Capítulo XLV

Sorpresas inesperadas.

Falsificó pruebas, compró gente para que este coludida con su plan, chantajeo a la propia organización para que le siguiera el juego ¿como pudo hacerlo y con qué?.

Rusia mostraba gozó en la mirada y un gesto de euforia y triunfo, una mentira iba a poner fin a la sola idea de divorcio o al menos la libertad de la tricolor, aquello que creían y era imposible de concebir se había hecho realidad, una presencia que no existe sería un obstáculo que ella no podría sobrellevar para ir en busca de Israel. Aquel hijo que tanto ansiaban tener estaba en camino, una cruel mentira.

—Me pregunto cómo reaccionará al saber de esto.—ofreció los papeles a su acompañante quien los leía con detenimiento asombrandose por la obstinación de su apuesto amante.

—Sin duda parece auténtico ¿Tanto te afecta que decida marcharse de tu lado e irse con el israelí?.—le preguntó curiosa, aquella enorme sonrisa de lado a lado que recibe de parte de su amante parece decir todo aquello que ella piensa.

—Es simple apariencia, no me importaría que se fuera con quien desease, la cuestión es el que dirán, todas desean estar con alguien semejante a mi y que alguien de su nivel decida dejarme deja muchas incógnitas y supersticiones.—cada palabra es una mentira, no sabe mentir y es por ello que ante una profunda mirada de su acompañante una carcajada se hace presente.

—Que mal mientes, dejó de ser simple tarea de Gobierno y paso a ser más personal.—se levantó y posiciono detrás del ruso, sus manos realizan leves caricias sobre sus hombros y cuello las cuales se detenienen abruptamente cuando su aliento choca contra el rostro masculino.—Ella ya es dueña de tu corazón, por más que lo niegues esa es la verdad.

Sintió una gran punzada en el pecho, sus caricias dejaron de ser estimulantes desde hace un buen tiempo, sus besos dejaron de ser dulces desde que probó las de Bolivia, su cuerpo por más atractivo y sensual que fuese no tenía comparación alguna con la de su pareja, tardo al menos un par de meses en entenderlo y saberlo, en escuchar a su corazón y no a sus impulsos carnales ni desahogos.

—Tus ojos dicen más que tu boca, no me ven de la misma forma en que la ven a ella, tus manos no me tocan de la misma manera en que la tocas, ni tus besos se asemejan a aquellos que le das a ella.—caricias sobre sus mejillas, caricias sobre sus hombros y cuello, caricias sobre su pecho, tantas que antes podrían ponerlo loco ahora eran insignificantes, no sentía nada...temia que lo que decía fuese cierto.

—No digas tonterias, como podría dejarte a tí por ella, es absurdo.—por más que intente convencerse y convencer a su amante de que lo que dice es un desvarío por derivado del despecho.

—Tú sabes que no son tonterias, te conozco tan bien como tu me conoces o al menos lo que te di a conocer, algo en tí despertó, fue como una chispa que terminó incinerando todo a su paso y que tratas por mantener vivo.—era una sensación primigenia sentida por ambos en tiempos diferentes y personas diferentes, su mirada refleja aquel hecho.

—Nos vemos en otra ocasión.—tomó sus papeles y de la manera más apresurada posible se fue del lugar.

Esta era la última reunión que tenía con ella, la última en la que se verían para tratar temas personales en lugar de asuntos importantes.

En casa lo esperaba ella, sentada en el sofá leía un par de revistas, las heridas y marcas de su rostro casi habían desaparecido por completo. Lamentaba haber tenido aquel arranque de ira y haberse comportado como un cobarde con ella, lamentarse no remedia nada, el daño ya está hecho y solo queda olvidarlo y seguir adelante.

—Querida.—se acercó a su rostro a depositarle un beso en la mejilla, un rostro que huye ante su nuestra de cariño.—tengo algo importante que quiero que leas.—le ofreció los papeles con entusiasmo.

Bolivia los tomó, sus manos llevan vendas, quizá por incidentes de hace algunos días a tras. Cada párrafo relata y demuestra un hecho inédito e increíble, algo que en un principio quiso se hizo realidad, un hijo de ambos.

