Capítulo ⅩⅠ

Una oportunidad a la Felicidad.

Tras una larga "terapia" de pareja dieron un nuevo inicio a su felicidad, más allá de sus actitudes ausentes y frías debido a la monotonía de una vida bastante rutinaria han tomado decisiones que prometen ser la mejor de las opciones.

Se sintió como aquella primera vez que aquel sentimiento toco la puerta de su corazón, se sintió totalmente expuesto y desarmado ante la mirada de su bella pareja. No cambiaría aquella mirada por nada en el mundo, ni siquiera por las compañías pasajeras durante sus reuniones aburridas y lucrativas. En parte, hacer siempre aquello para lo que simplemente "nació" no es algo que disfruta en su totalidad, guardarse ciertas palabras cuando cree las decisiones que toman son incorrectas es algo bastante agotador, ni que decir de los papeles que a diario debe revisar, ni de las reuniones a las que debe asistir ni a las conferencias de prensa que se transmiten a nivel global acompañando a aquel "títere" que se encarga de ser una representación suya en el mundo humano.

Se sentía en paz consigo mismo al no tener el peligro rondando por los rincones, alguien bastante insignificante se había convertido en una potencial amenaza mientras su relación pasaba un mal momento y su amistad parecía prosperar con un propósito en particular. Creyó y pretende creer que fueron suposiciones suyas debido a su inseguridad pero había algo que le gritaba con euforia que, no, no estaba imaginando cosas donde no las había, había algo y ese algo atentaba contra la prosperidad de su matrimonio.

Ahora, mientras ella reposa sobre su pecho mientras contemplan un cielo estrellado en el pórtico de su cada queda pensativo. ¿Donde habrá ido aquel sujeto? ¿Estaría planificando su próxima jugada? ¿Acaso se estaba entregando a la paranoia por alguien bastante débil e insignificante? Entre otras más preguntas han circulado por su cabeza, pensamientos que de por si tienen motivo para ser catalogados como una advertencia dirigida hacia su persona por cortesía de sus ojos y cerebro que han detallado cada gesto, cada palabra, cada mirada con suma minuciosidad dando como resultado aquello que hasta ahora no lo deja tranquilo.

—¿Puedo desconfiar de ella a pesar de haberme dado motivos para hacerlo?.—pensó con severa duda, sus ojos se movían un tanto divergentes, trazando lineas que se entrecruzar con las estrellas tomadas como puntos de referencia en un plano bastante abstracto.

Su mente es traicionera, su corazón es muy conflictivo y posesivo, su mirada se debate entre el caos de sentimientos acallados y sentimientos que afloran con total libertad, su ser siente el leve roce eléctrico que moviliza de forma sistemática cada centímetro de su piel, sus manos tiemblan al igual que sus labios que han callado demasiado cosas que su mente y corazón han lanzado con rudeza. ¿Qué ocurre en aquel mar azul que decoran a las esferas de las medianas cuencas de su varonil y neutral rostro?¿Que pasa con aquellos finos labios que tiemblan y se tientan de lanzar preguntas que posiblemente dañen a su acompañante? Todo es un caos dentro de si mismo.

Para ella en cambio es un momento tranquilo, pese a que su corazón asimilo la idea de darle una nueva oportunidad a su "media naranja" se nueva a darlo todo, se niega a transmitir aquella misma euforia que años atrás fueron la envidia de aquellas parejas que se empecinaban en llevar una relación secreta, simplemente darlo todo para volver al mismo punto era algo que no toleraría menos cuando siente con aterradora fuerza un extraño vacío.

—¿Israel es un buen hombre, un buen partido pero, porque tiene que estar con ella?¿porque no simplemente busca a alguien mejor?.—si bien nunca había catalogado a las personas con severidad, ahora aquello se presentaba de una forma bastante sutil, un pensamiento que hasta incluso le aterra.

¿Quien era ella para juzgar a la pareja de su amigo sin siquiera haberla conocido?

Descansando sobre el pecho de su pareja y escuchando los dulces latidos de su corazón quedo pensativa. Aquel hermoso mar de café reflejaba una inquietante inseguridad, una extraña forma el brillo de sus ojos manifestaba al solo pensar en la idea de que uno de sus mejores amigos se casara, lo consideraba un hermano, tal vez un hijo por ser bastante joven aún. Su ser se estremecía al solo pensar en la idea de que él podría estar cometiendo un error, si bien no tuvo la oportunidad ni el agrado de conocerla tenia bastante curiosidad de hacerlo. Saber que fue aquello que cautivo los sentidos del israelí hasta tal punto de haber tomado la decisión de casarse con ella.

Simplemente ambos sumidos en un mar de dudas confiando a ciegas en sus sentimientos de modo que mediante ellos sacarían nuevamente a flote su matrimonio, aquella unión que tomaron como una forma de escapar tan siquiera sean unos minutos de su papel rutinario en el mundo.

En cambio Israel ha tenido un grave dilema debido a su peor mentira. Pensando en como abordaría este tema con ella y con su amigo. Pensando en como le propondría participar en algo tan importante y serio que se supone es el matrimonio y más aun siendo este una simple fachada para destruir cualquier sentimiento que cree haber despertado en la boliviana. Duda pero a la vez se siente seguro de que aquella cercanía creo un vinculo entre ambos, su corazón se lo dice con escalofriante sinceridad, con una extraña certidumbre, que no se equivoca, que sintió aquella química con aquella otra alma solitaria amarrada a un matrimonio que parece hundirse.

No es fácil comentar algo así a la ligera, no es fácil decirle a ella mirando sus hermosos ojos color turquesa semejantes al jade que la incluyo en un pésimo plan, que la incluyo en una mentira. Pudo haber escogido a la egipcia, ella era libre como las aves y aun así su cabeza no pensó más que en la turca, es posible que Egipto hubiese aceptado aun sabiendo que es una mentira sin esperar nada a cambio.

—Lo siento amigo...—murmuro antes de iniciar lo que supone y es un golpe realmente bajo, una decisión que promete llevarlo a la felicidad más falsa creada por sus pensamientos que se retuercen como gusanos sobre la tierra.

Su alma queda condenada por sus actos, ha mentido, ha traicionado, ha engañado... Ha hecho tantas cosas en su vida de las cuales se arrepiente, cosas que en las noches mas sepulcrales y frías no lo dejan dormir, se levantan de la tumba de su subconsciente y lo atormentan durante el trayecto de la noche hasta dejarlo agotado al surgir el alba. Observar el monstruo en que se ha convertido por culpa de sus allegados y vecinos, por su sangre y conocidos, por sus  sentimientos prohibidos, por su orgullo, por todo.

Hay tantas cosas de si mismo que aun desconoce y desconocía, tan solo conocerlas le aterra y le disgusta, deforman su personalidad, moldean su esencia en algo atroz digno de ser despreciado y exterminado. No es él, desde hace mucho que aquella personalidad suya yace bajo metros de oscuridad, sangre, dolor y lágrimas que siempre guardo por su orgullo.

Un monstruo que anhela ser feliz, un ser de luz ensuciado y manchado por los oscuros pensamientos de su mundana mente. Corrompido, abandonado y confundido.

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