𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓽𝓻𝓮𝓲𝓷𝓽𝓪 𝔂 𝓾𝓷𝓸


"ᴘᴏʀ ᴇʟ ᴀᴍᴏʀ ǫᴜᴇ ᴛᴇ ᴛᴇɴɢᴏ, ᴇs ᴘᴏʀ ᴇʟʟᴏs ǫᴜᴇ ɴᴏ ᴍᴇ ᴠᴏʏ."



JiHyuk va desprendiendo poco a poco los pétalos de la flor que tiene entre manos, como si estuviese jugando al me quiere o no me quiere. Se siente como un tonto ahora que ha recordado todo lo que sucedió en el bar hace días atrás.

¿Le dijo a TaeHyung que le gustaba?
¿¡En qué estaba pensando al haberlo hecho!?
Se sentía avergonzado consigo mismo, por eso era que TaeHyung había pasado evitándolo todos estos días.

JiHyuk observó hacia adelante, viendo a la distancia a TaeHyung caminar por el parque del colegio. Se supone que la flor que tenía entre sus manos era para él. Era un hermosa margarita. Exacto, era. Porque ya lo estaba destrozando.

-—Linda flor... —-le había dicho Byung-hee la primera vez que lo vio. Re acomodó su garganta y apartó el pensamiento de que era para él—-.
¿Para quién es?

JiHyuk contempló la flor, su color era hermoso. No le dijo nada y solamente se alzó de hombros. No quiso mencionar que era para TaeHyung, porque en los últimos meses Byung-hee solía irritarse cada vez que pronunciaba el nombre del menor y no entendía el porqué.

—-S-solo la encontré por ahí...

Byung-hee apretó los labios, asintiendo y cerrando su casillero. -—¿Te sucede algo?

No le había mencionado nada del bar.
No quería que su amigo pensara que era un estúpido, que se enojara o incluso sintiera lástima por él.
—-No sucede nada.

JiHyuk lo miró, Byung-hee le estaba sonriendo.
Su piel morena clara y sus ojos avellana parecían relucir muy bien con el sol de aquella mañana. JiHyuk quedó encantado con sus ojos... olvídenlo, solo es un vago recuerdo. El caso es que nunca se había fijado en ellos.

—-Que lindos tus ojos. -—dice sin pensar, y al reaccionar, no se sorprende de ello, porque se lo dijo de una forma normal. Pero Byung-hee se sobresaltó y sus mejillas se acaloraron.

JiHyuk seguía viéndolos como estúpido.

-—¿Saldrás hoy? —-lo saca del trance.
JiHyuk niega y por primera vez se dedica a ver su rostro detenidamente. Pero que pestañas tan hermosas... Sonríe, era un enano, a penas si le llegaba a la barbilla, aún no entiende con qué descaro intentó inscribirse al equipo de americano. Por supuesto, no lo habían aceptado. Pero el chico era una monada.

—-No, no saldré.

Byung-hee intenta ocultar su nerviosismo, así que evita ver esos lindos ojos y hace como si le interesara un punto fijo que no sea él.
—-Genial. Llega a mi casa esta noche, podemos jugar play, ver una película o algo... No sé, salir los dos... —-dice lo último como una indirecta, pero sabe que JiHyuk no lo va a captar.

JiHyuk asiente.
—-¡Sí, suena genial! -—No, definitivamente no lo había captado.

Byung-hee comienza a frustrarse pero no lo demuestra. Bueno, sí, un poco, porque deja de sonreír. Se despide de JiHyuk con un beso en la mejilla, algo que últimamente ha empezado a hacer.

Ahora, JiHyuk sigue sentado en el parque, solo. Está debatiendo consigo mismo entre ir hacia TaeHyung o no.
¿Qué podría decirle?

