Capítulo 30
Un día especial para recordar
De la mano de quien se supone ama camina entre los invitados quienes se pusieron de pie al escuchar una clásica sonata emitida por las teclas de un ambiguo piano. Una caminata lenta y elegante del brazo del ruso quien mantenía la mirada fija en el oficiante de esta ceremonia, lo observo de reojo antes de dar una honda respiración y suspirar con nostalgia, quizá los recuerdos que trae consigo aquella tradicional sonata hacen que aquel sentimiento sea totalmente natural de sentir.
Recuerda a la perfección aquel sentimiento de nerviosismo que recorrió su ser cuando camino por primera vez y vestida de blanco hacia su actual pareja para unirse en sagrado matrimonio, entro sola sin que nadie la acompañase, el español se oponía fuertemente a su relación, nadie sabia el porque de su rotunda negación, de su oposición, sabiendo que el ruso era uno de los mejores partidos del mundo para alguien como ella...eso decían muchos.
-Estoy un poco nerviosa...-le susurro con timidez al ruso mientras el oficiante leía pasajes de la biblia que hacían alusión al matrimonio.
El ruso la miro y sonrió tiernamente antes de tomarla de la mano, un tierno y dulce agarre que logro calmar aquel nerviosismo que recorría su ser provocando un sonrojo muy notorio en sus mejillas como resultado.
-Descuida, estoy aquí para lo que necesites y siempre he de estarlo.-le susurro dulcemente manteniendo aquella tierna sonrisa en sus labios.
Cerro los ojos un instante y al abrirlos ya estaba en frente del oficiante nuevamente para reafirmar sus votos en un acto bastante simbólico. Sus manos temblaban ligeramente mientras en su mente repasaba una y otra vez aquellas palabras que dentro de algunos minutos tendría que decir, reafirmar sus votos matrimoniales con nuevos votos, al menos así es en su caso.
El oficiante da inicio a la ceremonia, todos permanecen atentos y entre tanta mirada "extraña" existe una familiar y aun más extraña, un bicolor cuyo rostro no demuestra felicidad alguna, una seriedad inquietante, un rostro que no esta contento del todo con su unión con el ruso, al menos no esta contento con presenciar algo que en primera instancia se perdió. Quizás solamente este exagerando al pesar tales cosas puesto que también puede estar pensando en asuntos importantes o en problemas que hacen que la tranquilidad sea una utopía.
Bajo la mirada a sus manos que sostienen a la ajena, el lazo que con anterioridad los unía no estaba presente, tan solo dio un ligero suspiro antes de volver a levantar la mirada encontrándose con la de su amante. Esos orbes azules inquietantemente hipnotizantes se posaban en los suyos, observándola con curiosidad debido a aquellos pequeños gestos y/o actos generados a lo largo del día que le resultaban extraños y preocupantes.
No obstante redirigió su mirada hacia el bicolor que en cuyo rostro manifiesta la pureza de la seriedad, un cruce de miradas que hace que aquel rostro ajeno empiece a gesticular otra emoción que no fuese una lúgubre ni mucho menos dramáticamente nefasta o trágica.
Las palabras dichas en la ceremonia son las mismas que alguna vez escucharon con nerviosismo, en aquella etapa jovial de ambos en la cual con júbilo esperaban ansiosos su santificada unión, compartir una vida juntos, hacer que el día del otro fuese el mejor de todos con tan solo pequeños gestos tales como un abrazo, palabras dulces, besos y caricias sin olvidar los viajes ni las aventuras que estarían dispuestos a vivir de la mano del otro. Tantas promesas se dijeron en aquel entonces que escasamente algunas lograron concretarse, quizá el mas importante de todos fue aquel que resultó herido por una de las partes, la traición a la confianza fue un duro golpe para su relación, misma que debe solventarse y/o curarse con este acto simbólico.
Al menos en eso ambos concuerdan.
