♯₀₀₆┊HERMANOS ITOSHI 糸師┋SAE┋PARTE I
.˚₊*̥✧⊹˚✩-ITOSHI SAE-‧✩˚₊*̥✧⊹˚
糸師冴
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Itoshi Sae, el novio soñado, futbolista reconocido a nivel mundial, guapo y millonario a sus dieciocho años. Afortunada para muchos, odiada por otros, los que saben de su relación son sólo su círculo cercano.
Ves que en la television cómo entrevistan a su equipo
"¿Cómo se sienten después de ganar?" El reportero les pregunta, ves a Sae que ignora al reportero y ladeas una sonrisa, pero su compañero trigueño lo jala y dice "iremos por chicas, para festejar"
Sientes una punzada en el pecho, confías en él, pero aún así te da inseguridad que las demás personas puedan persuadir a Sae. Llega tu mamá y apaga la televisión.
—No pongas esa cara, Sae te ama con todo su ser, él no va a ir, tu tranquila, trajimos la cena —tu madre la persona más amable del mundo te dice, haciéndote sentir segura.
Es cierto, Sae no va a engañarte.
Se conocen desde la secundaria, tienen la misma edad, pero tú estás en tu segundo año de la preparatoria. Te retrasaste porque en secundaria sufriste de mucho Bullying, tanto que decidiste no ir ya a la escuela, perdiendo el año.
Tenías miedo, las personas suelen ser muy crueles si se trata del aspecto físico, pero Sae se fijó en ti por ser tú.
Aún recuerdas ese momento en el qué te habló.
—¿De dónde sacaste ese poema? — Sae te preguntaba, terminaba su práctica de fútbol.
Te quedabas hasta el final de las clases esperando a que todos se fueran, si te ibas antes te alcanzaban para hacerte maldades durante el camino. Sae era muy bonito en esa época y cómo se ejercitaba se desarrolló muy bien. Mientras tú sufrías de problemas alimenticios, sabías que no luces bien con tu aspecto, no era tú culpa, te estás desarrollando, pero los demás te hacían comentarios hacia tú cuerpo, lo que te hacía dejar de comer o comer cantidades exageradas de comida.
—Yo lo hice — le dijiste seria, tomaste tu mochila y caminaste a la salida. Sae no se metía contigo pero tampoco te ayudaba, y eso lo hacía complice de los demás.
Escuchaste cómo lo llamaban sus compañeros pero los ignoro y te alcanzo caminando a tu lado.
—Me pareció asombroso, me sentí de la misma manera, es cómo si pudieras haber escrito lo que siento cuando juego fútbol —Sae te decía sonriendo. El Sae de ese entonces era tan amable, y sonriente.
Desde ahí él se acercaba contigo, te saludaba y te acompañaba a tu casa, poco a poco se iba ganando tu confianza pero aún así no lo dejabas entrar en tu vida.
Es mejor proteger tu corazón con anticipación y no con arrepentimiento.
Pero él supo ganarse tu corazón.
Habían pasado a tercer año, y tú decidiste cambiar tus hábitos alimenticios por ti, escribías cómo te sentías, perdonaste a los que no tenían amor propio y reflejaban sus inseguridades en ti. cuidaste tu mente.
—¿Has estado durmiendo bien?— Sae te preguntaba, te acompañaba a tu casa.
—Si, dormir me ha ayudado a organizar mejor mis cosas por las mañanas —te sinceraste.
—Lo decía porque luces más bonita, siempre pensé que lo eras, pero no te lo creías tú y por eso no lo podían ver los demás— Sae te decía.
Suspiraste, lucias igual porque el proceso es lento, pero tenías más seguridad que antes.
Sae te tomó de las manos, te quedó mirando sus ojos te derriten, son preciosos y sus pestañas los hacen lucir grandes, tan expresivos. Que irreal es que sea tan guapo.
—¿Puedo ser tu novio?— Sae dijo.
Te sorprendiste, tú mamá te decía que le gustabas porque siempre era atento contigo pero jamás le creíste.
Tú corazón comenzó a latir rápidamente.
—¿Por qué?— no creías en sus palabras aunque sonaban sinceras.
