Capítulo 15
En esta historia se hacen algunas referencias la ||Guía Omegaverse|| de *Letras del fanworld* y la ||Guía de Comportamiento|| de Mimmulus. Para mayor información pasar a leerlas. La imagen utilizada en la nueva portada pertenece totalmente a Miyukiko y tengo su autorización para usarla, pueden seguir su cuenta de DevianArt en el enlace: https://miyukiko.deviantart.com/, sus dibujos son preciosos.
Aclaraciones
Las palabras resaltadas son la voz de mando.
Las palabras resaltadas en cursiva son la voz de omega.
Las palabras en "cursiva con comillas" son pensamientos.
Editado por maaeaca
Espacio dedicado a Yuukeito_Tyrell
Tres semanas atrás…
Algunas horas más tarde luego de abordar y después de una reponedora siesta, los cuatro jóvenes descendían del avión que los había movilizado de Japón hasta el Reino Unido, posiblemente estarían en el hogar de los Walker en menos de dos horas si partían en taxi en seguida, pero los más jóvenes del grupo no tenían eso en mente, era temprano, y ellos eran unos adolescentes hormonales con deseos de turistear.
―Pero Tyki-pon ¡Aún tenemos mucho tiempo antes de que oscurezca! ¡Demos un paseo! ―insistió el rubio con aire infantil, apoyado por Road.
―Anda, no seas amargado Tyki, mira que a Allen no le vendría mal ponerse al corriente de cómo están las cosas por aquí... ―afirmó la menor, y el alfa mayor observó al albino, buscando silenciosamente su aprobación.
―Por mí no hay problema, además, tengo una amiga que me gustaría visitar antes que nada... Quiero darle la sorpresa.
―Está bien chico, si tú lo pides, yo lo hago por ti. ―Allen sonrió en respuesta, mientras este y los otros menores daban un brinco y empezaban a andar, como críos en un parque.
Su paseo los llevó por una larga plazuela, el suelo estaba recubierto de ladrillos viejos pero conservados, dándole un aspecto más rural. Los edificios a cada lado no parecían estar habitados como vivienda, más bien eran utilizados como puestos comerciales, pero no así quitándole encanto al aspecto del lugar. Los ojos violetas del albino miraban con asombro esa parte de la ciudad que aún no conocía, hechizado por el toque romántico del lugar y el ambiente pintoresco de este.
Observaba aquí y allá los suvenires que podría enviar a sus tíos cuando sus primos regresarán la siguiente semana, optando por unos adornos de mesa con características típicas inglesas, donde se notaba una pareja con ropajes ingleses del siglo XIX que disfruta de la hora del té.
Tyki se había apartado del grupo para fumar un cigarro en una banca un poco distante, fue entonces cuando de un tirón sintió como era arrastrado al interior de una tienda un poco más apartada en un callejón sin salida.
Hubiera gritado de no ser porque le habían tapado la boca, pero su primo mostró su rostro sonriente haciendo señas con un dedo sobre sus labios.
―Allen, mira ―el albino recién inspeccionaba la tienda.
Casi se va de bruces al suelo. Por donde mirara el lugar estaba lleno de objetos con formas sugerentes y “juguetes” no precisamente para cachorros… Miró la entrada del local donde unas letras invertidas ―ya que eran para ser leídas desde afuera―, citaban las palabras “Sex shop” en un rojo escandaloso.
―Salgamos de aquí ―murmuró con el calor subiéndole a las orejas.
―Vamos, no seas aguafiestas Allen-chan, mira que Tyki jamás me dejaría entrar a un lugar como este, además tenemos una alfa con nosotros, nada va a pasar… ―Wisely sonreía confiado. A sus espaldas Road examinaba un extraño palo semi curvo con formas redondas en su base.
No, no un palo. Un consolador.
―Esto no me parece buena idea.
―Ay Allen, eres el menos indicado para hacerte el santo ―bromeó Road. Se arrepintió cuando notó que sus palabras podían traer malos recuerdos a Allen, pero el albino lo pasó por alto, tal vez por la vergüenza del momento.
―B-bueno, pero Tyki nos matara si lo sabe, y yo soy el mayor…
―Tranquilo, si algo llega a pasar yo tomaré la responsabilidad… ―Wisely terminó por convencer a Allen―. Además, él no podría enojarse conmigo, soy su hermanito favorito.
