◆:*:◇:*:CAP. 01:*:◇:*:◆

Amar a alguien entre secretos es lo más hermoso, pero también agonizante. Aquel instrumento hizo que lo viera por primera vez y me enamoré de él. ¿Algo loco?, lo sé, esto va más de mi inteligente cerebro y de cuantas veces pueda crear algo asombroso para la vida humana.

Muchas veces me negué a amar a alguien, alejándome por completo de las "citas a ciegas" que mi madre buscaba por mi futuro, pero claro está que ella quiere solamente asegurarse de nietos de con quién jugar y darle tantos caprichos pedidos por ellos.

¿Cómo lo conocí?
Pues recuerdo muy bien de aquella noche, en la que por fin me había independizado de mis padres, claramente mamá haciendo el drama de su vida pidiendo al cielo que no me vaya de la casa., pero vamos apenas tengo veinte años y lo más lógico es que yo forme mi vida a mi manera y mi padre pues me apoyaba en todo, enserio en todo lo que yo deseará hacer por mí y mi vida.

Había terminado ya de arreglar mi departamento con todos los elementos inmoblados, estoy feliz más de lo que se imaginan, por último estaba muy cerca de la Universidad en la que enseño como maestra de Criminología y Forense, no me puedo quejar me pagan bien como para tener este departamento de lujo.

Luego cumplí mi rutina para luego dormir y claro está pedir algo para comer, así lo hice estaba muy cansada que caí rápidamente en los brazos de "Morfeo". No sé en qué momento desperté claro está que me encontraba en mi habitación y de madrugada, ¿por qué donde alguien con tanta actividad al día anterior, se levantaría a las tres y media de la madrugada?, no lo sé, pero yo solamente seguía aquella melodía, notas muy delicadas y a la vez tan tristes, por una extraña razón seguía caminando con mis ojos llorosos.

Llegué hasta el elevador y di opción al botón del piso de abajo, tenía mi cabeza en blanco no entendía el por qué, pero aún mis ojos llorosos seguían en mis mejillas, salí de ahí y camine atentamente hasta aquella última puerta de aquel piso, ingresé y observe atentamente que todo estaba bajo una luz roja, camine hasta donde resonaba aquel piano, hasta cuando lo vi dándome la espalda mientras se seguía sumergido en aquellas largas dulces y tristes notas.

Aparentemente, sintió mi presencia, no sabía por qué, pero dejó de tocar el instrumento y luego se dio vuelta para verme atentamente de pies a cabeza, yo solamente me mantenía en silencio no entendía que me pasaba y sobre todo que pasaba aquí justo ahora, recordaba que estaba vestida de algo tan corto sí una pijama de dormir pero en vestido. Luego de tiempo se acercó a mí lentamente, tomando de mi mentón para observarme bien y sonreírme de lado.

Su físico era más que perfecto, ojos pequeños, pero profundos color negro como el café pasado por las mañanas, piel blanca como si fuera mismo hijo de la madre luna, finos labios rosados y cabellos plateados como el color de las estrellas ante la vista humana.
Había caído tontamente rendida, ante alguien que no sabía de su identidad.

-Te pareces a ella...- susurro. - o eres ella, ¿a caso me estoy volviendo loco? - acarició mi mejilla con delicadeza.

Quería abrir mi boca para decir por los menos unas palabras o incluso decir "hola", pero no podía por más que quiera mis labios ni decían nada.

- ¿A caso eres tú Elizabeth? - Mis ojos se abrieron como plato, ¿cómo sabe él mi nombre? - Eres tú Elizabeth mi Liz...

Por una rara razón me sentía bien estar a su lado, me gustaba, pero me asustaba que sepa mi nombre y sobre todo como sabe mi apodo de niña.

-Descuida...- acarició mi mejilla una vez más. - esto es solamente un sueño. - sonrió. - Que al despertar seguirás en tu cama y yo estaré aquí... pero que después de esto me podrás a volver a ver, volveremos a estar juntos.

