› дьявол !

—Aquí nos dividimos en cuatro grandes zonas, Riki —habló SungHoon, señalando la estructura del lugar en el papel—. El la primera están todas las oficinas y la directiva del lugar. Desde aquí trabajo yo.

—¿También yo trabajaré aquí? —preguntó Ni-Ki, viendo con interés el papel.

SungHoon apretó los labios y negó, —Aún no sé en qué trabajarás, Riki. Ya veré después en qué ayudas, pero no es necesario que lo hagas.

—¿Ah? ¿Por qué? No estaré de flojo aquí, Señor SungHoon.

—No te preocupes, de verdad —sonrió y se atrevió a despeinar los rubios cabellos del Ángel—. Ya buscaré algo para ti.

Ni-Ki sonrió y volvió su vista al papel de la estructura. SungHoon señaló la segunda zona y siguió con su explicación »Aquí se encuentran los pecadores más leves; aquellos que no presentan una gran amenaza para nosotros. Sólo se le dan ciertos castigos, como escuchar los lamentos de su familia y cercanos, o pasar días enteros arrastrando pesadas rocas calientes.

Señaló ahora la tercera zona »Aquí se encuentran los pecadores más grandes; dictadores, violadores, asesinos y demás de escorias del mundo terrenal. Se les da castigos más grandes y crueles.

—¿Cómo cuales?

SungHoon se rascó la nuca. No podía decirle a Ni-Ki que uno de los castigos más leves era recibir golpes hasta desfigurarlos por completo, o atormentarlos con salvajes y sádicos demonios que podían, incluso, comérselos.

—Sólo no te acerques a la tercera zona, ¿Si? No quiero que veas nada de lo que pase ahí —dijo SungHoon y Ni-Ki asintió—. Por último, la cuarta zona. Allí se encuentran todos los demonios y demás criaturas no humanas.

Riki abrió los ojos, —¿S-son muy malos?

—Sólo algunos. La mayoría ni siquiera les gusta ir al mundo terrenal. Prefieren quedarse aquí, sin ningún tipo de problema. No bajes a esa zona si no estás conmigo.

Ni-Ki asintió y miró de nuevo la estructura. Miró con detalle cada lugar y cada zona, preguntando de vez en cuando por las dudas que le surgían. Al principio tenía muchísimo miedo de estar en ese lugar, pero ahora solo sentía una genuina curiosidad por todo lo que veía.

—¿Podemos visitar cada zona? Me gustaría ver todo por mi mismo.

SungHoon sonrió y asintió. Pensó que Riki estaría algo renuente a conocer el lugar, pero el Ángel de Oro estaba interesado por aprender un poco de ese mundo.

♡❜

NI-KI caminaba tranquilamente por la zona principal. Correspondía los saludos con una gran sonrisa y una que otra sacudida de mano.

Llegó hasta la oficina de SungHoon y tocó la puerta, esperó por su permiso para pasar y, cuando lo obtuvo, entró con una enorme sonrisa al ver al mayor de piel pálida.

—Buenos días, Hoonnie —saludó cariñoso y se acercó hasta él para darle un pequeño beso en sus labios.

—¿Cómo estás, Kinnie? ¿Desayunaste?

SungHoon abrazó a Ni-Ki cuando este se sentó en sus piernas. Dejó un sonoro beso en su mejilla y comenzó a peinar sus doradas hebras.

Riki asintió y se cruzó de brazos algo disgustado, —Desayuné, pero no estabas conmigo.

—Lo siento mucho, Ángel —tomó una de sus pequeñas manos y dejó un suave beso sobre esta—. Tenía trabajo que hacer y tuve que venir desde temprano. Últimamente los humanos se la pasan haciendo muchas idioteces y soy yo quien tiene que pagar por sus imprudencias.

Ni-Ki se levantó de sus piernas y se colocó detrás de él para comenzar a darle un masaje al mayor. SungHoon suspiró gustoso y cerró los ojos para disfrutar de las caricias dadas.

—Déjame ayudarte, por favor.

—Ni-Ki, ya hablamos sobre eso...

—Ya voy a cumplir un año viviendo aquí, SungHoon. No puedo seguir haciendo tareas mínimas sólo porque mi madre no quiere que vea cosas "feas".

El que Riki lo llamase "SungHoon" en vez de su meloso "Hoonnie", hacía que las cosas fuesen más serias. Se levantó de la silla y se paró al frente de Ni-Ki, quien lo miraba con una expresión firme.

