Capítulo XLVIII
Una importante decisión
A escasos días de un gran acontecer, días que pasan volando, tan efímeros como las promesas que alguna vez se hizo, le hicieron y hace. Pretender que nada ha sucedido es una absurda idea, no puede, cada día que trasciende no hace más que alimentar aquellos pensamientos y alimenta el profundo sentir que calla por simple capricho. Intento dar un paso atrás, desistir de ello, oponerse a lo que se ha hablado en privado, aun así su cobardía puede más y ejerce tal presión sobre sus decisiones que se ve incapaz de salir de ello.
—He pensado tanto en tus palabras ¿como puedo hallar el valor para hacerlo?.—se cuestiona con una imagen del griego en mente.
Sus palabras aun hacen eco, el tiene la decisión final, su palabra y voz si importan dado que no sólo es mero capricho de su gobierno, el cual no se mostró convencido de dicha unión, es un capricho suyo que ello accedieron a aceptar, él era el malo ahí, un cobarde con la valentía necesaria para cambiar tantos escenarios relacionados con su vida.
Las invitaciones fueron repartidas con 3 días de anticipación, muchas de ellas con una respuesta positiva ante tal acontecer, palabras llenas de júbilo que bien pueden ser sinceras o por mera cortesía y formalidad, pequeños presentes de unos cuantos que no asistirían por motivos extraordinarios, alguna que otra pequeña amenaza a la cual está bastante acostumbrado y la ausencia de respuesta de algunos otros. Ella estaría ahí, ¿tendria el valor de siquiera verla a los ojos y asumir un rol diferente al que su corazón dictamina de manera constante? ¿Seria capaz de mantenerse frente a Egipto y tomarla como esposa antes de siquiera rechazar dicha alianza y correr a los brazos de la boliviana?
¿Cómo podría? No podía hacerle eso a la persona que fue tan amable con el, aquella que cuyos sentimientos no cambian con el pasar de los días y que se esfuerza aun más por ganarse el suyo pese a que algunos puntos ya fueron aclarados en su momento.
—Solo el tiempo dira si cometí el mayor error de mi vida, aun así, amarte por más erróneo que fuese...lo seguiria haciendo, aun cuando pueda convertirse en mi más grande fracaso lo haría una y mil veces.—su voz se mostraba determinada, sus ojos manifestaban verdad absoluta, su corazón se abría ante él con palabras que podrían sonar como promesas pero eran propósitos, ella no se daría por vencida, ella poseía la convicción que tanto admiraba en otros y creía carecía en él.
Ella, Egipto, una mujer determinada a luchar contra los sentimientos que tiene hacia otra persona para ganarse su corazón, una mujer excepcional.
—Lo que daría por borrar mi sentir y corresponder a los tuyos, ser capaz de amarte del modo en que me amas sin un "pero" por delante, sin "alguien" más presente que haga un caos en mi cabeza y una tórrida tormenta en mi corazón.—manifestó con cierto pesar, su rostro posee el retrato de la pena, sus manos tomaron aquel pequeño presente que le dio en su momento la egipcia, un presente del pasado que hay tras su presente.
La presencia de un ancestro que rige con sus experiencias su presente.
—Veo que estas un poco ocupado, quizá abrumado por tu pronto matrimonio.—comentó la entidad tricolor, descansando sobre el cómodo sofá del acogedor hogar del bicolor.
La presencia de Rusia era por mucho inesperada y sorpresiva, estaba en su hogar ¿como entró sin antes presentarse como se debe? ¿Por qué estaba ahí? ¿Cual fue el móvil por el cual se tomó la molestia de estar en sus tierras y en su hogar?.
—Es descortés que aun invitado tan importante como mi persona no se le haya proporcionado siquiera un vaso de agua o bien una respuesta.—con cierto despotismo se levantó de aquel sofá, su mirada egocéntrica y despectiva eran tan sorpresivas para el bicolor, manifestaba una faceta suya que nadie salvó un par de entidades conocía.
—Viniste sin precio aviso, entraste a mi hogar sin permiso alguno, manifiestas despotismo y sugieres una bienvenida pese a verme con desprecio e insignificancia ¿Quien te has...?. —la molestia esta impres en sus palabras, justo en el momento en que la molestia se torna coraje e intenta manifestarse con una simple cuestión un abrupto golpe cesa tal "insolencia".
Quizá fuese el miedo o la adrenalina del momento, quizá tomarse de valor para ir en contra de una potencia poniéndose a su "nivel" hizo que perdiera la noción de su propio espacio. Tan sólo un ligero empujón, tan ligero pero potente, tal vez sea por su miedo paralizante o por su coraje, algo simple se manifestaba como algo enorme y fuerte.
—Soy superior a tí, eso me hace más importante que tú.—dijo con orgullo dibujando una sórdida sonrisa en sus labios.—cada acción tiene sus consecuencias, hacerte para atrás no es una opción viable para tí ¿Como serias capaz de dañar de semejante manera a la persona que tanto te ama? ¿qué dirían las otras Naciones sobre ti? ¿cómo repercutiría en tus relaciones diplomáticas?.—tocó puntos insulso para la entidad ajena, salvo uno, y eso bien lo sabía.
—Es mi vida, son mis decisiones.—se limitó a decir con una mirada determinada y una postura firme que saca una carcajada en su acompañante.
—Vaya estupidez, en fin, solo vine a desearte una feliz vida matrimonial y a dejarte este pequeño presente, algo que tanto a mi como a Bolivia nos gustaría compartir con nuestros amigos.—hay malicia en su voz, en sus gestos falsos y en su afilada mirada.
Rusia extendió sus manos, en las mismas un pequeño presente, una bolsita de papel con objetos infantiles en su interior.
Él lo aceptó, con cierta incertidumbre tomó dicho presente y observó su interior. ¿Era algo así posible? ¿Por que tendría que saber eso? ¿Que necesidad había de compartir con él la felicidad de una futura familia? ¿Por que ella le hacía esto aun cuando está al tanto de su sentir?. Se negaba a creer en ello, pensaba que era una broma pesada proveniente del tricolor aun cuando le costaba tanto pensar que él se tomaría dicha molestia de armar todo es "circo" o bien "mal chiste/broma/juego/lo que fuese".
—Pronto serás como una especie de "tío" para nuestro querido retoño, esperaremos con ansias la llegada de vuestro hijo para convivir más y en armonia.—disparates, cizaña, mentiras en su totalidad, disfrutaba ver la incredulidad en el rostro ajeno, la forma en que se martiriza en el interior luchando contra sus demonios.
Luchando contra si mismo, creer o no creerle. Todo era tan verídico que no había espacio para las dudas. Hizo su mayor jugada y esperaba no llegar al extremo de su locura y obsesión.
Si lo tienta no tendrá remordimiento por sus futuras acciones, nadie lo vería sufrir más él sería el artífice del sufrimiento ajeno. Nadie le hace daño, el lo hace.
Nadie lo abandona, solo el es quien lo hace.
—¡Felicidades por tu pronto matrimonio Israel!.—exclamó con jubiló marchándose con un gesto de satisfacción del hogar de aquel bicolor. Esta extasiado, cumplió su objetivo, su posterior actuar determinaría su próximo movimento.
—Es tú decisión, hay mucho en juego, piénsalo bien antes de actuar...de lo contrario alguien más ha de pagar tu torpeza.
Dos vidas en la palma de sus manos. Una decisión que lo cambiaría todo.
Una muy importante.
Un acontecer con un desenlace difuso.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top