No entendía nada en absoluto, ¿todo esto era un sueño?, rápidamente se acercó a mí y sin dudarlo me besó, ¿un beso?, ¿me está besando?
Sin dudarlo mis labios se movieron solos y correspondí a sus labios, me gustaron no puedo negarlo, después por causa de aire nos separamos.

-Mi dulce Kim Elizabeth, mi hermosa Liz. - Siguió acariciando mi mejilla. - Después de tanto tiempo, nos volvemos a ver.

Sí, ese es mi nombre, por más que lo diga una y otra vez no me canso de oírlo., no entiendo como sabe de mí, mucho menos quién es él, pero lo que temía llegó, el momento.

-Ya es hora que despiertes hermosa...- acarició mi mejilla una última vez en la que cerré mis ojos llorosos. - ya dejaremos de llorar. - sin dudarlo me volvió a besar y desperté gracias al despertador eran las siete de la mañana y lo apague.

Mis manos viajaron a mis labios para acariciar una vez más su beso, aquellos besos que correspondí y que deseo volver a sentir.

Me levanté de la cama, por más que haya sentido tan real aquel sueño y estar cansada por la mudanza tuve que levantarme, ya que a las ocho y media tenía una reunión de maestros. Cumplí mi rutina matutina y camine hasta la salida del departamento, para llegar hasta la Universidad, firme mi asistencia y luego me dirigí hasta la Sala en dónde se realizaría la reunión.

Solamente me mantuve en silencio, no servía de nada yo al decir algo, existían dos razones una era nueva en la Universidad y la segunda pues solamente pensaba en él, mientras detalladamente intentaba dibujar el rostro de aquel misterioso chico.

-¡Profesora Kim! - seguía inmersa en mi dibujo. - ¡Profesora Kim! - golpearon fuertemente la mesa.

Despegue rápidamente mire atentamente al subdirector Han, me levante de mi asiento y mantuve mi cabeza baja.

-¡¿Me puede decir que sucede profesora Kim?! - Reverencie cubriendo mi folder con mi dibujo pegado a mi abdomen.

-Lo siento subdirector Han. - Volví a reverenciar.

-Está bien...- suspiro. - so-solamente este atenta por favor señorita Kim. - me senté y asentí.

El resto de la reunión observó atentamente mi dibujo mientras escuchaba lo de la reunión. En el transcurso del tiempo realicé mis clases y sobre todo conocer a los alumnos que ahora seré su tutora.

Saliendo de la Universidad a pocos me dirigí al Centro Comercial, para hacer unas pequeñas compras que luego las utilizaría en la noche en la hora de mi cena.

Terminando de comprar lo necesario, tome un taxi hasta casa, ingrese en él, pero lamentablemente y para colmo mi mala suerte el elevador estaba con el maldito cartel "en mantenimiento", pues no me quedaba de otra que subir las escaleras hasta dónde vivo que es el onceavo piso.

-Maldición debí comprar uno de los departamentos de abajo. - Me queje sinceramente tenía que hacerlo estaba... muy cansada y odio las escaleras hasta la actualidad.

Pensé que había llegado al fin a mi piso, pero no lamentablemente, estaba en el décimo piso del edificio, ahí entendí que estaba frente aquel lugar de mi sueño de ayer anoche, aquel que conocí a un chico de identidad desconocida, sobre todo estaba al frente mío.

La puerta de aquel departamento estaba abierto como lo vi en mis sueños, me acerqué lentamente para abrir está...

-Señorita Kim... - escuche alguien hablar por mis espaldas. - buenas noches. - me di la vuelta dejando el pestillo de la puerta.

-Señor Han - reverencié. - buenas noches.

- ¿Qué hace aquí señorita?

-Ah!, el elevador se malogró y ahora está en mantenimiento, entonces yo subí por las escaleras y entonces... observé la puerta abierta...- la señale. - entonces quise cerrarla no me pareció correcto verla abierta.