A los segundos se podía ver como examinaban todo minuciosamente. Wisely había encontrado una especie de bola algo grande unida a otras cuatro más de menor tamaño según avanzaba en la secuencia, la etiqueta citaba anal beats para principiantes, cuando entendió en qué consistía su uso las soltó ruidosamente; la despachadora de la tienda rio un poco audible desde la caja.
Allen había encontrado en otra mesa de productos un montón de colas peludas de diferentes colores haciendo semejanza a colas de animales; de gato, de tigre, de lobo o de conejo y muchas más. Todas tenían en la parte de arriba algo con forma de base y luego una especie de pirámide redondeada. No entendía para que una cola de disfraz llevaría eso allí.
―Eso es un buttplug, va ahí detrás ―le murmuró una vendedora omega algo coqueta.
Lo devolvió a su lugar con las mejillas rojas y las orejas calientes.
Road, fuera de la vista de Allen le mostraba a Wisely unos anillos para el pene y varios dildos de colores y tamaños diferentes. Al principio reían, pero pronto sintieron vergüenza de los pensamientos impropios que pasaban por sus jóvenes mentes y tomaron caminos distintos.
Allen quedó botado en una sección menos invasiva a primera vista; había paquetes de condones para alfas varones y para féminas, de diferentes colores y sabores, así como gel lubricante, lo cual no parecía muy necesario a menos que quisiera intimar fuera del celo ―él solo conocía ese tipo de intimidad durante el celo―. Libros eróticos y varios DVD’s con imágenes demasiado sugerentes para su joven mente con corta experiencia.
En algún momento deseó que, si llegase a tener una pareja algún día, pudiese experimentar cosas que jamás había hecho con Lavi.
El pensamiento le provocó un pequeño bajón de ánimos y buscó ver la hora en su reloj, podían haber pasado al menos de quince a veinte minutos desde que se separarán de Tyki, era hora de volver. A Road se la encontró enseguida caminando en su dirección dispuesta a irse. Wisely estaba en la caja pagando por solo Dios sabe qué y recibiendo una diminuta bolsa de papel que guardó rápidamente en su bolso.
Salieron muy a prisa, pero no regresaron con Tyki aún, el portugués seguía sentado fumando muy a gusto con algunas chicas rodeándolo, dando la distracción perfecta para seguir husmeando. Entraron en al menos dos o tres tiendas más, ninguna tan excéntrica o llamativa como el sex shop, así que regresaron con Tyki cuando al fin notó sus ausencias. Él no preguntó dónde estaban y ninguno dijo palabra del tema.
Su primo menor en algún momento desapareció junto a Road, Tyki estuvo por entrar en cólera, de no ser por Allen, quien optó por calmarlo recordándole que Road no era ninguna extraña en suelo inglés, logrando que sacara un suspiro.
― ¿Y qué quieres hacer ahora? Nos dejaron solos... ―Allen suspiró pesado, rogando a todos los santos que ese par no hubiera regresado a la tienda y que era lo más probable, pero no podía decirle a Tyki que buscaran allí, sería muy sospecho y por demás inadecuado.
―Creo que hay un lugar al que me gustaría ir, pero no sé cómo avisarles a los demás... ―dudo por un segundo, creyendo que no podrían reunirse con los menores, lo cual no era muy buena idea.
―Puedo llamar a Wisely y pedirle que vayan directo a casa de mis tíos, nos podemos reunir allí.
Agradeció a todos los santos que Tyki no insistiera con el tema.
Y juró no volver a hacerle caso a Wisely.
Capítulo 15
-Desde la Noria
Anteriormente…
Él quería estar a solas con Allen.
Contemplo todos los juegos de la feria a su alrededor sin dejar de caminar para evitar la mirada de Allen ―ya era suficiente sentir el ligero temblor de su mano y no saber si era miedo o si sentía los mismos nervios que él―, hasta que dio con uno que le daba la sensación que buscaba como trasfondo.
Paz y silencio.
Una Noria.
La fila avanzaba a paso de tortuga; de no haber sido por la mirada desafiante de Yu habrían tenido que esperar más tiempo, y es que nadie estaba tan loco como para meterse con él y su cara de pocos amigos.
