𝒕𝒘𝒆𝒏𝒕𝒚-𝒐𝒏𝒆. forgiving who you are.
・ . ° · 𝖇𝖗𝖆𝖓𝖌𝖜𝖞 . . !
👁️ · .° chapter 𝙩𝙬𝙚𝙣𝙩𝙮-𝙤𝙣𝙚.. ✦ ❝ forgiving who you are ❞
𝔣𝔦𝔳𝔢 𝔥𝔞𝔯𝔤𝔯𝔢𝔢𝔳𝔢𝔰 𝔣𝔞𝔫𝔣𝔦𝔠𝔱𝔦𝔬𝔫 ❜ 🌪 © 𝗐𝗋𝗂𝗍𝗍𝖾𝗇 𝖻𝗒 𝗆𝖾𝗅 . .
𝐋𝐀 𝐏𝐄𝐋𝐈𝐁𝐋𝐀𝐍𝐂𝐀 𝐄𝐌𝐏𝐔𝐉𝐎 𝐋𝐀 𝐏𝐔𝐄𝐑𝐓𝐀 𝐂𝐎𝐍 𝐓𝐎𝐃𝐀 𝐒𝐔 𝐄𝐍𝐄𝐑𝐆𝐈𝐀, dejando ver una habitación extremadamente parecida a la de la suite del Búfalo Blanco, solo que al revéz.
Brangwy sintió un escalofrío al percibir la extraña vibración que le daba aquél lugar. Todos trataban de calmar sus respiraciones ante el recorrido lleno de euforia que acababan de hacer.
—No volvamos a hacer eso, por favor. —susurró Viktor mientras soltaba un jadeo.
Cinco soltó un largo suspiro aún con sus dedos entrelazados junto a los de la rubia— ¿escapar del apocalipsis?
—Eso es lo que hacemos.
Diego inspeccionaba con poca cautela el lugar, su cabeza se asomó al largo pasillo. Todo era una réplica exacta del Hotel.
Ben observaba como se encontraba la parte trasera del búfalo disecado en la pared, tocando su cola desconcertado.
—Eso no parece estar bien. —dijo Allison con el ceño fruncido, analizando cada detalle diferente de la suite.
—Es el mismo lugar, pero distorsionado. —comentó Lila en un murmuro.
Repentinamente, Reginald salió del túnel, dándole un fuerte portazo a la puerta mientras jadeaba con la respiración agitada. Todos lo miraban llenos de confusión al notar que Klaus no había llegado al final del deslumbrante portal.
—Esperen... ¿Dónde está Klaus?
El anciano respiraba agitado, se separó lentamente de la puerta— hijos, lo siento, él... Hice todo lo que pude —soltó inmediatamente—. Pero no logró cruzar a tiempo. El Kugelblitz se llevó a su última víctima.
—No, estaba justo detrás de mí cuando entramos al túnel. —respondió Cinco con firmeza, observando a su padre con cierto enojo.
Las manos de Sloane temblaban, mientras su tono de voz salía con debilidad— tenemos que volver...
—No hay adónde volver —Reginald lucía nervioso, lo que provocó que el pelinegro desconfiara aún más de él—. Hijos, derramaremos lágrimas luego. Ahora debemos seguir avanzando.
Salió de la habitación con prisa.
Viktor negaba con su cabeza— no entiendo, ¿Luther y Klaus?
Todos se miraron entre sí con tristeza y un vacío en el fondo de sus almas. Brangwy observó a Número Cinco tratando de mantener la calma, a lo que ella solo suspiró.
—Esto es muy extraño —susurró con la mirada al frente, recibiendo un pequeño silencio por parte del ojiverde. Habían cruzado el portal, por lo que existía un porcentaje no tan pequeño de que podrían sobrevivir—. Lamento lo de tus hermanos, en serio.
Cinco suspiró antes de responder— fue papá, o tal vez Allison, ¿por qué no los dos? No me caben dudas. —sin más salió de la habitación aun sosteniendo la mano de Brangwy. Intentando acelerar sus pasos, alcanzando a sus demás hermanos.
El timbre del elevador retumbó por breves instantes, abrió sus doradas puertas, dejando ver en su interior a todos los Hargreeves, quienes se dispersaron en el vestíbulo con velocidad.
—Es magnífico. —Reginald contemplaba aquél vestíbulo solitario y reluciente. Que para muchos, se veía exactamente igual que al del Hotel Obsidian.
Ben caminó hasta quedar a la altura de su padre, apreciando el lugar de igual forma— debieron haberse quedado aquí, es mejor.
—Lila y yo apenas escapamos con vida.
La voz llena de arrogancia de Ben volvió a llenar el lugar— pero esta vez vine yo y somos más.
—Hagan lo que hagan, no toquen esta campana —Diego señaló la pequeña campana de oro sobre el mostrador de la recepción—. Podrían perder un dedo o quizá un tentáculo.
El asiático negó frustrado, rodando los ojos.
Sloane se acercó al mostrador, aún con lágrimas brotando de sus ojos— me arriesgaré.