Cierto es correcto mejor parecer un poco de entrometida que estar diciendo... "Pues mira ayer me soñé con esta puerta y dentro había un piano junto a un hermoso chico que me beso y quiero que me vuelva a besar" y quedar como loca después de todo nadie me creería.

-Esa puerta quedó así porque nadie se atreve a tocarla, pues un chico murió ahí.

-¿Habla de su habitación?

-Sí, lastimosamente murió...

-¿Cuáles fueron las causas de su muerte?

-¡Uh!, los oficiales no nos dijeron mucho, pero se dice que fueron a causa de una droga...

-¿Una droga, dice? - asintió. -entonces ¿cumplía con esas características?

-No, para nada señorita Kim, su físico y estado estaba perfectamente bien se veía de un muchacho sano es más estaba en la Universidad por esa misma razón el vino de Daegu hasta Seúl.

-¿A qué se dedicaba?

-¿Él? - asentí. - estudiaba música para ser exactos era pianista, también escuche que ya antes había concursado como compositor.

Entonces del todo no entendía, si alguien tan joven con el mejor éxito del mundo ¿por qué acabaría con su vida?, sinceramente habría muchas y entre ellas el bullying. - negué con mi cabeza al recordar tales cosas. - aunque también podría ser el estrés y tanta competencia por llegar a ser el mejor en algo y sobre todo ser el orgullo de tus padres, pero pensemos bien, ¿el orgullo de nuestros éxitos no debería ser para nosotros primero?

La verdad ser alguien exitoso en esta vida siempre se da primer lugar a tú vínculo más cercano y tú terminas al último.

-Entonces...- mi teléfono sonó era "mamá"- disculpe tengo que contestar está llamada, me despido y conteste.- reverencie y camine hasta la escalera para luego subir esta.

Camine hasta la puerta de mi departamento. - Mamá, no, no estoy de acuerdo de ir a esas citas a ciegas...no me importa que sea guapo, no mamá mucho menos que sea dueño de una empresa, no, no me interesa. - abrí la puerta de mi casa e ingresé para luego quitarme los zapatos y pasar hasta la cocina. - ¡Papá!, dile que no quiero novio...- me acerque a la refrigeradora,- lo sé no hay nada que le saqué esa idea de la cabeza. - y servirme un vaso con jugo. -claro padre aleja a tu princesa de los ogros... - reí. - ¡bye! -colgué la llamada.

Estaba tan sumergida en mis pensamientos hasta qué...- ¡hola! - grite asustada al verlo cayendo mi vaso al pavimento.

-Tú...- toqué mi cabeza. - tú... estoy soñando, esto es un sueño...- susurré.

-¿Segura? - caminó hasta frente mío. - puedes tocar mi mano si quieres estar segura de que estoy aquí...

-¡No...!, mejor que quedó así.

-Veo que...

-¿¡Tú cómo saliste de mi cabeza!? - pregunte alterada.

Río. - No salí de tu cabeza Liz, solamente que yo estuve en tu cabeza buena en tus sueños. - Sonrió de lado. - Sinceramente, jamás imaginé verte después de tanto tiempo. - No sabía en qué momento ya me tenía en sus brazos sosteniendo mi cintura.

-Su-suéltame... -ordene.

-¿Eso quieres? - A esa pregunta me reservé la respuesta, pues mi mente peleaba a la par un bando decía: "corre, huye de ahí ahora mismo", mientras, por otro lado, decía: "quédate ahí y bésalo, no huyas".

Sinceramente, no sabía que me pasaba, no entendía absolutamente nada esto era igual que en mi sueño solamente que aquí puedo moverme y hablar, pero no quiero solamente deseo estar así con él.
A caso su misterio es lo que me condena a no moverme y mucho menos decir aún algo sin dejar de tartamudear.

Pero vamos Elizabeth, es alguien que parece un fantasma, talvez un alma en pena que solamente toca aquel..."piano".

