ᴅɪᴀ 30: "ᴘɪʟᴅᴏʀᴀ"
Las pesadillas son malas, pero al mismo tiempo, tienen cierta gracia y aprendizaje que no siempre se tiene en cuenta.
Tienes una pesadilla. Te despiertas en una nube de agobio, respirando agitadamente, empapado en sudor, quizás tus ojos también estén humedecidos, aunque con lágrimas. Un escalofrío que recorre tu cuerpo por lo que acabas de experimentar.
Esa no es la parte graciosa, tienes que esperar un poco. Esperar a calmarte, respirar, y darte cuenta de que sigues en la cama, en tu casa, a salvo.
Seguramente ahí te des cuenta de que lo que acabas de ver es falso. Una broma cruel de tu cerebro, para que te mantengas alerta.
Para algunas personas, este es el momento de gracia, en el que te sientes tonto por haber creído tu pesadilla.
"¿Como pude creer que me secuestraban los aliens?"
"Debí haberlo pensado cuando vi a mis padres convertidos en zombies"
"Con razón aquella vaca de gelatina intentó arrancarme la cabeza"
Sin importar qué apareciese exactamente en tu pesadilla, o lo horrible que fuese, todo el mundo termina teniendo el mismo consuelo.
"Menos mal que solo ha sido un sueño"
Y vuelves a la cama, quizás tranquilo, quizás riéndote, o quizás aún asustado, pero en cualquier caso, con ese mensaje en la mente.
Y yo me pregunto, ¿qué sucede con las personas que sueñan con situaciones reales que les han pasado?
¿Y si yo revivo en mis pesadillas aquel accidente de coche del año pasado?
¿O la muerte de un familiar?
¿O todas aquellas veces que alguien ha dicho odiarme y me ha golpeado?
¿O aquella vez que mi ex intentó...?
No, esa no puedo decirla, esa ha sido hoy. De nuevo.
Y me despierto, en esa nube de agobio, respirando agitadamente, empapada en sudor, llorando, con escalofríos. En el primer paso.
Y me calmo, respiro, y me doy cuenta de que estoy en mi casa. Es el segundo paso.
Y ahora debería seguir con el tercero, la frase mágica.
"Menos mal que todo ha sido un sueño"
No puedo. No llego al tercer paso, porque no es cierto. No ha sido solo un sueño.
Esas cosas han pasado, yo he estado en un accidente, yo he sufrido por la muerte de alguien, yo he sido insultada y golpeada, yo he sido...
He sido recordada todas esas cosas.
No puedo pasar al tercer paso, por tanto, no paso al cuarto, donde me voy a dormir de nuevo, tranquila y feliz, y mi vida continúa.
Como no puedo avanzar, vuelvo al primer paso, vuelvo a llorar y a hiperventilar. Luego al segundo paso, me calmo. Y no hay más pasos para mí, vuelvo a empezar.
Pánico, calmarse, pánico, calmarse, una y otra vez, un bucle que no termina, un bucle sin un final feliz.
No tengo la frase feliz que anima a todos, no tengo el "todo ha sido un sueño, soy tan tonta por hacerlo creído". Mi cerebro no me ha gastado una broma estúpida, me ha mandado un recordatorio cruel de que no debo estar tranquila nunca.
Y sé que esa incapacidad de seguir los pasos, y de que mis pesadillas sean reales y no inventadas, tiene un nombre. Cuatro letras mayúsculas, impresas en un informe médico, que me han jodido la vida.
Pero no me importa lo suficiente para recordarlo, porque estoy envuelta en ese ataque de pánico que no termina nunca.
En toda esa espiral de pánico, ¡tengo una idea brillante! Si no tengo un tercer paso, lo crearé yo misma.
Pero estoy muy cansada y agobiada para pensar con claridad. Me veo obligada a recurrir a la opción fácil.
Alargo el brazo, alcanzando un blister de píldoras en mi mesita de noche, en el que se lee "duloxetina"
Yo no leo nada. Solo agarro tres de esas píldoras y me las trago.
Y la espiral de estrés desaparece, y mi mente está en blanco, una sensación que no estoy acostumbrada a sentir.
No estoy feliz, ni muchísimo menos. Solo no siento el estrés y las ganas de llorar de antes.
Es lo suficientemente parecido a la felicidad para mí, al menos por ahora.
Dulces sueños.
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