🎁 𝐏𝐚𝐫𝐚 𝐭𝐢 | 16
Chuuya solía ser, por lo general, muy seguro de sí mismo. Sin embargo, con Dazai esa seguridad se esfumaba.
Miró el calendario. Había pasado una semana ya desde el diecinueve de julio, y esa caja seguía en su habitación, escondida en su armario bajo unas sábanas.
No se había atrevido a dárselo. Lo había intentado, de verdad que lo había hecho, pero al final siempre había acabado por rendirse y decidir que se lo daría mañana. Pero así llevaba siete días, y no podía seguir prorrogándolo tanto tiempo o quedaría ya para el año que viene o, como mínimo, para navidad. Tampoco era cuestión de entregárselo en un día cualquiera sin más.
Suspiró, cerrando los ojos. En algún momento tendría que entregárselo. Además, Dazai le había dado un regalo como tal por su cumpleaños, y debía admitir que era un buen vino, aunque aún no se lo hubiese tomado porque necesitaba unos cuantos años más —y porque Kouyou estaba algo pesada con el tema de que no podía tomar alcohol con su edad, sea todo dicho—.
Sabía que su regalo también era bueno, el problema era que no tenía el valor de entregárselo. Quizá era por la personalidad pedante de Dazai, o tal vez porque nunca sabía cómo iba a reaccionar su compañero. ¿Se alegraría? ¿Se burlaría? ¿Se decepcionaría de la simplicidad de su regalo?
Cuando quería, Dazai podía llegar a ser indescifrable. Chuuya se enorgullecía de poder entenderle, pero su nivel no llegaba a tanto como para saber qué podía pensar de algo tan simple como un regalo. De hecho, Dazai nunca le había dicho que su cumpleaños era el diecinueve de junio, sino que él mismo lo había descubierto por casualidad mientras revisaba unos archivos —sin mucha autorización, pero ese no era el punto—.
—Pensar demasiado no te hace bien, Chibi.
Abrió los ojos de golpe al escuchar esa voz, y vio a Dazai sonriendo como un payaso. Como siempre, a decir verdad.
—¿Qué estás...?
—Hace una semana que no nos vemos, ¿no me extrañabas? —interrumpió, inclinándose ligeramente hacia delante.
Chuuya se incorporó un poco mientras suspiraba. No era nada nuevo que Dazai se colase en su apartamento como si nada, y tratar de reforzar las cerraduras era un gasto innecesario de tiempo y dinero.
—Ni lo más mínimo. ¿Qué quieres?
Dazai estaba ahí por una razón. Eso lo tenía muy claro.
—¿Por qué iba a querer algo? —parpadeó con falsa inocencia—. Tal vez solo extrañaba a mi lindo perrito.
—Típico de ti, sí —desvío la mirada.
—¿Pasa algo, Chuuya?
—¿Qué va a pasar? Estás en mi maldita habitación sin darme una jodida explicación de qué demonios quieres.
—Me has estado evitando —Dazai se sentó en el borde de la cama—. ¿Crees que no me he dado cuenta? Llevamos ocho meses juntos ya —rio—. Y no te has enfadado cuando te he llamado "perrito", así que algo te pasa.
—Ya te he dicho que no me pasa nada —dijo, encarándole.
—Ya te he dicho que mientes —replicó, deslizando un dedo por su mejilla. Chuuya se quedó helado ante el repentino contacto—. Y no me gustan las mentiras.
—Gracioso viniendo de ti, ¿no crees?
¿Había alguien que mintiera más y mejor que Dazai? Lo dudaba.
—Irónico, sí. Ahora dime qué ocurre.
Chuuya le dio la espalda, evitando así que siguiese jugando con su mejilla.
—Ya te he dicho que nada.
De repente sintió la mano de Dazai apoyarse en su hombro y, poco después, pudo ver su rostro al revés, con su pelo haciéndole cosquillas en la nariz.
—¿Cuántos años tienes? ¿Ocho? Venga, deja de ser tan infantil y cuéntamelo.
Chuuya se sonrojó ante la cercanía. Sentía la respiración de Dazai sobre sus labios, podía casi tocar el olor a analgésicos y pólvora que desprendía, y la última vez que estuvieron así fue una situación realmente incómoda.
—¿Puedes... apartarte?
—¿Y esos modales? Normalmente me habrías dado un puñetazo.
Chuuya no sentía que su cuerpo se pudiese mover. De hecho, estaba seguro de que incluso tenía fiebre.
—¿Chuuya?
—¡Apar...!
El desgraciado se acercó aún más, sonriendo como si fuese divertido.
—¿Te molesta cuando me acerco? —soltó una risilla.
