【Ⅱ】
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❝𝐑𝐮𝐥𝐞𝐭𝐚 𝐫𝐮𝐬𝐚❞
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No volví a dormir, los experimentos habian seguido toda la madrugada y al amanecer me devolvieron a la jaula. Tampoco es que pudiera dormir despues de aquello, ni siquiera tenia las fuerzas para levantarme.
Mi cuerpo no respondía y, en cambio, dolía como si mil agujas se estuvieran enterrando lentamente en mi piel.
—¡¿______?!—escuché la voz de Hikaru alarmarse cuando apenas despertaba, seguro notó mi estado, realmente no sabia porque mis parpados tampoco respondían a mi voluntad.—¡____!
No podía ver nada con los ojos cerrados, pero estaba totalmente consciente.
Escuché las quejas de los demás al despertarse.
—¡____ no responde, hay que ayudarla!—exclamó Hikaru.
—¿Ya murió?—preguntó la voz de Barbara.—Yo la veo completa.
—Barbara, no es gracioso.—regañó Emma.
—Hikaru...¿Qué estas...?—Susan parecia estar alarmándose por algo, pero no supe la razón—¡Se supone que debías guardarte eso para algo importante!
—____ es importante.—respondió Hikaru—Un poco más...
Clic, su jaula estaba abierta, Hikaru la habia abierto y lo escuché caminando directamente hacia mi jaula para abrirla y entrar.
—Hikaru...estarás en problemas...
—Si, ya se que no podemos salir de nuestras jaulas...pero sabes que nadie vendrá a ayudar a ____.
Sentí como tocó mi frente y sacó su mano inmediatamente.
—Está hirviendo en fiebre...tengo que hacer algo.
Todos se quedaron en silencio, los entendía perfectamente. No habia nada para controlar mi fiebre y estaba segura de que nadie nos escucharía si pidieran ayuda.
—Yo...tengo agua.
Esa fue la voz de Bárbara.
—¿Q-que? ¿Tienes agua?
—Una botella. La robé en nuestra anterior función, alguien lo habia dejado en las gradas despues de terminar el show.—explicó ella—Creí que era mejor tomarla de a poco cuando tenga sed, pero _____ lo necesita más que yo.
Esa fue la primera acción amable que Barbara habia hecho hacia mi desde que habia llegado, lo que me llegó a conmover. Creía que ella me odiaba por alguna razón que no comprendía, pero tal vez solo evitaba encariñarse conmigo alejándome.
Hikaru se fue unos segundos a traer la botella, luego escuché el rasgado de una tela.
—Esto ayudará un poco.—susurró él.
Sentí un trapo frío sobre mi frente, Hikaru se quedó a mi lado para cambiar el trapo cada vez que creía necesario.
Se supone que nadie debía salir de sus jaulas, pero ahí estaba Hikaru, arriesgándose por alguien que habia conocido hace un dia.
Pero gracias a él, pude sobrevivir esa mañana.
Tambien le debía mucho a bárbara y su agua de botella robada, seguro era importante para ella considerando que en este lugar solo se puede comer y beber agua una vez al dia.
—Agh...—cuando comencé a sentir mi cuerpo de nuevo, me levanté por mi cuenta.
Aún me sentia débil, pero pronto me recuperé por completo.
Fue extraño para mi, pues jamás habia sido tan rápida en recuperarme, normalmente tardaba tres dias en mejorar de alguna fiebre. Mi cuerpo enfermizo nunca se habia recuperado tan rapido.
Afortunadamente, cuando Darkwood llegó a avisarnos el inicio del dia, Hikaru ya habia regresado a su jaula.
—Despierten, fenómenos.—comenzó a caminar cerca de nuestras jaulas y golpear los fierros con el bastón en su mano—Hoy tenemos una función en la noche, será mejor que no me decepcionen.
Cuando pasó junto a mi jaula, se inclinó solo para sonreírme.
—¿Sigues con vida? Eso me alegra.
Con un chasquido de su mano, llegaron su par de asistentes a llevarme de vuelta al laboratorio.
—¡Acaba de recuperarse!—exclamó Hikaru—Se que no tiene ni un poco de sensibilidad...pero ella tuvo fiebre toda la madrugada y la mañana, aún está demasiado débil.
Esa fue la primera vez que alguien le alzó la voz a Darkwood, por eso todos los demás se quedaron en silencio y con las cabeza bajas del miedo.
—¿Tuvo fiebre?—Darkwood me miró con atención—Llévensela, tenemos que hacerle otro examen de sangre.
Esa mañana solo me extrajeron sangre y me devolvieron a la jaula, lo que me alivió a mi y a mis brazos adoloridos por las quemaduras de ayer.
Pasé el dia entero tratando de adaptarme al nuevo entorno, a analizar como funcionaban las cosas aquí.
Observé todo y traté de entender el sistema de este lugar, dándome cuenta que estábamos en medio de un bosque. No se en cual exactamente, pero juzgando lo tranquilo que estaba Darkwood seguramente estábamos en lo más profundo de algún bosque abandonado.
Quiero decir, no andas por ahí dirigiendo un maldito circo y experimentando con niños a tu gusto si hay gente cerca que puede oírte ¿No?
Incluso si gritara hasta rasgarme la garganta, nadie me escucharía. Nadie vendría a ayudarnos.
—Es...sorprendente lo rapido que te adaptaste.—dijo Hikaru, sentado a mi lado en las gradas, mientras los demás practicaban sus actos—La mayoría de recien llegados suelen terminar muertos porque no pueden aceptar su nueva realidad.
—Hacer eso es peligroso, pueden terminar creando su propia burbuja.—respondí, bajando un poco la cabeza para mirar el suelo—Honestamente, hubiera reaccionado como esos niños si tú no me hubieras ayudado.
—¿Ayudado?
—Cuando dijiste que no me resistiera, decidí obedecerte. Eso me hizo dar cuenta que era mejor mantener la calma y analizar mejor todo esto.—alcé la mirada hasta observar las rayas que estaban en el techo de la carpa.
