◇°•「 Ꮯᾰ℘!ɬʊʆꪮ 26 」•°◇
[Narrador/a POV]
El amanecer apenas pintaba el cielo con tonos cálidos cuando Chosen decidió levantarse. Todavía somnoliento, pero curioso, pensó en algo que llevaba rondando su mente desde la noche anterior. ¿Dark estaría preparando el desayuno hoy? Esa idea era rara pero no imposible, después de todo, había algo en los últimos días que lo hacía pensar que Dark seguía aferrándose a ciertas rutinas... aunque siempre lo negara.
Sin pensarlo demasiado, Chosen caminó por la casa en completo silencio. Las puertas de los otros cuartos seguían cerradas, incluyendo la de Viro, que aún dormía profundamente. El cuarto de Dark, sin embargo, estaba frente a él. La puerta apenas estaba entrecerrada, lo suficiente para tentarlo a echar un vistazo.
-Sólo para ver si está despierto -susurró para sí mismo, justificándose mientras empujaba la puerta con decisión y entraba sin avisar.
Pero lo que encontró no era lo que esperaba. Dark estaba de pie junto a su cama, recién levantado, y sin camisa. Sus músculos tensos bajo la luz tenue de la mañana y las cicatrices en su piel resaltaban, una prueba de las batallas y cargas que había llevado consigo. La mirada de Dark se giró hacia él, completamente helada.
-¿¡Qué demonios estás haciendo aquí!? -rugió Dark, claramente furioso, mientras tomaba una camisa negra que estaba sobre la cama y se la ponía apresuradamente.
Chosen dio un paso hacia atrás, con las manos levantadas en señal de disculpa, pero no pudo evitar sentir que sus mejillas se encendían.
-Y-yo... sólo quería ver si ibas a hacer el desayuno -dijo, su voz titubeante.
Dark se acercó rápidamente, su expresión una mezcla de enojo y vergüenza.
-¿Desde cuándo eso te da derecho a irrumpir en mi habitación sin permiso? -le espetó mientras se abotonaba la camisa de mala gana. La intensidad de su mirada hacía que Chosen quisiera desaparecer en ese mismo momento.
-¡No quería molestarte, lo juro! -intentó explicarse Chosen, levantando las manos como si eso pudiera calmarlo-. Sólo... no pensé que estarías así...
-¿Así cómo? -Dark se cruzó de brazos, arqueando una ceja, claramente disfrutando del momento incómodo que ahora parecía estar controlando.
-Ya sabes... sin camisa -murmuró Chosen, bajando la mirada.
Dark soltó un bufido y se pasó una mano por el cabello.
-Eres un idiota, Chosen. La próxima vez, toca la maldita puerta.
-Sí, sí, lo siento -se apresuró a decir Chosen, dando un paso hacia la puerta para escapar.
Dark lo observó en silencio mientras salía. Por un instante, su enojo se desvaneció, reemplazado por una ligera incomodidad que no quería admitir. Había visto el rubor en el rostro de Chosen, y aunque no quería pensarlo demasiado, su mente traicionera no dejaba de reproducir esa imagen.
-Tsk... no es nada -murmuró para sí mismo, intentando ignorar el calor que había comenzado a subir a su propio rostro mientras terminaba de vestirse.
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Chosen seguía caminando por la casa, aún con la sensación de vergüenza que le dejó el encuentro con Dark. Intentaba calmarse, pero algo en su pecho seguía inquieto. No era común verlo así... tan expuesto. Tan humano.
Justo cuando giraba hacia el pasillo que llevaba al salón principal, se detuvo de golpe al ver una pequeña figura acercándose. Era Viro, quien parecía haberse levantado hacía apenas unos momentos.
El niño llevaba una camisa demasiado grande que le llegaba casi hasta las rodillas y un short negro que apenas se asomaba por debajo. Estaba descalzo y sujetaba su almohada contra el pecho, frotándose los ojos con una expresión adormilada. Detrás de él, sus patas de araña, esas extrañas extremidades que emergían de su espalda, estaban a medio cerrar, reflejando lo relajado que estaba.
-Buenos días, Viro -dijo Chosen, sonriendo suavemente mientras lo observaba.
Viro parpadeó, aún algo somnoliento, y luego levantó la mirada hacia él.
-...Chosen -murmuró en voz baja, con un tono lleno de confianza, pero también de sueño. Se acercó lentamente hasta quedar frente a él, todavía abrazando su almohada como si fuera un escudo.
-¿Qué haces levantado tan temprano? -preguntó Chosen, inclinándose un poco para estar a su altura.
Viro no respondió de inmediato, simplemente ladeó la cabeza y lo observó con sus grandes ojos. Había algo curioso en su mirada, como si estuviera analizándolo. Finalmente, respondió:
-Soñé algo raro y no quería estar solo.
Chosen sintió un pequeño nudo en el pecho. Había algo en la inocencia de Viro que lo hacía querer protegerlo a toda costa.
-¿Quieres quedarte conmigo un rato? -ofreció.
Viro asintió rápidamente y, sin esperar a que Chosen dijera algo más, se abrazó a su pierna, apoyando su pequeña cabeza contra él.
-Tu camisa es suave... -murmuró, dejando escapar un bostezo.
Chosen soltó una risa ligera, aliviado de poder estar en un momento de calma después de todo lo que había sucedido. Se inclinó y acarició el cabello desordenado de Viro, notando cómo las patas en la espalda del niño se cerraban un poco más, como si estuvieran imitando su estado de comodidad.
-Vamos, te prepararé algo de té para que te despiertes bien -dijo Chosen, guiándolo hacia la cocina.
Aunque no lo sabía, desde una esquina del pasillo, Dark había estado observando en silencio. Sus ojos se entrecerraron mientras veía a Chosen interactuar con su hijo. Había algo extraño en esa escena, algo que no quería admitir, pero que de alguna manera lo descolocaba. Sin decir nada, volvió a su habitación, cerrando la puerta tras de sí con un leve suspiro.
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Viro, aún medio dormido, se había aferrado a Chosen como una pequeña araña. Sus brazos rodeaban su cuello y sus patas traseras -esas extrañas extremidades que sobresalían de su espalda- lo sujetaban con una fuerza sorprendente, como si temiera que lo soltaran.
-Viro... -susurró Chosen mientras intentaba moverse hacia la cocina-. ¿Puedes bajar un poco? Necesito las manos libres.
Pero el niño solo murmuró algo ininteligible contra su pecho y se acurrucó más, hundiendo la cara en su camisa. Chosen suspiró, resignado.
Con Viro agarrado de esa manera, preparar un simple té se estaba convirtiendo en un desafío monumental. Intentó estirarse para alcanzar la tetera, pero los movimientos limitados lo hicieron tambalearse ligeramente.
-¿Siempre te aferras así? -preguntó con un tono suave, aunque con un toque de frustración.
Viro levantó apenas la cabeza, con los ojos aún adormilados.
-Tienes calorcito... es cómodo -murmuró, volviendo a apoyarse contra él.
Chosen dejó escapar una risa baja. No podía negar que la ternura de Viro le derretía un poco el corazón, aunque lo estaba volviendo loco al mismo tiempo.
-Cálido, ¿eh? Bueno, calidez no es lo que necesito ahora mismo si quiero hacer este té.
Intentó una vez más inclinarse hacia la alacena, pero el peso de Viro y la posición de sus patas traseras lo hacían tropezar con casi todo a su alrededor. Al final, frustrado, optó por dejarse caer con cuidado en una silla cercana.