Los asientos de la Noria eran para dos, era más que natural que tuvieran que sentarse lado a lado, pero recién ahora Allen notaba la situación: él y Yu a solas y muy, muy juntos. Sus mejillas ardieron en respuesta.
El aparato comenzó su movimiento circular y parsimonioso con la paz y el silencio buscado, corrección, con demasiado silencio para su gusto, Yu esperaba que parloteara sin cesar como de costumbre para poder abordar el tema.
―C-creí que ibas a decirme a-algo... ―por fin Allen se decidió a hablar, y luego de estar esperando por la ruptura del hielo invisible que los rodeaba, Yu no sabia por donde comenzar.
―No quiero darle rodeos a esto… te lo preguntaré de otra forma más directa, pero Allen, quiero una respuesta concreta ―por fin le miró a los ojos y Allen podría jurar que sus afilados ojos azules lo traspasaban con una sinceridad avasallante, no le quedó más que asentir a su pregunta―. Moyashi, creo que me gustas, como omega no como amigos. Antes dijiste que te hago sentir extraño… ¿Es el mismo sentimiento para ti o es diferente?
¿Directo? Aquello le cayó como balde de agua fría.
¿Era mucho pedir que intentara sonar más romántico?
―Y-yo… b-bueno, amm…
―Si te lo piensas mucho es más difícil, sea cual sea la respuesta, solo suel…
― ¡Es lo mismo! ―casi gritó, interrumpiendo el monólogo de Kanda. De verdad eso fue mucho más fácil que pensarlo, el asunto ahora era como combatir esa mirada tan intensa sobre él, era casi escrutadora.
―E-entonces… ―eso si era difícil de creer, ¿Yu estaba nervioso?
Fue inevitable. Soltó una pequeña risa al oír su tartamudeo.
― ¿De qué te ríes Moyashi? ―Yu lo miró con la poca seriedad que conservaba, y es que su sonrisa debería ser patentada para que jamás desaparezca de su rostro.
―Es que, yo creí… yo creí que solo yo estaba nervioso ―sonrío con ternura, el corazón de Yu se agitó nuevamente.
Su mirada casi siempre gélida había desaparecido. Yu miraba a Allen embelesado; el fondo era un manto oscuro de un azul violáceo lleno de estrellas con algunos edificios a la distancia, el tono amatista de sus ojos hacían contraste con todo lo demás y sus níveos cabellos lo hacían resaltar y ver más bello que cualquier cosa en el mundo…
Su alfa interno enloqueció y ante su debilidad tomó el control.
Con una mano en su nuca y otra en su cintura atrajo con certeza el cuerpo ajeno y buscó con desespero sus labios, como si fuera un manantial en el desierto frente a alguien muriendo de sed. Allen dio un respingo, pero no lo apartó, ni siquiera notó lo rápido que correspondió el beso.
Se encontró a sí mismo desesperado por aquel contacto, como si lo hubiera estado esperando toda su vida.
Cuando el aire hizo falta se separaron jadeantes, avergonzados y con un calor agradable que los hacía sentir que en cualquier momento saldría humo de sus oídos. Las mejillas encendidas en un tono rojizo hacían ver a Allen malditamente sexy y estuvo a punto de írsele encima hasta que cayó en cuenta de que la Noria se detenía y el operador quitaba el seguro de la barra que evitaba una caída para que bajaran y dejaran a la siguiente pareja ocuparla.
¿Tan rápido había pasado el tiempo?
Chasqueó la lengua, sumamente molesto, y tomó la mano de Allen para bajar del aparato mecánico; la resistencia en el agarre de Allen lo hizo girar en su dirección para luego perder el balance un momento. Su mirada deseosa, sus mejillas arreboladas y su boca jadeante activaron una alarma silenciosa en su cabeza, una sola palabra había para explicar lo que sus ojos veían; celo.
Rápidamente se acercó a él alzándolo en brazos para sacarlo de allí bajo la mirada extrañada de las personas a su alrededor; parecían un par de locos huyendo de un monstruo inexistente…
Kanda entró en razón de que había algo muy extraño allí. No había feromonas dispersas en el aire… ni un solo indicio de que Allen estuviera en celo a pesar de retorcerse de dolor en sus brazos y lamer su cuello con desespero.
