◇°•「 Ꮯᾰ℘!ɬʊʆꪮ 7 」•°◇

[Narrador/a POV]

「Flashback...」

-¡Oye, Dark! -le grité desde la cocina.

-¿Pasa algo, Elegido? -contestó bajando las escaleras apresuradamente.

-Hice galletas -dije mientras sacaba una bandeja del horno.

-Oh, wow... -se acercó a mí, curioso, para observar las galletas.

-Ojalá te gusten -dejé la bandeja sobre la mesa con una sonrisa nerviosa.

-¿Cómo las hiciste? -preguntó mientras tomaba una de las galletas con cuidado, mirándome intrigado.

-Me robé un libro de recetas de la librería... -confesé rascándome la nuca con cierta culpa.

Dark le dio un mordisco a la galleta, sin decir nada al principio.

-Narra The Dark Lord-
La galleta tenía un sabor increíble. Me quedé sin palabras, era difícil describir lo deliciosa que estaba. Cada bocado llenaba mi boca de un sabor único y adictivo. Si una simple galleta podía ser tan buena, no quería imaginarme cómo sería una versión especial o gourmet. Era, sin duda, el mejor bocadillo que había probado en mi vida. Si pudiera, las comería todo el día.

-Mmh... es una mierda.

-¿Ay...? ¿En serio...? -dijo Chosen, visiblemente desanimado.

-Jaja, no te creas, Chosen. Están súper buenas.

-¿De verdad? -su rostro se iluminó, incrédulo.

-Mjm, es lo más rico que he probado en mi corta vida -le guiñé un ojo divertido.

-Wow, jeje. Muchas gracias, Dark.

-Tienes que hacerlas más seguido, necesitamos algo así para sobrevivir -comenté mientras tomaba otra galleta.

-Eso creo... -dijo rascándose la nuca, sonriendo.

-Ahora me iré a disfrutar estas galletas yo solo -tomé la bandeja entera y salí corriendo.

-¡Oye, no! ¡Comparte algunas!

-¡Oblígame! -respondí mientras escapaba con la bandeja.

Chosen comenzó a perseguirme hasta que logró tirarme al suelo. Aunque yo había caído, las galletas estaban a salvo.

-Chosen, ¿me perdonas? -dije desde el suelo, mirando cómo se comía las galletas frente a mí.

-Nop. No querías compartirlas conmigo, así que no eres digno de probarlas -se burló mientras comía lentamente una galleta tras otra, disfrutando su venganza.

-Creo que me lo merezco... -me crucé de brazos, resignado.

-Toma, te dejo una -me tendió una galleta con una sonrisa triunfal.

-G-Gracias, Chosy -respondí emocionado, devorándola de un bocado.

-Ay, Dios mío, pareces un niño chiquito -rió mientras me observaba con los brazos cruzados.

-Soy un niño pequeño que necesita atención y comida.

-Como tú digas -rió de nuevo.

「Fin del Flashback...」

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[The Chosen's One POV]

Estaba sentado en el comedor, mirando la cena servida en mi plato sin siquiera tocarla. Mi mente vagaba en un remolino de pensamientos, recordando cómo había llegado a este punto de mi vida. El pasado me perseguía como un espectro, una sombra constante. La soledad pesaba sobre mí, y la idea de que no importaba en este mundo se afianzaba en mi interior.


La fatiga me impedía concentrarme, y la única solución que se me ocurría era salir a caminar y despejar la mente. Tomé una sudadera, me la coloqué y salí al aire fresco de la noche, esperando encontrar respuestas.

Caminé en silencio, con el sonido de mis pasos como único acompañante. El aire nocturno era fresco, y la soledad de las calles solo intensificaba mis pensamientos. Cada sombra me recordaba los paseos nocturnos con Dark, aquellos en los que la luna se reflejaba en el océano y todo parecía eterno.

La nostalgia me golpeaba con fuerza, pero sabía que tenía que dejar el pasado atrás. Sin embargo, mis pasos me llevaron hacia el lugar donde Dark había sido arrastrado y, según creía, destruido.

Sabía que no encontraría nada allí. Su cuerpo debía ser polvo o tal vez algo peor. Aun así, algo en mí quería verlo, confirmarlo. Avancé por el camino, sintiendo cómo el aire se volvía más pesado, como si algo intentara detenerme.

-¿Por qué demonios estoy haciendo esto...? -murmuré al cielo mientras seguía caminando.

El agujero finalmente apareció ante mis ojos. Era inmenso, mucho más grande de lo que recordaba. Cada paso hacia él estaba cargado de tensión, y cuando llegué al borde, un escalofrío recorrió mi cuerpo.

Todo estaba oscuro, salvo por una luz roja que brillaba débilmente desde debajo de una roca. No podía apartar la mirada. Me acerqué con cautela, cada vez más inquieto.

Cuando levanté la roca, vi lo que menos esperaba: la pulsera de Dark. Era inconfundible, aunque no entendía cómo había acabado allí. La tomé con cuidado, temiendo que se desintegrara entre mis manos, pero su material parecía resistente.

El brillo rojo de la pulsera iluminaba la oscuridad, y entendí que era lo único que me quedaba de Dark. La guardé en mi bolsillo y me alejé del lugar, aunque la curiosidad y el miedo seguían presentes en mi mente.

Cuando llegué a casa, coloqué la pulsera en la mesita de noche, la observé por unos instantes y me acosté en la cama. Cerré los ojos, dejando que el cansancio me venciera.

Aquella noche, los recuerdos de Dark y la luz de la pulsera me acompañaron hasta el sueño.

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[Continuará...]

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