven, frustrada—Lo siento. Yo... Necesito algo de aire.
Se pone en pie y abandona la casa de la familia West. Tessa suspira agobiada. Si ya sentía que Taylor no era su mayor fan, tras aquello seguro que la odiaba.
—Iré con ella—declara Jay, poniéndose en pie—No os preocupéis, ¿de acuerdo? Buscad a Thomas.
Barry le agradece con la mirada.
—Está enfadada conmigo—murmura Tessa, una vez Jay a abandonado la casa—
—No. No está enfadada contigo—le asegura Barry—
—Barry, no la conoceré de hace mucho, pero eso es bastante obvio—señala, frustrada—
—Yo creo que está enfadada consigo misma. Se está machacando por haber perdido a su hermano.
—Puede—admite—Tenemos que encontrarle.
—¿Alguna idea de cómo?—cuestiona Cisco, atrayendo su atención—No tenemos satélites.
—Trabajo de detectives. Es decir, trabajo para Ralphy—sonríe Ralph a su lado—
Tessa suspira.
—Si, ¿por qué no? Adelante Ralph. Vale la pena intentarlo—le responde—
Con su espalda apoyada contra la puerta de la casa de sus padres, Taylor se encontraba sentada sobre el felpudo. Sus piernas contra su pecho y su mirada perdida en sus manos, con las que jugaba, moviendo sus anillos de forma nerviosa y pensativa.
Al oír unos pasos acercarse por su derecha, Taylor no tardó en ponerse en pie, encontrándose de frente con sus padres. Tessa y Barry acababan de salir de la casa de Joe, habiendo hecho una parada rápida en la comisaría.
—Lo siento—esas fueron las primeras palabras que Taylor pudo articular. Tessa frunce el ceño, confusa—Siento haber reaccionado como lo hice. Antes, en casa del abuelo Joe.
—Oh. Está bien. Lo entiendo, es tu hermano—Tessa le quita importancia mientras Barry saca las llaves para abrir la puerta—
Taylor baja la mirada, asintiendo levemente.
—Si. Pero no es solo eso—admite entonces, volviendo a levantar la mirada—Es Tom. Es... tu hijo favorito.
Barry se gira hacia ellas, compartiendo una mirada con Tessa.
—No creo que tenga ningún hijo favorito—señala la chica Merlyn, adentrándose en la casa—
—Tú no, pero tu yo futuro si—asegura Taylor, siguiéndola—
Barry entra tras ella, cerrando la puerta.
—¿Por qué piensas eso?—Tessa se gira hacia ella—
—Porque yo siempre estoy metiéndome en líos—señala—Rompí la torre del reloj de mi universidad con una flecha. Thomas salva personas, es buen estudiante, le gustan las mismas pelis que a ti. Todo lo hace bien.
—Eso es una estupidez—le asegura, sonriendo de forma nerviosa—Y siento que pienses así. Si puedo cambiar algo del futuro sin duda será esto. No quiero que sientas eso—le asegura, acercándose a ella—No conozco a Tom aún. Lo haré, porque le encontraremos. Pero sin conocerle y sin conocer a mi yo futuro, sé que os quiero a los dos por igual.
Taylor la observa con duda, moviendo sus ojos hasta encontrase con la mirada de su padre, quien le dedica una sonrisa cariñosa.
—Yo también te quiero—declara entonces, volviendo a mirar a su madre—Lo siento.
—No tienes que disculparte—le asegura—
Tessa sentía la necesidad de acercarse a ella y abrazarla, pero no estaba segura de si Taylor estaría cómoda con eso. Sin embrago, antes de que pudiera preguntárselo, la joven se lanzó a sus brazos, envolviéndola en un abrazo. Tessa no tardó en correspondérselo. Sintiendo una ola de calor invadir su cuerpo. El amor que sintió en ese instante era muy diferente al amor que sentía por sus amigos, por su hermano o incluso por Barry. Era mucho más fuerte. Como un vínculo fuerte a la vez que frágil y delicado. Tener a Taylor en sus brazos producía tranquilizad en ella a la vez que un miedo irracional a que aquel gesto no volviera a repetirse.
