𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓬𝓪𝓽𝓸𝓻𝓬𝓮.
Taehyung mantenía una libreta en mano mientras iba coordinando el lugar donde debían de ir las cosas en el escenario del teatro.
No es que él formara parte del club, pero participar en actividades intercolegiales significaba punteo extra, y él obviamente no quería que su excelencia académica bajara por el suelo. No se lo permitiría, nunca.
Sonrió cuando algunos chicos pusieron en orden los sofás en el escenario, levantó su dedo pulgar hacia ellos indicándoles que todo estaba bien. Todo iba en orden, justo como a él le gustaba.
Joon Hee llegó hacia él con un chocolate caliente en su mano, el ricitos sonrió hacia Taehyung cuando le tendió el vaso.
—Hey, Joon Hee. Tú eres de mucha ayuda.— alaga el menor devolviéndole la sonrisa.
Lo cierto es que, Taehyung no sabía en qué incluír a Joon Hee para ayudar, ya que éste por ser enorme y torpe terminaba arruinando todo.
Lo único que pudo hacer para que él no se sintiese ignorado fue pedirle que fuese su asistente personal y mandarlo a traerle un chocolate.
Joon Hee se ríe tontamente. —Joon Hee ayudar a Taehyung... Joon Hee ser buen asistente.
—Seguro. —Taehyung toma el vaso y el gigante lo mira con una especie de emoción y orgullo por creer que hizo las cosas bien, pero resultó que éste ni siquiera pesaba o estaba caliente.
Taehyung al observar el recipiente se da cuenta que éste está vacío.— Emmm.... Joon Hee ¿Qué pasó con el chocolate?
Joon Hee empieza a ponerse nervioso y comienza a tartamudear. Se mira sus grandes manos, las cuales están mojadas. —Yo... Joon Hee hacer... Chocolate.... Caliente...
El pelirrojo alza una ceja. —¿Te lo has tomado?
Esta vez Joon Hee lo mira, hace un puchero y comienza a llorar como un niño.
—Yo robar chocolate de Taehyung... Yo sentirse mal.
El pelirrojo se asusta. —No Joon Hee, solo te estoy preguntando.
Pero es nulo, el ricitos llora más.
—Joon Hee ser mal asistente... Joon Hee ser torpe... —Tapa su rostro en sus manos, mientras suelta miles de lágrimas. El pelirrojo pone una mano en su espalda mientras trata de calmarlo.
—Shh.. Shh.. —dice suave—. Joon Hee, eres el mejor asistente que he tenido.
El cambio repentino de su humor asusta a Taehyung. —¿Tú crees? —le pregunta emocionado.
—Por supuesto —sonríe.— Ahora, ¿Qué dices si me traes un jugo de manzana? —él asiente—. Pero esta vez trata de no tomártelo en el camino.
Joon Hee hace esas señas como todo un soldado.
Posando su mano en su frente con un "Si, señor" Para luego salir corriendo hacia la cafetería con grandes saltos.
Taehyung sonrió.
Siguió apuntando algunas cosas en su libreta, como quiénes estaban aportando en la decoración del escenario y quiénes ensayaban sus papeles para la obra.
¿La profesora?
Seguro en el salón de maestros haciendo nada.
Pero eso no importaba, Taehyung era de confiar.
Una mano sobre su hombro lo sorprende, haciéndolo girar.
Topándose con una mirada de ojos marrones y una gran sonrisa directa hacia él. —Hola, Jihyuk.
—Hola, Taehyung. —El castaño mete las manos a sus bolsillos—. ¿Preparando el escenario?
—Nada mejor que tratar de ayudar.
Por cierto, llegas tarde.
El castaño se alza de hombros.
—Lo siento, problemas para despertarse.
Taehyung ladea su rostro con una sonrisa, su gesto y la pequeña corona de flores que decora su cabeza hacen verlo adorable para la vista de Jihyuk. Aunque él está seguro que no solo a él le parece cautivador.
