06❜ - Cansancio.
- El embarazo de HeeSeung no se notaba mucha y menos por la ropa holgada que acostumbraba a usar diariamente.
Aún así, le era pesado, los escasos diez kilos que había aumentado le parecían treinta. Sus pies se hinchaban, su espalda dolía, siempre tenía sueño, y las náuseas junto al vómito no eran algo raro. Y Jay lo sabía, porque aunque el omega no se quejara, su lazo lo delataba por completo.
—¿Iremos con tus papás?— Jay había regresado temprano de su empleo, así que ambos se encontraban recostados en la cama; HeeSeung con los ojos cerrados y el alfa besando su pancita.
—No, TaeHyun va a comenzar a planear cosas por las que no me quiero preocupar aún.
El pelinegro bostezó y sólo ese gesto hizo a Jay soltar una risueña risita.
—¿Estás muy cansado, amor?— El rubio continuaba besando y acariciando el vientre de HeeSeung.
—Sí, mucho, hoy caminé demasiado.— Comenzó a acariciar el cabello de su amado.— ¿Quieres que te diga por qué?
—Bueno... le preguntaba a mi cachorro.— Jay rió fuertemente. El omega dejó de acariciar su cabello como sutil venganza.— Pero ya que insistes, cuéntame, bonito.
HeeSeung suspiró derrotado porque en realidad no podía resistirse.
—Bueno, fui a ver algunas cunas, decoraciones y demás para el cuarto del bebé,— El alfa sonrió— y también... a hacer la cita con la doctora para saber el sexo del cachorro.
—Oh, entonces caminaste mucho.— Hee asintió con un pucherito en sus labios.— ¿Quieres un masaje?— Y no se lo dijo dos veces, pues HeeSeung estiró su pierna en dirección a Jay, quien ya estaba sentado sobre la cama.
Tomó la delgada y pálida extremidad, comenzando con el masaje.
—Yo sí quería ir con tus papás.— El omega suspiró, disfrutando de la sensación en sus pies y pantorrillas que tanto exigían atención.
—¿Para qué?— Jay sonrió, la expresión de HeeSeung reflejaba el placer que le daba el recibir ese masaje.
—Bueno, BeomGyu me iba a enseñar algunas cosas, ya sabes, de su colección.— Pasó de masajear los pies de su chico a acariciar sus muslos y la parte interna de estos, que estaban descubiertos debido al pequeño short que vestía. También le fue sencillo subir un poco la prenda y acariciar toda la piel que le fue posible.
El pelinegro atinó a asentir sonrojándose levemente por el toque de las manos de su hombre.
—Deberías i-ir tú, a-alfa...— Y debido al aroma más dulzón de HeeSeung, el gimidito que escapó de su boca y sus mejillas sonrojadas, Jay volvió a reír, provocando que el pelinegro volviera en sí, controlara a su emocionado lobito y que enseguida pateara a quien lo entusiasmó y después reventó la burbuja en la que había empezado a flotar.
—Ah, lo siento.— Jay seguía riendo dulcemente, ocasionando que el omega se sonrojara aún más fuerte.
—Hazte a un lado, iré al baño.
Entonces, el alfa no pudo evitar seguir con la mirada el movimiento de caderas de su omega.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top