DOS
Jungkook.
Los mechones rosas que normalmente están perfectamente peinados, caen desordenados y húmedos a los lados de su cabeza y una gota escurre por su cuello y no puedo evitar preguntarme cómo lucirá con mi mano apretándolo o con mis dientes marcados en esa suave piel.
Mi mirada bajó hacia la ropa que llevaba y ví que solo usaba una vieja camiseta mía que Tae solía usar con frecuencia, pero al Jimin ser más pequeño que mi hijo está caía sobre sus muslos apenas cubriéndolos, y por la ropa que llevaba cuando llegó, supuse que era su manera habitual de vestir para dormír y no que lo hacía para sentarme con esas piernas perfectas.
—¿Está bien que use esto? —me pregunta inseguro.
—Sí —contestó con demasiada brusquedad.
Alejo la mirada de sus piernas y él se mueve un poco, haciendo que la camisa se levanté y puedo ver que lleva un par de shorts cortos también, y me reprendo por pensar que no llevaba nada debajo, y maldigo cuando se da la vuelta para sentarse y veo su esponjoso trasero llenado a la perfección los pequeños shorts.
Mi polla cobra vida en mis boxers y me siento estúpido por no haberme cambiado cuando tuve la oportunidad.
—Muchas gracias por dejarme quedar —dice pasando sus brazos por mi cuello y me abraza con fuerza.
Me horrorizó porque mi polla se endurece más al sentir su cuerpo rozandome. Conozco a este chico desde hace años, y no debería de sentirse tan bien tenerlo pegado a mí, su cuerpo se ajusta a la perfección con el mío y como el maldito bastardo que soy me tomo un momento para sentirlo entre mis brazos.
—Taehyung no está aquí, así que puedes dormir en su cama esta noche —mi voz suena ronca y necesito todo mi autocontrol para despegarlo suavemente de mi—. Por qué no bebes un poco de chocolate caliente, para que te relajes y hablaremos más por la mañana, ¿está bien?
Él asiente y toma la taza entre sus manos, mientras que yo sigo con los pensamientos confusos en mi cabeza negándose a alejarse, de pronto siento su mirada sobre mi y lo descubro mirándome en dirección a mi entrepierna, viendo la erección que aún no termina de bajar.
El asco me invade, soy un hijo de puta enfermo, no mejor que Yoongi, debería de estar consolando al chico, no deseándolo. Me aclaro la garganta, exigiendo su atención, cuando sus ojos se encuentran con los míos, veo el brillo pícaro y descarado que lo caracteriza.
—Luce increíble sargento —dice con ese tono juguetón de siempre.
Pongo los ojos en blanco y agradezco por entrar en territorio familiar.
—Sí, sí. Termina el chocolate y vete a la cama.
Un grito espeluznante me despierta y me levanto a toda prisa hacia la habitación de mi hijo, no sería la primera vez que tiene pesadillas y tengo que consolarlo, no es hasta que estoy dentro de la oscura habitación que recuerdo que él no está y quién duerme en su cama es Jimin.
—¿Estás bien? —murmuró cuando llegó a su lado.
Lágrimas mojan su rostro y solloza ligeramente.
—N…No. Soñé... él estaba... estaba asustada…
Mi instinto me dice que debo consolarla, pero no quiero cruzar ninguna línea.
—¿Qué necesitas? —le preguntó a cambio.
—Yo… uhm… ¿Podrías abrazarme mientras me vuelvo a dormir? —pide apenado.
Me congelo y reflexiono si es una buena idea o no y cuando comienza a sollozar de nuevo, tomó una decisión. Jimin ha pasado por un infierno y no voy a dejarlo sufrir solo. Levantó las mantas y me acuesto a su lado. Cuando se acomoda de lado, su culo se restriega contra mí y un gruñido escapa de mi garganta cuando roza contra mi polla. Bien, tal vez esta fue una idea terrible.
—Tengo frío y miedo, por favor abrázame—me pide.
—No sé si eso es una…
Se gira para mirarme y por primera vez notó que la camisa de antes ha desaparecido.
—¿Qué carajo? —gruño.
—Duermo mejor sin ropa — dice.
—Descarado —murmuró.