—¿Cuál fue el desvelo? —pregunta el pelirrojo. JiHyuk no resiste mas y se inclina hacia el menor para dar un toque a su pequeña nariz.
—Pensaba en un chico lindo, tú sabes... Es un hermoso niño.
Taehyung no logra entender la insinuación de sus palabras, a lo que solo arruga su naricita y asiente.
Acomoda la coronita de flores que adornan sus cabello, pues ya saben, siempre hay que verse lindo cuando quieres que una persona especial te halague. Más si esa persona tiene una inicial de "J" en su nombre y termina con una "K".
Jihyun no se aparta de su lado y al pelirrojo no le incomoda aquello, el día de ayer se llevaron muy bien cuando éste llegó a su casa.
Había extrañado a Jungkook, eso no lo dudaba, pero resultó que éste chico JiHyuk no le insinuó, ni nada.
Claro, a la perspectiva de Taehyung.
Jihyuk se sentía nervioso, eso era por seguro. Su mirada se topó con la de Byung Hee, quién ayudaba a hacer colgar unas cuantas nubes.
Su amigo le sonrió.
—Emm.. Taehyung. —empezó. De pronto su cabeza empezó a picarle por el nerviosismo. La mirada oscura del pelirrojo estaba puesta en él.—Pues... Ya sabes... Tú y yo. —rió torpe.— Me preguntaba si... Hoy habrá entreno del equipo y bueno... Soy el mariscal.
Taehyung pone una mano en su cintura, observando con alegría al más alto.
—¿Hoy tendrán entreno de americano?
—Sí. —suspira él—. ¿Quisieras ir?
Los ojos del pelirrojo se iluminan. —¡Por supuesto!
Jihyuk se sorprende de ello.
—¿De... de verdad? —una sonrisa se asemeja a su rostro y Taehyung le devuelve el gesto.
La noticia a emocionado al menor.
— Si, de verdad. Escuché que el equipo universitario está ayudando al del colegio para la liga que se aproxima. ¡Y Jungkook es el mariscal! Así que quiero ir a verlo jugar.
Taehyung está muy emocionado cuando termina de decir esto. El pelinegro... Pues casi se le cae la quijada ante escuchar aquello.
Se había olvidado por completo del pelinegro, y si se hubiese recordado seguramente no habría invitado al pelirrojo y hubiera preferido decirle que sigan haciendo el proyecto de literatura.
Por otro lado, Jungkook estaba demasiado fastidiado por el simple hecho que Park Ambar no había dejado de enviarle bolitas de papel a su cabeza diciéndole que sus padres no estarían en casa este fin de semana y que esperaba que él llegara para poder estrenar ambos su cama.
Cuando el séptimo pedazo de papel cae sobre su cabeza, ni siquiera se digna a leerlo.
Así que dejó la nota a la vista de Hoseok, quién leía su libro de biología.
Claro, si es que a leer biología se le llamaba ver revistas porno a escondidas.
Hoseok gruñó cuando el retazo de papel cubrió los senos de una rubia canadiense.
Pero esa queja fue callada cuando leyó en susurro:
"Tú y yo en mi casa, solos.
Esta fin de semana a las ocho.
Hace tiempo no estás dentro de mi."
—Es obvio que esto no va para mi.—niega y arruga la hoja para dejarla junto a las demás—.
Pero es bueno que hagas el intento por engañarme.
—¿Por qué dices esas cosas? —añade Jungkook—. Por cierto, Ambar te está viendo.
Hoseok lo ve mal.
—Tres años, Jungkook. Tres años en los que no me dirige la mirada y muere por ti. Esta carta no va para mi.
—Pero ya me tiene cansado de ellas.
Ha pasado toda la clase diciéndome estas cosas, como que sus padres no estarán en casa y que quiere que vaya con ella para ir a explorar su habitación.
—Esa es una oferta muy tentadora. —ríe Hoseok—. Quizás de igual manera te pida explorar dentro de sus piernas.