—Eres...—él soltó una risa con aires de incredulidad e impresión—Eres algo madura para tu edad.
En realidad no, todo este tiempo me pregunté "¿Que haria Norman en mi lugar?"
De ambos, él era el más racional, el más inteligente y analítico, en cambio yo siempre fui mucho más sentimental e impulsiva.
El único talento que tenia, y que me permitía alcanzar a mi prodigioso gemelo, era adaptarme.
Y si no habia una salida del infierno, me adaptaría a vivir en él.
—¿Qué hacen conversando?—nos preguntó un pelirrojo, llegando de mal humor—¡Debemos practicar, practicar más!
En realidad eran dos en uno, literalmente. Estaban cocidos para que sean un solo cuerpo con dos cabezas.
—La función es en unas horas y la gente comenzará a llegar.—dijo la cabeza malhumorada—¡Si cometemos un error, Darkwood se enojará!
—Darkwood siempre se enoja.—dijo la segunda cabeza, quien parecia tener un temperamento más tranquilo.
—Bueno, esta bien ¿Qué tal si van a buscar mis cosas para una practica más?—pregunta Hikaru, observando como el par de pelirrojos salía corriendo inmediatamente..
—Hyun y Hyuk ¿No?
Hikaru asintió, pero yo devolví mi mirada a ese par de pelirrojos.
Me extrañó no recordar esos nombres del sauce, tal vez no los habia visto.
—Tienen quince años, son los mayores de aqui.—comentó Hikaru.
—Seguro fue doloroso lo que les hicieron, quiero decir ¿Partir su cuerpo a la mitad y cocerlos a ambos?—él bajo la mirada.—Sigo sin entender por qué Darkwood nos hace todo esto.
—¿En serio no lo sabes?
Hikaru alzó la mirada inmediatamente hacia mi, parecia no creer las palabras que dije.
—¿Tú lo sabes?—preguntó—Es imposible, llevas apenas dos dias aqui ¿Cómo puedes saber algo así?
—¿Acaso nunca lo escuchaste hablándole a la grabadora?
—Siempre dice algo sobre una operación, pero hace mucho que no nos lleva al laboratorio.—respondió Hikaru—La mayoría no sobrevive a los experimentos, los que lo logran son añadidos al circo y solo servimos como atracciones.
—Supongo que los añade solo porque sobrevivieron, pero no porque cumplieron su objetivo.—me encogí de hombros—Él quiere...algo relacionado a la inmortalidad ¿Tienes idea de lo que es?
—¿Cómo estas tan segura de eso?
—"Operación: Immortalis"—suspiré, tal vez solo era demasiado evidente para mi—Immortalis está en latín, significa inmortal ¿Por que le pondría ese nombre a una operación?
—____...yo ni siquiera sabia que las operaciones tenían nombres.
Solté otro suspiro, habia olvidado el hecho de que la mayoría aqui habia sido secuestrado cuando aún eran niños y no tuvieron la oportunidad de recibir la educación adecuada.
Pero aunque hayan sido educados con lo básico, no habian aprendido Latín e incluso las palabras más obvias se les complicarían. En esos momentos agradecí a las clases particulares que mi padre me obligaba a tomar junto a mi hermano.
—Pareció alegrarse al ver que yo resistía las quemaduras, pero se decepcionó cuando los otros niños murieron, así que solo es una deducción...pero creo que espera alcanzar la inmortalidad de alguna manera y ese es el objetivo del suero.
—____...—Hikaru se esforzaba por mantenerme el ritmo, eso me daba a entender su rostro—Entiendo que vienes de la aristocracia, pero cuando hablas así pareces una especie de genio.
—Si eso crees, deberías escuchar a mi hermano. Él es el genio entre los dos.
Él se rió, suave y cálido, escuchar una risa de ese estilo fue raro cuando recordabas donde estábamos. Hikaru reía a pesar de todo lo que nos pasaba.
—¿Te cuento un secreto?—se inclinó hacia mi, comenzando a susurrar—En realidad, todos escaparemos.
—¿Q-que?
—¿Sabes lo que son las profecías?—me preguntó, ampliando su sonrisa—Hace años, antes de llegar aqui yo vivía en el pueblo. En ese entonces apenas se hablaban de las desapariciones.
Solo me quedé callada para escucharlo bien, no sabia a donde queria llegar con esto.
—El punto es que antes de que me traigan aqui, escuché a un anciano diciéndole a todo el pueblo que todo esto terminaría con la llegada del zafiro.
—¿Zafiro?—cuestioné, confundida.
—No recuerdo mucho, solo que todo dependería del zafiro.—se inclinó hacia atrás, mirando al techo con algo de ilusión—No se si se refiere a una persona, pero durante mucho tiempo me aferré a esa profecía.
Solté un bufido, porque incluso para una niña como yo que creía en todo tipo de mitos y cuentos de hadas, esa profecía no tenia sentido.
Ni siquiera era clara con respecto al zafiro ¿Era una joya? ¿Era una forma de referirse a alguien? ¿Una persona se llamaba así y vendría a salvarnos?
—Supongo que no puedo quedarme por siempre a esperar, asi que decidí que escaparíamos por nuestra cuenta.
—Es dificil cuando pasamos casi todo el dia en jaulas.—dije yo, bajando la mirada.
Eramos vigilados casi todo el tiempo y estábamos en un lugar desconocido, ¿Cómo podriamos escapar?
—Es por eso que planeamos nuestro escape hace mucho tiempo.—respondió él—Todo está casi listo, solo esperaremos a este fin de mes, antes de que Darkwood mude el circo a la próxima ciudad.
Hikaru me explicó el plan detalladamente, diciéndome que debía sobrevivir hasta entonces.
—¡_____!
La voz de Darkwood me tomó desprevenida, el tipo dio pasos agigantados hasta tomarme del brazo y arrastrarme bruscamente.
—¡¿Que cree que hace?!—Hikaru pareció enojarse por lo que habia pasado.
Antes de dar otro paso más, Darkwood volteó a mirarlo amenazante.