-Está bien, me rindo. Tú ganas, pequeño... ¿araña? -bromeó, revolviéndole el cabello.
Viro levantó la cabeza solo un poco y sonrió levemente, aún sin soltarlo.
-¿No te molesto? -preguntó en voz baja, su tono lleno de esa inocencia que siempre desarmaba a Chosen.
-Molestar, sí... pero en el buen sentido -respondió con una sonrisa cansada, acomodándose mejor en la silla para que Viro estuviera más cómodo.
Por un momento, la escena quedó en silencio, con Chosen resignado y Viro completamente relajado, aferrado a su pecho.
Desde la entrada de la cocina, Dark los observaba en silencio, sus brazos cruzados y su expresión estoica, aunque en su mirada había algo extraño.
-¿Es mucho pedir que prepares té sin convertirte en un mueble para mi hijo? -dijo finalmente, rompiendo la calma.
Chosen alzó la vista, sobresaltado, mientras Viro seguía aferrado a él como si nada hubiera pasado.
-No es mi culpa, Dark. Tu hijo tiene un agarre de hierro -replicó Chosen, lanzándole una mirada de advertencia.
Dark rodó los ojos y caminó hacia ellos, inclinándose para intentar separar a Viro de su presa.
-Viro, suéltalo. No te traje al mundo para que seas una lapa -dijo con tono frío, aunque su mano acariciaba suavemente la cabeza del niño.
Viro gruñó como un cachorro molesto, pero finalmente soltó a Chosen, sus patas traseras retirándose lentamente.
-Eres un aguafiestas, papá -murmuró, cruzando los brazos y mirando a Dark con un ligero puchero.
Dark simplemente lo ignoró y miró a Chosen con una ceja alzada.
-Y tú... aprende a decirle que no. No necesitas ser su almohada andante.
Chosen, aún intentando estirar los músculos adoloridos, solo suspiró.
-Créeme, lo intento. Pero parece que el pequeño heredó más que tus ojos... también tu terquedad.
Dark no respondió, pero algo parecido a una sonrisa burlona se dibujó en sus labios antes de darse la vuelta para salir de la cocina, dejando a Chosen y Viro nuevamente solos.
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Apenas Dark salió de la cocina, Viro aprovechó el momento y volvió a acercarse a Chosen. Sin decir una palabra, se encaramó otra vez en su pecho, como si fuera su lugar natural. Sus patas traseras volvieron a sujetarse con firmeza mientras su cabeza se acomodaba en el hombro de Chosen.
-¿Otra vez? -preguntó Chosen, riendo entre dientes mientras lo miraba con resignación.
Viro simplemente murmuró algo inentendible, su voz ahogada contra la camisa de Chosen.
-Vaya, eres insistente. ¿Siempre haces esto con todos, o solo conmigo? -bromeó, acariciándole suavemente la cabeza.
-Solo contigo -respondió Viro, todavía adormilado. Luego añadió con voz suave-: Eres cómodo... y hueles bien.
La risa de Chosen se hizo más profunda al escuchar aquello. No podía evitarlo; el pequeño tenía una forma peculiar de desarmarlo por completo.
Desde la puerta, Dark los observaba de nuevo, con una expresión que oscilaba entre el fastidio y la incredulidad.
-¿En serio? -dijo con un suspiro pesado, masajeándose las sienes.
-Es tu hijo, Dark. No es mi culpa que me prefiera como almohada -respondió Chosen con una sonrisa burlona mientras seguía acomodando a Viro.
Dark se cruzó de brazos, claramente frustrado. Durante un momento, pareció estar a punto de insistir en separar al niño de Chosen, pero, al final, simplemente se rindió.
-Olvídalo -murmuró, levantando las manos en un gesto de derrota-. Si no vas a hacer el té, lo haré yo mismo.
Se acercó a la alacena, sacando los ingredientes con movimientos rápidos y bruscos, aunque sin hacer ruido para no despertar del todo a Viro. Mientras ponía el agua a hervir, Chosen no pudo evitar sonreír al ver cómo Dark, a pesar de su actitud fría, se encargaba del té como si fuera una rutina automática, como si supiera exactamente lo que Chosen quería.
-Mira eso, Viro. Tu papá incluso hace el té como si fuera un chef profesional -dijo Chosen en tono juguetón, intentando suavizar el ambiente.
Dark giró la cabeza para fulminarlo con la mirada, pero no dijo nada. En lugar de eso, volvió a centrarse en el té, aunque un leve rubor cruzó por sus mejillas al sentirse observado.
-No hables de más, Chosen, o no habrá té para nadie -gruñó Dark, aunque su voz carecía del filo habitual.
Viro, aún medio dormido, alzó la cabeza y miró a su padre desde el pecho de Chosen.
-Papá hace el mejor té... pero no se lo digas. Luego se cree demasiado importante -murmuró, volviendo a acurrucarse contra Chosen, quien rió en voz baja.
Dark bufó, intentando mantener la compostura mientras servía el té en silencio, pero era evidente que la escena, por mucho que quisiera negarlo, le arrancaba algo parecido a una sonrisa oculta.
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Viro, todavía medio adormilado, murmuró suavemente contra el pecho de Chosen:
-Me gusta estar contigo, Chosen. Eres amable y calientito... -dijo mientras lo abrazaba más fuerte con sus pequeñas patas de araña.
Chosen sonrió con ternura, acariciando suavemente la cabeza de Viro.
-Gracias, pequeño. Tú también eres especial, aunque hagas que no pueda moverme.
Dark, que estaba terminando de servir el té, lanzó una mirada rápida a ambos, sin decir nada, aunque su mandíbula se tensó ligeramente.
Entonces, Viro levantó la cabeza y lo miró con ojos brillantes.
-Papá, ¿Chosen puede ser mi otro papá? -preguntó con la naturalidad de un niño que no entiende el peso de sus palabras.
El silencio que siguió fue como una explosión contenida. Chosen abrió los ojos de par en par, incapaz de responder, mientras su rostro se encendía de un rojo intenso. Miró a Dark en busca de ayuda, pero el hombre tampoco estaba mejor.
Dark se quedó congelado, con la taza de té en la mano, sus orejas ligeramente rojas mientras trataba de mantener su habitual máscara de frialdad. Sin embargo, sus ojos traicionaban el torbellino interno que esas palabras habían provocado.
-Viro... eso no es algo que puedas decidir así como así -dijo finalmente Dark, su voz más baja de lo habitual, pero con un leve temblor.
-¿Por qué no? Chosen es bueno conmigo, y tú también lo miras mucho cuando crees que no te ve -respondió Viro con inocencia.
Dark apretó los labios, mirando de reojo a Chosen, quien parecía querer hundirse en el suelo de pura vergüenza.
-Viro, no deberías decir cosas como esa... -murmuró Chosen, tratando de mantener la calma, aunque su voz sonaba tensa.
-Pero es verdad -insistió Viro, volviendo a acurrucarse en Chosen-. Me gustaría que los dos fueran mis papás...
Dark y Chosen intercambiaron una mirada rápida, y ambos desviaron la vista casi al instante, sus rostros todavía encendidos por la vergüenza. Ninguno sabía qué decir.
Dark finalmente tosió para romper el incómodo silencio.
-Deja de decir tonterías y termina de despertar, Viro. Toma tu té y deja de incomodar a Chosen con tus ideas raras -gruñó, pero su tono carecía de la dureza habitual.
-No son tonterías -replicó Viro en un susurro, pero obedeció y soltó a Chosen con un pequeño puchero, tomando la taza que Dark le ofreció.
