Capítulo:30
Taehyung era un idiota.
No, YoonGi se arrepentía de ello, él era más idiota. ¿En qué estaba pensando cuando accedió a dejar ir a Jimin a la fiesta?
Porque, no es que estuviera de acuerdo, pero tampoco supo porqué lo hizo.
—Quizás porque ya está creciendo.— había dicho Hoseok. El mayor reprimió esa idea, ¿Jimin crecer? no quería ni pensarlo—.
Tienes que admitirlo.
—No.
Al principio Jimin le enviaba mensajes a YoonGi, diciéndole que le agradecía por la confianza que él le había dado y por dejarlo ir a la fiesta.
YoonGi no estaba feliz por ello pero no le quedaba de otra que contestarle a su novio y decirle que confiaba en él.
—¿Confías en él? —pregunta Hoseok. YoonGi lo mira mal—. ¿¡Qué!?
—Confío en él, pero en Taehyung no.
Luego del último mensaje, en el que Jimin le envió una docena de emojis de corazones,
-y todos de distinto color- ya no volvió a escribirle más.
YoonGi supuso que había llegado a la fiesta.
Y al cabo de unas horas, YoonGi revisaba el celular cada diez minutos, preguntándose cuándo se dignaría Jimin en responderle.
¿Cómo pudo haber sido tan estúpido y aceptar de que Jimin se fuese con Taehyung?
Hoseok lo estaba observando, estaba seguro de que si su amigo seguía caminando en círculos iba abrir un agujero en el suelo.
—YoonGi... —lo llamó, pero éste siguió dando vueltas, mordisqueando sus uñas e ignorando su presencia.
—¿Mhm?
—Son las 11:20 —revisó su reloj, viendo las manecillas cambiar de posición—.
Y no me has dado de comer.
YoonGi paró en seco y giró a ver a su amigo.
Entornó sus ojos. Hoseok tragó duro y de inmediato supo que mejor hubiese sido no haber dicho nada.
—Te estoy contando de lo que me molesta de Taehyung, sobre lo que me irrita su comportamiento ¿¡Y me vienes a decir de que no te he dado comida!?
—Ehm... sí.
—¡Pero deja de comer un poco, hombre! ¿Acaso no ves que estás gordo?
Hoseok se sintió ofendido, pero su estómago resonó en la silenciosa habitación.
—YoonGi, me estoy muriendo de hambre.
Y hago ejercicio, mantengo mi dieta.
—Cenamos hace dos horas.
—Lo sé, han pasado siglos de ello.
YoonGi había estado de un humor de perros, pero no pudo evitar reírse de aquello.
—Vete a buscar comida.
Hoseok se puso de pie y mientras pasaba frente al espejo se echó una ojeada en el.
—Oye, no estoy gordo. —porque estaba muy en forma a decir verdad, su abdomen estaba más marcado que hace dos semanas atrás—.
Me has pegado un gran susto.
Pero su amigo no le estaba prestando atención, estaba viendo a un punto fijo de la pared, sentado en su cama.
Se miraba tan aturdido.
—¿YoonGi? —Hoseok lo observaba desde el reflejo del espejo—. YoonGi, deja de atormentarte.
—No me estoy atormentando. —dijo con una voz neutra, tan lejano de la realidad—.Solo estoy pensando. —empezó a parpadear, saliendo de su trance y mirando a Hoseok—
¿Qué crees que estén haciendo?
Él se alzó de hombros.
—Bailando, ¿quizás?
—Bailando... sí. —repitió—. Bailando juntos. Los dos. Solos. Qué bonito.
Hoseok abrió su boca y al instante calló.
Observó a donde se dirigían los ojos de YoonGi y estos miraban las llaves del auto que colgaban de la pared. De inmediato Hoseok las tomó.
—No, no hagas locuras.
—No haré locuras. —se puso en pie—.
Dame las llaves, por favor.
—No. YoonGi, es mejor que no hagas una estupidez.
El mayor apretó los dientes, como si le costase mantener la paciencia. Era su mejor amigo, no podía tener un arranque de ira y golpearlo.
—Te lo estoy pidiendo amablemente.
—YoonGi, armarás un gran escándalo estando allá. —apartó las llaves de su alcance—. Te conozco muy bien.
YoonGi cerró sus ojos, soltando un suspiro.
Solo un poco de paciencia...
—Hoseok.
—No.
—¡Pero es que no te cuesta nada darme las malditas llaves! —YoonGi da un paso adelante y Hoseok se asusta y tropieza con el amueblado, no importa que tuviera confianza en su mejor amigo, era mejor no enojarlo.
Pero se armó de valor.
—¿Y a qué vas a ir?
¿A traer a Jimin del pelo contra su voluntad? YoonGi, no inicies con tus celos.
—No soy celoso.
—Ja, claro! Deja de ponerte paranoico.
—No soy paranoico.
—¿Seguro?
Porque te estoy viendo perder los estribos.
Él apretó su mandíbula.
—Olvidaré que eres mi mejor amigo y te romperé la cara si no me das esas llaves.
Mierda.
Hoseok suspiró y alzó sus manos como si se estuviese rindiendo. Aunque más bien lo hizo como son de paz.
—Confías en Jimin y eso es más que suficiente.
Vine aquí a tu casa para ayudarte a buscar un empleo. —señaló el periódico sobre la cama—.
Pero en todo este tiempo no has hecho más que insultar a Taehyung.
¡Lo sé! Admito que es un idiota, pero Jimin no lo es y yo confío en él.
Eso pareció hacer entrar en razón a YoonGi, o al menos eso supuso él, porque al cabo de varios segundos los hombros de éste bajaron y soltó un suspiro pesado.
—Bien. —dijo con autoridad—. No iré.
Pero a la primera llamada que reciba de taehyung me largaré por él.
—Hecho.
Estrechan sus manos.
Hoseok pareció satisfecho, por lo menos eso sonaba mucho mejor.
YoonGi se dio la media vuelta, parecía un tipo de león furioso y enjaulado, pero regresó hacia él, esta vez con más cautela para estrujarlo con sus ojos rabiosamente.
