𝒕𝒘𝒆𝒏𝒕𝒚-𝒆𝒊𝒈𝒉𝒕. phoenix academy.
・ . ° · 𝖇𝖗𝖆𝖓𝖌𝖜𝖞 . . !
👁️ · .° chapter 𝙩𝙬𝙚𝙣𝙩𝙮-𝙚𝙞𝙜𝙝𝙩.. ✦ ❝ phoenix academy ❞
𝔣𝔦𝔳𝔢 𝔥𝔞𝔯𝔤𝔯𝔢𝔢𝔳𝔢𝔰 𝔣𝔞𝔫𝔣𝔦𝔠𝔱𝔦𝔬𝔫 ❜ 🌪 © 𝗐𝗋𝗂𝗍𝗍𝖾𝗇 𝖻𝗒 𝗆𝖾𝗅 . .
𝐓𝐎𝐃𝐎 𝐄𝐑𝐀 𝐔𝐍 𝐂𝐎𝐌𝐏𝐋𝐄𝐓𝐎 𝐂𝐀𝐎𝐒. Todos los Hargreeves jadeaban constantemente, encontrándose en una ruta desconocida. Aquella van era un desastre sobre ruedas, todas las pertenencias de la supuesta línea de tiempo original se encontraban dispersas sobre el rústico suelo de la carretera.
—Esta familia de imbéciles no podían ni con una misión de rescate. —Ben acariciaba su cabeza adolorido, sus ojos entrecerrados trataban de procesar aquél fugaz y peligroso momento que acababa de enfrentar.
Luther dejó escapar un suspiro con frustración— por un solo segundo la tuvimos. —dijo haciendo referencia a que la extraña chica llamada Jennifer ya no se encontraba entre ellos.
—¿Quiénes eran esos dos especímenes? —inquirió Viktor tras escuchar atentamente el relato del único consciente durante aquél accidente automovilístico: Diego. Quién desde su perspectiva, podía describir como fue que un clásico auto fue el causante de lo ocurrido, chocando con ellos de manera trágica, por suerte ninguno estaba herido gravemente.
Brangwy analizaba cada palabra mientras jadeaba. Dos extrañas personas habían escabullido entre dicha van hasta dar con una adolorida e inconsciente Jennifer, secuestrándola sin piedad alguna.
—¿Me pareció o apestaban a oveja mojada?
—A cabras, en realidad —asintió Luther ante la suposición de Lila—. O tal vez a llamas.
Esta vez, la voz desconcertada y furiosa de Diego hacía presencia— ¿qué importa? ¿Y por qué te llamaron Nancy?
La rubia cruzada de brazos y sus labios entreabiertos, notó como la mujer lo observaba nerviosamente para después compartir miradas junto a Número Cinco, quién jadeante, se reincorporó en su lugar antes de hablar.
—Se llaman Gene y Jean —sus ojos verdes se encontraron con la confundida mirada de la chica al lado de él—. Lideran una secta clandestina llamada Los Guardianes.
—¿Sexual?
—No, no es sexual. —respondió el pelinegro ante la imprudente interrogación que hacía su hermano Diego.
—Cuando llegas a la cima, siempre es una secta sexual. —afirmó el moreno con superioridad, ganándose la mayor parte de la atención.
Brangwy resopló sin entender, aclaró su garganta antes de hablar— Cinco —llamó el nombre de su novio impacientemente, el cual dirigió su mirada hacia ella de inmediato expectante—. Tengo muchas preguntas en este momento, pero es prioridad que expliques quiénes son esos adefesios y cual es la estúpida razón por la que nos chocaron. —pidió agobiada.
Era cierto, una avalancha de dudas recorrían cada rincón de su mente en aquél inquietante momento. ¿Por qué su novio los conocía? ¿Había otras cosas más de las que no estaba enterada? Realmente la faceta en la que ambos se adentraban no era fácil, sin embargo, estaba atemorizada de vivir bajo un matrimonio repleto de engaños y mentiras, de que alguno de los dos tenga que fingir acerca de su salud mental para no preocupar al otro.