Estoy a punto de reprenderlo, pero en ese momento desliza su brazo alrededor de mí cintura y presiona su rostro contra mis pectorales. Su cálido aliento me hace cosquillas, y por un breve momento egoísta, me alegro de nunca haber dejado el gimnasio, y no me siento tan viejo al lado de este pequeño, caliente y descarado chico presionado contra mi.
—Deberías ponerte una camiseta —pido, pero no con suficiente determinación.
En cambio, me encuentro acariciando su cabello.
—No quiero —responde con terquedad.
Hay tantas cosas que debería hacer ahora mismo. Salir de esta cama, obligarlo a vestirse, ir a la estación y reportar a su padre para que pueda volver a su casa o irse con su hermano mayor, pero aparentemente, esta noche soy un estúpido hijo de puta porque no hago nada de lo que debería, y por primera vez desde que tengo memoria rompo las reglas.
Esta noche, rompo las reglas.
Sostengo al chico semidesnudo de diecisiete años en mis brazos mientras imagino cómo sería follarlo. Nunca lo tocaría más allá de lo que estoy haciendo ahora, pero estoy seguro de que no puedo dejar de preguntarme si agujero será tan apretado como creo, o como se vería rebotando sobre mi polla.
—Ve a dormir, pequeño descarado —murmuró contra su cabello.
Jimin se retuerce contra mí y mi polla se aprieta contra mis boxers, amenazando con romperlos por lo duro que estoy, trato de pensar en cosas desagradables para distraer mi mente, cuando siento su mano rozar mi polla y un siseo sale de entre mis labios.
—Jimin—gruñó mi advertencia.
—¿Qué, sargento? —su tono de voz es tan inocente que por un segundo creo que fue un accidente.
Pero luego desliza su mano dentro de mis boxers y agarra mi polla dolorida y mis caderas se empujan contra su mano de manera inconsciente.
—¡Joder! —gruño—. ¿Qué haces?
Mi patética pregunta me hace sentir estúpido, este chico tiene mi polla en la mano y yo soy un hombre adulto, un maldito policía, tengo la edad suficiente para ser su padre, debería de estar alejandolo, regañándolo por ser tan atrevido. Sin embargo estoy congelado bajo el toque de su mano, presiona sus labios contra mi pecho y deja un suave beso antes de recorrer su lengua sobre mi piel, un escalofrío tan intenso me recorre que me marea.
—Jimin detente —masculló entre dientes, pero no hago ningún intentó por alejarlo.
Si mano se mueve de arriba hacia abajo sobre mi duro eje, con rapidez, si continúa así, me correré sobre su mano pronto. Mi mente me grita que lo detenga, que es un maldito adolescente, pero mi cuerpo se niega a obedecer.
—He fantaseado mucho contigo —admite, su voz sonando suave e insegura.
Jodido infierno pienso y un gemido escapa de mis labios.
—Jimin, por favor detente, eres solo un niño…
En respuesta a mi réplica, aprieta mi polla con fuerza y aumenta la velocidad. Mis bolas se tensan por la necesidad de venirse, me estoy volviendo loco y estoy perdiendo el control, se que todo me dará de golpe en la cabeza mañana, pero ahora mismo me importa una mierda, no quiero que se detenga.
—Soy un niño malo y descarado, tu mismo lo dices —murmura y su aliento caliente golpea en mi pecho.
—Tienes que parar —gruño, pero mis malditas caderas se mueven hacia adelante, en sintonía con los movimientos de su mano.
—Me detendré cuando tú te detengas —me desafía.
Y ninguno de los dos se detiene, yo sigo empujando sobre su mano y él aumenta la velocidad.
—Quiero sentir tu semen caliente bañar mi cuerpo —dice en un susurró que suena más como un jadeo.
Y consigue llevarme al límite, mi polla se sacude liberando tiras espeso semen sobre su abdomen plano, suelto una serie de maldiciones una vez que mi polla se suaviza y la conciencia vuelve a tener el control.
Acabo de dejar que el mejor amigo de mi hijo me masturbe hasta correrme, mierda. Lo que acabo de hacer no solo es contra la ley, estoy seguro que seguiré a Yoongi al infierno ahora.
—Oh, carajo Jimin ¿Qué hemos hecho?
El pollito descarado consiguió que el serio sargento rompiera las reglas.
Nos leemos bellezas...
Besitos 😘😘😘
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