◇°•「 Ꮯᾰ℘!ɬʊʆꪮ 27 」•°◇
[Narrador/a POV]
Los primeros rayos de sol se filtraron por las cortinas de la habitación, iluminando suavemente el rostro de Chosen. Abrió los ojos lentamente, sintiendo un peso cálido y pequeño sobre su pecho. Bajó la mirada y allí estaba Viro, profundamente dormido, abrazando su peluche de lana y acurrucado como una arañita en su pecho.
Chosen suspiró, entre divertido y conmovido. Era una escena tierna, y aunque Viro no pesaba mucho, moverse sin despertarlo iba a ser complicado. Acarició suavemente el cabello de Viro, notando cómo las patas de araña que salían de su espalda estaban completamente relajadas, en una posición casi inofensiva.
-Viro... -susurró, intentando despertarlo sin sobresaltos. Pero Viro solo murmuró algo incomprensible y se abrazó más fuerte a su peluche y al torso de Chosen.
-Esto va a ser difícil... -murmuró Chosen, sonriendo un poco mientras miraba al techo.
Pasaron unos minutos antes de que finalmente Viro abriera los ojos lentamente, parpadeando con confusión antes de recordar dónde estaba. Al ver que seguía en el pecho de Chosen, sonrió con esa inocencia que solo él podía mostrar.
-Buenos días, Chosen -dijo en un tono adormilado, frotándose los ojos.
-Buenos días, dormilón -respondió Chosen, riendo un poco. -¿Dormiste bien?
Viro asintió con entusiasmo, aún abrazando su peluche de lana.
-Sí, fue muy cómodo... -se quedó en silencio un momento antes de agregar-. ¿Podemos hacerlo otra vez esta noche?
Chosen se quedó sin palabras por un segundo, pero al final solo negó con la cabeza y le dio una pequeña palmadita en la frente.
-Vamos a ver, ¿sí? Ahora, levántate. Tengo que moverme o me quedaré aquí todo el día.
Viro se bajó de mala gana, pero seguía pegado a Chosen mientras este se levantaba, estirándose para liberar la tensión en sus músculos. Justo en ese momento, la puerta se abrió de golpe, revelando a Dark, con su típico semblante serio, aunque su expresión se torció al ver la escena.
-¿Qué están haciendo? -preguntó con un tono que intentaba sonar indiferente, pero Chosen pudo notar la ligera molestia en su voz.
-Buenos días para ti también, Dark -respondió Chosen, arqueando una ceja mientras recogía una manta del suelo.
Viro, sin notar el ambiente tenso, corrió hacia Dark con su peluche en brazos.
-¡Mira, papá! Chosen me dejó dormir con él. Fue muy divertido -dijo con una sonrisa radiante.
Dark bajó la mirada hacia su hijo, y aunque su expresión seguía rígida, sus ojos mostraban un leve destello de ternura. Pero cuando miró a Chosen, su rostro recuperó esa fría máscara.
-Espero que no le estés dando demasiadas libertades -dijo Dark, con un tono más cortante. -Viro no puede acostumbrarse a depender tanto de ti.
Chosen suspiró, ya acostumbrado a los comentarios de Dark.
-Viro solo es un niño, Dark. ¿Qué tiene de malo que se sienta cómodo? -respondió, sin quitarle la mirada.
Dark apretó los labios, pero no dijo nada más. En cambio, se giró hacia Viro y le dio una palmadita en la cabeza.
-Ve a lavarte la cara. El desayuno estará listo pronto.
Viro asintió y salió corriendo por el pasillo, dejando a Dark y Chosen a solas en la habitación. El silencio que quedó era incómodo, lleno de tensión.
-¿Qué? -preguntó Chosen finalmente, cruzando los brazos. -¿Algo más que quieras decir?
Dark lo miró fijamente por un momento, sus ojos oscuros analizando cada detalle del rostro de Chosen.
-Solo no te encariñes demasiado con él. No quiero que Viro salga lastimado si decides irte... -dijo, su voz más suave, pero cargada de intención.
Chosen frunció el ceño, pero antes de que pudiera responder, Dark salió de la habitación, dejándolo solo con sus pensamientos.
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Chosen bajó las escaleras aún adormilado, vistiendo un short algo holgado y una camisa larga que le llegaba casi hasta las rodillas. Sus pies descalzos golpeaban ligeramente el suelo, y su cabello estaba completamente desordenado, algo que él no notó en absoluto. Mientras se rascaba el cuello con pereza, se dirigió a la cocina, donde el aroma a café recién hecho flotaba en el aire.
En la mesa, Viro ya estaba sentado con su plato de cereal, balanceando las piernas con alegría mientras comía cucharada tras cucharada. Al ver a Chosen entrar, sonrió ampliamente, con un poco de leche en la comisura de los labios.
-¡Chosen! -gritó Viro con entusiasmo, agitando la cuchara. -¡Buenos días otra vez! ¿Sabías que Dark hizo el café? Pero no quiso prepararme un chocolate caliente.
Chosen soltó una risita, pero justo cuando estaba a punto de responder, sintió la mirada de Dark sobre él. Alzó la vista y lo encontró apoyado contra el marco de la cocina, con una taza de café en mano. Los ojos oscuros de Dark lo recorrieron de pies a cabeza, deteniéndose en su cabello desordenado, su ropa holgada y su aire despreocupado.
-¿Qué estás mirando? -preguntó Chosen, arqueando una ceja, aunque el sonrojo comenzaba a aparecer en sus mejillas. Sabía que Dark estaba evaluándolo, como siempre, y la intensidad de su mirada era difícil de ignorar.
-No es nada... -respondió Dark finalmente, su tono frío, pero con una ligera curva en la comisura de sus labios, como si estuviera al borde de una sonrisa burlona. -Solo que... ¿acaso pasaste por un tornado antes de bajar? Tu cabello parece una maraña de ramas.
Chosen rodó los ojos, ignorando el comentario mientras se servía un vaso de agua.
-Qué gracioso, Dark. No todos despertamos perfectos como tú.
Dark entrecerró los ojos, tomando un sorbo de su café mientras observaba cómo Chosen se sentaba junto a Viro en la mesa.
-Quizás deberías esforzarte un poco más. -respondió Dark, dejando la taza sobre la mesa con un leve golpe. -Especialmente si piensas caminar por aquí como si estuvieras en un desfile de ropa vieja.
Viro soltó una carcajada, claramente divertido con la interacción.
-¡Chosen está bien así! -intervino Viro con su voz infantil. -Se ve cómodo. ¿Verdad, Chosen?
Chosen sonrió al pequeño y asintió.
-Gracias, Viro. Al menos alguien aquí tiene buen gusto. -Luego se volvió hacia Dark, con una mirada desafiante. -No todos necesitamos lucir como si fuéramos a una reunión importante para simplemente tomar café.
Dark no respondió de inmediato, simplemente lo miró con una expresión que mezclaba frustración y diversión. Finalmente, decidió ignorar el comentario y se giró hacia Viro.