-Tú... -susurro algo asustada.

-¿Yo qué Liz? - suspiré.

- Tú eres un fantasma...

Se echo a reír. - ¿Qué? Que dices...- negó. - yo no soy un fantasma, soy alguien que sigue con vida al igual que tú... - acarició mi mejilla.

-Tú...vivías en el décimo piso, ¿verdad?

-Claro que vivo en el décimo piso.

-Tienes un piano en tu departamento, ¿verdad?

-Sí...- suspiro. - sí, tengo un piano que ayer conociste.

-No te parece raro jugar con mis sueños a tal grado de estar tú en ellos.- L pensó y se sorprendió de tal análisis. - ¿Entiendes ahora cuando te digo que estás muerto?

-Yo...- lo interrumpí.

- Talvez no te hayas dado cuenta de que moriste, pero quiero hacerte una lista de preguntas. -Asintió- Bien, vamos siéntate frente mío en la sala. Nos acomodamos y creí que pregunta debería de hacerle.

-Sé directa con tus preguntas Liz. - Asentí.

- ¿Consumías algún tipo de narcótico?

-No, para nada.

-¿Medicamentos con receta médica?

-Soy... bueno "era alguien sano".

-¿Recuerdas la causa de tu muerte?

- Si supiera créeme que no me hubiera hecho el sorprendido al saber que "estoy muerto".

- Entonces... ¿Tienes un recuerdo leve?

-No mucho, solamente recuerdo caer dormido en el piano...

-¿La fecha? ¿Hora?

-No, no recuerdo mucho de aquella noche. -suspiro.- Sinceramente no tengo ningún recuerdo.

Asentí. - Está bien, no importa eso ahora. - Me levanté del sofá.

"Interesante estoy hablando con un fantasma que no sabía que era uno como si se tratará de una persona viva en carne y hueso"

-¿Estás segura que no puedes sentirme a pesar de verme? -Sentí cómo él me abrazaba tomando de mi cintura, sus manos estaban frías por más que tenga ropa por encima de mi cuerpo la temperatura de estas mi cuerpo provocaba erizarse.

-No, no sabía que leías mentes. -Dije mientras me quedaba quieta, mirando al frente.

-Solamente puedo leer los tuyos bonita.

-La vez que soñé contigo, me dijiste que algo como "¿esto es un sueño?", y dijiste mi nombre, ¿cómo sabes que me llamo así? - me voltee para tenerlo frente a frente aún él sin soltar mi cintura.

-Sobre eso...- observé como sus mejillas se tornaron un rojo carmín.- nosotros estudiábamos en la misma Universidad, pero por tema de diferentes carreras, se decía por ahí que existía una chica que estudiaba criminología y por más de que ella era popular siempre acostumbraba estar en sus ratos libres sola.

-¿Quieres decirme que estudiamos en la misma Universidad, y que desde entonces te gusto?

Asintió. - Desde entonces me gustaste desde la vez en la que te vi tan sumergida en un libro de la anatomía humana. - Sentí mis mejillas arder y él solamente río.

-Que malos gustos tienes...

Volvió a reír. - ¿En serio eso crees? - Asentí. - Pues estás muy equivocada...- acarició mis mejillas. - Yo opino que vives fuera de la realidad...- Sin más acercó mis labios a los suyos.

Se sentía tan real, sin dudar correspondí a ellos, moría por volverlos a probar, pensaba cuando volvería a pasar justo esto y... en el momento menos indicado estoy en el cielo besándolo.

No sé qué es sinceramente lo que siento por él, pero lo que sea que se llame en este mundo yo... soy feliz de estar cerca de él "fantasma del piano"...

...

Pasaron tres meses y pude tener una buena comunicación con Yoongi, sí ese es su nombre Min Yoongi para ser más formales, siempre que llegó del trabajo lo encuentro esperándome sentado en el sofá del departamento mientras observa atentamente al televisor, aunque en otras ocasiones suele caer dormido en el sofá.