—¡No! —Brangwy se puso rápidamente frente a la recepción, ganándose una mirada seria por parte de la adulta.
—Quítate.
La peliblanca se acercó hacia las hermanas— para vencer esa cosa, debemos estar con la mente enfocada.
—Lila tiene razón. No necesitamos otra distracción, Sloane. —la mirada de la rubia frente a ella transmitía seriedad, ante sus palabras solo logró ganarse el enojo de Sloane.
—¿Dices que estoy desenfocada? Sí, estoy llena de furia. Quiero matar a lo que sea que le haya hecho daño a Luther. —se dirigió a ambas llena de histeria y con su rostro tornándose rojizo.
Viktor hizo presencia, sumergiéndose en aquella conversación— no solo perdimos a Luther, también perdimos a Klaus —la rubia notó como Cinco se alejaba hacia las "entradas" del extraño hotel—. Estoy furioso, todos lo estamos. Pero debemos pensar con la cabeza fría.
El pelinegro estaba por llegar, y tras el silencio después de las palabras de su hermano, todos se dieron cuenta hacia dónde se dirigía.
—Ni lo intentes, Cinco —el adolescente se detuvo en seco—. Las puertas no te dejan salir.
—¿Entonces estamos atrapados? —inquirió Allison. Cinco frunció su ceño, se dio la vuelta para encaminarse hacia la recepción.
Reginald sentía las miradas de todos sobre él— este sitio es una prueba, una trampa y una forma de salvación. Todo en uno.
—¿Alguien sabe qué dice ahí? —señaló Viktor con curiosidad un letrero con letras en japonés cerca del timbre.
—Sí, dice: "No toques la campana". —soltó Diego con voz firme.
Número Cinco se posicionó a un lado de Viktor, desbordando la poca paciencia que le quedaba— ya entendimos, Diego. Campana mala. ¿Qué hacemos?
Todos se miraban entre sí, dejando al aire la pregunta del adolescente. Sin embargo, Allison trató de llamar la atención de su padre, el cual se había alejado de la situación, hojeando su libro— ¿Reggie? —ante ese llamado, Brangwy y Cinco se miraron con complicidad.
Después de todo, la teoría de Cinco no sonaba tan descabellada.
—Es como dijo el viejo —comenzó Cinco mientras movía su pierna impaciente, contemplándolo—. La primera vez es un acontecimiento inesperado, la segunda, es una coincidencia, y la tercera, no va a pasar porque no soy un idiota.
Los Hargreeves se habían dispersado nuevamente en el vestíbulo del hotel, sentados unos con otros en diferentes partes del misterioso lugar. Número Cinco y Brangwy trataban de conversar con Viktor al respecto de la situación que enfrentaba el pelinegro por su mente.
—No podemos asegurar que haya asesinado a Luther y a Klaus. —susurró Viktor cabizbajo.
—¿Eso crees? —el pelinegro lo miró con firmeza—. Este es su modus operandi. Ya lo hizo una vez. ¿Olvidaste cómo fue que nos reunimos en primer lugar?
Su hermano frunció el ceño— en el funeral de papá.
—Exacto.
Los ojos color avellana de Brangwy miraban a Viktor con calma. Quién trataba de entender cada palabra que decía el adolescente al lado de la rubia.
—Los engañó como palurdos antes y lo está haciendo de nuevo ahora.
—Oh, vamos, Cinco.
El pelinegro negó— no. Perdió en la votación y mira donde estamos.
—¿En serio creen que él pudo haber matado a Luther?
Ambos adolescentes compartieron miradas antes de responder, dejando un pequeño silencio.
—Pensamos que puedo matar a Luther, Klaus y a cualquiera de nosotros sin que le tiemble el pulso. —Brangwy le dio un pequeño codazo ante las crueles palabras que salían de sus labios, era la verdad, pero no quería que Viktor pensara que ella solo hacía teorías de los Umbrella solo porque sí.
—Creemos que Allison puede estar involucrada, Vik —rompió el silencio esta vez antes de que su pareja siguiera hablando—. Digo... No se debe ser muy inteligente para saber que está involucrada junto a él.
Sus miradas se dirigieron hacia Allison y Sloane, quienes se encontraban sentadas encima de unas escaleras conversando. Ambos tenían trapos entre sus manos, intentando quitar la sangre de estas.
—No, estaba con Sloane al cruzar el portal. —negó Viktor desconcertado.
—No solo se trata de Klaus. —resopló frustrado el pelinegro.
—¿Luther? No lo creo.
Cinco lo observaba con intensidad, tensando su mandíbula— sabes que ha estado descontrolada desde que pisamos esta línea de tiempo. —susurró viéndola ahora a ella con desconfianza.
—Obvio, perdió a su hija. —su tono de voz era susurrante, cuidando que la morena no escuchara.
—Y asesinó a Harlan.
Viktor la observó nuevamente, negándose a la idea.
—Aunque así fuera, no confesarían ni aunque los enfrentemos. —movió sus manos, llamando la atención de una estresada Brangwy.