-Termina tu cereal. No quiero que lo dejes a la mitad como ayer.
-¡Lo haré! -respondió Viro, levantando su cuchara como si fuera un juramento. Luego, miró a Chosen y susurró con complicidad-. Dark siempre quiere que limpie todo, incluso si dejo solo un poco. ¡Es muy estricto!
Chosen rio bajito y susurró de vuelta.
-Sí, es un poco mandón, ¿no?
Dark, por supuesto, los escuchó, y aunque rodó los ojos, no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa mientras recogía su taza y se dirigía al fregadero. Aunque no lo admitiría en voz alta, verlos así juntos le daba una sensación de tranquilidad, incluso si uno de ellos lograba sacarlo de quicio constantemente.
Dark se acercó a la mesa mientras Chosen terminaba su vaso de agua, aún distraído por el pequeño Viro que hablaba sin parar. El ambiente relajado que había entre ellos se rompió abruptamente cuando Dark decidió hablar con su tono serio de siempre.
-Chosen, hoy vamos a la computadora de Alan -anunció, cruzando los brazos mientras lo miraba directamente a los ojos.
El comentario hizo que Chosen se detuviera de golpe, casi atragantándose con lo que bebía. Tosió un poco antes de enderezarse en su silla, claramente inquieto.
-¿Perdón? -preguntó con incredulidad, sus ojos parpadeando rápidamente. -¿Qué quieres decir con vamos a la computadora de Alan?
-No me hagas repetirlo -gruñó Dark, claramente irritado. -Necesito recuperar mi Vira-Bracelet. Ese lugar está lleno de información que no debería estar allí. Y tú me vas a ayudar.
-¿Qué? ¡No puedo hacer eso! -respondió Chosen, levantándose de golpe. -¿Sabes lo peligroso que sería? Además... Alan me tiene vigilado, si lo hago va a ser peor.
Dark no retrocedió ante la protesta de Chosen, sino que dio un paso hacia él, imponiéndose con su altura y su tono autoritario.
-No te estoy pidiendo permiso, Chosen. Es una orden. Y si no lo haces, las cosas van a complicarse para ambos.
-¡Siempre lo mismo contigo! -gritó Chosen, con los puños apretados. -¿Por qué yo? ¿Por qué no vas tú solo? Oh, claro, porque tú siempre encuentras la forma de hacerme el trabajo sucio, ¿no?
Viro, quien aún estaba sentado en la mesa, los miraba con los ojos muy abiertos, claramente incómodo por la tensión entre ambos.
-¿Pueden dejar de pelear? -preguntó en voz baja, abrazando su peluche de lana.
Dark ignoró al pequeño por completo y continuó mirando a Chosen con dureza.
-Porque tú eres quien lo destruyó todo, Chosen. Esto también es tu responsabilidad. Así que, deja de actuar como si fueras la víctima.
-¡Yo no lo destruí por gusto! -gritó Chosen, sus mejillas enrojeciendo de ira. -¡Tú no tienes idea de lo que pasó realmente! ¡Todo esto es por culpa de esa maldita computadora y de tus malditos planes!
Dark no respondió de inmediato. Sus ojos se estrecharon, y el silencio que siguió fue tan tenso que incluso Viro dejó de moverse. Finalmente, Dark suspiró y habló, su tono más calmado, pero igual de firme.
-No importa el pasado, Chosen. Esto es lo que hay ahora. No te estoy pidiendo que lo hagas porque me importa lo que pienses de mí o porque me importe lo que te pase. Lo estoy pidiendo porque necesitamos esa Vira-Bracelet, y punto.
Chosen bajó la mirada, mordiéndose el labio con frustración. Había verdad en las palabras de Dark, pero eso no lo hacía menos molesto. Sin embargo, después de un momento de tensión, suspiró con resignación.
-Está bien, lo haré... -murmuró, sin mirar directamente a Dark. -Pero no por ti. Lo haré porque no quiero más problemas para Viro... o para mí.
Dark asintió lentamente, satisfecho con la respuesta, aunque no mostró ningún agradecimiento ni alivio.
-Sabía que entrarías en razón. Nos iremos al atardecer. Prepárate.
Dicho esto, Dark dio media vuelta y salió de la cocina, dejando a Chosen con una mezcla de enojo y ansiedad en su rostro. Viro miró a Chosen con preocupación y se levantó de su silla, caminando hacia él con su peluche en brazos.
-¿Estás bien, Chosen? -preguntó el pequeño, jalando suavemente de la camisa de Chosen.
Chosen forzó una sonrisa y se agachó para mirarlo a los ojos.
-Sí, Viro. Solo es... algo complicado. Pero estaré bien.
Aunque lo dijo con convicción, por dentro sabía que lo que le esperaba no sería nada fácil.
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Viro miraba a Chosen con una expresión tranquila, abrazando con fuerza su peluche de lana mientras sus patas de araña se acomodaban detrás de él, entreabiertas como si estuvieran relajadas.
-La Vira-Bracelet no es solo para Dark, ¿verdad? -murmuró con esa voz suave y curiosa. -Es para curarte a ti, Chosen. Tú tienes el virus en tu sangre... y Dark quiere salvarte.
Las palabras de Viro hicieron que Chosen se detuviera. Lo miró con los ojos entrecerrados, intentando procesar lo que acababa de escuchar. Por supuesto que lo sabía, pero escuchar a Viro decirlo de una manera tan directa le provocó un nudo en el estómago. Tragó saliva, apartando la mirada.
-Lo sé... -respondió con voz baja, sus dedos apretando el borde de la mesa. -Pero entrar de nuevo a la PC de Alan... es demasiado. Ahí están ellos... mis amigos, mi hermano. Ellos están cuidando todo. Robarles algo sería como traicionarlos.
-¿Entonces vas a quedarte con el virus para siempre? -preguntó Viro con inocencia, ladeando la cabeza. Su tono no era cruel ni acusatorio, pero sí directo, como si no entendiera por qué Chosen dudaba tanto.
El silencio de Chosen fue suficiente para que el pequeño cambiara el tema. Se abrazó aún más a su peluche, mirando fijamente a Chosen, y una chispa de curiosidad apareció en sus ojos.
-Oye, Chosen... ¿qué pasó anoche? -preguntó, inclinándose hacia él. -Cuando Dark estaba contigo... estaban muy, muy juntos.
La pregunta lo tomó completamente por sorpresa. Chosen sintió un calor subiendo desde su cuello hasta sus mejillas, sonrojándose de inmediato. Bajó la mirada, intentando disimularlo, pero no pudo evitar que sus manos temblaran ligeramente.
-¿D-de qué estás hablando? -respondió, tratando de sonar indiferente, aunque el tartamudeo en su voz lo delató por completo.
Viro sonrió, divertido al ver la reacción de Chosen.