Barry las observo con cariño a la vez que tristeza. Ese abrazo era una representación del futuro que les esperaba, el futuro que Taylor había vivido al crecer solo en compañía de su madre. No ser parte de ese abrazo, de la vida de su hija, provocó que su determinación por cambiar todo aquello aumentara. No podía perderse su vida. No quería hacerlo.
—¿Podemos ver un musical?—Taylor es quien rompe aquella tensión llena de pensamientos intrusivos sobre el futuro, separándose del abrazo de su madre y sonriendo de forma nerviosa—
Tessa sonríe divertida, girándose hacia Barry.
—Hija tuya tenía que ser—señala en un bufido. Barry sonríe—
—La música siempre hace todo mejor—defiende él. Tessa rueda los ojos—
—Está bien—acepta—Pero habrá que preguntarle a William. ¿Iras a buscarle a la estación?
—Si. En 10 minutos—declara, tras mirar el reloj en su muñeca—Traeré algo de cenar también. ¿Big Belly Burger?
Tessa asiente con felicidad, provocando que Barry sonría con ternura.
—¿William se va a quedar aquí?—la pregunta de Taylor atrae la atención de ambos—Entonces debería buscar otro sitio para dormir, ¿no?
Barry y Tessa comparten una mirada nerviosa. No habían pensado en eso.
—El tío Jay estará encantado de tenerme como compañera de piso. Nos os preocupéis—les asegura Taylor, dedicándoles una sonrisa tranquilizadora mientras se deja caer sentada en el sofá—
—No. Tú deberías quedarte. William...
—A William le persigue un asesino llamado Ricardo Díaz—interrumpe las palabras de su madre—Yo tengo poderes, puedo cuidarme sola. Él os necesita. Iré con el tío Jay.
—Está bien.
—William dirá que si a lo del musical, así que iré buscando uno—declara, agarrando el mando de la televisión—
Tessa sonríe, mirando a Barry. Toda aquella situación aún le resultaba bizarra, pero se sentía bien a la vez.
Aquella mañana el equipo se reunió en el cortex a causa del ataque de una metahumana. Taylor, incluso William, se encontraban allí, entusiasmados por formar parte del equipo Flash. Y es que Taylor no era la única que se había puesto el objetivo de aprender, William también quería sentirse integrado en el mundo en el que su padre, Tessa y el resto de sus amigos vivían.
—Se llama Vanessa Jansen y es una meta—explica Caitlin, mostrándoles una foto de la mujer—
—Robó un camión lleno de armas y ahora pretende venderlas—explica Jay a su lado—
—De acuerdo—suspira Barry—¿Alguna idea de lo que pude hacer con sus poderes?
—Por lo que he podido averiguar gracias a las muestras de la escena y las cámaras de seguridad, Vanessa Jansen crea cubos de aire concentrado que son densos—explica Cisco, mirando su ordenador—Muy densos. Estúpidamente densos. Igual de estúpidos que la gente que sigue creyendo en el amor.
Barry frunce el ceño.
—Creo que lo que Cisco intenta decir es que Vanessa manipula el movimiento de los átomos para crear moléculas de aire concentrado en forma de cubo—explica Caitlin—El espacio entre las moléculas es tan compacto que...
—No hay espacio suficiente para que un velocista las atraviese—completa Taylor—
Caitlin asiente. Cisco suspira con pesadez.
—¿Cómo llamas a alguien que puede comprimir moléculas de aire en bloques sólidos?—Barry se inclina hacia su amigo, cuando éste pasa por su lado dispuesto a abandonar el cortex—
—No sé. ¿Bloque?—responde con obviedad—
—Veo que Cisco sigue tomándose muy a pecho lo de Gypsy—comenta Tessa una vez el latino se ha ido—
—Bueno, intentamos solucionarlo, pero es normal no ver progresos hasta el paso 17–explica Ralph—
Barry y Tessa fruncen el ceño con confusión ante su respuesta.
—Es algo que estamos haciendo con Cisco—les explica Caitlin—Podéis seguir sin nosotros, ¿verdad?
Barry asiente.
—Estamos a ciegas sin en satélite, así que tendremos que esperar a que Vanessa de el próximo paso.