—-Hola, TaeHyung. Mira, ahmm te traje una flor y lamento lo que te dije hace unos días, que en realidad es "mentira" y no pienses que la flor significa algo. A-Aunque en realidad sí significa algo porque me importas, pero no en ese sentido de "importar" ehm... oh bueno, sí en ese sentido. Aún así no lo tomes a mal, pe...
¡Ya sabía que era algo muy tonto!
Se ponía tan nervioso cuando estaba con él que estaba 100% seguro que diría una estupidez como esa.

Sin embargo, la risa de TaeHyung se escuchó a una distancia cercana a la suya, fue tan hermosa que le fue inevitable no ver hacia el frente y contemplarlo.


...



TaeHyung se había sentido como si fuese Jungkook hace unas horas atrás. Le gustaba a una niña llamada Clarisse, quién estaba en su clase de teatro. -y no entiende el porqué porque él es más femenino que ella en casi todos los aspectos. (No quería decir que en todos porque le daba pena)-, así que se aprovechó un poco de ello y le pidió que le trazara unos dibujos que él deseaba. Ella lo había hecho y TaeHyung al verlos le parecieron literalmente hermosos.

Tuvo que darle un beso cerca de los labios para que ella no se sintiera utilizada.
Agradeció tanto que ella los haya hecho porque si los hacía él le iban a quedar horribles.
Su profesor de Arte le ha dicho en varias ocasiones que no es bueno dibujando.
TaeHyung se sintió muy mal después del favor porque Clarisse se portó muy dulce con él y hasta hizo lo posible por invitarlo a salir por un helado pero él no quiso.

-—No podré. -—se sonrojó-—. Lo siento, pero prometo que será muy pronto. -—vio que anchó su sonrisa-—. C-como buenos amigos, claro.

Y se sintió la peor persona del mundo.

Tampoco quería decirle que en realidad no deseaba hacerlo. Ella se había ido.
Ahora, TaeHyung estaba recortando corazones de papel arcoiris debajo del árbol en el que antes solía juntarse con Jungkook cuando se repartían besos a escondidas en el tiempo en que comenzaban a ser algo.
El mayor lo sentaba consigo, conversaban, Jungkook decía estupideces que lo hacían reír y luego ¡Bumm! Jungkook le decía cosas bonitas que lo hacían sonrojar, luego le coqueteaba más y cuando él sentía ya estaba besándose con Jungkook

Sí, Jungkook sabía cómo enamorarlo cada día.

Joon hee se había sentado a su lado para ayudarlo con sus corazones, pero terminó rompiendo todo y lastimándose el dedo con la tijera, entonces se sintió tan inútil que se fue llorando a gritos hasta los baños.
Ni siquiera se dio cuenta que entró al baño de chicas.

—-Oh... -—TaeHyung se rió. Eso hubiese sido un problema para otro, pero supuso que al fin y al cabo no lo sería para él, ya que por su torpeza y simpatía Joon hee solía atraer a muchas chicas.
Incluso a TaeHyung le parecía demasiado tierno, en cierta ocasión le había dicho a Jungkook que Joon hee le parecía muy lindo.
A éste no pareció importarle, es más, le sonrió.

—-Sí, suele ser la debilidad de muchos.
Incluso para mí.

¿Y cómo no?
Si cada vez que Jungkook llegaba, Joon hee siempre corría a abrazarlo.
Jungkook estaba segurísimo de que si hubiese dicho aquello, refiriéndose a otra persona, a Jungkook le hubiese dado un ataque de celos y seguramente habría puesto al chico bajo tierra.
Le daba igual si lo hiciera o no, total, no le gustaba otro.

Observó a Joon hee salir del baño corriendo, tres chicas iban detrás de él; llamándolo con dulces apodos y con los brazos abiertos.
—-¡Joon hee, no querer! -—gritó hacia ellas y se perdió de vista al final del pasillo.

TaeHyung se sonríe y cuando quiere seguir con lo suyo alguien se le acerca por detrás, cubriendo sus ojos. Su piel se eriza cuando siente el cítrico aroma de un perfume.
—-Adivina quién soy... -—dijo tras una barata imitación de chica.