—Te puedo decir demasiados motivos, pero para mí lo importante es que cuando estoy contigo me siento en paz, me das tranquilidad, quiero estar a tu lado— Sae te explico.
Te sentías de la misma forma, tener una pareja debe ser más complejo que una simple atracción física, por lo que creíste en sus sentimientos.
—Si puedes ser mi novio — sonreiste. Te tomó de las mejillas y te dio un cálido beso.
Se juntaban aún más después de pedirte ser tu novia, se tomaban de las manos, él te daba obsequios, fueron muy notorios con su relación, no tenían motivos para ocultarlo, pero entonces un día Sae te dijo que lo habían becado para irse al extranjero, él tenía todo a su favor para convertirse en el mejor delantero del mundo.
—Sae soy tu novia, no una carga. Ve y haz tus sueños realidad, yo te apoyaré siempre —lo abrazaste.
Sentías feo porque ya te habías acostumbrado a estar con él, pero, es tu pareja no tú propiedad.
—volveré pero con un anillo de compromiso — Sae dijo sincero.
Te sonrojaste, pero es que su relación es tan madura, que es muy probable que lo haga.
—Gana la copa del mundo, para festejar nuestra boda ese mismo día.
Todo era felicidad, hasta que Sae se fue. Y todo volvió a hacer cómo antes, los que te molestaban lo volvieron a hacer y está vez peor, Sae los había amenazado, pero está vez no tenías quien te protegiera.
Fueron horribles momentos y así perdiste el año.
Sae regresó pero volvió diferente, cómo si hubieran apagado su brillo. Él te lo explicó, el mundo real era horrible, pero a pesar de estar desilusionado, jamás te trató mal. Sae seguía siendo el mismo pero sonreía menos. Y de nuevo se iba, sólo estaba un par de días.
Su relación ha durado asi por casi cuatro años. Suspiraste, lo extrañas demasiado. Aunque se contaban todo, su relación a distancia dolía, pero seguías pensando positivo, era parte del proceso. Algún día se iban a casar y estarían juntos.
El primer día de tu último semestre, llegas temprano, así puedes hablar con Sae porque sólo había un momento en el que hablaban durante el día, ya que la diferencia de horarios no ayudaba mucho, hay luz aquí mientras allá llegaba la noche.
Suspiraste cada día se hacen más vacías sus conversaciones.
—¿De verdad es tu novio? — volteaste, un chico pelinegro, parado alado de ti, el ojiazul tenía en su mano un papelito, le tocaba sentarse contigo.
—¿Estabas ahí todo el tiempo? Es grosero leer conversaciones ajenas — te enojaste. Qué le pasaba.
—No, cuñada — encendió su pantalla, tenía de fondo a Sae y él estaba allí, ambos de pequeños, pero él más chico aún.
Te sorprendió ver a Sae de pequeño, se sentó y observaste su cara, no se parecían, pero sus ojos eran idénticos. Sae te había contado de él, pero sólo en secundaria, desde que regresó ya no lo mencionaba.
—Rin —ladeaste la cara, era la primera vez que lo conocías.
Durante el semestre se limitaba a hablarte de cosas de la escuela, aunque no era muy estudioso, más que en los idiomas y en los entrenamientos de fútbol, en estos meses te sentías un poco más cerca de Sae por Rin.
Tú relación con Sae se volvía cada vez más simple, llorabas en las noches, deseabas con todo tú corazón volverlo a ver, ser cercanos cómo en sus épocas de secundaria. Ya era víspera de fin de año, y durante todo estos meses sólo lo habías visto dos veces.
A menudo observabas a Rin jugar, en ocasiones te dejaba hasta tu casa, no querías admitirlo pero te gustaba la sensación de estar cerca de él, su compañía te recordaba a Sae.
—Mañana salgamos— Rin te dijo, era la primera vez que decía algo así.
—¿Salir?— repetiste antes de entrar a tu casa.
—Hay una película de terror que quiero ver, y esperaba que me acompañaras — Rin no era expresivo, pero su cara estaba levemente sonrojada. Aunque es dos años menor que tú, siempre se ha comportado muy serio. Ladeaste una sonrisa.
Salir con otro chico mientras tú novio está en el extranjero ¿Estará bien? y si el chico que te invita a salir es precisamente su hermano.