Chosen, todavía rojo, se llevó una mano a la nuca y evitó mirar a Dark directamente mientras murmuraba:
-Niños... dicen cada cosa...
Dark, aunque intentaba parecer indiferente, evitó el contacto visual también, volviendo a centrarse en su propia taza. Pero algo en la forma en que apretaba los labios y desviaba la mirada traicionaba el hecho de que, por mucho que quisiera ignorarlo, las palabras de Viro habían dejado una pequeña grieta en su fachada de hielo.
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Viro, mientras tomaba su té con calma, dejó escapar un comentario aparentemente inocente:
-Bueno, si Chosen no quiere quedarse aquí, siempre puede irse con ese tal Freedom... parecía que se llevaban bien.
El silencio que cayó fue inmediato. Chosen miró a Viro con los ojos abiertos de par en par, sorprendido, mientras Dark, que estaba a punto de beber de su taza, se quedó congelado. Lentamente, dejó la taza sobre la mesa con un golpe seco y giró hacia Viro, su expresión completamente oscura.
-¿Qué acabas de decir? -preguntó Dark con una voz baja y peligrosa.
Viro, sin entender del todo el peso de sus palabras, repitió con tranquilidad:
-Que Chosen podría irse con Freedom. No sería tan malo, ¿verdad? Él parece más amable contigo...
Dark explotó.
-¡Viro, no vuelvas a decir algo tan estúpido! -rugió, golpeando la mesa con tanta fuerza que el té se derramó un poco-. ¿Tienes idea de lo que estás diciendo? ¡Chosen no va a ir a ninguna parte, y menos con él! ¡Y tú no tienes derecho a sugerir algo así!
Viro se encogió de inmediato, abrazando su taza como si fuera un escudo. Sus pequeñas patas de araña se cerraron detrás de él en un gesto protector.
-P-pero... yo no quise decir nada malo... -susurró, su voz temblorosa y los ojos empezando a llenarse de lágrimas.
Dark, todavía lleno de rabia, se inclinó hacia Viro, señalándolo con un dedo acusador.
-No vuelvas a mencionar a Freedom. Ni en broma. Ni una sola vez más. ¿Entendido?
-¡Ya basta, Dark! -la voz de Chosen resonó fuerte y clara, deteniendo a Dark en seco. Chosen se levantó de su asiento y se colocó entre Dark y Viro, su expresión seria pero protectora-. ¿Qué te pasa? Es solo un niño. No tienes derecho a hablarle así.
Dark lo miró, todavía furioso, pero las palabras de Chosen parecían haberle dado una pausa.
-¿Un niño? -replicó Dark, su voz aún cargada de ira-. Está hablando de cosas que no entiende, diciendo... diciendo tonterías sobre cosas que no le incumben.
-Es un niño -repitió Chosen con firmeza-. Claro que no entiende. Pero tú no tienes derecho a asustarlo así.
Viro, escondido detrás de Chosen, sollozó suavemente mientras abrazaba su almohada, sus ojos brillando con lágrimas.
-Viro, ven aquí -dijo Chosen suavemente, extendiendo una mano hacia él. El pequeño se aferró a su brazo y se ocultó contra su costado. Chosen acarició su cabeza con ternura antes de mirar a Dark con una expresión de reproche-. Si estás enojado conmigo por algo, descárgalo conmigo, pero no con él.
Dark apretó los dientes, su mirada moviéndose entre Chosen y Viro. Algo en su interior parecía romperse al ver a Viro acurrucado de esa manera, temblando.
-No quería... -murmuró Dark finalmente, apartando la mirada y pasándose una mano por el cabello-. Solo no quiero que digan esas cosas.
-Pues díselo de otra manera la próxima vez -replicó Chosen, aún en un tono firme.
Dark cerró los ojos y respiró hondo antes de girarse hacia la puerta.
-Hagan lo que quieran. Voy a salir un rato -gruñó antes de marcharse de la habitación, dejando a Chosen y a Viro solos.
Viro soltó un suspiro entrecortado y se aferró más a Chosen.
-¿Me odia? -preguntó en voz baja.
-Claro que no te odia, Viro. Dark tiene... problemas para expresar lo que siente. Eso es todo -respondió Chosen, tratando de calmarlo mientras le acariciaba la cabeza.
-Pero... yo solo quería ayudar...
-Lo sé, lo sé -murmuró Chosen, abrazándolo con cuidado-. No fue tu culpa. Todo estará bien, ¿de acuerdo?
Mientras intentaba consolar al pequeño, Chosen no pudo evitar sentir una mezcla de emociones. Había visto muchas facetas de Dark, pero esta, la de un hombre tan profundamente alterado por la mera mención de Freedom, era nueva para él. Había algo más detrás de esa ira, algo que Dark no estaba dispuesto a compartir.
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Chosen miró a Viro, aún abrazado a él con su almohada, y le sonrió suavemente.
-¿Qué estabas haciendo antes de todo esto, Viro? -preguntó con calma, acariciándole la cabeza.
Viro alzó su mirada con los ojos aún húmedos, pero su voz salió más animada.
-Estaba dibujando en mi cuarto...
-¿Y si dibujamos juntos? -sugirió Chosen, con un tono cálido y tranquilo.
Los ojos de Viro brillaron de emoción al escuchar la propuesta.
-¿De verdad? ¿Quieres dibujar conmigo?
-Claro, Viro. Me encantaría. ¿Dónde tienes tus cosas?
Viro dejó su almohada de lado y, sin pensarlo dos veces, corrió a buscar sus lápices y hojas, sus pequeñas patas de araña abriéndose y cerrándose con entusiasmo. Regresó rápidamente con su cuaderno de dibujo y un montón de colores, que dejó caer sobre la mesa frente a Chosen.
-¡Mira! Este es mi cuaderno favorito. ¿Quieres que dibujemos en él?
-Por supuesto -respondió Chosen, sentándose junto a él mientras Viro le pasaba un lápiz.
La tristeza que había empañado a Viro hacía solo unos minutos desapareció por completo mientras comenzaba a dibujar, explicándole a Chosen cada línea y color que usaba, su voz llena de alegría.
-Voy a dibujar una araña gigante -dijo Viro con entusiasmo, mientras comenzaba a trazar las patas largas y detalladas-. ¿Y tú? ¿Qué vas a hacer?
-Mmm... Creo que dibujaré una taza de té. Necesito algo relajante después de todo esto -bromeó Chosen, lo que hizo que Viro soltara una risita.
Mientras los dos compartían ese momento tranquilo, en el cuarto de Dark reinaba un silencio absoluto. Estaba sentado en su cama, mirando el suelo, con el rostro tenso y la mente atrapada en sus propios pensamientos.
"¿Por qué siempre arruino todo?" pensó, apretando los puños. La imagen de Viro con lágrimas en los ojos y escondiéndose detrás de Chosen lo atormentaba. Había actuado sin pensar, dejando que su ira y frustración lo dominaran, y ahora el remordimiento lo corroía.
Se recostó contra la pared, cerrando los ojos.
"¿Por qué me importa tanto? ¿Por qué siento esta maldita necesidad de protegerlos a los dos, incluso si no sé cómo hacerlo bien?"
Por primera vez en mucho tiempo, Dark se sintió impotente. Pero aunque se arrepentía, no sabía cómo arreglar lo que había hecho.
Desde la distancia, podía escuchar las risas suaves de Viro y Chosen mientras dibujaban juntos. Esa simple interacción, ese momento de felicidad, lo hizo sentir aún peor.
"Tal vez ellos dos estarían mejor sin mí", pensó, pero rápidamente negó con la cabeza. No podía permitirse pensar así. Por mucho que quisiera alejarse, sabía que no podía.
