Capitulo 36
Planes a futuro
Sentada en el balcón de su hogar hace uno que otros apuntes con respecto a su futuro, planes que tendrían como resultado la realización de su más grande sueño aún cuando este no estaba del todo previsto e implementado en sus planes a largo plazo.
Tenía tantas cosas en mente, arreglos florales de calidad, brillantes y deslumbrantes; listones elegantes y muy sofisticados; un establecimiento singular con una conexión cercana a la madre tierra, sencillo, extasiante, radiante... La recepción bajo la luz de las tenues velas y de la bella Luna sobre ambos mientras tomando la mano de su amado se verían una vez más manifestando su total devoción hacia el otro, oyendo aquella melodía que solo sus corazones eran capaces de descifrar en silencio, la complicidad de dos almas al momento de ser una.
Sus ojos brillaban de manera espectacular mientras una gran sonrisa se mostraba en su rostro conforme diseñaba aquella prenda que usaría para aquel hermoso y magnífico día. Lo hizo con delicadeza, hizo leves sombras y añadio algún que otro toque suyo que logrará caracterizarla y a su vez no llegase a ser tan "expuesto o demostrativo" con respecto a aspectos suyos frente a la mirada de miles de otros semejantes.
—Me pregunto si compartimos un mismo destino, una misma idea...—suspiro y se cuestionó con respecto a su pareja, su distante y ausente presencia la tenía muy confundida dado que su actuar es todo lo contrario.
Con aquel lápiz empezó su hacer trazos distintos a los que estaba haciendo, poco a poco facciones masculinas aparecen en aquella libreta cobrando de alguna manera vida, ¡ah! Si que estaba bajo el hechizo del amor.
Una nube daba orígen a rizos blanquecinos, su mirada tan inocente y a su vez tan afligida era sublime, su gentil sonrisa resalta en aquellos finos labios, un rostro delicado, varonil, juvenil que esconde un sin fin de expresiones y emociones extraordinarias. Tomó aquella libreta y la puso sobre su pecho cerrando sus ojos, conforme ejerce fuerza en su agarre la sonrisa radiante de su rostro, aquella tímida que se había formado con anterioridad, decaia lentamente quedándose en una extraña mueca triste. Su mente es traicionera y acalla la voz de su corazón con los crudos hechos, las crudas palabras...la distancia y la ausencia de aquel que esta presente pero no de la forma en que ella quisiera. Una lágrima traicionera se deslizó por su mejilla mientras abre vagamente los ojos y observa el transcurso de su dia.
Dejando de lado aquella libreta sobre el balcón da un par de pasos hacia un par de macetas en el lado izquierdo del mismo, sus manos tocan suavemente los pétalos de los tulipanes y de los jazmines, su aroma es exquisito y le hace recuerdo de los momentos más agraciados de su vida, aquellos momentos en los cuales aún era libre y no así prisionera de su propio sentir.
Agobiada por las cosas de su mente decide regresar al interior de su hogar, sentada en el cómodo sillón de su habitación toma el teléfono y marca el número del bicolor, quería al menos oir su voz, una pequeña charla o siquiera una propuesta o plan inesperado, tan siquiera algo que sacase los pensamientos intrusivos de su cabeza.
La desesperación es evidente, cada tono de llamada se prolonga, no hay respuesta y esta es la sexta vez que lo llama, los mensajes que le ha enviado están leídos pero no hay respuesta, mensajes importantes reciben una respuesta ordinaria típica de las máquinas, la fuerza que toma aquellos pensamientos sobre si misma es perturbadora.
—Hola, disculpa mi insistencia...espero estés bien, tal vez un día de estos podamos conversar personalmente, ten un buen día. —dejó aquel mensaje después del tono de voz y colgar, había un extraño nudo en su garganta y un inexplicable vacío en su pecho.
Por otra parte el bicolor oía atento el mensaje, sus manos rodeaban su cabeza, estaba desesperado, la constante lucha que hay dentro de si mismo esta dañando a seres que no lo merecen, sus planes que alguna vez fueron claros ahora se ven muy difusos. Dos caminos frente a sus ojos, su determinación le impide voltear a ver al otro pero su culpa lo mantiene en aquel punto muerto del camino, incapaz de seguir o mantenerse adelante sigue varado.
A sus oídos había llegado el rumor de que la egipcia esperaba con ansias la propuesta de compromiso definitiva para encaminarse en una vida juntos, ser uno, aquello lo ponía en una situación complicada... No estaba preparado, al menos no tenía en mente llegar hasta ese punto con ella pero había ya manifestado aquel interés en un pequeño momento de su vida, momento en que el coraje y despecho estaban en su mayor auge.
—No se que hacer, que hago ¡Qué hago!. —exclamó con fuerza en su desesperación, sus manos tiemblan con ligereza mientras sus ojos denotan miedo y tristeza.
Su rostro afligido denotaba emociones mucho más profundas de las que él pudiese imaginar, combinaciones extrañas y sensaciones confusas son entre muchas otras cosas que lo atormentan, ideas, culpa, coraje, tanto que quería olvidar, que quería vivir y experimentar, situaciones que ahora se ponían en su contra y le obligaban a tomar una decisión definitiva, tomar el control del rumbo de su vida.
La egipcia o la boliviana, su elección significa una pérdida, en este juego siempre ha de perder algo.
Corriendo ligeramente hacia su armario rebusca entre sus cosas, todo el orden que hubo ahí dentro se esfumó quedando desorden y desastre. Una caja pequeña con un regalo en su interior y en otro una caja rústica llena de memorias que desconoce en su totalidad, era el momento propicio de solventar dudas y aclararlas.
Hay un pasado tras ellas, una conexión con su fluctuante presente. Ha escrito historias con ellas, una más desarrollada que la otra, pese a su corta existencia existen hueco en su memoria, lagunas que los recuerdos que guarda y que tiene en frente son capaces de rellenar y a su vez obligarlo a revivir episodios que quizá no desea revivir.
¿Cúal ha de ser su definitiva decisión? Solo él la conoce.
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