Un pequeño silencio los invadió, Cinco tomó la mano de la rubia, entrelazando sus dedos con los de ella. Era una sensación grata, el sentir su calidez en aquél irritable momento— Es cierto.
De repente, la voz de Reginald Hargreeves se escuchó por toda la primera planta, sostenía su libro en mano mientras bajaba las escaleras rápidamente, todos se pusieron atentos ante el llamado, poniéndose de pie.
—¡Reúnanse, todos! —Cinco y Brangwy lo observaban desconfiados, sospechando de él—. Ahora que tenemos la suficiente energía, debemos iniciar con el plan.
Cinco resopló con diversión— el mito de las siete campanas, ¿o me equivoco?
—Exacto —todos se posicionaron en el centro, formando una especie de círculo—. Alguien que sí prestó atención.
Diego rompió el silencio por parte de él, esta vez siendo más directo— buscamos las campanas, ¿y qué? —.
—No, no. Las campanas son una metáfora de esto. —mostró su libro abierto, dejando ver unos cuantos símbolos en este, Brangwy lo había reconocido a la primera, puesto a que era uno de los varios dibujos que le había mostrado Pogo aquella vez.
—Es el sello.
—Correcto, Número Cinco —dejó de mostrar su libro, posicionándolo en su antebrazo—. El sello es la llave de las siete campanas —el pelinegro observó con confusión a su rubia, la cual solo alzó los brazos sin comprender—. Al encontrar este símbolo, estaremos más cerca de reiniciar el universo.
La voz de Sloane llenó el lugar— ¿qué hacemos cuando lo encontremos? —inquirió inocente.
—No lo sé.
Todos intentaban contener la calma para no abalanzarse sobre él y golpearlo.
—¿Disculpa? Estamos aquí porque dijiste que tenías un plan. —se dirigió Viktor ofendido hacia su padre.
—Lo tengo, hasta cierto punto.
Una carcajada salió de los labios de Lila, quién reía con sarcasmo y diversión— genial, nos quedaremos en el hotel para siempre, mirando las paredes y comiendo el peor sushi.
—Encontrar el sello es la única salida —dijo esta vez Allison, ganándose la atención de todos—, y la mejor oportunidad de reiniciar el universo.
—Qué curioso que papá y tú estén de acuerdo otra vez. —escupió Cinco con una sonrisa falsa, ganándose una mirada amenazante por parte de la morena.
Viktor resopló, inquiriendo cómo iniciaría la estrategia.
—Dividanse en grupos —contestó Reginald, haciendo que los Hargreeves se miraran entre ellos—. Iré con Brangwy, Allison y Sloane —ante eso, la rubia miró rápidamente al ojiverde, negando con su cabeza—. Ben y Cinco, con Viktor.
Este último lo interrumpió— no, iremos con Allison.
—Ben por Allison —dijo esta vez Cinco—. Entrenamos juntos, tiene más sentido si vamos junto a ella.
Allison fingió una sonrisa— no, gracias.
Los Umbrella la observaron expectantes, haciéndola lucir sospechosa nuevamente.
—Espléndida idea —exclamó Reginald nervioso—. Allison, ve con los Umbrella. Los Sparrow irán juntos —señaló a Brangwy, quién se soltó del agarre de Cinco con lentitud—. Todos en un piso diferente. Debemos encontrar el sello.
Diego y Lila se miraron entre sí, confundidos— ¿y nosotros?
—Son un dúo, nadie quiere escuchar sus discusiones —todos habían comenzado a separarse, dirigiéndose al ascensor—. Dispérsense, revisen cada recoveco y vuelvan en treinta minutos.
Brangwy sentía unos ojos verdes acechándola, por lo que se dio la vuelta, encontrándose con la silueta de su hombre. Al parecer no iba a ser algo tan pasajera la situación con él después de todo si lograban reiniciar el universo.
—Todo estará bien, Cinco. —pasó su pálida mano por su mejilla, el pelinegro le dio una sonrisa sin mostrar los dientes.
—Lo sé, blonde —susurró cerca de oído, depositando un casto y pequeño beso cerca de su mandíbula—. Sé que adoras el caos, pero necesito que te cuides —Brangwy sonrió al escuchar esas palabras, mirándolo con un brillo en sus ojos avellana—. Lo digo en serio.
—Estaré bien.
Luego de unos minutos, los Sparrow se adentraron al elevador. Reginald estaba por entrar seguido de los tres hermanos, sin embargo, se detuvo en seco, desconcertándolos.
Tomó una pausa— olvidé mi diario, sigan, los veo en cinco minutos.
Brangwy estuvo por decir algo pero las puertas se cerraron en su rostro y un zumbido resonó en sus oídos, indicando que el ascensor estaba en marcha.
—Mierda... —.
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También debo confesar que me alegra bastante de que el primer acto esté por terminar, sinceramente creía que no seguiría con el proyecto, pero aquí estamos. Siento una emoción muy grande, ya llevo unos cuantos borradores del segundo acto, así que... solo esperen <3
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