-Sí, lo vi -continuó, hablando con tranquilidad pero con un brillo travieso en los ojos. -Dark estaba muy cerca de ti... casi como si quisiera... no sé, ¿abrazarte? ¿Besar...?
-¡Cállate, Viro! -exclamó Chosen, llevando las manos a su rostro para cubrir el evidente rubor que no podía controlar. Su voz salió más aguda de lo que pretendía, lo que solo hizo que Viro soltara una risa ligera.
-No es algo malo, ¿sabes? -añadió Viro con calma, abrazando su peluche. -Dark se preocupa por ti... aunque sea a su manera rara. Y tú también te preocupas por él.
Chosen suspiró, bajando las manos de su rostro aunque el sonrojo seguía presente. Miró a Viro con una mezcla de frustración y ternura.
-Viro, no es tan simple como parece... Dark y yo... tenemos una historia complicada. No es como piensas.
-Si tú lo dices... -respondió Viro con una sonrisa pequeña, como si no creyera del todo sus palabras.
Antes de que Chosen pudiera responder, Viro se levantó de la silla y dio un pequeño salto, como si quisiera cambiar el tema.
-¡Bueno, si vas a entrar a la computadora de Alan, tienes que hacerlo bien! No puedes estar tan distraído pensando en Dark.
-¡Viro! -protestó Chosen, mirando al pequeño con incredulidad, pero Viro simplemente se rió y salió de la cocina, dejando a Chosen solo, aún con el rostro enrojecido y con más preguntas en la cabeza de las que quería admitir.
Viro se marchó con tranquilidad, abrazando su peluche y tarareando suavemente mientras subía las escaleras hacia su habitación. Chosen permaneció inmóvil en su silla, todavía sintiendo el calor en sus mejillas tras la incómoda conversación. Pero antes de que pudiera siquiera procesar lo que acababa de suceder, sintió una mano firme rodear su muñeca.
Alzó la mirada rápidamente, encontrándose con los ojos serios y penetrantes de Dark.
-¿Q-qué estás haciendo? -murmuró Chosen, desconcertado, pero Dark no respondió. Su agarre era firme pero no dolía, y lo arrastró con determinación hacia el pasillo. Chosen intentó resistirse, aunque sin demasiado esfuerzo. -¡Dark, espera! ¿A dónde vamos?
Dark seguía en silencio, avanzando con pasos decididos hasta que llegaron al baño. Sin soltar la muñeca de Chosen, abrió la puerta y lo hizo entrar. Cerró detrás de ellos con un leve clic, asegurándose de que no los interrumpieran.
-¿Qué demonios haces? -reclamó Chosen, frotándose la muñeca cuando Dark lo soltó finalmente. El baño estaba iluminado por la tenue luz de la tarde que entraba por una pequeña ventana, creando una atmósfera casi sofocante.
Dark se cruzó de brazos y lo miró con seriedad, su rostro una mezcla de enojo contenido y algo más que Chosen no podía descifrar del todo.
-No quería que Viro escuchara -dijo Dark finalmente, su tono bajo y áspero, casi como un gruñido. -Y tú tampoco deberías seguir alimentando sus ideas absurdas.
-¿De qué estás hablando? -Chosen alzó una ceja, tratando de mantener la calma. -¿Esto es por lo que dijo Viro? ¡Es un niño! Sólo estaba bromeando...
Dark dio un paso adelante, acortando la distancia entre ellos. Chosen sintió cómo su espalda chocaba contra la pared del baño, atrapado nuevamente bajo la mirada intensa de Dark.
-No se trata sólo de Viro -espetó Dark, con un tono que rozaba la frustración. -Se trata de ti.
-¿De mí? ¿Qué hice ahora? -Chosen intentó sonar desafiante, pero su voz traicionó el nerviosismo que empezaba a sentir.
Dark lo miró fijamente durante unos segundos, como si estuviera debatiendo internamente si debía continuar. Finalmente, exhaló con fuerza, pasando una mano por su cabello desordenado antes de hablar.
-Estás tomando todo esto a la ligera -dijo con firmeza, señalándolo con un dedo. -La Vira-Bracelet, el virus en tu sangre, Freedom... incluso a mí. Es como si no te dieras cuenta de la gravedad de las cosas.
-¡Eso no es cierto! -Chosen frunció el ceño, sintiéndose acorralado tanto física como emocionalmente. -Sé perfectamente lo que está en juego.
Dark dio otro paso hacia adelante, y Chosen sintió cómo la tensión en el aire aumentaba.
-¿De verdad? -preguntó Dark, con una voz baja que hizo que un escalofrío recorriera la espalda de Chosen. -Entonces demuéstramelo. Deja de actuar como si todo esto fuera un juego.
-¡No estoy jugando! -espetó Chosen, sintiendo cómo la ira empezaba a mezclarse con su confusión. -Si me estás acusando de no tomar las cosas en serio, entonces tú tampoco eres perfecto. Sigues actuando como si...
Dark lo interrumpió alzando una mano, no para golpearlo, sino para hacerle callar.
-Esto no es sobre mí -dijo Dark, con una frialdad que hizo que Chosen se estremeciera. -Es sobre ti. ¿Puedes, al menos una vez, dejar de pensar en lo fácil que sería rendirte?
Las palabras de Dark golpearon a Chosen como un martillo. Intentó responder, pero nada salió de su boca. En lugar de eso, bajó la mirada, sintiendo cómo una mezcla de vergüenza y culpa comenzaba a crecer en su interior.
Dark lo observó durante unos segundos más, su expresión suavizándose apenas.
-Vas a entrar a esa computadora -dijo finalmente, su voz más calmada pero aún firme. -Y vas a conseguir esa Vira-Bracelet. No por mí, ni por Viro. Por ti. Porque si no lo haces... todo esto será en vano.
Chosen asintió lentamente, todavía evitando el contacto visual. Las palabras de Dark habían calado más hondo de lo que quería admitir.
Dark retrocedió un paso, dándole espacio, pero no quitó la vista de él.
-Prepárate -dijo simplemente antes de girarse hacia la puerta. -Y limpia ese cabello desordenado antes de que Viro se burle de ti.
Chosen alzó la vista justo cuando Dark salía del baño, dejándolo solo con sus pensamientos y un peso nuevo sobre sus hombros.
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La tarde finalmente llegó, el cielo afuera comenzaba a teñirse de tonos anaranjados mientras el sol se ocultaba lentamente. Chosen estaba listo, aunque la tensión en su cuerpo era evidente. Vestía su ropa habitual, pero había algo diferente en su postura: estaba más firme, decidido, aunque sus ojos reflejaban un leve rastro de inseguridad.
Dark lo observaba desde lejos, apoyado contra la pared con los brazos cruzados, su mirada fija en Chosen. A pesar de su semblante frío, era imposible no notar cómo seguía cada movimiento del otro con cautela. Había algo en su mirada, un conflicto interno que no se atrevía a expresar.