—¿Qué tal la investigación sobre Thomas?—Tessa se gira hacia Ralph, atrayendo su atención—
—No hay investigación—declara, frustrado—Ese chico sabe cubrir sus huellas.
—Y sin el satélite no podemos rastrear su velocidad ni su ADN—añade Caitlin—Estamos estancados.
—Está bien—suspira Tessa—Ayudad a Cisco.
Ambos asienten, abandonando el cortex, siguiendo los pasos de Cisco.
—Entonces... ¿qué hacemos ahora?—cuestiona Taylor, mirando a sus padres con expectación—
—Esperar—responde Barry—No podemos hacer más.
—Tiene que ser una broma—murmura—
—Disculpadme—Jay abandona el cortex al recibir una llamada de trabajo—
Sin embrago, la llamada no resulta muy larga y al volver al cortex se encuentra con la mirada interesada de no sólo su mejor amiga, si no también de Taylor.
—¿Algo que quieras compartir?—inquiere Tessa, dedicándole una sonrisa inocente—
La verdad es que esperar no era su fuerte y tenía la esperanza de que Jay tuviera algún caso que pudiera mantenerla ocupada.
—Es sobre un caso—explica, guardando su teléfono—Confidencial.
—¿Desde cuando eso importa?—cuestiona, incrédula—Equipo Flash, ¿recuerdas?
Jay suspira, compartiendo una mirada con Barry.
—¿Os acordáis de Gridlock?—cuestiona entonces. Los tres asienten, bajo la mirada confusa de William—Bueno, pues este asesino parece estar matando a metahumanos como él. Ya van tres en los últimos dos días, incluido el propio Gridlock. Me preocupa que haya más.
—¿Un asesino de metas? Eso es nuevo—señala Tessa, frunciendo el ceño—
—¿Alguna idea de cómo lo hace?—inquiere Barry—No puede ser alguien normal. Para matar tantos metas tiene que tener poderes.
—Eso no lo sé, pero todos los metas fueron apuñalados. Testigos del trasporte policial que trasladaba a Gridlock a la cárcel aseguran haber visto una especie de daga brillante—explica—Sigo investigando.
—Vale. Mantennos informados.
—Si—afirma, sintiendo la mirada de su mejor amiga puesta en él—¿Vienes conmigo? No me vendría mal algo de ayuda.
Tessa sonríe victoriosa.
—Claro—se pone en pie de un salto, feliz por ayudar—
—Bien. Mientras vosotros investigáis eso, nosotros entrenamos—señala Barry, girándose hacia Taylor y William—
—¿En serio?—Taylor sonríe con entusiasmo—
Una sonrisa que imitaba a la de su madre. Barry no pudo evitar notarlo, sintiendo como sus ojos se iluminaban ante aquel detalle.
—Si. Vamos.
—Sabes que no tengo poderes, ¿no?—inquiere William, siguiendo sus pasos hasta la sala de velocidad—
—Tranquilo, no los necesitarás—le asegura Barry, colocando una mano sobre su hombro—
Taylor frunce el ceño con confusión al entrar en la sala de velocidad encontrándose con una pizarra y dos pupitres.
—¿Qué clase de entrenamiento es este?—inquiere, mirando a su padre con desconcierto—
—Pues... A ver, los velocistas tienen que tender de física, aerodinámica, fórmulas de trayectorias. Y tras aquel encuentro con Gridlock, creo que es hora de volver a las bases—explica, caminando hacia la pizarra—
—Guay—celebra William, sentándose en uno de los pupitres—
Taylor se cruza de brazos, mirándoles con incredulidad.
—Tenemos conceptos muy diferentes sobre lo que significa "guay"—señala—¿En serio tengo que entrenar mates?
—Si—afirma Barry, entregándole uno de los libros—El primer capítulo sería un buen sitio para empezar.
Taylor suspira con pesadez. Se sentía como si hubiese vuelto a su tiempo, donde Thomas no paraba de hablar de formulas y ciencia junto con una versión más adulta del niño sentado ahora a su lado.