—Y por cierto, debes dejar de defenderlo.
Hoseok sabía a lo que se refería.
Siempre que se hablaba de Taehyung, él trataba la manera de defenderle a pesar de que no fuese su conocido. A comparación de él y su amigo, Hoseok era el pacifista de los dos. Y no porque lo fuese literalmente, pero siempre cuando hacía algo a la gente trataba de que fuese por algo lógico.
"-Se está llevando a mi novio." -le había dicho YoonGi. Sí, pero no era literal, solo fue por una fiesta. Hoseok siempre trata de calmar a su amigo.
Se acomoda la garganta, tragando saliva con pesadez y regresando a su actitud protectora.
—Bien. Tenemos que seguirte buscando un empleo. —YoonGi hizo una mueca—.
Y no hemos encontrado uno adecuado.
¿En verdad tu padre te dijo que no te renovaría la tarjeta de crédito?
—Sí, me lo dijo muy decidido.
Cree que me he sobrepasado para un simple regalo. Yo no creo que sea así.
Por suerte YoonGi no lo estaba viendo cuando este torció los ojos.
¿Un simple regalo?
Lo que él le daría a Jimin para su aniversario no era un simple regalo.
Por supuesto, mientras sea para Jimin él no lo ve como algo caro. Sin embargo ignora aquellos pensamientos y se sienta a su lado, dispuesto a tomar el periódico y buscar un empleo.
Por otro lado, en el antro, la emoción y la adrenalina de Jimin se habían ido por los suelos. Se sentía asqueado, Taehyun no dejaba de vomitar en el retrete del baño.
Jimin se acercó a la puerta, tocando suavemente un par de veces.
—¿Taehyung...?
—Estoy bien. —se escuchó con un hilo de voz, mientras volvía a tener arcadas y vomitaba.
Jimin se recostó en la puerta.
Cuando llegaron, todo marchaba muy bien.
Taehyung no se separaba de su lado y no dejaba que tomara ningún trago de alcohol.
(Estaba seguro de que YoonGi le había amenazado de ello)
—YoonGi tenía razón. —murmuró.
Las fiestas no son como las pintan en las películas, en la vida real son diez veces peor de lo que se imagina, comprobó de ello después de que un tipo quiso invitarlo a unos tragos y le introdujo droga a su copa.
Gracias a Dios el tipo del al lado se dio cuenta y le quitó la copa a Jimin.
—¿Quién tenía razón? —preguntó Taehyung, casi recuperando del todo su voz, aunque se escuchaba mareado y agotado de estar vomitando—. ¿De qué hablas?
El menor negó con su cabeza, aunque era nulo puesto a que Taehyung no lo estaba viendo.
Jimin tenía miedo de que un tipo grande entrara a los baños y al verlo lo llegara a acosar, incluso tenía miedo de insignificantes cosas. No quería saber nada de ese sitio.
Hace unos diez minutos le tocó presenciar los gemidos de una muchacha que estaba siendo cogida en uno de los baños del fondo.
Fue asqueroso oír eso.
—¿Taehyung?
—¿Mjm? —Oh Dios, este chico estaba súper borracho—. Me siento intoxicado.
—Llamaré a YoonGi.— se mordió su labio, se sentía tan nervioso y estúpido. YoonGi siempre tenía razón, él no tendría que ir sin su compañía—.
Me quiero ir de aquí.
—No, no, no, no. —dijo tan rápido que hasta salió del baño a toda velocidad, tambaleándose y lanzándose hacia Jimin. El menor intentó agarrarlo pero tropezaron, Taehyung lo tenía acorralado entre los lava manos y apestaba.
Jimin intentó quítaselo pero pesaba mucho.
—Taehyung, por favor, tengo que llamar a YoonGi.
—N-no lo llames Jimin, estoy bien.— sonrió.
Soltando de su boca un apestoso olor a cerveza y vomito. Jimin casi quería correr y vomitar también. Taehyung lo abrazó por la cintura, como si aquel fuese para los dos un momento apreciable, Jimin se tensó—.
Mejor quedémonos aquí, estamos bien nosotros.
—Taehyung. —intentó alejarlo, poniendo sus brazos en su pecho para apartarlo—.No puedes ni hablar con claridad.
Por favor, déjame llamar a YoonGi, incluso puedo llevarte a mi casa y hacerte un té.
Taehyung no se opuso a ello, quizás porque estaba muy borracho y pensaba de que YoonGi dejaría solos a ambos y luego se iría.
Si Taehyung quería causar en Jimin una buena impresión era obvio que no lo estaba logrando.
Jimin marcó.
Entonces el celular de YoonGi sonó, éste y su amigo estaban fumando un cigarrillo cuando esto pasó. YoonGi tiró de éste con tranquilidad y sonrió a Hoseok, tirándole todo el humo en la cara.
—Te lo dije.
Hoseok observaba esa sonrisa socarrona.
—Maldito Taehyung. —gruñó. Ya podía sentir como YoonGi le partiría la cara al mayor—.
Vete de aquí.
Y YoonGi no dudó en hacerlo.
Jimin mordisqueaba sus uñas con nerviosismo mientras estaba sentado al lado de Taehyung en la vereda frente al bar. Había logrado sacarlos a ambos de aquel lugar, no fue algo tan fácil que digamos, tuvo que llevárselo a rastras porque ni fuerzas en las piernas tenía.
Ahora éste estaba recostado en su hombro, hablando tonteras acerca de las estrellas.
Jimin lo estaba ignorando, nunca en su vida se sintió tan desprotegido como en ese momento, YoonGi no lo estaba cuidando, ni siquiera Taehyung porque estaba en su propio mundo de borrachera.
Tenía miedo a todo el que se le acercara y le hablara. Necesitaba que YoonGi lo cuidara.
Así tenía que ser, pero presentía de que YoonGi no estaría feliz con él.
Jimin tomó las llaves del auto de Taehyung, lo cual se propuso no volverlo a hacer jamás.
Tuvo que tocar los bolsillos delanteros de sus jeans y fue demasiado incómodo.
Principalmente porque Taehyung dijo;
—¡Hey! —le guiñó un ojo—. Espérate unas horas.