—está bien — le respondiste entrando a tu casa.
no querías hacerte ideas erróneas, tanto Sae cómo tú tienen derecho a tener amigos y amigas, no está mal salir con otra persona mientras no le seas desleal a tu pareja.
Sentías un nudo en la garganta, Sae jamás te respondía tan rápido, después de eso te dejo en visto, cómo por dos horas.
Veías el celular esperando a que te respondiera, cualquier notificación ibas de inmediato, pero no era él.
Querías llorar, mirabas la pantalla en las llamadas, le querías marcar a Sae, pero ¿Por qué le marcarias tú si él te dejo en visto? A veces cuando te sentías tan vulnerable pensabas que eras la única en la relación que luchaba por mantenerla.
Tú celular comenzó a sonar y atendiste sin ver el remitente.
—Sae, mira yo —te interrumpieron.
—Oh, me confundiste, soy Rin sólo para decirte que te veo mañana a las 11, por el centro. Descansa.
—Si está bien, disculpa — le colgaste.
Esta vez tus lágrimas descendieron.
Despertaste por inercia, dormiste después de llorar, faltaba todavía para ir con Rin, por lo qué decidiste arreglarte, cuidarte y verte bonita te hacía quitarte malas ideas. Te pusiste un bonito vestido.
—Mamá iré a desayunar, y después con Rin al cine, es muy probable que vuelva tarde — le avisaste a tu mamá.
Ella te miró sonriendo —Te ves muy bonita, diviértete, cualquier cosa háblame y vamos por ti.
Sonreíste, saliste de tu casa, habías visto una nueva cafetería, querías ir a desayunar allí, antes de tener una cita con alguien más o llorar por tu novio. Primero estás tú, no esperarías a qué alguien te acompañara para disfrutar a dónde querías ir. Si no sabes estar sola, no sabrás estar con nadie. Pensabas. Siempre positiva, disfrutaste tu desayuno, y te tomaste fotos. Las subiste a tu historia de instagram.
Saliste del lugar un poco más tranquila, tu salud mental era importante y estabas siendo un poco egoísta. Cuando Sae te llamé hablaras con él. No es sano cómo están las cosas.
Caminaste hasta el lugar donde te verías con Rin, hasta que alguien te tomó del brazo, un chico con gorra.
—¡SUÉLTAME ME LASTIMAS! —gritaste.
El chico te agarró bruscamente de la cintura, tomó tus muñecas y estampó su boca en tus labios. Abriste los ojos cuando viste de quién se trataba, se cristalizaron, tenías un nudo en la garganta. Te soltó, tomando tu mano para caminar hasta una calle menos transitada.
Se quitó la gorra y te abrazo.
—Te extrañe — volvió a agacharse y besarte, está vez con una intensidad más salvaje.
—Sae…— dijiste con la respiración cortada, tus lágrimas cayeron.
Lo extrañas demasiado, subiste las manos hasta su cuello, acercándolo a ti. Lo necesitabas, era tan dolorosa la distancia.
Poco a poco sentiste tu cuerpo calentarse, tomaste su cabello entre tus dedos mientras Sae te pegaba a la pared haciendo tu cara levantarse, bajo su lengua por su cuello, soltaste pequeño suspiros.
—Estas tan hermosa — Sae te tomó de las mejillas, levantaste la vista.
Esos ojos azules y esas largas pestañas, olvidaste lo que había pasado ¿Viajó desde el otro lado del mundo para verte? Sonreiste.
—¿Viniste sólo— te interrumpió volviendo a besarte, te dejaste llevar, sus besos te consolaban, sentías que se transportan a tu cuerpo cómo dosis de calmantes.
—Es un problema seguir aquí, ven — Sae se colocó la gorra y te tomo de la mano caminando, hasta un hotel.
—Sae… — no querías entrar, pero Sae era una celebridad, tenía razón, sería un problema que los vean.
No necesitas más problemas de los que tenías.
Subieron a una recámara, y al entrar Sae te sujeto de las caderas y te cargó. Sonreiste.
—Basta bajame — dijiste riendote.
