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Chapter one | Damian vs Robin.





—Hemos llegado —anunció Pennyworth. Estaba en el auto con mi padre. No puedo creer que me haya ganado, digo, que mierda.

—Padre —supliqué —Por milesima vez, esto no es necesario ¿No te basto con enviarme con los cabeza de trasero de mono?

—Monjes, Damian —Replicó mi padre. Sip, el mismísimo Bruce Wayne —Creo que este ambiente te hará bien; aprender cosas nuevas, empezar a comportarte como un chico de trece años, hacer amigos, veras que no es tan malo.

—No quiero estar aquí —repliqué —No quiero oír a esos mediocres profesores, y tampoco quiero hacerme amigo de esos piojosos —Sabia que ningún niño de ahí era piojoso porque, vamos, son ricos, pero era el mejor insulto que se me ocurrió. —Damian Wayne no necesita nada de eso, prefiero oír a Pennyworth y morirme de aburrimiento.

En ese instante sentí la mirada de ambos mayores fulminándome.

—Créame, joven Damian —habló el ingles —Que disfrutaré su ausencia.


Pude ver su sonrisa a través del retrovisor, a lo que respondí con rodar los ojos y hacer una mueca de desgrado. Mi padre colocó su mano sobre mi hombro.


—Es por tu bien —dijo y una pequeña sonrisa brotó de sus labios. No iba aceptar así de fácil, iba a dar batalla, así que, me crucé de brazos y me hundí en en asiento de la limusina.

—NO. VOY. A. BAJAR. —Negué con la cabeza —No crean que se desharán de mi tan fácil.

Mi padre tomó una postura recta y firme.

—Bien —dijo con una ceja levantada.

Eso no me gusta...

En un dos por tres ya estaba fuera del auto. Pennyworth me entregó mi mochila y la tomé de mala gana.

—Ya sabes —Advirtió mi padre desde adentro del vehículo, maldito millonario —Si no te comportas y tienes malas calificaciones, dile adiós a la Capa ¿Entendido?

—Tenías que meter a la Capa en esto —Bufé mientras me colocaba la mochila —Haré lo mejor que pueda.





Eso provocó que el hombre bien vestido esbozara otra sonrisa.

¿Debo estar alucinando? Si... creo que las gomitas de ositos ya me están afectando.

—Ese es mi hijo —se acomodó la corbata y se sentó viendo al frente —Anda, que llegarás tarde a tu clase.

—tt —me di media vuelta hacía en gran edificio que estaba enfrente.


***


—Alfred —llamó Bruce a Alfred.

—¿Señor? —dijo el hombre de cabellos blancos mientras se colocaba el cinturón de seguridad.

—Pisale duro —exclamó.

—¿Disculpe?

—Ya escuchaste — exclamó nuevamente exaltado —Acelera, Damian es capaz de todo, hay que hacer que coma nuestra tierra.

—Pero, señor...

—¡Acelera, Alfred! —gritó desde la parte de atrás. Alfred piso el acelerador y el vehículo se alejó lo más rápido posible, dejando polvo y el sonido de la llantas.


***






Ya había dado como siete pasos lejos del vehículo de camino a la escuela cuando, escuché el fuerte rechinido proveniente detrás mía.

Me volteé rápidamente y la limusina salió a toda velocidad alejándose de mí.

¡Malditos bastardos!
Me abandonaron...



Corrí detrás del vehículo, divisé una roca en el suelo, la tomé y la lancé con todas mis fuerzas, pero para mi suerte solo logré atinarle a la placa y la limu se fue dejando polvo y olor a neumáticos quemados.

—Mi furia caerá sobre ustedes al medio día ¡Par de maricas! —exclamé. Caminé lentamente hasta donde había dejado mi mochila en el suelo, la tomé y me la coloqué de nuevo al hombro.

Ahí estaba yo, el hijo del filántropo de Gotham.

Parado viendo al edificio de la escuela con una cara que jamás querrás conocer.

¡NO QUIERO ESTAR AQUÍ!

Ayer estaba todo perfecto, pero tuve que cagarla...

Gotham City, 19 de Agosto, 1:12 am.





—La noche está tranquila —dijo Batman llegando conmigo, de manera sigilosa y fantasmal.

—Eso parece —dije y un bostezo salió de mi boca —Está muy aburrido.

Él me miró con el ceño fruncido.

—Me parece que ese bostezo fue más de cansancio que de aburrimiento —dijo con esa voz profunda y siniestra.

—Claro que no —repliqué —No hay traseros que patear, eso es aburrido, Batman.