Lenalee miraba con los ojos entrecerrados a su amigo; Allen estaba muy avergonzado sentado al borde de su cama luego de que los supresores le hicieran efecto al fin y se pudiera calmar. La china quedó de piedra cuando la noche anterior su hermano la citó de urgencia en su habitación y al llegar el pobre sudaba con la respiración errática y la mano sobre el pomo del cuarto de su hermana, haciendo un esfuerzo para que la misma no se abriera desde dentro; Allen intentaba salir de allí.
No entendían como es que Allen podía estar en celo y no emanar una sola feromona, pero aun así buscar con un ansía fervorosa la compañía del alfa más cercano.
O el que su lado omega había escogido.
―Allen, debes ir a ver a un médico ―no fue una pregunta, fue más bien una orden escondida en su preocupación.
―Te digo que ya estoy bien Lenalee ―replicó Allen, ni él mismo podía explicar cómo su celo se había manifestado de la forma más extraña posible.
―No, no lo estás. Ah… ―suspiró―, ¿sabes? Iba a esperar a que te dieras cuenta por ti mismo, pero por tu bien y porque eres mi mejor amigo me veo obligada a abrirte los ojos Allen. Yu es tu pareja destinada y no podrás evitar que tu celo se adelante cuando tienes un contacto muy directo con él. Ya me contó lo que pasó en la feria, no puedes negar que es muy extraño el asunto de tus feromonas.
― ¿Te contó porque quiso o se lo sacaste a fuerza? ―Lenalee sonrió cómplice, Allen la conocía muy bien.
― ¿Tú qué crees? Aunque admito que sacarle información a Yu-chan es un verdadero reto. Pero no cambies el tema.
―Está bien, iré, pero… ―la miró dudoso, la pregunta estaba reflejada en sus ojos y Lenalee lo tenía entre ceja y ceja.
―Claro que iré contigo tonto, solo déjame avisarle a mi tío que me tomaré unas horas en la tarde.
Se prepararon para partir unas horas después, Yu se había marchado antes de que Allen despertara para irse a la universidad ―aunque en realidad se marchó para estar lejos del albino, sabía que era capaz de todo―, así que no lo vio ni sintió sus feromonas en el lugar. Desayunaron y fueron a la casa de Allen a que se cambiara de ropas, su padre estaba trabajando, pero su madre lo atosigo en preguntas, solo lo habían llamado para decirle que Allen dormiría en casa de Anita, pero Mana sabía que algo raro pasaba; no había sido el mismo Allen quien le llamara.
Cuando Lenalee se detuvo frente al enorme edificio blanco, su corazón se estrujó, esa era la misma clínica hospitalaria donde le confirmaron alguna vez su embarazo y le dieron su primer control. Claro, y es que el lugar estaba clasificado como uno de los centros de atención más famosos de la cuidad y de los mejores en atención de omegas en todas las especialidades.
Entraron por las puertas dobles automáticas y Lenalee lo llevó a rastras hasta la recepción donde pidieron la consulta. Su turno de ser atendido llegó varios minutos después, los más largos para Allen, pero al fin lo revisaron. Por petición del albino dejaron a Lenalee participar y dar su punto de vista de las cosas extrañas que ella misma había percibido en Allen. La revisión física salió perfectamente normal, pero por las dudas le mandaron una enorme cantidad de pruebas para descartar cualquier mal. Le sacaron tres tubos de sangre, una muestra de orina y otra de heces. Los resultados saldrían al día siguiente así que ambos se retiraron.
Allen aun sentía el cuerpo acalorado, recordaba la reacción del médico cuando mencionó estar en celo, pero este no podía percibir ni un ápice de feromonas, al grado que hasta llegó a pensar que el chico era un beta haciéndolo perder el tiempo, por eso fue el montón de exámenes.
Allen pasó el resto del día encerrado en su habitación una vez que Lenalee lo acompañó hasta su casa y se fue. Timcampy estaba sentado al borde de su cama con el hocino cerca de su dueño, de vez en cuando gimoteaba un poco cuando Allen también gemía, pero por dolor. En algún momento de la noche se durmió, luego de leer un mensaje en su celular que era de parte de Kanda ― “¿Estás mejor Moyashi?” ―, claro que era extraño que le escribiera, pero no se contuvo de contestarle ignorando el mote, ya se estaba acostumbrando a aquello ― “Algo así, pero ahora estoy mejor… gracias Bakanda”.
