𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟐𝟐
Llegue ─No dijeron nada, ¿verdad? ─dije parándome al costado de los gemelos. Al frente estaba mi hermano que me vio con curiosidad. Fred y George me respondieron haciendo el mismo gesto de hace rato─. Les debo una.
Me senté a su costado, a los costados de Harry estaban Hermione y Ron que me saludaron con la mirada para después ver sus libros.
─Esto es absurdo, de ser así seremos los únicos sin tener pareja. ─dijo Ron mirando a quien podía invitar, pero justo Snape paso y devolvió su cabeza a su cuaderno. Me hizo una señal de que abriera el mío. ─Bueno... nosotros y Neville.
─Creo que no tiene caso que practique. ─se rio Harry.
Alce la mirada de mi libro: ─Neville ya tiene pareja para el baile. ─dije y volví mi mirada.
─Eso sí me deprime. ─hablo Ron e instantes después su hermano le paso una nota.─ ¿Tú con quien iras?
Alce la mirada, la verdad es que si me daba curiosidad. Fred le lanzo un papelito a una chica morena, no sabía su nombre, pero al parecer ahora era "la chica que Fred llevo al baile" solo por ahora, después le preguntaría su nombre.
─Hermione tu eres una chica.
─Que observador. ─me reí a medias junto con mi hermano, hasta que vi a Snape acercarse.
─ Ve al baile con uno de nosotros.
Y al momento Snapee le golpeó la cabeza con el libro, cuando Harry se burló Snapee también lo iba golpear, pero puse mi libro arriba de la cabeza de Harry, y se detuvo antes de golpearlo.
─Ya termine. ─Snapee me miro con su cara de pocos amigos, se nota que quería golpear a mi hermano.
─Si para un chico es vergonzoso ir solo, para una chica... seria deprimente.
─No iré sola porque créanlo o no alguien me invito. ─se fue y le entrego su cuaderno a Snape, me pare junto con ella, pero más despacio. Recordé algo, iba hablar, pero Hermione se adelantó. ─Y le dije que sí.
─Cielos... ─respondió Ron.
─Harry. ¿no invitaste a Cho?
─Ya tenía acompañante. ─silbe mirando para otro lado buscando a la chica, Diggory si la llego a invitar.
─Bien. ─empecé a caminar en busca de Hermione que se fue muy enojada dando zancadas en vez de pasos. Al no encontrarla en los pasillos me dirigí a la biblioteca y al no encontrarla ahí me frustre, donde podría estar.
─ ¿A quién buscas? ─algo dentro de mí se asustó que salto, pero por fuera no se me movió ni un solo pelo.
─Que te importa. ─seguí mi camino.
─Ana. ─me agarro del brazo.
─ ¿Qué pasa Draco? ¿Por qué estás tan obsesionado? Tengo cosas que hacer.
─Es que... ¿Por qué no quieres ir al baile conmigo?
─Draco, no quieres que me enoje. ─me empecé a ir.
─Me llamas la at- ─volví y le cerré la boca antes que terminara esa frase, porque esto me tenía que pasar a mí.
─Draco, créeme. No quieres decirme eso. ─le empecé a quitar la mano pero quería volver hablar.─ Draco, si no dices ni una sola palabra, reconsiderare tu amistad y te perdonare de todo lo que me has hecho. Ahora, cierra la boca.
Al sacar su mano Draco se quedó callado. Por alguna razón tenía debilidad con las personas que se fijaban sentimentalmente en ella, desde Diggory hasta por el mesero del callejón Diagon.
Nunca en mi vida había rechazado a una persona, no me gustaría hacerlo, prefería tener que aceptarlo, pero no lo quería hacer... no otra vez.
Estaba cansada, se encamino rápidamente a la sala común pronto sería el baile de invierno y no quería pensar en todo lo que estaba pasando, se recostó en el sillón y al momento se durmió.
Empecé abrir los ojos cuando escuché la voz de Ginny, mi hermano estaba en el sillón del frente mirando a la nada y de seguro pensando en todo, nos incorporamos cuando vimos a Ron entrando en shock. Resulto que Ronald Weasley invito a Fleur Delacour, Hermione se acercó indignada a Ron, apoye los codos en la rodilla y escuche como contaba que ama ver a Fleur caminar, por un momento me iba reír, pero después recordé a Hermione, a ella le gusta ron y él "no le corresponde".