-¿De verdad va a ir? -preguntó Viro en voz baja, de pie junto a Dark, abrazando su peluche de lana roja.
-Sí -respondió Dark, sin apartar la vista de Chosen. Su tono era firme, pero había un ligero temblor en su voz, casi imperceptible. -No tiene otra opción.
Viro parpadeó, ladeando la cabeza mientras observaba a Chosen ajustar el último detalle de su equipo.
-¿Por qué parece tan nervioso? -preguntó el pequeño, con un toque de curiosidad infantil en su voz.
Dark no respondió de inmediato. Sus ojos se entrecerraron ligeramente, como si estuviera evaluando a Chosen desde la distancia. Finalmente, exhaló un suspiro pesado.
-Porque sabe lo que está en juego -murmuró, más para sí mismo que para Viro.
Viro observó a Dark por un momento, luego volvió su atención a Chosen.
-¿Y si no lo logra? -preguntó con voz temblorosa, abrazando con más fuerza su peluche.
Dark finalmente apartó la mirada de Chosen y miró a Viro, su expresión endureciéndose.
-Lo logrará -dijo con firmeza, como si esas palabras fueran una orden más que una afirmación.
Viro no pareció convencido, pero asintió lentamente.
Mientras tanto, Chosen respiró hondo y giró hacia ellos, notando cómo ambos lo observaban. Sus ojos se cruzaron con los de Dark por un breve instante, y en ese momento, pudo sentir la presión que emanaba de él, como un recordatorio silencioso de lo importante que era esta misión.
-Volveré pronto -dijo Chosen, intentando sonar más confiado de lo que realmente estaba.
Dark asintió apenas, pero no dijo nada. En cambio, sus ojos lo siguieron mientras caminaba hacia el portal que lo llevaría a la PC de Alan.
-Ten cuidado -murmuró Viro, lo suficientemente bajo como para que Chosen no lo escuchara, pero Dark sí.
Chosen se detuvo frente al portal por un momento, observando cómo brillaba con una luz azulada. Su corazón latía con fuerza, pero apretó los puños y dio el primer paso, desapareciendo en un destello de luz.
Dark y Viro se quedaron en silencio por un largo rato, observando el portal que ahora estaba vacío.
-¿Va a estar bien? -preguntó Viro, rompiendo el silencio.
Dark cerró los ojos por un momento antes de responder, con voz baja pero decidida.
-Tiene que estarlo.
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Mientras el sol comenzaba a ocultarse, tiñendo el cielo con tonos dorados, Dark y Viro caminaban hacia la casa después de despedir a Chosen. Viro agarraba con fuerza su peluche de lana, mientras sus pequeñas patas de araña se movían inquietas detrás de él. Dark, por su parte, caminaba en silencio, con las manos en los bolsillos y la mirada fija en el suelo. Su mente estaba en otra parte, probablemente siguiendo cada movimiento de Chosen en su imaginación, preocupado por lo que podría suceder en la PC de Alan.
Justo cuando Dark abrió la puerta para entrar, una voz clara y firme resonó desde la distancia, deteniéndolos a ambos en seco.
-Dark -llamó Freedom, caminando con paso decidido hacia ellos. Su expresión era seria, casi desafiante, mientras sus ojos se clavaban en el mayor.
Dark se giró lentamente, cerrando la puerta detrás de Viro como si quisiera protegerlo instintivamente. Freedom no apartaba su mirada, y la tensión en el aire era palpable.
-¿Qué quieres ahora? -preguntó Dark con frialdad, aunque su postura rígida dejaba ver que no estaba cómodo con la situación.
Freedom no respondió de inmediato. En lugar de eso, su mirada se suavizó un poco cuando vio a Viro, quien miraba a ambos hombres con evidente confusión. Luego volvió a enfocarse en Dark.
-Algún día me llevaré a Chosen lejos de ti -dijo finalmente, su voz calmada pero cargada de convicción.
La declaración hizo que Dark apretara los dientes, y su mirada se endureció al instante. Dio un paso adelante, colocando a Viro detrás de él como si quisiera apartarlo de la conversación.
-Eso no va a pasar -respondió Dark con un tono bajo, casi un gruñido. -Chosen es mío.
Viro, que hasta ahora había estado en silencio, levantó la mirada hacia Dark con sorpresa.
-¿Papá? -preguntó en un susurro, sin entender del todo lo que estaba sucediendo.
Freedom levantó una ceja, cruzando los brazos mientras lo miraba con curiosidad.
-¿Entonces son pareja? -preguntó, su tono ahora teñido de sarcasmo. -Eso explicaría muchas cosas.
Dark bufó, visiblemente molesto, y su mirada se volvió aún más gélida.
-No seas ridículo -espetó. -No amo a Chosen ni tengo esas intenciones con él.
Viro parpadeó, aún más confundido, y miró a Freedom en busca de respuestas, pero el hombre simplemente sonrió con una mezcla de incredulidad y burla.
-Entonces, ¿por qué te comportas como si lo fuera? -replicó Freedom, acercándose un poco más. -Todo esto de querer tenerlo cerca, de protegerlo... ¿Qué es, Dark? ¿Puro egoísmo?
Dark no respondió de inmediato. Sus ojos se estrecharon y su mandíbula se tensó, pero no dejó de sostener la mirada de Freedom. Finalmente, soltó un suspiro exasperado.
-Lo que haga con Chosen no es asunto tuyo, Freedom -dijo con firmeza. -Él está conmigo porque es lo mejor para él. Tú ya lo abandonaste una vez.
Freedom retrocedió un paso ante las palabras de Dark, pero no dijo nada. Su expresión se volvió más seria, y sus ojos se entrecerraron ligeramente.
-Ya veremos cuánto tiempo más dura eso -murmuró Freedom antes de darse la vuelta y alejarse, aunque el aire a su alrededor seguía cargado de tensión.
Cuando desapareció de la vista, Dark dejó escapar un largo suspiro y se giró hacia Viro, quien lo miraba con los ojos muy abiertos.
-¿De verdad no amas a Chosen? -preguntó Viro con inocencia, ladeando la cabeza.
Dark negó con la cabeza, aunque su mirada era difícil de leer.
-No. Y no vuelvas a repetir algo como eso -gruñó antes de entrar a la casa, dejando a Viro con más preguntas que respuestas.
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Mientras Dark y Viro entraban a la casa, Freedom permaneció de pie, inmóvil, observándolos desde la distancia. Su expresión, antes cargada de firmeza, se fue suavizando lentamente, hasta convertirse en una mezcla de melancolía y resignación.
Sus ojos se desviaron hacia el horizonte, hacia el lugar donde Chosen había ido. La ligera brisa de la tarde acarició su rostro, y por un instante, su semblante serio se quebró, dejando entrever una tristeza oculta.
-Ojalá las cosas mejoren con el tiempo -murmuró en voz baja, como si estuviera hablando consigo mismo o enviando un deseo al aire.