—Este no es tu asunto. Ella me pertenece como todos ustedes.—dijo Darkwood, frunciendo el ceño con molestia antes de seguir su camino—Regresa a tus practicas, mocoso inútil.
Respiré hondo una y otra vez mientras las lagrimas se acumulaban en mis ojos. No queria regresar a ese laboratorio, no queria vivir esa pesadilla de nuevo.
Darkwood me sentó en la silla y, como siempre, amarró mis extremidades para inmovilizarme.
—¿Sabes que es esto?—preguntó, mostrándome unas hojas llenas de información—Son los registros de tus exámenes de sangre, parece que tus defensas subieron considerablemente despues del suero.
—¿A...a que se refiere?
—Te lo diré en palabras simples para que tu pequeño y preciado cerebro entienda: Tu cuerpo está aceptando el suero.
En su rostro apareció una sonrisa y acercó una tijera hacia mi para cortar un mechón de mi cabello.
—Este es el comienzo, niña, estoy seguro de que juntos podremos hacer historia.
Sus asistentes llegaron, Lewis solo colocó mi mechón de cabello recien cortado en una bolsa que guardó en su bolsillo.
—Le haré exámenes de ADN, es todo por hoy.
Los asistentes se acercaron a mi, para sacarme de esa silla.
—Llévenla a su jaula, ella no estará en la función. Es demasiado valiosa como para arriesgarla, se quedará en su jaula durante los shows por ahora.
—¿Q-que?
Se supone que deberia estar feliz por no participar en esos espectáculos, pero sabia que eso complicaría los planes de escape de Hikaru.
—Supongo que podemos modificar el plan hasta entonces.—dijo Susan, en voz baja.
Antes del show de esa noche, ellos me visitaron en mi jaula.
—Es sencillo, lo único que tenemos que hacer es añadir un paso: regresar a buscar a ____.—dijo Hikaru—Luego de eso, escaparemos todos juntos.
—Suena complicado, ¿No seria mejor enseñarle a abrir su propia jaula y que venga con nosotros en medio del caos?
—Suena bien...¿Pero puedes hacer eso, _____?
En ese momento asentí, muy decidida, porque pensaba que era capaz de cumplir con mi papel. Era solo cuestión de abrir mi propia jaula y correr hacia ellos cuando estén en pleno motín.
Abrir la jaula y reunirse con ellos. Abrir la jaula y huir con ellos. No era tan dificil.
Al menos eso supuse.
Cada dia pasó lentamente desde entonces, no hubo dia en que Darkwood no experimentara conmigo. Y cada vez que llegaba a ese laboratorio, sabia que me iria peor que la vez anterior.
En algún punto, dejaron de traer a otros niños y solo concentraron los experimentos en mi.
—Operación: Immortalis, sujeto treinta y dos: _____ Ratri.—siguió hablando por la grabadora mientras organizaba algo en una mesa.—Llegamos por primera vez a la fase seis del experimento, es un paso para el proyecto.
Alzó la mirada hacia mi, terminando de configurar la silla en la que estaba.
—Como dije anteriormente, la fiebre que tuvo el sujeto fue una señal de su cuerpo rechazando el suero, pero luego de la fase tres pude notar que su cuerpo empezó a aceptar todas las dosis con normalidad.
Solo me quedé en silencio, como cada vez que venia al laboratorio. Notaba a Darkwood cada vez más feliz, lo que me hacia sentir como un conejillo de indias que cumplió las expectativas de su amo. Era un asco sentirse así y no poder hacer nada.
—Fase seis, dejaremos de lado el herraje y utilizaremos la silla eléctrica.—le puso pausa a la grabadora.
—¿Silla...eléctrica?—caí en cuenta de lo que se vendría, así que intenté liberarme a pesar de que sabia perfectamente que no serviría.—¿Planea matarme?
—Planeo lo contrario, pequeño monstruo.—me respondió el hombre, sonriendo antes de volver a tomar la grabadora mientras me miraba.
Tomó unos controles en su mano y no hace falta decir que hizo.
Hice lo posible por no gritar, porque eso es lo que queria Darkwood y solo lo complacía porque si fallaba en los experimentos seguro me mataría. Habia perdido la cuenta de las veces que casi pierdo la cabeza aguantando el dolor.
Pero cada vez que volvía al laboratorio, me acostumbraba más.
En ese punto, la descarga eléctrica que recorrió mi cuerpo se sentia como un hormigueo demasiado incomodo.
—Subiré el nivel de descarga.—presionó algo en los controles y me observó—¿Qué sientes?
—¡¿Todavia lo pregunta?!—pregunté, frustrada de sentir toda esa corriente eléctrica sacudir mi cuerpo—¡Apague esa cosa!
Darkwood me ignoró y, en cambio, subió el nivel.
—Quema...quema...—cerré los ojos con fuerza y la descarga se detuvo de inmediato.
Darkwood me miró con asombro e intentó acercarse, pero en cuanto iba a tocarme solo escuché un ruido de golpe y él cayó al suelo.
—Es increíble...—se levantó del suelo, con una sonrisa y ambos ojos abiertos a más no poder—¡Cualquier persona hubiera muerto a ese nivel! ¡¿Sabes que significa?!
No respondí, era obvio que estaba ocupada intentando ver si estaba completa...y lo estaba, para mi desgracia.
—¡Está funcionando!—exclamó Darkwood.
Estaba por tomarme de los hombros pero lo pensó dos veces y no me tocó, seguramente por temer volver a salir volando.
—Tú, ____ Ratri, serás mi obra maestra.
No entendí a que se referia, pero me repugnaba lo feliz que estaba. Odiaba la sonrisa en su rostro, sus ojos brillando de satisfacción y su tono de voz feliz. Lo odiaba y no veía la hora de escapar de este infierno.
Afortunadamente, se acercaba el fin de este mes y yo habia aprendido exitosamente a abrir mi propia jaula con un pequeño gancho de pelo.
El hecho de que se me prohibiera participar y ver los shows no me excluyó de las practicas, asi que diariamente practicaba para espectáculos que no iba a dar.
