En una tarde lluviosa, yo la conocí.

   Recuerdo el suave sonido de la lluvia al caer, junto con el palpitar de mi corazón el cual comenzó a temblar. 

   Uno.

   Dos.

  Tres.

   En sólo tres segundos, me enamoré.

   ¿Esto es a lo que la gente llama... amor a primera vista?

   Los recuerdos de aquella calle, aquel paraguas, mi ropa empapada por la fría lluvia y su rostro... es algo que jamás he de poder olvidar. No importa dónde esté, ni siquiera el momento. No puedo dejar de pensar en ella. 

   Desde esa tarde lluviosa, siempre regreso al mismo lugar donde le vi por primera vez, todo con la esperanza de poder verla de nuevo... y es así cómo los segundos transcurren convirtiéndose en minutos para después transformarse en horas, días y semanas... hasta que finalmente terminan por convertirse en meses. Meses en los cuales seguí esperando con la pequeña esperanza de verle pasar de nuevo frente a mi. 

   El tiempo de lluvias ha terminado, trayendo consigo una nueva estación y de esa manera llevándose consigo los recuerdos del ayer, y yo, yo sólo sigo esperando de pie en aquel lugar; más sin embargo... ella nunca apareció. 

En esos días, cuando la extrañé tantas veces, me preguntaba: 

  ¿Cuándo será el momento en que te vea otra vez?