—Yo solo quiero seguir explorando las piernas de alguien más... —declara moviendo sus cejas descaradamente.
Hoseok sabe de quien habla, así que le sonríe con aprobación.
No es que Park Ambar fuera fea, al contrario, la chica estaba mas que buena.
Tiempos atrás, Jungkook se había acostado varias veces con ella, pero Ambar quería otras cosas que el pelinegro no podía y ni deseaba darle, como amor o aprecio.
Porque, ¿Cómo valorar a una persona que vive de cuántos tipos se lleva a la cama?
Jungkook no quería entrometerse de más con ella, al menos que fuese con momentos de una sola noche en lo que era más acción que comunicación, así como lo hacía con el resto.
El pelinegro ni siquiera quería tener una especie de compromiso con alguien, la idea de sentirse atado a una misma persona no le gustaba.
Claro, esos habían sido sus pensamientos antes de conocer al chico que lo haría sentar cabeza.
Pero quién creería que sería un bello niño totalmente opuesto a la personalidad de él y malditamente diferente a el tipo de persona que le gustaba.
Por ende el dicho; los opuestos se atraen.
Así que sin duda ese niño lindo era el indicado, pero si hablamos de Ambar para Jungkook, ésta no le llegaba ni a los talones.
Jungkook no quería soportar a Ambar detrás de él todo el día, así que como forma de escape necesitaba a Hoseok para que se acostase con ella.
—¿Qué quieres, seguir viendo revistas porno o acostarte con Park Ambar? — ofrece Jungkook.
Hoseok dudó unos segundos, apartando su mirada nuevamente de la revista y viendo hacia atrás. Ahí estaba la chica arreglando el escote de su blusa, acomodándose los pechos a una posición en la que todos pudieran verlos.
—Que gran polvo el que tendría...
Esta vez es Jungkook quien voltea hacia atrás, topándose con la mirada parda de ella, recibiendo un beso al aire, acompañado de una descarada muestra de sus pechos.
Jungkook suelta un gruñido.
—Toda tuya, amigo.
Hoseok ya estaba convencido. Bien, entonces si Jungkook no iba a aceptar la invitación, lo cual era obvio, Hoseok si lo aceptaría. Tomó el papel donde estaba apuntado la dirección de su casa y lo guardó en el bolsillo de su pantalón.
Jungkook dio palmaditas en su hombro. —Eres grande, regordete.
—Mientras tú desaproveches todo ese tipo de invitaciones, yo seré el fiel amigo para recibirlas por ti.
Jungkook casi estalla en carcajadas cuando escucha el susurro que pega Hoseok más tarde, algo como "pero ya no recogeré tu mierda que tiras por el piso para librarte."
Observa de reojo a su amigo, quien tiene una actitud relajada mientras cambia la página de su depravada revista.
Jungkook se siente agradecido de tener un amigo como Hoseok, si éste no se le hubiera enfrentado, de seguro Jungkook no tendría en quién confiar por definitiva.
Cabe mas decir que Hoseok y Jungkook se habían conocido hace unos años atrás, en la preparatoria. Aunque no fue de una grata manera.
El pelinegro nunca le había dirigido mas de tres palabras hasta que se dio cuenta de que Hoseok era de los muchísimos chicos que andaban atrás de Taehyung.
Así que, un día, cuando observó con detalle como Hoseok le dedicaba una sonrisa pícara al pelirrojo. Esperó hasta que éste fuera al estacionamiento, para empujarlo hacia su auto y estampar su rostro contra el vidrio.
Ni siquiera el mismo Hoseok se había salvado de Jeon Jungkook en su vida escolar, así que, harto de ser humillado por él; se zafó del agarre del pelinegro y le devolvió un golpe en el estómago.
Quién imaginaría que esa sería la primera vez en la que alguien se enfrentara al pelinegro.
Por lo cual, Jungkook quedó maravillado y al siguiente día ya estaba caminado junto a Hoseok como si siempre hubiesen sido amigos.