Trataba de calmar dichos sentimientos sintiendo el miedo invadirla, sabía que Cinco podía llegar a ser un hombre muy reservado, y temía porque lo fuera con la única persona en la que podía ser un libro abierto sin ser juzgado. No tenía intenciones de meterse en su trabajo, pero un extraño sentimiento la carcomía en su interior al notar que él ya había conversado del confuso tema que era prioridad en aquél momento junto a otra persona que no era ella.
—Es un grupo extremista que cree tener recuerdos de una línea de tiempo alternativa. —.
Lila prosiguió con el relato de Cinco— recuerdos bastantes precisos, por cierto.
—Es un fenómeno al que llaman "el Efecto Umbrella". —Brangwy mantenía su mirada perdida, sin embargo, volvió a ponerle atención a dicho tema cuando sintió como Viktor se levantaba de la van, dirigiéndose hacia el pelinegro.
—¿Eso cómo es posible?
La mujer frente a él exhaló algo de aire antes de hablar— bueno, es algo que aún tratamos de averiguar.
« ¿"tratamos"? » Un pensamiento traicionero recorrió fugazmente en el interior de la cabeza de la rubia.
—¿Para qué querían a Jennifer? —aquella importante pregunta salía de los labios de Ben con seriedad, sacándola de su pequeño trance. Cinco soltó un suspiro con frustración mientras frotaba sus manos temblorosas en busca de desprender claro corporal—. Tampoco saben eso, qué idiotas. —afirmó con frialdad.
Brangwy soltó un largo suspiro mientras desviaba su rostro, huyendo de la mirada del pelinegro cerca de ella. Cinco dudó en acercarse hacia su novia por unos instantes, sin embargo, sabía que le debía una explicación mucho más detallada a aquella desconfiada rubia— blonde... ¿Te encuentras bien? No hemos hablado bien desde lo que pasó antes del accidente.
—Eso ahora es lo de menos, Cinco. —contestó indiferente, el pelinegro la contempló mientras suavizaba su mirada y entreabría sus labios tratando de buscar las palabras correctas ante aquella fría respuesta.
—Te vi morir, cariño. —Brangwy notó como él ya se había dado cuenta de que la había cagado al ocultarle tal atrocidad que tenía que ver con su familia. Estaba acostumbrada a recibir oraciones bien fundamentadas mientras evitaba el uso de cualquier tipo de apodo cuando sus discusiones comenzaban a tornarse serias, sin embargo, cuando era el momento de que la chica recibiera disculpas por parte del ojiverde, su tono de voz se volvía inestable y comenzaba a sentir sus nervios de punta.
Brangwy resopló antes de hablar— Cinco, no cambies el tema. No quería meterme en tu trabajo, pero sabes perfectamente que detesto las mentiras entre nosotros —el pelinegro sentía una especie de dolor invadir su interior, no podía negar que odiaba su indiferencia hacia él—. Nunca he dejado que resuelvas este tipo de cosas solo...
—Siempre hemos sido los dos. —culminaron ambos en unísono. El pelinegro agachó su mirada con seriedad, segundos después sintió como la cálida mano de Brangwy se posicionaba en su mejilla, provocando que ambos compartieran miradas.
—Y no entiendo por qué esta vez es diferente.
El ojiverde chasqueó su lengua pensativo— Brangwy, solo quiero protegerte. Llevábamos seis años de paz hasta que todo este caos se desencadenó de un momento a otro, y no quiero perder esa tranquilidad que siento estando contigo —el pequeño ambiente que los rodeaba parecía ser melancólico, ambos se observaban con los ojos levemente cristalizados—. Solo déjame encargarme de esto, ¿sí? Y seguiremos teniendo la vida perfecta por la que ambos hemos luchado.
Cinco depositó un pequeño y suave besó en la comisura de los labios de la rubia, quién soltó un largo suspiro después de aquél pequeño enfrentamiento. De repente, el fuerte tono de voz de Klaus los hizo volver a la realidad, volteando sus rostros para prestar atención sobre él.
—¡Después de todo, la disfunción es la especialidad de esta familia! —exclamaba acercándose a sus hermanos notablemente irritado, imitando una voz aguda y burlona mientras señalaba a Viktor—. Tenemos problemitas con papá.