Pero su rostro no mostraba felicidad alguna, es como si se hubiese enterado de una trágica noticia, estaba perpleja y asustada. Su pareja se acercó y la abrazo con euforia, no podía objetar nada ni opinar al respecto, tenía tantas dudas al respecto.

—Seremos padres al fin, como lo habíamos soñado en un principio.—su mano acaricia su vientre de forma dulce y tierna, imaginando una criatura en desarrollo en su interior pese a que sabe a toda certeza que lo que dicen esos papeles y su mente son mentiras.

Era un fraude.

¿Que podría decir? No habían palabras que describieran su estado actual, no habían síntomas clásicos que se le hubiesen presentado, no sentís cambios en su ser que le notificarán de aquel hecho ¿como es que habían procreado si la misma organización les dijo que era imposible?

Un beso, insípido e impulsivo surgió en el momento, sus lastimados labios rozaban con los masculinos de forma lasciva, no tenía pudor en siquiera mantener sus impulsos controlados, sentía tanta repulsión que terminó por morderle el labio inferior por "accidente".

Su mente solo pensaba en Israel, como ahora después del tiempo que pasó podría decidir o proponerle iniciar una relación o tan siquiera fugarse al menos por un tiempo, había algo más que solo bienes que la manenian a lado del tricolor...un niño no deseado.

—¡Debemos de difundir la notícia!.—exclamaba con una falsa alegría tomándola de la cintura y dibujando una enorme sonrisa en su rostro.

Ella se quedó en silencio, muda por dan solo un par de minutos antes de imponer su opinión, opinión que fue censurada hace un par de días por quien ahora goza por un hecho que no le causa felicidad alguna.

—¿Estas seguro? Prácticamente es imposible que esto sea cierto, siento que me mientes, me engañas.—en sus manos agitó aquel documento mientras se alejaba sutilmente de su pareja, su sexto sentido hablaba en esta ocasión.

—¿Me llamas mentiroso?.—su rostro cambio repentinamente a un gesto serio, era aterradora la facilidad en la que cambiaba sus emociones, era un tipo impredecible y peligroso.

—Eres libre de creerlo, lo único que dije es que ésto es imposible, la misma organización nos lo...—una mano tapó su boca de manera abrupta, de no ser por su "estado" habria terminado de otra manera.

—Él avaló la información, vengo de ahí.—interrumpio a la tricolor que lo miraba con pavor, su mano sentía ese miedo que su ser emanaba, no hay amor solo subyugación.—Es nuestro, NUESTRO hijo, espero que por esa pequeña cabeza no este circulando ideas absurdas y tontas.—acarició gentilmente su cabeza, sus cabellos habían dejado de ser suaves desde el instante en que le levantó la mano por primera vez, una verdadera lástima.—lo veo en tus ojos, veo que no lo deseas, veo que no deseas engendrar la semilla de alguien como yo pero no tienes opción.—destapó su boca para ver aquella expresión de terror por completo, que mal se sentía al verla de ese modo y no del modo que hubiese querido.—solo si me das a ese niño te dejaré libre, lo único que te pido es eso ya luego serás libre de hacer tu vida con quien se te plazca pero nuestro acuerdo nupcial seguirá vigente. Tu vida personal solo será entre tu, yo y quien decidas tomar por pareja.

Dicho aquello se marchó, encaminado a su habitación azotó la puerta, el sonido se oyó por todo el gran salón, sin duda iba ha ser un fin de semana largo para ella en un lugar que escasas veces había visitado.

Acarició su vientre con delicadeza, ahogo su llanto con su mano, gruesas latinas vuelven a salir una vez más de sus ojos que ya se ven cansados de tanta tristeza y llanto, tanto momento depresivo que lo único que hacen es deteriorar su estadi de salud y su estado anímico, teniendo pensamientos fatalistas en los momentos en que entra en convivencia forzada con el ruso.

—Siento mucho que hayas sido concebido de este modo.—se disculpaba entre lágrimas, sus manos hechos puños sirven de apoyo mientras de rodillas se lamenta amargamente.—Es...todo es mi culpa.

Asume algo que no es, se lastima por cosas que no son ciertas...vive atormentada por culpas que realmente no le pertenecen y paga por ellas. Es una cruel víctima de si misma.

Una víctima de si misma, una vez más.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top