Permaneció allí unos momentos más, contemplando el camino que Chosen había tomado, como si quisiera grabar en su memoria cada detalle del lugar. Luego, con un último suspiro, se dio la vuelta y comenzó a alejarse, dejando atrás la tensión que había generado con su presencia.
Freedom sabía que había cosas que ya no estaban bajo su control, pero, en el fondo, aún guardaba la esperanza de que todo terminara bien para Chosen... y quizás, algún día, incluso para Dark.
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Viro entró a la casa detrás de Dark, abrazando su nuevo peluche de lana como si fuera un amuleto. Sus ojos se posaron en Dark, quien estaba sentado en el sofá, con su habitual semblante serio, mientras revisaba algo en su celular. Viro inclinó la cabeza con curiosidad y pensó en voz baja: ¿Dark siente algo por Chosen?
Se imaginó la posibilidad por un momento. Visualizó a Dark y Chosen juntos, caminando de la mano o incluso abrazándose. La imagen lo hizo sonreír ligeramente.
-Se verían lindos juntos... -susurró Viro para sí mismo, dejando volar su imaginación mientras apretaba más fuerte su peluche contra el pecho.
Dark, por su parte, estaba completamente ajeno a los pensamientos de Viro. Sus ojos permanecían fijos en la pantalla de su celular. Había instalado una cámara diminuta en la vira-bracelet que Chosen llevaba consigo, junto con un rastreador. Podía ver en tiempo real por dónde iba Chosen mientras se adentraba en la computadora de Alan.
-¿Qué estará haciendo ahora? -murmuró Dark en voz baja, con una mezcla de preocupación y cautela.
Viro se acercó un poco, curioso por la reacción de Dark. Aunque todavía era un niño, podía notar que Dark no era tan indiferente como quería aparentar. Sin embargo, en lugar de interrumpir, Viro decidió quedarse callado, observando en silencio desde su lugar.
Dark, sin despegar la vista del celular, frunció el ceño al ver que Chosen había detenido su camino en una zona específica de la computadora. Algo no le daba buena espina, y eso lo tenía intranquilo.
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Dark dejó el celular a un lado con un suspiro frustrado. Cerró los ojos y se frotó las sienes, tratando de liberar la tensión acumulada. Su mente, sin querer, volvió a Freedom.
-Maldito Freedom... -murmuró con voz baja pero cargada de veneno-. Siempre metiéndose donde no lo llaman. Cree que puede llevarse a Chosen como si fuera suyo.
Viro, quien había estado observándolo en silencio, se levantó de su lugar y se acercó al sofá. Sin decir nada, se subió y se acomodó junto a Dark, colocando la cabeza sobre sus piernas. Agarró su peluche de lana y cerró los ojos, como si ese simple gesto fuera lo más natural del mundo.
Dark miró a Viro de reojo, un poco incómodo al principio, pero no lo apartó. Suspiró y dejó que el pequeño se acomodara. Al menos Viro era tranquilo... en ese momento.
Sin embargo, mientras sus dedos jugueteaban distraídamente con un mechón del cabello de Viro, su mente empezó a divagar. La noche anterior volvió a su memoria como un golpe. Había estado tan cerca de Chosen, más cerca de lo que jamás había permitido a nadie. Sus cuerpos tan próximos, el aliento compartido, y esa chispa que casi los llevó a cruzar una línea que no debía cruzarse.
Dark apretó los dientes. ¿En qué demonios estaba pensando?
-Casi lo beso... -murmuró para sí mismo, con una mezcla de enfado y confusión.
Viro levantó ligeramente la cabeza, escuchando el murmullo de Dark, pero no entendió exactamente lo que decía. Decidió no preguntar, volviendo a apoyarse con calma.
Dark dejó escapar un gruñido bajo. Se odiaba por haberse dejado llevar de esa forma. Esa cercanía con Chosen no tenía sentido. Era pura confusión. O quizás... algo más que no quería admitir.
Miró a Viro, quien parecía completamente relajado sobre sus piernas, y suspiró. Al menos, el pequeño le ayudaba a mantenerse algo más tranquilo, aunque no podía evitar que su mente siguiera dándole vueltas a lo ocurrido.
¿Y si Viro no hubiese entrado? ¿Qué habría pasado entonces? La idea lo aterraba y, al mismo tiempo, lo intrigaba más de lo que le gustaría admitir.
Dark cerró los ojos, intentando despejar su mente, pero la idea de lo que podría haber pasado en la habitación de Chosen lo invadió de nuevo. Recordó con claridad cómo su cuerpo había reaccionado, cómo Chosen había estado tan cerca, con su respiración cálida rozando su piel.
¿Qué habría pasado si Viro no hubiera entrado? pensó Dark, dejando que su mente divagara.
Imaginó cómo habría sido seguir adelante, sentir los labios de Chosen contra los suyos, explorando esa conexión que nunca se había permitido tener con nadie más. Su pecho se calentó ante el pensamiento, y por un momento dejó que su imaginación lo llevara más allá: Chosen entre sus brazos, vulnerable pero a la vez receptivo, su cabello desordenado entre sus dedos, sus cuerpos tan cerca que el aire entre ellos desaparecía por completo.
Dark apretó los dientes y abrió los ojos de golpe, furioso consigo mismo. ¿Qué demonios estoy pensando? Se pasó una mano por el cabello, tratando de controlar el calor que se acumulaba en su interior. Era una locura pensar así de Chosen. No podía permitirse esos pensamientos.
Miró a Viro, que seguía tranquilo en sus piernas, abrazando su peluche. Por un instante, sintió culpa. ¿Cómo podía dejar que su mente se llenara de esas cosas mientras Viro confiaba tanto en él? Era como si una parte de sí misma estuviera traicionando algo importante.
Se inclinó ligeramente hacia adelante, cerrando los ojos otra vez. No puedo permitir que esto se convierta en algo más... pensó, pero sabía que era más fácil decirlo que hacerlo. La sensación de lo que había ocurrido esa noche seguía rondándole, como una sombra persistente que no quería desaparecer.
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Dark suspiró pesadamente, levantando a Viro con cuidado.
-Ve a tu habitación un rato, necesito... pensar -dijo, tratando de sonar tranquilo.
Viro lo miró con curiosidad, abrazando su peluche de lana mientras inclinaba la cabeza.
-¿Estás bien, papá? -preguntó, frunciendo el ceño al notar que Dark parecía incómodo.
-Sí, solo necesito... estar solo por un momento. Ve a jugar o dibujar algo, ¿sí? -Dark desvió la mirada, sintiendo que el calor que se acumulaba en su cuerpo era cada vez más insoportable.
Viro asintió, aunque algo desconcertado, y se levantó para irse. Una vez que estuvo fuera de la habitación, Dark tomó un cojín del sofá y lo puso sobre sus piernas, inclinándose hacia adelante mientras apretaba los dientes.
Maldita sea, ¿qué me está pasando? pensó, frustrado consigo mismo. Había algo en Chosen, en la forma en que había estado tan cerca de él, que lo hacía perder el control.
