Capitulo Ⅴ
Una pequeña conversación.
Salio a dar una pequeña caminata, distraerse y pensar en otras cosas, llenar su cabeza con ideas que van más allá que la sola idea de que puede concretar algo con ella. Ha pensado mucho en la turca, su cabeza ha divagado en la posibilidad de verla más que solo una buena amiga...al menos para quitarse a la boliviana de su cabeza.
¿Que tenia ella que no lo dejaba pensar en otras cosas que no sea ella?
Posiblemente era aquella dulce amabilidad tan nata en ella, aquella forma tan cálida en que suele recibir a las vistas o posiblemente sea solo su apariencia la que más llama su atención.
Sentado en un asiento de una pequeña plazuela se ha puesto a pensar en ello, sus ojos café semejantes al café negro que tanto adora beber, sus cabellos lacios y oscuros, su sonrisa y la forma en que logra transmitir la sensación de que todo esta en orden es algo que lo inquieta en demasía, hay más que solo la apariencia de ella que tanto adora, la quiere pero verse frente a la situación sentimental de la misma hace que sus sueños de esos tiempos y aspiraciones se esfumen y se hagan imposibles y por lo tanto contradictorias a su moral.
¿Quien era el para ser el tercero de una hermosa relación?
Negando con la cabeza mientras esboza una nerviosa sonrisa retoma una postura erguida para seguir su rumbo, divagar ya que no sabe a donde más ir...todo ha cambiado desde la última vez que estuvo en estas tierras milenarias según tiene entendido.
Con las manos dentro de los bolsillos de su grueso abrigo camina cabizbajo, suspirando y anhelando lo imposible y reprochándose por hacerlo, un caos total en su cabeza.
Caminar sin rumbo alguno lo llevo directo a la presencia que lo tiene más que distraído, como si fuese la única forma en que ambos pudiesen reencontrase vuelven a chocar, solo que esta vez en silencio sus miradas se conectan y sueltan unas risas divertidas ya que parece que los choques siempre serán recurrentes cada vez que se vean.
—Hola Israel! ¿Como has estado?.—le pregunto curiosa, conmocionado por su sonrisa cálida se a quedado mudo.—¿Israel?
Ella movió su mano frente a sus ojos mientras que el parecía haberse ido 5 segundo de su cuerpo material.
—Disculpa, ando un poco...distraído. —se excuso emitiendo una risueña risa nerviosa, sentía que sus mejillas se habían colorado a tal punto de dejar en evidencia ciertas cosas.
—No tienes porque disculparte, también andaba un poco distraída.—ella paso parte de su brazo por detrás de su cabeza mientras emitía una risa nerviosa.
Risa que sonrojo más al joven israelí, aun no descarta aquella posibilidad esperando el momento perfecto para declarar a los 4 vientos aquello que lleva atorado en su corazón desde hace años, desde el instante en que paso a verla más que solo una amiga, desde el día en que la recordó como algo más que una simple amistad pasajera.
—Y como éstas, todo bien con Rusia?.—estaba tan nervioso que después de analizar un poco la pregunta quiso que la tierra se abriera y se lo tragara, sentía cierta vergüenza al haber preguntado aquello.
—Si, todo va de maravilla.—posiblemente la forma en que su mirada brilla cada vez que suele hablar de el sea la forma más triste de saber que no tiene oportunidad alguna, a menos de que supiera mentir tan bien...
—Me alegro mucho por ti, mereces ser feliz...—extendio su mano para estrechar la misma con la de ella, espero escasos tres segundos hasta que la misma accedió al gesto.
Posiblemente empezar a ser distante haría a su mente y corazón asimilar que ella ya esta más que fuera de su alcance, es la mujer del prójimo y no podría estar deseando la para ser feliz...ya era feliz con alguien más.
—Y que es de ti, como viviste tu vida en todo este tiempo?.—pregunto curiosa manteniendo fija su mirada en la personalidad masculina que tenia la mirada clavada en sus manos.
Parecía estar nervioso, jugaba con los dedos de sus manos al mismo tiempo en que parecía darle un tic en la pierna derecha, observo detalladamente como sus ojos se movían de un lado para otro mientras suspiraba con clara sutileza para no ser detectado. Un silencio casi sepulcral los rodeo de no ser por las pequeñas aves que con su trinar alivianaban la situación, el sonido del viento al toparse con las hojas de un enorme árbol, la gente caminando por los alrededores ni que decir del estridente sonido de las movilidades a lo lejos de una calle.
—Ah...—suspiro con cierto agobio.—he estado en uno que otro conflicto con mis vecinos, cuando pienso que aceptan mi tregua y creo que es posible solucionar muestras diferencias volvemos a lo mismo... Es algo agobiante.—sus labios generaron una sonrisa doblegada y sosegada.—pero venir a tus tierras reanima a mi ser de seguir intentando la consolidación de una paz para la posteridad...eres una de las personas más especiales de mi vida, eres una gran amiga...
Su mano se extendió justo sobre el dorso de aquella delicada y suave mano femenina, podrían sus ojos al cruzarse intercambiar información que les haga saber que el uno y el otro están cometiendo una locura, que ambos sean tan iguales que distintos de cierta manera...
Si tan solo sus ojos pudiesen compartir aquel sentimiento que embarga y confunde en demasía sus corazones sabrían que en parte comparten una historia juntos, aun siendo la misma de una hermosa amistad.
—Se que algún día lograran vivir en armonía, ten fe de ello.—ella poso su mano derecha sobre su hombro derecho dándole cierto animo y confortación.—aún son jóvenes, posiblemente aun sea una etapa rebelde de ambos.
Ella sonrió de forma cálida y imito aquel gesto, sostuvo su delicada mano entre las suyas con gentileza y cariño, como ella adoraba verlo sonrojado...le daba cierta risa verlo de esa forma.
Era tan dulce siendo amable y gentil, algo que siempre quiso ver en Rusia.
—Gracias por tu apoyo y por tus buenos ánimos, no sabes lo mucho que aprecio tu amistad.—se acerco de forma lenta para brindarle un cálido abrazo mismo que ella anticipo y fue ella quien se lo dio.
Jamas olvidaría el dulce aroma de su ser, aquel perfume de su cabello negro ni la suavidad de su rostro y piel.
—Muchas gracias Bolivia...
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