Lo gracioso fue que cuando Hoseok le aclaró el porqué era amable con Taehyung, le contó que solo era por los emparedados de jamón que el pelirrojo le regalaba cuando no tenía mucha hambre.
Jungkook regresó a la realidad cuando vio como Hoseok registraba su mochila, robándole uno de sus brownies que Taehyung siempre compraba para él.
El pelinegro golpeó la palma de su amigo, haciendo caer un pedazo del pequeño pastelillo. —¡Pero ya deja de comer, hombre!
Cuando dieron las 10:35 am, los del equipo de americano de la universidad ya iban camino al campo del Colegio C. Judtzy.
Incluyendo a Jungkook, que durante el camino venía empujando a todos hasta hacerlos caer solamente por diversión.
El mariscal del colegio ya estaba escogido, él mismo lo había hecho.
Había decidido que fuese Jihyuk, no solo porque dentro de su interior sabía que el castaño jugaba bien, también porque tenía unos cuantos merecidos que darle.
Si Jungkook lo había escogido, sus
motivos tendrá.
De lejos observó al equipo del colegio calentando junto a su entrenador.
Quién éste, apenas viendo a Jungkook, casi se desmaya.
Jungkook por su parte solo se dedica a tratar de sonreírle, pero le es imposible cuando sus ojos se topan con los de Jihyuk.
Maldita sea, que ganas de matarlo.
Jungkook manda a su equipo a los vestidores y él también va, los del colegio ya no tienen necesidad, pues estos ya están cambiados.
Uno de los chicos corre hacia él, Joon Hee.
—¡jungkook! ¡Jungkook! — grita el rizado, mientras casi cae sobre el pasto pero logra incorporarse.
—¡Hey, campeón! — sonríe, mientras le da unos cuantos golpecitos al casco de éste—.¿Listo para el entreno?
Joon Hee hace un gruñido, haciendo una muestra ridícula de Hulk. —¡Por supuesto! Joon Hee querer jugar... Joon Hee querer universitarios nos enseñen.
—Muy bien chico, esos cinco. — El pelinegro alza su palma, topándola bruscamente contra la gigante de Joon Hee.
El pelinegro da media vuelta y se dirige a los vestidores. Entra de un portazo y le grita a sus compañeros.
—Apúrense, señoritas
Que esto es un juego, y no una cita.
Sus chicos empezaron a salir cada uno del vestidor, mientras éste les daba a cada uno un golpe amistoso en su casco.
El último en salir fue Hoseok, quién se para junto a Jungkook escuchando sus indicaciones.
—Ordenales quince vueltas por todo el campo. Yo mientras voy a cambiarme.
Namjoon asiente, pero ladea una sonrisa a su amigo. —¿Taehyung se molesta, bombón?
Jungkook golpea a Hoseok y éste suelta una carcajada antes de irse trotando hacia el campo.
Jungkook ingresa a los vestidores para cambiarse él mismo.
Aunque hay que admitirlo, Hoseok tiene razón.
A Taehyung no le gustaba que Jungkook tuviera que cambiarse frente a sus compañeros, pues decía que nadie tenía que verlo a excepción de él.
Lo siento, pero así es.
Jungkook suele cumplir las órdenes de su amado.
Jungkook está apunto de ponerse la remera del equipo cuando pega un brinco al sentir unas cálidas manos abrazarlo por detrás.
Pero no se preocupa por ello, sabe quién es la única persona que puede tocarlo.
Gira su cuerpo topándose con la mirada esmeralda de su pequeño novio, quién lo observa desde abajo con una sonrisa cuadrada.
—Hola, Kookie. —dice y el pelinegro sonríe.
Jungkook acuna su rostro para depositar un beso en sus labios.
—¿Cómo está mi lindo bebé? —aprieta sus mejillas, haciendo que Taehyung al hablar no se le entienda nada. Ambos se ríen.
Taehyung se aleja un poco, pero lo suficiente para que Jungkook termine de ponerse la remera y luego sentarse en la banca para acomodarse los tenis.