La imagen de Chosen contra la pared volvía a su mente: su respiración agitada, sus ojos confundidos pero curiosos, y esa expresión que parecía desafiarlo y a la vez invitarlo a acercarse. Dark sintió que su cuerpo reaccionaba de nuevo y apretó el cojín con fuerza, como si pudiera contener sus pensamientos con solo eso.
-Esto no puede estar pasándome -murmuró, cerrando los ojos e intentando calmarse. Pero cuanto más trataba de ignorarlo, más intensas eran las imágenes que llenaban su cabeza. La idea de lo que podría haber pasado, de lo que había estado a punto de hacer, lo consumía.
Dark respiró profundamente, tratando de recuperar su compostura. Es solo una fase... es solo una maldita fase, se decía a sí mismo. Pero, en el fondo, sabía que no era tan simple. Chosen estaba bajo su cuidado, confiaba en él, y esto... esto iba más allá de cualquier límite que Dark se había prometido no cruzar.
Necesitaba espacio. Necesitaba despejar su cabeza antes de cometer algún error del que no pudiera volver atrás.
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Chosen trataba de mantener la calma mientras caminaba junto a su hermano Second hacia la cocina. La familiaridad de estar cerca de Second le provocaba cierta incomodidad, como si en cualquier momento pudiera descubrir la verdad: que Dark estaba vivo y que, peor aún, trabajaba para él.
Second, despreocupado, tomó una botella de agua y miró a Chosen con una sonrisa.
-Es raro verte por aquí, hermano. Deberías quedarte más tiempo. ¿Por qué no cenamos juntos esta noche? -sugirió, con un tono cálido.
Chosen le devolvió una sonrisa débil, ocultando la tensión en sus pensamientos.
-Lo siento, Second, tengo algo que hacer más tarde. Quizá en otro momento -respondió, intentando sonar natural mientras desviaba la mirada hacia el pasillo.
Second frunció ligeramente el ceño, pero no insistió.
-Siempre tienes algo que hacer... Bueno, si cambias de opinión, ya sabes dónde estoy -dijo, encogiéndose de hombros antes de girarse hacia la mesa para revisar unos papeles.
Chosen asintió y aprovechó la oportunidad para excusarse.
-Voy al baño, vuelvo enseguida -dijo rápidamente, alejándose antes de que Second pudiera responder.
Apenas cerró la puerta del baño detrás de él, Chosen dejó escapar un suspiro de alivio. Apoyó las manos en el borde del lavabo y se miró en el espejo, viendo la preocupación reflejada en sus propios ojos.
-No puedo seguir dudando... tengo que hacerlo ahora -murmuró para sí mismo.
El plan era claro: encontrar la verdadera Vira-Bracelet y llevársela a Dark. No podía permitir que Second se enterara de nada. Su hermano era demasiado protector, y si descubría que Chosen estaba en contacto con Dark, las cosas se complicarían de manera irreparable.
Tomó aire, asegurándose de que no hubiera nadie cerca, y salió del baño decidido. Sabía dónde debía buscar, pero el tiempo era limitado. Y lo peor de todo: tenía que pasar desapercibido bajo la mirada de Second y los demás.
"Esto es por mi..." pensó, apretando los puños mientras se dirigía al lugar donde la pulsera estaba escondida.
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Dark salió del baño con una expresión fría y controlada, aunque por dentro estaba luchando contra todo lo que había pasado por su mente minutos antes. Se había dejado llevar por pensamientos sobre Chosen de todas las maneras posibles, desde la cercanía de aquella noche hasta las cosas más intensas e inconfesables.
Pasó una mano por su cabello, tratando de despejar su mente.
"Necesito calmarme. Esto no puede seguir así," pensó, aunque una parte de él no podía evitar el deseo que sentía.
Decidió centrarse en algo más importante: Viro. Caminó hacia la habitación donde sabía que el pequeño estaba descansando. Abrió la puerta con cuidado, encontrando a Viro acurrucado en su cama, abrazando el pequeño Virabot de lana que Dark le había tejido.
Se acercó despacio, tratando de no hacer ruido, y se sentó al borde de la cama. Observó cómo el pequeño respiraba tranquilo, su rostro relajado, y suspiró aliviado.
-Por lo menos tú estás bien -murmuró para sí mismo, pasando la mano con suavidad por el cabello de Viro, como si fuera un gesto instintivo.
Viro abrió lentamente los ojos, entre sueño y confusión.
-¿Papá...? -preguntó con voz somnolienta, mirándolo con ternura.
Dark se inclinó un poco, manteniendo su tono serio pero suave.
-Estoy aquí, solo vine a ver si estabas bien -respondió.
Viro esbozó una sonrisa mientras apretaba más fuerte al Virabot.
-Estoy bien... ¿Y tú, papá? Te ves raro.
Dark levantó una ceja, intentando ocultar su incomodidad.
-No pasa nada, solo quería asegurarme de que nada te molestara.
Viro parpadeó lentamente, todavía medio dormido, y murmuró:
-Si te sientes raro, podrías hablar con Chosen. Él siempre te hace sentir mejor, ¿verdad?
Dark tensó la mandíbula al escuchar eso, su mente regresando a los pensamientos que tanto quería evitar.
-Duerme, Viro. No tienes que preocuparte por esas cosas -dijo con firmeza, aunque su tono seguía siendo calmado.
Se quedó un momento más, observando a Viro hasta que volvió a quedarse dormido. Entonces se levantó, ajustó las cobijas del pequeño y salió de la habitación en silencio.
Mientras caminaba por el pasillo, Dark no podía evitar que las palabras de Viro resonaran en su cabeza.
"Chosen siempre te hace sentir mejor..."
Sacudió la cabeza, como si quisiera borrar esas palabras. Pero sabía que, en el fondo, había algo de verdad en ellas. A pesar de todo lo que habían pasado, había algo en Chosen que lo atraía de una manera que no podía ignorar, por más que quisiera.
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Dark entró al cuarto de Chosen con pasos silenciosos, cerrando la puerta tras de sí. El ambiente estaba tranquilo, con el aroma suave que siempre asociaba a Chosen, algo que no quería admitir que encontraba... reconfortante. Miró alrededor y notó lo ordenado que estaba todo, como si Chosen hubiera querido dejar una buena impresión incluso en su ausencia.
Caminó hacia la cama y se dejó caer en ella con un suspiro, dejando que su cuerpo se relajara momentáneamente. Mientras miraba el techo, no pudo evitar que sus pensamientos volvieran al pasado, a los días en que todo parecía más sencillo, incluso en medio del caos que solían causar juntos.
Sin pensarlo demasiado, Dark comenzó a curiosear los cajones al lado de la cama de Chosen, como si fuera lo más normal del mundo. Sabía que estaba mal, pero su curiosidad siempre había sido más fuerte que su sentido común, especialmente cuando se trataba de Chosen.