Era considerablemente buena, al menos podía hacer algunos trucos en el trapecio y la altura ya no me mareaba.
—¡Esta vez lo hiciste genial, _____!—Emma se acercó a darme un abrazo.
—Estas mejorando mucho y en casi un mes.—Anna tambien se acercó a felicitarme.
—Supongo que solo lo hago para mantener las apariencias.—respondí, sentándome en el suelo mientras me colocaba los zapatos de nuevo—De todas formas, Darkwood me mantiene encerrada cuando hay espectáculos
—¿No es raro?—preguntó Hyun, acercándose mientras la cabeza de su hermano mantenía la mirada fija en mi.—Darkwood jamás hizo algo parecido ¿Por que tomó esa decisión?
—¿Quién sabe? Darkwood es un viejo loco.—respondió la cabeza de su gemelo.
—Ahora que lo pienso...jamás vi ninguno de sus espectáculos.—mencioné, tratando de mantener viva la conversación.
Logré todo lo contrario, pues Emma y los gemelos se callaron inmediatamente.
—Creo que no quieres ver los shows.—respondió Emma, sonriéndome nerviosamente.
—Solo practica, es mejor estar encerrada que en el show.—añadió Anna.
—¿Qué tan malo debe ser?—pregunté, suspirando—Saben que puedo escuchar los gritos cada función ¿No?
De nuevo me observaron, pero esta vez parecia que deseaban decirme algo a pesar de que las palabras no salían de sus bocas.
No habia que ser un genio para deducir de que se trataban los shows, de todas formas se podía escuchar la voz de Darkwood debido al altavoz que usaba en las funciones.
Tambien se escuchaban los gritos, las suplicas, los aplausos del eufórico publico. Todas las veces que estuve encerrada, me imaginé los peores escenarios para prepararme mentalmente mientras escuchaba el espectáculo desde mi jaula.
—Se que tipos de cosas hacen en los shows, pero supongo que verlo en vivo seria más...crudo.—me encogí de hombros—Sabia que este lugar no era normal desde que llegué, ¿Por qué el show lo seria?
—Ni siquiera nosotros somos normales.—añadió Barbara, llegando a charlar con nosotros.
En lo que iba del mes, traté de llevarme bien con ella y descubrí que lo malhumorada solo era una manera de no encariñarse con los nuevos, de protegerse a si misma, porque los nuevos que solían llegar duraban muy poco.
Yo obtuve el récord, de alguna forma mi cuerpo aceptaba el dichoso suero que me administraban.
—Oigan ¿Vieron a Hikaru?—preguntó Cislo.
Todos volteamos en busca de Hikaru, pero él estaba sentado en las gradas y observaba a Susan en el trapecio. Ella no se daba cuenta, pues parecia muy concentrada en lo suyo, pero Hikaru...él parecia hipnotizado.
—Míralo, todo un enamorado.—Cislo hizo una mueca.
—Agh, amor.—Barbara hizo otra mueca de asco.
—A mi me parece lindo.—dijo Emma, con un pequeño brillito en los ojos que me pareció tierno—A mi me gustaría que alguien me mire de la misma forma en la que Hikaru mira a Susan, parece que ella es la única en el mundo.
—Amor...—susurré, involuntariamente.
Me habia dado cuenta de las expresiones que solía hacer Hikaru cuando veía a Susan. Más dulce, más cálido, más nervioso.
—Enamorarnos...¿Se nos permite algo así?—cuestioné, alzando una ceja—Si Darkwood se entera, nos manipulará a su antojo usando eso.
—____...a veces eres muy...
—Realista.—completé—Solo lo veo desde una perspectiva lógica.
Por un momento me quedé en silencio, sorprendida de mi misma. Jamás pensé que algún dia me convertiría en alguien como mi hermano, ¿Dónde habia quedado mi impulsividad y sentimentalismo?
Tal vez los estaba conteniendo, porque sabia que podria morir si hacia algo impulsivo o si me dejaba dominar por mis sentimientos.
—De todas formas, hoy es nuestro ultimo dia aqui, ¿No?—dijo Cislo—Hoy nos vamos de este infierno.
—Es cierto, todo gracias al plan de Hikaru.—dijo Barbara, sonriendo de lado.
—¿Yo?—Hikaru apenas llegaba junto a Susan, confundido de haber escuchado su nombre.
—Gracias a tu plan, todos podremos salir de aqui esta noche.—dije, extendiendo mi mano para que se siente con todos nosotros.
—Supongo que es cierto, Hikaru ideó el plan durante mucho tiempo.—dijo Susan, con una sonrisa—¡Lo daremos todo en este show!
Todos juntamos las manos en el centro, parecíamos un verdadero equipo.
Y en cierto modo lo eramos, supongo, porque estábamos unidos por el objetivo común: Escapar de este infierno.
Cuando se acercaba la hora de la función, muchas personas llegaron para ver el show del circo.
Siempre me preguntaba lo mismo ¿Cómo nos habian encontrado? ¿Qué no estábamos en el fondo de un bosque abandonado? Habia pensado eso hasta que vi como Darkwood saludaba a cada invitado que se cruzaba, como si los conociera profundamente.
Deduje que tal vez, y solo tal vez, los invitó personalmente y les dio indicaciones para encontrar el lugar. De otra forma, no habia como encontrar este circo escondido cada vez que tenia una función.
—¡El espectáculo está por comenzar, todos alístense!—exclamó Hikaru, con una sonrisa.
Todas las luces de la carpa estaban prendidas, los asientos no dejaban de llenarse, todos se alistaban una vez más con su ropa y maquillaje del espectáculo.
Yo habia sido encerrada en la jaula una vez más.
—Toma esto.—Hikaru me dio un ganchillo para el cabello—Mmh...mejor dos más, por si acaso.
Incluso Nat, el pelirrojo que siempre estaba encerrado en su jaula, podía salir para dar espectáculos. Era resguardado por los asistentes de Darkwood, pues él era el más peligroso aqui.
A todos les preocuparía que el niño caníbal esté sin vigilancia, ¿No?