Dark respiró profundamente, intentando calmarse. Quizás, cuando las cosas se calmaran, encontraría una forma de disculparse, aunque no estaba seguro de cómo empezar.
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En su cuarto, Dark observó una madeja de lana roja y negra que había guardado por años, sin saber realmente por qué. Sus dedos recorrieron las fibras, algo ásperas pero resistentes, mientras un pensamiento cruzaba su mente.
"Quizás debería intentar hacer algo para Viro... Algo que lo haga sonreír."
Aunque no era alguien dado a las manualidades, recordó que una vez había aprendido a tejer por simple curiosidad. Con un poco de esfuerzo, decidió poner en práctica ese conocimiento olvidado.
"Una araña... un virabot," pensó, frunciendo el ceño mientras visualizaba cómo sería el resultado. Tomó la aguja de tejer y comenzó a trabajar, aunque sus movimientos eran algo torpes.
Mientras tanto, en la sala, Chosen y Viro seguían dibujando.
-Mira, Chosen, esta es una araña gigante. Es como yo, pero más... ¡más aterradora! -exclamó Viro, levantando su dibujo con orgullo.
-No diría que es aterradora, más bien es impresionante -respondió Chosen, mirándolo con una sonrisa.
Viro rió y luego empezó a garabatear algo más en su cuaderno.
-¿Sabes? Antes, cuando estaba solo en mi cuarto, me gustaba dibujar cosas que me hacían sentir menos asustado. Dibujaba monstruos grandes, pero les ponía sonrisas. Así parecían menos malos.
Chosen lo escuchaba con atención mientras seguía trazando en su hoja, sin querer interrumpir.
-Y ahora... -continuó Viro, mirando su nuevo dibujo-. Ahora me gusta dibujar cosas como tú. ¡Mira!
Le mostró el papel, donde había un garabato de un hombre alto con cabello desordenado y una sonrisa suave. Aunque el dibujo era simple, Chosen pudo reconocerse en los trazos.
-¿Ese soy yo?
-¡Sí! Porque tú me haces sentir seguro, como si nada malo pudiera pasar.
Chosen sintió un nudo en la garganta al escuchar esas palabras. Tocó suavemente la cabeza de Viro, revolviéndole el cabello con cariño.
-Gracias, Viro. Eso significa mucho para mí.
En ese momento, Viro se inclinó sobre su cuaderno y comenzó otro dibujo, esta vez murmurando algo para sí mismo.
-Ahora haré a Dark... pero tiene que verse menos gruñón, porque cuando está conmigo no es tan malo.
Chosen no pudo evitar reír ante el comentario, aunque rápidamente trató de esconderlo.
Mientras tanto, Dark continuaba en su cuarto, concentrado en su pequeño proyecto. Aunque la tarea parecía simple, cada puntada le recordaba lo mucho que le costaba expresar sus sentimientos. Aún así, el pensamiento de la sonrisa de Viro lo motivaba a seguir.
Cuando finalmente terminó, sostuvo entre sus manos un pequeño virabot tejido con lana roja y negra. No era perfecto, pero tenía algo de encanto en su imperfección.
"Espero que le guste," pensó, dejando el virabot en un rincón, mientras se preparaba para regresar con los otros dos.
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Dark caminó cuidadosamente hacia donde Viro estaba, el virabot de lana roja con detalles negros en sus manos. A pesar de la frialdad que lo caracterizaba, algo en su interior lo empujó a hacer este pequeño gesto para el chico, para demostrarle que, aunque su actitud era distante, lo importaba.
-Viro... -dijo, con una voz baja y firme, entregándole el virabot.
Viro levantó la mirada, sus ojos brillaron al ver el regalo, y una sonrisa se dibujó en su rostro.
-¡Es una araña! ¡Es perfecta, Dark! -exclamó, abrazando el virabot contra su pecho.
Chosen observaba desde su silla, con los brazos cruzados y el ceño fruncido. Aunque parte de él estaba feliz por la expresión de Viro, no podía evitar sentirse aún molesto con Dark. Esa mezcla de sentimientos lo hacía sentirse confundido.
-¿Te gusta? -preguntó Dark, notando la sonrisa en el rostro de Viro y, por un momento, dejando de lado su fachada fría.
-¡Sí! ¡Es increíble! ¡Gracias! -respondió Viro, claramente emocionado.
Chosen lo miró en silencio, pero cuando vio lo feliz que estaba Viro, su enojo comenzó a desvanecerse. Sabía que Dark, a su manera, intentaba hacer algo bueno. Aún así, no podía borrar las huellas de sus peleas pasadas.
Dark, al ver la felicidad de Viro, se sintió un poco más aliviado, aunque no lo admitiera abiertamente. Era una extraña satisfacción que ni él mismo comprendía completamente.
Finalmente, Chosen suspiró y, sin poder evitarlo, habló:
-Está bien, Dark... -dijo en un tono más suave, acercándose un poco más.
Dark lo miró, sorprendido por su actitud. Aunque no entendía completamente por qué Chosen se había calmado, agradeció el hecho de que parecía estar dispuesto a dejar ir el malentendido.
-No me gusta que actúes de esa manera, pero... veo que, por una vez, intentaste algo diferente. -Chosen no pudo evitar añadir, en un susurro.
Dark asintió, aunque no dijo nada más. Sabía que aún había muchas cosas por resolver entre ellos, pero este pequeño gesto había hecho que al menos las tensiones se aliviaron por un momento.
Viro, que no había dejado de abrazar el virabot, miró a ambos y sonrió ampliamente.
-¡Gracias, Dark! ¡Gracias, Chosen! -dijo con una energía que hacía que todo pareciera menos tenso.
Aunque no todo estaba solucionado, ese momento de tranquilidad parecía haber aliviado un poco las heridas de todos. La sonrisa de Viro y el tímido acercamiento de Chosen hacia Dark fueron el primer paso para sanar las grietas entre ellos.
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La tarde pasó con una calma extraña en la casa. Viro, sentado en el suelo cerca de la mesa, seguía completamente absorto en sus dibujos. Su peluche de lana roja descansaba a su lado, como un pequeño compañero, mientras él trazaba líneas y formas con una concentración que hacía que su rostro se iluminara de vez en cuando con sonrisas felices.
Dark, por otro lado, estaba en el sofá viendo la televisión, pero su mirada no se centraba completamente en la pantalla. Estaba más en sus propios pensamientos, en cómo había cambiado el ambiente de la casa en tan poco tiempo. Había momentos de silencio, pero se sentía extrañamente apacible.
Chosen se acercó al sofá, pero, en lugar de sentarse junto a Dark, se quedó en el extremo opuesto. Miraba la televisión sin prestar mucha atención, mientras trataba de procesar todo lo que había pasado en los últimos días. Aunque había algo de paz en el aire, no podía evitar la distancia que todavía sentía con Dark.
Dark, al notar que Chosen se había sentado tan alejado, echó un vistazo hacia él, pero no dijo nada al principio. No sabía si debía acercarse o dejarlo en su espacio. Había algo que lo inquietaba, un sentimiento de inseguridad que no era común en él. Sin embargo, al final se armó de valor y, sin apartar la vista de la televisión, murmuró:
-¿Te sientes cómodo ahí?
Chosen se quedó en silencio por un momento, como si estuviera evaluando la pregunta. Luego, sin mirar a Dark, respondió:
-Está bien... -dijo con un tono algo cortante, pero sin querer confrontarlo demasiado.