Su hermano lo observaba extrañado con sus manos en los bolsillos.
Siguió con Cinco, señalándole con su dedo índice— un adicto al caos —siguió su camino hasta llegar a dónde estaba Diego—. Problemitas con mamá y más problemitas con papá —prosiguió con Luther, quién lo veía confundido—. ¡Problemitas con todo el mundo! —terminó con el asiático.
Aquél enojado Klaus siguió caminando hasta quedar frente a Lila, la cual no se libró de ser señalada con un dedo.
—¡Tú...! —relajó su expresión un poco—. Tú y Brangwy parecen ser extrañamente las más centradas, por lo que he notado —Lila y Brangwy compartieron miradas sin entender a lo que se refería—. Como sea, estoy tan agotado de vivir acurrucado en tu pequeña burbuja de superioridad. —detuvo su paso hasta quedar a tan solo metros de una frustrada Allison.
La morena exhaló un poco de aire— ¿qué? ¿Así me agradeces por haberte cuidado durante los últimos cinco años? —se iba acercando hacia su hermano con una expresión incrédula.
—Creo que las cosas fueron al revés, querida —todos observaban aquella discusión atentamente, Klaus parecía estar furioso al recibir el Marigold en su cuerpo una última vez involuntariamente, por lo que solo necesitaba sacar los trapos sucios de su familia sin razón alguna—. ¿Quién cuidó de ti desde que Ray se marchó? A ellos no les importaste. ¿Quién ayudó a Brangwy a cuidar de Claire mientras arruinabas una audición de mierda tras otra?
Por su lado, la rubia solo hizo una mueca algo incómoda al oír como la metían en aquella pelea. En todos los años que había convivido junto a Klaus bajo el mismo techo, nunca lo había visto actuar de esa manera.
Sí que estaba lleno de ira.
—¿Crees que me gusta tener a un adulto viviendo en mi sótano y cubriendo toda mi maldita casa con plástico de burbujas? ¿Crees que me gusta levantar tu patética humanidad cuando tocas fondo? —Allison lucía irritada ante aquella situación
Klaus relajó su rostro, sintiéndose ofendido— ¿tocar fondo? ¿Moi? —la contemplaba con una mirada desanimada, su rostro era pálido y su nariz se tornaba rojiza debido a las temperaturas de aquél lugar—. No hay ningún fondo que tocar, mi ciela. No existe ningún fondo. Soy la maldita fosa de las Marianas.
Cinco observaba con fastidio la escena que en su opinión, le parecía ridícula. Se encontraba en el asiento del copiloto de la van junto a la rubia, quién solo reposaba su cabeza en su hombro. Se sentía somnolienta, pues, dormir toda la medianoche en el interior de una van era sumamente incómodo.
La mano de Brangwy estaba justo en el lado izquierdo del pecho del pelinegro, sintiendo como su corazón bombeaba con fuerza, seguía levemente perpleja por la discusión que había enfrentado junto a él minutos atrás. Su ceño se frunció solo un poco al divisar como Klaus abandonaba el lugar sin cuidado.
—¡Espera Klaus!
—¿A dónde vas?
Brangwy observaba atemorizada como aquél hombre hacía oídos sordos mientras cruzaba la carretera como si nada, algunos autos frenaron bruscamente para evitar atropellarlo.
Nuevamente, la enojada morena se volteó hacia sus hermanos— ya que estamos todos aquí, si alguien más quiere soltar una mierda, que lo haga ahora —todos la veían sorprendidos, sin nada qué decir. Dejando un silencio acompañado del helado viento que se presentaba—. ¿No? ¿Nadie? —contempló a sus hermanos esperando respuesta alguna—. Bien, porque me harté de ser la mala de la familia.
Sin más, se dio media vuelta, alejándose del resto.
—Ahora que terminó el teatro, tenemos que buscar a Jennifer —dijo Ben con su mirada perdida y sus manos dentro de los bolsillos de su chaqueta—. ¿Alguna idea?
