Si no ibas a dar el primer paso tú, entonces lo daría yo. 

Te escribí una carta. Era pequeña. En un papel rosa, tu color favorito.

Nunca había hecho esto, por esta razón, me la pase casi noche pensando en qué escribirte. No quería ser brusco, tampoco muy suave, porque sé que, por más solo que te sientas, no te gusta que te traten como un bebé en tus momentos difíciles. 

"Te escribo esto porque creo que no quieres verme, me tienes bloqueado por todos lados, y por alguna razón tampoco quieres hablarme.

Jimin, quiero que sepas que puedes contar conmigo, sé que la estás pasando mal, recuerda que eres mi amigo, siempre estaré para ti, si te ocurre algo puedes decírmelo, te escucharé. No lo dudes.

- Jungkook"

Me conformé con eso, y cuando ya no había estudiantes en los pasillos, abrí tu casillero y la guardé ahí. 

Esperé a tu llegada sin que lo notaras, tampoco es que como si deba hacer un esfuerzo, eres terriblemente despistado.

Una vez en tu casillero, te vi atento sacar las cosas que necesitabas de ahí, una por una, lentamente... hasta que te topaste con mi carta. 

Tal vez pensaste que era un nota de amor, tu cara demuestra eso. La curiosidad y casi ilusión de ello en tu rostro me lo demostraron.

Lamento decepcionarte, cariño.

Una vez terminaste de leerla, suspiraste y frunciste el ceño. Yo miré atentamente tus próximos.

Volviste a guardar aquella notita dentro del casillero y te fuiste sin expresión en el rostro, como si los engranajes en tu cabeza estuvieran todavía procesando la información. 

Como si no pudieras aceptar que estoy aquí.