─ Burn it.

Tuviste cuidado al entrar, ¿cierto? — se escuchó del otro lado de la línea.

—Lo lamento, Ni-Ki, pero me temo que dejé caer algo en el lugar — dijo HeeSeung, preparándose para la reprimenda que le darían.

Lee HeeSeung, ¿quieres morir?

—De verdad lo lamento, fue toda culpa mía y me haré responsable. — habló el chico, tragando saliva ruidosamente.

Olvídalo, yo me encargaré de eso. Es la última cosa que haré por salvar tu pellejo. Si el amante del jefe se entera de que estás haciendo las cosas mal no dudará en acusarte, te harán pedazos a ti y a tu pequeña molestia también.

—¡No, a él no le hagan nada, ese era el trato!

Pues mantén esa mierda en su lugar, y no dejes que Jake escape o haga algo estúpido porque tu chico se muere. — amenazó Ni-Ki, colgando la llamada.

HeeSeung suspiró con frustración y caminó al sótano, encontrando enseguida a JaeYoon y tomándolo de la mandíbula con fuerza.

—¡Todo es tu culpa!

Jake comenzó a llorar, estaba asustado y HeeSeung lo estaba lastimando.

—Y-yo no sé qué h-hice para que m-me hagas esto, HeeSeung — lloró, jadeando de dolor.

—Si te hubieras retirado de las transmisiones cuando SungHoon te lo dijo, esto no estaría sucediendo. — sonrió HeeSeung, arrojando a Shim con fuerza contra el suelo para luego salir del lugar.

JaeYoon no entendió nada, ¿acaso ese enfermo conocía a SungHoon?

SungHoon... lo extrañaba, Jake se sentía tan perdido sin él.

—Irán a hacer otra investigación en la casa de JaeYoon, Ni-Ki. Necesito que se deshagan de todo — ordenó el chico pelinegro, entrando a la oficina donde Nishimura se encontraba — Ellos piensan que no he ido a ese lugar desde que JaeYoon está desaparecido y si descubren que es mentira seguramente me investigarán y se darán cuenta de todo esto.

—¿Qué estabas haciendo ahí? — preguntó un hombre entrando al lugar, cruzandose de brazos y mirando al otro chico ahí.

— BeomGyu, sabes que estuve sacando algunas cosas de ese lugar. Necesito saber qué hace a JaeYoon tan especial y porqué él tiene tanta popularidad, ¡La que me robó! — lloriqueó el chico, arrojándose a los brazos de su pareja.

—Sí, lo sé. Pero debiste haberme avisado antes, Choi — habló Kang, abrazando al chico entre sus brazos.

—Lo siento, lo haré mejor la próxima vez. — sonrió.

Ni-Ki aclaró su garganta, llamando la atención de los presentes —Entonces, ¿Qué quieres que hagamos con la casa?

—¡Es obvio, no habrá nada sobre mí si todo está hecho cenizas! — dijo el chico, riéndo— ¡Quemenlo!

—¿Está bien con eso, jefe? — preguntó el rubio mirando al mayor asentir, lo que hizo que el chico entre sus brazos sonriera en grande y lo besara en la cara repetidas veces— Como usted diga — acató a la orden Ni-Ki, saliendo de la oficina y marcando al número de la persona que podría hacer el trabajo.

Esperó unos segundos hasta que la llamada fue atendida por una voz ronca y cansada.

—¿Qué pasa, Ki?

— JungWon, el jefe quiere que quemen todo.

—Con "todo", ¿a qué te refieres? — cuestionó el menor, bostezando en la línea.

—Quemen la casa de Shim.

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