Jimin lo ignoró.
Tuvo que soportar todo el peso de Taehyung mientras caminaba hacia su auto para abrirlo.
—¿N-nos i-i-iremos? —preguntó el otro torpemente, como si decirlo fuera difícil.
Su aliento apestaba, lo depositó con todas sus debiluchas fuerzas para sentarlo en el asiento del piloto—. B-bien —hipó—.
Yo conduciré.
¿Conducir?
Jimin se asustó hasta el infierno.
—No.-—negó nervioso—. YoonGi vendrá por nosotros.
Taehyung tardó un rato en asimilarlo.
Frunció el entrecejo y murmuró su nombre.
—YoonGi. N-n-no. Yo conduciré.
Jimin trató de sonar tranquilo.
—No, Taehyung. —le sonrió—. YoonGi vendrá por nosotros, dejaremos tu carro aquí y mañana pasaremos por él.
Pero Taehyung ya no le prestaba atención, se había quedado tan ido contemplándolo, estaban tan cerca, puesto a que Jimin lo había dejado en el asiento del auto. Siempre mantenía un olor dulce y delicioso, como si fuese vainilla combinado con otros olores más.
Jimin se percata—. ¿Qué pasa?
—Nada. —Taehyung está tan tranquilo, le sonríe.
Recuesta del todo su cabeza en el sillón, esa noche Jimin se ve hermoso. Esa chaqueta de lona color corinto le sienta muy bien a su tono de piel. Quería tocar su cabello, acariciar sus mejillas y sentir sus labios—. Oye Jimin, te ves muy lindo esta noche.
Aquello se escucha tan fuera de sí que el menor no puede evitar reírse.
Es a sonrisa. A Taehyung le gusta demasiado esa sonrisa. No está pensando bien, se está dejando llevar de nuevo por sus sentimientos.
—Estás... Estás tan borracho. —bufa Jimin—. Descansa un rato, esperaré a YoonGi.
Éste se aleja para salir del auto, pero Taehyung no quiere que se vaya, cada vez que lo hace lo invade un vacío, se siente tan solo.
Toma la mano de Jimin y lo jalonea de su chaqueta, acercándolo de nuevo a él o incluso más de lo previsto.
Taehyung lo necesita cerca.
—Quédate conmigo, pequeño. Vamos.—suspira, totalmente ido por lo cerca que está su cuello de sus labios, cuánto quisiera besarlo y morder de él—. No te vayas.
Jimin empezó a sentirse nervioso, era tan raro sentir la respiración de Taehyung en su cuello.
Normalmente, o mejor dicho: nunca, las personas no solían tomar esa cercanía con Jimin, puesto a que tenía un novio sobre protector y todo aquel que se sobrepasara con él terminaba estampado como pegatina en el suelo. Intentó apartarse de nuevo, pero éste no se lo permitió.
Taehyung lo sentó en su regazo, abrazándolo.
El mejor intentó levantarle pero éste se opuso.
—Taehyung... —intentó sonar sereno, pero no lo estaba. YoonGi podría llegar en cualquier momento y no quisiera que mal pensara las cosas al verlos—. Taehyung, por favor...
—S-solo quédate.
Oh, siempre hueles tan delicioso.
El menor no dio ningún comentario.
Apretó los labios, no podía decir si quiera gracias, la situación le era incómoda.
Taehyung estaba tocándolo demasiado.
Taehyung pareció reparar en sus pensamientos, como si los hubiese leído, pero los interpretó mal, quizás por su borrachera o por la ilusión de sus sentimientos, creyó que aquellos fuertes latidos en el corazón del menor eran por un lindo sentimiento de su parte.
Había un incómodo silencio.
Una onda de tristeza gobernó en Taehyung.
Jimin nunca lo querría, estaba tan enamorado de YoonGi que jamás se fijaría en él.
Pero él no podía tener la culpa, simplemente a veces te enamoras de la persona menos indicada. Es parte de la vida.
Su voz se agudizó.
—¿Por qué simplemente no me quieres, Jimin?
«No, no podía ser, no, no, no»
Jimin instintivamente posó su vista en Taehyung, algo que había evitado hacer durante los últimos minutos.
Éste estaba viendo a un punto fijo, sus ojos cafes claros estaban cristalizados, pero lo miró.
—¿Por qué tuve que llegar tarde a tu vida?
No soy como YoonGi, por supuesto.
Pero hubiera hecho el intento de ser lo mejor para ti. —Jimin parpadeó—.¿Acaso no te has dado cuenta?—ni siquiera pudo negar—.
¿No te has fijado en que me gustas?
Otro silencio.
Taehyung de pronto se ve deprimido.
Jimin parece quedarse mudo, entonces el sonido de un auto en marcha se escucha venir y es YoonGi. Jimin sabe que es YoonGi.
No le dice nada a Taehyung, solo lo ve con una mirada de disculpas y se separa de él.
El auto se estaciona detrás de ellos y Jimin sale corriendo para recibir a su novio, saltar a sus brazos y besarlo. Por más de que Taehyung no hubiese querido ver, la mala suerte estaba de su lado, vio toda esa linda escena por el espejo retrovisor. Eso fue suficiente para que incluso su borrachera se fuera en el acto.
Golpeó el volante de un puñetazo.
Maldita suerte.
—Sal de ahí, engendro. —dijo YoonGi, tomándolo del hombro y sacándolo del auto de una manera brusca. Taehyung cae de trasero al suelo.
La voz de YoonGi suena tan molesta, tan pesada y amargada, como si él le fuese una carga—.
Levántate maldito borracho, te llevaré a tu casa.
Y se oyeron los pasos de YoonGi alejarse, dejándolo tirado en el suelo, con todo el polvo de la tierra ensuciar su ropa.
Incluso estaba lo suficientemente molesto con Jimin, porque ni siquiera lo dirigió a su auto para que entrara.
Jimin se siente culpable, pero no deja a Taehyung solo, más bien, se inclina y con sus pocas fuerzas lo ayuda a ponerse en pie.
—Gracias. —le dice, pero no mira al menor.