—Vuelve a la cueva y ve a dormir, Robin —me ordenó y se colocó enfrente mía. Vaya gigante sombra que hacía.

—Batman, no estoy cansado, puedo quedarme aquí sin ningún problema —y otro bostezo salió de mí, no soy bueno mintiendo por lo que parece. —Fresco como una lechuga...

—Recuerda que en la mañana tenemos un asunto muy importante los dos, quiero que estés fresco —dijo el murciélago —Vete a casa, Robin.

—Pero, Batman, puedo estar fresco sin dormir nada.

—Es una orden, Damian —dijo mi padre con una voz severa. Sé que soy un niño y que debo dormir bien, pero soy Robin. Robin no hace eso. Él me miraba con el ceño fruncido, podía sentirlo a pesar de la máscara. —Damian... obedece.

No me quedo de otra, me rendí, bufé y asentí levemente.

—De acuerdo, pero Batman no puede estar sin Robin —dije divertido.

—Ya lo veremos, Robin —se dio media vuelta y elevó el disparador de la garra y esta salió disparada en el cielo anclándose en algún lugar haciendo que Batman volara por la ciudad.

Como primera vez, le obedecí, no les voy a mentir, estaba cansando. Al llegar a la casa, me despojé del traje, me fui por un vaso de leche en la nevera y subí a mi habitación. Al ver mi cama, deje el vaso a un lado y me tumbe en la cama y tan solo mi cabeza toco la almohada, quede profundamente dormido.


Gotham City, 19 de Agosto, 9:11 am.


No hay nada peor que ser despertado a las siete de la mañana, pero es aún peor cuando Pennyworth está tratando de acomodarte el cabello y le ha llevado más de media hora. Esta mañana se supone que es muy importante para la familia Wayne, ya que mi padre se presentará ante la presa para anunciar oficialmente mi custodia y presentándome como su hijo de sangre. No veo porque tanto alboroto, sé que siempre me ocultó del público y siempre mintió diciendo que era adoptado, que debo decir que era molesto, pero hacerme ver cómo Alfalfa y vestirme como el Pingüino, qué demonios. Me pareció creer que Pennyworth me puso todo el frasco de fijador en el cabello, puedo sentir la dureza y me causa picazón.

—Pennyworth —lo llamé —Déjale algo de fijador a Drake, su cabello parece de puercoespín ¿No crees?

—Joven Damian, el fijador de cabello es fundamental en la mansión. Hay una buena provisión de fijador. Créame.

—Claro —bufé. Alfred dio los últimos toques a mi cabello y se separó de mi con una gran sonrisa llena de orgullo por su obra maestra. Me dio un empujón para que me viera en el espejo, y cuando me vi, casi me voy de espaldas.

¡SOY UN MALDITO MONO CILINDRERO!

—¡¿Qué hiciste conmigo?! —exclamé, sentí como el traje se ajustaba mucho en mi zona baja y débil.

—Lo mejore —contestó sarcástico —Por nada.

—¡No creas que voy a salir así en público! ¡Esto es una mi...! —tres toques a la puerta de la habitación hicieron que interrumpieran mi agradecimiento hacia Pennyworth. No era más que el chico mantequilla mayor, el hombre de mallas, el estúpido de Grayson.

—Oigan —dijo entrando a la habitación —Sé que estás embelleciendo a Damian, pero se nos hace tarde. A Bruce no le gusta los atrasos.

—Gracias por decirnos lo obvio, capitán obvio. —dije y con dificultad me crucé de brazos.

—Ajá —El cirquero me observó de pies a cabeza y esbozó una sonrisa burlona —No se mira muy cómodo ese traje ¿Eh?

—Vete a joder a otra parte, mallitas —le dedique una mirada de pocos amigos y tan solo se burló, hijo de su reputisima madre.

—Los esperemos en el vestíbulo, no se tarden —sin más, se fue. Alfred acomodó mi corbatín por millonésima vez.

—Deja ya el corbatín, Pennyworth. Ya está más que acomodado —alejé sus manos de mí. Él se enderezó y camino hacia la salida de la habitación.

—Será mejor que baje, los demás lo esperan en la plata baja —anunció y salió de la habitación. Obviamente, fui tras él, baje con dificulta por las escaleras y camine hasta el vestíbulo, ahí esperaban Grayson, quien parecía estar viendo sus mensajes en su teléfono felizmente y Drake quien se encontraba abotonándose el último botón de su camisa.

—Hasta que bajas —exclamó Red Robin burlonamente —Pareces como si te hubiera lamido una vaca.