—Recuerda, ____, debes salir en cuanto escuches el disturbio.—me indicó Hikaru, muy seriamente—Los asistentes de Darkwood siempre pasean para vigilar los alrededores, pero se distraerán con el desastre.
Asentí, mientras miraba los ganchillos en mis manos. Hikaru acarició mi cabeza y me sonrió antes de irse con los demás.
Luego de eso, las luces se apagaron y me quedé sola en esa carpa, en esa jaula fría.
Escuché la voz de Darkwood a través del altavoz.
—Es un honor tenerlos en este circo una vez más. Gracias a todos los que vinieron, espero que disfruten de la función.
Las personas aplaudieron, yo solo me senté a esperar mientras escuchaba el espectáculo desde mi lugar.
—¡Denle un aplauso al primer acto de hoy: nuestra trapecista!...Susan, elige a una persona entre los sacrificios de hoy.
Recargué mi espalda en los barrotes de acero, alzando mis propias manos para observarlas.
Estaban lastimadas y llenas de vendas que me llegaban lasta los brazos, ocultando las cicatrices de mis quemaduras, lo mismo era con mis piernas. Extrañaba mi cuerpo sin heridas, sin cicatrices, Darkwood estaba deformándome poco a poco y era angustiante ver como mi cuerpo cambiaba poco a poco debido a los experimentos.
"—Tú, ____ Ratri, serás mi obra maestra."
Lo peor de todo, y lo que más me preocupaba, era que incluso las heridas más recientes ya estaban completamente cicatrizadas. No dolían, no molestaban, solo estaban ahí como un recordatorio de que estaba dejando de ser humana poco a poco.
—Parece que ya tenemos al sacrificio que nos ayudará con el espectáculo de esta noche ¡Un aplauso!
Esperé y esperé, escuchando los gritos de agonía que provenían de los sacrificios.
Cuando me aburrí de esperar, solo canté una vieja canción de cuna que papá solía cantar para mi hermano y para mi.
Perdí la noción del tiempo hasta que escuché una explosión proveniente de la carpa principal, donde se supone que está el show.
—Esa...es mi señal.—respiré hondo y comencé a forzar la cerradura de mi jaula.
Varios segundos despues, escuché un clic.
—Lo logré.—empujé la puerta cuidadosamente, para no hacer ruido.—Ahora...tengo que ir con los demás.
Salí de la carpa, y como predijo Hikaru, los guardias estaban camino al origen del desastre.
Escuché otra explosión, ¿Qué rayos estaban haciendo allá?
Habian varias carpas y todas eran iguales, pero la principal era la más grande de todas, no habia forma de perderse.
Caminé con todo el sigilo que pude, pero pisé una hoja seca sin querer y temí que el crujido alerte a alguien. Afortunadamente, no habian guardias ni asistentes cerca.
—¿Hay alguien ahí?
Escuché una voz moribunda desde una de las carpas por las que pasaba, no pude evitar notar el tono débil al hablar.
—Ayuda...ayúdennos por favor...
—Por favor...
en ese momento olvidé priorizar mi lado racional y la curiosidad me ganó. Me acerqué a la carpa y entré.
—¿E-eh?—mucha gente me observó—Ustedes...
—Niña...tienes que ayudarnos.
—Ayúdanos, por favor....
—¡Te lo suplico, sácanos de aqui!
No debí haber entrado a esa carpa, pues mi corazón se estrujó al ver que varias personas seguían encarceladas en jaulas más grandes, por grupos.
Sus ropas estaban más harapientas que los miembros del circo, sus aspectos pálidos y moribundos me hicieron confundirlos con cadáveres por unos segundos.
—Ayúdanos...por favor...
Habian adultos, ancianos y jóvenes, todos en condiciones tan lamentables que a su lado yo parecia afortunada de tener una jaula personal.
—Son...los sacrificios...—susurré, tomando rápidamente mi gancho para el cabello.
Me acerqué a las cerraduras de las jaulas, que en total eran tres pero una estaba vacia y seguro ese grupo habia sido utilizado para el show de hoy.
La primera jaula se abrió, las personas salieron corriendo como pudieron a pesar de los grilletes con cadenas en sus tobillos y muñecas.
—¡Gracias, gracias niña!
Terminé de abrir la ultima jaula y salí detrás de ellos.
Escuché más gritos cuando salí, las personas corrían disparadas a todas direcciones en busca de un lugar seguro y el caos se formó.
Choqué con varias personas, ya ni siquiera sabia a donde ir cuando todos corrían de aqui y allá, empujándose y gritando.
Escuché la voz de Hikaru llamándome.
—¡¡_____!!
No solo su voz, las de Susan y los demás tambien, estaban buscándome entre toda la gente.
—¡Aqui est-...—alguien me empujó cuando intentaba alzar la mano—¡Auch!
Cuando caí al suelo, mucha gente me esquivó como pudo, pero cuando traté de levantarme alguien tomó mi mano.
—¡_____!—la voz enojada de Darkwood me erizó por completo, tomaba mi muñeca con tanta fuerza que me empezó a doler—Eres una hija de puta, ¡¿Tu planeaste esto?!
Dejó mi tobillo solo para tomar con fuerza mi cabello y arrastrarme a través de la turba de gente asustada, caminando hasta llegar con Hikaru y los demás.
No podía hacer nada, realmente no me dolia por más brusco que estuviera jalando mi cabello...pero él seguía siendo más fuerte que yo y me arrastraba por el suelo como si fuera una muñeca de trapo.
—¡¡Detengan esta mierda ahora mismo!!—gritó Darkwood, pareciendo que en ese momento sus ojos podrían arder en furia. Estaba realmente enojado, jamás lo habia visto de esa manera.—¿Tienes idea de lo que acabas de hacer? ¿Alguna mínima puta idea?
—¡Suéltela ahora mismo!—gritó Susan.
En cuanto Hikaru intentó avanzar, Darkwood me jaló, me tomó entre sus brazos y rozó mi cuello con una navaja que habia sacado del bolsillo.