TaeHyung ni siquiera contestó.
Solo tomó las manos que le cubrían y destapó sus ojos, vio hacia arriba y encontró aquellos ojos, los más hermosos del mundo.
-—Hola, Jungkook. -—frunció sus labios, formando un piquito, pidiendo un beso. Jungkook se inclinó y se lo concedió al instante, haciéndolo sonoro. TaeHyung con una sonrisa de bobo mira como éste se sienta a su lado.

-—¿Qué estabas haciendo, cariño?
¿Ah?

Jungkook lanza una mirada hacia los corazones de papel y TaeHyung reacciona hasta ese momento.
Inmediatamente aparta todo de su vista y lo guarda entre un cuaderno gastado, disimulando que no es nada.

—-C-co-papel.

—-¿Papel?

—-Eh-ehm sí. Era de Joon hee.

—-Oh. -—sonríe—-. Sí, te vi con él.
Creo que al final terminarás dejándome por ese grandulón.

El menor acorta la distancia, rodeando con sus brazos la cintura de Jungkook y abrazándolo para acurrucarse en su pecho. Jungkook también lo abraza y siente como el menor recuesta su cabeza en su hombro. Su coronita de flores le hace cosquillas en el lóbulo de su oreja.

-—Jamás, Jungkook. -—No podía imaginarse a él sin Jungkook. Él formaba parte de todos sus recuerdos e incluso de sus planes para un futuro.
¿Estar con alguien más? No. TaeHyung se sentía feliz con Jungkook-—. Por cierto, gracias por mis flores de esta semana. —-besa su mejilla. Jungkook siente que su corazón está por explotar. Adora el aroma que desprenden las flores—-.
Usé un par de ellas para hacer esta pequeña coronita. —-se apartó un poco, dejando ver su rostro sonrojado y quitándosela del cabello.
Se arrepintió de inmediato—-.
¿No debí hacerlo, cierto?

Su carita.
Un hermoso puchero.
Jungkook quería tomar sus mejillas, besarlo y abrazarlo por demasiado tiempo.
Jungkook le quita la corona de sus manos y la observa. —-Debiste ponerle más flores lilas. El lila siempre te queda bien.

TaeHyung sonríe. Él es tan frágil que el pelinegro quiere cuidarlo para todos los siglos existentes.
Su rostro de pronto muestra emoción.
—-¡El lila es mi color favorito!
Mmm.... ¿Por qué no te lo pones, Jungkook?
Quisiera verte.

Intentó ponérselo, pero Jungkook se opuso.
—-No, cariño. Los ogros no usamos estas cosas.

-—Tú no eres un ogro...

—-Cariño, siempre estás repitiéndomelo.

-—Pero no es divertido cuando te lo dices tú mismo.

Jungkook intentó no reírse.
El aroma de TaeHyung era delicioso, con una mano estaba acariciando sus cabello mientras con la otra abrazaba la pequeña pancita del menor.

—-Jungkook, estoy muy gordo. -—se quejó. TaeHyung odiaba y a su vez amaba el hecho de que siempre quisiera comer y Jungkook le concediera sus caprichos. Y se sentía gordo, porque tampoco era que le gustara hacer un deporte.

Jungkook dio un pellizco en su abdomen y éste se sobresaltó. Jungkook amaba esa sensación de tenerlo así.
—-No, yo adoro tu pancita.

—-Ah. -—sus mejillas se acaloran—-. Pe-pero...

—-Nada de peros. Me encanta que al abrazarte pueda sentir lo esponjocito que eres.

Algo viene a la mente de Jungkook.
Un pensamiento que ha venido carcomiéndole desde hace tiempos. Se ve a ellos ahí, como en este mismo momento, acariciando y mimando a TaeHyung, solo que más grandes.
TaeHyung siendo mayor de veinte y él también.
Y ahí estarían, comprometidos. Cada uno con un anillo de compromiso en su dedo anular, planeando en formar una familia, adoptar niños, vivir juntos oficialmente, dormir juntos sin saber que en verdad viven separados, besarse al amanecer y pasar el último tiempo de su día con TaeHyung acurrucado.

