Capitulo 31
Un cruce de miradas y una conversación pendiente.
Música a todo volumen, charlas amenas y un brindis dan apertura al escenario mas incómodo y dramático de su vida, el episodio más dramático a decir verdad que rivalizaba con su amor entre guerras con un tricolor hace ya tantos años atrás.
Los personajes presentes daban sus buenos deseos con una copa semi llena de licor en mano, reían amenamente entre ellos, compartían ideas y pensamientos más halla de su entendimiento, al parecer la situación era perfecta para crear y/o fortalecer ciertos lazos débiles entre cada uno de ellos. Muchos compartían a pesar de sus diferencias vistas en las reuniones internacionales, todos se comportaban distinto pero sin perder la compostura y la elegancia que los caracteriza. Todos mostrando una pulcra e inmaculada imagen, mostrando una faceta distinta a su natural yo, una que le hace ver el reflejo de la hipocresía misma.
Quienes perjuran odiarse y estar rivalizados convidan como buenos amigos, amigos de toda la vida, muchos que han discutido fervientemente ahora ríen amenamente ante los comentarios del otro, hablan a las espaldas de otros y mas de uno se ha burlado de quien esta a escasos veinte pasos delante o atrás suyo, todos muestran hipocresía, hipócritas que lo único que hacen son vanas actuaciones para quedar bien y hacer quedar mal al otro como también fingir amistad hacia el mismo aun cuando ambos siguen siendo eternos enemigos.
No obstante deja de prestarles atención y se dedica a disfrutar de su momento, sus manos que permanecían entrelazadas sobre la mesa de mantel blanco con flores de liz bordadas en las esquinas con hilo dorado y encaje se hallan ahora ejerciendo distintas funciones. Una sostiene el cuello delgado de la copa de vino que tenia a su costado derecho mientras la otra permanece tendida sobre la mesa, sus ojos de mueven entre los invitados, su mirada busca con desespero al bicolor sin éxito alguno. Un leve sorbo a aquel liquido borgoña es el que da antes de ser abordada por la presencia del ruso quien, tomando su cintura con cierta timidez hace que se sobresalte disimuladamente por el susto.
—Todo esta bien?, te noto un poco tensa y ausente en este momento...—cuestionó con cierta intriga observandola detenidamente buscando una respuesta en su mirada, una que encuentra y no es de su agrado.
—Si, esta todo bien...solo...solo son cosas que pasan por mi mente, cosas sin importancia.—se excuso, tartamudeo un poco y esquivo a toda costa la mirada de su amante cerrando sus ojos y regalándole una enorme sonrisa exagerada, algo que no convenció al tricolor.
—Ven, bailemos un poco. —dijo con entusiasmo, se levanto de su sitio y se dirigió a su presencia como la primera vez que bailaron juntos una sonata especial y muy emotiva.
En aquel entonces todo era como un cuento de hadas, él había extendido sus mano y le había regalada una gentil sonrisa, ella acepto su invitación y en medio del gran salón y en compás de una melódica, armoniosa y emotiva sonata sus cuerpos se encontraban tomados de las manos. Una sobre su cintura y otra sostenía su mano y la guiaba a seguir sus pasos, ligeros y sencillos movimientos dieron al compás de la música que provenía de instrumentos tales como el violín, la guitarra, el acordeón y un par de voces varoniles cantando una hermosa música romántica. Uno, dos y tres, pasos ligeros y pequeños son dados por la pareja que simplemente mantiene la mirada fija en el otro con una sonrisa boba pegada en su rostro y con un hermoso brillo en los ojos, deslumbrante cual centella; uno, dos y tres, la mano varonil acerca mas a la presencia femenina a su cuerpos, aquella mano posada en su cintura tiembla ligeramente por el pánico que siente ahora, sus mejillas se ruborizan dándole un toque tímido frente a los ojos de su amada; uno, dos y tres, se murmuran tiernas palabras el uno al otro, palabras que van entre pequeñas risas haciendo del momento inolvidable. Cuando la sonata cesa se detienen elegantemente y se quedan petrificados observándose fijamente, comparten una sonrisa antes de acercar sus rostros lentamente hacia el otro y chocar sus labios generando un apasionado beso, sensaciones nuevas recorren todo su ser, sensaciones que le hacen sentir cosquillas en el estómago, como si se hubiese tragado un gran numero de mariposas y sintiera sus revoloteos dentro de su ser, se sienten como en las nubes, se sienten extasiados...se sienten sumamente enamorados. Sienten la pureza del amor recorrer su ser con cada pequeño detalle que se dan, tan solo sea una sonrisa, una mirada, una risa, una caricia, un abrazo o siquiera un beso, todo era mágico. Todo era perfecto.
Ella acepto como aquella primera vez, quizá hubo pequeñas dudas en el momento en el que se dirigían al centro del gran salón para bailar juntos y en compañía de otras parejas más, una hermosa música romántica contemporánea. Mismos movimientos, mismas miradas pero con un diferente sentir. Todo parece ser mágico y tierno frente a la mirada de los demás pero quienes verdaderamente la conocen saben que su mirada es falsa, que sus gestos son una máscara que oculta la verdad, él lo sabe a la perfección y aun así se hace de la vista gorda tan solo para guardar las apariencias y revivir una experiencia que nunca sera la misma, un amor que quizás ya no este presente. Vivir una hermosa mentira.
Todos aplauden elogiando a la pareja quienes se separan un instante para compartir con sus más cercanos, todos abordan a la pareja, aunque más personajes abordan al ruso que a la boliviana.