—He estado bien. Escuché que tenías entreno con los del equipo del colegio y quise venir.
—Eso es muy tierno, cariño.
—Sí. —sonríe—. Como en los viejos tiempos...
Jungkook termina de acomodarse los tenis y toma la mano de Taehyung para que éste pueda acercarse más a él. Esta vez el pelirrojo acuna el rostro del pelinegro mientras observa hacia abajo, y por ende que Jungkook se encuentra sentado toma las caderas de Taehyung.
—¿Quién te lo ha dicho? — pregunta.
—Jihyuk. —contesta y el rostro del pelinegro se torna serio. El pelirrojo da un leve apretón a su mejilla—. No hagas esa cara, yo vine aquí para verte.
—¿Para verme? —pregunta Jungkook, en un tono sensual y coqueto que logra alterar el corazón del pelirrojo.
—Solo para verte. — asegura. El pelirrojo se inclina y besa a Jungkook, quién sin dudar le recibe gustoso.
Éste juega con su cabello, desordenándolo y suelta un ronroneo cuando las manos de Jungkook bajan a su trasero para presionarlo.
Taehyung da un saltito y susurra sensualmente sobre los labios de Jungkook.
—Ay, aún me duele, Kookie.
Jungkook suelta una risita tonta y nuevamente captura los delicados labios del menor, quién se derrite por cada beso que el mayor puede darle.
El toque de la puerta los hace separarse, a tal punto que Taehyung topa su espalda contra los casilleros y empuja a Jungkook hasta que casi cae de la banca por el susto de su novio.
Es Jihyuk quién está parado bajo el marco de la puerta cruzado de brazos.
—El entrenador te llama. —dice a Jungkook de forma brusca.
Claramente había visto lo que había pasado ahí dentro y la verdad es que no le gustó para nada— Hola Taehyung... —sonrió. Aunque su sonrisa no llegó por completo a sus ojos.
—Hola... — susurró el pelirrojo, con todo el rubor impregnado en sus mejillas de la pena.
Jungkook mantenía la mandíbula apretada y se pone en pie, extendiendo su mano hacia el pelirrojo para que éste la tome. Y lo hace.
Cuando están por salir de los vestidores, el pelinegro pasa rozandose hombro a hombro contra el de Jihyuk.
Taehyung se va dando saltitos hacia las bancas para poder ver el entreno.
Jungkook parece reunirse con su equipo y estos dicen algo como
"el primero que haga llorar a un estudiante se gana un almuerzo a Fridays"
Jihyuk por su parte se reúne con su equipo, aletandoles a soportar el entreno de los universitarios sin importar qué tan duro sea.
El silbato suena por el campo y la primera orden de Jungkook es que todos den patadas al arco. El equipo está urgido de un pateador.
Pasados treinta y cinco minutos de entrenamiento; todos están llenos de sudor.
Incluso Jungkook, que se ha metido a ayudar a algunos estudiantes para que mejoren su resistencia y agilidad.
En ningún momento el castaño y el pelinegro se han encarado, lo cual es raro ya.
Incluso Jungkook, que se ha metido a ayudar a algunos estudiantes para que mejoren su resistencia y agilidad.
Pero el motivo fue de que Taehyung estaba presente, y si él se daba cuenta de la rivalidad de estos preguntaría porqué.
Y ninguno quería decir el porqué.
Jungkook pasa su brazo sobre su frente para quitar el sudor, observa hacia las bancas, observando al pelirrojo, quién le envía un beso.
Esos besos si quiere atrapar Jungkook en el aire.
El pelinegro no resiste mas, observa a sus costados para ver si todos están lo suficientemente entretenidos y sí, lo están.
Llega trotando hacia las bancas y se apoya en el barandal, el pelirrojo le sonríe.