Jungkook en verdad quería ello.
Sentía como su pecho se oprimía y él se deprimía al saber de que TaeHyung solo tenía 17.
Tenía que esperar, como siempre, pues con TaeHyung siempre le toca esperar.

—-Amigo, te estás volviendo loco... —-le había dicho Namjoon. Pero no, no era así. Es solo que los sentimientos de Jungkook ya eran distintos. Mucho más distintos que antes y mucho más distintos que los del mismo TaeHyung. TaeHyung era un niño y Jungkook un hombre de 20. Su mentalidad era otra, más sincera, más seria.

Se permitió salir de su trance.
Tenía que dejar de pensar en ello, cada vez que lo hacía terminaba deprimiéndose.
—-Hey cariño... -—Jungkook comenzó a rebuscar en el bolsillo de su chaqueta. TaeHyung se apartó un poco para darle espacio, pero Jungkook no lo dejó del todo. Le indicó que se sentara en sus piernas y TaeHyung se puso sonrojado al hacerlo—-.
Te he traído algo.

-—¿Qué es? -—sus ojitos brillaron. Jungkook sacó del bolsillo un pequeño dije de plata. Era muy pequeño, pero demasiado lindo. Justo como le gustaban al menor. TaeHyung sonrió-—.
¿Qué es, Jungkook

Él despegó la bolsita y sacó el dije, contemplándolo entre sus manos y luego entregándoselo a TaeHyung.
Le sonrió.
—-Espero te guste, cariño.

El menor se lo arrebata al instante.
Jungkook amó ver su carita llena de felicidad, en ese momento se confirmó que sí había valido la pena gastarse lo poco de dinero que le había quedado con tal de verlo sonriendo.
Por ese motivo lo hacía, para verlo feliz.
—-¡Jungkook, es hermoso!

Ahí estaba; una diminuta torre eiffel de plata.
TaeHyung se quitó su cadena, en donde mantenía una pequeña colección de dos dijes sobre París.
Después de una película que habían visto en casa de TaeHyung hace semanas, en el que mostraron a París de una forma preciosa, mostrando a su vez perspectivas altas del amor y que ésta era la ciudad de ello, a él le había dado una pequeña obsesión sobre la ciudad desde ese entonces.
Puso el dije con el resto, se lo puso de nuevo y después se lanzó directo hacia Jungkook, para caer en el césped.

JiHyuk, por masoquismo propio, los miraba desde la distancia. TaeHyung se estaba comiendo a besos el rostro de Jungkook. Incluso él sonrió.
¿Algún día llegaría a tener un amor así?
O mejor dicho, ¿volvería a tenerlo?
Recordó a SeugHo, con sus lindo cabello esponjado, tierna sonrisa y ojos avellana.
Creyó que ya lo había superado. Desde que se mudó a Seul y quiso renovar su vida había dejado de pensar en él. Pero apareció TaeHyung, con ese maravilloso encanto que lo atrajo en un segundo. Estaba completamente perdido.

TaeHyung y SungHo, mierda... Eran tan parecidos.
Excepto porque cada quien era distinto en algunos aspectos.TaeHyung era más humilde, más dulce, más humano. El otro solo era una máscara de apariencias.
Vio como Jungkook y TaeHyung se marchaban tomados de las manos, el menor hacía lo típico, mecer sus manos unidas al caminar.
Esteban chequeó la flor que tenía entre manos, esta se había quedado sin pétalos.

[...]

El día martes llegó.
Para ese día, Jungkook detestaba ver cómo los hombres se armaban de valor y se arrodillaban frente a sus novias para pedirles matrimonio.
Quería servirles un café hirviendo y tirárselos en la cabeza a ambos, principalmente cuando la chica lloraba y decía que sí.
Odiaba que no fueran él y TaeHyung los del momento.