Dark suspiró internamente. Sabía que Chosen seguía guardando muchas reservas, pero prefería no forzarlo. Después de todo, él mismo no había sido el mejor modelo de comportamiento. En vez de insistir, siguió mirando la televisión, pero la presencia de Chosen en la habitación le era reconfortante, aunque la distancia entre ellos todavía se mantuviera.
Viro, sin embargo, levantó la vista de su dibujo y miró a los dos en el sofá. Observaba el intercambio silencioso entre ellos, algo que parecía ser una conversación no hablada, y aunque no comprendía completamente la tensión, su instinto le decía que algo aún no estaba completamente resuelto entre ellos.
Decidió no intervenir, pero su sonrisa se ensanchó un poco al ver que Chosen, al menos, estaba cerca, y que Dark, aunque distante, no se había ido. Sin darse cuenta, Viro volvió a concentrarse en su dibujo, creando líneas con más libertad, como si su mundo fuera ese pequeño papel y los personajes que imaginaba en su mente.
Mientras la tarde continuaba en la casa, el sonido suave de la televisión llenaba el espacio. La escena en la pantalla mostraba a dos personajes atrapados en una conversación tensa, pero rápidamente la tensión se transformó en algo más. La cámara comenzó a acercarse a ellos, y en un suspiro, las palabras se silenciaron por completo, dejando que un beso apasionado ocupara toda la pantalla. Las manos se entrelazaron, y la escena se llenó de una energía que parecía envolver a los personajes de la tele, con la música de fondo subiendo para intensificar la atmósfera.
Chosen, sentado en el extremo opuesto del sofá, no pudo evitar mirar de reojo la pantalla, observando cómo la escena se desarrollaba. El beso entre los dos personajes se volvía más profundo, y aunque no tenía la intención de prestarle demasiada atención, una sensación extraña recorrió su cuerpo, algo que no podía ignorar por completo.
Dark, a su lado, también observaba la pantalla. Aunque mantenía una expresión estoica, algo en su interior se agitó. La pasión de la escena parecía reflejarse de alguna manera en el aire entre él y Chosen, como si el mismo calor de ese beso se estuviera filtrando lentamente entre ellos. Sin embargo, Dark no se atrevió a mirar directamente a Chosen, temiendo que sus pensamientos quedaran más expuestos de lo que él deseaba.
Viro, ajeno a la situación, seguía absorto en su dibujo, pero de vez en cuando lanzaba miradas hacia la pantalla, sin comprender del todo lo que ocurría, pero sabiendo que algo interesante estaba sucediendo.
El ambiente en la sala parecía volverse más denso, como si la pantalla de la televisión hubiera desatado una serie de emociones no dichas, pero todos permanecían en su lugar, atrapados en el momento, aunque cada uno de ellos reaccionaba a su manera ante la escena que ahora ocupaba toda la atención.
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Chosen, con una mezcla de curiosidad y algo de incomodidad, rompió el silencio que se había instaurado entre ellos. Miró a Dark, sus ojos reflejaban una ligera confusión, pero también una necesidad de entender lo que acababa de suceder.
-¿Por qué estamos viendo esto? -preguntó Chosen, con una leve fruncida en el ceño, señalando la pantalla donde la escena seguía desarrollándose. No sabía si su pregunta era una crítica o una simple duda, pero al final, las palabras salieron casi sin pensar.
Dark, aún mirando la televisión pero sin realmente ver lo que ocurría en la pantalla, se sintió ligeramente sorprendido por la pregunta de Chosen. Su expresión se mantuvo impasible, pero un leve tinte de incomodidad apareció en sus ojos.
-No era mi idea -respondió Dark, su voz baja, aunque un poco más tensa de lo que habría querido. Sabía que la situación era extraña, y esa escena no ayudaba a aliviar la tensión que ya se había instalado entre ellos.- Solo estaba pasando algo en la tele.
Pero Chosen no dejó de mirarlo, sus ojos fijos en él, buscando alguna explicación más allá de la evasiva respuesta de Dark. La incomodidad de la situación se reflejaba en su expresión, aunque no quería admitir que también se sentía algo raro por dentro, algo que no lograba identificar del todo.
-¿De verdad no te importa que estemos viendo esto? -insistió Chosen, esta vez con un tono un poco más directo. Su mirada permaneció fija en Dark, queriendo saber si la situación le era tan indiferente como intentaba aparentar.
La atmósfera en la sala se volvió aún más tensa, mientras el sonido de la televisión seguía de fondo, pero ahora parecía menos relevante. Ambos hombres estaban atrapados en un tipo de comunicación no verbal que complicaba aún más la situación.
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Dark dejó escapar un suspiro, mirando de reojo a Chosen. Se sentía incómodo, pero no estaba seguro de cómo explicarse. Había algo en la actitud de Chosen que lo hacía más consciente de lo que estaba pasando, algo que no quería admitir.
-No es que no me importe -dijo finalmente, mirando la televisión como si de alguna manera esa pantalla pudiera ofrecerle una salida de la conversación. Pero no lo hizo. Al contrario, las palabras parecían seguir pesando más y más.
-Es solo... -dudó un momento antes de seguir-. Es solo que no suelo pensar en lo que estoy viendo. No tenía intención de hacer que te sintieras incómodo.
Chosen lo observó en silencio, sus dedos jugueteando con la tela de su pantalón mientras esperaba una respuesta más clara. Por algún motivo, la sinceridad de Dark en ese momento lo hacía sentir un poco más tranquilo, aunque la situación seguía siendo extraña.
-Entiendo -respondió Chosen, finalmente apartando la mirada de la televisión para mirar a Dark directamente. Por un momento, no supo si se sentía más aliviado o más confundido, pero en el fondo, algo dentro de él le decía que las respuestas que buscaba no estaban en las palabras, sino en los gestos que aún no se atrevían a compartir.
Dark desvió la vista hacia la pantalla de nuevo, pero esta vez más por costumbre que por interés. Sentía una extraña presión por dentro, como si estuviera perdiendo el control de la situación. Aunque intentaba ocultarlo, la proximidad de Chosen lo hacía sentir algo que no sabía cómo manejar.
-¿Quieres que apague esto? -preguntó Dark, casi sin pensarlo, mirando al mando a distancia, pero sin hacerlo aún. Estaba dispuesto a detenerlo si eso hacía que Chosen se sintiera más cómodo. A pesar de todo lo que había sucedido entre ellos, seguía queriendo evitar cualquier otra situación que lo incomodara.
Chosen observó el mando a distancia y luego a Dark, sin saber bien cómo responder. Por un momento, el silencio volvió a ser su único compañero, pero no lo vio como algo incómodo, sino más bien como una oportunidad para reflexionar sobre lo que pasaba entre ambos.
-No es necesario... -respondió, su voz suave. -Solo... no sé, supongo que es raro. No estoy acostumbrado a estas cosas.
Dark asintió lentamente, con la mirada fija en la televisión, pero su mente estaba claramente en otro lugar. Sabía que no sería fácil, que no todo se resolvería con una simple conversación. Sin embargo, la sensación de que las cosas estaban cambiando entre ellos era innegable.
-Lo entiendo -dijo Dark en voz baja, casi como un susurro, mientras finalmente apagaba la televisión, creando un silencio definitivo en la habitación. Sin la distracción del televisor, ambos se quedaron allí, sin decir nada más, pero compartiendo un entendimiento tácito de que esa conversación, aunque breve, había abierto una puerta a algo más profundo.
Y aunque ninguno de los dos sabía exactamente qué sucedería después, ambos sabían que había algo diferente entre ellos, algo que estaba comenzando a desvelarse poco a poco, aunque con incertidumbre y cautela.