—Siento aguarte la fiesta, pero en mis libros de instituto salían leyes físicas que vosotros ni habéis descubierto todavía—habla entonces, atrayendo la atención de su padre—No soy un genio de las mates, pero tampoco necesito esta clase de entrenamiento. Necesito aprender a hacer otras cosas, como las que haces tú. Ya sabes, correr tan rápido que pueda parar un tsunami o hacer vibrar algo tan grande como un avión.
—Tay, tienes que ir poco a poco—señala su padre—Pasos pequeños. Así se aprende. Así aprendí yo.
—Puede—admite, dejando el libro sobre el pupitre—Pero aunque lo intentara, lo único que mi cabeza puede pensar ahora es en encontrar a Tom.
—¿Tom es tu hermano?—William se gira hacia ella, interesado—
—Si. Es mi hermano mellizo.
—¿Y... yo os conozco en el futuro?
Taylor se dispone a responderle, pero su padre la interrumpe.
—Will, no hagas muchas preguntas—le pide Barry—Por el bien de la línea temporal.
—Pero puedo preguntar eso, ¿no?—señala el joven—
—Bueno, hay cambios leves que no afectan al futuro. Pero has de tener cuidado.
—Te quiero, Will, eso es todo lo que tienes que saber—declara Taylor, sacándole una sonrisa—
Feliz por saber aquello, Will se gira para mirar a Barry de nuevo.
—Yo quiero aprender sobre física, aerodinámica y fórmulas de trayectorias—declara con determinación. Barry sonríe—
—Yo quiero aprender a lanzar un rayo—pide Taylor—No, de echo, creo que sé hacerlo. Vi a Tom hacerlo una vez. ¿Listos?
—Taylor, espera...
Barry intenta pararla, pero ella le ignora, comenzado a correr alrededor de la sala de velocidad. Entonces lanza un rayo, apuntando hacia una pared, pero su trayectoria no es muy buena, y éste impacta contra Barry, lanzándole contra la pizarra, la cual se rompe en el impacto. William se cubre la cabeza, cayendo al suelo junto a su pupitre.
—Dios mío—murmura Taylor, asustada—¡Will! ¿Estás bien?
Se agacha junto al joven.
—Aja. Si. Dolorido, pero bien—asegura—
Taylor suspira aliviada, separándose de él y corriendo hacia su padre.
—¡Papá! ¿Estás bien? Lo siento. Lo siento mucho—se disculpa, arrodillándose a su lado—
—Tranquila, no es el primer rayo que recibo—le asegura Barry, intentando no mostrarle todo el dolor que en realidad le había provocado—
—Lo siento. Lo siento mucho—se lamenta, envolviéndole en un abrazo—
Un leve quejido de dolor se escapa de los labios de Barry ante el impacto de su cuerpo contra el suyo. Taylor se disculpa una vez más mientras él hace el esfuerzo por levantar uno de sus brazos para envolver su cintura y corresponderle el abrazo.
Dejando a William y a Taylor en la sala de velocidad de Laboratorios STAR con una merienda y dos batidos, Barry viajó con su velocidad hasta la casa de la familia West, desesperado por obtener un consejo de aquel al que consideraba su padre.
—Hola—saluda, adentrándose en la casa—Necesito tu ayuda.
Joe levanta la mirada de su periódico.
—Que directo—comenta, cerrando el periódico para préstale total atención—
—Si—suspira Barry, sentándose sobre la mesa central del salón, justo frente a él—Estoy entrenando con Taylor en el laboratorio, ¿vale? Pero no la entiendo. Es como que... siempre intenta cosas que le vienen grande—explica de forma nerviosa. Joe abre sus ojos, apartando su mirada de Barry mientras le escucha con atención, asintiendo a cada palabra—Es como que quiere hacer algo más grande porque si. Y yo intento frenarla, pero es como que no escucha lo que le enseño. Es casi como si oyera lo opuesto a lo que digo—Barry levanta su mirada hacia él—¿Por qué asientes? ¿Estás de acuerdo conmigo?
—¿Te acuerdas de tu feria de ciencias de cuarto curso?—inquiere Joe, volviendo a mirarle—
Su pregunta toma a Barry por sorpresa, haciéndole fruncir el ceño.
—Si. Pero... ¿Qué tiene eso que ver?
—Solo tenias que hacer un volcán con bicarbonato—recuerda Joe—¿Y qué hiciste?