Brangwy levantó la mano que segundos antes se encontraba sobre el pecho del pelinegro a su lado, el asiático la señaló con autorización— realmente me encanta que estés centrado en la misión, pero pareces sumamente preocupado por ella, temiendo que algo le pase —Ben soltó un bufido, sabía que su hermana sospechaba de sus sentimientos hacia aquella chica, sin embargo, a él sólo le parecía ridícula esa idea—. Pero al menos sabemos que está con esa extraña y lunática pareja. Después la encontraremos. Ahora solo queda ver cómo arreglaremos esta porquería.
Su dedo índice señaló en círculos el techo de la van, Cinco asintió con su cabeza, dándole la razón.
A tan solo unas cuantas horas, pudieron encontrar un taller dónde pudiera arreglar aquél vehículo, el cual estaba hecho un desastre después del accidente. Diego observaba su camioneta con el corazón roto, cuidando de que el temeroso mecánico que se hallaba bajo su mirada la dejara completamente impecable.
Por otro lado, los Hargreeves solo esperaban con los brazos cruzados, caminando en círculos sobre el lugar. Brangwy se encontraba observando su manicura con aburrimiento, mientras esperaba a que su novio dejara de dar detalles a los agentes de la CIA acerca de los dos extraños que habían volcado la van.
—Necesito localizar un Chrysler LeBaron —el pelinegro sostenía aquél teléfono negro, envolviendo sus manos sobre este sumamente concentrado—. Ochenta, ochenta y uno, color café, símil madera en los laterales, matrícula de Nuevo México.
La rubia resopló, dejando de depositar su atención sobre él. Sentía curiosidad respecto al pueblo que acababan de visitar, por lo que decidió abrir tema de conversación.
—Nunca me contaron qué había dentro de ese pueblo. Oía tiroteos por lo lejos, y realmente es un milagro que se encuentren bien. —habló sentándose junto a Diego y Viktor, el cual acomodaba su chaqueta de mezclilla de vez en cuando por el frío que sentía.
—Bueno, las personas que habían en New Grumpson llevaban el logo de la empresa de papá en la ropa. —relató el ojiazul con voz desconcertada.
—Luther, ¿no ves que todo el maldito pueblo era suyo?
Ben acomodó la manga de su sudadera agobiado— sí, creado para mantener de rehén a Jennifer. —contestó ante la sarcástica pregunta empleada por Allison.
—¿Qué tiene ella de importante?
—¿No es evidente? Es una de nosotros.
Brangwy notó como Cinco colgaba la llamada con una mano en su abrigo, tenía una expresión seria mientras se encaminaba hacia dónde se encontraban sus hermanos.
El asiático negó con sus ojos cerrados— es imposible.
—Eso tiene sentido —comentó Cinco esta vez, uniéndose al debate—. Por algo papá hizo un "Truman Show" con ella.
—Entonces Sy nos engañó, nada de lo que dijo Jennifer concuerda con la historia. —Brangwy trataba de hacer memoria con el objetivo de recordar aquella escena, sin embargo, recordó que se encontraba apenas con estabilidad en aquél momento.
Viktor comenzó a mover sus manos aún ocultas— ambos desaparecieron, por lo que tenemos solo dos opciones: buscar a los Guardianes o, la peor de todas...
Un pequeño silencio los invadió por un segundo.
—Hablar con papá.
—Ni lo sueñes.
Todos soltaron gruñidos y pequeñas risas sarcásticas en respuesta. Todo cesó cuando el pelinegro fijó su mirada en un punto indefinido, suspirando profundamente.
—Debemos separarnos, Lila y yo buscaremos a los guardianes. Los demás hablen con Hargreeves. —Diego y Brangwy lo observaron con una expresión de incredulidad, por su parte, los ojos de la rubia estaban abiertos más de lo normal sin disimulo, realmente no lo podía creer.
¿De qué había servido la conversación después del choque?
Para su suerte, sintió como la mirada de Diego había notado su reacción, moviendo su cabeza en negación— no, nosotros iremos con ustedes. —Cinco solo dio un suspiro, prefería dejar que aquella rubia los acompañe antes de generarle más desconfianza.
—Yo iré por Jennifer.
—Es mejor estar juntos, Ben. —aconsejó Viktor, por lo que el asiático lo observó con seriedad.
—No es cierto, toda esta peripecia lo demostró.