No quiere hacerlo, se siente avergonzado y estúpido. Aparte, ya no está tan borracho.
Sin la intención de verse grosero aleja sus manos del menor y se dirige hacia el auto de YoonGi.
Jimin va detrás de él y se sienta en el lado del copiloto. YoonGi de inmediato baja el volumen de la radio cuando ambos han subido, opacando la música de Bon Jovi.
—Bien. —es lo único que dice, para luego encender el auto y pisar el acelerador.
Después de varios kilómetros, jimin estira su mano hacia su novio, incitando a que éste la tome y las entrelacen como siempre lo hacen cuando salen en el auto, pero YoonGi no la toma, solo la ve de soslayo y hace como si no lo hubiera visto. Taehyung está recostado en los sillones de atrás, apenas puso su trasero en el auto y había caído rendido para dormirse.
Hay un silencio incómodo.
La carretera no está nada iluminada y YoonGi se concentra en eso para no estrellarse.
«¿No te has fijado en que me gustas?»
Había dicho Taehyung.
Pero no, Jimin no podía creerlo, se negaba a hacerlo. ¿Gustarle a Taehyung?
Eso sonaba lo más ilógico. Eran amigos.
Seguro lo dijo porque no estaba cuerdo en todos los sentidos.
Él no le gustaba a Taehyung.
—¿Estás enojado? —por fin habla. No le gusta que YoonGi esté callado, ni que siquiera se limite a tomarle la mano. Su voz suena tan bajita, como si tuviese miedo de la reacción de YoonGi, él en ese momento quiso parar el auto y plantarle un beso en los labios.
Jimin era hermoso.
—No. —Pero si lo estaba. Estaba más que molesto, principalmente consigo mismo.
—Bien lo estás, YoonGi. —se acomoda en el sillón, poniendo sus piernas sobre él y rodeándolos con sus brazos. Recuesta su mentón en sus rodillas, contemplando el serio perfil del mayor. Incluso enojado es atractivo—.
¿Qué hora es?
YoonGi refunfuñó, no podía ser tan malo e ignorarlo. —La 1:30 am.
-vio en el tablero del auto, siguiendo con su pesada actitud-.
—Oh. —trata de sonar emocionado, para que quizás así YoonGi sonriese—. Falta una semana para nuestro aniversario, Yoonie.
Pero eso no funcionó, YoonGi no tuvo ninguna reacción, solo siguió viendo su camino.
Seguramente Jimin hizo un puchero demasiado tierno antes de enterrar su cabeza en sus rodillas, porque YoonGi lo miró de reojo y quiso otra vez parar el auto y besarlo.
Jimin se quedó dormido, mucho mejor para él.
YoonGi casi suelta unas rotundas palabrotas cuando observa que hay tráfico y queda estancado en él.
¿Cómo puede haber tráfico a casi las dos de la mañana? Se quedó esperando.
Los minutos parecen una eternidad, principalmente cuando no tienes a nadie con quién hablar. El tráfico avanza lento, YoonGi siente sus párpados pesar porque no ha dormido nada desde... bueno, ni él sabe.
Se siente aburrido, molesto, irritado, harto de los problemas, está tan cansado que no se da cuenta en que comienza a cabecear del sueño.
No siente en qué momento se duerme hasta que la mano de Jimin lo mueve con suavidad y le dice que los carros ya están avanzando.
—¡Apúrate! —le grita un calvo del auto de atrás, YoonGi pisa el acelerador y no se siente de humor para soportar a un tarado sin pelo, por lo tanto asoma su mano por el vidrio y le saca el dedo medio.
Jimin aprieta los labios, en otro momento, si YoonGi no estuviese molesto con él, le hubiera reñido. Jimin sigue en la misma posición, apoyando su cabeza entre sus rodillas y bajando las mangas de su chaqueta por el frío que siente.
—Yoonie...
¿Sigues enojado? —pero él no contesta. Esta vez Jimin le protesta—. No puedes estar enojado conmigo, —YoonGi. Tú fuiste el que me dejó ir a la fiesta, tú dejaste que saliera con Taehyung, no sé porqué tienes el descaro de enojarte conmigo entonces.
YoonGi aprieta el volante.
—Por supuesto que no estoy molesto.
Solo me pone demasiado contento encontrar a mi novio sentado en las piernas de otro.
—hizo un cambio a tercera—. Sentado en el maldito regazo de ese infeliz hijo de...
—¡YoonGi! —él calló al instante, haciendo otro cambio en el auto. taehyung lo miró asustado, con su mandíbula apretada, su entrecejo fruncido y su rostro serio—. No digas esas cosas.
Eso no disminuyó la ira de YoonGi.
—Deja de defender a ese zoquete, Jimin.
Me molesta que te pongas defenderlo en cada cosa que pasa.
—¿Cómo quieres que no lo haga si te la pasas insultándolo?
—¿¡Cómo quieres que reaccione entonces cuando te vea en las piernas de él, dejando que te abrace!? —su tono de voz aumenta, sin importarle que Taehyung se llegue a despertar.
A estas alturas no le interesa si él escucha o no, él está tan furioso que le importa un carajo—.
¿Tengo que sonreír, Jimin?
¿Felicitarte porque besó tu cuello?
Si Jimin no estuviera también enojado seguramente se hubiese sentido intimidado por la manera en que YoonGi le ha hablado y la forma en que éste lo ve de reojo, como si lo estuviera abofeteando con sus ojos.
Le habló con el mismo tono en que el mayor le habló, no se iba a dejar intimidar por él por más de que se sintiera triste.
—¡Está borracho, YoonGi! ¡Borracho!
¡Ni siquiera sabía lo que estaba haciendo!
—¡Pero tú sí que estabas demasiado cuerdo para saberlo!. No parecías quererte apartar de él.
¿Eso querías que viera? ¿Qué mirara como se divertían juntos?
—¡Deja de ser tan celoso!
—¡Exacto, soy muy celoso, Jimin.
Demasiado celoso como para dejar de serlo!
—YoonGi. —trató de escucharse sereno, pero no lo estaba—. Él no dejaba que me soltara, yo no quería estar sobre él.