La carpa a lo lejos estaba incendiándose, la gente a nuestro alrededor ya no estaba y seguro ya habian huido hacia el bosque.
Todos mis amigos estaban en frente de mi, con la perfecta oportunidad de escapar y no lo hacían solo porque temían que Darkwood me matara.
—Hikaru...debes irte.—dije yo.
No queria que perdieran su oportunidad, habian estado en este lugar mucho más tiempo que yo.
Pero Hikaru negó, todos negaron.
—Sabes que no le harás daño, ella es tu favorita ¿No?
—¿Crees que en este punto me importa eso?—hundió un poco la punta de la navaja, sentí como unas gotas de sangre empezaban a salir y recorrer mi cuello.
—Tú lo dijiste, soy tu obra maestra.—dije, mientras sentia que Darkwood hundía más el cuchillo—Si me matas, ¿Qué te asegura de que volverás a encontrar a otra persona capaz de soportar ese suero?
Darkwood pareció dudar unos segundos, pues la fuerza de su agarre disminuyó levemente.
—Si me matas, matarás la operación immortalis junto a mi.—sonreí al ver que funcionaba, Darkwood estaba a punto de bajar la navaja.—Todos los niños con los que experimentaste nunca lo lograron, pero yo si ¿Verdad?
—Maldita perra, ¿Desde cuando sabes tanto de esa operación?—volvió a presionar el filo del pequeño cuchillo contra mi cuello.
Los asistentes de Darkwood llegaron, rodeando a los miembros del circo.
Nat, quien ya no tenia una camisa de fuerza limitándolo, se lanzó hacia uno de los guardias y empezó a despedazarlo por si mismo.
Todos los miembros del circo comenzaron a atacar.
—¡Tu existencia me da igual!—me gritó Darkwood—¿Tienes un hermano gemelo no? Él debe ser de tanta utilidad como tú, despues de todo su ADN se parece.
—N-norman...—traté de hacer algo para que suelte la navaja.—¡No te atrevas a...!
Pero en cuanto Darkwood bajó la navaja, solo fue para clavármela en el abdomen.
El dolor no fue inmediato, la puñalada con ese cuchillo se sintió más como un puñetazo muy caliente. Sentí mucha sangre derramándose y mis piernas perdieron fuerza.
—¡¡______!!—Hikaru se distrajo lo suficiente para que uno de los asistentes lo detenga.
Luego de eso, el dolor llegó de golpe desde el interior de la herida, mi vista se tornó borrosa y terminé desmayándome.
Todo habia sido mi culpa, no podía pensar en otra cosa.
Cuando desperté, mi herida estaba vendada y la cabeza me daba vueltas. Ya no me dolia el abdomen, por unos segundos olvidé que me habian apuñalado.
Luego lo recordé y el dolor volvió.
—¿Ya te despertaste?—preguntó Darkwood, a mi lado en la camilla—Espero que estés mejor, porque aún tienes que acompañarme a un lugar.
Observé a mi alrededor, era el laboratorio, a mi lado estaban las herramientas quirúrgicas ensangrentadas que Darkwood limpiaba y desinfectaba mientras me miraba de soslayo.
—Tuve que cocerte.—dijo el hombre a mi lado—Y como lo esperaba, tu herida ya estaba cicatrizando.
—¿T-tan rapido? Eso no es posible...
—Es por el suero.—terminó de desinfectar la ultima herramienta y cerró su maleta con un gran golpe.—De nada, pequeña perra malagradecida.
Toqué levemente mi abdomen, se sentia extraño, dolia mucho pero ya estaba tan acostumbrada que pensé en que las quemaduras con ese fierro dolían más.
—Levántate. Ahora.—ordenó, dirigiéndose a la salida.
En cuanto salí detrás de él, sus dos asistentes sobrevivientes me tomaron de los brazos. Ni siquiera me resistí, mi cuerpo no tenia las fuerzas necesarias luego de esa puñalada.
Me guiaron hasta una carpa y al entrar pude reconocer a mis amigos.
—_____....—Hikaru alzó la mirada, parecia aliviado de verme.
Todos me observaron, pero yo me extrañé de verlos sentados en un circulo.
Era un gran circulo con asientos en el borde y todos mis amigos estaban amarrados a los asientos ¿Qué significaba?
—¿Sabes para que sirve esto?—preguntó Darkwood.
Negué con la cabeza.
Los asistentes de Darkwood me amarraron a una silla suelta y me posicionaron al frente del circulo. Ahora solo eran dos y estaban muy heridos, pero parecían ser fieles a Darkwood sobre todas las cosas.
—Es cierto, no puedo a matarte a ti.—me dijo Darkwood—Pero a los niños malos se les castiga, ¿No?
—¿Que...planeas hacer?—fruncí el ceño ante la confusión, pero el contrario soltó una risa.
No una alegre, esta fue una risa llena de burla y malicia. Sabia que no planeaba nada bueno, porque sus ojos brillaban de la misma forma maliciosa que cuando veía a sus experimentos funcionar.
—¿Alguna vez escuchaste sobre la ruleta rusa?
El silencio inundó el lugar, pero Darkwood sacó una pistola de su bolsillo.
—Este es un revolver y, como adivinarás...—recargó solo una bala—No es una arma normal, las municiones se colocan en un barril que separa las balas individualmente.
Comenzó a girar la parte donde habia recargado las balas.
—Como el barril donde van las municiones puede girar, no sabemos donde está la única bala que recargué.—se preparó para apuntar—Veamos quien tiene mala suerte hoy.
Uno de los asistentes de Darkwood arrastró mi silla en un ángulo donde podía ver perfectamente como apuntaba a la cabeza de Hikaru.
Giró su cabeza hacia mi, sonriéndome.
—Bienvenida a mi show.—recargó la pistola, con una sonrisa impaciente—Hoy verás en primera fila lo que es una verdadera ruleta rusa.
Retrocedió un paso y con sus propias manos hizo girar el gran circulo donde estaban mis amigos, la plataforma giró varias veces hasta detenerse lentamente en Cislo.