Y cada vez que siente que estoy yo aquí después de tener una larga jornada laboral me recompensa con un tierno beso., no sé qué somos en realidad, pero lo que sí sé es que el este aquí para siempre a mi lado sin ningún contratiempo, pero sé que cuando descubra la razón por la que él murió se irá y...me dejará.

Tal vez suene algo pleitista y egoísta al no querer que se vaya de mi lado, pero convivir con él hace que... mi cariño y el deseo de que este conmigo se vuelva muy grande.

-¡No, no mamá! No mamá no es necesario que vengas estoy bien. - Estornude. - Sí, sí ya comí algo...

-No es bueno que le mientas a tu madre. -Susurro. - Sabes que ella se preocupa por ti.

-Mamá, puedo cocinarme yo algo descuida, si si me mantendré abrigada. Claro cualquier cosa yo te aviso, adiós, si me cuidare... adiós...- colgué la llamada.

-Liz...

-No digas nada Yoongi - Suspire. - si le mentí a mamá de que me siento bien a pesar de estar en cama y no poder respirar es porque quiero aprender a ser independiente conmigo misma y cuidarme yo sola... - Estornude.

-¿Justificaste tú falta?

-Sí, ahora quiero dormir...

-Debes de comer algo Liz para que tomes tus medicamentos.

-Pero solamente quiero dormir!!!

-No, espera iré a la cocina y prepararé algo para ti. - sonrió y me dejó regresando unos minutos con una bandeja.

-¿No, crees que estás exagerando?, no me voy a comer todo eso Yoongi...- negué. - cuando me enfermo no soy de comer mucho es más ni me da hambre.

-Por lo menos has el intento de comer, me tomó mucho tiempo hacerlo, déjame engreírte. - suspiro mientras debaja la bandeja en mis piernas.

-Pero...- me depósito un beso. - pero yo no...- otro beso más. - Yoongi no tengo mucha ham... - me besó otra vez más.

-Si sigues negándote seguiré besándote... - sonreí y esta vez yo lo besé, algo lento pero duradero. - ¿y eso?

-¿Qué?

-Nunca me has tomado la iniciativa de besarme, ¿por qué ahora? - preguntó asombrado.

- No lo sé...- me hundí de hombros. - si te molesta no lo vuelvo a hacer... - desvíe mi mirada por vergüenza.

Tomó mi mentón para luego hacer que observe su detallado rostro y acercarse sus labios a los míos. - No me molesta para nada, -Sonrió. - más bien me gusta que seas así conmigo... - otra vez volvimos a corresponder nuestros besos, eran lentos, cálidos y hermosos. - ahora necesito que comas. - acarició mi mejilla.

Yo solamente asentí y comencé a comer hasta dónde mi estómago podía resistir aunque... - ¡Está delicioso...! - dije mientras masticaba el último pedazo de mi pan tostado.

Él solamente sonrió. - ¿En serio? - dijo mientras acariciaba mi cabeza y yo solamente asentía. - No me sorprende te has acabado toda la bandeja de comida.- Al escuchar eso me sorprendí y era verdad no había nada en los platos y vasos.

-Yo...- iba a decir algo en mi defensa, pero sus labios callaron los míos por unos minutos término de besarme y yo corresponder. - yo... en mi defensa cocinaste todo esto muy delicioso.

Río y acarició mis labios. - Es bueno saber que hayas comido bien, así puedo estar tranquilo y sobre todo saber que yo me encargo de cuidar de ti hermosa. - Sonreí y levanto la bandeja de mis piernas para luego llevarlo a un lugar que no incomode mi movimiento, terminó y me sirvió un vaso con agua entregándome las respectivas pastillas.

-Gracias Yoongi... -sonreí y le di un beso en la mejilla después de tenerlo a mi lado sentado en mi cama.

-Intenta dormir algo linda...

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