Su nariz rozó con la suya, y sus labios estaban a un suspiro de los suyos. Chuuya sintió su corazón desbocarse, y no supo cómo sacó el valor para dejar de mirar sus labios, sonreír y hablar aún cuando sentía su garganta se sentía como un desierto.
—Es solo que me pones enfermo cada vez que te acercas.
Sus ojos azules chocaron contra el único ojo marrón visible de Dazai, desafiante. Si pensaba que iba a someterle de esa manera, Dazai estaba muy equivocado.
—Pues no me alejaré hasta que me digas qué te pasa. Tú decides.
Chuuya solía estar siempre seguro de sí mismo. Sabía que era fuerte, sabía que podía vencer a Dazai con facilidad, pero sus palabras siempre le hacían dudar. Él en sí le hacía dudar acerca de todo lo que pensaba y sentía.
A veces podía ser la persona más cruel que Chuuya había visto en toda su vida, y otras podía ser ese muchacho burlón que le encantaba jugar videojuegos y estaba obsesionado con molestarle lo más posible.
A veces podía ser alguien que Chuuya no reconocía y otras sentía que siempre habían estado juntos.
—Está bien, tú ganas —suspiró, y Dazai se apartó.
Mientras Dazai estiraba su cuello, Chuuya se levantó y, usando su habilidad, se elevó hasta la parte más alta de su armario. Sacó la caja que había tenido ahí guardado y descendió bajo la atenta y curiosa mirada de Dazai.
—¿Qué es eso?
Chuuya simplemente estampó la caja contra su pecho.
—Sé que es algo tarde pero... Feliz cumpleaños, idiota.
Dazai estaba genuinamente sorprendido, cosa nada fácil de conseguir como bien sabía Chuuya, así que podía considerarse un logro.
—¿Un regalo? Mi cumpleaños fue... —Dazai empezó a encajar piezas y rio—. ¿Por esto estabas tan raro?
—Te callas. Si te quejas, el año que viene no te doy nada.
—¿El año que viene? —preguntó en un susurro, mientras abría la caja.
Era una consola. La última generación. Chuuya recordó que se le había dañado la que tenía y había pensado que darle una nueva era un buen regalo.
—¿Y bien? —dijo al no oír nada de Dazai—. ¿Te gusta?
Dazai le miró aún sin quitar la sorpresa de su rostro.
—¿Cómo sabías que era mi cumpleaños? Nunca te lo he dicho.
—Yo tampoco te dije el mío y lo supiste igualmente —se encogió de hombros—. Lo importante, ¿te gusta?
—No. Es un regalo muy básico —dejó el regalo encima de la cama, y Chuuya estuvo a punto de decirle de todo pero Dazai le interrumpió—. Pero no está mal para un enano...
Su mirada de repente se había vuelto triste, y Chuuya no lo entendía.
—Eres un maldito malagradecido, en tu siguiente cumpleaños no te...
Chuuya no supo en qué momento Dazai se había acercado tanto, pero sus palabras quedaron cortadas por el abrazo tan repentino que Dazai le dio.
—¿Dazai? ¿Estás bi...?
—Gracias —interrumpió, con voz ronca.
Chuuya no entendía muy bien lo que sucedía, pero no hizo más preguntas. Simplemente se dejó abrazar mientras le rodeaba con sus brazos y sumergía una de sus manos en su pelo. Era suave, más de lo que nunca habría imaginado.
—Gracias, Chuuya.
No cuestionó nada. Ni siquiera cuando sintió agua cayendo a su hombro. Aunque odiaba que Dazai nunca le contase lo que le sucedía, simplemente sonrió algo triste y, sin dejar de acariciar su pelo, dijo:
—De nada.
Aunque nunca supiese a qué atenerse con Dazai, en ese momento era tan solo un muchacho que acababa de cumplir dieciséis años que estaba tan perdido como él.
Era su compañero, y eso era lo único que importaba.
Edit: La frase de este día era: «Siempre quise darte esto, quizá sea algo tarde, pero este regalo es para ti»
¡Hola!
Aquí estoy con el segundo día. Me ha quedado algo triste, pero ¡hey! El anterior fue divertido 😌 No era yo si no había algo triste, ya lo sabéis XD
En fin, en mi lista de headcannons está el de los cumpleaños. Siempre me he imaginado a Chuuya dándole algo a Dazai y este emocionado porque es la primera vez que alguien le da un regalo como tal. Según Asagiri, Dazai en sus tiempos de la Port Mafia quería suicidarse en serio, y por tanto no creo que piense en sus cumpleaños como algo que ser celebrado (aún ahora en la Agencia), así que el hecho de que alguien le de un regalo y le hable de un año al que no sabe si logrará llegar...
En fin, me pongo a enrollarme y no paro XD. ¡Espero que os haya gustado, con todo!
Nos vemos <3
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