—Cállate. —me limite a decir.

—No lo creo —dijo retadoramente. —¿Seguro que Bat-Cow no te ayudo a peinártelo —dejo salir una carcajada auge hizo que me saliera de mis casillas.

—Te dije que cierres el hocico.

—Ya casi acabo —dijo Drake de forma burlona —¿Terminaste de hacerte la manicura, Damian?

—Y ¿Tu ya terminaste de demostrarle a mi padre que eres el mejor Robin? —esbocé una sonrisa maliciosa, a lo que Drake pareció dolerle lo que había dicho y no dijo nada —Eso pensé.

—Patán —dijo entre dientes.

—Puercoespín.

—Niño diabólico.

—Niño rata.

—¡Mal parido!

—¡Pedazo de mierda!

Estábamos cara a cara casi tan cerca como para darnos nos un beso.

Uy, eso sonó mal.

—¡Ya basta los dos! —exclamó Grayson enfadado chocándonos las cabezas en uno contra el otro —Compórtense, ambos. No vaya a ser que pongan de mal humor a Bruce, hoy se mira muy feliz y más les vale no arruinar eso.

—¿Cuál es su problema? —replicó Drake mientras se frotaba su frente.

—Espero que te arrolle un auto —mascullé alejándome del grupo.

El cabello me causaba picazón, el fijador era tan molesto que las ganas de rascarme no dejaban de tentarme. Estuve a punto que colocar mis manos sobre mi cabeza cuando Grayson me detuvo.

—No, no, no —dijo tomándome de la muñeca. —No querrás hacer eso.

—¿Y por qué no? —exclamé —Tengo picazón.

—Si quieres que Alfred te coloque otro kilo de fijador, adelante —se agachó un poco a mi altura —Te perseguirá por todos lados. Créeme, lo sé por experiencia propia.

—Estás jugando ¿no?

—No me creas, pero es tu condena que el mayordomo te persiga.

Pensándolo bien... no quiero a Pennyworth detrás de mí con otro tarro de fijador.

Hablando del diablo, apareció Pennyworth con su apariencia serena.


—Amo Richard —llamó a Grayson —¿Qué sabe sobre el amo Jason?

Buena pregunta, hace tiempo que no veo a Palanquitas Todd.


—Dijo que iba a ir —contestó Richard —Pero que llegaría algo tarde.

—Eso no es raro de él —comentó Drake con una carcajada. —Es mucho pedirle a Jason que sea puntal.

—Muy cierto —Grayson se rió, ridículo —Pero hay que tener algo de fe.

—Fe no existe en mi vocabulario —añadí.

—Enano, no seas pesimista —Grayson colocó su mano sobre mi hombro.

Dick odia que le digamos que se parece a mi padre, pero mírenlo, no puede decir que no creció con él.

—Sonríe, que hoy serás el Wayne que llevas en la sangre —aparte su mano y me aleje de él.

—Si, soy más Wayne de lo que ustedes pueden ser.

Grayson me miro con pesadez y Drake lo miró y se encogió de hombros, el mayor solo dejó salir un suspiro.


—Al menos lo intenté.

—Hey, Dick —le dijo Drake —Me prometiste que me enseñarías tus trucos, ya sabes, de conquistas ¿Sigue en pie eso?

—Claro que sí, solo he tenido algunos asuntos pendientes en Blüdhaven, pero hoy tengo la noche libre ¿Te parece?

—¡Por supuesto! Me vendría bien unos consejos.

Si de enamorar a alguien se trata, Drake es el peor de todos. Mientras ellos seguían hablando sobre sus idioteces, yo me desesperaba por la picazón y el asuntito que sofoca mi compañero de abajo.

Mi padre entró por la puerta principal con una sonrisa.

—Ya vino la limusina, es hora de irnos —anunció.

Todos se dirigieron hacia la salida y se subieron al vehículo.

Todos estaban en sus asuntos, Grayson leyendo una revista, Drake miraba por la ventana, mi padre respondía correos de Wayne Enterprises y mientras yo devoraba unas gomitas de ositos.

El silencio estaba presente y mi padre termino por romperlo.

—¿Estas emocionado, Damian? —se dirigió a mí. Me encogí de hombros y dejé las gomitas a un lado.

—Supongo ¿Debería de estarlo? —pregunté, por un momento pensé que él se molestaría, pero parecía que nada lo haría este día.

—¡Claro que sí! Te presentaré ante la presa como uno de los herederos de Wayne Enterprises.