La tricolor se escabulló entre los invitados para llegar al tocador y verse al espejo, por alguna extraña razón tenia unas enormes ganas de llorar, tal vez sea el remordimiento que siente o quizás la pena que carga consigo al recordarse que lo que hace esta mal, que mentirle a alguien que la quiere esta terriblemente mal, que amar a alguien que al parecer no la ama o quizás halla interpretado mal las señales esta terriblemente mal...se siente como un basura, tan solo por seguir con una persona a quien no pretende ni quiere hacer daño como en alguna oportunidad lo hizo con alguien más.
—Calmate...calmate...—se dice a si misma dando una profunda respiración, limpiando delicadamente aquellas lágrimas traicioneras que amenazaban con deslizarse por su rostro y hacer evidente su tristeza.
Una vez hecho aquello salio del tocador y se topo con la presencia que tanto había estado buscando en el salón, aquel bicolor a quien tanto estima. Israel.
Se observaron un buen tiempo en silencio, observo el semblante del bicolor y la copa que traía en sus manos, misma que estaba semivacía, además de lo extraño que se sentía estar en su presencia que parecía estar fuera de si, quizá este día había bebido demasiado y sorpresiva mente aun seguía de pie. Aquel joven bicolor no soportaba mas de un para de copas de cualquier licor, tenia una baja tolerancia a los líquidos embriagantes ya que sobrepasarse con los mismos para él era sinónimo una larga siesta y que despertaría con un horripilante dolor de cabeza al día siguiente además de dificultades para recordar lo sucedió aquel día.
—Felicitaciones...—alcanzo a decir con un extraño tono de voz, uno apagado y a su vez arrastrando las palabras, era claro que se había excedido con el licor.
—Estas bien? Te noto un poco raro...—le pregunto recibiendo como respuesta una risa un tanto risueña y a su vez irónica.
—Claro! Me alegra ver que la persona que amo se ha comprometido nuevamente con su esposo en un matrimonio totalmente infeliz.—dijo con seriedad, su mirada decaída y sus gestos irónicos no hacían mas que preocupar a la tricolor.
Ella quedo pasmada ante sus palabras, su corazón latió a mil por hora ante semejante comentario, ¿era verdad lo que decía o solo eran desvaríos de alguien que a bebido demasiado?, ¿acaso lo que siente es realmente correspondido o no debería tomarle tanta importancia?.
Se ruborizó quedando con un gesto de sorpresa e impacto plasmado en su rostro, perpleja quedo helada frente a él quien apenas se mantenía de pie y dejaba caer su copa vacía al suelo haciendo que volviera en su y se estremeciera al oír el cristal esparcirse sobre el suelo y la mirada de su acompañante cerrarse para posteriormente desvanecerse a lado de aquellos cristales.
—Israel!.—exclamo preocupada, ágilmente se las arreglo para evitar que cayera de cara contra los cristales.
Su cuerpo varonil y un tanto delgado pesaba mucho y apenas pudo sostenerlo, tuvo que apoyar su presencia sobre la suya para hacer soporte para no caer con él encima suyo, a duras penas logro dar algunos pasos alejados de los cristales para evitar que se lastime. Sentía su respiración muy cerca de su rostro, su rostro tan cerca del suyo y sus labios a tan escasos centímetros de los suyos, una situación que las malas lenguas mal interpretarían y que dichas mal interpretaciones llegarían a los oídos de su esposo cosa que pondría las cosas muy tensas y quizás con un final nada agradable.
—Israel!.—la exclamación preocupada de una voz femenina hizo que volteara y cruzara mirada con una dama angustiada.
Egipto quien había estado buscándolo por todos los rincones del establecimiento lo había hallado en los brazos de la tricolor, más que sentir celos se sintió totalmente angustiada, ver a su amante inconsciente en los brazos de aquella tricolor le causo preocupación puesto que vio cristales rotos en el suelo.
—¿Qué le sucedió?.—pregunto demandante con cierta histeria, arrebatandole grotescamente al bicolor se sus brazos mediante un sutil empujón que apenas percibió como tal.
—Tomo demasiado, me felicito y poco después se desvaneció, por poco y cae sobre los cristales. Por suerte pude evitarlo.—respondió tranquilamente obviando la pequeña conversación que tuvieron.
—Gracias por haberlo ayudado, que Alá te lo pague querida.—agradecio fervorosamente sosteniendo al inconsciente bicolor entre sus brazos evitando que caiga al suelo.
Ella simplemente sonrió gentilmente antes de dejarlos solos y regresar al gran salón a seguir con la fiesta.
Les dio un último vistazo y observo el profundo amor que aquella tricolor de orbes brillantes le tenia a aquel bicolor que ama, se sentía terrible por sentir lo que sentía y más aun saber y/o pensar que sus sentimientos eran verdaderamente correspondidos, de alguna manera debía hallar la forma de eliminar lo que siente para que ellos y ella fuesen felices, no quería ver a gente inocente sufrir por su causa...no quería dañar a alguien nuevamente.
Las caricias y los pequeños besos además de la preocupación y el cuidado que le brindaba aquella dama angustiada tocaron el fondo de su ser haciéndole sentir de lo peor, simplemente se alejo lo más rápido del lugar para encontrarse con su esposo quien posiblemente la haya estado buscando durante un buen tiempo entre todos los invitados.
De alguna manera tendría que hallar la forma de confrontar al bicolor y preguntarle si lo que dijo bajo influencia del licor era cierto o eran desvaríos de alguien ebrio, sólo así saldría de las dudas u seguiría con su vida y matrimonio adelante.
Tiene una conversación pendiente con aquel bicolor, conversación que no pasaría ni dejaría pasar por alto.
¡Qué día!
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