—Nishi, cariño, no es necesario que trabajes aquí —intentó tomar sus manos pero Riki las alejó—. No quiero involucrarte en este tipo de cosas, Ángel. Eres el ser más puro y bueno que he conocido, no quiero enseñarte nada de aquí.

—SungHoon, el hecho de que sea "puro" como dices, no implica que no te pueda ayudar para hacer más fácil tu trabajo. Soy tu novio, tengo que apoyarte —el Ángel se acercó hasta SungHoon y colocó sus manos en sus mejillas, acariciándolas con el pulgar—. Enséñame a manejar el papeleo, o dile a HeeSeung que puedo ayudarle a repartir los mensajes. Incluso puedes darme parte de tu trabajo para hacer tu día a día más fácil, pero confía en mi, Hoonnie.

SungHoon bajó la cabeza y Riki la volvió a subir para sonreírle »Quiero serte útil, amor. Quiero que después de un día, ambos estemos cansados con todo el trabajo que tuvimos. Quiero ser tu apoyo.

El mayor no tardó más y abrazó con fuerza al Ángel. Su niño de oro, su precioso Ángel, su Riki. SungHoon respiró hondo para poder percibir el exquisito aroma que desprendía el menor. Su corazón latía con fuerza y sólo por todas la palabras dichas por Ni-Ki. Se separó de él y dejó un beso en su frente, luego uno en cada mejilla y por último uno en sus labios, el más largo y en el que más se esforzó para demostrarle todo su amor a Riki.

—Podrías ayudarme con el papeleo y el registro de todo, también con los mensajes que se le enviarán a Dios —dijo mientras veía con adoración a Ni-Ki—. Por los momentos sólo será eso, con el tiempo te daré más tareas.

Riki sonrió en grande y volvió a lanzarse a los brazos contrarios, —¡Gracias, gracias, gracias! ¡Haré mi mayor esfuerzo, Hoonnie! ¡No te defraudaré en nada!

SungHoon rió y abrazó más fuerte a Ni-Ki.

—Tú nunca podrías defraudarme, mi Ángel de Oro —susurró—. Sé que harás el mejor trabajo.

Se separaron nuevamente y se sonrieron con amor. Unieron sus labios y se dedicaron a amarse en ese simple, pero importante acto. Unos toques en la puerta los trajeron de vuelta a la realidad y tomaron una distancia prudente para poder hacer pasar a la persona detrás de la puerta.

Jake les saludó con aquella energía que lo caracterizaba y con esa bella sonrisa que a todos les gustaba.

—Ya llegó la información de todos los nuevos residentes para que sea archivada, SungHoon.

—Llévate a Ni-ki contigo, Jake —anunció SungHoon y tanto Jake como Ni-Ki, abrieron los ojos sorprendidos—. Enséñale todo lo necesario para que a partir de ahora se encargue de archivar la información de todos los nuevos que entren.

—¿En serio? ¡Eso es grandioso! —habló emocionado Jake y sonrió en grande—. Me alegra mucho de que Kinnie se nos una en el trabajo. Apuesto y hará un trabajo increíble.

SungHoon gruñó por el apodo que Jake utilizó para referirse a su novio, pero ya era un caso perdido intentar que el otro Ángel dejara de hacerlo, así que sólo se limitó a verlo feo y hacerle llegar telepáticamente de que no le gustaba dichas confianzas.

Ni-Ki sonrió con la mejillas sonrojadas y se acercó hasta SungHoon par besar su mejilla, —Te prometo que haré un buen trabajo, Hoonnie.

—Lo sé, ahora ve con Jake para que te enseñe todo lo que tienes que hacer —dejó un beso en una de sus manos. Miró a Jake y lo señaló—. Y tú, cuídalo bien si no quieres pagarlo.

Jake rodó los ojos y sacudió su mano quitándole importancia, —Si, si. No te preocupes. Cuidaré muy bien de Ni-Ki, novio obsesivo.

—Jake... —habló SungHoon de manera amenazadora.

—SungHoon, no regañes a Jake —regañó Riki y SungHoon solo pudo rodar los ojos. Jake tapó su boca para evitar reírse al ver a su jefe ser dominado de tal forma—. Ya deberíamos de irnos para no perder tiempo. Hay que aprovechar el día.

Se despidió de SungHoon con un beso en los labios y salió de su oficina junto al otro Ángel. El mayor sonrió y suspiró como el tonto enamorado que era. Su niño dorado lo sorprendía día con día y hacía que su corazón latiese gustoso con pequeños actos.

Sabía que era malo, pero deseaba con todo su ser que Ni-Ki no quisiese volver al cielo para tenerlo más tiempo con su lado.

©nandaslovely

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