𝒔𝒆𝒗𝒆𝒏. sparrow girl and umbrella boy.
・ . ° · 𝖇𝖗𝖆𝖓𝖌𝖜𝖞 . . !
👁️ · .° chapter 𝙨𝙚𝙫𝙚𝙣.. ✦ ❝ sparrow girl and umbrella boy ❞
𝔣𝔦𝔳𝔢 𝔥𝔞𝔯𝔤𝔯𝔢𝔢𝔳𝔢𝔰 𝔣𝔞𝔫𝔣𝔦𝔠𝔱𝔦𝔬𝔫 ❜ 🌪 © 𝗐𝗋𝗂𝗍𝗍𝖾𝗇 𝖻𝗒 𝗆𝖾𝗅 . .
𝐁𝐑𝐀𝐍𝐆𝐖𝐘 𝐘 𝐍𝐔𝐌𝐄𝐑𝐎 𝐂𝐈𝐍𝐂𝐎 𝐓𝐄𝐍𝐈𝐀𝐍 𝐌𝐔𝐂𝐇𝐎 𝐄𝐍 𝐂𝐎𝐌𝐔𝐍. O al menos eso era lo que creía Luther, quién oía atentamente aquella desgarradora historia que salía de los gruesos y finos labios de la rubia. Lo que de vez en cuando se cuestionaba a lo largo de la historia si su hermano alguna vez se había sentido traumado, aislado, o incluso terriblemente fuera de órbita. Porque, el pasado no puede dejar una fuerte cicatriz difícil de curar a una persona, ¿o sí?
Brangwy no tenía planeado contarle toda la historia al cautivo Número Uno de la academia contraria. Sin embargo, se dejó llevar, el peso que acumulaba en sus hombros lo dejaba de sentir conforme avanzaba su pequeño relato con breves y cuidadosos detalles. La rubia contaba con delicadas palabras para no decir algo de más, lo suficiente para satisfacer al grandote.
En el corazón de Luther se formaban pequeñas grietas conforme la pequeña anécdota estaba más cerca de su fin. A pesar de el exagerado y voluminoso cuerpo que dejaba ver el gran rubio demostraba que su personalidad no era nada ruda, solo algo revoltosa como un cachorro Golden retriever. Brangwy notaba cómo conseguía fácilmente la confianza de Luther, lo suficiente para hacerle creer que la rubia hablaba con total sinceridad y que el Umbrella le obsequiara cierta información de su familia.
—Entonces... ¿Eres Número Ocho porque cuando desapareciste reclutaron a ese cubo rubik extraño, verdad? —Brangwy asintió mientras bufaba.
—Se llama Christopher. Pero sí.
Luther pasó saliva nervioso mientras su mirada se dirigía hacia el suelo.
—Mi hermano, Cinco. Él también desapareció. —comentó Luther cabizbajo, observando el piso. La chica sonreía para sus adentros, estaba logrando sacarle algún dato relevante, sin embargo, una parte de ella muy en el fondo de su ser quería escuchar más sobre aquél relato que incluía a Número Cinco, su enemigo recientemente confrontado.
Y es que, la curiosidad invadía sus sentidos cada que oía su nombre resonar por toda la antigua y rústica sala. Todo lo conectaba a él y cada vez más preguntas llenaban su mente como si fuese un gran misterio difícil de resolver, sin importar que la verdad estuviese frente a sus ojos.
¿Qué era lo que lo hacía sobresalir dentro de la Academia Umbrella y por qué el nuevo rehén siempre lo mencionaba?
—Se perdió en el tiempo, en el apocalipsis. —Brangwy digería sus palabras cada vez más satisfecha, como si la intriga y la inquietud no la dejaran continuar con su repetitiva vida— desapareció por diecisiete años, pero para él solo habían pasado unos cuarenta y cinco. Con la diferencia de que para ese entonces la Academia estaba disuelta, y solo nos habíamos reunido por una simple razón. El funeral de nuestro padre, pero de nuestra línea de tiempo.
Luther dio un suspiro mirando finalmente a una Brangwy bien adentrada en la historia, escuchando atentamente.
—¿Y qué ocurrió después? —inquirió completamente interesada. Luther esbozó una sonrisa antes de hablar.
—Creeme que esa sería una muy buena excusa para hablar con Cinco. Ya le hacía falta una novia. —dejó caer su sonrisa para ponerse de pie con una expresión seria, antes de atravesar una de las columnas de mármol de la sala, Brangwy habló rápidamente ofendida.