—No querías, claro. —murmura para sí, pero Jimin resultó oyéndolo y se molestó más.
¿Cómo YoonGi podía llegar a pensar eso de él?
—¡Deja de comportarte así!
¡Sólo pasó sin querer!
—Qué bien, te felicito.
—¿Por qué estás tan molesto, acaso crees que voy a engañarte? YoonGi él está borracho, ni siquiera entabla una conversación con cordura, mucho menos actuará con tal.
¡Sólo somos amigos! ¡A m i g o s!
—¡Nosotros también iniciamos siendo amigos!—gritó, luego se arrepintió y soltó un suspiro, sin dejar su enojo pero hablando con más calma. Jimin no dijo nada—. La vez en que llegué borracho a tu casa me sacaste de ella a patadas.
—Estaba mi madre ahí.
—Cuando te conocí ni siquiera dejabas que hablara contigo, te la pasabas evitándome.
Cuando por fin logré que intentáramos conocernos iniciamos con una amistad.
¡No, que va! Ni siquiera éramos amigos, solo éramos conocidos que luego se trataban lindo y comenzaban a besarse como si fueran novios.
Pero no, solo éramos amigos.
Taehyung comenzó a gemir, quejándose entre murmullos del dolor de cabeza.
Habían pasado tanto tiempo discutiendo que olvidaron que el mencionado iba en la parte trasera del auto. Jimin le dio la espalda a YoonGi, quizás para llorar en silencio porque odiaba discutir con el mayor.
Siempre se sentía un estúpido cuando peleaban, porque al fin y al cabo YoonGi podría hartarse de él en cualquier momento y empezaría a querer estar con una chica mucho más madura, bonita y diez veces menos llorona que él. O con un chico, no se sabe.
Se crea un silencio mucho más intenso que el anterior. —Llévame a mí casa. —le dice Jimin.
—Olvidaste tu bolso en el auto de Taehyung.
Jimin se alarmó y se maldijo para sus adentros, ahí estaban las benditas llaves de su casa. Ni SunHee ni Joy estaban.
Habían ido a buscar una nueva universidad.
La suerte de Jimin no podía empeorar.
Se quedó dormido, no sintió cuando dejaron a Taehyung a su casa. YoonGi, para empeorar su mal humor, tuvo que cargar a Taehyung en brazos, pero no fue tan bondadoso con él, solamente lo dejó tirado en el jardín del frente y se subió al auto directo hacia su casa.
Jimin se removió, sintió la suavidad de las almohadas debajo de él, eran tan cómodas.
Abrió los ojos, estaba en el cuarto de invitados de la casa de YoonGi. Revisó la hora de su celular, que marcaban las 4:02 de la madrugada. Se giró sobre la cama, sintiendo el vacío que había a su lado, YoonGi no estaba ahí y aquello no le gustaba.
YoonGi...
Se sentía un tonto, tan dependiente de él, necesitaba que estuvieran felices y no enojados.
No tenía que volver a llorar, por lo menos no frente a él, tenía que entender de que no siempre YoonGi estaría soportando su llanto.
Se puso de pie y salió de la habitación.
El pasillo estaba oscuro, pero aun así pudo distinguir la habitación de YoonGi.
Era tan predecible distinguir la habitación de tu novio cuando era la única puerta pintada de negro de la casa.
Se acercó a ella, se sentía nervioso, siempre se ponía así cuando tenían que hablar de una manera tan seria como aquella.
—Vamos... —se animó. No quiso abrir la puerta de un solo, se vería desesperado.
Cuando estuvo por tocar la puerta ésta de inmediato se abrió, como si hubiese sabido de que iba a tocar. En la oscuridad Jimin pudo divisar la anatomía de YoonGi, con su cabello revuelto, sin camiseta y con bóxers.
Jimin se obligó a ver hacia el frente y no a disfrutar de la vista. De pronto las palabras quedaron estancados en su garganta.
¿Qué era lo que iba a decir?—. Yo... bueno... yo...
Y las palabras quedaron en el aire.
YoonGi lo estampó contra la pared y se apoderó de su boca, besándolo con dureza y a su ritmo.
Jimin no tardó en reaccionar, pero YoonGi estaba desesperado para que éste le siguiera, así que toma las manos de él para ponerlas en su cabello. El menor suelta un gemido y no tarda en jugar con su pelo.
YoonGi quiere sonreír.
Demonios, Jimin descontrola su cordura.
Sus labios se acomodan a los suyos y crean un vaivén increíble. El beso se torna más lento.
Más dulce, más tierno. Más digno de apreciar.
Sus respiraciones se agitan, es Jimin el culpable de ello, de alguna manera siempre sabe cómo hacer que él haga las cosas a su modo. Pero eso no importa, a YoonGi también le gusta así.
—Perdón por ser tan imbécil. —Logra apartarse unos milímetros, sus respiraciones se oyen como si hubiesen corrido una maratón.
Jimin ve hacia sus ojos y le sonríe, luego vuelve a besarlo. Así están por un buen tiempo hasta que YoonGi siente el deseo de llevárselo a la habitación.
Y lo hace.
De inmediato desliza sus manos bajo el trasero de Jimin y al darle un leve apretón lo levanta del suelo y lo carga.
YoonGi sonrió pícaro. Hizo muy buena elección al vestir a Jimin con unos bóxers holgados.
Jimin rompe el beso.
—YoonGi, nos pueden ver tus tíos.—Él no lo puede ver pero asegura de que se está sonrojando. YoonGi deposita un beso en su cuello, reprimiendo el impulso de quedarse embriagándose del exquisito aroma de este.
—Hace mucho frío aquí afuera, mejor vamos a entrar en calor.
Se entraron a la habitación y YoonGi tiró de la puerta con el pie, poniéndole seguro a la perilla. Aventó a Jimin a la cama, sacándole una risa. Gateó sobre él y aprisionó su cuerpo contra el suyo, dejándolo inmóvil y besándolo de nuevo. Jimin abrió sus piernas, enredándolas en sus caderas mientras deslizaba sus manos por todo el entorno desde sus clavículas hacia el borde de la zona pélvica.