Abrió el segundo cajón y comenzó a revisar con calma. Encontró cosas comunes: papeles, una libreta, bolígrafos... Pero, de repente, algo llamó su atención. Era una fotografía, ligeramente gastada en los bordes, como si hubiera sido tocada muchas veces.
La sacó con cuidado y la miró detenidamente. En la imagen estaban él y Chosen, mucho más jóvenes, parados frente a un viejo edificio destrozado. Ambos tenían sonrisas descaradas, casi infantiles, y las bolsas llenas de dinero que sostenían en las manos eran una prueba del desastre que habían causado. Fue el día en que robaron su primer banco juntos, un recuerdo que estaba lleno de adrenalina y risas.
Dark se quedó mirando la foto durante varios minutos, con una mezcla de emociones que no podía describir del todo. Sentía nostalgia, sí, pero también algo más profundo, algo que había intentado enterrar durante años.
-Idiota... -murmuró para sí mismo, refiriéndose a Chosen, aunque sabía que en parte se estaba insultando a sí mismo por lo mucho que ese recuerdo aún significaba para él.
Pasó un dedo por la imagen, deteniéndose en el rostro de Chosen. Aún podía recordar cómo se veía ese día, tan lleno de vida, con esa sonrisa que parecía desafiar al mundo.
"¿Por qué sigues guardando esto? ¿Te acuerdas tanto como yo...?"
Dark suspiró y volvió a guardar la foto en el cajón, en el mismo lugar donde la había encontrado. Se recostó en la cama, mirando hacia el techo nuevamente, esta vez con la mente inundada por una mezcla de recuerdos y sentimientos que no podía controlar.
Sabía que no debía estar allí. Sabía que lo que sentía por Chosen iba más allá de cualquier cosa que pudiera permitirse. Pero, en ese momento, decidió quedarse un poco más, dejando que los recuerdos lo envolvieran, aunque fuera solo por un rato.
Dark miró la foto por un momento más, pero algo dentro de él se quebró. Los recuerdos felices, las risas y el caos compartido de aquellos días se desvanecieron en un segundo, reemplazados por una sombra de amargura y resentimiento. La traición de Chosen seguía fresca en su mente, como una herida que no podía sanar.
El rostro sonriente de Chosen, tan lleno de confianza y complicidad en la foto, ya no le causaba nostalgia, sino ira. Como todo lo que había sido hermoso, se había destruido, se había ido a la mierda por la culpa de Chosen. La misma persona que una vez había sido su compañero en todos los delitos y caos, ahora era la razón por la que Dark había cambiado.
-¿Qué fue lo que hiciste, Chosen? -murmuró entre dientes, apretando la mandíbula mientras un ardor de furia comenzaba a quemarle por dentro.
Dejó la foto en su lugar, de forma descuidada, como si ya no tuviera importancia, y se levantó de la cama con brusquedad. El aire se volvía denso a su alrededor mientras sus pensamientos se volvían más oscuros. Todo lo que había creído, todo lo que había sentido por Chosen, se había roto. Ahora no quedaba nada más que rencor.
Dark salió del cuarto de Chosen de forma furiosa, sintiendo cómo la rabia lo consumía. Cada paso que daba le acercaba más a su propósito, un propósito que había sido forjado por el dolor de la traición. Ya no quería salvar a Chosen, ya no quería que las cosas volvieran a ser como antes. No importaba cuánto lo hubiera amado en el pasado, lo único que importaba ahora era la venganza.
El propósito de Dark seguía intacto: destruir a The Chosen One, no importaba cómo ni cuánto le costara. Chosen había arruinado todo, y Dark no podía perdonarlo. No había lugar para el perdón, no después de lo que había hecho.
Su mente estaba llena de pensamientos oscuros, pensamientos de lo que haría cuando lo tuviera frente a él. Ya no quedaba espacio para la nostalgia ni para los recuerdos felices. Todo lo que quedaba era el deseo de hacerle pagar por lo que le había hecho.
Y mientras caminaba por el pasillo, dejando atrás el cuarto de Chosen, Dark juró que lo destruiría. No quedaría ni una chispa de lo que había sido.
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Chosen, con el Vira-Bracelet en la mano, llegó a la puerta de la casa, escuchando gritos provenientes del interior. Su corazón dio un vuelco cuando las palabras de Dark llegaron hasta él, hirientes y llenas de furia.
-¡Lo odio! ¡Te odio, Chosen, con todo mi ser! -gritó Dark, su voz llena de desesperación y rencor.
Chosen se quedó inmóvil, el Vira-Bracelet temblando en su mano. El sonido de la ira de Dark lo atravesó, y por un momento no pudo mover un solo músculo. Las palabras lo golpearon más fuerte de lo que esperaba. Sabía que Dark estaba herido, pero no imaginó hasta qué punto el dolor y el resentimiento lo habían consumido.
-¡Maldito seas, Chosen! ¡Maldito seas por lo que hiciste! -la voz de Dark era una mezcla de furia y dolor, como si cada palabra fuera una herida abierta.
Chosen apretó los dientes, sintiendo cómo su propio corazón se rompía lentamente al escuchar aquellas palabras. ¿Era eso lo que Dark pensaba de él ahora? ¿Cómo había llegado a esto?
A pesar del dolor, Chosen respiró hondo, dándose cuenta de que tenía que actuar. No podía dejar que la situación se descontrolara aún más. Así que, sin hacer ruido, entró lentamente, sabiendo que Dark no lo había escuchado aún.
Cuando cruzó el umbral de la puerta y vio a Dark, su figura estaba tensa, llena de rabia, casi como si fuera una bomba a punto de explotar. Pero Chosen sabía que no podía permitir que eso lo destruyera. Tenía que enfrentarse a la realidad, por dolorosa que fuera.
-Dark... -dijo con una voz temblorosa, pero firme.
Dark giró abruptamente, con los ojos llenos de furia al principio, pero al ver a Chosen con el Vira-Bracelet en la mano, su expresión cambió, aún llena de ira pero también desconcierto.
-¿Qué haces aquí? -preguntó, la voz vacía de emoción.
Chosen lo miró directamente, sin apartar la mirada, sintiendo que las palabras le costaban más de lo que pensaba.
-Aquí está, el Vira-Bracelet que querías... -dijo, con el corazón acelerado. Pero, a pesar de las palabras, en su interior solo sentía una mezcla de tristeza y desesperación por lo que acababa de escuchar.
Dark lo observó por un largo momento, la rabia palpitando en su pecho, mientras Chosen, con el corazón en la mano, esperaba una reacción. El Vira-Bracelet brillaba tenuemente en su palma, como un recordatorio de lo que habían sido, pero también de todo lo que se había perdido.
Dark se quedó en silencio por un momento, mirando a Chosen fijamente. La furia que lo había consumido poco a poco comenzaba a desvanecerse, reemplazada por una sensación incómoda de vulnerabilidad. No sabía cómo había llegado a ese punto, pero al ver la expresión tranquila de Chosen, algo dentro de él se quebró.