—Te haré una pregunta, _____.—no quitó la mirada de cislo, pero sonrió cuando yo empecé a temblar—¿Tu liberaste a los sacrificios?
—¿Ella qué?—Cislo volteó hacia mi, parecia enojado—¡Eso no era parte del plan, ____!
—Y-yo...tenia que hacerlo, no podía dejarlos ahí...
Darkwood disparó y Cislo cerró los ojos, pero ninguna bala salió. Los asistentes continuaron girando el circulo hasta que se detuvo lentamente en Barbara.
—¿Por que quisieron escapar? ¿Acaso no les di lo suficiente aqui?
—¿Es una broma? Este lugar es un infierno.—respondió Bárbara.—¿Y todavia preguntas por qué quisimos escapar? Vete al diablo.
Esta vez tampoco hubo una bala, Barbara solo cerró los ojos como una pequeña seña de alivio.
Volvieron a girar, todos sabíamos que en algún punto ese revolver iba a disparar una bala y nadie queria ser el desafortunado al que le toque.
Conforme las probabilidades se reducían, veía a mis amigos empezar a sudar y temblar. Estaban asustados, temían ser los siguientes.
La ruleta se detuvo en Anna.
—¿Creen que si salen de este lugar todo será mejor?—Darkwood apuntó a la rubia y al disparar no salió ninguna bala—Adivinen que, mocosos, el mundo allá afuera los escupirá de vuelta.
Yo no podía hacer nada, las cuerdas en mi cuerpo me apretaban y me pegaban hacia la silla. Estaba obligada a mantenerme ahí, sin poder ayudar a mis amigos.
—En cuanto salgan al mundo, todos verán sus deformidades. Acéptenlo, cuando vean que no encajan para nada...volverán a mi, arrastrándose, porque no conocen otra forma de vivir ahora.
La ruleta se detuvo en Nat, esta vez la bala si salió y la sangre salpicó alrededor.
Solté un grito, el sonido del disparo hizo que me encogiera en mi propio lugar y cierre los ojos por reflejo.
—N-nat...—observé como los asistentes se acercaban a desamarrar su cuerpo y lo tiraban a un lado.
—Mhh...parece que el caníbal tuvo mala suerte.—volvió a recargar una bala y giró el barril del revolver.
El circulo volvió a girar, mi corazón giró junto a la ruleta. No sabia quien seria el siguiente, nadie lo sabia.
Pero si sabia que todo esto era mi culpa, todo lo era. No debí haberme detenido a ayudar a los sacrificios, por culpa de esos segundos extra en los que me demoré liberándolos...el plan habia fracasado.
<<Todo es mi culpa>>
Debí haber sido más rápida, tal vez si ignoraba a los sacrificios hubiera llegado a tiempo para escapar.
—N-no...por favor...—Emma cerró los ojos.
—¿Tienen idea de cuanto tardaré en recuperarme?—disparó, pero no salió ninguna bala—¡Tendré que comprar otra gran carpa!! sin mencionar que debo reemplazar todo lo que se quemó.
El hecho de ver a mis amigos girar y girar comenzó a marearme.
<<Por favor, ya basta...siento que voy a vomitar>>
—Sin mencionar que ahora debo encontrar a nuevas personas para ser sacrificadas.
La ruleta se detuvo, de nuevo, en Cislo.
—Tengo que reponer todo lo que destruyeron.—Darkwood apuntó a Cislo y él tragó saliva para cerrar los ojos.—Ustedes...¿Realmente creyeron que serian libres algún dia?
No solo era el hecho de que Darkwood lo apunte con la cabeza, sino la incertidumbre de no saber si una bala saldrá o no cuando él dispare.
<<Todo es mi culpa, fui una tonta.>>
La sensación de que ni siquiera sabes si morirás, el miedo de poder morir de una forma tan lamentable como un poco de mala suerte, el panico de no saber que tanto dolerá una bala en la cabeza y enfrentar a la muerte despues.
Una bala terminó con la vida de Cislo.
—Quítenlo de mi vista.—ordenó Darkwood, viendo como sacaban el cadaver y lo tiraban junto a Nat.
Actuaba tan tranquilo que era repulsivo. Lo odiaba, odiaba a Darkwood más que a nadie.
Lo odiaba por completo por matar sin culpa, por disparar a la cabeza de Nat y Cislo y tener el descaro de sentir asco por ver sus cadáveres.
—Parece que te estas divirtiendo.—Darkwood sonrió viéndome—¿Estas llorando, pequeña?
—Detente...ya fue suficiente, no volveremos a hacer algo así.
—Oh, pero nada me lo asegura.—me respondió él—En algún punto el que organizó todo esto volverá a hacerlo.
Mientras Darkwood recargaba ese revolver y le daba vueltas al barril, la ruleta daba aún más vueltas hasta detenerse en Hayato.
Hayato cerró los ojos con fuerza, mientras derramaba lagrimas en silencio al sentir la pistola en su cabeza.
—¡N-no, por favor no lo-...!—Otro disparo salió y la bala acabó con la vida de Hayato.
<<Todo es mi culpa, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento....yo...>>
—Yo...lo siento.—susurré, con la voz quebrada.—Lo siento, en serio lo siento.
Otra ronda más, Hikaru fue el siguiente pero la bala no salió.
—Nada de esto es tu culpa, ____.—dijo Hikaru, antes de que la ruleta vuelva a girar.
Esta vez salió Barbara de nuevo.
—Hikaru tiene razón, el único culpable aqui es este maldito.—ella frunció el ceño, viendo como el arma le disparaba.
Estaba cansada, no queria ver más. Queria vomitar, echarme a llorar.
Si tan solo hubiera sido más rápida, más fuerte.
Si tan solo pudiera salvarlos en este momento.
—Parece que ya aprendieron la lección.—Darkwood me observó de soslayo—¿Estas contenta ahora, ____?
Se acercó a mi, dando pasos lentamente hasta tomar de mi cuello y apretar fuertemente hasta quitarme el aire.
