↻⊲ Capítulo 16⊳↺

Josh entrelazó su mano con la mía mientras caminábamos por el pasillo principal de la universidad. No podía evitar sentir una mezcla de nervios y emoción. Hoy era el día. Íbamos a contarles a Anyelin, Luis y Noemí que estábamos juntos, que por fin habíamos dado ese paso que llevaba tiempo en el aire. Aunque no esperaba que se sorprendieran demasiado, sí quería ver una sonrisa de apoyo en sus rostros. Después de todo, ellos eran mis mejores amigos, y su reacción importaba más de lo que quería admitir.

—¿Listo? —preguntó Josh, apretando mi mano suavemente. Su voz tenía ese tono tranquilo que siempre lograba calmarme.

—Listo —respondí, aunque mi corazón latía con fuerza.

Al doblar una esquina, ahí estaban, sentados en una de las mesas del patio de la universidad. Anyelin reía mientras Luis y Noemí discutían sobre algún tema trivial. Me acerqué con Josh a mi lado, notando cómo de inmediato las miradas de mis amigos se posaban en nuestras manos entrelazadas. Luis fue el primero en reaccionar, levantando una ceja y dejando escapar una sonrisa burlona.

—Así que... ¿finalmente lo hicieron oficial? —preguntó, con una mezcla de sorpresa y diversión.

—Sí —respondí, sin soltar la mano de Josh—. Josh y yo somos novios.

Anyelin soltó un pequeño grito emocionado y se levantó para abrazarme.

—¡Lo sabía! —dijo entre risas—. ¡Me alegro tanto por ustedes! —Se volvió hacia Josh y le dio un rápido abrazo también—. Ya era hora, ¿no?

Noemí sonrió, asintiendo con la cabeza.

—Se les veía venir desde hace tiempo. Felicidades, chicos.

Luis, por su parte, se limitó a darme un golpe amistoso en el hombro.

—Ya me lo olía, pero igual me alegra saberlo.

Todo parecía ir bien. La calidez de sus sonrisas me hacía sentir más ligero, como si la pequeña preocupación que había tenido se disolviera en el aire. Pero entonces, la voz de alguien más interrumpió el momento.

—¿Qué tenemos aquí? —dijo un tono cargado de sarcasmo.

Me giré y vi a un tipo de otra clase, uno de esos que siempre andaba opinando sobre política, moralidad y cualquier tema que pudiera generar controversia. No conocía su nombre, pero había escuchado lo suficiente de él como para saber que no sería una conversación agradable. Se acercó con los brazos cruzados y una sonrisa que no auguraba nada bueno.

—¿Así que ahora andan de la mano por la universidad? —preguntó, con una ceja levantada—. Vaya, qué valientes.

Ignoré el tono en su voz, pero sentí cómo Josh tensaba la mano que aún sostenía la mía. Sabía que él también estaba incómodo.

—No les hagas caso —me susurró Josh, intentando mantener la calma.

—No, en serio —continuó el tipo, ahora dirigiéndose a nuestros amigos—. ¿A ustedes no les molesta esto? O sea, está bien que cada quien haga lo que quiera, pero vamos, ¿es necesario ser tan obvios? —Hizo un gesto con la cabeza hacia nuestras manos unidas—. Hay cosas que deberían mantenerse en privado, ¿no creen?

Anyelin le lanzó una mirada fulminante, pero no dijo nada. Luis, por su parte, apretó la mandíbula, claramente molesto por el comentario.

—No tienes que quedarte a ver si no te gusta —respondí finalmente, tratando de sonar lo más tranquilo posible—. Estamos en una universidad, no en tu salón de juicios.

Él se rió, una carcajada seca y despectiva.

—Ay, qué delicado. No te lo tomes tan personal. Solo digo lo que muchos piensan, aunque no lo digan. Cada quien hace lo que quiere, pero no vayas por ahí esperando que todos te aplaudan por ello.

Josh me apretó la mano nuevamente, esta vez con más fuerza, y lo miré. Sabía que quería responder, pero le hice un gesto sutil con la cabeza. No valía la pena. No le debíamos nada a gente así. Había aprendido que no importa cuánto te esfuerces, algunas personas nunca entenderán.

—Vámonos —le dije a Josh, y sin más, empezamos a caminar de nuevo.

El tipo siguió diciendo algo por detrás, pero sus palabras se fueron perdiendo en la distancia. Ya no importaban. Mientras nos alejábamos, sentí una extraña sensación de alivio. No había hecho falta pelear, ni discutir. Simplemente, habíamos decidido ignorarlo, porque sabía que nuestra relación no necesitaba aprobación de nadie.

—Hiciste lo correcto —dijo Josh en voz baja, mientras seguíamos caminando.

Sonreí levemente. Quizá ese tipo nunca entendería, pero nosotros no necesitábamos su aprobación. Teníamos algo mucho más importante: el apoyo de quienes realmente nos conocían, y lo más importante, nos teníamos el uno al otro. Continuamos caminando lejos de ese tipo tan malvibroso, sin razón para arruinar nuestro bonito día con su negatividad. Nos alejamos lo más posible, hasta que llegamos cerca de la facultad de Derecho. Allí encontramos una zona con sombra, ideal para sentarnos en el césped. Josh se acomodó a mi lado, sonriendo mientras intentaba encontrar la mejor posición para no asarse al sol.

