Capítulo 15: "Sensación de Malestar"
Tragó saliva con dificultad, miró por el rabillo del ojo a su atacante, por la lluvia cesante, sus ojos esperanza lagrimeados y la capucha que traía no se lograba visualizar muy bien, lo único que pudo distinguir era el cabello Celestino que tenía.
Y...¿Una máscara?...
- No lo diré una vez más: Sueltame. - grito la chica a todo pulmón entre sollozos.
Pero, solo recibió una risa de respuesta.
La sangre en ella hervía, no estaba segura de poder con él, la impotencia y repudia la invadían y la hacían sentir algo miserable.
Otra maldita vez, esa asquerosa sensación.
Recuerda lo que Uraraka te enseño...recuérdalo...
Tomo una gran bocanada de aire -la cual, hizo que por el filo del cuchillo se hiciese una rasguño-. Y se puso en marcha.
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- Si tú atacante porta un objeto filoso como una navaja, lo que debes hacer es salir de su alcance, tomas sus brazos, luego el cuello y luego lo tacleas girando su muñeca. - dijo Uraraka mostrando el ejercicio.
- Bien! - respondió su verdosa amiga concentrada en cada paso.
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La chica se levantó de un salto dando un cabezazo en la boca a su acosador. Aprovechando el mínimo momento de distracción tacleo al peliceleste quitándole el objeto.
- Te lo advertí...- su respirar era agitado, y la sangre de su pequeña herida comenzaba a brotar.
Pensó que había ganado...pero..
Habia algo raro...la risa de su oponente retumbo en sus oídos provocándole un escalofrío.
- Si te mueves...te matará...- dijo el chico en el suelo.
- Hola Deku-Kun...cuanto tiempo...- sintió unas finas manos posarse en su cuello. La voz era la de una chica, fina y aguda, tanto que llegaba a molestar.
Haciendo caso omiso al peliceleste se volteó para verla.
Era rubia de una sonrisa sádica, sus colmillos sobresalían de su escalofriante sonrisa y portaba una pistola.
- ¿Que?...no te acuerdas de mí...?..- preguntó ladeando la cabeza.
Su cara se le hacía conocida, demasiado.
- Soy Toga Himiko, Toga-Chan para ti...- tomo la barbilla de la ojiverde. - Vamos...dilo..quiero oírlo de tu linda boca! Deku-Chan!, Soy tu gran fan...-. soltó sonriente.
La pecosa la miró con sorna. Ya la recordaba o eso creía...
- Eres la colegiala que venía siempre luego de las 6:00, con un tipo de aspecto escalofriante. ¿Me equivoco?..- Comentó de lo más tranquila.
Si todo sale bien, Sho-Kun vendrá!, Acabo de enviarle mí ubicación...
La ambarina soltó una carcajada asintiendo.
- Tienes buen ojo...Deberás perdonarme. Pero Shigaraki y yo tenemos órdenes..-. Levantó a la chica del muchacho. - Eres suave...- revolvió los rizados cabellos aceituna. - Quisiera tocarte todo el día!! - volteó con éxtasis.
- cállate, foca loca. - El peliceleste se levantó sacudiendo su ropa. - Vamos!, Debemos llevarla con el idiota. -.
No puedo rendirme!, Si me voy Todoroki no sabrá dónde estoy...
- Debo retenerlos...- susurro por lo bajo.
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- ¿Ummm?...un mensaje de Izuki...- dijo el pelirrojo dejando su utencilio de comida sobre la mesa.
Sacó su teléfono ante la mirada inquisitiva de todos.
- Dile a la inútil que no me tuvo cocinando como una ama de casa para que llegue tarde! - grito Bakugou levantandose de su silla con una notorio enojo, casi tira la mesa del arrebato.
Uraraka lo golpeó con un periódico arrugado como si de un perro se tratase.
- Cállate cojonudo!, Despertarás a Izumi! - lo reprendió.
Katsuki respondió solo como él sabe: levantandole el dedo del medio en señal obscena.
La ojicafé rodó lo ojos, el cenizo a veces -siempre- se comportaba como un crío.
- Esto es raro...me mandó su ubicación...- Todoroki llamó la atención de todos levantando su teléfono, mostrando la pantalla.
- ¿Es un motel?...- preguntó rubio burlón.
- No. Esta en el sur de la ciudad. -.
- Su departamento. - agregó la castaña bajando la mirada.
- Así es. Bah, es por esa zona, específicamente está en...-.
Ding Dong.
- Yo iré a abrir! - exclamó la fémina dirigiéndose a la entrada.
Los dos chicos la siguieron con la mirada.
Era una noche de misterios sin duda.
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- Shindō-San...buenas noches! -.
- Uraraka, hola!...- el pelinegro se tambaleaba de un lugar a otro impaciente.
- Pasa...- se hizo a un lado abriendo
Poco más la puerta.
El chico entró. No perdió ni un segundo más y se precipitó a la castaña tomándola por los hombros.
- ¿Izuki-Chan está aqui!?...- preguntó.
La mesera de mofletes rosados negó en total desconfianza.
- Puta madre! - grito. - Ella está en peligro.-
- ¿Por qué dices eso?...-. bufo la chica con preocupación, si bien no lo conocía muy bien, el comportamiento del ojinegro era extraño. Claro, no era paranoico.
Yō sacó su teléfono y tecleo una que otra cosa.
Finalmente lo puso frente a la ojicafé.
Shindō-San!..- grito tras otro, uno que otro sollozo desesperados. - Tks!...- se oía la voz agitada.
El audio se corto.
- E-esa era...- el pelinegro asintió. - Shoto-Kun! - corrió hasta el comedor dejando al chico.
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- No me moveré de aquí!, Ustedes...lo único que causan es dolor! - grito ahogada en lágrimas. - ¿Quien mierda lo mando?! - intento zafarse del agarre pero fue en vano. - Vamos maricas, ¿Temen decirlo?!...-.
- Ah! - río el joven. - Ni tú sabes quiénes son tus enemigos, que deplorable...debes de ser más consciente. ¿No?...por qué de lo contrario...- sonríe. - Sucede esto...-.
- Nos vamos a divertir mucho contigo. Deku-Chan!...déjalo en mis manos!...- departió la rubia sádica.
La peliverde escupió en la cara del peliceleste.
La ira de Tomura y su poca inestabilidad mental estallaron.
Le quitó el arma a su compañera y la encajo en la quijada de la pecosa.
Midoriya sentía que ese sería su fin. Cerro sus ojos embalsamados en llanto.
“El hilo Rojo del destino si existe Kacchan”
“Todos estamos destinados a un amor”
“¿Mamá?...¿Por qué no tengo mí otro extremo?...”
“¿Estaré sola por siempre?...”
“Cuando dos almas se deben encontrar,el destino acerca los mundos, une los caminos, desafía lo imposible...”
- Estábamos destinados a encontrarnos...- susurro y en un impulso anudo el hilo de Shigaraki en su propio meñique y tiro de el hasta romperlo.
- ¿¡Eh?!, Tomura-San!, ¿Que te sucede?! - Toga socorrió a su compañero quien yacía en el suelo con una mano en su pecho.
- D-duele...¿Que?!, ¿Que hice?! - la pobre pecosa miró sus manos con terror.
¿Que había hecho?...
Arruinó un destino...
Desató dolor...
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