—¿Aprendiste que es lo que pasa cuando me desafían?—me preguntó, frunciendo el ceño—No vuelvas a intentar huir. Por cada error tuyo...alguien más pagará el precio.
—¡Yo lo hice!—exclamó una voz.
—Hikaru...—sentí como Darkwood soltaba mi cuello solo para enfocar su atención en Hikaru.
—Eres un idiota...—Susan frunció el ceño.
—Asi que fuiste tú...—Darkwood sonrió de lado, algo impresionado—Llévenselo.
Con un chasquido de sus dedos, sus asistentes se llevaron a Hikaru.
Y aunque Susan y yo suplicamos entre gritos y llantos, Darkwood nos sonrió tétricamente antes de irse.
Anna rompió en llanto, Emma solo soltó un grito de frustración, Hyun y Hyuk bajaron las cabezas ante la impotencia.
Nadie podía hacer nada. Esto habia sido todo.
En mis pensamientos solo se repetía la misma frase ¿Qué más podria hacer?
<<Todo es mi culpa, todo es mi culpa, todo es mi culpa, mi culpa, mi culpa, mi culpa....>>
Nat, Hayato, Cislo y Barbara ya estaban muertos, si tan solo pudiera alcanzar a Hikaru...si tan solo pudiera salvarlo.
Estaba harta de tratar de obedecer solo por sobrevivir, estaba harta de bajar la cabeza y no poner resistencia. Yo solo queria sobrevivir, pero no quise que mis amigos murieran por mi culpa.
Los miembros del circo que me ayudaron, me cuidaron y me enseñaron como vivir en este infierno estaban muriendo por un error mío.
Escuché el grito de Hikaru cortar el aire hasta llegar a mis oídos. Ya habia sido suficiente.
Moví mis brazos, notando lo débiles que en realidad eran las cuerdas. Con un poco de fuerza pude romperlas.
—¿_____?—Susan llamó mi nombre, pero no quise escucharla.—¿C-como...?
Corrí en busca de Hikaru, pues sus gritos seguían escuchándose y noté que provenían del laboratorio.
Tenia que salvarlo, tenia que llegar antes de que sea tarde.
Cuando llegué al laboratorio, que en realidad era otra de las muchas carpas, los asistentes de Darkwood intentaron detenerme.
Los empujé a cada uno con una mano, sin importarme lo ilógico de mi fuerza en ese momento.
—¿Qué es lo que...?—en cuanto Darkwood notó mi presencia, retrocedió varios pasos.—¡¿_____?!
Vi a Hikaru en la silla eléctrica y todo dejó de importarme, solo corrí hacia él e intenté desconectar los cables sin importar que la corriente eléctrica me afectó tambien.
Despues de tantos experimentos, esa corriente eléctrica que calcinaría a cualquiera solo me causaba un poco de molestia.
—¡Hikaru!—ignoré la molestia en mi cuerpo por las descargas eléctricas, porque si, mi cuerpo solo sentia pequeñas molestias a pesar de que Hikaru estaba siendo calcinado completamente.
Darkwood no se me acercó, sabiendo que un solo toque podria calcinarlo a él tambien.
Cuando rompí los cables y las descargas se detuvieron, ya era tarde.
—___...viniste por mi...
Hikaru no tenia fuerzas, su cuerpo temblaba y solo me sonrió débilmente. Eso fue lo ultimo que hizo, lo ultimo que pude ver en él.
—Hikaru...n-no, despierta, despierta ahora.—golpeé su mejilla, tratando de conseguir alguna respuesta en vano.
Sabia que estaba muerto, pero seguí sacudiendo su cuerpo con la esperanza de que reaccione. Seguí llamando su nombre con la esperanza de que responda.
Pero ya no podía hacer nada, habia llegado tarde otra vez.
—Lo siento....Hikaru.—me aferré a su cuerpo, sabiendo que Darkwood aún estaba presente y podía ordenar que se lo lleven.
Pero en vez de hacer eso, Darkwood se puso de cuchillas y me miró solo para decirme.
—Esto les pasa a los que me desobedecen, espero que nunca olvides este dia.
Rompí en un llanto silencioso, era mi limite.
Habia aguantado las torturas y atrocidades de este circo pensando que algún dia escaparía con los demás, que saldría de ese maldito lugar gracias al plan de Hikaru.
Pero lo habia arruinado, tan solo unos segundos en los que me demoré cambiaron el rumbo de las cosas y la culpa me perseguiría hasta la muerte.
Y ese era el segundo nivel del infierno en este circo, la culpa despues de ver morir a la gente que aprecias.
Estaba cansada de ser fuerte, de fingir ser fuerte, queria volver a mi hogar con mi familia, queria que mis amigos revivieran. Queria que esto fuera una pesadilla.
Pero comprendí que nada cambiaria, que todo empeoraría si dejaba que eso pasara.
Comprendí que mi error habia desencadenado esto y debía arreglarlo, debía vengarlos.
Sin importar cuantos años me tomen, iba a destruir este maldito circo.
—Darkwood...—alcé la mirada hacia aquel hombre, frunciendo el ceño mientras mis labios temblaban.
—¿Mh?—Darkwood alzó una ceja, tratando de analizarme.
Antes de que reaccione, solté a Hikaru para lanzarme hacia Darkwood y abrazarlo mientras lloraba ruidosamente. Solté todas las lagrimas que pude y lloré hasta que el hipo entrecortara mi respiración.
—N-no volveré a...cometer e-errores, l-lo siento m-mucho.—hundí mi rostro en su pecho, como una niña indefensa.
Porque sabia que si queria vengar a mis amigos y destruir este circo, debía convertirme en alguien capaz de hacer eso. Siendo una niña aprisionada, débil y vigilada constantemente por ese hombre, solo me volvería en una presa facil de controlar, alguien facil de manipular.
Debía ganarme la confianza de Darkwood, debía convertirme en alguien capaz de hacerle frente al hombre que dirigía este circo.
Y el primer paso era convertirme en su persona favorita.
<<Prometo que esta vez no cometeré errores, Hikaru.>>
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