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Viro, con su entusiasmo habitual, dejó escapar un grito desde su lugar, completamente despreocupado por la tensión en la habitación.
-¡Bésense ya! -gritó, sin siquiera alzar la vista de su dibujo, como si fuera lo más natural del mundo.
Chosen y Dark se quedaron en silencio, ambos sorprendidos por la exclamación. Dark, que había estado tratando de mantener un aire de control sobre la situación, sintió una oleada de incomodidad recorrerle, y sus ojos se abrieron de par en par.
-Viro... -comenzó Dark, claramente avergonzado por la abrupta interrupción.
Chosen, por otro lado, no podía evitar reírse ante la inocencia y la valentía de Viro al hacer una sugerencia tan directa. La tensión en la habitación pareció disiparse un poco con la risa de Chosen.
-Viro, ¿por qué... por qué dices eso? -dijo Chosen, aún riendo, sin saber cómo tomar la situación. Parte de él se sentía avergonzado, pero otra parte estaba agradecida por el alivio que traía la ligereza de la situación.
Viro, sin detener su actividad de dibujar, apenas levantó la mirada, sus ojos brillando con emoción.
-Porque se ve que se gustan, ¡y eso es lo que hacen las personas que se gustan! -respondió, como si fuera la respuesta más obvia del mundo.
Dark suspiró, llevándose una mano a la cara en frustración, mientras que Chosen continuaba sonrojado, pero con una sonrisa divertida. La atmósfera, antes tan tensa, ahora estaba llena de una extraña mezcla de incomodidad y diversión.
-Viro... -empezó Dark, sin saber cómo continuar, mientras sentía que la situación se descontrolaba por completo.
Chosen, sin poder evitarlo, decidió seguirle el juego a Viro, porque de alguna manera, él también sentía esa extraña energía en el aire. Se giró hacia Dark, manteniendo la sonrisa juguetona.
-Bueno, parece que Viro tiene una idea clara de lo que quiere, ¿no? -bromeó Chosen, con una mirada pícara.
El rostro de Dark se tornó aún más rojo, y aunque intentó mantenerse firme, la incomodidad era palpable. Por primera vez en mucho tiempo, se sintió fuera de control, pero no podía negar que la escena que estaba viviendo también tenía algo de... cómico.
-Eso es suficiente, Viro -dijo Dark, intentando sonar autoritario, pero no pudo evitar que su tono se suavizara ligeramente debido a la risa de Chosen.
Viro, sin dejar de dibujar, sonrió satisfecho, como si su misión hubiera sido cumplida. El ambiente en la habitación había cambiado completamente, de la tensión palpable a una sensación más ligera, aunque la incomodidad seguía ahí, rondando en el aire.
Pero al menos, por un momento, todo parecía más sencillo.
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Viro, completamente inmune a la tensión que seguía flotando en el aire, no se detuvo y continuó con su juego. Estaba tan metido en su dibujo que ni siquiera levantaba la mirada, pero sus palabras seguían siendo tan inocentes y juguetonas como siempre.
-¡Vamos, Dark! ¡Dile que te guste! -exclamó, sin perder ni un segundo de concentración en su obra.
Chosen, sabiendo que era el momento perfecto para seguirle el juego y aligerar el ambiente, sonrió ampliamente. Se acercó un poco más a Dark, buscando su reacción y, con tono juguetón, dijo:
-Oye, Dark, ¿tú crees que Viro tiene razón? ¿Deberíamos... hacerlo? -su voz estaba llena de humor, aunque en su interior también sentía algo de nervios.
Dark, por su parte, intentó mantener su compostura, pero sus mejillas ya estaban empezando a sonrojarse. Miró a Viro, luego a Chosen, y suspiró, sintiendo que su paciencia estaba a punto de agotarse, pero no podía negar que, a pesar de todo, la actitud despreocupada de Viro y la risa de Chosen estaban haciendo que todo fuera un poco más llevadero.
-Viro... -murmuró, sin saber si reprenderlo o simplemente ignorarlo-. Ya basta.
Pero Viro, con una gran sonrisa, levantó la vista finalmente, sin perder la oportunidad de lanzar un comentario final:
-¡Vamos, Dark, no seas tímido! ¡Ya lo tienen todo listo! ¡Un beso! -exclamó con entusiasmo, mientras hacía un gesto con las manos, como si estuviera animando a un par de actores en el escenario.
Chosen, completamente divertido por la situación, giró su rostro hacia Dark, quien estaba visiblemente incómodo, pero al mismo tiempo, sentía que la escena ya había alcanzado un punto de no retorno. Aprovechó la oportunidad para añadir un comentario ligero, al mismo tiempo que trataba de calmar la tensión.
-Oye, no es una mala idea... Tal vez deberíamos hacerlo solo por diversión -bromeó Chosen, sonriendo con picardía, pero con un toque de complicidad que solo Viro parecía entender.
Dark, sin poder evitarlo, frunció el ceño y giró hacia Viro, tratando de no mostrar una sonrisa que ya estaba empezando a asomarse.
-Esto... -comenzó, pero antes de que pudiera terminar la frase, Viro volvió a saltar, levantando su brazo como si estuviera en un juego de preguntas y respuestas.
-¡¿Sí o no?! -preguntó, completamente emocionado.
Elegir si seguir el juego o terminar con todo eso dependía de Dark. Pero en ese momento, con la risa de Chosen y la energía contagiante de Viro, se sintió más relajado de lo que había estado en mucho tiempo. Sin embargo, sabía que debía encontrar una manera de salir de esa situación con dignidad intacta.
-Esto... -dijo, ya con una sonrisa que, aunque estaba tratando de mantener seria, no pudo evitar mostrar-. Esto es absurdo.
Y, por fin, Chosen, viendo que Dark se estaba uniendo a la broma, dejó escapar una risa más fuerte, aliviado de que la situación se hubiera suavizado. Por un momento, el juego de Viro había logrado lo que tanto necesitaban: romper la tensión entre ellos y crear un espacio para relajarse.
Viro, sin duda, había conseguido lo que quería: ver a los dos más serios del grupo (o al menos eso pensaba) reír juntos.
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Dark miró a Chosen, tratando de mantenerse firme, pero no pudo evitar que una sonrisa ligera se formara en sus labios al ver lo entusiasta que estaba Viro. Chosen, por su parte, no se quedó atrás, y siguió el juego con su propio toque de sarcasmo.
-No sé, Chosen -dijo Dark, cruzándose de brazos-. Dudo mucho que pueda besar a alguien tan feo como tú. No quiero arruinarme el buen gusto.
Chosen frunció el ceño, pero sin perder el tono juguetón.
-¿Feo? -se burló, mientras se recostaba más cómodamente en el sofá-. Lo que pasa es que tienes miedo de besarme porque sabes que soy mucho más guapo que tú. No creo que quieras que todo el mundo vea lo tan patético que eres.
Viro, que seguía muy entretenido con su dibujo, levantó la mirada por un momento y rió al ver cómo ambos se insultaban, pero claramente disfrutando del espectáculo.
-¡Eso es! -gritó Viro emocionado-. ¡Díganselo todo! ¡Así es como debe ser!
Chosen miró a Dark con una mirada traviesa y cruzó los brazos como si fuera a desafiarlo más.
-¿Sabes qué? -continuó con una sonrisa burlona-. Ni siquiera quiero que me beses. Estoy seguro de que tus labios no sirven para nada más que hacer caras feas. De hecho, ¿por qué no pruebas besar a Viro? ¡Al menos él tiene más onda!