Al día siguiente su supuesto celo había vuelto a desaparecer, podía moverse con toda tranquilidad y estaba de mejor humor. Se dispuso a buscar a Lenalee para que lo acompañara a buscar sus resultados, pero grande fue la sorpresa que se llevó de que el moreno iría con ellos, sospechaba que tal vez Lenalee estaba detrás de eso, pero Yu había solicitado ir por su cuenta.
Cuando el médico de nombre Alex Carter lo recibió por segunda vez, su cara estaba algo consternada.
―Joven Walker, tal vez quiera escuchar los resultados a solas o con su pareja únicamente… ―dijo con seriedad mirando a Lenalee, claramente estaba insinuando que, si la china no era su pareja, de lo cual estaba casi seguro, era mejor que no estuviera presente durante la lectura de resultados.
―En ese caso le diré a Yu que te acompañe ―Lenalee se puso de pie y Allen la miró con sus ojos abiertos como platos mientras ella guiñaba un ojo, sabía que estaba nervioso y no quería oír aquello solo pero jamás pensó que ella se atrevería a hacer pasar a su hermano como su pareja y no la podía desmentir frente al doctor.
Ojalá lo fuera… No, no. ¿Qué cosas pienso?
― ¿Qué pasa? ―preguntó algo desorientado el nipón cuando entró a la sala, al parecer no entendía de que iban los planes y Allen temió verse descubierto por eso.
―Hmm así que usted es el alfa ―dedujo el doctor por el aroma en el aire, siendo un omega no era difícil para él―. Bueno, empezaré a decirles lo que descubrimos, pero les haré unas preguntas básicas antes. ¿Llevan mucho tiempo saliendo?
¡¿Eso era una pregunta básica?!
―B-bueno… ―balbuceó el albino nervioso.
―No. Poco más de tres semanas. ―Yu mentía con facilidad, con su semblante serio y los brazos cruzados sobre el pecho hacia parecer que decía la verdad absoluta.
―Ya veo, están en la etapa de cortejo aún. Ahora entiendo por qué aún no se han reclamado. Verán, los exámenes arrojaron resultados algo contundentes y eso gira en torno a la pérdida sufrida en su primer embarazo, joven Walker.
El corazón se le atoró en la garganta, aquello era algo de lo que no esperaba hablar en mucho tiempo.
―Resulta ser que, a raíz de su pérdida, usted sufre de un trastorno poco común denominado como Distorsión del Instinto Verse*. Este consta de la separación del individuo con su lado instintivo, en este caso de usted y su lado omega.
― ¿Es grave? ―Allen tenía la cara algo pálida y se notaba preocupado, más por la cara que tenía Yu.
―En cierto grado de avance, lo es para un alfa u omega. En el peor de los casos, usted podría convertirse en lo más cercano a un beta. El trastorno consiste en que el individuo ignora completamente a sus instintos, perdiendo el control sobre algunos cambios hormonales, así como la conexión con su alfa u omega interior. Es importante para los alfas y omegas poder escuchar aquella voz interior, es su instinto; lo que les ayuda a saber del peligro, a criar a sus cachorros o escoger una pareja.
― ¿Qué tan grave es ese trastorno a largo plazo? ―habló Yu esta vez, Allen sentía que se estaba perdiendo de algo.
―Si no logra aceptar su lado omega no podrá llevar una vida normal de omega. No tendrá hijos ya que no producirá los óvulos para ello y su cuerpo no está hecho para producir espermatozoides. No podrá corresponderle como pareja y esto se hace más difícil ya que el joven no tiene una marca, si la tuviera tal vez sería mucho más sencillo que escuchara a sus instintos ―soltó Carter con la mirada algo decaída―. Si quieren revertir los efectos con mayor prontitud les recomiendo no alargar el cortejo más de la cuenta y llevar a cabo un enlace, no digo que será fácil, puede que los instintos de Walker no respondan a la primera…
―Mierda.
―Yu, tu lenguaje ―Allen dejó su preocupación a un lado un momento cuando Yu maldijo.
―Eso es. ―aseguró Carter.
― ¿Qué? ―bramaron ambos sin entender.
―Eso que acaba de hacer, cuando lo regañó fue su instinto el que lo guío a hacerlo. Un omega jamás se alza contra un alfa a excepción de que sea el suyo y solo para protegerlo a corto o largo plazo, de una pelea, por ejemplo.