—Corrección, el heredero legítimo de Wayne Enterprises. —mascullé.

—Eso quisieras —dijo Drake metiéndose a la conversación —Tal vez seas Wayne de sangre, pero no significa que serás el único heredero.

—Tu, Drake, te mueres de envidia por no ser un Wayne de sangre y eso te duele.

—¿Sabes qué? No responderé eso.

—Envidioso —me cruce de brazos burlonamente.

—Callados los dos —ordenó mi padre.

Drake volvió a ver en la ventanilla con una expresión enojada mientras yo le sacaba la lengua.

—Como siempre, buena charla —dijo el millonario con sarcasmo.

—Tiene sus ventajas no vivir en la mansión después de todo —se unió Grayson mientras pasaba a la otra página de su revista.

—Dick, callado —le dijo Wayne.

—Solo decía —dijo con una sonrisa mientras miraba su revista.

Cuando finalmente llegamos, los periodistas y paparazis nos invadieron, los flashes estaban por todos lados, eran realmente molestos.

—¡Señor Wayne! —exclamó un reportero.

—¡Una foto! —gritó un sujeto con una cámara.

Mi padre me tomó de los hombros y me pegó a él y seguimos caminando por la manada de acosadores fotógrafos y reporteros. Drake y Grayson iban detrás nuestra, Drake parecía estar algo intimidado por el poco espacio personal que nos daban, mientras que Grayson no parecía molesto, pero llevaba una expresión seria y mantenía su mano sobre uno de los hombros de Drake.

Parecía una eternidad llegar hasta el edificio, cuando por fin llegamos al edificio, deje salir un gran suspiro, era un alivio. Mi padre parecía estar igual que yo.

—Por un momento, pensé que nos llegarían a quitar la ropa —comentó. Me hubiera encantado ver eso.

Señoritas, Bruce Wayne está disponible y con una plaga de hijos y un asombro niño viviendo con él pero nada importante para que no puedan estar con él.

—Dick, Tim ¿Vienen completos? —les preguntó a los otros dos.

—Completos —dijo Grayson con una sonrisa.

—¡Esperen! —exclamó el tercer Robin revisando sus bolsillos —Mi teléfono, se lo robaron ¡Tomaron mi teléfono!

—Ja-Ja, eso te pasa por decirme mal parido —me burlé.

—¿Qué? —me volteó a ver mi padre.

—No tenías nada de... ya sabes, del trabajonocturno ¿No?  —cuestionó Mallitas.

—No, era el de mi uso personal —dijo rebuscando aún en sus bolsillos.

—De regreso a casa pasaremos por otro. No te preocupes, Tim —dijo mi padre viendo a su reloj de muñeca.





Pff, él pierde su teléfono y le dan otro...

Esperen, no es mala idea.

En eso, el rugido de un motor llegado al lugar resonaba. Era muy ruidoso, despertando a la curiosidad de ver de qué se trataba, así que me acerque al ventanal seguido de Grayson.

—¿Que rayos es eso? —preguntó.

—Y yo que sé, ve a ver —le dije.

—No tardaremos en saber de qué se trata. —masculló él.

—Parece el motor de una motocicleta —se unió Drake.

Y no se equivocaba, había un sujeto que llegó con una motocicleta deportiva estacionándola enfrente del edificio. Cuando el sujeto se bajó de ella y se retiró el casco supimos de quien se trataba, era Palancas Todd.


—No puedo creerlo —rio Drake.

—Jamás cambia —dijo Grayson —Míralo, un evento formal y él con su estilo de motociclista.

Se adentró entre la multitud, varios pedían por una entrevista rápida o fotos, él sonreía a las cámaras como si fuera una estrella de cine mientras caminaba con paso apresurado hasta que llegó con nosotros.

—Esos bastardos son unos perversos —dijo alborotándose el cabello —Estoy seguro de que una reportera me apretó una de mis bolitas.

—Cierra la boca, Jay —Grayson le dio un codazo en el brazo.

—Me alegro de verte, Jason —le dijo mi padre acercándose —Gracias.

—No tienes que agradecer, Bruce —contestó Todd —Quería ver cómo había dejado Alfred al pequeño demonio —volteo a verme y dejo salir una gran carcajada —No bromees, este año se esmeró.


Me alboroto el cabello finalmente calmándome la picazón en la cabeza.

—Ups, creo que te arruine tu peinado, Alfalfa.

—No te voy agradecer, pero ya no soportaba ese peinado.

Me empecé a alborotar el cabello hasta tenerlo libre de fijador y colocármelo a mi estilo.