—Espera, fortachón.. —dijo a sus espaldas en brazos cruzados mientras pasaba saliva por su garganta, la rubia trataba de pensar en la siguiente oración que estaba por formular. No quería parecer muy interesada en el misterioso chico que había llegado a su destino a florecer dudas, sabía que Luther era una persona insistente en este tema, por lo que optó por quedarse callada, guardando muy en el fondo su orgullo.
—¿Sabes? Fácilmente puedes llegar al fondo de lo que sea que estés buscando. Eres muy inteligente. —eludió Luther notablemente harto— pero conmigo no cuentes. —.
Brangwy debía pensar en una estrategia urgentemente.
Una parte de ella se moría de la curiosidad por saber qué tenía de importante aquél chico que la había noqueado en las últimas veinticuatro horas, necesitaba saber por qué creía haber tenido una conexión algo radiactiva con Número Cinco. Pero la otra parte de su conciencia le exigía evadir el tema y concentrarse en las recientes visiones traumatizantes que había tenido desde el mediodía anterior, algo extraño invadía su cuerpo.
Atravesando los amplios pasillos de la gigante mansión, tocó la puerta de la habitación de Sloane con su puño cerrado delicadamente mientras que su otra mano sostenía un amarillento folder. La puerta de madera oscura se abrió, dejando ver la vacía y desanimada mirada de Sloane.
—Él creía que solo le estaba sacando información. —contaba la mayor con la voz quebrada y sus ojos cristalinos. Brangwy estaba sentada frente a ella mientras leía el folder con atención.
—¿Y no era eso lo que estabas haciendo? —inquirió obvia sin mirarla. Sloane se sonó la nariz con un pañuelo.
—¡No..! O sea, sí, pero.. —el llanto la invadió nuevamente— no quería que él me viera con esos ojos.. como si lo estuviera usando —hipó brevemente—, realmente quería que me contara sobre la vez que visitó la luna, eso es algo increíble, ¿sabes? ¡Quedé como una arpía! —con las mangas de la sudadera que traía puesta limpiaba sus lágrimas calientes que caían como cascada.
Brangwy dejó caer el informe que leía detenidamente en el suelo, dejando ver su rostro fruncido y su boca levemente abierta llena de sorpresa.
—No me jodas. —trató de analizar la situación, y realmente, esperaba equivocarse— ¿¡Te gusta el de la Academia Umbrella!? —Sloane guardó silencio mientras una lágrima se derramaba en su mejilla izquierda, sus ojos y nariz se volvían rojizos conforme pasaba el tiempo.
La rubia se quedó sin habla.
—Escucha, Luther es un tremendo idiota —Brangwy se sentó al lado de su hermana—, pero debo admitir que es un idiota facil de manejar como un libro de niños para colorear. Si quieres quedarte con ese chico, deberías hablar con él antes de que su ridícula familia llegue por él. —aconsejó con un tono perversamente motivador. Sloane clavó su mirada fija en ella.
—A veces me das miedo —murmuró Sloane—, y no te ofendas, pero lo qué pasó entre Alphonso y tú no salió para nada bien. —Brangwy apretó la mandíbula mientras resoplaba con cansancio.
—No todos corremos con la misma suerte. —esbozó una sonrisa falsa a la par que recogía el informe del suelo.
—Pero quizás corras con la misma suerte de enamorarte de un Umbrella. —soltó la mayor sin pensarlo mucho mientras sacaba una pequeña risa de sus labios.
Brangwy realizó una mueca de disgusto.
—Preferiría quemarme la lengua con un encendedor.
La radiante luna en su fase menguante reinaba en la lúgubre y fría noche, hacían ya un par de horas desde que los potentes rayos solares habían dejado de verse. Todos los Sparrow se hallaban reunidos en la gigantesca sala charlando tranquilamente sobre la pequeña anécdota que habían adquirido Jayme y Alphonso en el súper mercado a plena luz del día. La pelinegra relataba acerca del poco intimidante encuentro que habían tenido con el Número Dos de la Academia Umbrella, Diego.
—Básicamente, clamabas por ayuda. —Jayme le dio un mordisco al cabanossi que tenía en su mano.
—No fue así, le di una paliza. —contradijo Alphonso sentado frente a ella.