Eso sí lo enrojeció, ¿Había insinuado que Yu era su alfa?
Bueno, ahora mismo fingían que lo era.
―Le recetaré unos supresores especiales si se vuelve a repetir un celo repentino y no están juntos, pero evítelo de ser posible, lo mejor es que dejen su instinto aflorar, un omega necesita a su alfa, usted no es la excepción Walker. Les aseguro que si siguen al pie de la letra mis recomendaciones el joven Walker saldrá de esto en un santiamén, su grado de avance no es tan grave.
Una hora más tarde salían los tres de la clínica, Lenalee estaba atemorizada por el resultado que su amigo le había contado de camino a la Patisserie, Allen se notaba preocupado y Kanda no decía palabra. El doctor les había comentado muchas cosas más que habían alargado su consulta y subido su costo; Yu insistió en pagar lo faltante por alguna razón.
Tomaron un taxi hasta la Patisserie y tan pronto llegaron, Lenalee les ofreció café, pero Yu rechazó la oferta y de pasó anunció que hablaría con Allen a solas.
Mientras la china iniciaba sus labores, en una de las mesas del salón, el azabache sentaba a Allen con algo de brusquedad para luego sentarse frente a él.
― ¡Oye! Puedo sentarme por mi cuenta Bakanda.
―Tch. No me interesa que digan que tienes ese no sé qué del instinto Verse, te harás responsable de lo que me has causado ―murmuró bajo sin dejar de mirarlo.
¿Causado? Allen no entendía de qué iban sus palabras.
― ¿De qué hablas?
― ¡No te hagas el idiota, esto es tu culpa, toda tu maldita culpa! ―exclamó sin dejar de murmurar, en verdad quería que nadie escuchará lo que tenía que decir.
―Kanda el lenguaje…
―No me interrumpas. Desde que llegaste no has hecho más que descontrolarme y sacar lo peor ―mejor―, de mí. Solo paso con la cabeza rondando en torno a ti, en qué estarás haciendo y si también piensas en mí ¡Y no es justo que tu jodido instinto se tome vacaciones ahora que te metiste en mi camino!
Estaba frustrado, mucho, y estaba estallando con Allen. Igual, Allen sabía que era el culpable de alguna forma, solo que sentía que Kanda tampoco era sincero.
―Eres un brote de habas hipócrita. ¿Vienes y me haces enamorarme de ti cuando tu omega lucha por reconocerme y tú me das la espalda?
Ahora si estaba mudo. Allen no creía lo que sus oídos escuchaban, Kanda miraba del salero a la azucarera sobre la mesa maldiciendo su suerte y soltando quien sabe que otros improperios en voz baja. Pero había dicho que lo amaba y Allen sabía que había oído bien. Su corazón latió con fuerza y sus ojos se llenaron de lágrimas de pronto.
―Tch, tampoco tienes que llorar… tonto brote de habas ―Allen sonrió mientras se escurría algunas lágrimas en vano con el dorso de su mano.
―Es la primera vez que me llamas así en inglés*… La primera vez que me sentí raro contigo fue cuando recién llegué y te conocí en tu fiesta improvisada de cumpleaños. Recuerdo que algo me hacía pensar que debía alejarme, pero un suave eco en mi cabeza me decía: “quédate” y yo lo hice. No pensé que pudiera ser mi instinto, ni siquiera notaba que a veces fallaba ―rio desganado―, con razón nadie notaba cuando estaba en cama por mi celo mientras estuve en Japón.
―Allen…
―Cuando Lavi se fue junto a mi cachorro… quería morirme, maldije a mi instinto por haberme hecho omega, creí que tal vez si hubiera sido alfa o beta no me habría enamorado de él y tal vez él seguiría vivo o no me hubiera perturbado tanto su muerte. Soñé con él muchas veces mientras permanecía sedado en el hospital, en esos sueños revivía momentos felices a su lado y en el último de ellos los pude ver, me refiero a Lavi cargando con nuestro angelito en brazos, no pude ver su rostro porque estaba envuelto en sabanillas amarillas, no me dijo si hubiera sido un varoncito o una niña. Solo me hizo prometerle que seguiría adelante… que seguiría caminando por ellos… que sería feliz… que volvería a amar…
Kanda se sentó a su lado y lo abrazó; Lenalee veía en silencio desde la barra, sin saber si sonreír por verlos juntos o llorar porque su amigo sufría. Allen se deshizo en lágrimas amargas sobre su pecho recordando aquello que pensaba superado, pero la verdad es que uno nunca supera los grandes golpes de la vida, solo aprende a vivir con ellos; ese fue el error del albino la primera vez.