Diego frunció su ceño, poniéndose de pie— Brangwy tiene razón, te ves muy interesado en ella considerando que no querías venir.
Ben resopló.
—Son unos imbéciles. —sin más, abandonó aquél taller con un rostro de pocos amigos, dispuesto a encontrar a la misteriosa chica que había conocido en aquél pueblo de Maine.
—¡Oye, Ben! —gritó Luther intentando detenerlo sin conseguir éxito—. ¡No te atrevas a ignorarme!
Lila dejó escapar un pequeño entre sus finos labios— ahora solo somos siete.
Después de un tedioso e infinito camino nevado de regreso a la ciudad, Diego finalmente pisó el freno de la van, estacionándose cerca de un edificio que parecía ser el departamento de Gene y Jean.
—¿Entonces aquí es dónde se reúne tu club de lectura, Nancy? —inquirió Diego bajándose del vehículo junto a los demás al mismo tiempo. Extendió las llaves de la van hacia Viktor, quién lo observó confundido—. Manejala.
—¿Seguro? ¿A Wanda? —su semblante se frunció por varios segundos mientras tomaba dicho juego de llaves.
—Sí, ya ni siquiera me importa.
Brangwy observó aquella fachada del edificio de altos ventanales con desconfianza, sintió como Cinco entrelazaba sus dedos con los de ella, guiándola a ella y a la pareja de esposos hacia el departamento.
El pelinegro abrió una de las grandes puertas sin mucho esfuerzo— bienvenidos al cuartel de los Guardianes, cortesía de Gene y Jean. —finalizó con sarcasmo observando aquél desordenado salón.
Brangwy contemplaba aquél llamativo, pero peculiar departamento. Se sentía extraña, una vibra inquietante invadía el ambiente, era el lugar dónde su novio tenía reuniones de encubierto por CIA durante su investigación en aquél caso, por lo que solamente tragó saliva antes de inspeccionar.
Los cuatro comenzaron a explorar el lugar, la rubia abría varios cajones de madera de roble al azar, sin encontrar alguna documentación importante que les brinde su ubicación o algo por el estilo.
Al parecer, tanto como ella, nadie conseguía el éxito, por lo que la habitación comenzaba a llenarse de suspiros frustrados y maldiciones por lo bajo.
—Jean y Gene no dejaron mucho para investigar. —comentó un concentrado Diego hurgando entre las cosas dispersas por el salón.
—Concéntrate, cielo —Lila revisaba entre varios muebles comenzando a sentir desesperación al ver que nadie encontraba ninguna pista—. Los archivos no están. —dijo haciendo referencia a los documentos detallados acerca de los Guardianes.
Cinco exhaló el poco aire que había retenido, abriendo el cajón de un escritorio de madera— así parece.
—Mientras ustedes pierden el tiempo allí, iré a explorar el lugar. —informó Diego con una pequeña cesta entre su mano derecha.
—No hay nada, Diego.
—Se fueron a toda prisa, ¿no? —su esposa asintió desconcertada—. La prisa es mala consejera, mami. —salió de la habitación, dejando a Lila con la palabra en la boca.
Brangwy suspiró al darse cuenta de que solo quedaban los tres en aquél pintoresco salón, a pesar de adoraba pasar tiempo junto a Lila, esta vez el ambiente era un poco pesado para la rubia debido a la discusión junto a Cinco, quién notó lo tensa que se encontraba su novia.
—Brangwy —La voz de la mujer retumbó en sus oídos, lo que la hizo volver a la realidad, se dio media vuelta para contemplarla—. Has estado muy callada, ¿te encuentras bien?
Sus ojos avellana la recorrían, solo asintió con su cabeza sin ánimos— sí, es solo que... No he sabido nada de Claire, es solo eso. —aunque en parte, era verdad, había mentido acerca de su estado. No se encontraba completamente bien, un revuelo de pensamientos intrusivos irrumpieron en su cabeza a todo momento.
—Tu noviecito mencionó en Maine que no podía teletransportarse...—antes de que continuara, Cinco la interrumpió.