—Yo...
—Hiciste un robot con ruedas.
—Si.
—Que casi incendia el gimnasio—señala—
—Y casi atropella a la señora Dumas—añade Barry, recordando aquello—Pero era diferente.
—¿Ah, sí?—Joe eleva sus cejas—
—Era el primer año que me acogiste. Eh... es decir no tenía a nadie—recuerda—Te admiraba, eras mi héroe. Yo... Quería impresionarte.
Algo parece iluminarse en su mente al decir aquellas últimas dos palabras. Taylor solo quiera impresionarle.
—Barry, la única información que esa chica tiene sobre ti viene de un museo—señala Joe—De literalmente estatuas tuyas sobre pedestales. ¿Cuánto crees que querrá ella impresionar a su héroe?
Barry suspira de forma pensativa.
—¿Y qué hago?—inquiere, con un tono de desesperación—
—Demuéstrale que es normal no ser perfecto nada más empezar. Que no existen atajos—le responde Joe—Hacer bien las cosas lleva tiempo. Y eso no es un fracaso, es la vida. Y también demuéstrale que pase lo que pase, tú siempre la querrás. Eso es lo que hacen los padres.
Barry asiente.
—Gracias, Joe.
Después de pasarse el día ayudando a Jay y a Hailey a investigar el caso de un asesino de metas, Tessa por fin volvía a Laboratorios STAR. Estaba tan cansada que en lo único que podía pensar era en que Barry la envolviera en un abrazo y en volver a su casa para poder tumbarse en la cama. Sin embrago, cuando llegó al cortex esos pensamientos desaparecieron rápidamente al ver como tanto Barry como Taylor llevaban puestos sus trajes.
—Hemos encontrado a Vanessa—le informa Barry al verla entrar—
—¿Cómo?
—El barómetro del canal de noticias 52–le informa Taylor. Tessa frunce el ceño—Idea de William—señala al joven, quien se encontraba sentado en el escritorio principal—
—Vanessa crea bolsas de aire comprimido, ¿cierto? Pues si mides la presión atmosférica...
—Lo pilló—Tessa le interrumpe, asombrada por su inteligencia. William sonríe de forma orgullosa—
Barry sonríe, acercándose a su mujer.
—Una idea brillante, ¿no?—comenta en un susurro—
—Si. Demasiado brillante para ser hijo de Oliver—admite ella. Barry ríe levemente—
—Taylor y yo vamos a ir a buscarla—comenta, refiriéndose a Vanessa—¿Quieres venir?
—La verdad es que quería irme a casa y dormir durante una semana entera, pero... no puedo perderme la primera misión de Taylor, ¿cierto?—sonríe, elevando su mirada hasta conectarla con la suya—
—Cierto—afirma Barry—
—Will—Tessa apoya su mano sobre el respaldo de la silla donde él se encontraba sentado—¿Estas bien aquí solo? Avisaré a Cisco, Jay y Ralph. Estarán aquí dentro de poco.
—Tranquila. Os ayudo desde aquí—le asegura, pulsando varias teclas de ordenador frente a él—
Tessa sonríe, saliendo del cortex para colocarse su traje.
Una vez lista, Barry usa su velocidad para llevarla hasta el lugar donde habían localizado a Vanessa. Taylor llega segundos después. Una sonrisa entusiasta en sus labios al ver que por fin iba a ser parte de una misión de Flash y StarNight.
Sin embrago, ese entusiasmo despareció rápidamente cuando Vanessa les vio allí. Usando sus poderes de compresión de aire, la meta encerró tanto a Barry como a Tessa en un bloque, tomándoles por sorpresa.
—Tiene que ser una broma—murmura Tessa para si misma—
Taylor les observa sin saber que hacer.
—Oh oh—murmura la joven—
—¿Oh oh?—William frunce el ceño al oírla a través de las comunicaciones—¿Qué significa eso?
—Flash y StarNight están atrapados—le explica, usando su velocidad para alejarse de ellos y pensar en un plan para salvarles antes de que Vanessa también la atrapé a ella—
William observa los datos médicos de los trajes de Barry y Tessa, preocupado y sin saber cómo ayudar.