Dark le respondió con un tono lleno de sarcasmo.
-Viro, claro. Como si eso fuera un desafío. Pero igual, si tú eres tan "guapo", ¿por qué debería besar a alguien como tú cuando puedo seguir siendo el único que tiene estilo? -se inclinó hacia adelante y puso una cara exagerada de desdén-. Aunque, claro, me temes, ¿verdad? Sabes que no lo soportarías.
Viro observaba con una sonrisa de satisfacción, disfrutando de ver cómo ambos se burlaban, aunque no dejaba de notar que, detrás de las palabras, había una cierta conexión en su disputa.
-¡Vaya! ¿Es que nunca paran de pelearse? -dijo Viro, mirando a ambos. Pero no estaba tan preocupado por los insultos como por la atmósfera juguetona que se estaba creando.
Chosen y Dark se miraron por un momento, con sonrisas que solo los dos podían entender: eran amigos, aunque su manera de interactuar era... un tanto peculiar. Al final, todo eso solo era una excusa para seguir jugando, aunque no dejarían de provocar al otro.
-Está bien, ya basta. -Dark suspiró, dejándose caer en el sillón con resignación-. No quiero besarte, ni quiero que me beses, pero... -miró a Chosen con una sonrisa torcida-. La próxima vez, mejor no me desafíes.
Chosen lo miró, algo divertido.
-Te acepto el desafío cuando quieras, Dark. Solo asegúrate de no quedarte sin palabras cuando lo hagas.
Viro, al ver que finalmente la broma había llegado a su fin, se acercó con su peluche de lana y, con una sonrisa amplia, dijo:
-¡Qué divertido! ¡Eso fue como una pelea de hermanos!
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Dark, notando que Chosen había aceptado el desafío de manera tan despreocupada, aprovechó la oportunidad para darle un toque más atrevido a la situación. Sonrió con un aire de superioridad y se acercó un poco más a Chosen, disfrutando del juego.
-Oh, ¿quieres el desafío, eh? -dijo Dark con tono juguetón y una mirada traviesa. Se inclinó ligeramente hacia Chosen, como si estuviera a punto de hacer algo más, y sus palabras fueron casi un susurro-. Bueno, si insistes, quizás después de todo lo que dijiste, deberías aprender qué significa un buen beso... o tal vez necesitas que te enseñe.
Chosen se quedó un momento en silencio, mirando a Dark con una ligera sonrisa. Estaba claro que Dark no lo decía en serio, pero estaba tan acostumbrado a las bromas y los juegos entre ellos que no pensó mucho en ello. Además, a veces, le gustaba desafiarlo un poco para ver hasta dónde llegaba Dark con sus comentarios.
-¿De verdad crees que necesito que me enseñes? -respondió Chosen, sonriendo de manera confiada-. No sé... tal vez tú necesites un poco más de práctica. No todos nacimos con esa habilidad natural.
Viro, que había estado observando la escena entre los dos, dejó de reír un momento. Al principio, pensó que todo era una broma como cualquier otra, pero al escuchar las palabras de Dark y ver la forma en que se acercaba más a Chosen, se sintió incómodo. Sus ojos se abrieron un poco, y se apartó un poco, aún con la almohada en sus manos, sin saber muy bien cómo reaccionar.
-Ugh... -Viro hizo una cara de asco y bajó la mirada, murmurando mientras trataba de ocultar su incomodidad-. ¿Por qué tienen que hablar de eso? ¡Qué raro!
Chosen, aún con su sonrisa confiada, notó el cambio en Viro y, aunque le divertía seguir la broma con Dark, decidió que quizás era un buen momento para calmar un poco las cosas. Volteó hacia Viro y, con una risa ligera, le dijo:
-No te preocupes, Viro, no va a pasar nada raro. Solo estamos jugando. No tienes que preocuparte por nada. -Se giró hacia Dark, alzando una ceja-. Aunque si Dark realmente quiere, no soy yo quien lo va a detener.
Dark, al ver la confusión en los ojos de Viro, se dio cuenta de que quizás se había dejado llevar un poco por la situación y se echó hacia atrás, soltando una risa baja.
-Tranquilo, Viro. No va a haber nada raro, solo estamos jugando. -Dijo con tono relajado, aunque sus ojos seguían brillando con diversión.
Viro, aunque aún incómodo, se calmó un poco al ver que no parecía haber malas intenciones. Solo era otro de esos juegos raros entre Dark y Chosen. Sin embargo, no pudo evitar seguir riendo de forma nerviosa, tratando de no hacer demasiado escándalo.
-No sé por qué, pero esto es... raro. -Viro suspiró y se sentó, abrazando su peluche de lana mientras observaba a ambos con cierta distancia.
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La noche había llegado, y el aire en la casa se había vuelto más tranquilo. Chosen, después de un largo día lleno de conversaciones y juegos, se acercó a la habitación de Viro para despedirse. Sabía que Viro se había estado sintiendo un poco extraño por las cosas que habían pasado ese día, pero quería asegurarse de que estuviera bien antes de irse a descansar.
Al entrar en la habitación de Viro, lo encontró jugando con su peluche de lana roja, el "virabot", y sonrío al ver la pequeña escena. Viro, aunque aún algo distraído, levantó la vista al escuchar la puerta abrirse.
-¿Ya te vas? -preguntó Viro con voz suave, dejando el peluche a un lado y sentándose en la cama.
Chosen asintió, con una sonrisa tranquila en su rostro. Caminó hacia la cama de Viro y se sentó junto a él por un momento, disfrutando de esa calma que llegaba con la noche. Le dio una mirada cariñosa, sabiendo que Viro había tenido un día largo, aunque lleno de momentos extraños.
-Sí, pero antes de dormir... -dijo Chosen, con una sonrisa amable. Se inclinó ligeramente hacia Viro, y con un gesto tierno, le dio un suave besito en la frente, como si fuera una pequeña promesa de que todo estaba bien.
Viro, al principio, se quedó un poco sorprendido por el gesto, pero luego sonrió, sintiéndose algo más tranquilo. No esperaba algo tan dulce de Chosen, pero en ese momento le hizo sentirse más seguro.
-Gracias, Chosen -dijo Viro, sonrojándose ligeramente y abrazando su peluche de lana contra su pecho.
Chosen sonrió con ternura al verlo, y antes de levantarse, le dio una última mirada.
-Cuídate, Viro. Dormirás bien, ¿verdad?
Viro asintió con una sonrisa más grande.
-Sí... dormiré bien. Buenas noches, Chosen.
Con una última sonrisa, Chosen se levantó de la cama y salió de la habitación, dejando a Viro en un ambiente más relajado y tranquilo. Aunque el día había estado lleno de momentos intensos, aquel pequeño gesto de cariño había hecho que todo pareciera más llevadero.
La casa volvió a sumirse en el silencio de la noche, mientras las estrellas brillaban en el cielo, observando todo desde lo alto.
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Cuando Chosen cerró la puerta detrás de él y dio unos pasos hacia su cama, la figura oscura de Dark apareció de repente, emergiendo de las sombras que llenaban la habitación. Chosen se sobresaltó al verlo, su corazón dio un brinco al notar la presencia de Dark tan cerca.
-¡¿Qué haces aquí?! -exclamó Chosen, con la voz algo temblorosa, todavía recuperándose del susto. Miró a Dark fijamente, sin entender por qué estaba en su habitación. La luz tenue que entraba por la ventana apenas iluminaba la figura de Dark, pero su mirada penetrante era imposible de ignorar.