—¿Qué? Sí que puedo, es solo que... —se veía un poco nervioso, huía de la mirada de la rubia, bajando la suya por completo mientras fingía estar concentrado en los folders que se encontraban apilados en el escritorio de madera.
El susurrante tono de voz de su chica lo interrumpió— no quieres. —finalizó curvado sus labios, quedando frente a su novio. Ambos compartieron miradas por varios segundos.
Después de contemplar aquella escena bajo un pequeño silencio, la mujer decidió retomar la palabra.
—Creo que será mejor que yo... Okey. —sin más, decidió recorrer el resto del departamento, dejando a los jóvenes solos.
Brangwy acechaba con una mirada persuasiva al pelinegro, con intenciones de ponerlo más nervioso de lo que se encontraba— entonces, te cuesta teletransportarte, ¿cariño? —Cinco gruñó por lo bajo, viendo como la rubia se acercaba lentamente hacia él con una mirada intensa y candente, provocando que él solo retrocediera.
—Brangwy, sabes cuánto detesto que hagas esto... —murmuró haciendo contacto visual con aquellos ojos color avellana penetrantes que lo enloquecían por completo.
—Y tú sabes cuánto detesto que me ocultes las cosas. —murmuró de igual manera dejando caer la carpeta que tenía en su mano sobre la alfombra decorativa.
—Esto es una estupidez.
—No cuando sabes que podría ayudarte.
Cinco sonrió de lado, soltando una risa burlona sin separar sus labios— según tu, ¿cómo? —.
Brangwy arqueó una ceja sonriendo, amaba poner nervioso al amargado y egocéntrico Número Cinco.
—Pues tengo esto —señaló con su mirada sus manos, las cuales desprendían pequeñas corrientes eléctricas de forma extraordinaria—. La suficiente energía para hacer que tus saltitos funcionen.
Tocó la punta de su nariz con el dedo índice de su otra mano, aún mantenía su sonrisa. Se dio la vuelta, victoriosa de sacar su lado "dominante", escuchó un pequeño suspiro lleno de frustración a sus espaldas.
Sintió como unas fornidas manos sumamente familiares envolvían su pequeña cintura aún estando de espaldas, tragó saliva notando como un aura color morado los rodeaba, Brangwy intentó potenciar los poderes de Cinco con ayuda de la fuerte energía que sus poderes le transmitían.
Finalmente, el pelinegro los teletransportó, desapareciendo repentinamente del departamento de Jean y Gene.
Brangwy se separó velozmente, provocando que el ojiverde dejara el agarre sobre su cuerpo. El ceño de la rubia se frunció al contemplar aquél frío y solitario lugar al que Cinco los había transportado.
—¿Dónde estamos, Cinco...? —inquirió susurrando, sintiendo un escalofrío ante los pequeños ecos que se creaban.
—Es una estación de metro.
Brangwy observaba cada detalle de aquél extraño lugar desconcertada. Varias columnas blanquecinas adornaban aquella misteriosa estación, le dedicó una mirada de confusión a su novio. el cual se veía lleno de frustración.
—¿Por qué nos trajiste aquí?
—Créeme, blonde. Ni siquiera yo lo sé —tomó su mano mientras traspasaba los barrotes de seguridad inservibles del lugar—. Desde que Ben nos dio ese Marigold rancio, cada vez que utilizo mi poder, termino aquí.
Explicaba conforme se encaminaban a paso calmado hasta las escaleras subterráneas, descendieron dichas escaleras mientras la rubia soltaba risas nerviosamente entre sus finos labios, observando la estación de metro impresionada.
—¿A dónde llevan los trenes? —divisó maravillada un mapa de diferentes estaciones de metro de un color naranja muy vibrante, acercándose a paso veloz hacia este.
—Eso es lo extraño —contestó contemplándola—. Tomé uno al oeste y bajé en la siguiente estación. Cuando salí a la superficie, era el mismo día a la misma hora, pero una línea de tiempo diferente.
—Extraordinario —la rubia tocaba el mapa cuidadosamente con las yemas de sus dedos mientras sus ojos color avellana analizaron cada parte de este—. Mierda, esto es confuso.