—¿Cómo voy a bajar a mi novia hermosa? Te extrañe quiero abrazarte, quiero disfrutar a mi novia hermosa, quiero estar contigo cada minuto — Sae te sentó en la cama.
Desde que empezaron a andar esos besos han sido lo más cercano a tener sexo. Cuando te venía a ver, era todo muy cursi, abrazos,pequeños besos, salidas, y así, jamás pudieron hacer otra cosa porque no tenían el tiempo suficiente.
—Te extrañe tanto Sae — lo besaste.
Sae te tomó de las mejillas —Yo más —de nuevo te beso.
Se acercó a ti colocando su cuerpo encima tuyo, Sae lucía con ojeras, pareciera que no duerme bien, acariciaste tu cara, él también debe de estar sufriendo la distancia, lo abrazaste profundizando más el beso.
Su lengua acaricia la tuya, son besos desesperados, intentan consumirse, Sae se separa de ti y te abraza, diciéndote al oído.
—perdón, no había tenido tiempo para hablarte correctamente, me siento mal, cada día te extraño más —suena sincero.
Sientes un nudo en la garganta, buscas sus labios y lo besas. Ambos se toman de las manos y dejan que sus cuerpos se unan, Sae comienza a besarte el cuello, sus labios te hacen cosquillas, llevas tu mano a tu boca intentando dejar de soltar leves gemidos, Sae te aparta la mano.
—Quiero escucharte —se levanta y se quita la camisa.
Ves su cuerpo más formado, lleva tu mano hasta sus abdominales, su piel está cálida, tocas los relieves de su sic pack, Sae baja tu mano hasta el inicio de su cinturón.
Te mira serio, te muerdes el labio y le desabrochas el pantalón.
Su erección sale quedando cerca de tu cara, no sabes cómo iniciar, sólo te dejas llevar por el momento, sabes que Sae es el indicado para hacer esto. Lo tomas suavemente del tronco y te acercas lames su punta, miras de reojo a Sae, tiene la cara roja y su pecho sube y baja con rapidez.
—No te va a entrar en tu boca, no te esfuerces —te acarició el cabello bajando su palma hasta tus mejillas.
Te sonrojaste, no eres una experta pero quieres hacer sentir bien a Sae, por lo que vuelves a realizar movimientos con tu lengua en su punta, el cuerpo de Sae daba pequeños temblores.
Lo miraste y Sae te sonrió mostrando sus dientes— déjame hacerte sentir bien
Te tomó de las mejillas y te besó, su lengua se hundía sobre la tuya, sus manos tocaban con delicadeza tu cuerpo, hasta bajar a tu entrepierna, tu cara esta roja, la cara de Sae en medio de tus muslos te pone mal, es cómo un pecado el que esté allí, te besa las piernas mientras lentamente baja tus bragas, lame y succiona tus muslos, haciéndote soltar pequeños gemidos, sus toques se sienten posesivos.
Llega hasta tu pelvis y besa tu inicio, se abre paso por tus labios para encontrar ese botón del placer, empiezas a gemir cada vez más fuerte, tu mano involuntariamente se sostiene del cabello de Sae, tomas la iniciativa y lo guías donde sientes más placer.
Tus lágrimas bajan por la satisfacción, Sae mueve sus dedos por tu entrada, y cuando estás en tu mejor punto de goce por su lengua, su palma choca en tu entrada.
Entierras tus uñas en la sabana, te sientes mareada y de tu boca no dejan de salir sonidos placenteros.
Sae se quita y te toma de las mejillas besándote, se separa y te ve sonrojada, de tus ojos siguen bajando lágrimas, sus ojos azules se quedan inmerso en tus lágrimas, se acerca a ellas y las lame.
—Que bonita eres — te besa nuevamente.
Sientes tu corazón latir, hablando de lo sentimental, Sae es tu primero en todo, y de verdad amas a ese chico.
Se levanta y coloca tus piernas alado de su rostro, abres los ojos cuando ves que introduce su miembro sobre tus muslos y lo frota sobre ellos.
Su cara esta roja y su cabello se le ha despeinado, y aunque tiene los ojos cerrados, su cara estando excitado te humedece más tu entrepierna.
olvidando todo lo malo mientras sus cuerpos se unen cómo si nada hubiera pasado.
part I
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