En eso una señorita de curvas pronunciadas se acercó a nosotros.

—Señor Wayne, la prensa lo espera arriba.

—Vamos, chicos —nos llamó.

—Síganme, por favor.


Mientras seguimos a la señorita, Todd parecía estar muy enfocado en ella, pero no sabía con exactitud a que miraba.


Se le van a caer los ojos.

—Oye, Dick —lo llamó —¿Soy yo o la hermosa dama tiene un bello culo?

—Jason, hablas de que los periodistas son unos pervertidos y tú les ganas.

—Vamos ¿A que no tengo razón? —voltea a ver a Drake —¿A que no tengo razón, Timmy?

—En mi defensa, solo permaneceré callado —dijo.

En eso, sentí una mirada posada en mí, y sabía perfectamente que no eran de los tres idiotas delante mía.

Sentía que la mirada era desde el techo.

¿El techo?

Levanté lentamente la cabeza y justo cuando vi en las barandas del ducto de ventilación, unos ojos azules me miraban, pero al ver que me había dado cuenta desapareció entre el ducto.


¿Si iba a averiguar de qué se trataba?
Ah huevos.


Para mí buena suerte iba detrás, así que se me fue fácil huir de ahí sin hacer ruido.

El edificio tenía muchos pasillos y me topé con uno donde exhibían espadas antiguas chinas que no tenían ni cristal.

¿Tomarla o no tomarla?

Al diablo, quiero una.

—Ven con papá.

Pensé que al momento de tomarla provocaría una alarma, pero afortunadamente no sono ni una maldita alarma.

¡WOHOO!

Con paso apresurado, seguí buscando una entrada para el ducto de ventilación, y justo cuando llegó, ahí estaba la entrada, estuve a punto de subir cuando sentir una fuerza que me atrapó, no podía moverme, esa fuerza me elevó en el aire, era un sujeto con una armadura de titanio brillante de color morada, cubierto de pies a cabeza, con ambas manos formaba la fuerza que me mantenía inmóvil.

¿Ahora en qué demonios me metí?

Esto me impide hablar en voz alta...


—¿Por que andas siguiéndome? —preguntó el sujeto, o más bien debería decir, una voz de chica con voz de Transformers. —Sé quien eres y también sé que eres la pulga de Batman. De día Damian Wayne, de noche Robin, pareces princesita.



La estoy empezando a odiar...

En ese momento ella me lanzó contra el muro soltándome de la fuerza extraña que me comprimía.

—¡AUCH! ¡MALDICIÓN! —vociferé al impacto contra el muro de concreto —¿Y-y t-tu como sabes eso? —intenté incorporarme poco a poco por el maldito dolor en mi espalda.

Ella se acercó lentamente y cuando ya estaba lo suficientemente cerca invadiendo mi espacio, ella me tomó del cuello.

—Lo sé porque ahora seré tu peor pesadilla —dijo mientras me estrangulaba. Con su mano cubierta de titanio, una luz circular brotó de ella, parecía como si fuera fuego. Como el poder de defensa de Blue Beetle, maldito escarabajo de Reyes.


***


—Aquí estamos, Señor Wayne —dijo la mujer que les dirigió hasta la entrevista de la prensa —La prensa los espera.

En ese momento él se volteó en busca de su hijo, pero sorpresa, no lo vio ahí.

—Muchachos —llamó a sus hijos mayores —¿Dónde está Damian?

Ellos se miraron entre sí, y se giraron a sus espaldas, y para su mala pata, el enano no estaba ahí.

—Juro que estaba detrás de nosotros —se excusó Dick.

—Estaba siguiéndonos con su cara de fastidio cosida —añadió Tim.

En ese momento Bruce le salían chispas por todos lados, el caballero de la noche se había molestado.

—Carajo —masculló Jason —Somos pájaros muertos.

—Tienen cinco minutos para encontrar a Damian y si no lo encuentran, sus malditas reputaciones y la mía estarán en juego —los tres lo miraban con temor y él alzó los brazos —¡¿QUE ESPERAN?!

Los tres pájaros salieron corriendo en busca de su pequeño diablillo.
Si no lo encontraban, se tendrían que enfrentar a la furia del murciélago.





***


CONTINUARÁ.


¡PRIMER CAPÍTULO!
Lo hice un poco largo así tendrán que esperar al segundo capítulo para saber si queman vivo a la bolita de odio :v
Espero que les guste.
Si les gusto denle en la estellita
Actualizaré nuevamente pronto (:
Gracias por leer.

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