―Yu… ―le llamó, separándose levemente de su pecho para mirarlo a los ojos―, ¿Tú me darías una segunda oportunidad para amar?
En la suite de un lujoso hotel del centro, un par de jóvenes se preparaban para tomar un taxi que los llevaría de regreso a Japón.
― ¿Estás seguro de que no vienes con nosotros? ―preguntó por enésima vez la pequeña alfa, dando otra lamida a su paleta de caramelo y cerrando su maleta.
―Desde luego que lo estoy. Y ustedes dos no vayan a hacer nada intimo ni extraño cuando estén a solas ―Tyki los señalaba con el único dedo libre de la mano donde sostenía el cigarro.
― ¿Prefieres que hagamos lo nuestro frente a ti? Que pervertido eres Tyki-pon.
―Wisely… Aún me debes una por tu brillante travesura y dos si contamos que nuestros padres aún no saben lo que pasó ni por qué. No me provoques.
―No te atreverías… ―negó el omega con algo de miedo, apenas sí pudo con el castigo por la entrada al sex shop.
―Pruébame.
―Mejor no, Road-chan vámonos, no quiero perder el vuelo.
Los menores del grupo bajaron al lobby del hotel y luego abordaron su transporte con rumbo al aeropuerto de una buena vez. Tyki no se había querido marchar y pospuso su vuelo indefinidamente; gastó una considerable suma para dejar su fecha de retorno abierta por un año con visa de turista.
Tan pronto supo por un texto que Wisely y Road estaban sentados en su vuelo, tomó sus cosas y partió en un taxi al trabajo del albino, quería caerle de sorpresa y esperarlo hasta que saliera de su trabajo para compensarle el desplante del otro día por culpa de Wisely. Consideró alquilar un auto, no era cómodo estar tomando taxis todo el tiempo y así podía darse el lujo de llevar a Allen a casa cuanto quisiera.
Bajó del vehículo tan pronto pagó al conductor, un hombre que se notaba bajito aún sentado y de aspecto árabe; un viejo amable. Quedó mirando la arquitectura común de la edificación pensando si entraba ahora o esperaba a que fuera un poco más tarde mientras daba una vuelta y tal vez le compraba algo al albino de paso.
Sus irises se posaron abiertas como platos en una de las ventanas de la pastelería; era su Allen.
Y algún imbécil con más suerte que él, lo estaba abrazando.
La sangre le hirvió, no lo pensó dos veces cuando entró de un portazo al lugar y tanto los clientes como Tiedoll y Lenalee lo miraron atónitos irrumpir la mesa que Yu y Allen ocupaban. No podía oler a Allen en el ambiente, pero si sentía las feromonas del alfa revoloteando suavemente en el aire; olían a felicidad mezclada con preocupación.
―Allen, ¿No me presentas a tu amigo? ―Sonrío con falsedad, como era habitual para él, todo él era una columna de mentiras últimamente.
―T-Tyki… ―tartamudeó sorprendido, había interrumpido algo sumamente importante pero Allen jamás le reclamaría― Claro, él es Yu, a quien te quería presentar el otro día…
―Mucho gusto Yu ―estiró su mano con la intención hipócrita de ser cordial, pero la mano contraria jamás llegó.
―Ya veo, y se supone que tú eres el primo de Allen… ―se mantuvo de brazos cruzados, sin siquiera cruzar mirada con el recién llegado.
―Yu, no seas grosero…―le murmuró Allen, y es que Kanda no ocultaba su molestia ante la presencia del otro alfa, pero claro que Allen no lo notaba así, para él ambos actuaban con normalidad.
―No te preocupes chico, espero que no les moleste que me tome un café con ustedes, yo invito ―tomó asiento al lado de Allen, mirando de frente a su rival.