—Y-YoonGi. —logró decir, porque el mayor no parecía que se apartaría de él. Aunque para él mejor, no podría oponerse ante algo así—.
YoonGi... N-nos van a-a escuchar.
—Por eso hoy tendrás que ser discreto, cariño.— lamió sus labios, metiendo su lengua en su boca para hacerlo sentir que toca el cielo, lo cual funcionó. ¿Cómo ser discreto cuando más bien lo está volviendo loco?
Jimin iba a perder el control.
(y la erección, quizás. Si es que lo terminaban haciendo con YoonGi)
—Bien. —se rinde Jimin, como si se hubiera puesto en contra de su ideología y hasta ahorita estuviera rindiéndose—. Pero promete ser lindo.
La lengua de YoonGi rozó uno de sus pezones, siguiendo el entorno natural de éste.
Jimin no sabe en qué momento perdió la remera, pero eso ya no importaba, jadeó apenas sintió cuanto lo tocaba.
—Lo prometo. —YoonGi lo calló con otro beso, esta vez más feroz y necesitado, algo que lo hizo poner mucho más excitado.
Taehyung apenas si podía mantener una caminata firme. Llegó tambaleándose hacia la puerta de su casa y la abrió.
Entró con cuidado, estando borracho todavía era consiente de que podía meterse en problemas si no era sigiloso, pero su cuerpo parecía ir en su contra, así que apenas dio un pie en esta y sintió una sacudida hasta su garganta y volvió a vomitar.
—Siempre siendo un hijo desagradable.— estaba su padre de pie, en medio del salón.
Ni siquiera reclamó cuando su hijo vomitó en la alfombra del pasillo, solo lo miró con desprecio—. No son horas de venir, Taehyung. ¿Quiénes eran esos tus amiguitos? ¿Otro grupito de gays que tenga que soportar?
A Taehyung le dieron arcadas.
Como nota mental se propuso no combinar nunca más el vodka con el whisky, ni tomar toda la botella entera de estos.
Logró reincorporarse, viendo a su padre.
Veía a cuatro Taehyung's papás y eso sería cuatro veces peor que cuando tiene solo a uno.
—No son gays. —mintió, pero tenía que hacerlo.
Su padre no estaba de acuerdo con lo que era y vivía criticándolo—. ¿Vas a dejar de verme así?
Porque no pienso soportar tu cara en este estado.
Era grosero, pero siempre se lo había ganado.
El rostro de su padre se ensombreció y cambió a uno de rotunda irritación.
—Bien. Vete a tu cuarto.
Limpiaré esta asquerosidad.
Taehyung no se opuso.
Se apoyó a la baranda y comenzó a subir el tramo de las escaleras, a mitad del camino la voz de su padre se escucha de nuevo.
—Taehyung. —pero él no lo voltea a ver-.
—¿Qué?
—Espero que en verdad no sean gays.
No soportaría tener que ver de nuevo a mi hijo con otro muchacho.
El cuerpo de Taehyung se volvió tenso.
Su mente divagó hasta un diminuto recuerdo de la sonrisa de un pequeño pelirrojo, de linda sonrisa con ojos marrones. Parecido a Jimin.
—No te preocupes, papá.
Ya no pasará. —y subió el resto de escaleras, dejando a su padre solo, ignorando el último recuerdo-.
Jimin enredó las sábanas entre sus manos, aferrándose a ellas y enterrando el rostro entre la almohada. Jadeó.
Su cuerpo volvió a tensarse, hervía de calor y estaba sudando, el placer que sentía era extraordinario. YoonGi volvió a lamer entre sus nalgas, separando más estas e introduciendo su lengua en su orificio, para jugar con él despacio y llevar al borde del placer a Jimin.
Lo estaba logrando.
—YoonGi... yo... ahh... —no pudo decir más. Solo enterrar de nuevo la cabeza en la almohada y opacar sus gemidos. YoonGi era tan bueno en esto. Jimin necesitaba más fricción, pero cada vez que descendía sus caderas para frotarse contra el colchón era regañado por YoonGi.
Se volvió loco, por poco sintió ver lucecitas danzando en la oscuridad.
YoonGi introdujo dos de sus dedos dentro de él, sintió la viscosidad del lubricador y aquello se sintió tan bien, mucho mejor.
—YoonGi... —gimió. YoonGi estaba muy excitado, su erección lo decía. No podía dejar de observar la anatomía del menor, esa piel tan blanca y suave. Estaba inspeccionándolo con cada gemido, cada movimiento y con cada gesto de placer—.
No puedo... ah... ya no podré aguantar.
Él tampoco.
Su pene necesitaba urgentemente atención.
Alejó sus dedos dentro de Jimin y lubricó su pene. Necesitaba sentir a su novio por completo y esta vez tampoco usaría condón.
Jimin le había dicho que no lo hiciera y hacer el amor de una forma tan carnal nunca fue tan caliente y hermoso para YoonGi hasta ahora.
Su mente y su cuerpo parecían rogárselo a gritos. Tomó las caderas de Jimin y las elevó tan solo un poco más, dejando a su vista unos hermosos y blanquitos glúteos. Solo de él.
Por poco se le iba el aliento, Jimin estaba tan entregado y sumiso ante él.
—Mierda. —gruñó. La sensación era tan buena.
Poco a poco fue introduciendo su pene hasta que sus testículos tocaron las nalgas de Jimin.
El sentimiento fue eterno, gratificante.
Jimin gritó y esta vez YoonGi no lo calló, le encantaba que lo hiciera.
Estaba tan perdido, tan ido de la realidad, sólo podía sentir el placer y el corazón acelerado de emoción.
Sus movimientos fueron suaves, lentos y precisos tal y como al menor le gustaba.
No quería ir rápido, tenía el deseo de disfrutar cada momento de sus cuerpos unidos.
Jimin seguía jadeando, volviéndose como música a sus oídos. Poco a poco su timidez iba disminuyendo, como cada vez que hacían aquello. Empezó a rogar por más.
Algo más fuerte y rápido.
