05. Coffee and you.

Capítulo cinco:
" Café y tu "
[🕯🕸]


Repiqueteaba mi pie izquierdo en la calle con nerviosismo. Acababa de salir de clases y esperaba a Kyle en la puerta del establecimiento. Cora ya se había marchado sin mi.

¿Esto era como una cita, no? Como amigos, claro está ¿Pero porque estaba tan nerviosa si era algo casual? Inhale y exhale lentamente tratando de calmar los latidos de mi corazón que se había instalado justo en mi garganta, molestándome.

Doblando en la esquina, el rubio apareció caminando tranquilamente. Alce una mano para que me divisara, y en cuanto lo hizo se acercó a mi.

— ¿Lista? — cuestionó, tomando mi mochila que se encontraba en el suelo. No me dio tiempo de decir nada cuando se la coloco sobre su hombro derecho sin problemas.

Asentí.

— ¿Donde tienes pensado ir?

— No estoy seguro — pensó por unos segundos para luego sonreír, logrando que se me aflojen las rodillas. Maldición Kyle, no sonrías así si quieres que seamos amigos —. A donde nos lleve el viento.

— De hecho, me gustaría ir a mi cafetería favorita. Es cafetería y biblioteca, buena para estudiar. Y solo queda a unas pocas calles de aquí — ofrecí bajando la vista a mis pies, evitando mirarlo a el.

— Está bien. Guíanos — acepto mientras se colocaba la mochila en los dos hombros y se aferraba a los tirantes.


Hablando de temas triviales pronto llegamos al lugar mencionado, era un espacio mediano, donde entre los laberintos de estanterías se hallaban pequeñas mesas.

Al entrar saludé al chico y a la anciana detrás de la barra, ambos ya me conocían bien, ya que me pasaba la mayoría de mi tiempo en ese lugar.

Busque la mesa que siempre seleccionaba, la que más alejada de las demás se encontraba, ubicada en un rincón envuelto de las repisas con libros de romance. Era el lugar ideal a mi parecer.

Kyle me siguió el paso en todo momento y se sentó frente a mi sin cuestionar el espacio que elegí.

— Está es mi mesa — comente en broma.

El río mientras colocaba mi mochila en la mesa, así yo podía sacar mis libros. A su vez, Kyle se levantó y leyó los títulos en las estanterías.

— Encontré uno de zombies entre los de romancé — me mostró el libro.

— Déjame decirte que también es de romancé. Algo extraño — mencione, dando a entender que ya lo había leído.

— ¿Lograste enamorarte del chico zombie? — cuestionó luego de leer el prólogo.

— Por supuesto.

Antes de que pudiera acotar algo, Olivia, la señora que atendía el lugar, llegó para tomar nuestro pedido.

— June, ¿como te encuentras, querida? — sonrió cálidamente en mi dirección, le devolví el gesto.

— Todo está bien. Hoy traje de visita a un amigo — señale al rubio y la anciana se acomodó sus grandes lentes para verlo detalladamente. Kyle levanto una mano como saludo, algo incómodo por la mirada de Olivia. Sin poder evitarlo lleve una mano a mi boca para encubrir una carcajada —. Me gustaría ordenar dos cafés, uno con leche y el otro...

— Lo mismo — murmuró el chico rápidamente, casi como si quisiera que la anciana se alejara lo antes posible. Y así fue.

— No dejes que te intimide.

— Ella me miro con el peor de los odios — dijo aún sin entender la situación. Volvió a sentarse frente a mi con una mueca en el rostro.

— Es así la primera vez, ella te analiza. La próxima vez ya no sucederá, te lo aseguro.

No supe que dije mal cuando Kyle sonrió ladinamente.

— La próxima vez — repitió mi frase y apenas lo entendí quise golpearme —. Bien.

— Que idiota — susurre, intentando no verlo cuando comencé a abrir mis libros —. Esto fue mala idea, definitivamente. Vinimos aquí para estudiar, en realidad para que yo estudie, y tú me estás distrayendo.

— Tienes razón. Lo siento — tomo uno de mis libros —. ¿De que es el examen?

— Física.

Busco en el índice del libro los temas que relaciono con la materia y fue a la primera página que encontró.