-Lo siento... -murmuró Dark, su voz ahora más suave de lo que Chosen esperaba. No era fácil para él admitir sus errores, pero esa vez lo sentía, realmente lo sentía. -Estaba... muy enojado, y no supe cómo manejarlo.
Chosen, con una ligera sonrisa, no dejó que el silencio los envolviera. En lugar de seguir con las palabras duras, se acercó un paso y, con un tono tranquilo, respondió.
-No te preocupes, Dark. Siempre has sido así de terco, ¿recuerdas? -dijo con una ligera broma en su voz, aunque su mirada tenía un toque de tristeza. -No tienes que disculparte por eso. Sabía que el enojo no era algo personal.
Dark levantó una ceja, sorprendido por la calma de Chosen. Por un momento, pensó que Chosen lo rechazaría, que lo apartaría por lo que había dicho. Pero no fue así. Chosen estaba aquí, tan centrado y tranquilo como siempre.
-Eso no justifica lo que dije, Chosen... -respondió Dark, bajando la mirada hacia el suelo, sintiéndose incómodo.
-Lo sé -contestó Chosen, esta vez con una mirada más suave, pero firme-. Pero no tienes que ser perfecto, Dark. Nadie lo es.
El silencio que siguió estuvo lleno de entendimiento, como si ambos pudieran ver más allá de las palabras dichas en el calor del momento. Dark, aún desconcertado por la reacción de Chosen, dio un paso hacia él, mirando el Vira-Bracelet en su mano.
-Gracias por traerlo. No sé qué haría sin ti, Chosen.
El tono de Dark era sincero, y aunque su rostro seguía marcado por la incomodidad, la tensión que los había rodeado comenzó a disiparse.
-Lo hicimos juntos, Dark. No tienes que cargar con todo el peso. -Chosen se acercó aún más, esta vez tendiéndole la mano, sin miedo, sin reservas.
Por un momento, Dark miró esa mano extendida, dudando, como si no supiera si debía aceptar o rechazar. Pero luego, algo dentro de él hizo clic, y tomó la mano de Chosen. Era un gesto simple, pero significaba más que cualquier palabra que pudieran intercambiar.
-Siempre fui tonto -murmuró Dark, un poco avergonzado.
Chosen rió suavemente, una risa ligera, que rompió la tensión entre ellos.
-Sí, lo eres -respondió, y aunque las palabras eran juguetonas, sus ojos estaban llenos de comprensión.
Dark sonrió débilmente, aún sintiendo el peso de lo que había dicho, pero también aliviado de ver que las cosas no se habían roto entre ellos. El Vira-Bracelet seguía en la mano de Chosen, pero ahora parecía que el verdadero vínculo que los unía era mucho más fuerte de lo que alguna vez había sido una simple pieza de tecnología.
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Chosen miró a Dark con curiosidad, notando que, aunque la tensión entre ellos había disminuido, algo seguía flotando en el aire. Después de unos segundos de silencio, Chosen se atrevió a preguntar, intentando desviar la atención hacia algo más ligero.
-¿Y Viro? -preguntó, sonriendo ligeramente. -¿Está bien?
Dark, que estaba a punto de responder, dio un vistazo a la puerta cerrada del cuarto de Viro. Aunque Viro nunca había sido un problema, Dark se preocupaba por su bienestar más de lo que quería admitir.
-Está durmiendo. -Dark contestó con calma, evitando mirar directamente a Chosen. -Ha estado agotado últimamente.
Chosen asintió, entendiendo la situación. Sabía que Viro, aunque siempre parecía estar lleno de energía, también tenía sus momentos de agotamiento. Esa mezcla de vulnerabilidad y fortaleza que lo caracterizaba. Se le ocurrió que quizás él también podría hacer algo por él en cuanto se despertara.
-Qué bien que esté descansando -dijo Chosen, mientras dejaba caer sus hombros, aliviado de que al menos uno de ellos estuviera bien. Luego lo miró a Dark, curioso. -¿Estás... bien tú también?
Dark se quedó quieto por un momento, como si la pregunta de Chosen lo hubiera pillado desprevenido. Había estado tan centrado en lo que había sucedido entre ellos y en sus propios pensamientos que no había considerado cómo se sentía realmente. Apretó los dientes, pero se dio cuenta de que no podía seguir ocultando sus emociones.
-Estoy bien. -dijo, aunque su tono no era completamente convincente. -Solo... no me gusta que las cosas se descontrolen.
Chosen no insistió, pero vio algo en los ojos de Dark que le dijo que, aunque intentaba aparentar lo contrario, algo en su interior seguía agobiado. No era tan fácil como parecía.
-Sabes, Dark... no tienes que llevar todo el peso solo. Siempre estaremos aquí, incluso cuando todo parezca irse al garete. -dijo Chosen en voz baja, mirando a Dark con seriedad, pero también con una suavidad que rara vez demostraba.
Dark lo miró, sintiendo el peso de sus palabras. Había sido así durante tanto tiempo, soportando todo en silencio, creyendo que podía manejarlo todo por su cuenta. Pero algo en Chosen lo hacía sentir que tal vez no tenía que ser tan terco todo el tiempo.
-Lo sé -respondió Dark, por fin, sin su usual desdén. -A veces olvido lo importante que es tener a alguien en quien confiar.
La conversación se quedó en silencio por unos momentos, pero esta vez el ambiente entre ellos no era tenso. Chosen sintió que, por primera vez, algo en Dark realmente había cambiado. Ya no era solo el tipo duro que se guardaba todo para sí mismo; algo en él había comenzado a abrirse, aunque fuera un poco.
-Me alegra escuchar eso. -Chosen sonrió, aliviado por su respuesta. -A veces necesitamos un recordatorio.
Dark sonrió de vuelta, aunque su rostro aún llevaba una sombra de duda, algo que no desaparecía fácilmente. Pero en ese instante, el silencio que compartieron fue cómodo, como si todo estuviera en su lugar.
De repente, un suave sonido proveniente de la habitación de Viro los interrumpió. Ambos miraron hacia la puerta, como si fueran conscientes de que su pequeño momento de calma no duraría mucho.
-Parece que Viro ya se está despertando. -dijo Dark con una leve sonrisa.
Chosen asintió, levantándose lentamente de su lugar, como si todo lo que acababa de suceder entre ellos hubiera dejado una marca de algo nuevo, algo menos tenso entre ellos.
-Deberíamos asegurarnos de que esté bien. -dijo Chosen, mientras caminaba hacia la puerta de la habitación de Viro. -Quiero asegurarme de que esté descansando lo suficiente.
Dark, con una ligera mirada pensativa, asintió, aunque sus pensamientos seguían algo dispersos. Sin embargo, por primera vez en mucho tiempo, sentía que, tal vez, no todo estaba perdido. Tal vez había algo más que podía esperar.
---
[Continuará...♡]
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