YoonGi acató sus órdenes, pero la excitación era tan buena que a los segundos sus embestidas iban más rápido. Jimin hubiera querido que ambos estuvieran solos en casa, porque eso de ahogarse los gemidos estaba siendo más difícil de lo previsto. Sintió su boca secarse, tenía sus labios hinchados de tanto mordisqueárselos y su cabello se pegaban a su frente.
—Y-YoonGi...
Él jadeó.
—No te preocupes, pequeño. —él pareció entender su petición, así que jimin duró solo unos pocos segundos más. YoonGi era tan bello, tan tierno y tan él mismo para hacerlo sentir bien. Sintió un cosquilleo en su interior, ese aviso exacto en el que declaraba estar al borde de la excitación, para luego correrse entre las sábanas, manchándolas e incluso manchándose también con su semen.
YoonGi se corrió varios segundos después, llenándolo con su semen y permaneciendo dentro de él. Eso no le molestó, por supuesto.
Ambos quedaron así por un buen rato, recuperándose de su orgasmo.
Jimin parecía que se había desplomado sobre la almohada, puesto a que no hacía ningún movimiento. A penas si podía respirar.
YoonGi se inclinó para besarle su hombro con unos pequeños besos, sacándole una sonrisa.
—Te amo.
Esa ternura.
Siempre mantenía la misma ternura a pesar de que ya hubieran obtenido placer.
Era increíblemente el hombre perfecto.
Jimin desenterró su rostro para verlo sobre su hombro y sonreírle.
—También te amo, Yoonie.
Aquello debió ser digno de una fotografía, porque Jimin estaba tan sudado y cansado por culpa de él. Se miraba tan hermoso con su vista lujuriosa y a su vez llena de amor.
Después de eso y después de descansar un rato, YoonGi lo cargó hasta la ducha y se metió junto a él. Jimin estaba muriéndose de sueño, principalmente cuando YoonGi acarició su cabello restregándole el shampoo.
Luego los secó a ambos y vistió a Jimin de ropa nueva, quién sonrió al sentir el aroma agridulce de YoonGi en ella y se acostó mientras el mayor se cambiaba.
—¿Sigues despierto? —Le preguntó después de un largo tiempo. Se recostó YoonGi en la cama detrás de él, atrayéndolo y abrazándolo por la cintura, pegando su cuerpo al suyo.
Entrelazó sus piernas y besó su cabello
—Sí. —musitó Jimin. Le encantaba que lo abrazara, Jimin posó una de sus manos sobre las de él y se relajó—. Con respecto a lo otro... yo también lo siento. Pero te estaba hablando en serio, realmente no quise sentarme en su regazo. —YoonGi frunció su ceño, escuchándolo con atención. El menor se giró sobre sí, quedando su rostro frente al de él. Siempre había gustado de sus ojos—.¿Realmente piensas en que me dejaría tocar por otro?
YoonGi le sonrió y acarició su mejilla con la yema de su dedo. —No. —contestó—. No lo pienso.
—¿Entonces?
—S-soy celoso. —re acomodó su garganta, como si aquello le apenara—.Demasiado.
—Bueno, pues me gustan tus celos. A veces.
Pero hay veces en que pareciera que no confiaras en mi.
YoonGi se quedó en silencio, Jimin temió de haberlo ofendido. Pero no era así, solo lo había dejado pensativo. Volvió a a hablarle.
—¿Me darías mi beso de las buenas noches?—eso pareció sacarlo de su burbuja, porque al segundo sonrió y le plantó un gasto beso a sus labios. Jimin se acurrucó en sus brazos—.Feliz noche, Yoonie.
—Que descanses, cariño.
Al día siguiente Jimin tuvo que levantarse temprano para ir al colegio. Tomó una cuanta ropa que mantenía en casa de YoonGi, aunque ésta no combinara como él lo deseara igual se veía hermoso. El mayor parecía más feliz, quizás fue porque despertó con el menor en sus brazos o porque había tenido antes de dormir una buena sesión de sexo.
Cuando bajaron a desayunar su tía ensanchó su sonrisa al ver a Jimin y dijo:
—¡Oh, qué sorpresa! —aunque no lo fuera realmente ya que él llegaba casi constantemente a su casa—.
Siéntate, estás en tu casa, cielo.
—Su casa será otra. —murmuró YoonGi, sentándose en la silla y arrastrando el periódico sobre la mesa hacia él.
Ni siquiera reparó en que Jimin lo hubiese escuchado. El menor se ruborizó.
Cuando YoonGi dejó a Jimin en el colegio, éste le dio más o menos unos veinte besos cortos y constantes, lo cual hizo sacarle una sonrisa boba. Él no fue a la universidad, porque ayer, mucho antes de que Jimin lo hubiera llamado, había encontrado un trabajo con Hoseok.
Quizás no era la gran cosa -y tampoco que le gustara trabajar- pero no podía vivir sin un centavo en el bolsillo. Sus padres le habían dejado muy en claro en que no le regresarían la tarjeta de crédito y habían prohibido a sus tíos de que le dieran dinero.
—¡Es así de sencillo! —le sonrió el anciano, o mejor dicho, su nuevo jefe. Había pasado toda una hora explicándole en cómo funcionaban las cosas en aquella cafetería. YoonGi hizo una mueca cuando le entregaron el uniforme verde de Starbucks—. Bienvenido.
Su trabajo no iba tan mal hasta ahora, no hacía más que estar anotando pedidos y apuntando nombres en los botes de café de las personas.
Tuvo que soportar algunas cuantas insinuaciones, como "Deberías de decirme tu nombre para conocerte mejor"
y otras cosas ridículas como números de teléfono en las servilletas.
Lo peor de todo era que tenía un horario indefinido, por turnos. Nunca sabría cuando le tocaba trabajar o no hasta que se lo dijeran.
Con suerte su turno terminaba hasta la una de la tarde, lo cual era una ventaja puesto a que Jimin salía a esa hora y tendría que pasar por él. Esas eran las desventajas de no tener dinero; trabajar.
Hoseok lo acompañó toda la mañana, sentado en un taburete de una mesa alta. Había estado robando café cada vez que podía y se reía de YoonGi cuando a éste le tocaba ser amable y forzar una sonrisa.