¿Por qué ellas tenían que llorar cuando el hombre se arrodillaba? Para él era una exageración. Pero no debería quejarse, total su novio era un llorón de primera categoría.

—-Hola, Jungkook. —-lo saluda Estefanie, quién llega detrás del mostrador y empieza a servir un capuchino-—. Creí que tu turno iniciaría en la noche.

Su suerte no podía empeorar.
En el poco tiempo que llevaba trabajando en Starbucks, ella se había comportado con él con un exceso de amabilidad y sonrisas.
Siempre mostrando un excelente humor.
Jungkook odiaba a la gente así, pues le provocaba el impulso de querer gritarles y decirles que los detestaba la mayor parte del tiempo.
Excepto a TaeHyung, por supuesto.

-—Creíste mal.

Ella le sonrió y cuando se acercó se posó muy cerca de su lado y dio un golpecito con su cintura y la de él, como un gesto amistoso pero en realidad era un estúpido coqueteo.
-—¡Frank Zea! —-gritó. Luego volvió a verlo-—.¿Sabes? Estaba pensando... uhm... bueno, no sé si quieras, pero podríamos salir un día de estos. ¿Hoy, quizás? No sé, a pasárnosla bien.
Tú sabes, somos compañeros de trabajo y deberíamos conocernos mejor.

-—Claro...

—-Podríamos ir a un boliche, o al cine, mhm sí, al cine. Ahí me gustaría más.

A Jungkook los cines le recordaban a él y TaeHyung en la parte trasera, besándose a mitad de la película. Jungkook ni siquiera lo pensó.
—-No, estaré ocupado.

—-A-ah, quizás mañana.

—-Tampoco.

Ella sonrió, nerviosa.
—-El fin de semana. Siempre se puede el fin de semana.

Jungkook parecía de lo más tranquilo, como si hacer sentir mal a una persona le fuera indiferente. No, le daba igual.
—-Tampoco puedo.

Él sacó su celular y comenzó a textear, haciéndolo ver cómo una señal de:
"no quiero que me hables más."
Pero ella no pareció entenderlo.

Empezó a ojear su celular con discreción.
—-¿Q-qué haces? ¿Con quién hablas?

—-Con nadie.

-—¿A quién te refieres por nadie? ¿A tu novia?

Ella ni siquiera se fijó que estaba rebalsando el café de una vaso por prestarle toda su atención a Jungkook. Éste apagó la pantalla de su celular y se lo metió al bolsillo, se acercó totalmente hacia ella dejándolos a solo escasos centímetros. A ella casi se le va el aire de los pulmones por presenciar su cercanía.
Éste le sonrió de una manera tan hermosa que casi sus piernas empezaron a flaquear.

—-Con una "O" de no-vio, por favor.
—-le dedicó un guiño. ¿Qué había dicho?
Estefanie no había entendido.
No reaccionó de que Jungkook se había ido hasta que lo vio entregar el café a la mesa doce.

Parpadeó.
¿Ah? ¿Novio?
Jungkook regresó a su puesto, detrás de la caja y miró como Estefanie se retiraba con un humor de mil demonios. Ella aparentaba unos 21 años, quizás más. Ella podría estar teniendo la vida normal que un joven pueda tener a esa edad; iniciando la universidad, viviendo con alguien, saliendo sin tener que ir a casa antes de las once. ¿Y TaeHyung? Apenas había cumplido los 17, todavía no tenía esos privilegios.
No quería parecer un desesperado (pero lo estaba), pero no podía mirar al menor sin querer llevárselo a vivir consigo.

-—No, no estoy loco. —-le decía a Namjoon—-.
Solamente lo quiero conmigo..

TaeHyung por su parte, estaba más que entretenido pegando, dibujando y escribiendo a una carta multicolor. No estaba prestando nada de atención a su clase de biología, pero sabía perfectamente que después podría ponerse al día. Jungkook no iría a por él hoy, pues iría al aeropuerto junto a Namjoon a traer a Jin.
Así que tenía el día libre, para aprovechar a hacer su tarjeta de aniversario para Jungkook.