Me pare y salí de ahí, comencé a bajar las escaleras y a caminar, ya era de noche y los pasillos estaba vacíos. Seguí caminando y pare en seco cuando vi las puertas de la entrada al salón misterioso, alguien estaba adentro. Silenciosamente abrí la puerta, ni bien lo hice pude saber de quien se trataba, al principio me asusté porque estaba en el piso, pero al verlo parpadear me tranquilicé. Camine sin hacer ni un ruido, llegue al costado de su cabeza viéndolo y vi el momento exacto donde sus ojos se dilataron y se abrieron a la vez por el asombro.
─ ¡Ana! ─se empezó a incorporar, pero cuando se sentó me arrodille y lo agarre de los hombros para que no se parara.
─¿Qué estás haciendo aquí?
─Na-ada.
─Las puertas solo aparecen cuando alguien de verdad lo necesita. ¿Estás bien? ─los dos estábamos mirándonos a los ojos.
─No. ─antes que preguntara algo más, hablo.─ ¿Me harías el honor de venir conmigo al baile?
─Diggory... ─me quede callada.
─ Ya tienes a alguien ¿verdad? ─me seguía mirando y al ver sus ojos sabía que estaba triste, no soportaba verlo así. Empezaba odiar esa expresión, pero el verlo en Diggory me ponía aún peor─ Si, ya tienes a alguien. Mal. ─lo mire confundida. ─ Esa es mi respuesta tu pregunta, estoy mal.
Fruncí el ceño, mire a otro lado, no sabía que decir, me quede callada.
─Lo siento. ─él iba responder pero ahora fui yo quien se apuró al hablar.─ Por todo, por lo qu-
Diggory se acercó agarrando mi mentón. Los dos quedamos a centímetros de nuestras caras con los labios abiertos. Mi corazón no daba más, se quería salir de su lugar. Sus ojos, dilatados como siempre mirándome, yo desesperada no sabía si mirarlo a los ojos o sus labios carnosos.
─Maldita sea. ¿Por qué me haces esto?
Enterré mis dedos en su cabello ondulado y suave. Entonces lo hice, acorté todo el espacio que nos separaba, un quejido que pareció más un gruñido me hizo acercarme más a él. No podía creer lo que estaba haciendo, de verdad que trataba de no acercarse a él para no hacerle daño, pero él se la ponía imposible con su sola presencia. Diggory rodeo mi cintura con un brazo y el otro la puso en la parte superior de mi espalda que termino por reducir a cero el espacio que había entre él y yo. Él estaba arrodillado y yo a horcajadas aun con mi mano en su cabello.
─¿Dónde aprendiste a besar así? ─pregunto mientras jadeaba a centímetros de mi cara.
─No querrás saberlo. ─hice una mueca, Diggory entendió la referencia y a quien me refería, apretó la mandíbula después de resoplar, frunció el ceño y se empezó a separar a lo que lo abrace por el cuello y comencé a reír─. Es broma, es broma. ─no era broma pero en este momento no lo quería dejar ir.
Me seguía riendo en su cuello, él había rodeado sus fuertes brazos en mi cintura y sabía que estaba con una sonrisa en la cara, me gustaba saber que estaba feliz. Entonces mi corazón se paralizó.
«Esto no debería estar pasando»
De pronto caí en cuenta y mi corazón empezó a latir muy rápido, tanto que me empezaba a faltar el aire. Lo miré a los ojos, estaba confundido por el acto que acababa de hacer y de seguro por la cara que estaba poniendo en ese momento, se quedó con las manos en mi cintura y los ojos tristes otra vez, me pare y sentí como la ausencia de su calor me hizo falta.
─Lo siento. ─corrí.
Y corrí muy rápido, sin importarme que me estuviera faltando el aire porque sabía que él me estaba siguiendo, cuando lo perdí me pare cansada, inhale y exhale fuerte muchas veces seguidas, hasta que de pronto no sentía mi cuerpo, caí de rodillas, sabía que me iba desmayar, entonces caí de costado.
Empecé abrir los ojos, seguía en el mismo sitio que ayer, la única diferencia era que ahora está de día y nevando. Mi ropa estaba empapada por la nieve derretida por el poco calor que emanaba. Me pare tiritando del frio, quite toda la nieve de mi ropa. Estornude. Consecuencia de eso, sentí una punzada en el corazón y ahora también podía sentir como este latía lentamente, como si no quisiera bombear sangre.