—¿Le has contado a Jimin? —le preguntó, mordisqueando un panecillo. YoonGi supuso que lo había robado del mostrador, era su primer día y ya estaba dándole de gratis a su mejor amigo. Él siguió limpiando la mesa con un trapo—. Eso significa que no.
—Que te importa, gordo.
—No soy gordo. —gruñó—. Solo te estoy preguntando.
—No se lo pienso decir.
¿Qué quieres que le diga? Hola, cariño. Estoy trabajando porque me he quedado sin tarjeta de crédito gracias a ti.
—En realidad fue tu culpa.
—Lárgate de la cafetería. —Hoseok se rió-.
—YoonGi, deja de ser tan gruñón todo el tiempo.—pero éste siguió murmurando en bajo, quizás alegando hasta de lo que se iba a morir Hoseok—-.
¿Cuándo viene Jin?
—El martes.
—¿A qué hora?
YoonGi enarca sus cejas.
—¿Eso importa? Viene a la 1:30 de la tarde, creo. No recuerdo.
—¿Y qué pasó con Jimin ayer luego de que te llamó?
—Fui a traerlo, estaba junto con Taehyung. —hizo un gesto de desagrado—. Pero él estaba borracho, demasiado a decir verdad. Fue una pena tener que llevarlo en la parte de atrás de mi auto.
—¿Y Jimin?
—Me tenía molesto, juro que ayer me puse tan celoso qu...
—Que raro. —murmura. YoonGi lo mira y éste finge una sonrisa—. Qué raro q-que no haya azúcar dietética aquí.
El mayor omite lo último y vuelve a hablar.
—Bien. El problema fue que cuando yo llegué por ellos vi que Jimin estaba sentado en las piernas de Taehyung. —Hoseok se sorprende—.
Sí, casi le rompía la cara a ese idiota.
—P-pero no lo hiciste, ¿o sí?
—Deja de defenderlo, se merece unas golpizas.
Y no, fue una lástima no hacerlo.
—¿Y qué le dijiste a Jimin?
—Digamos que lo celé un poco...
—Y terminaron peleando. —rodó sus ojos, como si ya supiera el resto de la historia-.
—Exacto. —YoonGi frunció el entrecejo, como si estuviera pensando—. Luego él dejó su bolso en el auto de Taehyung, creo. Así que tuvo que dormir en mi casa.
De inmediato se calló, Hoseok seguía esperando que continuara pero ya nunca lo hizo.
—¿Y...? ¿Qué pasó después?
YoonGi sonrió.
—No es apto para tus oídos.
—Que bueno que lo has dicho, ya no quiero saberlo...
Cuando YoonGi fue por Jimin al colegio, éste le llevó un chocolate caliente extra-grande tal como le gustaba y solía pedirle cada vez que iban a una cafetería. Éste corrió para lanzarse hacia YoonGi, quién estuvo por caer pero logró sostenerlo con sus brazos.
—Vaya, al parecer has tenido un buen día.—pero ya no siguió hablando, porque Jimin apretó tanto sus mejillas que empezaron a arderle, le dio un toponcito en los labios.
—Hola, bebé.
¿Cómo has estado?
A pesar de lo lindo que era tenerlo en sus brazos, YoonGi lo bajó.
—Jimin, lo hemos hablado mil veces, no soy un bebé.
Él le hizo un puchero.
—Bien lo eres.
Cada vez más estoy creciendo y creo que algún día seré más alto que tú, Yoonie.
—Cierra esa linda boquita, cielo.
Eso no pasará. —le entregó su chocolate, Jimin pegó un chillido-—Es todo tuyo.
—Gracias, beb... grandote. —levantó su brazo para rodearlo en sus hombros, elevando su cabeza para besar su mejilla.
Taehyubg apareció justo detrás de ellos.
—Hola.
YoonGi de inmediato aferró más a Jimin, como si sintiera que Taehyung fuera a quitárselo.
Taehyung parecía avergonzado, estaba rascándose su nuca mientras los miraba apenados.
—Vean quién apareció, el error.
Jimin le dio un codazo.
YoonGi reprimió un quejido y procuró sonreír porque el menor estaba viéndolo mal.
YoonGi sintió como si le estuviese diciendo "eres un grosero" con los gestos.
—Yo... bueno... —¿Cómo decir que se había comportado como un estúpido el día de ayer?—.
B-bueno, lo siento por haberme comportado como un tonto anoche.
—Tonto no, como un idio... Auch.
—No te preocupes Tae, todo está bien.
—Tae... —susurró YoonGi—. ¿¡Qué!?
Miró a YoonGi.
Éste estaba viéndolo con el entrecejo fruncido, parecía como si quisiera ahorcarlo ahí mismo.
—Lo siento. Te prometí que cuidaría de Jimin y yo... bueno... él ha cuidado de mí.
—Descuida, ya pasó todo.
Él asintió.
No parecía que quisiera decir más, o tal vez sí, pero no lo hacía. Se quedó contemplando a Jimin por unos segundos, parecía que estuviera evitando verlo a los ojos.
—Bien, ehm TaeHyung, nos tenemos que ir, lo siento.
—¡Oh! Bueno, sí. Uhm... está bien.
Jimin le dio una sonrisa cálida, o más bien nerviosa. Entrelazó su mano con la de yoonGi y jaló de él para que ambos pudieran dirigirse al auto. Las palabras de Taehyung todavía producían un eco en su mente
"¿No te has fijado en que me gustas?"
No, él no lo creía.
Pero no podía negar de que lo hacía sentir incómodo con su amistad.
La mano de YoonGi se ajustó más a la suya y le sonrió. Era una acogedora sonrisa que solo la daba hacia él, ¿Como Jimin no podría caer rendido a él? YoonGi era hermoso en todos los sentidos.
TaeHyung apretó fuertemente los labios y miró como éstos se alejaban.
Había algo extraño, cuando las miradas de él y de YoonGi se cruzaron parecieron ser como si hubiera una rivalidad de nuevo entre ellos.
Era obvio de que YoonGi conocía sus sentimientos hacia su novio y no iba a dejar de que por nada del mundo le quitara a Jimin.
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