―Claro que…
― ¡Claro que no! Ya le pido a Lenalee que los preparé, sé como te gusta ―interrumpió Allen a Yu con inocencia, parándose de la mesa, para él esta era la oportunidad para que dos personas importantes en su vida se conocieran mejor.
“Maldita inocencia” ―maldijo Yu― “me gusta, pero a veces quisiera que no la tuviera…”
―Así que tú eres el famoso “amigo regala mascotas” ―enfatizó Tyki con burla, especialmente por aclarar que eran amigos y no más―, Allen te ha mencionado alguna que otra vez en nuestras conversaciones ―lo molestaba, queriendo dar a entender que Allen apenas lo mencionaba cuando era todo lo contrario.
―Oh ¿en serio? Que raro, Allen jamás me ha hablado de ti, él solo habla de temas importantes para él ―si las palabras golpearan…
Tikky mantuvo su cara de póker, y él y Kanda se miraron fijamente, retándose y esperando a que uno de los dos cediera.
Justo a tiempo regresaba Allen a la mesa con las bebidas humeantes en una charola.
― ¿De qué hablaban? ―inquirió curioso, pasando por alto el obvio choque de energías en el aire.
―De ti ―respondieron al unísono, lanzándose una mirada tenebrosa entre sí, otra cosa desapercibida para Allen.
¿En verdad era así o lo hacía a propósito? Si era a propósito, a Allen le gustaba ver el mundo arder.
―Oh… esto… no digan esas cosas, me harán avergonzar... ―tarde. Ya estaba avergonzado.
―Le decía a tu amigo Yu, lo especial que soy para ti… ―Tyki lanzó el anzuelo con carnada, y Allen era el pez que esperaba capturar. Yu gruñía bajo con poco disimulo.
―Yu no es precisamente mi amigo ―aclaró Allen con algo de sorpresa propia por sus palabras―, so-sobre eso, bueno, quería presentártelo por otra cosa…
―Debe ser porqué soy tu persona especial ¿no? ―se mordió la lengua esperando una respuesta, Tyki se sentía incómodo por el rumbo que Allen le daba a las cosas.
―No entiendo, ¿A qué te refieres con especial? Digo, no sé, te quiero mucho, pero creo que especial no es la palabra exacta que usaría contigo Tyki…
― ¿Ah no, y cuál seria? ―Tyki sonrío mientras Yu apretaba la mandíbula sin poder captar la atención de Allen.
―Pues es que eres como mi hermano y creo que… era apropiado presentarte al chico que me… m-me g-gusta...
Luego de eso, Yu escuchaba en sus oídos el fuerte latir de su corazón, contrario a Tyki.
Él solo escuchaba el sonido de cristales romperse en miles pedazos pequeños y sin reparo alguno.
No.
No eran cristales.
Era lo que quedaba de su corazón.
Glosario
*1. Distorsión del Instinto Verse: enfermedad creada por mi persona para el uso exclusivo de este universo en particular basada en una distorsión real. Como se mencionó antes, este consta de la separación del individuo con su lado instintivo, sea alfa u omega. El individuo afectado ignora completamente a sus instintos, perdiendo el control sobre algunos cambios hormonales, así como la conexión con su alfa u omega interior. La falta de este instinto los orilla a un comportamiento beta pero sin ser uno, en los peores casos son incapaces de formar una pareja como tal.
*2. "―Es la primera vez que me llamas así en inglés"; la historia se desarrolla en el Reino Unido actualmente, en Inglaterra para ser precisos, el idioma de nuestros personajes es el inglés, por eso aunque sea escrito en español como tal, ellos hacen referencia a que hablan en inglés puesto que es su realidad. Las entonaciones en japonés son las señaladas en cursiva sola y suelen ir acompañadas de la definición entre []. Deje de traducir cada vez que Yu dice "Moyashi" ya que a estás alturas todos los lectores deben estar relacionados con su traslación al español como "brote de habas".
Holis, holis a todos, los extrañé, me hacía falta andar por aquí, les traigo capitulo tempranito por el anterior retraso.
No hablaré mucho porque el Glosario ya los hizo leer bastante, fueron dieciocho páginas de contenido, 5322 palabras y creo que sumado al extra que le había prometido a la ganadora pues este constituye uno de los capitulos más largos, uno, sé que hubo uno de más de seis mil palabras antes, en fin.
¡Los quiero de gratis!
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