─ ¿Te levantaste temprano para ver el hermoso amanecer junto al río? ─ voltee, todavía no me veía y cuando lo hizo me puso su bufanda, sentí sus dedos pasar por mi mejilla─ Estas helada─se empezó a sacar el abrigo que tenía, lo pare.
─No es necesario, Gra- ─volví a estornudar, pero ahora multiplicado por tres.
─Salud. ─agradecí. Me paré y él me dio su abrigo.
─Gracias. ¿Qué te paso? ─dije volteándole la cara para ver mejor la herida que sangraba de la mejilla, su labio también estaba partido─. Te peleaste. ─asegure.
─No. ─agarro mi muñeca y alzo la otra, iba hablar pero me interrumpió.─ ¿Todavía no se cura tu mano? La venda est- ¿Tu ropa también esta mojada? ¿Acaso te dormiste en la nieve?
Saque la mirada, no quería darle explicaciones, pero entonces agarro mi cara y me obligo a verlo. Fruncí el ceño, las pupilas de sus ojos color azul cielo estaban dilatadas, no pude evitar pensar en el Hufflepuff y en la noche anterior.
─Vamos a la enfermería.
Empezó a jalarme de la muñeca en dirección al colegio, pero a los cuantos pasos que avanzamos lo detuve con las fuerzas que me quedaban, él volteo con el ceño fruncido. Lamentablemente no me dio tiempo para hablar porque mis piernas otra vez dejaron de funcionar, pero esta vez fue diferente, él me agarro antes que cayera. Cerré los ojos, lo último que sentí fue como Draco me cargo en sus brazos mientras me llamaba.
❄︎❄︎❄︎
𝟐𝟐
31 Julio, 1991
─ ¿Cómo sabes de magia? ─dijo Harry mientras agarraba mi varita.
Hace unos días recibió una carta de Hagrid ─el único que sabía dónde estaba─diciendo que tenía que localizar a Harry ya que este ya había sido aceptado en Hogwarts, pero no recibían respuesta alguna. A las doce en punto de ese día llego junto con Hagrid a un lugar muy lejos de la civilización y recogieron a Harry después de enfrentar a sus tíos.
Ahora estábamos en el callejón Diagon caminando en rumbo de la tienda Ollivander para que Harry se compre su primera varita.
─ Mira, ya llegamos, pasa. ─y como la primera vez que entre sonó una campanita que anunciaba nuestra llegada. No quería contarle a Harry que todo este tiempo estuve en Hogwarts, y por eso desvié el tema.
─ ¿Hola? ─hablo Harry mientras yo cerraba la puerta─ ¿Hola?
De pronto el señor Ollivander se deslizo con la escalera para vernos y decir: ─Sabía que lo vería algún día señor Potter. Señorita Potter... es un placer volver a verla, ¿ya lo encontró?
─ ¿Disculpe?
─ ¿Si ya conoció a su fénix?
«¿A mi fénix? ¿Cuál fénix? De cualquier manera, ¿el señor Ollivander podría saber que estuve en Hogwarts?»
No me quise arriesgar así que solo pedí permiso y salí de la tienda, me senté a un costado pensando en cómo el señor Ollivander sabia de Cedric y yo... o que sabía exactamente.
─ ¿Todavía no sale? ─alce la mirada y vi a Hagrid, bajar la cabeza, pero cuando vi una lechuza sonreí, era de plumas blancas y bonitas─, Toma esto es para ti.
Me tendió un cuaderno y unos carboncillos para dibujar, le agradecí con un abrazo y una sonrisa, al momento salió Harry con una varita en la mano y una sonrisa de oreja a oreja en la cara.
Me ponía muy feliz el que Harry ya conozca la magia y que dentro de un mes iría a Hogwarts y conocería su nuevo hogar, así que quiso de alguna manera ayudar a Harry aprendiendo a como poner una corbata, como limpiar sus zapatos, y que podía confiar en Minerva, Snape y... Dumbledore. Todos los profesores eran buenos y de confiar.
─Lo primero que te podrían enseñar es decir Lumos. ─dije y a la vez lo hice, al momento me di cuenta que no estaba con mi varita, la varita que tenía en la mano era de acebo y la mía era fresno, este era marrón oscuro y la mía era marrón clarito con la punta negra adelante, al alzar la mirada vio su varita en la mano de Harry.
─Lu- ─no pudo terminar porque la varita había hecho que Harry la soltara y se fuera para atrás, como si la varita se tratara de una bomba. Reí y le devolví su varita.
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