De repente, unas cegadoras luces iluminaron su rostro en cuestión de segundos, el tren había llegado. La voz de una mujer se oía por el altoparlante, Brangwy y Cinco esperaron a que se detuviera, compartieron miradas rápidamente.
—Será mejor que volvamos con los demás.
—¡Olvídalo! —interrumpió Brangwy posicionándose frente al metro, extendiendo su mano hacia Número Cinco—. Tenemos años sin enfrentar algo por el estilo, será mucho más entretenido que buscar documentos aburridos en un departamento donde posiblemente no paguen por la electricidad.
El pelinegro resopló antes de envolver sus dedos con los de ella, subiendo juntos al misterioso tren.
Ambos estaban de pie, sosteniéndose de los barrotes de metal frente a las puertas. La rubia observaba incrédula los vibrantes colores que envolvían al tren, indicando que cambiarían de línea temporal, un tono verde eléctrico invadió su campo de visión, estaba tan concentrada que no escuchó la campanilla del metro, habían llegado a su destino.
La pareja bajó del tren, notando como aquella nueva estación que visitaban era completamente diferente a la anterior. Lucía descuidada y mugrienta, provocando que Brangwy hiciera una mueca, su vista se dirigió a las bombillas chispeantes que parecían luchar por seguir encendidas.
—Deberíamos salir al departamento de Jean y Gene. Mismo día y hora, diferente línea temporal.
Brangwy y Cinco subieron las escaleras subterráneas, saliendo a la superficie. Una expresión de asombro se apreciaba en sus rostros al observar aquél lugar en el que se encontraban.
La ciudad estaba en ruinas, todo era un desastre. El ambiente estaba destruido, varias llamas de vibrante fuego estaban por doquier.
Los jóvenes caminaban entre los escombros, había mucho humo color grisáceo, provocando que Brangwy agitaba sus manos múltiples veces— ¿qué es esto? Luce como el fin del mundo.
—Es una versión alternativa del presente, sigue siendo el departamento de Jean y Gene —observaba el lugar desconcertado, luciendo pensativo—. Reconozco esta versión, es mi apocalipsis. Es mi línea temporal, blonde.
La rubia ahogó un jadeo de sorpresa, sin embargo, notó como su novio comenzaba a sudar, gotas de sudor se resbalaban por su frente y su cuello, haciendo que frunciera el ceño— espera, espera, ¿tú apocalipsis?
—El mismo, estuve cuarenta años aquí. En esta línea de tiempo, Viktor hizo volar la luna y no lo detuvimos —explicaba con seriedad, sacando una especie de binoculares de su saco, lo que hizo que Brangwy soltara una carcajada ante eso.
A través de dicho artefacto, observó un punto fijo, dónde se podía apreciar a una persona oculta entre los escombros con un rifle en sus manos. Bajo sus binoculares lentamente con los ojos abiertos a más no poder, segundos después, la rubia escuchó el pequeño sonido de un gas proveniente del pelinegro.
—¿Te tiraste una flatulencia?
—¡Abajo!
Ambos corrieron hacia un auto de policía descuidado y destruido tras escuchar varios disparos, Brangwy frunció su ceño con su respiración agitada— ¿qué fue eso?
El pelinegro intentaba controlar su respiración de igual manera, asomando su cabeza cautelosamente para observar a la persona que les disparaba.
—Soy yo.
Brangwy lo observó con sus ojos más abiertos de lo normal, buscando con su mirada la manera de salir de aquella línea temporal, sin embargo, sintió la desesperación invadirla al perder de vista las escaleras subterráneas del metro.
—Mierda, ¡teletransportanos! —pidió atemorizada.
—¡No puedo, blonde!
Intentó usar su poder, sin embargo, era en completo vano hasta que Brangwy posicionó su mano sobre su rodilla, desprendiendo una corriente eléctrica, lo que hizo que Cinco se quejara reaccionando rápido, teletransportándolos de inmediato.
Brangwy comenzaba a sentir náuseas tras dar aquél salto en el tiempo junto a Número Cinco, quién se tambaleó solo un poco.
El ceño de la rubia se frunció al reconocer el misterioso lugar en el que se encontraban, era la academia, solo que se veía completamente diferente a como lucía en la actualidad. Era igual a la gran mansión en la que se había criado toda su vida, reconoció aquél espacio de inmediato, estaban en uno de los pasadizos.