Él estaba abarcando su lugar y el de su acompañante en la mesa. Él no quería hablar con nadie, entre ellos a JiHyuk.
No, a él principalmente.
Desde que JiHyuk le había confesado lo que sentía por él había tratado de evitarlo.
Se sentía inmaduro, sí. Pero le era incómodo hablar con él ya sabiendo sus nuevos sentimientos.

Justamente él llegó.
Carraspeó su garganta.
—-¿Puedo sentarme?

TaeHyung se sobresaltó.
Intentó no verlo, solamente jaloneó sus cosas y le dio lugar. JiHyuk se sentó, más nervioso que ningún otro día. Él quería aclarar sus cosas con TaeHyung, quería mantener su amistad con él.
Desde que había llegado a Seul sus únicos amigos habían sido Byung-hee y TaeHyung, a veces el equipo de americano. A veces.

-—Hola. -—Intentó sonar sereno, pero TaeHyung ni siquiera lo miró y siguió escribiendo—-.
Uhm, ¿qué estás haciendo?

—-Una carta. —-dijo en un susurro. El profesor siguió hablando sobre la relación entre mitosis y meiosis. Algo que JiHyuk no comprendía.

—-TaeHyung... por favor, deja de evadirme.
No contestas mis mensajes, ni mis llamadas.
Siempre me ignoras. En verdad, tenemos que hablar.

—-Yo no te evado.

—-Sí que lo haces.

—-Dije que no.

—-Deja de ser inmaduro. -—Y eso fue lo que le hizo enojar. ¿Inmaduro? Él no se sentía inmaduro.
TaeHyung nunca lo hacía.

—-Bien. Hablemos.

JiHyuk reprimió un grito.
¿Hablar? ¿Así de fácil?
Creía que le iba a tocar hacer un drama para que TaeHyung quisiese hablar con él, ya hasta había estudiado un párrafo de lo que iba a decir. Pero ahora, que éste ya había aceptado, no tenía idea de qué contestarle.

—-B-bueno, sí.

-—JiHyuk -—llama el profesor—-.
¿Hay algo que quiera aportar para el salón?

Cincuenta pares de ojos se posan en él, incluidos los de TaeHyung. Éste no tenía ni siquiera una pizca de emoción alguna en su rostro.
Eso quizás fue lo que le provocó sentirse como un idiota. JiHyuk se puso nervioso.
El profesor lo miraba ceñudo, con ese rostro amargado que usualmente mantenía.

—-¿Y-yo?

—-¿Hay otro JiHyuk aquí, joven Kwan?-—La clase rió, excepto TaeHyung. Quién pareció recobrar su cordura al ver su rostro apenado.

—-No profesor, no hay nada que aportar.

Él soltó una queja, para luego dar la media vuelta y continuar con el tema de hoy.
JiHyuk no regresó su mirada hacia TaeHyung.
Se sentía un imbécil.
En el momento en que tomó de su libreta e iba a apuntar algo con su lapicera TaeHyung tocó firmemente su mano, brindándole una caricia.

Él le sonrió.
—-Hablaremos después, JiHyuk

El problema fue que JiHyuk se puso mucho más nervioso cuando por fin llegó el momento.


[...]


SeokJin a penas vio a Jungkook y se lanzó directo hacia él, sin importarle de que por esto haya tirado a una niña que recibía su maleta al maletero. Jungkook no soportó el impulso, por lo que ambos terminaron cayéndose al suelo.

SeokJin cayó sobre él.
A Jungkook casi se le va el aire por completo, pues cuando tienes a un verdadero jugador de americano sobre ti el peso no es nada liviano.
SeokJin se levantó como si nada, aspirando el aire de Seul y anhelando los viejos tiempos.