Todas aquellas miradas posadas en sus presencias no hacen mas que incomodar a quien en un principio había aceptado tales invitados. En el fondo de su ser lamentaba haberlo hecho, tan solo quería que algo así volviese a ser un tanto mas privado y con la familia de ambos como invitados, quizá todos aquellos personajes con los cuales entablo conversaciones que no pasaban de ser formales no es el público ni invitados que ella esperaba en su unión, todo era demasiado impactante para ella.
Tras una larga leía a aquellos pasajes sagrados el oficiante les ordeno tomarse de las manos mirándose fijamente a los ojos y abriendo su corazón el uno hacia el otro, los sentimientos debían aflorar del fondo de su ser para decir aquellas palabras que el contrario recordaría para siempre, expresar un sentimiento que no siente o escasamente siente sera un gran reto para ella, más aun cuando sus palabras deberán transmitir aquello por lo cual en primer lugar este acto se realiza.
-Estimados contrayentes, este es el momento en el que deberán abrir sus corazones y expresar aquellos hermosos sentimientos que florecen dentro de vosotros.-habló solemne dándoles la oportunidad de decir sus votos nuevamente, la oportunidad de decirse aquello hermoso que guardan en sus corazones.
Nerviosos se miraron y sus manos no ocultaron aquella emoción, ligeramente temblando sostenían al otro dibujando nerviosas sonrisas en sus rostros, la más hermosa sonrisa nerviosa se generaba en el rostro del ruso quien simplemente verá idolatrado por la alemana quien a lo lejos lo observa atenta.
Rusia trago en seco, soltó una de las manos de su amada para buscar entre los bolsillos de su saco aquellos papeles en donde había plasmado sus emociones.
Pensamientos que relatan su mas profundo sentir, el arrepentimiento además de la nostalgia y la pasión yacían plasmados en una hermosa letra cursiva y en su idioma palabras nunca antes dichas, había ensayado durante varios días la forma en como las diría, los gestos que usaría y como se lo diría. Los nervios le harían una mala jugada que de alguna manera sacaría lo mejor de él frente a ella.
Sus manos temblaban levemente sosteniendo un par de arrugados papales cuadrangulares, exactamente quizá no pasaban de los 5×4 o 6×5 cm de diámetro, el sudor de sus manos hizo ilegible algunas palabras, borrones y letras distorsionadas arruinaban su momento, tomo un hondo respiro antes de proceder a guardarlas en el bolsillo derecho de su saco y a carraspera un poco antes de proseguir con su confesión.
-Querida Bolivia.-tomo entre sus manos nuevamente las ajenas, ejerciendo un sutil y delicado agarre emitió aquella dulces palabras que hicieron que la boliviana manteniese su mirada fija en su presencia.-Entre mis mejores momentos estas tú, la vez en que te conocí supe que eras mi alma gemela, mi corazón me lo decía a potentes gritos desesperados...-hizo una breve pausa emitiendo una pequeña risa recordando episodios de su vida a su lado.-se que te he fallado, se que te he lastimado, se que quizás no sea aquello que mereces pero quiero demostrarte lo contrario; tu hermosa sonrisa, nunca me cansare de verla cada mañana al despertar, tu risueña risa, nunca me cansare de escucharla puesto que siempre alegra mis días grises, tus hermosos ojos cafés confabuladas con tu inocente y cautivadora mirada son regalos del cielo para un alma tan afortunada como es la mía, afortunada por tenerte a su lado, dichosa por compartir experiencias únicas a tu lado.-la naturalidad de sus palabras tan tiernas hacen que entre en duda sobre su real sentir a su vez se siente conmovida.
Cada detalle de las mismas, por mas mínima que estas fuesen, eran superiores a sus expectativas, en verdad parecía amarla y quería cambiar para comenzar nuevamente desde cero, al menos desde un punto anterior al momento de su traición.