—Por un momento habías dejado de respirar, pero... —la pelinegra notó la presencia del gigante y rubio hombre en la sala. Todos guardaron silencio al observarlo, Brangwy le dio un pequeño codazo a Sloane, quién tímidamente compartió miradas con el sujeto.
Fei decidió tomar la palabra al sentir el profundo e incómodo silencio.
—Parece que tu familia no vendrá en el corto plazo. —acomodó sus oscuras gafas negras en el fino puente de su nariz. Luther sonrió nervioso.
—No, seguro están puliendo los últimos detalles. —mintió. Todos los hermanos voltearon a verse, habían pasado las ocho de la noche y pudieron haberlo asesinado pacíficamente sin que los Umbrella se dieran cuenta. Por otro lado, un Ben irritado y un plan completamente arruinado se puso de pie, caminando unos cuantos centímetros hacia el grandote.
—Tranquilo, puedes irte. —.
—¿Por qué? —inquirió Luther dudoso.
Ben chasqueó la lengua mientras jugaba con sus anillos.
—Un gesto de buena fe, pero debes darle a tu familia un mensaje muy importante. —el gran rubio asintió con su cabeza— Suelten a Marcus. Si alguno le hace algún tipo de daño, iremos por ustedes. —amenazó. —Y la próxima vez no seremos tan hospitalarios. —.
—A los superhéroes no nos gustan las amenazas, Ben. —respondió Luther en un débil y vago intento de contraatacar.
—Harás lo que decimos, o..—Fei se posicionó a un lado de Ben, expulsando cuervos de su espalda que revoloteaban por toda la habitación.
—Aves, en mi cerebro. Lo tengo entendido. —dijo nuevamente perturbado.
Ben soltó una última oración antes de dejar libre al rehén.
—No olvides tu bolso de mano. —chasqueó sus dedos. Alphonso sacó una bolsa con el logotipo del equipo impreso en el medio, dándoselo a Luther en su mano. Jayme, Brangwy y Sloane se pusieron de pie junto al resto de sus hermanos, esta última le dedicó una dolorosa y suplicante mirada— Espero que hayas disfrutado tu estadía. — Ben se fue de la gran sala.
—Qué buena percepción debe tener de nosotros. —murmuró con por lo bajo Brangwy con sarcasmo. Alphonso levantó sus hombros, restándole importancia para momentos después retirarse de la sala con Jayme.
Todos los Sparrow se habían dispersado entre toda la gran mansión, ocupándose cada quién de sus asuntos personales. Por otro lado, Brangwy se encontraba al borde de la locura, teniendo un dilema con ella misma.
Sus ojos repasaban una y otra vez los extensos y detallados párrafos que adornaban el informe lleno de conocimientos a base de su delicado y complicado poder. Una sensación de extrañeza llenaba sus nervios cuando un recuerdo retrospectivo se hizo presente en su mente, repitiendose una y otra vez.
Ese recurrente patrón lo reconocía. Su vista se nubló y un prolongado escalofrío recorre sus tensos músculos mientras que de sus manos salpicaba pequeñas corrientes eléctricas. Una onda energética se había disparado por tercera vez en el día, Brangwy volvió a recuperar su respiración luego de unos segundos, tratando de calmarla nuevamente.
Debía averiguar con urgencia el por qué su poder había vuelto sin motivo alguno después de cierta catástrofe. Su mente le creaba un nuevo miedo, realizando una frecuente pregunta de la que le sería difícil olvidarse.
"¿Cuántas personas habrán muerto o desaparecido por su culpa?" Aquella interrogación comenzaba a enfrentarla cada vez con más frecuencia.
Sus ojos color avellana recorrían la pieza, pero una sensación de intranquilidad la invadió al notar como un cuervo de plumaje negro azabache reposaba sobre uno de sus ventanales. Se puso de pie para ahuyentar velozmente al ave, la cual emprendió vuelo antes la alarmada reacción de Brangwy.
Fei se encaminaba hasta su habitación a través de los largos pasillos junto con la compañía de cinco cuervos a su espalda que soltaban graznidos por todo el lugar, uniéndose a ellos el que espiaba a la pequeña rubia. Al pasar por el gran marco de madera pudo apreciar a su hermano Ben sentado en uno de los muebles de su alcoba.
La elegante mujer pasó el delantal por su cuello seguido de aplanarlo con sus delicadas manos. Agarró una gruesa cuchilla para picar carne sobre una tabla de madera vieja para alimentar a sus aves.