—-¡Qué lindo día hace hoy! -—sonrió. Jungkook seguía en el suelo y hasta ese entonces SeokJin se percató que tenía su pie justo en su entrepierna-—.
Oh, lo siento hermano.

Se apartó de él.
Jungkook empezó a decir unas cincuenta groserías por minuto hacia SeokJin mientras intentaba ponerse de pie. SeokJin ni siquiera le prestó atención, pues se fue de lleno a abrazar a Namjoon.

—-¡Namjoon, eres más alto que yo!

—-Maldito imbécil, porque no te puedes ir a la...

SeokJin sonrió.
-—Solo por unos centímetros.

SeokJin vio a Jungkook levantarse.
—-¿Seguirás insultándome?

-—¿Qué quieres que haga? ¿Qué me ría porque me has aplastado las pelotas?

SeokJin palmeó su hombro.
—-Te apuesto a que las has usado muy bien.

SeokJin tenía un aspecto igual.
Seguía siendo el mismo idiota que Jungkook había conocido hace unos años. Solo que ahora estaba más en forma, seguía riéndose por cualquier idiotez que pasara al frente suyo, solo que ahora estaba un poco bronceado y su cabello estaba rubio.

—-Nunca soporto a los rubios. -—gruñó Jungkook cuando éste estaba riéndose de él por ningún motivo. Aún no comprendía como era que fuera parte de sus mejores amigos.

Cuando llegaron a casa de Jungkook, éste se compadeció de su tía.
Pobrecita... le tocaba cocinar tanto cada vez que Namjoon llegaba a casa, no quería ni imaginarse todo lo que tendría que cocinar ahora que SeokJin estaría ahí durante mucho tiempo. Sería como tener dos cavernícolas en casa.

Tuvo que abrir las cuatro ventanas del auto, porque el hedor era insoportable.
SeokJin y Namjoon estaban haciendo competencia de quién se tiraba más pedorretas.
Estaban apestando todo su auto.
No entendía de dónde sacaba su paciencia.

SeokJin apenas estuvo en la casa de Jungkook y se fue directo a tirar sus maletas al cuarto de huéspedes, (en el que supuestamente tendría que quedarse TaeHyung cada vez que llega a casa).
Después de ello, abrió la puerta del cuarto de Jungkook como si fuese su propia casa y se tiró sobre la cama.

—-Huele a sexo.

SeokJin y Namjoon se le quedaron viendo.
-—Yo-yo no tengo idea, lo juro.

No quiso decir más.
Intentó verse tranquilo, pero ninguno le creyó.

SeokJin se sentó al borde de la cama, observando en que la habitación de Jungkook no había cambiado en nada desde hasta ese entonces.
Bueno... sí. Sí había cambiado un poco.
Tenía una cantidad excesiva de fotos pegadas a la pared, con muchas cartas en ella también.

SeokJin sonrió.
—-¿TaeHyung?

—-Sí.

-—¿Qué fue de tus colecciones de boxeo?

—-Siguen ahí. -—respondió Jungkook. SeokJin notó que sus facciones sí habían cambiado, eran más duras, estaba mucho más en forma que cuando él se fue. Era más alto (no tanto como ellos) y su cabello estaba del todo revuelto. Él mantenía su vista en la pared-—. TaeHyung decidió pegar nuestros recuerdos sobre mis colecciones de box.
Es un niño insolente.

—-Te gusta que lo sea.

—-Sí, me gusta.

SeokJin se puso en pie para contemplar una fotografía en específico, en donde aparecía él, Jungkook y Namjoon con unas togas y birretes de color negro. TaeHyung estaba al lado de Jungkook, abrazándolo con tanta fuerza como si no quisiera soltarlo. Y en ese momento en verdad no quería hacerlo. ¿Cuánto llevaban Jungkook y TaeHyung en ese entonces? ¿Dos meses? ¿Tres? ¿Seis? Ni siquiera lo recordaba, pero se miraban tan felices juntos que parecían llevar una eternidad.

—-¿Qué hay de la universidad?