—¿Qué es lo que pasa?—inquiere Cisco al entrar en el cortex y notar su nerviosismo—
—Barry y Tessa están en peligro—le explica el joven—
Al oír sus palabras tanto Cisco como Ralph, quien le acompañaba, se dieron la vuelta listos para colocarse sus trajes e ir a reunirse con sus amigos para poder ayudarles. Jay no tarda en entrar en el cortex tras cruzarse con ellos en el pasillo. Al verle, William se aleja del escritorio, dejándole la silla a él.
Mientras todo aquello pasaba, Taylor dio con una idea para ayudar a sus padres. Y es que no había podido evitar ver como sus poderes hacían que Vanessa se cansara cada vez que los usaba. Así que, tras llamar su atención, Taylor comenzó a correr a su alrededor, dejando que Vanessa le lanzara bolsas de aire comprimido con la intención de atraparla.
Su carrera y sus movimientos dejaron a Tessa y Barry bastante sorprendidos. Sobretodo al ver como combinaba sus poderes metas con una combinación de movimientos acrobáticos.
Una vez consiguió agotarla, Taylor corrió hacia Vanessa, colocándole las esposas antipoderes. Una sonrisa en sus labios al conseguir que sus padres fueran liberados en el mismo instante en el que Cisco y Ralph aparecieron a través de una brecha.
—Parece que de tal palo, tal astilla—comenta Ralph al ver que ya no necesitaban su ayuda y Taylor había conseguido parar a la meta—
Cisco rueda los ojos. Había pasado el día con Ralph y sus comentario ya empezaban a cansarle.
—Para—le pide—
—Vale, vale. Lo siento.
Barry les ignora, caminando hacia su hija en el mismo instante en el que una especie de daga brillante vuela, impactando contra la espalda de Vanessa, apuñalándola. Barry la atrapa entre sus brazos, mientras Tessa se pone alerta.
—Llévala a un hospital—murmura Barry, mirando a Taylor, quien miraba todo a su alrededor, asustada—¡Speedy! Ahora.
Asintiendo de forma nerviosa, Taylor agarra a Vanessa y desaparece de allí con su velocidad.
—¿Qué pasa?—la voz de Jay suena a través de las comunicaciones—¿Quién está ahí?
—Aún no lo sabemos—le responde Barry, colocándose junto a Tessa—
La misma daga que había apuñalado a Vanessa, ahora vuela hasta clavarse en el suelo junto a ellos. Barry frunce el ceño al sentir como sus poderes abandonan su cuerpo.
—He perdido mi velocidad—informa, confuso—
—No puedo vibrar—declara Cisco pocos metros tras ellos—
—Ni yo estirarme—añade Ralph—
Tessa se gira hacia ellos, confundida. Entonces baja su mirada hacia sus manos. Estas brillaban gracias a sus poderes. Ella aún podía sentir su magia y poderes divinos.
—Chicos, sé que somos cuatro contra uno, pero algo me dice que ese tío lleva ventaja—comenta Cisco, al ver una figura aparecer entre las sombras, acercándose a ellos—
—No contra mi—asegura Tessa, apretando sus manos en dos puños—
Agarrando su espada, Tessa se lanza contra la figura lista para pelear. La daga que les había quitado los poderes vuela de nuevo hasta las manos de aquella figura, chocando contra la espada de Tessa cuando esta intenta atacarla. El impacto toma a la joven por sorpresa, haciéndole perder la atención, lo cual aquella figura aprovecha para golpearla en el abdomen, alejándola.
A pesar de su falta de poderes, Barry no duda en acercarse, lanzando un puñetazo. Este se lo devuelve, lanzándole hasta el mismo lugar que a Tessa. Ralph y Cisco les siguen de cerca, acabando igual de mal que ellos tras varias llaves de artes marciales.
Tessa empuja sus manos contra el suelo, poniéndose de nuevo en pie. Agarrando su arco y una flecha de su carcaj y apuntando hacia la figura. Entonces la joven Merlyn pudo ver un movimiento que solo había visto a Oliver y a su padre hacer. La figura trapo la flecha al vuelo, antes de que esta pudiera atravesarla.