Una sonrisa se pintó en su rostro, recordando que ese había sido el lugar donde Cinco la noqueó el día que irrumpió en su hogar, el día en el que se conocieron.
El pelinegro soltó su mano lentamente, acercándose hacia un pequeño mueble que tenía un periódico, leyéndolo detenidamente— 21 de Noviembre de 2003. ¿Qué tiene esa fecha?
Brangwy lo observó desconcertada mientras rascaba temerosa su cuello, sintiendo como el sudor comenzaba a apoderarse de ella.
—Fue el día que emprendimos el viaje a Dallas —comenzó a relatar mientras el ojiverde percibía los conocidos síntomas que tenía la nerviosa rubia frente a él—. El día antes de mi desaparición.
—Aguarda un momento —se detuvo, ganándose una mirada atenta por parte de Brangwy—. Esas fechas, la Psicosis Paradojal... Esta no debería ser tu línea de tiempo, blonde.
Antes de que Brangwy empleara una sola frase ante aquella suposición por parte de Cinco, la alarma de misiones retumbó por toda la academia, reflejando aquella brillante luz rojiza sobre sus rostros— mierda, tenía tiempo sin oír esa maldita cosa.
Cinco rápidamente la tomó de la mano, ocultándose detrás de un par de columnas cerca de las escaleras.
La desagradable voz de Reginald se escuchó— de prisa, niños. Tenemos una misión. Número Uno, reúne a todos.
Aquella pareja escondida observaba la escena atentamente, intentando encontrar una manera de salir de aquél lugar. De una de las habitaciones, salió Luther, con la diferencia de que lucía mucho más joven y con un cuerpo menos voluminoso. Ambos se percataron de que el uniforme que portaba tenía colores amarillentos, para nada similar al de la Academia Umbrella o al de la Academia Sparrow.
—Los quiero a todos listos —una sonrisa se pintaba en su rostro mientras aplaudía—. Muy bien, Diego. —palmeó su hombro al divisarlo recargado sobre una pared.
—Yo siempre estoy listo.
Brangwy y Cinco se movían con cautela, oyendo la voz de Klaus solo que menos gruesa, este parecía salir del cuarto de baño
—Dejé las drogas, Alphonso. —rió notablemente drogado.
La rubia abrió sus ojos más de lo normal, murmurando aquél nombre en sus adentro que llevaba tiempo sin escuchar— ¿Alphonso?
—Umbrellas. —musitó Número Cinco observando a sus tres hermanos junto a aquél chico que parecía tomar la mano de alguien, solo que por su escondite no podía contemplar bien aquella situación.
—Y Sparrows. —completó Brangwy desconcertada mientras observaba la versión adolescente de su hermana Fei caminar junto a los demás, esta se hizo a un lado, dejando a la vista a cierta persona que no esperaba encontrarse.
Era ella, otra versión de Brangwy que se encontraba tomada de la mano junto a un joven Alphonso mientras portaba un traje de tonos amarillentos al igual que el resto.
—No me jodas —susurró Cinco al contemplar dicha escena, observando como otro chico, el cual no pertenecía a ninguna de las dos academias que conocía, puesto que no se le hacía familiar, se dirigía hacia ellos—. Esta no es ni tu línea temporal ni la mía, debemos irnos cuanto antes.
Antes de que se escabulleran, una voz desconocida los interrumpió— ¡hey! ¿Quiénes son?
Cinco y Brangwy salieron de su pequeño escondite, posicionándose frente a ellos. La rubia observaba con sorpresa a las antiguas versiones de sus hermanos, sin embargo, una mueca de horror se expresaba en el rostro de la otra versión de Brangwy al observarla.
—Iba a preguntar lo mismo. —dijo Cinco a la defensiva.
La joven Fei acomodó sus gafas oscuras sobre el puente de su nariz mientras resoplaba— somos la Academia Phoenix.
. ָ࣪ ִֶָ 𖥔 ━━━━NO OLVIDES VOTAR, ME AYUDAS MUCHO! <3 💚🌪
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top