Jungkook dio un respingo.
Ni siquiera quería hablar de eso.
—-Estoy pensando en ello.

SeokJin se giró a verlo, había quitado la foto de la pared. -—¿Siguen enviándote cartas de universidades?

—-Esta semana han venido tres, distintas universidades, diferentes propuestas...

—-Y ninguna para boxeo.— -interrumpió Namjoon.
Alzó su vista y Jungkook lo estaba mirando como si quisiera acuchillarlo en el estómago-.

—-¿Era necesario?

—-Lo siento.

SeokJin de pronto estaba molesto.
—-Es por ello que ni siquiera te interesa la escuela. Ni siquiera sabes qué hacer, si irte o quedarte.

Jungkook vio hacia su equipo de sonido, en donde encima de éste se encontraban una gran cantidad de cartas de propuestas sobre distintas universidades. Recordó aquella vez en que fue al buzón, el mismo día que llegó la carta de SeokJin para avisar que iria a Cheshire, las cartas que había rechazado... cinco propuestas tiradas al basurero.

—-No me gusta el americano, lo saben.
No quiero estúpidas propuestas de ello.

SeokJin lo comprendió al instante.
La verdad es que a él tampoco le gustaba ese deporte, pero lo había hecho por su padre y ahora era uno de los mejores corredores de Corea. A pesar de la fama, no estaba feliz.
—-¿Estás seguro que son por las propuestas o no quieres dejar a TaeHyung

—-Ambas.
No quiero hablar de ello, ¿por qué no salimos a un bar o pedimos una pizza? 

Era notable que Jungkook no quería hablar de ello.
Incluso a Namjoon se le olvidó de lo que hablaban cuando escuchó la palabra pizza.
-—Cualquiera de las dos me parece excelente.

Cuando llegó la noche, era obvio que los tíos de Jungkook no querrían escuchar todo el bullicio de estos, por lo que ambos se fueron directo a la casa de una familia que según Jungkook, era de parte de la esposa de su tío.

El tema de hace unas horas parecía ser olvidado. Los tres estaban sentados en los sofás con unas latas de cervezas y cajas de pizza en el suelo. TaeHyung estaba abrazando a Jungkook, el menor estaba demasiado cómodo sobre las piernas de su novio mientras tomaba de ese delicioso jugo de manzana que Jungkook le preparaba. (Era lo único bueno que podía preparar después de todo)

Los tres parecían contar anécdotas pasadas e incluso nuevas. La risa de Jungkook sonaba tan hermosa desde su pecho en el que TaeHyung estaba recostado. SeokJin justamente recordaba a TaeHyung como una persona tímida y sensible.
Quizás eso fue lo que encantó a Jungkook, aparte de que era un niño hermoso y sus sentimientos eran muy buenos. Ambos distintos.
Los opuestos se atraen.

TaeHyung elevó su rostro para susurrar algo en la oreja de Jungkook, a lo que el mayor le sonrió de inmediato. Fue como si todo lo exterior dejara de importar en el momento en que TaeHyung le hablara a él. Se vio como si el resto del mundo pasara a segundo plano en el momento en que TaeHyung le hablaba. La escena le hizo sentirse melancólico.

—-Siempre pasa así. —-dijo Namjoon, dirigiéndose a él.
No parecía molesto, en absoluto, se encontraba de lo más normal por ello. SeokJin le sonrió y elevó su cerveza para que éste la chocara con la suya-—. Por el amor.

Namjoon lo hizo.
—-Por el amor.

Ambos tomaron un trago.
Pero ni Jungkook ni TaeHyung captaron ello.
TaeHyung no paraba de darle cortos besos en los labios. Ese momento era perfecto, Jungkook con sus mejores amigos (aunque faltara Hoseok e incluso JiMin y TaeHyung a su lado.
Con esto, ¿Por qué Jungkook tendría ganas de irse de Seul? Y si tuviera que irse, se llevaría a TaeHyung secuestrado.

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