第六章 | 𝔠𝔥𝔞𝔭𝔱𝔢𝔯 𝔰𝔦𝔵🌻❠
➥;;Cuando ponga una letra en negrita y cursiva así: texto. Significa los pensamientos de los personajes!⫶((💭))
𝐠𝐮𝐚𝐫𝐝𝐢𝐚𝐧 𝐚𝐧𝐠𝐞𝐥
; Donde un bondadoso ángel salva de las llamas del infierno a un desdichado demonio...
Tras aquellas palabras de ánimo, Eren accedió nervioso a que Emily lo atendiera, después de todo él prefería mil veces que sea ella quién lo "curara" a que lo haga una enfermera cualquiera. La castaña con cuidado se acercó al nombrado tomando su rostro con sus delicadas manos que tenían una cierta aspereza por todos los trabajos manuales que hacía.
El castaño se alarmó de inmediato al tener tan de cerca a la chica que ni siquiera estaba prestándole atención a su reacción de incomodidad al estar concentrada buscando signos de algún golpe en su rostro.
Eren se sonrojó tiernamente al ver el rostro de Emily, pudiendo apreciar con más claridad los curiosos rasgos de la castaña.
Era algo diferente a la mayoría de chicas que él conocía, quizás por sus mejillas entintadas por un leve rubor y algo gorditas que provocaban unas inmensas ganas de pellizcar al verse tan suaves, o tal vez eran sus preciosos y grandes ojos de color miel que desprendían un enigmático brillo risueño y jovial que provocaban apreciarlos todo el día, o quizás sus delicados labios de bonito tono rasado los cuales provocaba besar, como aquel día en la repostería donde cegado por las emociones y aquella voz estuvo apunto de cometer una idiotez tremenda.
—¡En qué demonios estoy pensando!...— se cuestionó Eren en su cabeza al borde de un colapso mental.
Emily al parecer se percató por fin de la incomodidad de su paciente y lo alejó un poco con una sonrisa algo nerviosa pero encantadora.
—Lo siento mucho...— la chica soltó una pequeña carcajada por la expresión de su contrario, le parecía adorable el rubor que cubría sus mejillas.—pero debo inspeccionar donde se encuentra el golpe que ocasionó su perdida de memoria... no quisiera imaginar que puede haber una fractura, eso sería muy serio y preocupante...— explicó revisando tras su cabeza y tocando su cuero cabelludo tratando encontrar alguna fisura o rastros de sangre, pero no había nada.
—Que extraño...— pensó Emily con el ceño levemente fruncido.—¿no siente dolor en alguna parte de su cabeza?, ¿como si algo no estuviera bien en usted?— cuestionó tomando su pequeña libreta de apuntes.
Eren sí sentía que algo no estaba bien con él, claro que lo sabía, y sabía también, cual era la causa, nada más y nada menos que ella misma.—No... no lo sé...— respondió algo temeroso e inseguro con una voz áspera. Emily miró de reojo a su paciente deteniéndose al instante, ella reconocía aquella voz, era la voz de él, del chico que le había robado sus sueños.
—Eso explica porque se me hacía tan familiar...— supuso en su mente, pero no entendía algo, ¿él realmente había perdido la memoria o aquello fue una mentira?, no había un solo rastro de algún golpe en su cabeza, aparte, ¿él y sus amigos no eran extranjeros?, ¿qué hacía él dentro del ejercito de Marley entonces?.
Emily dirigió su vista hacia el brazo del "soldado" viendo que este llevaba el brazalete en el brazo que no era el indicado, sonriendo levemente al descubrir su pequeña mentira.
Emily se dispuso a preguntarle la verdad de todo en voz baja para que nadie lo descubriera y acabara más muerto de lo que estaba, pero Lucy, su enfermera, llegó justamente a entregarle sus cosas, la pobre estaba agitada y sudando.
—Lamento la tardanza Doctora Fritz, pero tuve que ir hasta el otro lado del campamento en busca de vendaje...— la chica sonrió a medias por el cansancio, recibiendo una brillante sonrisa de Emily agradecida por el esfuerzo hecho por la joven enfermera.
—Lo hiciste muy bien Lucy... ahora lo mejor será que vayas a dormir, yo me encargo de todo...— Emily tomó sus pertenencias y utensilios para curar las heridas de su paciente.—puedes ir sin preocupaciones...— aseguró sonriente, la enfermera miró dubitativa a la médico, sería injusto dejarla a cargo de todos esos heridos, pero si ella se negaba Emily seguiría inistiéndole, así era ella.
Lucy se retiró del lugar preocupada, dejando solos nuevamente al soldado y a la médico, en un silencio que se volvió sepulcral. Eren y Emily intercambiaron miradas rápidas sonrojándose y desviando sus miradas del otro por la vergüenza.
—¡¿Que me esta pasando?!, maldita sea, ¿dónde está Armin cuando lo necesito?...— se quejó el castaño suspirando con fastidio. Emily se puso algo nerviosa y se dispuso a acercarse a Eren para revisa la herida de su pierna.
Las horas pasaron entre miradas y situaciones algo incómodas, mientras Emily intentaba hacer charla con el soldado que respondía a secas y se dedicaba más que todo a oírla que a decir algo.
Emily finalizó su trabajo, sintiéndose orgullosa de si misma, sonriéndole feliz a su paciente por verlo curado, la castaña se dispuso a cubrirlo con un mantita para que no sintiera frío, pues la noche ya había caído acompañada de una frialdad común a esas altas horas.