-Te prometo amarte, respetarte y quererte por sobre todas las cosas, quiero que mi vida siga atada a la tuya, quiero seguir a tu lado...quiero seguir amándote como la primera vez que nos conocimos o como la vez en la que entre palabras y sonrisas nerviosas nos dimos el si en el altar.-la intensidad de sus palabras más la solemnidad con las que las suelta hacen que aquella sonrisa de la que tanto había hablado el tricolor se forme en su rostro ruborizado y emocionado.-quiero amarte para siempre mi hermosa tricolor.-finalizó con aquellas hermosas palabras antes de dirigir una de sus manos hacia el emocionado y conmovido rostro de su amante, ligeras caricias en sus cálidas y suaves mejillas son ejercidas delicadamente antes de llevar su otra mano a copiar dicha acción.
Sus pulgares se dan la tarea de retirar aquellas gruesas gotas salinas de su bello rostro tricolor, su gentil sonrisa corresponde a la ajena quien con un brillo en aquellos orbes cafés parece decirle "te amo" con fervor y algarabía puesto que brillan como las estrellas del firmamento en una hermosa y oscura noche.
Había llegado su turno, la emoción que había sentido se apodera fuertemente de su ser creando un nudo en su garganta y provocando que su suene quebrada.
-Hemos pasado por tiempos difíciles, tiempos tormentosos...-una breve pausa antes de proseguir, intenta ocultar sus emociones, especialmente aquella que hace que sus palabras suenen quebradas.-recuerdo como nos enamoramos, ese día nuestros rojos estaban tan colorados que hasta vergüenza nos daba vernos a la cara...-una pequeña risa nerviosa salio de sus labios antes de proseguir.-convertirme en tu esposa fue...fue la mejor decisión de mi vida, a tu lado viví hermosos años de felicidad, experiencias únicas y vive mi mayor sueño despierta, siempre pensando si es que lo vivido era real o seguía dentro de un hermoso sueño.-las manos del ruso seguían en su rostro limpiando aquellas traicioneras lágrimas que salieron de sus ojos, no obstante ella copia dicha acción. Sus manos se dirigieron a su varonil rostro, sus pulgares daban ligeras caricias en sus mejillas, caricias que hicieron al contrario cerrar los ojos por un momento.-mi corazón esta dispuesto a empezar de nuevo, mis ojos desean ver nuevamente aquel mar azul que tienes en tu mirada con aquel sentimiento que alguna vez nos unió como pareja, como esposos, ver tu sonrisa una vez más al momento de convivir juntos o de compartir momentos de nuestras vidas juntos, sentir tus cálidos abrazos en los cuales puedo regocijarme y sentirme protegida... Amarte como la primera vez, amarte para toda la eternidad.-finalizo con un emotivo discurso que saco una sonrisa de total felicidad en aquel rostro tricolor que sostiene.
Sus miradas se cruzan y los sentimientos parecen renacer de su ser nuevamente, aquellos orbes azules la llevan al pasado y ve en ellos a aquel muchacho con el cual decidió atar su vida para siempre, todas aquellas promesas que en un principio se dijeron el uno al otro seguían ahí, tatuadas en su piel, impregnadas como si fuese el mas caro de los perfumes que el tiempo se dio la tarea de dejar sobre sus pieles. Promesas que siguen ahí pese a que nunca fueron pronunciadas en sus nuevos votos, promesas que nunca salieron a la luz nuevamente, promesas que cada uno sabe que son incapaces de cumplir. ¿Por que decir algo que difícilmente harán?, ¿Por que prometer algo que no han de cumplir?.
Nuevamente aquellas palabras que alguna vez los unieron fueron nuevamente pronunciadas y la palabras que había sellado su unión alguna vez volvía a ser mencionada, un emotivo "si" dicha al por cada uno de ellos sello la ceremonia una vez más, un beso fue el cierre perfecto para dicha unión, un beso de la discordia.
Todos celebran la unión con fuertes vitoreos y aplausos, todos con ferviente emoción a excepción de un bicolor quien con desgano expresa sus felicitaciones a la pareja que ha reafirmado sus votos, uno que en el fondo de su corazón se siente herido y traicionado, sentimientos que se generan por algo que nunca sucedió ni al menos sucederá, tan solo los acontecimientos posteriores serian capaces de desmentir o respaldar aquella afirmación.
Estas de acuerdo con que el alcohol hace que las personas sean capaces de decir lo que verdaderamente sienten(?).
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