—No te agradará que te diga esto, pero hay cientas de desapariciones reportadas en un radio de tres calles. —dijo con un tono de voz calmado y lleno de duda— Quiero creer que es histeria, pero... —Ben sabía a lo que su hermana se refería, pero su ambición comenzaba a cegarlo.
Su cuerpo estaba lleno de completo estrés, el plan de Ben no había resultado como quería, se sentía como un rotundo perdedor.
—¿Qué traman? —ignoró las especulaciones de Fei, quién no entendía de lo que el asiatico estaba hablando— la Academia Umbrella.
Fei dejó de golpear el cuchillo contra la madera sin creer lo que salía de los labios de su hermano. Ben se pone de pie para hablar nuevamente.
—Primero, Marcus. Ahora, civiles en las calles. —siguió. La mujer soltó un bufido.
—Sabes perfectamente quién pudo haber desaparecido a los civiles y a Marcus. —.
—No podemos darlo por hecho. No por ahora, Número Dos. —soltó el asiático, Fei se dirige a él incrédula.
—¿Número Dos? —lo apuntó con el cuchillo— ¿O sea que tú eres el Número Uno ahora?
—Marcus no está. Y alguien debe hacerse cargo. —dijo con una expresión obvia.
Fei ríe suavemente con ironía.
—¿Qué? ¿Deberías ser tú?
La chica deja el cuchillo a un lado, limpiándose las manos con un pañuelo mientras se dirige a él nuevamente— Ya tuviste tu oportunidad, no resultó tan bien, ¿no crees?
Ben, completamente resentido, suelta un suspiro y toma un cuervo que posaba tranquilamente en su jaula con una mano, el ave suelta un chillido agudo mientras se asfixia por su agarre. Fei gime inquieta.
—Dilo otra vez. —amenazó entre dientes. La mujer, en protesta, hace que los demás cuervos alcen vuelo sobre Ben, los graznidos inundaban sus oídos.
—Disculpen, niños. Voy a limpiar por aquí. —irrumpió Grace en la habitación, el asiatico soltó rápidamente el cuervo que tenía entre su mano.
—Hazlo rápido. —habló de mala gana. Grace con su característica sonrisa se trasladó hacia un lado de la pieza, dejando un balde agua en el piso junto a un trapeador. —sabes que respeto a Marcus. —se defendió esta vez hablándole a Fei.
—Obviamente.
—Haría lo que fuera para protegerlo —la chica con anteojos asintió con sarcasmo—, pero hemos sido Número Dos y Número Tres por demasiado tiempo. Sin Marcus aquí podríamos avanzar. —propuso levantando sus cejas— sería conveniente para todos. Sobre todo para Brangwy, ella podría volver a ser Número Siete.
—El cambio no estaría mal, ¿pero desde cuando te interesa Brangwy? —inquirió desconcertada.
—Tengo planes para ella. —dijo restando cierta importancia— tan solo imagina, tu y yo en el escenario principal, llevando las cosas a otro nivel.
—¿Y cómo manejamos la situación Umbrella?
—Si traen de regreso a Marcus, está bien. —se acercó a su hermana— Si no, tendremos que tomar decisiones.
Ben sonrió con malicia,
—Marcus no volverá. Fue con Dios.
Fei y el asiático voltearon a ver a Grace, quien estaba arrodillada limpiando el piso lleno de restos de carne. Los hermanos se miraron mutuamente, la Sparrow decidió hablar.
—¿Dios?
—Sí, Dios está en el sótano ya se llevó a Marcus. —se puso de pie, siendo contemplada con extrañeza por parte de la mujer mientras se retiraba de la habitación.
—¿Habrá que repararla? —señaló.
—Concéntrate, Fei —pidió impaciente el pelinegro—. Si actuamos bien, la Academia Sparrow será nuestra. —esbozó una perversa sonrisa antes de retirarse de la habitación.
Al escuchar como los pasos del chico se acercaban a la puerta de la habitación de Fei, Brangwy alejó velozmente su oído de esta, su cuerpo se movía atravesando el largo pasadizo hasta dar con la entrada de su alcoba, encerrándose en esta.
Su mente se concentraba en analizar la acalorada charla entre Fei y Ben que había oído hace un par de segundos a pesar de los misteriosos ruidos provenientes de la habitación de Sloane.
—Mierda. —.
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