—¿Vio?, todo acabo, ahora está sano y salvo...— dijo con una dulzura que derritió el corazón del muchacho, pero este solo se dispuso a asentir.—ahora, es el momento de que descanse, lo necesitará para recobrar fuerzas... yo me encargaré de cuidarlo, no se preocupe...— finalizó acomodando los alborotados mechones castaños del joven con suavidad, decidiendo dar suaves caricias en el cabello de él para arrullarlo y hacer que se duerma, eso nunca fallaba.
Eren solo se dedicó a mirar a la chica intensamente con su ahora un poco menos de triste ojo de brillante color azul verdoso, tal vez la amabilidad de ella lo había hecho sentirse mejor, al final, ella consiguió su cometido, que él estuviera menos triste y se sintiera algo feliz.
—Ella es un ángel guardián...— pensó sintiendo las tiernas caricias que la chica proporcionaba de una forma bastante maternal que lo hacían recordar a su fallecida madre. Eren realmente se sentía protegido por ella, pero nunca lo admitiría, ni lo aceptaría, mucho menos lo diría, aquello era un secreto que se llevaría a la tumba.
Emily tarareaba una melodía improvisada, apreciando como aquel muchacho se relajaba de a poco.
Eren sintió por primera vez, algo que pensaba, no se merecía, paz y tranquilidad, experimentando después de mucho tiempo como poco a poco el sueño lo estaba derrotando, pero él no podía darse ese lujo, debía ser fuerte, si se dormía quién sabe lo que podía llegar a ocurrir.
Pero aquella misión le resultaba imposible y fue serrando su párpado que le pasaba por la somnolencia, viendo por última vez el rostro de Emily sonriéndole con calidez antes de caer dormido bajo el cuidado de aquel ángel.
—Dulces sueños... Eren...— dijo Emily enternecida al ver al chico finalmente descansar, la expresión de rostro se veía distinta, tranquila y relajada, como si ningún pesar lo atormentara.
—Seguramente debes cargar con una gran responsabilidad sobre tus hombros...— pensó apartando su mano finalmente de su cabello y tomando un libro que siempre solía llevar consigo en su maletín, para sentarse en la silla a un lado de la camilla del muchacho, ponerse sus elegantes lentes cuadrados y comenzar a leer en lo que quedaba de aquella fría noche mientras velaba por Eren, aquel muchacho por quién había desarrollado sentimientos encontrados difíciles de explicar, ella no sabía porque, pero sentía la necesidad de protegerlo a él y a sus sueños.
꒰•••꒱
El día siguiente llegó, y los cálidos rayos del sol que entraban por las pequeñas hendiduras de la tienda alumbraban el lugar, iluminando a un par de jóvenes, que inconscientes por el sueño, dormían cerca del otro.
El joven Eren Jaeger despertó por fin de aquel sueño que lo tenía cautivo en lo más profundo de su conciencia, pero lo había olvidado, había olvidado completamente aquel maravilloso sueño que había tenido durante esas largas horas de descanso.
El chico poco a poco fue abriendo su ojo esmeralda, acostumbrándolo a la intensa luz que entraba en la tienda.
Eren inmediatamente buscó a la chica con su único ojo, no la veía por ningún lado, desesperándose un poco por ello. Él no sabía por qué, no sabía de dónde nacía aquella necesidad tan grande de verla.
El chico se preocupó profundamente, sintiendo un vació en su interior, como si lo hubiesen abandonado, hasta que escuchó unos ronquidos graciosos y un par de balbuceos tiernos a un costado suyo.
Eren dirigió su mirada a aquel sonido, percatándose de que aquella chica siempre estuvo a su lado y jamás lo abandonó.
Emily yacía dormida a un lado de él, recostada del borde de la cama, apoyando su mejilla sobre un libro que tomaban sus manos, su respiración era algo lenta y se notaba pesada. Eren sonrió inconscientemente al verla ahí con él, recobrando aquella felicidad que sentía cuando estaba junto a ella.
El castaño sin sentir vergüenza apreciaba su rostro, para Eren, ella era perfecta y hermosa, tal y como era.
El castaño se percató de que los labios de Emily se encontraban entreabiertos, y su respiración era lenta y pesada, tal vez por alguna falla respiratoria, él había notado que de ves en cuando a ella le costaba respirar, quizás padecía de algo que él no sabía, él quería saberlo, deseaba saberlo todo de ella, y lamentablemente su poder no lo dejaba ver más allá de aquellas memorias difusas y distorsionadas que no lo llevaban a ningún lugar ni a ningún fin conciso.
—Quiero saber porque tu generas estas sensaciones en mi Emily... dame la respuesta, deseo... deseo entender porque me pasa esto... y desearía saber si tu sientes lo mismo que yo por ti...— musitó Eren para si mismo en su mente, acariciando con amor y dulzura la mejilla de la pequeña joven recostada a un lado suyo, él sabía lo que en su interior se estaba generando, y sabía también como aquello repercutiría en el futuro. Habían cosas que él no tenía totalmente claras, él sabía la dirección que había tomado su destino, pero aquello no lo detendría, el seguiría con su plan, era la única forma de liberar a todos, era la única forma y el único futuro donde ella viviría.
—Lo lamento Emily... pero un demonio como yo no merece a un ángel como tu... y la única forma de protegerte es hacer que me odies... por favor ódiame...— suplicó Eren, y nuevamente, como en las veces anteriores, aquella voz aparecía y le pedía a gritos que la besara, tal vez, aquel beso era la respuesta de todas sus dudas.
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