Mientras aquello ocurría, Cisco comenzó a arrastrarse por el suelo hasta la daga que nuevamente se había clavado en el suelo junto a ellos. Tessa preparó su lazo dorado lanzándolo contra la figura en el mismo instante en el que Cisco agarraba la daga entre sus manos, usando todas sus fuerzas para intentar sacarla del suelo. Pero esta quemaba en su piel y el dolor aumentó cuando su atacante volvió a invocarla, sacándola del suelo y haciendo que volara hacia su mano. Eso provocó que dos cortes aparecieran en las manos del latino, haciéndole gritar de dolor.
Con el lazo alrededor de su cuerpo, la figura cubierta por una capa negra que la hacía ver mucho más grande de lo que en realidad era, agarro un extremo de este, usando toda su fuerza para desequilibrar a Tessa. En circunstancias normales no habría funcionado, pero el grito de Cisco había desconcentrado a la chica Merlyn, haciendo que se tropezara hacia adelante, cayendo de nuevo al suelo y soltando el lazo en el proceso.
Ralph corrió hacia ella, preocupado mientras Barry se ponía en pie, lanzándose contra la figura, listo para volver a pelear. Pero como era de esperarse le fue tan bien como la primera vez, recibiendo varios golpes hasta acabar de nuevo contra el suelo.
La brillante daga apareció sobre él, siendo agarrada por su atacante. En ese instante Barry pudo ver los ojos verdes de éste y la delicada piel de su frente que le hacía pensar que no se trataba de un hombre si no de una mujer.
—¡Papá!
El grito de Taylor llamo la atención de ambos, haciéndoles girar sus rostros hacia su dirección. Su mirada asustada y su grito desesperado parecieron causar algo en la figura sobre él. Que segundos después bajo el arma y se puso en pie, alejándose de él.
Taylor corrió hacia su padre, preocupada, dejando así que la figura desapareciera antes de que ninguno pudiera hacer nada por atraparla.
—Está claro que es materia oscura—comenta Caitlin, observando los datos de las pruebas que acababa de hacerle a las manos de Cisco—Pero estos niveles de concentración no se parecen a nada que haya visto jamas.
—Bueno, tampoco se parece a ninguna paliza que me hayan dado jamás—señala Ralph, sentado en una silla junto a la camilla—
—Y la daga que tenía... Creo que fue lo que anulo nuestros poderes—comenta Cisco de forma pensativa—Podía controlarla como a Mjolnir—Caitlin frunce el ceño, confusa—Es el martillo de Thor.
La chica asiente.
—Me alegro de que estéis bien. Podría haber sido mucho peor.
—Si—suspira el latino, observando las vendas en sus manos—
—Cuidado—le indica su amiga—Esos cortes son profundos. Tardarán en curarse.
Cisco asiente, poniéndose en pie para dirigirse a la puerta de la sala médica que les llevaba directamente al cortex.
—Tenemos un problema—declara Barry al verles salir—
—Ayer, Hailey y yo hablamos con Singh y nos informó de que Gridlock había sido asesinado durante su traslado a Iron Heights—habla Jay, atrayendo la atención de todos hacia él—
—¿Gridlock a muerto?—Cisco frunce el ceño. Jay asiente—
—¿Cómo?—inquiere Caitlin a su lado—
—No estamos seguros—admite—Preguntamos a todos los testigos y nadie sabía mucho. Lo único que recordaba era una especie de daga brillante—teclea varias cosas en el ordenador principal—Hailey ha estado investigando y...
Envía unas imágenes hacia las pantallas de la sala. Todos dirigen sus miradas hacia ellas.
—Es la daga que nos ha quitado los poderes—señala Ralph al verla aparecer a lo lejos—
—Eso no es todo—señala Jay, mostrándoles otra imágenes—
Estas eran menos visibles.
—¿Qué tenemos que ver?
—Ver no. Escuchar.
Su respuesta confunde a todos los presentes, pero entonces un extraño y fuerte sonido hace que todos vuelvan a llevar sus miradas hacia las pantallas.
—Suena como...
—El grito de un canario—Taylor completa las palabras de su padre—
Las miradas de todos viajan hacia ella. Pero sus ojos azules solo se fijan en las miradas de sus padres. Sintiendo la confusión en ellos.
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