— Soy bueno en eso — alce una ceja sin saber en qué sentido lo decía —. No me mires así, lo digo enserio.

Reí por su mueca de indignación sin disimulo alguno y el rodó los ojos, ocasionándome aún más risa.

Tiempo después nuestro pedido llegó en manos del nieto de Olivia y luego de agradecerle nos centramos totalmente en el estudio, ya sin bromas de por medio.

Sorprendentemente Kyle si era bueno en física, y consiguió explicarme varias cosas que me causaban conflicto clase tras clase.

Durante el tiempo que estuvimos sentados uno frente al otro con los libros de por medio, tuve que hacer mi mayor esfuerzo para concentrarme en lo que hacía y no quedarme estática observándolo.

¿Porque era tan atractivo? No lo entendía. Cada vez que fruncía la nariz por un tema que se le dificultaba entender mi estomago se retorcía y sentía un insoportable nudo en la garganta. Se veía tierno haciendo hasta la cosa mas estupida, y yo me obligaba a mi misma a volver la vista a las hojas de papel para alejar mis ojos de su rostro.

¿Podría hacer esto? ¿ser su amiga? Estaba segura de que no. Pero guardaría ese extraño sentimiento solo para mi el tiempo que pudiera.


Caminábamos por la calle de regreso a mi casa. Ya habíamos pasado demasiado tiempo en la cafetería y estaba anocheciendo. Si no quería que mi padre me asesinara, debía volver.

Kyle iba distraído mirando el libro de zombies que acababa de comprar. Nuevamente llevaba mi mochila en sus hombros y yo traía puesta su chaqueta de fraternidad por cuestiones climáticas obvias.

La chaqueta me estaba volviendo loca. Llevarla puesta me hacía sentir constantemente su perfume, haciéndome recordar el abrazo que me brindó en mi habitación el día anterior. Lo quería devuelta.

Me detuve antes de cruzar la calle cuando un coche paso velozmente y coloqué un brazo frente a Kyle para que dejara de caminar.

— Te recomiendo que no estés perdido en ese libro la próxima vez que crucemos una calle, o terminaras como el personaje principal — recomendé, medio en broma y medio preocupada.

— No sería tan malo, ¿no crees? Esto dice que, de hecho, el puede sentir cosas.

Retomamos la caminata.

— En realidad puede aprender cosas. Así como un niño, comienza de cero con todo. No entiende los sentimientos ni nada por el estilo — expliqué.

— Es extraño — frunció el ceño.

— Claro que lo es — murmure lo obvio —. Es irreal, no tienes porque darle tantas vueltas

El asintió, guardando el libro en la bolsa donde se lo entregaron. Finalmente nos detuvimos frente a mi casa.

— ¿Jason no está dentro cierto? — inquirió mirando de soslayo la puerta a mis espaldas.

— No debería estarlo — me pase una mano por el rostro con cansancio —. Espero que no.

— Después de lo de ayer... ¿no hablaste con el? — habló con cautela, temiendo que pensar en eso me pusiera mal.

— No. Probablemente no lo haga y el solo vuelva fingiendo que nada paso o ignorándome. Lo conozco — me encogí de hombros —. Estoy acostumbrada.

— También lo conozco un poco, y puedo confirmar eso. Pero no debería ser así.

— ¿Ustedes dos discuten? — intente curiosear.

— A veces, por cosas de la fraternidad — respondió, y aunque me di cuenta de que ocultaba las verdaderas razones, no indague más al respecto.

Mire la calle por un segundo, pensando en que hacer a continuación. Pero antes de que algo se me ocurriera, tomé a Kyle de un brazo y corrí con él para rodear la casa.

— Tienes que irte ahora mismo — pedí, asegurándome de que nadie nos haya visto.

Me quite su chaqueta y se la entregue.

— ¿Que pasa?

— Jason y mi padre. Los vi en su coche — forcé una mueca de confusión —. Por más extraño que suene.

— ¿Puedo escribirte más tarde? — preguntó, después de darme un beso en la mejilla como despedida. Me tome unos segundos para aclarar mi mente.

Si no me escribieras, estaría ofendida.

— Si, seguro — respondí, sin decir lo que verdaderamente pensaba.

Lo vi sonreír mientras se alejaba.

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