chapter four









───CHAPTER FOUR





           ───Debiste quedarte───Reforzó sus palabras una vez dentro de la habitación.

Kaleya lo miró indescriptible, terminando por darse la vuelta y poner otro plato hondo de barro en una de las goteras.

───No me importa lo que piensas ahora mismo.

Daemon dejó su espada en la puerta, trancandola sin oportunidad de manipulación para ser abierta antes de observar el atuendo y cabello mojado de su esposa.

───Vas a enfermarte.

───Excelente.

───Lo menos que necesitamos en esta guerra es que te enfermes───Repuso avanzando hasta la cama para tomar la piel de oso, tomando la cintura de su esposa para empujarla a la cama, viéndola tumbada por completo en ella empezo a desabotonar su atuendo de cuero y tela ligera.

───Puedo hacerlo sola───Murmuro golpeando su mano, Daemon no la soltó───¡Daemon!

───No tengas ni un gramo de pudor a esta edad, esposa───Pidió con burla, mirandola a los ojos───Conozco tu cuerpo mejor que tú misma, eres mia desde que tienes catorce y yo diecisiete.

Nuevamente recibió un manotazo de su parte, sin mucha paciencia la tumbó a la cama y se posicionó entre sus piernas sin perder el tiempo de aprisionar sus muñecas alrededor de su cabeza.

Kaleya lo observó en silencio, respirando agitada por la posición antes de enredar sus piernas en su cadera para acercarlo.

───Deja que te abrigue un poco aunque sea, terco───Pregunto seductora, Daemon no tardó en acomodarse y burlarse.

───Que poca moralidad tienes, me encanta───Susurró sobre sus labios, besando castamente, provocandola.

───Si quieres que te ruegue, dejame bajarte de tu nube───Murmuró besando su mejilla impulsandose con sus piernas para tumbarlo en la cama, irguiéndose victoriosa al verlo divertido y desconcertado───¿No crees que seria bueno descargar el estrés después del viaje y la discusión?

───Ni me recuerdes esa mierda de discusión.

───Me disculpo───Susurro tocando su mejilla───Mi principe canalla, aun sigo molesta por qué acudiste a Mysaria y no conmigo.

───Pensé que estarías del lado de Rhaenyra.

───Pensaste mal───Respondió tosca───Es como si no me conocieras.

───No te molestes conmigo, Kal───Pidió acariciando sus piernas.

───Como digas───Murmuró sin ánimos de una pelea, levantándose de encima suyo para acostarse a su lado.

───Deberías irte de aquí mañana y volver a Dragonstone, este lugar no tiene lo suficiente como para mantenerte a salvo.

───No lo necesito, sé manejar la espada, tú me enseñaste.

───Aun así, no quiero accidentes───Soltó aire pesado, levantándose para tomar otro tazón y ponerlo debajo de una gotera, Kaleya solo aprovecho para retirar su ropa de encima y tomar la camisa de Daemon para ponersela.

Los ojos de su esposo se posaron en todo su cuerpo, apreciándola como si fuera una mismísima Diosa, acercándose hasta la cama para que ella se acostase.

Kaleya no tardó en acercarse y tomar una posición cómoda en la cama, tomando las pieles y poniéndolas encima de su cuerpo casi con anhelo, esperando a Daemon que no tardó en acostarse y atraerla a su cuerpo.

───Dejaste a los muchachos solos.

───Ellos sabían que una guerra trae discusiones, y Rocklands nunca está lejos de Dragonstone cuando tienes un dragón.

───No veo ninguna falla en lo que dices───Murmuró besando su cabeza───Duerme ya, tenemos asuntos de los que ocuparnos mañana.





───¡Kaleya!

Los gritos de su nombre lograron perturbarla cortamente, girandose continuamente en un intento por ver quien la llamaba con tanto desespero.

Pronto se dio cuenta que no estaba en su habitación con Daemon, sino que estaba en el salón principal, sola, rodeada de oscuridad y la escandalosa lluvia.

───¡Kaleya!

No tardó en girarse al sentir una presencia detrás suyo, viendo a una persona pasar por un pasillo con una antorcha en mano, Kaleya frunció el ceño, acercándose hasta estar corriendo detrás.

───¿Quien eres?───Grito esperando a que se detuviera, la persona se detuvo, dando media vuelta.

Fue rápido cuando su respiración se tranco y su saliva la ahogó haciéndola toser, retrocediendo un par de pasos al ver a la persona.

───¿Me reconoces?───Le preguntó el hombre de cabello rubio oscuro acercándose a ella, Kaleya respiró agitada ante el sonido de esa armadura en su piel───¿Reconoces a tu esposo?

───No eres real───Balbuceó sintiendo su espalda chocar contra la pared.

Elner Lannister había sido una pesadilla en su vida de doce años, casada a un hombre egocéntrico que oso a intentar desnudarla frente a sus hombres para tener un poco de diversión.

Un hombre que nunca aceptó un no como respuesta y las noches se le hacían cruelmente eternas.

No había hombre que hubiera conocido en su vida, tan desagradable como Elner Lannister, su primer esposo y el hombre al que le dio dos hijos que no sobrevivieron ni un año de vida.

───¿Princesa Kaleya?───Llamaron devolviendola en si misma, Kaleya trago el nudo en su garganta, dandose cuenta de que su cuerpo temblaba antes de girar y mirar a una mujer de cabello negro y ojos azules mirarla fijamente───¿Que hace usted a esta hora despierta?, hace frio.

Pronto se dio cuenta de la vestimenta que cargaba, una camisa de Daemon y unos pantalones que había exigido tras no desear tener vestido en un sitio de encrucijada.

Pero ciertamente, no abrigaban mucho y menos cuando recibía gotas de agua en todo su cuerpo.

No tardó en ver a la mujer tomar un poco su vestido y acercarse a ella para tocar su rostro, Kaleya logró alejarse sutilmente, viéndola con sospecha.

───Soy Alys Rivers───Se presentó con una sonrisa amistosa.

───Una bastarda de aquí───Supuso viendo su sonrisa engrandecerse mientras asentía.

───Déjeme acompañarla, princesa───Pidió tomando con cuidado su brazo y llevándola al interior del castillo arruinado.

Lo último que Kaleya pudo ver fue el viejo árbol de los dioses, con un pequeño detalle que marcó su mente.

Los rostros estaban llorando sangre.






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