Detrás de nosotros venían Anyelin, Luis y Noemí, quienes se unieron a nosotros poco después.

—Yo le hubiera partido su mandarina en gajos —dijo Luis, sentándose a mi lado—, pero bueno, tú eres un ser de paz.

—No voy a pelear con un imbécil como ese —respondí, sintiéndome algo frustrado—. Además, no creo en la violencia física, pero si se trata de una batalla de palabras, podría ganarle sin problemas.

—Sí, bueno, no hagas eso —replicó Anyelin, con una sonrisa que intentaba ser tranquilizadora—. A veces es mejor dejar que esas personas se hundan solas en su ignorancia.

—Exacto —agregó Noemí—. No necesitamos perder tiempo con alguien que no entiende nada. Estamos aquí para disfrutar, no para alimentar el drama.

Josh asintió, sus ojos reflejaban apoyo. Me sentí agradecido de tener amigos así, que siempre sabían cómo poner las cosas en perspectiva.

—Lo sé, solo me frustra que existan personas así —admití, tratando de soltar la tensión—. Pero no dejaré que eso me arruine el día.

—Eso es lo más importante —dijo Josh, sonriendo—. Enfocémonos en lo bueno. ¡Hoy estamos celebrando!

—Bueno, chicos, realmente les agradezco que estén felices por nosotros. No puedo creer que realmente me hiciera caso —dije mientras sonreía, a lo cual Josh me miró con una expresión de "¿Por qué dices eso?"

—Oye, a mí me resultaste lindo cuando te vi —respondió Josh, sonriendo mientras me daba un suave beso en la mejilla.

—A mí también me resultaste lindo —dije, inclinándome para darle un beso en la frente.

—Awww, qué asco —dijeron Anyelin, Luis y Noemí al unísono—. ¡Qué asco! No hagan eso, no coman pan frente al pobre que antojan un romance así de bonito como el de ustedes.

Rieron y yo no pude evitar sonrojarme. El ambiente se sentía ligero y divertido, y no podía dejar de sonreír. La dinámica entre nosotros era una mezcla de bromas y apoyo, y eso me hacía sentir afortunado.

—¡Ay, no sean envidiosos! —exclamé, tratando de restarle importancia—. La verdadera historia es que ustedes también necesitan un romance así.

—¿Yo? —dijo Luis, haciendo una mueca—. No, gracias. Ya tengo suficiente drama en mi vida con la universidad.

—¡Drama es lo que te falta! —intervino Noemí, riendo—. Necesitas a alguien que te haga sentir mariposas en el estómago.

Josh y yo compartimos una mirada cómplice y una risa silenciosa. Sabía que nuestros amigos tenían razón. El amor era una experiencia increíble, y estaba agradecido por tenerlo, especialmente con Josh a mi lado.

—Lo importante es que todos seamos felices a nuestra manera —dijo Anyelin, dando un ligero golpe en el hombro de Luis—. Cada uno tiene su propio ritmo.

—Exacto —añadí—. Y mientras tengamos este grupo, siempre encontraremos formas de celebrar el amor y la amistad.

—¿A dónde tan My Little Pony, Nicolás? —comenzó a reír Luis, con una expresión burlona en su rostro.

—¡Cállate! —respondí, intentando mantenerme serio, pero no pude evitar sonreír ante su comentario—. Solo estoy disfrutando del momento.

—Sí, claro —dijo Noemí, haciendo una mueca—. Ya te imaginamos en un mundo lleno de unicornios y arcoíris.

—¿Qué hay de malo en eso? —intervino Josh, riendo mientras me daba un codazo—. A veces un poco de fantasía no viene mal.

—¡Eso es lo que digo! —exclamé, levantando la mano en señal de victoria—. La vida ya es bastante dura, ¿por qué no alegrarla un poco?

—Porque no todos tenemos la misma perspectiva mágica que tú —replicó Anyelin, con una sonrisa—. Pero sí, admito que la alegría es contagiosa.

La risa se desató nuevamente, y aunque las bromas sobre My Little Pony eran absurdas, era justo lo que necesitábamos para desahogarnos. La energía del grupo se sentía cómoda y cálida, como si estuviéramos creando un pequeño refugio de amistad en medio del caos de la vida universitaria.

—Oye, ¿y si hacemos una serie de My Little Pony pero con nosotros como personajes? —propuso Noemí, mientras su mirada brillaba de emoción.

—¡Sí! —dijo Luis, entusiasmado—. Yo quiero ser el pony que siempre se queja de todo.

—Perfecto, y yo seré el que siempre tiene el drama —agregué, haciendo una pose exagerada.

Josh se echó a reír, disfrutando de la locura que habíamos creado. En ese momento, sentí que todo estaba bien. A pesar de los altibajos y de los comentarios malvibrosos de algunos, sabía que podía contar con estos amigos. Mientras nos reíamos y disfrutábamos del momento, me di cuenta de que no cambiaría nada de lo que tenía.

—Así que, ¿cuándo grabamos el primer episodio? —preguntó Anyelin, mientras trataba de contener la risa.

—Pronto, prometo que será épico —respondí, haciendo un gesto teatral. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top