—Perdone jovencito. —inicia Jungkook.— No sé si nos conocemos o no, pero no he podido entrenar muy bien que digamos gracias a su hermosa presencia en este campo. —Taehyung se ruboriza.— Máxime con esas hermosas mejillas sonrojadas y esa linda corona de flores adornando su precioso cabello.
Jungkook sonríe.
Taehyung tapa su rostro con sus manos para que el pelinegro no pueda ver lo sonrojado que está. Dos años de conocerse, un año de noviazgo, y Taehyung aún no puede acostumbrarse a los halagos y coqueteos constantes de su novio.
—¡Kookie, basta! —chilla—. ¡Ya deja de hacer eso!
Jungkook sonríe. —Quítate las manos de ese bello rostro.— Taehyung tímidamente obedece, dándole una mirada sonrojada al mayor que ama apreciar—. Pequeño, estaba pensando que... ¿Vendrás en la noche a esa obra fea que estás preparando?
—¡jungkook! —regaña el menor—. No es fea. La obra es muy hermosa, y no, no vendré, vendremos a ver esa obra.
—¿Qué? No amor, no puedes...
—No es que quiera venir pero siento que debo.
Jungkook se inclina hacia adelante, diciéndole a su pequeño novio en un susurro.
—¿Qué dices si envés de venir acá, vamos al cine nosotros dos?
—¿De verdad? —sonríe el pelirrojo, Jungkook asiente.— ¿Y qué veremos Kookie?
Jungkook parece pensarlo unos segundos.
—¿Qué dices si vemos aquella película de miedo en la que los niños huérfanos hacen un pacto con Satán y luego...
Taehyung se asusta. —¡No, Kookie! Yo no quiero ver eso. —Se cruza de brazos. Las películas que el pelinegro siempre escoge son de peleas sangrientas o de terror que siempre alteran los sentidos del pelirrojo.— Esas películas me causan mucho miedo.
Jungkook hace una seña que le indica al menor que se levante y se acerque a él. Taehyung lo hace y Jungkook deposita un beso en su cabello.
—Aquí está tú Kookie, para protegerte. — dice con cariñitos mientras besa juguetonamente el cuello del menor y le causa cosquillas.— Mmm... Que linda marca esa que tienes en tu piel, bebé.
Oh no.
Ahí vienen las mejillas sonrojadas de nuevo.
Pero esta vez Taehyung entra en su juego seductor.
—Alguien me la hizo ayer por la noche... Jungkook es un descarado.
—¿Qué más cosas te hizo?
Taehyung no lo soporta mas, sus pómulos duelen.
Entierra su rostro entre el hombro ancho del mayor. —Muchas cosas... Cosas muy hermosas.
Jungkook sonríe como un tonto.
Levanta el mentón de Taehyung para poder besarlo, pero éste niega y aprieta los labios.
—¿Qué?
—No quiero ir a ver esa película sangrienta, hay una de romance que fue estrenada hace poco y quiero ir a verla. —hace un puchero, que Jungkook trata de besar pero el menor se lo impide—. Y no te daré un beso hasta que me digas que veremos mi película y no la fea que tú quieres.
—Estoy en protesta de ello. La respuesta es no.
—No besos....
—Taehyung... —amenaza y el menor solo levanta sus hombros. ¿Cómo resistirse? Si su pequeño quiere una película de amor, una de amor tendrá.— ¡Bien, perfecto!
Taehyung da pequeños saltitos de emoción, llenando de besos el rostro de Jungkook aunque éste este sudado. Eso no le importa, verían la película que él deseaba.
—¡Kookie, Eres. El. Mejor. Novio. Del. Mundo.— recitó. Dando cortos besos en los labios del mayor por cada palabra.
Por estos premios el pelinegro suple con más ganas los pedidos de Taehyung.
Jungkook siente aquella mirada de celos a una corta distancia de ellos, mira a su costado; y efectivamente ahí está Ji Hyuk mirándolos.
Jungkook sonríe y luego vuelve a ver hacia Taehyung.
—¿Repetirías lo último que has dicho, cariño? Me gustaría que todos lo escucharan.
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