Dark no se inmutó, su rostro impasible como siempre, pero había algo en su actitud que parecía diferente. Se acercó a Chosen, sin perder su calma.
-¿Recuerdas el desafío de antes? -mencionó Dark, su voz grave y seria, aunque con un tono que casi parecía burlón. -Pensé que aceptarías, pero me pareció que te faltó algo... entusiasmo.
Chosen frunció el ceño, aún algo confundido. El aire entre ellos se había cargado de tensión. Había algo en el modo en que Dark lo miraba que lo inquietaba, como si estuviera esperando algo más, algo más allá de las palabras.
-¿De qué hablas? -dijo Chosen, intentando mantener la calma, pero no podía evitar sentirse nervioso al ver a Dark tan cerca.
Dark dio un paso hacia él, el espacio entre ellos desapareciendo con cada segundo que pasaba. Sus ojos no se apartaron de los de Chosen.
-Sé que es difícil de aceptar, pero... ahora que estamos aquí, puedo decirte lo que realmente quiero. El desafío no era sólo una broma, Chosen. Yo... quiero ver hasta dónde puedes llegar.
Chosen tragó saliva, sus pensamientos en caos. No sabía si debía huir o enfrentarlo.
-¿Qué estás insinuando? -preguntó, el miedo mezclado con curiosidad.
Dark sonrió con algo de picardía, pero era una sonrisa fría, calculadora.
-Lo que quiero, Chosen... es que te acerques más. Pero no porque yo te lo diga, sino porque tú quieras hacerlo.
El silencio llenó la habitación mientras las palabras de Dark resonaban en la mente de Chosen. Las emociones de ambos estaban a flor de piel, y la atmósfera se volvió aún más tensa.
-Yo... -Chosen comenzó a hablar, pero se detuvo, sin saber qué más decir.
Dark no esperaba una respuesta inmediata, sino una reacción. Pasaron unos segundos de tensión, hasta que Dark dio un paso atrás, dejando un poco de espacio entre ellos.
-Piensa en eso, Chosen -dijo con un tono que no dejaba lugar a dudas-. Tómate tu tiempo, pero recuerda, esto no es solo un juego.
Con esas palabras, Dark se giró y salió de la habitación de Chosen, dejándolo solo con sus pensamientos. Chosen se quedó allí, mirando la puerta que acababa de cerrarse, el peso de lo que había sucedido aún colgando en el aire.
Chosen miró la puerta cerrarse tras Dark, su corazón palpitando con fuerza por la tensión en el aire. Pero algo dentro de él, algo que no podía entender completamente, lo hizo llamar a Dark con una voz suave y algo temblorosa.
-Dark... -dijo Chosen, casi en un susurro, sonrojándose por lo que acababa de hacer. No estaba seguro de por qué lo había llamado, pero la incertidumbre y el deseo de respuestas lo empujaron a hacerlo.
En cuanto las palabras salieron de su boca, Dark, que ya estaba en el umbral de la puerta, se detuvo, girando lentamente para mirarlo. La expresión en su rostro era algo difícil de leer, pero su mirada seguía fija en Chosen.
Sin mediar otra palabra, Dark entró de nuevo en la habitación, cerrando la puerta detrás de él con un suave crujido. Su presencia era abrumadora, como si toda la habitación se hubiera llenado con él. Chosen no podía apartar la mirada de él, su corazón latía con fuerza, y una mezcla de emoción y miedo recorría su cuerpo.
Dark caminó hacia él, cerrando la distancia entre ambos hasta que Chosen no pudo retroceder más. Fue acorralado contra la pared, su respiración agitada mientras sentía la presencia de Dark tan cerca, tan palpable.
Los ojos de Dark se mantenían fijos en los de Chosen, su respiración ligera, casi imperceptible. Ambos sentían la electricidad en el aire, como si algo estuviera a punto de estallar. Sin embargo, ninguno de los dos parecía tener control sobre lo que sucedía, y por un instante, el mundo exterior desapareció. Chosen podía sentir el calor de Dark a su alrededor, la tensión en el ambiente a punto de romperse.
Justo cuando parecía que todo iba a suceder, cuando el espacio entre ellos se reducía al mínimo, una voz interrumpió el momento.
-¿Puedo... entrar? -Viro preguntó con timidez desde la puerta. Sus ojos estaban cerrados, y parecía que no se daba cuenta de lo que estaba sucediendo entre ellos. Estaba sosteniendo su peluche de lana, como si su presencia no fuera nada más que una simple visita inocente.
Dark y Chosen se separaron inmediatamente, el instante de intimidad rota por la interrupción de Viro. Chosen, con el rostro rojo de vergüenza, desvió la mirada, tratando de recuperar el control sobre sus pensamientos. Por otro lado, Dark se mantuvo en silencio, sus ojos ahora más oscuros, como si la oportunidad perdida lo hubiera dejado frustrado.
Viro, ajeno a la tensión que acababa de interrumpir, comenzó a caminar hacia ellos, sin darse cuenta del delicado equilibrio que acababa de romper.
-Solo quería saber si puedo dormir con ustedes -dijo Viro, sonriendo inocentemente, aún sin abrir los ojos.
Ambos, Chosen y Dark, quedaron en silencio, mirándose por un momento, antes de que Dark suspirara pesadamente, saliendo finalmente de la habitación sin una palabra más, dejando que Viro hiciera su pregunta.
Chosen se quedó allí, mirando la puerta que se cerró tras Dark, con un torrente de pensamientos cruzando su mente, mientras Viro, sin saber nada de lo que acababa de suceder, se acomodaba en la habitación, feliz de estar cerca de ambos.
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Viro, con su expresión infantil y llena de confianza, se acercó a Chosen, con los ojitos brillando de emoción.
-Por favor, Chosen... -insistió, abrazando su peluche de lana. -Quiero dormir contigo, como antes.
Chosen lo miró, un poco sorprendido, pero su rostro se suavizó. No podía decirle que no, no con esa carita tan inocente. Además, era una de las pocas personas con las que Viro se sentía cómodo, y si eso lo hacía feliz, no iba a negárselo.
-Está bien, Viro... -dijo Chosen, sonriendo ligeramente. -Puedes dormir conmigo esta noche.
Viro, al escuchar su respuesta, saltó de alegría. Corrió hacia la cama de Chosen, subiendo en ella como si fuera su lugar favorito del mundo. Chosen lo miró con una mezcla de ternura y algo de nostalgia, recordando los momentos en los que Viro se sentía más pequeño y vulnerable, buscando consuelo cerca de él.
El cuarto volvió a caer en un silencio tranquilo. Chosen se acomodó en la cama, asegurándose de dejar espacio para Viro, que ya se había acurrucado en una esquina, abrazando su peluche de lana como si fuera lo más importante en el mundo.
Antes de apagar la luz, Chosen lo miró y, en un susurro suave, dijo:
-Buenas noches, Viro.
-Buenas noches, Chosen... -respondió Viro, ya medio dormido, pero sonriendo.
Con la luz apagada, el cuarto se llenó de calma. Chosen cerró los ojos, tratando de despejar su mente del alboroto de emociones y pensamientos que aún rondaban en su cabeza, especialmente después de lo sucedido con Dark. Pero por ahora, estaba bien. Por ahora, solo podía disfrutar del momento, sin preocuparse de nada más.
Mientras tanto, fuera de la habitación, Dark, que había estado en los pasillos, observó en silencio desde la puerta entreabierta. No era fácil para él aceptar el lugar que Chosen le otorgaba, pero lo sabía: no iba a rendirse tan fácilmente.
---
[Continuará...♡]
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